ROSAS NEGRAS
por Jaen Snape

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de JK Rowling y de todas las demás asociaciones y compañías que compraron los derechos de autor. Como tal, no gano nada haciendo este fic y por lo contrario no utilizo los personajes de esta serie con ánimo de lucro, sino para pasar un buen momento y divertirme haciendo sufrir a ciertos personajes.

Advertencias: Este fic es de contenido SLASH (relación CHICO/CHICO) Si no te gusta el género, aunque llevo diciéndolo y avisándolo desde el primer capítulo y hasta en el Summary, no lo leas y sal cuanto más rápido posible, mejor. No aceptaré criticas por no haber avisado. También avisar que ya no sólo quiero asesinar a un solo personaje en este fic, sino que también les cogí odio a un par más y me estoy planteando severamente hacer lo que mi perversa mente quiere o por lo contrario controlar mis impulsos hasta cierta batallita...

Pareja: Harry/Tom (Voldemort)

Rating: R

Summary: SPOILER's 5º Libro. Cuando sabes que alguien te ha dañado profundamente cuando te arrebató a tu familia, pero por otra parte te daña estar al lado de alguien que durante años te ha estado mintiendo... Mientras alguien te envenena la mente. ¿Podrías enamorarte del asesino de tus padres? SLASH V/HP

NdA: ¡Hola!

He vuelto y con el capítulo 7 de Rosas negras. Espero que perdonen el retraso y que como en el otro capítulo prometí que habría tortura y muerte de un personaje... no lo cumplí lo sé... pero en verdad es difícil plantear una tortura y muerte de un personaje y en verdad deberé necesitar ayudita, por lo que tendré que intentar hacerlo en éste o en el siguiente, pero prometo será prontito.

Hace poco he empezado a leer Enséñame a amar de nuevo nuevos motivos para odiar más profundamente a Ronald B. Weasley y un motivo más para comenzar a hacer lo mismo con Ginny Weasley. Ya sé que son mis "primos" pero les odio, tanto como comienzo a odiarme a mí misma por mis macabras ideas, pero eso es un caso aparte y que junto a papá lograré superar cuando me preste a Bellatrix como mascotita para hacerla sufrir un buen rato...

¡RON ES UN CABR"N Y UN IMBÉCIL, ¿O QUÉ?! Uff... ahora me siento mucho mejor. Jajaja

Aclaración para el capítulo: Cuando la letra sea en cursiva será uno de los recuerdos de infancia de Harry vistos por ambos, tanto por Tom como por el que vivió aquellos recuerdos.

Respuestas a los reviews:

Ni€a: ¡Hola!
No, el amo no la mató, pero que poco le faltó... si es que, ¡no se puede ser tan atrevida! Jajaja. Sip... es que, hay que ver. Le costó una semana de no comer... pero ahí está ella, volviendo a las andadas.
A ver, eso de la tortura es relativo porque mi mente no puede imaginarse las imagencitas de esa torturita... TT
En fin, espero que este capi te guste y ya queda menos para el reencuentro de Tommy y Harrito, que ya es hora de un buen lemmoncito, ¿no?
Besos y espero que me sigas leyendo.

Eli 3600: ¡Hola!
Me alegra saber que te gustó... ¿el fic está en ese mismo nick?
¡Besos y a seguir leyendome!

Izzy Y. Black: ¡Hola!
Jejeje. Sip, era bien necesario, además, necesitaba adentrarme en el personaje de Voldemort para poder seguir, ya que así lo hice con el de Harry, además que necesitaba hacer un pequeño capi sobre mi papi. Aunque no le gustó mucho a él cuando lo leyó... me mandó una larga sesión de crucios por lo que hice con Nagini y casi la mata a ella por colaborar...
Jejeje. La verdad es que sí recibí tu primer review del cap. 6. Pero así pusiste lo que te debiste dejar en el primero.
Sí, la verdad es que disfruté escribiendo el capi, los mortífagos, como es normal, odian a los muggles y el hecho de que Voldie les mandara llegar a Londres en los medios "normales" muggles... la verdad es que no ayudó. Imagina, Lucius Malfoy yendo en tren muggle, autobús y avión... JAJAJA. La verdad es que sólo escribirlo me parto de la risa... Jajajaja.
Eso tendrá que verse y si es posible... AYUDA
Sí, el Dormitorio de Gryffindor... bonita web, aunque es empalagoso tanto Harry Draco... Jajaja.
Bueno nena, cuídate y no te portes muy bien con los muggles, mira que ganas no les falta a Bella, McNair y Lucius, claro, rodeados de tantos... Jajajaja (' vale, sí, me pasé esta vez... pero no puedo evitarlo!)
Besos y a ver si me sigues leyendo...

Dedicatorias: Este capítulo se lo quiero dedicar a Aura ya que ella es la musa que me ha inculcado más odio a Ronnie. También dedicado a la abuelita de mi queridísima hija Anny Pervert Snape que espero se recupere pronto y que la tengamos de nuevo en el msn y el yahoo dando guerra como siempre ha estado haciendo. A mi queridísima Vimpela que en un mes ingresa en la Universidad y poco la veremos por el msn. A Meiko que no me abandona para nada. A Earwen que es quien más me anima a seguir escribiendo. A mi verdadera madre, Ángela porque aunque siempre está a mi lado, cuando le expliqué sobre lo que estaba escribiendo me apoyó en todo momento y a menudo me ha reñido por pasar tantas horas en el ciber ¡Gracias mamá! A toda la Orden de las Mortífagas por todos los buenos momentos que paso junto a todas vosotras. Y cómo no, a todas las que seguís el fic, porque sin vuestros reviews no estaría siguiendo e intentando llevar todo esto adelante. ¡No permitáis que haga demasiadas locuras! ¡GRACIAS, LAS AMO A TODAS!

Capítulo 7
Eventos tortuosos

Al llegar al lugar de destino, los que estaban en el último compartimiento de aquel tren que los llevó de Polonia a Francia, tuvieron que coger otro transporte muggle más, donde sí estuvieron más incómodos que nunca, ya que su desprecio por aquellos se hacía cada vez más patente.

Justo salieron de la estación cogieron un autobús para ser transportados directamente al aeropuerto, en donde cogerían el primer avión que se dirigiera a Londres. A partir de ahí, ya sí podrían trasplantar hasta los dominios de su Amo y Señor. Pero claro, aún les quedaban dos tortuosas horas de autobús, añadiendo la otra hora más en avión rodeados siempre por muggles, algo que verdaderamente no podían soportar, pero como debían estar claros de que nada podrían hacer contra las explícitas ordenes del Dark Lord, tuvieron que obedecer a regañadientes.

Karkarov estaba cada vez más nervioso y tembloroso. Sabía que su hora no tardaría en llegar, pero más temeroso estaba al estar rodeado de los que antes creyó colegas. Sabía cierto que ésos ahora le procesaban un odio irracional y que nada de lo que pudiera pedirles le sería concedido, porque sus vidas les iban en aquella misión y si fallaban... sabía cierto que no podría volver a escapar, ya que tardaría demasiado tiempo en volver a desaparecer y que sin varita no podría transplantar y tenía que comenzar a aceptar su fin.

Por parte de los que escoltaban a Karkarov el tener que estar rodeados de muggles no les facilitaba el trabajo, mucho menos les hacía gracia tener que utilizar los despreciables inventos de éstos, pero si querían que su Amo estuviera mínimamente orgulloso de ellos, debían hacer todo aquello según los deseos de su Señor.

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Harry despertó a la mañana siguiente con las luces del alba y aunque sus compañeros de Casa ya sabían dónde se encontraban sus lealtades, confiaban aún que el muchacho recapacitara sobre lo que le ocurría y que al fin les ayudara a acabar con el que sembraba el terror en el Mundo Mágico.

Quizá Voldemort tenía razón y Dumbledore tan sólo utilizaba a sus amigos para mantenerle bajo su dominio para así poder ganar Su guerra y acabar con la "amenaza" de Voldemort, pero ya no podía seguir evitando lo que su corazón le dictaba. No sufriría más. Tenía que sentirse amado, necesitaba todo el amor que el Dark Lord pudiera brindarle y si con eso debía traicionar a los que por años estuvo considerando sus amigos, no duraría en hacerlo, por mucho dolor y desprecio que causara con ello y aunque a él también le doliera tener que perderlos, no estaba dispuesto a que le siguieran usando como un arma a la que podían guardar y sacar a su antojo, ya no más dominación, por mucho que no quisieran comprender sus causas.

Estaba completamente seguro de lo que estaba haciendo y aunque comenzara a ganarse la ignorancia de muchos alumnos de Hogwarts y quizá sí la confianza de los hijos de mortífagos que se encontraban en Hogwarts, él mismo iría cuando se sintiera lo suficientemente preparado en busca de su Tom, porque para él, ya no era más Lord Voldemort, no, había visto al hombre que había resurgido del caldero, pero al volverle a ver, se encontró con la versión de unos treinta y tantos años de Tom Riddle y eso le hizo más convincente a la hora de convencerlo de sus verdaderos sentimientos por aquel hombre.

Hoy no era día de clases y aunque era pleno Enero y los terrenos aún seguían nevados, decidió salir a dar uno de los ya demasiado acostumbrados paseos.

Al llegar a las puertas vio que muchos de los alumnos de Hogwarts paseaban ya por los terrenos, eso no le dio muchos ánimos, pero aún así salió a los terrenos y se puso a caminar con tranquilidad, ignorando los murmullos que lo perseguían.

Sus pasos le llevaron cerca del bosque prohibido, en donde Hagrid estaba preparando probablemente su primera clase del lunes. Hacía ya varias semanas que la compañía de gente le aborrecía y no le proporcionaba nada de lo que antes le hubiera podido llenar.

Dio media vuelta y retomó la marcha. Poco a poco fue llegando a la orilla congelada del lago y siguiendo eso, fue dirigiéndose hacia el campo de Quidditch, pero no entró, demasiados recuerdos le llevaba ese lugar y no quería volver a rememorarlos. No ahora. Dio media vuelta más y se topó con la que menos deseaba toparse: Hermione.

Harry sabía que era a ella a quien más dañaban sus decisiones y sentimientos, porque aunque la chica no le hubiera dicho lo que por él sentía, lo sabía bien y las cosas eran demasiado evidentes a simple vista. Le dolía saber que ella le amaba, más que a un hermano o a un amigo, pero sabía que esa relación no llevaría a ningún lado, ya que él no la amaba de igual manera, y jamás iba a poder hacerlo. Las cosas eran todo errores, errores que ahora ya no importaban porque la traición ya estaba presente.

"Harry, no deberías estar fuera del castillo, hace frío" la voz de la muchacha estaba impregnada de dolor, impotencia y preocupación.

Harry evitó mirarla a los ojos, no podría soportar ver la mirada de dolor, angustia y cariño que seguro encontraría en aquellas almendras. No soportaba aún la culpa de sus actos y seguro que jamás lo haría del todo. Pero ahora no podía volver atrás en el tiempo, no podía cambiar lo ocurrido y tenía que seguir el sendero que le estaba dictando el corazón y sus acciones.

Sabia locura que le había permitido enamorarse del que fue el asesino de sus padres, ahora que todo era tan irreal e ilógico, aunque no le hubiese gustado el hecho de ser el que más había sufrido con lo ocurrido hacía dieciséis años, más de lo que ninguno creía y por eso, las pesadillas de ver como todo el mundo lo llamaba traidor, aún se reproducían cada vez con más claridad y creía que no tardarían en hacerse realidad.

Se sentó en el pasto reprimiendo las lágrimas que hacía mucho había jurado no derramar, ya no más debilidad.

"No tengo frío, Hermione" dijo finalmente Harry.

"Oh..." atinó a decir la muchacha.

"¿Y tú? ¿No deberías estar estudiando para los exámenes ÉXTASIS de este año?" dijo Harry.

"Necesitaba un descanso" la mentira reflejada en su voz, algo que hizo esbozar una pequeña sonrisa burlona en los cortados labios del moreno a causa del frío del aire.

Sabía perfectamente los motivos que habían llevado a la chica a abandonar la Torre Gryffindor y salir a los terrenos. Probablemente lo había visto salir a los terrenos y lo había observado ir de un lado a otro de ellos. La chica se preocupaba por él, demasiado, en opinión del muchacho, ya que las decisiones que estaba tomando día a día le afectaban a ella, más que a cualquiera.

Hacía varias semanas, Ron se había percatado que Harry mandaba diariamente una carta a saber quién y no había tardado en darse cuenta que era al mismísimo Dark Lord al arrebatarle la carta que una noche se había puesto a escribir en una de las apartadas mesas de la Sala Común y al leer el contenido y el destinatario, su amigo pelirrojo se había puesto histérico y comenzó a gritar a todo pulmón, provocando que toda la sala volteara a ver lo que estaba ocurriendo y Ron se había distanciado nuevamente de él haciendo que Hermione se pusiera nuevamente a llorar de manera desconsolada y se retirara a sus habitaciones llorando amargamente seguida por Lavender, Parvati y Ginny.

Harry se había enfrentado a Ron reprochándole lo que había conseguido con aquello y el otro tan sólo le gritó aún más fuerte lo que le había dicho la primera vez que se había enterado de los sentimientos de su mejor amigo hacia el Dark Lord con reprobatorios murmullos por parte de los compañeros de Casa.

Harry se levantó y comenzó a caminar de nuevo hacia el interior del castillo sin prestar más atención a su amiga que volvía a llorar de manera audible.

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Bella y Lucius eran los que más furibundas miradas lanzaban a los muggles que osaban mirarlos. Snape y McNair vigilaban cada movimiento de incomodidad de Karkarov, mientras que Pettegrew estaba absorto en unos pensamientos nada buenos para su pesar, ya que aún le rondaba por su cabeza la deuda que tenía con Potter.

En un momento dado, el autobús en el que viajaban tuvo una avería y muy a pesar de los mortífagos que viajaban en él, tuvieron que esperar la llegada de otro autobús, postergando aún más la llegada al aeropuerto.

Media hora, media maldita hora tuvieron que pasar fuera del autobús con el frío calándose en cada uno de sus maltrechos huesos por la incomodidad de los asientos en los que debían viajar.

Lo que más deseaban era llegar al fin a Londres y que aquel suplicio llegara a su fin para que por fin pudieran ir a sus casas y pudieran descansar después de haberse deshecho del maldito traidor, Karkarov.

En esa media hora, Karkarov en un intento desesperado de huir, golpeó a McNair que era el que le cerraba el paso, pero Snape, con una agilidad gatuna se lo impidió y Bellatrix lo amarró con sus garras de acero.

"Ahora sí cometiste un grave error" dijo Lucius con su maliciosa voz.

Bellatrix aún estaba conteniendo a Karkarov, quien intentaba con todas sus fuerzas zafarse del agarre imponente de la mortífaga, sin obtener los resultados esperados. En el momento que Lucius Malfoy iba a propinarle un certero puñetazo al traidor llegó el otro autobús.

"Salvado por los muggles" susurró Lastrange muy cerca del oído de Karkarov provocando un estremecimiento en el cuerpo de éste, que los cinco escoltas notaron provocando que una estridente carcajada saliera de la malévola garganta de Bellatrix.

Hicieron pasar primero a McNair y después a Karkarov, Lucius fue el siguiente, Bellatrix, Pettegrew y por último Snape quien no estaba ahí de buena gana, hacía bastante tiempo que Dumbledore probablemente le estuviera esperando, pero estaba completamente seguro que confiaba suficientemente en él para que no hubiera ido con eso a la Orden, porque sino sí que se hubiera visto descubierto.

Volvieron a retomar el camino hacia el aeropuerto y el malhumor no disminuyó en absoluto, sino que aún se incrementó más.

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El Dark Lord cada vez veía más y más cerca el momento de su tan ansiada venganza sobre Karkarov, podía oler la cercanía de aquel traidor, y aunque las cosas parecían calmas, los inminentes sucesos que esperaba que ocurrieran para así poder tener un mayor dominio del Mundo Mágico, se acercaban.

Había tenido días enteros de reflexión, de mutismo y de "intimidad". Algo que a menudo pensaba no poder tener, ya que los mortífagos lo interrumpían más de lo que desearía y no pudo estar suficientemente tranquilo para ponerse en contacto con el frágil chico, Potter, que probablemente se sintiera perdido y solo alrededor de todos aquellos ineptos alumnos de Hogwarts, que a cualquiera sacarían de quicio y a él aún más, que la paciencia no era santo de su devoción.

Gracias a la discreta "legeremmancy" había escudriñado durante noches enteras de sueños, los recuerdos, emociones y sensaciones del pasado del que ahora ocupaba su corazón.

Mucha gente podía pensar, creer, difundir, imaginar, inculcar y hasta proponer que el temido Lord Voldemort no era capaz, no podía amar y nunca pensarían, creerían, difundirían, imaginarían, inculcarían o propondrían que él, Lord Voldemort, el más temido mago de los últimos siglos, al que no se atrevían a llamar por su sobrenombre, al que combatían sin ninguna esperanza de ganar la guerra, quien por años ha estado llevando la desgracia a muchas personas y hasta ha matado a los de su propia sangre y estirpe para la supervivencia, ahora ama al que en teoría tendría que ser su perdición y que aunque con un juego sucio (todo tenía y debía ser dicho), había logrado que su mayor némesis se enamorara de él y que se planteara con quién realmente tenía que confiar.

Esa noche no iba a ser menos. Cuando los últimos mortífagos se retiraron de su vista, Tom se levantó de su poltrona y se deslizó tan silenciosa como una discreta y refinada serpiente a sus aposentos para poder descansar al fin y quizá ver más sobre el pasado del muchacho.

Al llegar a sus aposentos, se desvistió y pasó al baño en donde tomó una rápida ducha antes de ponerse una túnica de dormir y meterse entre las cálidas cobijas verde moteadas de plata y caer dormido casi de inmediato.

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Harry estaba en el jardín trabajando en el césped como su tío Vernon le había ordenado hacer justo había despertado y antes de que tomara el desayuno, porque aunque pareciera increíble, Harry no comía nada mientras no tuviera sus tareas terminadas y eso no ocurría muy a menudo, ya que a último recurso, tío Vernon se sacaba un as de la manga obligándole a trabajar nuevamente o simplemente criticando mal el trabajo que acabara de hacer, haciéndoselo repetir, unas cinco veces como mínimo.

Los días pasaban muy lentamente para Harry, quien tenía todos los músculos doloridos por los duros trabajos a los que era sometido. Un día cuando despertó y bajó para encontrarse con que tía Petunia y su primo habían salido a ir a comprarle un nuevo guardarropa a Dudley que en los últimos cinco meses había aumentado el tamaño de su panza de manera increíble, Vernon Dursley le ordenó que tenía que lavar el coche, preparar el almuerzo, fregar el baño, limpiar el retrete y toda la casa en general y que estaría vigilándole de manera inquisitoria y severa.

"Chico, como yo vea un simple rasguño en el coche o algo de suciedad o que simplemente la comida no me guste, lamentarás haber nacido y ya sabes lo que te espera en el cobertizo..." hizo una pausa para ver el pánico que causaban sus palabras reflejado en el pálido y demacrado rostro de su 'anormal' sobrino y prosiguió con voz melosa, pero horriblemente intimidatoria. "La fusta de la última vez será un grato recuerdo en cuanto a lo que te esperará hoy si hay algo que no me gusta"

Harry asintió aterrado por las palabras de su pariente. Sabía perfectamente de qué hablaba. Hacía unas dos semanas, Petunia y Dudley habían ido a visitar a tía Marge que se había sentido indispuesta por unos días para llevarle algunas cosas necesarias para su casa y para sus perros.

Tío Vernon lo había cogido bebiendo un pequeño vaso de agua del grifo mientras limpiaba los cacharros de cocina por enésima vez. Y como sabía que había metido la pata al dejarse ver, sufrió unas nefastas consecuencias por aquello.

Una fusta se había estampado no menos de doscientas veces en sus nalgas haciéndolas enrojecer hasta tal punto que sangraron y aún le costaba trabajo sentarse sin sentir el intenso dolor de las heridas inculcadas.

No podía imaginar algo peor que aquello, por lo que rogó a Dios que nada estuviera mal, para que nada de la amenaza de su tío tuviera que ser cumplida. Le aterraba la sola idea de algo aún más doloroso y severo sobre él y las cosas no mejoraron nada, porque a todo lo veía mal y tremendamente fatal.

La presión que sentía al sentirse observado con minuciosidad le hacía errar en su trabajo y su cerebro procesaba más lento que nunca por el simple hecho de la imponente presencia de su tío, allí observando, criticando y abochornándolo de manera sobrehumana.

El muchacho de pelo azabache, desordenado y ojos esmeralda, apenas tenía seis años, pero ya estaba habituado en la cocina, a los productos más fuertes de limpieza, a los utensilios para el corte del césped e insecticidas para las begonias, hortensias y rosas del jardín delantero y trasero y hasta a los productos de salfumantes y lejías o desinfectantes para el baño.

Cuando estaba ya por la escalera después de haber ordenado y limpiado las habitaciones del piso superior, tío Vernon se acercó a uno de los escalones superiores que Harry hacía apenas unos minutos había lavado y agachándose "vio" una mancha de pintura que siempre había estado ahí, aunque no podía ser quitada sin que la madera de los escalones se estropeara.

Giró su morado rostro invadido por una ira irracional que tan sólo le dirigía a él o a alguno de los más ineptos en la fábrica de taladros que presidía.

"¡¡Acaso no dije, chico, qué no quería ver una sola mancha que me desagradara!!" bufó furibundo el hombre bajo, regordete y con un ridículo bigote pegando con el dedo índice en el pecho del muchacho tan fuerte que éste perdió el equilibrio y tanto él, como el balde de agua y la fregona cayeron por la escalera, pero cayendo suavemente como por arte de magia sin hacerse el menor daño.

Pero sabía que lo peor estaba por venir, a duras penas se levantó y al estar de pie, una mano de acero se cerró sobre su brazo izquierdo y lo subió a rastras de nuevo por las escaleras. Harry comenzó a llorar y a suplicar, pero sabía que nada podría evitar al castigo físico y la tunda que le esperaba ahora.

Cuando llegaron al cobertizo, su tío lo empujó al interior, se dio la vuelta cerró la puerta y la cerró con la llave guardándola en el bolsillo de su camisa.

Harry estaba acurrucado, con el pánico dominando por completo su cuerpo. Vernon Dursley era al que Harry, más temía de la familia, más que nada por las tundas casi semanales que recibía por parte del hombre y él tan sólo era un niño, que había sufrido de orfandad a su primer año de vida en un accidente de coche que se había llevado las vidas de sus padres.

Lágrimas gruesas surcaban las mejillas del niño abrazando sus propias piernas de manera frenética.

Su tío se deshizo la hebilla de su cinturón sacándoselo de las trabas de su pantalón quedando tan sólo aguantados por los tirantes elásticos que llevaba puestos y acercándose al tembloroso muchacho lo levantó por los pelos y arrancándole la camiseta que ocultaba su torso y espalda y haciendo que recostara su cuerpo sobre una silla arrodillado cogió una de las cuerdas que le habían regalado a Dudley el año anterior cuando éste se fue de campamento con el club de Boy Scaut's de Surrey amarró las manos del aterrorizado Harry amarándolas al respaldo de manera que no las pudiera utilizar contra él.

Se irguió de manera que el muchacho quedara frente a él y comenzara a decirle de manera que dejaba que su voz se notara severa, imponente, poderosa y enorgullecida:

"Vas a aprender a acatar las ordenes que aquí vamos a imponerte, por mucho que digas o intentes hacer, nunca formarás parte de esta familia, por mucho que tu madre fuera hermana de Petunia, ella era una anormal, inepta y que además se casó con un holgazán que tan siquiera trabajaba en nada. Así que, vas a cumplir cada orden sin replicar o intentar eludir lo que se te ha sido dicho. Ahora, por tu desobediencia, vas a recibir tu merecido y espero que esto te enseñe a hacer lo que se te dice de manera correcta y acatándolo de manera precisa y correcta" dijo Vernon blandiendo su cinturón y estampándolo con fiereza sobre la espalda del muchacho que chilló de dolor ante el golpe que su tío le atestó.

Los minutos pasaban y Harry había perdido la cuenta ya de los golpes recibidos, pero notaba las heridas escociendo en su espalda de manera punzante y haciendo que fuera humillado hasta la extenuación y aunque las cosas parecía que no podían ir a peor... ¡Cuán equivocado estaba! El pobre niño sintió de repente como sus pantalones eran bajados y como su tío dejaba a un lado el cinturón recogiendo la fusta que estaba apoyada justo delante de los ojos de Harry que al verlo la aterradora mirada que pudo vislumbrarse hubiera enternecido hasta al más rudo asesino, pero, no a Vernon Dursley, estaba sintiendo un indescriptible placer ante aquello y en verdad, ahora que había comenzado a disfrutar de la situación no iba a parar hasta que la inconsciencia cayera sobre el cuerpo de aquel niño que mantenía amarrado a la silla, indefenso, tan frágil y débil... tan pálido...

Alzó la fusta no menos de ciento cincuenta veces y por culpa del dolor que Harry estaba sintiendo, el niño cayó inconsciente, aunque dolorosas y gruesas lágrimas caían por la cara de aquel pequeño y extremadamente delgado cuerpo que ahora yacía casi en coma.

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¡Hola!
Pues aquí estoy de nuevo y con el capítulo 7 de este maravilloso Rosas negras que me ha costado encontrar la necesaria inspiración.
Disculpen por el retraso, pero tenía bastante que escribir y muy poco tiempo, a la vez que la musa se negaba en rotundo a colaborar... ¬¬ esa maldita...
En fin, creo que me pase con el pobre Harry, ¿ustedes que piensan?
Buaaaaaaaa... no hay manera de encontrar el cómo poder hacer la tortura y muerte del maldito traidor Karkarov... Lui deberás ayudarme... no puedo hacerlo...
Me gustaría pedirles un favorcito, si no les importa, claro.
Si encontraran o tuvieran algo sobre bebés y embarazos o vuestras propias experiencias si es el caso..., podrían hacer un esfuerzo para poderlo obtener... es que estoy planteándome hacer un fic Mpreg y quiero que todo salga como si fuera un embarazo verdadero y por supuesto... sería un Harry/Severus ya que últimamente estoy algo demasiado metidita con esa pareja en particular... (Ali, en verdad me preocupa la manera en que me afectaste con los Harry x Severus ¬¬ )
Gracias a todas,
Las quiere,
Jaen Snape

Suma sacerdotisa de la Orden de las Mortífagas

Miembro de la Orden Severusiana

Miembro de la Orden Draconiana

Miembro de la Orden Remusiana

Miembro de la Orden Potteriana

Miembro de Foxlady Place

Miembro de El Rincón del Slash

Miembro de Reino Ayesha

Miembro de Lubricus Anónimus

Miembro de Grupo Vanessa