Capítulo 15: PELEANDO CON FANTASMAS

Debido al frío que hacia cuando llegaron, decidieron visitar a Hagrid al día siguiente para actualizarlo de todos los acontecimientos.

-¿Cómo es posible que los mortífagos supieran que te encontrabas en la casa? – preguntó Hagrid una vez que Harry le contó lo del ataque.

-Parece ser que Voldemort se los dijo – notó que todos se estremecían al oír ese nombre –. Seguramente sospechaba que yo regresaría a la casa para conocerla.

-De todas maneras fue muy osado enfrentarse a ellos Harry – opinó Hagrid con seriedad –, fíjate lo que le hicieron a Hermione.

-Pero si no lo hubiéramos hecho ellos nos atacaban primero – le dijo Hermione para defender a Harry.

-¿Y por qué los dejaste solos, Ron? – le preguntó Hagrid con severidad –. ¡Estando los tres juntos se cuidan mejor!

-Las arañas Hagrid... había muchas.

-A propósito, cada vez que visito a Aragog me pregunta por ti – le dijo Hagrid en tono jovial.

Todos se rieron con sonoras carcajadas, menos Ron que se puso rojo, cruzó los brazos y los miró con disgusto.

Enero apareció con nuevos retos y más deberes, mientras Ron y Harry a duras penas alcanzaban a realizar todas las tareas, Hermione no solo las hacia sino que también le quedaba tiempo para realizar ejercicios preparatorios para los EXTASIS. En varias ocasiones Harry la ayudaba con los ejercicios prácticos pero cuando ella lo invitaba a la biblioteca a leer sobre nuevos hechizos él la acompañaba solo algunas veces por que prefería divertirse con Ron. Así que esta situación le causó más de un disgusto con ella.

-¡Tú no me comprendes! – le reclamó Hermione un día que él se negó a acompañarla a la biblioteca.

-Pero sabes que me aburro – le explicaba Harry tratando de tranquilizarla –, prefiero ayudarte con la practica, no con la teoría.

-Entiende, me gustaría que aprendieras más, no quiero que seas un mago mediocre.

-¿Un, qué? – le dijo Harry enrojeciendo de rabia.

-¡Un mago mediocre! –repitió Hermione sin pizca de arrepentimiento.

-¡Eso piensas de mí! – le dijo Harry en tono altanero –, ¿pues sabes qué?... no deberías salir con alguien como yo, puedo manchar tu reputación de estudiante perfecta.

-¡No digas estupideces! – chilló Hermione a quien se le estaban aguando los ojos.

- ¡Es la verdad! – replicó Harry que empezaba a perder los estribos –. Siempre has pensado eso de mí... y de Ron, y de todos.

-¡No quiero escucharte más! – decía Hermione mientras se tapaba los oídos con las manos.

Harry se acercó a ella y le quitó las manos de los oídos.

-¡Suéltame! – y Hermione comenzó a llorar.

-¡No! Tienes que aprender a escuchar – le decía Harry quien no le soltaba las manos.

-¿Qué pasa aquí? – preguntó Ron cuando llegó donde ellos estaban.

De inmediato Harry y Hermione se quedaron en silencio, pero Harry no soltaba las manos de Hermione.

-No pasa nada, Ron – dijo Hermione de repente y se zafó de Harry –. Nos vemos después – y se fue como un rayo

-¿Harry, qué...? – Ron no era capaz de preguntar.

-Que Hermione me llamó mediocre – le dijo Harry que aún estaba disgustado –. Todo por que no quise acompañarla a la biblioteca.

-¡Solo por eso! – le dijo Ron poniendo los ojos en blanco –. Creo que no era para tanto. ¿Qué tiene de malo que no quieras ir a la biblioteca?

- Debe ser que prefiere salir con alguien más digno de ella, de una Premio Anual.

-Si, como el tal Kiefer... – soltó Ron y notó que Harry lo fulminaba con la mirada –. No me hagas caso – y se puso rojo por haber metido la pata.

Pero a Harry le quedó sonando la idea en la cabeza y decidió espiar a Hermione en la biblioteca. Ron lo acompañó y ambos se hicieron detrás de uno de los estantes para observar lo que ella hacía. Notaban que de vez en cuando ella paraba de leer y se secaba las lágrimas, debía estar sintiéndose fatal y a Harry se le empezaba a encoger el corazón. Al notarlo Ron le dijo:

-Ve a hablar con ella antes que cierren la biblioteca, yo me voy a la sala común, aprovecha que hay poca gente y por favor... no seas grosero.

Ron salió sigilosamente de la biblioteca para que Hermione no le viera, entonces Harry se acercó a ella tapándole la luz. Cuando vio la sombra Hermione levantó la cabeza y al encontrarse con Harry volvió a bajarla ignorándolo completamente.

-¿Podemos hablar? – le dijo Harry en voz baja.

Ella no dijo nada, y él interpreto eso como un "Si". Se sentó al lado de ella acercándose para no hacer demasiado ruido.

-Lo que paso esta tarde... bueno... no era mi intención decirte todo eso – pero Hermione no se movía, seguía inmersa en el libro –, de verdad no quería, pero tú no me entiendes... – entonces, como Hermione no le estaba prestando atención, Harry puso su mano en el libro, impidiendo que ella siguiera leyendo –. ¿Me podrías mirar?

-¡Vete! – chilló Hermione en voz baja –, quiero seguir estudiando.

-No me voy hasta que no aclaremos esto – Harry cogió el libro y lo cerró.

-¡Cómo fuiste capaz de decirme todo eso! A mí – y Hermione lo miró poniéndose la mano en el pecho mientras unas lágrimas resbalaban en su cara –, que siempre te demostré amistad incondicional, que creí en ti cuando nadie lo hacia... piensas que me hubiera entregado a alguien que yo consideraba no ser digno de mi alma, de mi inocencia... Que dolor me causas al darme cuenta que no me conoces, Harry.

Harry se quedó mirándola, no sabía qué decir y poco a poco fue apoyando su brazo izquierdo en la mesa mientras dejaba caer en el la cabeza, pero Hermione no lo dejó de mirar, ahora estaba en silencio pero aún le caían lágrimas. Después de unos tensos segundos Harry rompió el silencio.

-No me gustó que me llamaras mediocre,... ¿cómo crees que me sentí?