El siguiente capítulo puede contener material sensible para los menores de edad, se recomienda la supervisión y orientación de un adulto... jejeje.

Capítulo 11: DOS VARITAS DEL PASADO

-¿Cuándo se le va a quitar esa estúpida fobia por las arañas? – chilló Hermione mientras manoteaba.

-¡No seria una fobia estúpida si tú la tuvieras! – le reclamó Harry.

Hermione lo fulminó con la mirada y le dijo:

-No vamos a empezar de nuevo ¡Si! – y salió como un torbellino de la habitación – ¡Buenas noches! – dio un portazo en la alcoba que iba a dormir.

Harry se disgusto porque Hermione lo dejó con la palabra en la boca, así que para olvidarse del asunto se puso a arreglar la habitación de sus padres, ahora que estaba solo sentía que el mundo se le iba desmoronando, entonces cuando ya había quitado las sábanas y observado con detenimiento todos los muebles que habían allí, se dirigió a una de las mesas de noche y al abrirla se sintió desvanecer, dentro de ella estaba una varita mágica y supo que era la de su papá porque en ese mismo cajón encontró un documento de identificación.

-Seguro Dumbledore la colocó aquí – dijo Harry en tono bajo y con la voz entrecortada.

Se dirigió a la otra mesita de noche y al abrirla encontró lo que estaba buscando, otra varita y esa debía de ser la de su madre. Harry se sentó en la cama y observaba las varitas con melancolía, por su mente pasaban imágenes que inconscientemente creaba viendo a su padre y su madre haciendo hechizos, realizando transformaciones, echándole una maldición a alguien a escondidas de los profesores, pero entonces algo lo hizo volver a la realidad, era Hermione que lo observaba desde la puerta de la alcoba.

-¿Harry, qué pasa? – le dijo en tono bajo – ¿por qué no te duermes?

-¿Qué haces sin tu jersey y sin zapatos? – le dijo preocupado – ¡te vas a resfriar!

-Solo iba a la cocina por un poco de agua, además tengo una camisa de manga larga, pantalones y medias, así que no pasa nada – y se acercó a él – ¿qué tienes en las manos?

-Son las varitas de mis padres – se las mostró cuando ella se sentó a su lado.

-¿Dónde las encontraste? – le dijo mientras cogía una de las varitas.

-En las mesas de noche, la que tienes es la de mi mamá – le dijo, mirando la varita con tristeza.

Hermione le volvió a pasar la varita y Harry la puso encima de la mesita de noche junto con la de su padre, entonces, sin previo aviso, Hermione lo abrazó y él hizo lo mismo, la abrazó con fuerza esperando que con eso no lo derrotara la tristeza y entonces hizo algo que nunca había hecho, empezó a besarla en el cuello y lentamente fue subiendo hacia su boca para después caer con suavidad en la cama. Entonces Harry se quitó el jersey y la camiseta polo con rapidez y poco a poco fue desabrochando la camisa de Hermione mientras ella lo besaba y pasaba sus manos por la espalda desnuda de él, luego Harry se desabrochó el pantalón y Hermione se lo quitó con los pies mientras él le quitaba el de ella, ambos quedaron en ropa interior y Harry sintió como Hermione empezaba a temblar. Así que con mucho cuidado le quitó la camisa a Hermione y la besaba con ternura cuando le desabrochaba el sostén para luego deshacerse de él lanzándolo con fuerza al suelo. Harry abrazó a Hermione y mientras la seguía besando le fue bajando los panties haciendo que ella se estremeciera. Él sentía que ella tenía miedo pero no se lo reprocho porque en el fondo a él le pasaba lo mismo, la acomodó con cuidado en la cama, se quitó los boxers y se colocó encima de Hermione, ella no lo miraba, pero puso sus manos en la espalda de Harry y él le dijo:

-No sientas vergüenza ni miedo... también es mi primera vez.

Y entonces:

-¡Harry! – gimió Hermione y le enterró las uñas en la espalda cuando él se introducía en ella.

A Harry le ardía la espalda, pero no dijo nada ya que el dolor que en esos momentos sentía Hermione debía ser más intenso, así que la besó con pasión para que ella no pensaba en el dolor que sufría.

Veinte minutos después se abrazaban en la cama, una vez finalizaron vieron el mundo diferente, ya no se sentían los mismos y a Hermione la embargaba un sentimiento de culpa. Comenzó a hacer más frío y Harry se paró, cogió su varita, se dirigió a la chimenea y con un movimiento de la varita avivó el fuego. Hermione se sentó en la orilla de la cama y Harry notó que tapaba sus partes intimas con las manos, al tiempo que bajaba la cabeza para no verlo desnudo, entonces él se dirigió al armario y sacó una colcha, se devolvió hacia la chimenea y allí la extendió, después fue hasta la cama y cogió dos almohadas, se dirigió de nuevo a la chimenea y las acomodo encima de la colcha, luego se sentó al lado de Hermione que temblaba de frío y no había levantado la cabeza en todo ese rato. Le levantó la cabeza con una mano y vio que estaba llorando.

-Lo que paso ahora, es lo más maravilloso que me ha ocurrido – le dijo con una sonrisa –. Yo no me arrepiento.

-Ha...Harry...yo – Hermione no fue capaz de hablar.

-¡Yo no sabía que fueras tan escrupulosa! – entonces se echó al hombro una de las sábanas de la cama y acto seguido cargó a Hermione en sus brazos y la llevó hacia la chimenea – ¡Oye, pesas bastante!.

-¡Debilucho! – dijo Hermione en susurro y no pudo evitar sonreír.

Con mucha dificultad Harry acostó a Hermione en la colcha y la cubrió con la sábana que tenia en el hombro, después él se metió entre las sabanas y se colocó encima de Hermione.

-Estoy tan feliz de vivir este momento... aquí... contigo – le decía Harry en susurro y con una sonrisa cuando se introducía de nuevo en ella –. Los dos vamos a aprender a amarnos sin vergüenza, sin miedo. Hermione, esta noche yo no tuve sexo contigo, esta noche yo hice el amor contigo, y en el amor no hay miedos.

Y durante el amanecer se siguieron amando con intensidad, empezaron a conocerse en la intimidad y unas horas antes de la salida del sol se quedaron dormidos.