Capítulo 5: REVELACIONES
-¡Que tu qué! – dijo Ron, poniendo ojos como plato.
-Que la besé – respondió Harry. Le había contado a Ron lo ocurrido el día anterior en Hogsmeade mientras desayunaban.
-Harry, te dije que te olvidaras del asunto de la foto – y entonces Ron bajó la voz –, ella no debe darse cuenta que sospechábamos.
-Eso ahora no importa, porque ayer lo confirmé – de la cara de Harry aún no se le había desaparecido la sonrisa.
-Ten cuidado Harry, no juegues con ella.
-Yo no pienso jugar con nadie – le dijo Harry en tono ofendido.
-Pero entonces...¿ por qué lo hiciste?
-Porque la adoro – respondió Harry casi en susurro.
Ron escupió jugo de naranja ante la sorpresa que le causó la respuesta de su amigo y estaba teniendo dificultades para respirar, mientras Harry le daba palmaditas en la espalda para que recuperara el aliento, llegaron hasta donde ellos estaban Ginny y Hermione y se sentaron en frente de ellos.
-¿Qué te pasa, Ron? – preguntó Ginny algo asustada.
-Nada le pasa, solo que no aguanta una noticia – le contestó Harry dándole aún palmadas a Ron.
-¿Qué noticia? – se interesó Ginny sonriéndole a Harry.
-Eso es algo entre hombres Ginny – contestó Ron con la voz ahogada –, no te metas.
-Pero quiero saber, ¡que tiene de malo! – chilló Ginny.
-Déjalos – se apresuró a decir Hermione mirando a Harry algo nerviosa, pero Harry la miraba con una sonrisa.
Entonces Ginny se dio cuenta y había dejado de sonreír. Ron al notar la tensión entre Harry y Hermione decidió cambiar de tema.
-Oye Hermione, me echas la mano con lo de la aparición... es que aún no le pego.
-Claro Ron, qué tal el martes después de defensa contra las artes oscuras.
-Perfecto, yo también me apunto – se apresuró a decir Harry. Hermione se disponía a objetar pero observó la actitud desconfiada de Ginny y desistió.
Así que ese martes una vez finalizada DCAO y después de almorzar, los tres se dirigieron a un aula vacía para practicar aparición ya que McGonagall les realizaría una prueba el viernes.
Como en Hogwarts no se podían aparecer y desaparecer, empezaron a leer los libros que Hermione había pedido prestados en la biblioteca hasta que a mitad de la tarde a Ron le rugieron las tripas.
-Lo siento – dijo poniéndose colorado –, iré un momento a la cocina por comida y prometo traerles algo.
-Por favor no abuses de los elfos, Ron – le advirtió Hermione.
Y mientras él salía hacia la cocina le hizo una seña de despreocupación con la mano. Harry se disponía a hablarle a Hermione cuando alguien interrumpió.
-Hola Hermione, estabas aquí – Era Kiefer, su compañero de la clase de aritmancia.
-Hola, sigue – dijo ella y notó la cara de desprecio con que lo miraba Harry.
-Este... no me puedo demorar, solo quería devolverte uno de tus pergaminos, ayer me dijiste que no me demorara con él y bueno...
-Si, ya puedes irte – le dijo Harry sin ocultar su tono altanero.
Kiefer frunció el entrecejo y Hermione intervino rápidamente.
-Me lo das.... gracias – dijo una vez que recibió el pergamino –, espero que te haya servido.
-Así fue.. – dijo Kiefer –. Bueno... adiós.
-Adiós – le dijo Hermione mientras él salía del aula, y acto seguido se volvió hacia Harry – ¡Y a ti que demonios te pasa!.
-¿Por qué tenías que intercambiar tus apuntes con él? – Harry trató de decir esto controlando al máximo el tono de su voz.
-Pues porque necesitaba mi ayuda – Hermione se volvió a sentar para seguir leyendo sobre las apariciones.
Harry se sentó a su lado disimulando estar buscando también sobre las apariciones.
-No me gusta verte con él – le dijo mientras aparentaba leer el libro Aquí y halla, aparézcase cual Flash.
-Pues que tenga otros amigos fuera de gryffindor no tiene nada de malo – Hermione había cerrado de golpe el libro que estaba leyendo.
-Pero teniéndolo a él como amigo ¡Si! – chilló Harry.
-Pero bueno – Hermione empezaba a perder la paciencia –, no sé de dónde sacas tanta inseguridad Harry, tú y Ron son mis mejores amigos y eso nadie lo va a cambiar, últimamente esa actitud tuya me desconcierta, primero lo del teléfono, y luego... bueno, tu sabes, lo que pasó el sábado en nuestra salida.
-¿Qué? Esto – y para sorpresa de Hermione, Harry volvió a besarla y colocó una de sus manos en el rostro de ella, y para sorpresa de Harry, Hermione colocó una de sus manos en la nuca de él. A medida que el beso se iba prolongando, Harry cogió a Hermione de la cintura y la acercó más a él y no apartó su mano de allí. Por su parte Hermione puso la mano que tenía libre en la espalda de Harry y así se unieron en un fuerte abrazo. Era difícil separarse, cuando aquel beso los hacia sentirse tan bien, era alusinante y las hormonas de un momento a otro comenzarían a ejercer influencia. Pero se contuvieron y al lograr la difícil separación Harry le dijo a Hermione en el oído.
-Sabes qué... Te amo.
