Aviso: lo sabe tol mundo, pero vamos a repetirlo: los personajes son de la magnífica y, to hay q decirlo, perezosa Joanne Kathleen Rowling, que nos tiene desesperaícas por que saque el 5º libro. Todos, menos unos que ya saldrán, entre ellos, Alyssa Auranimus.
7
Un nuevo equipo
Llegó la segunda semana de septiembre. Aquella mañana la señora Hooch había colgado en el tablón de anuncios del vestíbulo los horarios para las pruebas de quidditch. El equipo de Gryffindor escogería a sus nuevos jugadores en el primer turno, a media tarde. Después les tocaría a Ravenclaw, y al día siguiente, Hufflepuff y Slytherin.
Harry estaba muy nervioso. Angelina Johnson ya había terminado sus estudios en Hogwarts, así que faltaba un cazador, y Oliver hacía dos años que se había marchado. Además, tenían que elegir un nuevo capitán.
El día era de nuevo, demasiado caluroso, pero el sol estaba oculto por las nubes, lo que facilitaría las pruebas. Hacía muchos meses que Harry no pisaba el césped del estadio, y estaba deseando montar en su Saeta de Fuego. Mientras los chicos de Gryffindor iban llegando, Harry decidió dar unas vueltas al estadio.
-¿Puedo? –preguntó Hermione, sentándose detrás de Harry en la escoba.
-Tú misma... Agárrate fuerte, que esto va rápido- aconsejó Harry, encantado de tener una acompañante en la parte de atrás.
-¿Qué te crees, que nunca he montado en escoba? Krum me llevaba igual...
Harry sintió una punzada de celos con ese comentario. Dio una patada fuerte en el suelo, y despegaron en dirección a los aros de gol.
Era embriagador sentir de nuevo el viento en su cara. La sensación de velocidad y libertad que suponía el volar en escoba. Y más aún teniendo a Hermione detrás. Le recordaba cuando en tercero montaron en los lomos de Buckbeak para rescatar a su padrino, Sirius.
-¡Eh! Mira, allí llegan Ron y Ginny... –le susurró Hermione al oído- Sí, y los gemelos también están dando tumbos por detrás.
Descendieron al césped.
-¡Hola!- saludó Hermione, alegre- ¿Ya habéis dejado de perder el tiempo para venir a entrenar?
-Vosotros tampoco estabais perdiendo el tiempo, que digamos... - comentó Ginny, mirando de manera asesina a Hermione.
Harry y Hermione no supieron qué responder.
-Eh... sí, bueno, hacía tiempo que no volaba en este estadio... no podía esperar hasta que llegaseis todos, la tentación era muy grande- se excusó Harry.
-Sí, y no era la única tentación que había, ¿no? –reprochó Ron, mirándolos de mala manera- Qué Hermione, ¿Recordando los tiempos en que montabas con Vicky?
Harry no quiso responder. Era extraño que Ron estuviera tan borde. Al fin y al cabo, sólo había dado una vuelta al campo con Hermione, no era nada del otro mundo. Aunque a Harry no le disgustó...
En ese momento, la profesora McGonagall entró en el estadio, acompañada por la señora Hooch y las cazadoras del equipo de Gryffindor, Alicia Spinnet y Katie Bell.
-Hay bastante gente- observó McGonagall.- Quedan dos minutos para que empiece la prueba...
La señora Hooch se apuntó la garganta y susurró: sonorus.
-A ver... los aspirantes a entrar en el equipo de Gryffindor, por favor, que se acerquen al centro del campo. Las escobas están aquí, para los que no tengan.
Dieciséis chicos y chicas se acercaron al campo.
-Bueno, nosotros nos vamos- anunció Hermione, tirando de Ron hacia las gradas-. Suerte, Ginny
-No, yo me voy con vosotros.
-Ni hablar, tú te quedas y haces las pruebas- le ordenó (casi suplicó) George, cogiéndola del brazo.
-¿Tú ibas a hacer las pruebas? No me lo habías dicho- preguntó Harry, asombrado.
-Sí, bueno, iba. Pretérito imperfecto. Os veré desde las gradas.
-¡No! ¡Hazlas! A mí casi me matas a gnomazos en La Madriguera... seguro que serías una buena cazadora.
-Está bien... pero no os riáis si hago el ridículo... –Ginny parecía preocupada.
-No harás el ridículo. ¡Eres una Weasley! Seguro que dejas a todos boquiabiertos- la animó Fred.
La señora Hooch clasificó a los aspirantes, según quisieran ser guardianes o cazadores. Había más chicos que querían manejar la quaffle. Harry y el resto del equipo montaron en sus escobas para ver el juego desde arriba. Empezarían con las pruebas de guardianes, así que Alicia y Katie se adelantaron para lanzarles quaffles a los aspirantes.
-Charles Turner- gritó Hooch-. Tu turno.
Un muchacho moreno de sexto curso se colocó frente a los aros de gol. Alicia y Katie lo estaban vapuleando.
Varios chicos y chicas más probaron suerte. Ninguno era excepcionalmente bueno. El último, Leo Fowler, fue el que sorprendió a todos. No era un chico muy alto, ni extremadamente fornido. Estaba en segundo, pero tenía más fuerza y agilidad que cualquiera de los mayores. Tenía la capacidad de intuir hacia qué dirección iba la pelota.
-La cosa puede aún cambiar cuando juguemos el partido, pero... Creo que nos quedaremos con éste, ¿os parece?- preguntó la profesora McGonagall a Harry y los gemelos.
-Sí, parece bueno-dijeron Harry y los Weasley al unísono.
Empezaron las pruebas para los cazadores.
Había varias chicas de tercero que no eran malas. Luego probaron a unos de cuarto, compañeros de Ginny. Y por fin le tocó el turno a ella...
-Virginia Weasley- la llamó Hooch-. Vaya, una Weasley... creo que podemos esperar una buena actuación de ti.
Harry se acercó volando hacia Ginny.
-Lo harás bien. No te pongas nerviosa- le susurró al oído.
-¿Cómo no me voy a poner nerviosa? Todos creen que por ser Weasley ya tengo que ser buena. Mira la cara que ha puesto ése... Y la que pones tú-murmuró bajito, cuando Harry se fue.
Ginny voló hasta el punto de penalti. Lanzó varias veces la quaffle hacia Leo... que el chico paró sin problema.
Harry se acercó hasta ella.
-Intenta engañarle. Como me hacías a mí con los malditos gnomos, ¿recuerdas?
-¿Cómo no me voy a acordar? Vale, lo intentaré...
Ginny probó unos tiros más. Al segundo acertó. Siguió tirando, y, ante la desesperación del muchacho del pelo pajizo, coló varios goles más. Estaba consiguiendo despistarle.
-Muy bien, Weasley, es suficiente- dijo la señora Hooch- Ahora comenzaremos el partido. Iremos por el mismo orden que antes. Cuando toque el silbato, reemplazaréis al anterior guardián y cazador. ¿Entendido?
Todos asintieron con la cabeza. Formaron los equipos, con Angelina en un lado, y Katie en otro. Se soltaron las bludgers, para hacer más real el juego, aunque cada equipo tenía un solo golpeador. Harry no hizo su papel, no servía para nada en ese momento. Prefería observar quién era mejor.
Los primeros minutos no fueron muy amenos. Había un par de chicas que jugaban bien, pero no lo suficiente como para entrar en el equipo.
Todo cambió cuando entraron Leo y Ginny. Iban en distintos equipos, pero aún así, el marcador, que antes igualaba en resultados, se inclinó a favor del equipo en que jugaba Ginny. Leo era muy bueno con los penaltis, pero el juego en acción no se le daba tan bien, y Ginny coordinaba estupendamente con Katie. Además, esquivaba bien las bludgers que le lanzaba su hermano. ¿Te crees que me vas a dar con esa pelotita?- le gritó Ginny a Fred en una ocasión- ¡Te he visto utilizarla muchas veces como para no saber esquivarla!
Hooch interrumpió el partido.
-Muy bien, voy a dar mi opinión, y creo que estaréis de acuerdo- anunció McGonagall-: Todos jugáis bien, sin embargo, para el equipo necesitamos gente muy buena. Este año, la Copa tiene que volver a ser nuestra.
Se oyeron un par de afirmaciones por ahí.
-Creo que se deben quedar en el equipo...
La gente que había en las gradas se acercó. Hermione y Ron estaban expectantes, sobre todo el pelirrojo.
Ginny se mordía el labio. Harry le guiñó un ojo, lo que hizo que la chica se sonrojara.
-Fowler y Weasley.
-¡Sí! –chilló Harry. Pensó morirse de vergüenza cuando todos giraron la cabeza hasta donde él estaba- Quiero decir, a mí me parece una buena elección.
-Estoy de acuerdo- corroboró Alicia.
-Y yo- añadió Katie.
-¡Y nosotros!- gritaron los gemelos abalanzándose sobre su hermana pequeña, que daba saltos de alegría.
El chico de pelo pajizo también saltaba y brincaba junto a los amigos que habían ido a animarle. Poco a poco se fue despejando aquello, entre la alegría de unos y la decepción de otros cuantos más.
-Y, como sabréis todos, también hay que elegir un nuevo capitán-continuó McGonagall-. Eso lo dejo a vuestra elección, pero tenéis que decírmelo ya.
-Alicia- sugirió Katie.
-Katie- Alicia le llevaba a contraria.
-¿Os podéis tomar una sola cosa en serio? Que sea Harry- dijeron al unísono Fred y George.
-¿Yo? ¡No! No tengo suficiente experiencia... vosotros sois los que lleváis más años en el equipo. Uno de vosotros tiene que ser el capitán.
-Yo estoy de acuerdo con lo que dice Potter- aprobó Mcgonagall.
-Pero nosotros no... Además, ¿quién iba a ser? Nos pelearíamos... - protestó Fred.
-Sí, ya es difícil competir pos las chicas, no vamos a competir por el puesto- corroboró George, con una sonrisa.
-¿Qué tal si sois los dos? –sugirió flojito una voz. Era Leo, el nuevo guardián.- Los dos capitanes conjuntos, quiero decir.
-Es una buena idea- aprobaron Alicia y Katie.
-Creo que hemos hecho una buena elección con este guardián, ¿verdad, hermano?- dijo George, incapaz de creer que fueran a nombrarlos capitanes.
-Bueno, quienes estén de acuerdo conque Fred y George Weasley sean los nuevos capitanes, que levanten la mano. No habrá rencores, sois un quipo- dijo McGonagall.
Todos alzaron la mano. Sabían que los gemelos Weasley se llevaban extrañamente bien, y sabían mucho de quidditch, sin contar que, como dijo Harry, eran los más veteranos en el equipo.
-Gracias, muchísimas gracias. Es un verdadero honor- dijo George pomposamente, imitando a Percy-. ¡Esto hay que celebrarlo! Fred, ¿vamos a por provisiones para una fiesta?
-George, una fiesta es poco para lo que vamos a montar allí. ¡Ya somos tres Weasleys!
Los gemelos se alejaron dando brincos de alegría. Ron estaba menos contento de lo que cualquiera podía esperar. Hermione intuía porqué.
-Enhorabuena, hermanita- la felicitó cuando sólo quedaban ellos cuatro-. Supongo que debo estar orgulloso de ti, ¿no? Bueno, de los tres.
Ginny le contestó con una sonrisa.
-Mejor vámonos. Voy a pegarme una ducha antes de que Fred y George vengan cargados de las cocinas... no quiero estar en la fiesta apestando- bromeó la pelirroja.
-Te sigo. Yo también quiero quedarme limpito-añadió Harry.
-Oye, Harry... – Ron puso cara pícara, mientras Harry se volvía-¿Te ducharás en nuestro cuarto, o en el de mi hermanita? Cuidado con lo que haces con ella...
-Oh, calla ya, Ron. Mira, no es mala idea, ¿verdad, Harry? ¿Nos damos una ducha calentita juntos?- preguntó la chica riéndose mientras cogía a Harry por la cintura.
-Mmmmmmmmmm... Sí, muy juntitos... –Harry bromeaba, pero realmente le dio un escalofrío cuando ella le agarró.
-¡Eh! ¡Que lo decía en broma! Hermione, ¿no irán en serio?
-¿Crees a tu hermana capaz de hacer eso, Ron? –preguntó Hermione burlona.
-¡Sí, hermanito, vamos muy enserio!
Harry y Ginny salieron del estadio de quiddicth y siguieron andando por el césped, en dirección al castillo. A pocos metros de ellos, el equipo de Ravenclaw y los aspirantes a formar parte de él se acercaban alegres.
Pero Harry no se fijó en ellos. Estaba pensando... Nunca hubiera imaginado que Ginny reaccionaría así ante la broma de Ron, y sin embargo, ahí estaba ella, rodeándole la cintura con el brazo... para chinchar a su hermano. Pero era sólo eso, para picarle un rato. Las palabras de la pelirroja retumbaban en su cabeza: "¿nos damos una ducha calentita juntos?". ¿Por qué no podía dejar de pensar en esa frase? Siempre había visto a Ginny como la hermana pequeña de su mejor amigo. Nunca la había visto como una chica. Sin embargo, desde aquel encuentro en La Madriguera, la veía con una luz diferente. Era como Ron, el tío que mejor le caía, su amigo, su casi hermano. Pero era una chica... ¿Por qué estaba pensando eso? ¿Por qué quería imaginársela en la ducha? ¿Por qué se sentía tan bien con ese brazo tras su cintura, y ese pelo rojo rozándole la cara?
Intentaba retirar esos desconcertantes pensamientos de su cabeza, cuando una voz le sacó de su ensimismamiento.
-Harry... Esto... ¿Podría hablar contigo?
Harry desvió su mirada. Era Cho Chang. Se separó enseguida de Ginny, avergonzado.
-Eh... ahora nos íbamos a la Sala Común...
-Da igual, Harry- Ginny parecía molesta por la reacción de él-. Quédate a hablar con ella si quieres. Ya nos veremos arriba.
-No, espera...
Pero ella ya se marchaba. Se fijó en Cho. Era muy guapa, con esos ojos tan rasgados y el pelo negro tan liso.
-Bueno... ¿qué querías?
-Me gustaría... bueno... pensaba que... que tal vez podríamos quedar un día de estos para hablar y...
Harry no sabía qué decir. ¿Cho? ¿Cho Chang quería hablar con él? Por un lado, la idea le resultaba atractiva... Por otro, no podía dejar de pensar que nunca, cuando estaba con Cedric, le pidió eso.
-Bueno, es que ahora están los entrenamientos de quidditch, y no creo que tenga mucho tiempo. Y además, están los TIMOS...
-¡Estamos a principios de curso! – un dejo de tristeza cruzó el rostro de Cho- Oye, si no quieres quedar, dímelo. Sólo quería... hablar contigo un rato, eso es todo.
-No, sí.. No me importa salir contigo un día, si es verdad que tengo tiempo... me dices cuándo, ¿vale?
Alguien llamó a Cho.
-Vale. Hasta luego, entonces...
-Adiós- se despidió Harry, mientras la chica seguía su camino.
-¡Harry!
-¿Sí? –preguntó volteándose.
-He visto cómo te abrazabas a la chica Weasley… - miró hacia Harry nerviosa- ¿Tú y ella...?
-No- rió Harry-. Es mi amiga. Sólo eso.
-Ah- Cho Chang sonrió-. Bueno, adiós.
Harry la vio alejarse. Mientras continuaba su camino hacia la Sala Común, las últimas palabras se repetían en la mente de Harry. "Es mi amiga. Sólo eso"... ¿Sólo eso? ¿De verdad él quería que fuera sólo eso? No comprendía por qué pensaba en ello, y cada día que pasaba estaba más confundido.
Harry llegó a su cuarto casi sin darse cuenta, y se duchó. Se puso unos vaqueros y una camisa fina de manga larga, y bajó a la sala común. Lejos de intentar que su pelo quedara liso, se lo había mojado y alborotado más de la cuenta.
-¡Hola Harry! –saludaron los gemelos Weasley.
- Bien, ya sólo queda Ginny. Hermione ha ido a buscarla, parece que quiera ahogarse... –añadió Ron- Se ve que te hecha de menos en el cuarto de baño.
Harry le hizo una mueca burlona, y se sentó a esperar que bajaran. Todos los del equipo y sus respectivos amigos estaban sentados en los sillones, mirando de reojo los tentempiés y las cervezas de mantequilla que Fred y George habían traído.
Dos figuras asomaron por la escalera que llevaba a las habitaciones de las chicas.
Ginny y Hermione bajaban riéndose. Harry se fijó en que iban algo arregladas. Y Hermione...
-¡Hermione! ¿Qué te has hecho en el pelo?-preguntó Ron, sorprendido.
No lo tenía liso y brillante como el año anterior durante el baile de Navidad, sino ondulado, como solía llevarlo, pero sin enmarañar.
-Bueno... -la chica sonrió, contenta de que notaran el cambio- He hecho algunas variaciones en la poción para alisar, y este es el resultado. No está liso, pero tampoco es el manojo de esparto que tenía antes en la cabeza.
-¿No decías que era mucho jaleo para hacerlo todos los días? ¿Cómo es que te ha dado tiempo?
-La hice ayer. Y te he dicho que está cambiada... he conseguido que sea más duradera. Aproximadamente unos diez días, calculo.
Ron estaba admirado.
-Te ves muy bien así- observó Fred.
-Sí, Hermione, muy guapa, ¿quieres salir conmigo?-bromeó George.
-Tonto...
Las dos chicas se sentaron en los sillones. Ginny lo hizo lejos de Harry, para molestia de éste.
-¿Para qué os sentáis? ¡La fiesta ha empezado!- Fred se levantó del sillón y trajo las bandejas con comida y bebidas. Mientras, George encendía un pequeño aparato, que hizo sonar música por todo el salón.
-Por la Copa de Quiddicth, que este año será nuestra- brindó Katie, alzando una botella.
Todos siguieron su ejemplo.
La noche fue muy divertida. Todos estaban contentos de que Ginny hubiera ingresado en el equipo. El único que parecía menos alegre era Ron. Harry sabía que él siempre había querido formar parte del equipo, y ahora era su hermana pequeña la que lo conseguía... debía estar celoso, pero, ¿por qué no lo había intentado?
-Qué calor hace- comentó Ginny, sentándose al lado de Harry-. Oye... ¿qué quería Chang?
-Nada- mintió Harry-. Sólo... quería saludarme.
-Ah- se notaba que no le creía.
Hermione se sentó al otro lado de Harry. Estaba sudando, había estado todo el rato bailando con Fred. Se quitó el jersey, quedándose con una fina camisa de manga larga. También la camisa le molestaba, así que se desabrochó los primeros botones, y se remangó.
Harry, Ginny, y el resto de la gente habían hecho lo mismo con sus camisetas. El calor se estaba haciendo insoportable.
-Vaya, Hermione, ¿Por qué no vas así a clase?- inquirió Ron, señalando el escote de la chica.
-¿Por qué no vas tú sin pantalones? No te fastidia...
Harry y Ginny rieron. Por un momento se fijó en la pelirroja. Ella había llevado todo el rato la camisa medio desabrochada.
-¿Qué, te gusta mi camisa?- dijo Ginny pícaramente.
Harry echó la vista para otro lado, colorado.
-A mí también me gusta la tuya. Pero así mejor-añadió, desabrochándole los tres primeros botones, haciendo que se viera el pecho del chico.
Harry recordó cómo se había sentido día atrás, cuando Fred y George les pillaron haciéndose cosquillas.
-Vaya, vaya... el ambiente está aquí muy caldeado... ¿qué tal si lo enfriamos un poco, hermanito? –preguntó Fred, haciéndole una seña a su gemelo.
Los dos cogieron cada uno una botella de cerveza de mantequilla, la agitaron y abrieron, y al instante empezaron a bañar a todos con la espuma.
-¡Fred! –gritó Alicia, agarrándolo por la cintura e intentando desviar el caño de espuma.
Harry miró a sus amigos. Era increíble cómo de solo dos botellas podía salir tanto líquido. Él tenía la camisa empapada. Y Ginny y Hermione también... lo que hacía que las camisas se les ajustaran al cuerpo, marcando toda su figura. Harry no era el único que las miraba como poseído, babeando.
-Vaya, así estás aún mejor- dijo Ginny a Harry-. ¡Pero vosotros no salís hoy de aquí con vida!
Se abalanzó sobre sus hermanos, derribándoles en el suelo. Al instante, todos comenzaron una guerra de empujones, cojinazos y cosquillas.
Cuando la fiesta terminó, todos llegaron agotados a sus dormitorios, pero con una sonrisa en la cara.
