Capítulo 19: ACONTECIMIENTOS REVELADORES
-Parece que está ocurriendo de nuevo – dijo Harry en voz baja después de leer el artículo.
-Realmente creí que esta clase de cosas demorarían en suceder... – añadió Ron mientras apartaba el plato aún con medio desayuno en él –. Desde hace meses no había noticias de los movimientos de quien-tú-sabes.
-No desde las vacaciones de navidad, Ron... – le contradijo Hermione, que ya había recuperado su aspecto habitual.
Harry recordó lo que había ocurrido la mañana del 26 de diciembre en la casa de sus padres, cuando un par de mortífagos, por órdenes de Voldemort, ingresaron a la vivienda con el fin de aniquilarlo o llevarlo ante "su amo" para que se encargara de él y como a causa de esa invasión tuvo que suspender su gran momento de intimidad con Hermione para que minutos después ella sufriera a causa de la maldición crucio .
-Bueno, será mejor no preocuparnos por eso... – dijo Hermione al cabo de diez minutos cuando los tres ya ingresaban al aula de DCAO –, desde acá no podemos hacer nada, solo esperar.
-¿No te preocupa tú familia? – le preguntó Harry que no creía lo que escuchaba de ella.
-Claro que me preocupa, ¿qué crees? – le respondió Hermione algo mosqueada.
-¿Y entonces? – se apresuró a decir Ron
-Pues yo siempre los mantuve informados sobre todo el asunto de Voldemort y los mortífagos para que no bajaran la guardia y no se dejaran sorprender.
-¡Te has dado cuenta que lo has llamado por "su nombre"! – exclamó Ron sorprendido mientras los tres se sentaban en una de las filas del centro del salón.
-¿Ah, sí?... no me di cuenta – dijo ella alzando levemente las cejas y con una mirada levemente hacia el techo.
Harry rió para sí mismo, sabía que Hermione evitaba decir el nombre de Voldemort, pero desde que eran pareja ella se había acostumbrado a llamarlo por su nombre porque continuamente Harry lo hacía.
Para fortuna de ellos, la clase resultó ser bastante exigente ya que con todo el trabajo que les pusieron para realizar en ella no los dejaba pensar en el artículo de El Profeta. Ese día los alumnos de gryffindor aprendieron unos complicados conjuros para evitar que los vampiros ingresen a la casa cuando alguien que vive en ella los invita sin querer queriendo. Debían aprenderse los conjuros en idioma latín y árabe porque así serian más eficientes, Neville fue el que tuvo más problemas con la pronunciación, tanto así que por decir mal las palabras lograba realizar hechizos bastante extraños como aparecer confites de fiestas y transformar sillas en bicicletas.
Una vez finalizada la extenuante clase la mayoría de los gryffindor se dirigieron hacia el gran comedor para disfrutar del almuerzo, pero Harry, Ron y Hermione decidieron esperar y aprovechando que en las horas dela tarde no tenían clase, prefirieron ir a dar unas vueltas alrededor del lago con el propósito de hablar más abiertamente de los últimos acontecimientos nombrados por El Profeta.
Harry caminaba con las manos cruzadas en la espalda y la mirada hacia el suelo, a su lado derecho estaba Ron, quien tenía la mirada hacia el frente y se cogía la barbilla con la mano derecha apoyada en la izquierda, al otro lado de Harry estaba Hermione con los brazos cruzados y mordiéndose el labio inferior. Tras dar un par de vueltas al lago en silencio, Ron comenzó la charla:
-¡Tal vez no se atreva a atacar Hogwarts!... Digo, sería muy tonto de su parte hacerlo con Dumbledore aquí – Ron seguía tocándose la barbilla.
-Voldemort no tiene escrúpulos, Ron – le dijo Harry con la voz algo apagada y con la mirada aún en el suelo.
-No pronuncies ese nombre – le dijo el pelirrojo entre dientes.
-No te acuerdas cuando comenzamos con nuestros estudios – siguió diciendo Harry, sin prestar importancia a las quejas de su amigo –, ese año él estuvo aquí tratando de apoderarse de la piedra filosofal siendo un espectro. Ahora que ya ha recuperado la plenitud de su poder no le costará nada atacar el colegio, ¿No crees?
-¡Sigo confiando en que no lo hará! – exclamó Ron testarudamente –. Mientras Dumbledore este aquí con nosotros estaremos bien protegidos... Además, acuérdate que Dumbledore es la única persona que inspira el temor en quien-tú-sabes.
-Si, tal vez... – dijo Harry dudoso.
-¡Harry!, nada de "tal vez". ¿Es que en todos estos años no has aprendido la influencia y el poder que tiene el profesor Dumbledore en el mundo mágico? – le preguntó Ron frenando en seco y mirándolo fijamente.
-¡Sí! Tienes razón – dijo Harry con determinación parando de caminar y levantando la mirada hacia su amigo –. Mientras el profesor esté con nosotros no pasará nada.
-¡Así me gusta! – le dijo Ron dándole unas palmaditas en la espalda –. No hay porque dejarnos intimidar.
Harry le dirigió a su amigo una mueca con su sonrisa en señal de agradecimiento, pero al ver a Hermione la reprimió, ella aún tenía los brazos cruzados y observaba a ambos chicos con un semblante serio. Pero algo rompió ese inquietante momento: el sonido de las tripas de Ron.
-Upss... tengo hambre – dijo Ron como sin querer la cosa y miró su reloj –. ¡Son las tres de la tarde! ...que rápido se pasa el tiempo.
-Pero a esta hora ya no hay almuerzo en el gran comedor... – dijo Harry, pensativo.
-En el gran comedor no... pero en la cocina si. – le informó Ron con una risita maligna –. Nada más vamos y los elfos domésticos nos darán un buen banquete.
-Aja... andando – y Harry comenzó a caminar alegremente con Ron pensando en los maravillosos bocadillos que le esperaban.
-¿Y tú Hermione, no vienes? – le preguntó Ron mientras se detenía y se daba la vuelta para mirarla.
-¡No!... vallan ustedes – le respondió con cierto disgusto en su voz –. Yo quiero seguir caminando.
-¿Segura? – insistió Ron con una sonrisita y una mirada de incógnita.
-Si... – y Hermione siguió caminando por la orilla del lago.
-¿Qué mosca le picó? – le dijo Ron a Harry cuando emprendieron su camino hacia el castillo.
-No lo sé... – Y Harry frenó en seco –. ¿Hazme un favor?
-¿Cuál?
-¿Les puedes pedir a los elfos algunos pasteles de pollo? Y ahora te veo en la cocina – le explicó Harry.
-Ok, pero no respondo por la comida si no apareces rápido – le respondió con una risa burlona.
-¡No te atrevas a dejarme sin comida Ron! – le advirtió Harry mientras se alejaba de su amigo.
