Me gustaría poder saludarte, pero ya se que perdí esa oportunidad hace mucho. Hace tanto...
No se si eres feliz, siempre tuviste una gran capacidad para disimular tus rabietas y tristezas. Supongo que el retoño que llevas en tus brazos es un sí, pero aún me queda la esperanza de que te hayas arrepentido de tu decisión. Aún, y aunque no lo creas, el trío maravilloso te recuerda con cariño, y tu hermano Ron insinuó cosas preciosas sobre ti en su boda con la perfecta Hermione Granger.
Para que veas, Ginevra, no te hemos olvidado.
Tú, en cambio, sí pareces haberlo hecho. Tomaste tu camino, y tus padres aceptaron tu decisión, pero aún me pregunto que habría pasado si yo hubiese gritado ¡no! entre la multitud que formaba tu familia.
Neville lloró, en cambio Luna rió histéricamente. Ahora comprendo que esa es su forma de demostrar nerviosismo y decepción.
A mí no me decepcionaste, pero quise ser yo el que te abriera el paraguas bajo la lluvia de aquella tarde de Junio, o te ayudase con tu pesado baúl de Hogwarts. Molly, tu madre, lloró amargamente cuando lo devolviste.
Y es que es verdad, qué mal te trató la vida mágica pero...¿Acaso te ha tratado mejor la vida no mágica? Perdona mis dudas, recuerda que mis tíos muggles no fueron muy buenos conmigo. Nada buenos, si hemos de decir la verdad.
Pero no he venido a eso, ni a reprocharte, ni a traerte viejos y amargos recuerdos. Finalmente me casé con una mujer fantástica que me hará feliz, y en Marzo tendremos por fin al primogénito Potter. Estás invitada a conocerlo, pelirroja, sería un honor que vinieses a verlo y así yo también pudiera conocer a la hermosura que ahora acunas en tu pecho. Creo que ese hombre que te acompaña la llamó Molly ¿no? Para que veas, algunas cosas nunca cambian.
Y es que las raíces, tus raíces, nunca se irán. Quizá quitaste todas las fotos de tu niñez, tiraste los calderos y rompiste en dos tu varita, pero concéntrate un momento y mueve esa taza de té que amenaza con caer de tu mesilla; así, quizá, comprenderás que aún nos une algo más que el pasado.
Yo no olvidé, Ginny, y aún espero ver tu silueta en la chimenea de la Madriguera. Aún espero que vengas a enseñarme tus ÉXTASIS con una sonrisa en el rostro y la falda enredándose en tus piernas. Aún espero ser yo el que te acurruque por las noches en tu cama.
Ron y Hermione ya se sienten derrotados. Diez años son muchos, y más si son amargos como los nuestros. Pero yo aún no olvido, ni dejo de luchar, y te observo, semi oculto en la oscuridad, viendo cómo recuestas a tu hija y soñando con el día en que te vi por primera vez, sonriendo y llorando a la vez por algo que dijo tu hermano Fred, corriendo detrás del tren con la esperanza de que ese momento fuese eterno, de que nunca acabase el tiempo.
Pelirroja, yo no te olvido. Espero que esto sólo sea momentáneo. Dile al hombre que te acompaña que cierre bien la ventana, que hace frío y ya sabes lo fácil que es que te resfríes. Ten cuidado con los buñuelos, le hacen daño a tu estómago. Esta noche es luna llena, cierra bien la puerta y recuerda a nuestro querido Lupin.
Miras hacia la ventana, sigues teniendo esa dulce mirada de inocencia que me encandiló una vez. Que me sigue encandilando. No olvides que tienes una cita. Te espero pronto.
Recuerda, pelirroja, que yo no te olvido.
