Capítulo 8: LA NUEVA SELECCIÓN DEL EQUIPO

Faltaba tan solo un mes para dar inicio a la temporada de quidditch, y el equipo de gryffindor tenía una vacante así que las personas que aspiraran a quedarse con el puesto se citaron con el equipo para presentar la prueba en el estadio. Habían 7 alumnos, todos ellos de tercer año para arriba y con mucho entusiasmo por llegar a pertenecer al equipo. Cuando Ron vio a Ginny entre las personas se puso furioso, pero Harry le hizo recapacitar diciéndole que Ginny ya era lo suficientemente grande como para saber qué era lo que quería.

-Cojan sus escobas – les indicó Harry, quien era el capitán del equipo –, como son impares, irán en parejas y la persona que se quede sola presentara la prueba con el golpeador del equipo. Cada uno cogerá un bate y empezaran a lanzarse las bludgers entre si, cada prueba durará 20 minutos y el que se caiga de la escoba quedara automáticamente descalificado. Bien, ¡buena suerte!.

Y así hicieron los aspirantes, se agruparon en parejas y al final un chico de cuarto año quedó solo y debía presentar la prueba con el golpeador del equipo, un chico de quinto año. Cada pareja fue presentando la prueba, la primera de ellas le fue muy bien ya que los chicos se lanzaban las bludgers entre si y no consiguieron tumbarse. La segunda pareja no tuvo tanta suerte y los dos se tumbaron a la vez, así que quedaron descalificados automáticamente. En la tercera pareja estaba Ginny quien era la única mujer en la prueba, al inicio le fue bastante bien porque lograba esquivar las bolas y devolverlas pero, justo antes de finalizar el tiempo, una de las bludgers le dio en la escoba y la tumbó, como estaba solo a 6 metros de altura la caída no resultó ser tan traumática, sin embargo Ron se acercó corriendo a ella con el rostro pálido, la ayudó a levantarse y se la llevó a la enfermería mientras seguía la selección.

-¿Qué es lo que pretendías, Ginny? – le reprochó Ron mientras caminaban a la enfermería –, por qué crees que el puesto de golpeador es apto SOLO-PARA-HOMBRES.

-Quería que Harry me notara – le dijo Ginny, sollozando.

-¡¿Qué?! – chilló Ron – ¡Cómo se te pudo ocurrir!

-Y ahora va a creer que soy delicada – dijo en susurro.

-Mira Ginny, no sé de dónde sacaste esa tontería de hacerte notar por Harry – le dijo Ron perdiendo la paciencia –, él es tu amigo y te estima.

-Pero yo quiero que me mire de otra manera.

-Entiende... nunca lo hará, eres como la hermana que nunca pudo tener.

-¿Él te lo dijo? – le preguntó Ginny entre lágrimas.

-Si, un par de veces... y sácate esa idea de la cabeza – Ron se detuvo en seco y la cogió por los hombros –. No vale la pena que sufras por eso, aún estas muy joven – y con un tono de gruñido agregó –: seguramente tendrás tantos novios que los desecharas – y siguieron el camino a la enfermería

Cuando Ron regresó a la sala común encontró al equipo reunido y con un nuevo integrante, era el chico que debía presentar la prueba con el golpeador.

-¿Cómo resultó todo? – le preguntó a Harry.

-Mejor de lo que podríamos esperar. Mira, lo elegimos a él – le indicó Harry –, se llama Malcom Roberts y es de cuarto año. Y ¿cómo está Ginny?

-Mejor, parece que no ha sido nada grave, pero la señora Pomfrey insistió en que se quedara esta noche en la enfermería - dijo Ron en tono triste.

-No te preocupes Ron – lo animó Hermione –, tienes que dejarla aprender sobre el mundo, tú no vas a estar con ella para siempre.

-Si, tienes razón.

A mediados de octubre se iniciaron los entrenamientos del equipo y como se dejaron coger la tarde, tenían que practicar todos los días, aunque para fortuna de ellos el clima les ayudó bastante. A inicios de noviembre la tensión y el entusiasmo se apoderó del castillo y entre los alumnos se crearon apuestas clandestinas para los partidos de toda la temporada, claro está, siempre a escondidas de los profesores. Gryffindor encabezaba las apuestas para alzarse con la victoria de la copa, seguida muy de cerca por Slytherin. Pero entonces se filtró que los alumnos estaban apostando y la persona que lo descubrió fue el profesor Snape y como su casa no iba ganando para el público, escupía todo su veneno en las clases de pociones poniéndole los pelos de punta a sus alumnos, a excepción de los Slytherin que se satisfacían cada vez que Snape le bajaba puntos a Harry y Ron.

-¡Rata! – se quejó Ron después de salir de clase.

-Guarda la calma, Ron – le reprochó Hermione –. Mañana tienes que tener los sentidos bien puestos, o sino, te van a meter muchos goles.

-¡No me des sermones ahora, Hermione! – le contestó Ron –. Con qué ánimos voy a entrar a clase de adivinación.

Después de las clases todos los alumnos de la casa gryffindor estaban reunidos en la sala común, comentando alegremente sobre el partido que se llevaría a cabo al día siguiente, bulla por todas partes, chicos de primer año que gritaban ante la emoción de ver su primer partido y chicas de quinto y sexto que les daban consejos agüeristas a los jugadores.

-¡Sí Malcom!, como es tu primer partido, te tienes que poner los calcetines al revez, eso funciona con los muggles – le decía una chica de sexto al nuevo golpeador.

-Jugadores – habló Harry y se hizo el silencio –. ¡A dormir!

Y rápidamente la sala común fue quedando vacía y Harry y Hermione se fueron rezagando a propósito, entonces se sentaron en un rincón y comprobaron que estaban solos.

-Harry, mañana tienes que conservar la calma, es tu primer partido como capitán y puedes estar nervioso por eso.

-Estoy que me muero – y la abrazó –, pero sé que tenemos el mejor equipo, nuestro rendimiento no ha bajado desde que estábamos en tercero.

-Yo confió en ti Harry y sé que cumplirás un gran papel... no solo mañana, también el resto de la temporada.

-Tus palabras me dan más confianza – y la besó.

Al día siguiente el clima fue maravilloso, ideal para el partido y Gryffindor ganó con un marcador de 200 a 30 poniéndose así a la cabeza del torneo.