Bajo la luna nueva
= Capítulo II
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
- Jejeje ¿Así que Inuyasha ha decidido eso? Mmmm... ya veo... tendré que hacer algo al respecto
La serpiente caza almas se desprendió del contacto de la mano de Kikyo y se elevó al cielo. Kikyo esbozó una sonrisa maliciosa, su serpiente le había informado de la decisión de Inuyasha. Si, haría algo al respecto... por fin podría llevarse a Inuyasha al infierno con ella, pero antes mataría a Kagome con sus propias manos. Aquella mujer que le había arrebatado a Inuyasha se arrepenteriría de haber posado sus ojos en él.
- No puedo dejarla sola
- ¿Entonces que va a hacer, amo bonito?
Sesshoumaru había pensado mucho desde lo que Kagura le dijera. Si podía confiar en ella, y eso era seguro pues no era fiel a Naraku, entonces Rin correría un gran riesgo si la dejaba sola ¿Pero acaso había otra solución? Era: o dejar sufrir a Rin o alejarse y brindarle una muerte segura a manos de Naraku. Suspiró. Desvió su vista hacia la niña que estaba tumbada junto a él. Había empeorado mucho, ya ni siquiera parecía estar con vida. La piel de su cuerpo era color gris y la de su rostro comenzaba a colorearse de blanco.
- Buscar un refugio lo más seguro posible. Vámonos
Sesshoumaru colocó a Rin entre sus brazos y comenzó a caminar seguido por Jaken, lo que mas deseaba en ese momento era que su querida Rin sanara y al parecer la única solución era la miko que acomañaba a Inuyasha a todas partes. Sesshoumaru suspiró, no podía soportar la idea de tener que pedir la ayuda de una humana para resolver un problema que solo debía ser de su incumbencia, pero ante todo tenía que pensar en Rin primero y tragarse su orgullo, tal vez con un poco de sal para que fuera mas digerible
Caminaron por una parte del bosque que no conocían y llegaron a un caminito de piedras casi oculto por los arbustos, el sendero se adentraba más en el bosque. Sesshoumaru no lo dudó y lo siguió. El caminito llegaba hasta una colina, en la cima de ésta, envueltos por musgo, arbustos y enredaderas, se encontraban los restos de un palacio abandonado. Jaken adivinó los planes de su amo y se adelantó para comprobar la solidez de lo muros y si podían correr algún peligro.
- Todo está bien, amo Sesshoumaru. Parece un lugar seguro
- Bien
Sesshoumaru penetró en el castillo observando hasta el más mínimo detalle. Recorrieron un pasillo oscuro que Jaken iba iluminando con el fuego de su bastón, recorrieron varias habitaciones hasta dar con una especialmente bonita y completa. Parecía haber sido la habitacion de una pequeña princesa, por la decoración que al paso del tiempo se había desgastado y por los descuidados juguetes de madera esparcidos por el suelo. Jaken limpió torpemente el piso y con unas enredaderas y hojas fabricó un lecho rústico para que Rin descansara cómodamente. Sesshoumaru la colocó sobre su "cama" y mirándola unos instantes dió la vuelta y se alejó del castillo. Jaken había recibido órdenes especiales y por su vida no dejaría que nadie se acercara a la pequeña. Encendió un fuego y se recostó al lado de Rin para velar su profundo y lamentable sueño.
- ¿¡Quéeeeeeee!? - preguntó Sango enojada
- Di ¿Cómo pudiste hacer eso? - replicó Miroku indignado con la actitud que Inuyasha había tomado
- ¡¡Baka, baka!! ¡¡Y mil veces baka!! - gritaba Shippo
- Esto ya no puede cambiar, he tomado una decisión, buscaré a Kikyou. Adiós
A lo lejos, recargada contra un árbol, se encontraba Kagome observando la escena, gruesas lagrimas rodaban por sus mejillas, cuando vió que Inuyasha comenzó a darles la espalda a sus amigos, ella se limpió el rostro rápidamente con el dorso de la mano, no quería que Inuyasha a viera sufriendo por su partida. Se irguió completamente y mostró una mirada fría cuando Inuyasha pasó junto a ella, pero su amor por él pudo más
- I- Inuyasha
- Nada. Adiós Kagome - y dicho esto se fue, saltando por entre los árboles, dejando a Kagome destruida moralmente
Sango sintió lástima al ver a su querida amiga llorando amargamente y trató de ir a consolarla, pero Miroku se lo impidió. Sango volteó a verlo y el monje negó con la cabeza
- Es mejor dejarla sola, Sango. En estos momentos nada puede decirse para acabar con su tristeza
- Si excelencia, tiene razón - murmuró cabizbaja
Ambos junto con Shippo y Kirara se alejaron en la dirección opuesta, dejando a Kagome sola con su alma rota en pedazos.
Lejos de allí Kikyou caminaba con una leve sonrisa en su rostro, buscaría a Inuyasha, no, corrección él la buscaría a ELLA. Volvió a sonreír, esta vez conseguiría el descanso eterno que tanto anhelaba llevándose a Inuyasha con ella a la oscuridad de los infiernos.
Un ruido entre los arbustos la alertaron, se detuvo y miró alrededor observando atenta hasta el menor detalle. Una tosesilla se escuchó entre el tupido follaje, la curiosidad la obligó a alejarse de la vereda y penetrar en el bosque. Allí, tirado entre un camastro improvisado con hojas, yacía un hombre cubierto de sangre. Estaba pálido de muerte, inmóvil.
Kikyou se acercó a él lentamente y se arrodilló a su lado
- ¿Se encuentra bien?
Los ojos del hombre se movieron un poco, abriéndose lentamente.
- Debo estar muerto -musitó con voz débil-, en la tierra no existen las diosas
- Se equivoca, sólo soy una sacerdotisa
- Una.. una muy hermosa
El hombre tosió, liberando la sangre atrapada en su garganta
- Voy a ayudarle
- No -el hombre trató de apartar su mano, pero su fuerza ya lo había abandonado-. No, este es mi destino y nada puede hacerse
Kikyou lo miró sorprendida
- ¿A que se refiere?
- He cometido un acto horrible
- Digáme lo que hizo, eso le ayudar
El hombre ladeó un poco la cabeza para mirarla a los ojos
- Le dir
Sesshoumaru caminaba intranquilamente por el bosque, aunque no lo demstrara sentía gran afecto por su pequeña y el hecho de saberla sumida en un sueño de muerte lo estaba despedazando. Lo había decidido, se jugaría al todo por el todo con tal de ver de nuevo la inocente sonrisa en los labios de su niña.
Caminaba con la mirada fija en un punto que no existía, ido, como si quisiera evitar la realidad. Caminaba meditando como siempre lo hacía, solo que esta vez sus pensamientos estaban todos dedicados a Rin. Suspiró y miró al cielo, comenzaba a atardecer y no habría luna esa noche para iluminar sus pasos. Pensó de nuevo en Rin y también pensó que era mejor buscar a la mujer de Inuyasha lo más rápido posible.
Llegó a un punto en el sendero donde el camino se bifurcaba, por primera vez en su vida no sabía que dirección tomar, por primera vez en su vida sentía la inseguridad, la impotencia y la deseperación colarse por entre su ser. Todas aquellas sensaciones humanas que tanto odiaba ahora las sentía y estaban dejando una marca profunda en él. Decidió tomar el camino de la izquierda; podía sentir el olor del agua, talvez un lago o un río. Debería de haber una aldea cerca.
Kagome abrazó sus rodillas con fuerza, miró el río a orillas del cual ella estaba sentada. El color del atardecer tintaba el río de naranja y dorados y a Kagome le parecía un espectáculo de luces relajante, por lo menos eso distraería su mente y no pensaría más en Inuyasha. Pero no podía, simplemente no podía expulsarlo de su cabeza y mucho menos lo haría de su corazón. Tendría que olvidarlo, aunque pareciera imposible olvidar sus sentimientos, aunque no pudiera vivir sin él.
-"¿Cómo, como podré olvidarte?"
Volvió a mirar el río y recordó la primera vez que vió a Inuyasha, dormido con una flecha en el pecho que sellaba su espíritu. El pozo sagrado, si tan sólo jamás lo hubiera atravesado... entonces no se habría enamorado de un hanyou.
-"Inuyasha, no sabes cuanto extraño tu presencia junto a m"
Comenzó a sollozar de nuevo, todo era su culpa, por no ser mas tolerante, por no saber comprender a Inuyasha. Nunca pensó que fuera capaz de amar a alguien con tanta intensidad, claro eso elevaba al triple el dolor que sentía. Cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió lentamente supo que era lo que tenía que hacer.
la noche había caído y sin luna, los aldeanos comenzaron a prender antorchas y pequeños fuegos, para proporcionarse suficiente luz. Sango y Miroku observaban la silueta encorvada de Kagome junto al río, tan frágil...
- Está sufriendo mucho, Excelencia
- Lo sé Sango, lo sé. Y no podemos hacer nada para evitarlo
Sango suspiró, sus ojos denotaban una profunda tristeza, inclinó la cabeza y cabizbaja se encaminó a la aldea, Miroku la siguó.
Los reflejos de las llamas de la aldea bailaban sobre el cabello de Kagome cuando se incorporó, secó con fiereza sus lagrimas y echó a correr hacia el bosque sin mirar atrás. Era peligroso andar sola y sin luna que iluminara las oscuridades del bosque, pero a ella no le importaba, solo seguía corriendo. Se detuvo jadeante, había llegado. Bajó lentamente la pendiente y se frenó delante del pozo. Acarició suavemente la madera y no pudo evitar que las lagrimas afloraran de nuevo. Sus piernas temblaron ante su peso y se doblaron.
Inuyasha miró el cielo con sus profundos ojos cafés, la parte humana de su cuerpo había reemplazado a la demoníaca y adoptado su apariencia. No le gustaba estar así, se sentía tan vulnerable e inútil. Desarmado a los ojos de los monstrouos que habitaban las partes oscurs de los bosques. Además, su parte humana era mucho más sensible y racional; se daba cuenta de la magnitud de sus palabras a Kagome. Ahora se daba cuenta que todo fue un error, él y su manía de exagerar las cosas, y su tonto orgullo. Por todos sus errores tendría que pagar un precio muy alto: perder a su amada Kagome, y esta vez para siempre. Dió la vuelta y caminó de regreso a la aldea. Tal vez aún no fuera demasiado tarde.
Sesshoumaru caminaba por el bosque con creciente desesperación, ningún rastro de nada ni de la mujer ni de esperanza, para colmo la aldea ni el río aparecían todavía. Estaba a punto de explotar, las cosas no estaban saliendo para nada a su favor ¿Sería el destino? No, él no creía en esas cosas. Pero ¿Entonces? Se detuvo un momento y se masajeó la cabeza, le dolía. Fue entonces cuando llegó hasta él un aroma familiar, el cual despertó las esperanzas que hace tiempo habían muerto. Caminó sigiloso hasta lo que parecía una pendiente que daba a una región plana. Observó y sus ojos brillaron, ahí estaba ella: arrodillada sobre el pasto y su cabeza recargada contra una especie de pozo de madera. Se acercó lentamente ¿Dormía? Eso parecía por su respiración calmada y sus ojos cerrados suavemente, por un instante hasta pensó que era bonita pero lo desechó rápidamente. Observó su rostro, gruesos caminos de lagrimas secas cruzaban sus mejillas, había estado llorando ¿Porqué?.
Sesshoumaru se inclinó lentamente junto a ella y casi con temor la sacudió cuidadosamente. Kagome comenzó a abrir los ojos muy lento
- ¿Inuyasha? -preguntó quedamente
Pero se sorprendió al notar que era Sesshoumaru quien estaba junto a ella, se quedó paralizada sin saber que hacer ¿Que estaba haciendo Sesshoumaru allí?, ¿Quería matarla para vengarse de Inuyasha?, ¿Sería eso? Sus ojos se opacaron, si Sesshoumaru buscaba venganza no la encontraría matándola pues para Inuyasha ella ya no significaba nada. La tristeza la invadió y la perspectiva de la muerte no le pareció mala.
- Si buscas venganza matándome no te servirá de nada, a Inuyasha ya no le importa mi vida
Sesshoumaru pestañeó, así que era eso. Entonces, llevarla con él sería mucho más fácil de lo que imaginó.
- No pienso matarte
Kagome se sorprendió más, si no era eso ¿Que era?
- Necesito tu ayuda -la voz de Sesshoumaru enronqueció-, para salvar a Rin
- Pero ¿Porqué?
- Así que mataste a tu amor verdadero por equivocación
El hombre asintió, Kikyou lo miró compadecida.
- Se lo que se siente -susurró para sí cuando se agachó para mezclar plantas medicinales hasta formar una pasta con ellas.
- ¿Dijo algo?
- No, nada. Esto reducirá la inflamación y cortará la hemorragia
Ella extendió su mano para aplicar el ungüento pero el hombre la detuvo
- No quiero conservar mi vida, quiero morir y reunirme con ella
- En verdad la amaba ¿Cierto?
El hombre agachó la cabeza, una sombra de culpa cruzó por su rostro
- Si, más que a mi vida. Por eso abandonaré esta tierra y dejaré que mi alma se reuna con ella. Solo le pido a usted que me acompañe.
Kikyou asintió y tomó su mano. El hombre sonrió y cerrando los ojos se entregó al sueño eterno. Su alma comenzó a salir de su cuerpo y Kikyou la tomó.
- Se feliz con ella -susurró quedamente y liberó su alma, la cual subió hacia el firmamento hasta encontrarse con otra. Ambas cabalgaron juntas por el cielo hasta desaparecer.
Kikyou bendijo el cuerpo del hombre y cubriéndolo con unas cuantas hojas abandonó el lugar.
- Fue culpa de Naraku
Sesshoumaru asintió. Kagome lo miró compadecida, había notado la calidez en sus palabras y un brillo especial en sus ojos mientras hablaba de su pequeña Rin. Nunca había visto a Sesshoumaru tan derrumbado. Sonrió.
- Esta bien, te ayudaré ¿Donde está ella?
- En un palacio abandonado, algo lejos de aqu
- Entonces vamos
Inuyasha llegó hasta cierta parte del bosque, la reconocía, pues fue allí donde esperaba oculto a que Kagome emergiera del pozo al regresar de su mundo. Se acercó y se detuvo en seco al escuchar voces familiares cerca de allí, una era de Kagome y la otra era su medio hermano Sesshoumaru. Esto le asustó, ¿Que estaría haciendo Sesshoumaru con Kagome?, pero más le asusto el saber que no podría protegerla si algo le pasaba. Corrió tan rápido como pudo pero fue demasiado tarde, cuando llegó ambos se alejaban en una especie de nube dorada. Pero lo que en verdad le impactó fue la sonrisa de Kagome mientras se alejaba.
Inuyasha cayó al suelo mirando el punto que ellos eran. Gritó desahogando toda su frustación mientras golpeaba la tierra con sus puños. Se había ido con Sesshoumaru y lo mas doloroso es que había sido por su propia voluntad
- Kagome...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Una sincera disculpa a todas, no tengo una excusa con que conseguir su perdón. Me tardé demasiado en actualizar esta historia (como muchas o casi todas me lo hicieron ver) Así que, de todo corazón, lo siento.
Creo que este ya es el penúltimo capítulo, quería un fic corto. ¿Les gustó? Ah!, lo de la nube dorada se me ocurrió que podía utilizarla porque sale en el ending de Fukai Mori (video y canción, me encantan!!!). Creo que algunas van a matarme con lo de Kikyou (ya que mas de medio mundo la odia), pero creo que en el fondo tiene su corazoncito.
Muchísimas gracias a todas la que dejaron review, (casi lloro de la emoción y es que pensé que a nadie le gustaba este fic). Muchas gracias a Angie-SBM, isa, kalita y crystal-dono. Fue gracias a ustedes que actualicé.
Trataré de completar este fic tan rápido como pueda , ya no las dejaré esperando tanto tiempo, es una promesa, ok?
Matta ne! . Blue ningyo
= Capítulo II
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
- Jejeje ¿Así que Inuyasha ha decidido eso? Mmmm... ya veo... tendré que hacer algo al respecto
La serpiente caza almas se desprendió del contacto de la mano de Kikyo y se elevó al cielo. Kikyo esbozó una sonrisa maliciosa, su serpiente le había informado de la decisión de Inuyasha. Si, haría algo al respecto... por fin podría llevarse a Inuyasha al infierno con ella, pero antes mataría a Kagome con sus propias manos. Aquella mujer que le había arrebatado a Inuyasha se arrepenteriría de haber posado sus ojos en él.
- No puedo dejarla sola
- ¿Entonces que va a hacer, amo bonito?
Sesshoumaru había pensado mucho desde lo que Kagura le dijera. Si podía confiar en ella, y eso era seguro pues no era fiel a Naraku, entonces Rin correría un gran riesgo si la dejaba sola ¿Pero acaso había otra solución? Era: o dejar sufrir a Rin o alejarse y brindarle una muerte segura a manos de Naraku. Suspiró. Desvió su vista hacia la niña que estaba tumbada junto a él. Había empeorado mucho, ya ni siquiera parecía estar con vida. La piel de su cuerpo era color gris y la de su rostro comenzaba a colorearse de blanco.
- Buscar un refugio lo más seguro posible. Vámonos
Sesshoumaru colocó a Rin entre sus brazos y comenzó a caminar seguido por Jaken, lo que mas deseaba en ese momento era que su querida Rin sanara y al parecer la única solución era la miko que acomañaba a Inuyasha a todas partes. Sesshoumaru suspiró, no podía soportar la idea de tener que pedir la ayuda de una humana para resolver un problema que solo debía ser de su incumbencia, pero ante todo tenía que pensar en Rin primero y tragarse su orgullo, tal vez con un poco de sal para que fuera mas digerible
Caminaron por una parte del bosque que no conocían y llegaron a un caminito de piedras casi oculto por los arbustos, el sendero se adentraba más en el bosque. Sesshoumaru no lo dudó y lo siguió. El caminito llegaba hasta una colina, en la cima de ésta, envueltos por musgo, arbustos y enredaderas, se encontraban los restos de un palacio abandonado. Jaken adivinó los planes de su amo y se adelantó para comprobar la solidez de lo muros y si podían correr algún peligro.
- Todo está bien, amo Sesshoumaru. Parece un lugar seguro
- Bien
Sesshoumaru penetró en el castillo observando hasta el más mínimo detalle. Recorrieron un pasillo oscuro que Jaken iba iluminando con el fuego de su bastón, recorrieron varias habitaciones hasta dar con una especialmente bonita y completa. Parecía haber sido la habitacion de una pequeña princesa, por la decoración que al paso del tiempo se había desgastado y por los descuidados juguetes de madera esparcidos por el suelo. Jaken limpió torpemente el piso y con unas enredaderas y hojas fabricó un lecho rústico para que Rin descansara cómodamente. Sesshoumaru la colocó sobre su "cama" y mirándola unos instantes dió la vuelta y se alejó del castillo. Jaken había recibido órdenes especiales y por su vida no dejaría que nadie se acercara a la pequeña. Encendió un fuego y se recostó al lado de Rin para velar su profundo y lamentable sueño.
- ¿¡Quéeeeeeee!? - preguntó Sango enojada
- Di ¿Cómo pudiste hacer eso? - replicó Miroku indignado con la actitud que Inuyasha había tomado
- ¡¡Baka, baka!! ¡¡Y mil veces baka!! - gritaba Shippo
- Esto ya no puede cambiar, he tomado una decisión, buscaré a Kikyou. Adiós
A lo lejos, recargada contra un árbol, se encontraba Kagome observando la escena, gruesas lagrimas rodaban por sus mejillas, cuando vió que Inuyasha comenzó a darles la espalda a sus amigos, ella se limpió el rostro rápidamente con el dorso de la mano, no quería que Inuyasha a viera sufriendo por su partida. Se irguió completamente y mostró una mirada fría cuando Inuyasha pasó junto a ella, pero su amor por él pudo más
- I- Inuyasha
- Nada. Adiós Kagome - y dicho esto se fue, saltando por entre los árboles, dejando a Kagome destruida moralmente
Sango sintió lástima al ver a su querida amiga llorando amargamente y trató de ir a consolarla, pero Miroku se lo impidió. Sango volteó a verlo y el monje negó con la cabeza
- Es mejor dejarla sola, Sango. En estos momentos nada puede decirse para acabar con su tristeza
- Si excelencia, tiene razón - murmuró cabizbaja
Ambos junto con Shippo y Kirara se alejaron en la dirección opuesta, dejando a Kagome sola con su alma rota en pedazos.
Lejos de allí Kikyou caminaba con una leve sonrisa en su rostro, buscaría a Inuyasha, no, corrección él la buscaría a ELLA. Volvió a sonreír, esta vez conseguiría el descanso eterno que tanto anhelaba llevándose a Inuyasha con ella a la oscuridad de los infiernos.
Un ruido entre los arbustos la alertaron, se detuvo y miró alrededor observando atenta hasta el menor detalle. Una tosesilla se escuchó entre el tupido follaje, la curiosidad la obligó a alejarse de la vereda y penetrar en el bosque. Allí, tirado entre un camastro improvisado con hojas, yacía un hombre cubierto de sangre. Estaba pálido de muerte, inmóvil.
Kikyou se acercó a él lentamente y se arrodilló a su lado
- ¿Se encuentra bien?
Los ojos del hombre se movieron un poco, abriéndose lentamente.
- Debo estar muerto -musitó con voz débil-, en la tierra no existen las diosas
- Se equivoca, sólo soy una sacerdotisa
- Una.. una muy hermosa
El hombre tosió, liberando la sangre atrapada en su garganta
- Voy a ayudarle
- No -el hombre trató de apartar su mano, pero su fuerza ya lo había abandonado-. No, este es mi destino y nada puede hacerse
Kikyou lo miró sorprendida
- ¿A que se refiere?
- He cometido un acto horrible
- Digáme lo que hizo, eso le ayudar
El hombre ladeó un poco la cabeza para mirarla a los ojos
- Le dir
Sesshoumaru caminaba intranquilamente por el bosque, aunque no lo demstrara sentía gran afecto por su pequeña y el hecho de saberla sumida en un sueño de muerte lo estaba despedazando. Lo había decidido, se jugaría al todo por el todo con tal de ver de nuevo la inocente sonrisa en los labios de su niña.
Caminaba con la mirada fija en un punto que no existía, ido, como si quisiera evitar la realidad. Caminaba meditando como siempre lo hacía, solo que esta vez sus pensamientos estaban todos dedicados a Rin. Suspiró y miró al cielo, comenzaba a atardecer y no habría luna esa noche para iluminar sus pasos. Pensó de nuevo en Rin y también pensó que era mejor buscar a la mujer de Inuyasha lo más rápido posible.
Llegó a un punto en el sendero donde el camino se bifurcaba, por primera vez en su vida no sabía que dirección tomar, por primera vez en su vida sentía la inseguridad, la impotencia y la deseperación colarse por entre su ser. Todas aquellas sensaciones humanas que tanto odiaba ahora las sentía y estaban dejando una marca profunda en él. Decidió tomar el camino de la izquierda; podía sentir el olor del agua, talvez un lago o un río. Debería de haber una aldea cerca.
Kagome abrazó sus rodillas con fuerza, miró el río a orillas del cual ella estaba sentada. El color del atardecer tintaba el río de naranja y dorados y a Kagome le parecía un espectáculo de luces relajante, por lo menos eso distraería su mente y no pensaría más en Inuyasha. Pero no podía, simplemente no podía expulsarlo de su cabeza y mucho menos lo haría de su corazón. Tendría que olvidarlo, aunque pareciera imposible olvidar sus sentimientos, aunque no pudiera vivir sin él.
-"¿Cómo, como podré olvidarte?"
Volvió a mirar el río y recordó la primera vez que vió a Inuyasha, dormido con una flecha en el pecho que sellaba su espíritu. El pozo sagrado, si tan sólo jamás lo hubiera atravesado... entonces no se habría enamorado de un hanyou.
-"Inuyasha, no sabes cuanto extraño tu presencia junto a m"
Comenzó a sollozar de nuevo, todo era su culpa, por no ser mas tolerante, por no saber comprender a Inuyasha. Nunca pensó que fuera capaz de amar a alguien con tanta intensidad, claro eso elevaba al triple el dolor que sentía. Cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió lentamente supo que era lo que tenía que hacer.
la noche había caído y sin luna, los aldeanos comenzaron a prender antorchas y pequeños fuegos, para proporcionarse suficiente luz. Sango y Miroku observaban la silueta encorvada de Kagome junto al río, tan frágil...
- Está sufriendo mucho, Excelencia
- Lo sé Sango, lo sé. Y no podemos hacer nada para evitarlo
Sango suspiró, sus ojos denotaban una profunda tristeza, inclinó la cabeza y cabizbaja se encaminó a la aldea, Miroku la siguó.
Los reflejos de las llamas de la aldea bailaban sobre el cabello de Kagome cuando se incorporó, secó con fiereza sus lagrimas y echó a correr hacia el bosque sin mirar atrás. Era peligroso andar sola y sin luna que iluminara las oscuridades del bosque, pero a ella no le importaba, solo seguía corriendo. Se detuvo jadeante, había llegado. Bajó lentamente la pendiente y se frenó delante del pozo. Acarició suavemente la madera y no pudo evitar que las lagrimas afloraran de nuevo. Sus piernas temblaron ante su peso y se doblaron.
Inuyasha miró el cielo con sus profundos ojos cafés, la parte humana de su cuerpo había reemplazado a la demoníaca y adoptado su apariencia. No le gustaba estar así, se sentía tan vulnerable e inútil. Desarmado a los ojos de los monstrouos que habitaban las partes oscurs de los bosques. Además, su parte humana era mucho más sensible y racional; se daba cuenta de la magnitud de sus palabras a Kagome. Ahora se daba cuenta que todo fue un error, él y su manía de exagerar las cosas, y su tonto orgullo. Por todos sus errores tendría que pagar un precio muy alto: perder a su amada Kagome, y esta vez para siempre. Dió la vuelta y caminó de regreso a la aldea. Tal vez aún no fuera demasiado tarde.
Sesshoumaru caminaba por el bosque con creciente desesperación, ningún rastro de nada ni de la mujer ni de esperanza, para colmo la aldea ni el río aparecían todavía. Estaba a punto de explotar, las cosas no estaban saliendo para nada a su favor ¿Sería el destino? No, él no creía en esas cosas. Pero ¿Entonces? Se detuvo un momento y se masajeó la cabeza, le dolía. Fue entonces cuando llegó hasta él un aroma familiar, el cual despertó las esperanzas que hace tiempo habían muerto. Caminó sigiloso hasta lo que parecía una pendiente que daba a una región plana. Observó y sus ojos brillaron, ahí estaba ella: arrodillada sobre el pasto y su cabeza recargada contra una especie de pozo de madera. Se acercó lentamente ¿Dormía? Eso parecía por su respiración calmada y sus ojos cerrados suavemente, por un instante hasta pensó que era bonita pero lo desechó rápidamente. Observó su rostro, gruesos caminos de lagrimas secas cruzaban sus mejillas, había estado llorando ¿Porqué?.
Sesshoumaru se inclinó lentamente junto a ella y casi con temor la sacudió cuidadosamente. Kagome comenzó a abrir los ojos muy lento
- ¿Inuyasha? -preguntó quedamente
Pero se sorprendió al notar que era Sesshoumaru quien estaba junto a ella, se quedó paralizada sin saber que hacer ¿Que estaba haciendo Sesshoumaru allí?, ¿Quería matarla para vengarse de Inuyasha?, ¿Sería eso? Sus ojos se opacaron, si Sesshoumaru buscaba venganza no la encontraría matándola pues para Inuyasha ella ya no significaba nada. La tristeza la invadió y la perspectiva de la muerte no le pareció mala.
- Si buscas venganza matándome no te servirá de nada, a Inuyasha ya no le importa mi vida
Sesshoumaru pestañeó, así que era eso. Entonces, llevarla con él sería mucho más fácil de lo que imaginó.
- No pienso matarte
Kagome se sorprendió más, si no era eso ¿Que era?
- Necesito tu ayuda -la voz de Sesshoumaru enronqueció-, para salvar a Rin
- Pero ¿Porqué?
- Así que mataste a tu amor verdadero por equivocación
El hombre asintió, Kikyou lo miró compadecida.
- Se lo que se siente -susurró para sí cuando se agachó para mezclar plantas medicinales hasta formar una pasta con ellas.
- ¿Dijo algo?
- No, nada. Esto reducirá la inflamación y cortará la hemorragia
Ella extendió su mano para aplicar el ungüento pero el hombre la detuvo
- No quiero conservar mi vida, quiero morir y reunirme con ella
- En verdad la amaba ¿Cierto?
El hombre agachó la cabeza, una sombra de culpa cruzó por su rostro
- Si, más que a mi vida. Por eso abandonaré esta tierra y dejaré que mi alma se reuna con ella. Solo le pido a usted que me acompañe.
Kikyou asintió y tomó su mano. El hombre sonrió y cerrando los ojos se entregó al sueño eterno. Su alma comenzó a salir de su cuerpo y Kikyou la tomó.
- Se feliz con ella -susurró quedamente y liberó su alma, la cual subió hacia el firmamento hasta encontrarse con otra. Ambas cabalgaron juntas por el cielo hasta desaparecer.
Kikyou bendijo el cuerpo del hombre y cubriéndolo con unas cuantas hojas abandonó el lugar.
- Fue culpa de Naraku
Sesshoumaru asintió. Kagome lo miró compadecida, había notado la calidez en sus palabras y un brillo especial en sus ojos mientras hablaba de su pequeña Rin. Nunca había visto a Sesshoumaru tan derrumbado. Sonrió.
- Esta bien, te ayudaré ¿Donde está ella?
- En un palacio abandonado, algo lejos de aqu
- Entonces vamos
Inuyasha llegó hasta cierta parte del bosque, la reconocía, pues fue allí donde esperaba oculto a que Kagome emergiera del pozo al regresar de su mundo. Se acercó y se detuvo en seco al escuchar voces familiares cerca de allí, una era de Kagome y la otra era su medio hermano Sesshoumaru. Esto le asustó, ¿Que estaría haciendo Sesshoumaru con Kagome?, pero más le asusto el saber que no podría protegerla si algo le pasaba. Corrió tan rápido como pudo pero fue demasiado tarde, cuando llegó ambos se alejaban en una especie de nube dorada. Pero lo que en verdad le impactó fue la sonrisa de Kagome mientras se alejaba.
Inuyasha cayó al suelo mirando el punto que ellos eran. Gritó desahogando toda su frustación mientras golpeaba la tierra con sus puños. Se había ido con Sesshoumaru y lo mas doloroso es que había sido por su propia voluntad
- Kagome...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Una sincera disculpa a todas, no tengo una excusa con que conseguir su perdón. Me tardé demasiado en actualizar esta historia (como muchas o casi todas me lo hicieron ver) Así que, de todo corazón, lo siento.
Creo que este ya es el penúltimo capítulo, quería un fic corto. ¿Les gustó? Ah!, lo de la nube dorada se me ocurrió que podía utilizarla porque sale en el ending de Fukai Mori (video y canción, me encantan!!!). Creo que algunas van a matarme con lo de Kikyou (ya que mas de medio mundo la odia), pero creo que en el fondo tiene su corazoncito.
Muchísimas gracias a todas la que dejaron review, (casi lloro de la emoción y es que pensé que a nadie le gustaba este fic). Muchas gracias a Angie-SBM, isa, kalita y crystal-dono. Fue gracias a ustedes que actualicé.
Trataré de completar este fic tan rápido como pueda , ya no las dejaré esperando tanto tiempo, es una promesa, ok?
Matta ne! . Blue ningyo
