¡¡Hola!! Este es, posiblemente, mi capítulo preferido. Creo que es la clave de todo el fic. Así que, por peligro a espoileos mejor os contesto a los rews al final, ¿vale?
¡Ale, ale! ¡A leer!
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CAP 6: LA PREGUNTA
"Sé lo que buscas porque yo también lo he buscado y, como a mí, al final me ha encontrado. Alégrate porque eres especial. No todos llegan hasta donde tú has llegado y han vuelto para contarlo... aunque no te recomiendo que lo hagas"
Cartas de un espíritu a otro. Nikas Statopoulos.
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La puerta de su habitación estaba entreabierta.
Se extrañó porque estaba seguro de haberla cerrado cuando se acostó. Al incorporarse y ponerse las gafas oyó unos pasos apresurados que se alejaban. Reconoció las leves pisadas de Kate y se tranquilizó. No la culpaba por espiarle. Al fin y al cabo, por muy hermano que fuera, seguía siendo un extraño.
Se levantó y se vistió. Aquel sábado irían a Somerset a visitar a los abuelos Potter. Allí, según le había contado su madre, se encontrarían con Sirius. Pasarían la noche en casa de los abuelos y volverían a Londres para la cena del domingo. Harry había preguntado por los padres de su madre. Al parecer se habían ido a vivir a EEUU. La abuela Maggie había muerto hacía años, pero su abuelo John aún coleaba por Los Cayos de Florida. No se atrevió a preguntar por los Dursley, pero sus padres tampoco los mencionaron. Mucho se temía que no se hablaban con esa parte de la familia.
En el viaje en coche hasta la casa de sus abuelos, Harry tuvo mucho tiempo para pensar. ¿Cómo sería su vida como muggle? La magia, desde que entró en su vida, había constituido un elemento importantísimo. Ahora, no sólo no tendría ningún tipo de poder, sino que además no habría ningún mundo mágico, ni Hogwarts, ni Ministerio de Magia ni nada que se le pareciera. Entonces le asaltó otra idea: el Instituto. Había pasado los últimos 5 años en una escuela de Magia... bueno, había pasado los últimos 5 años hundido en una esquizofrenia aguda y dentro de una semana y comenzaría el curso escolar.
-¿A qué instituto voy a ir?- preguntó sin más a sus padres. Harry captó una breve mirada cómplice entre los dos adultos.- ¿Qué ocurre?
-Verás, Harry.- comenzó James.- Has estado los últimos 5 años internado en una clínica. Si te matriculáramos en tu curso natural te perderías sin remedio.
-Por eso este año – continuó Lily. Harry supo que habían ensayado esa conversación.- harás un curso especial de preparación para el de Orientación Universitaria que será el que tengas que hacer el año que viene.
-¿Y qué estudiaré?
-Un resumen de lo más importante de los últimos 5 cursos. Aun así deberías orientar las asignaturas según lo que quieras estudiar en la Universidad.- dijo James.- ¿Lo has pensado?
-Papá, hace 3 semanas estaba en un mundo completamente diferente. No me lo he planteado, la verdad.
James sonrió.
-Bueno, no te preocupes. Ya se te ocurrirá algo.
Alrededor de 2 horas después llegaron a la casa de campo de los abuelos Potter. Aunque él era el protagonista y todos estaban pendientes de él por razones obvias, Harry vivió toda la escena familiar como un extraño. Casi tenía la sensación de verse desde fuera. Su abuela Rose y su abuelo Henry... Si le hubieran dicho que eran los abuelos del vecino del 4º se lo hubiera creído igual. No sabía qué pensar. Sólo sonreía y trataba de parecer despreocupado y contento.
A las 4 de la tarde llamaron a la puerta. James fue a abrir. Lo siguiente que oyó fue la risa parecida a un ladrido que tantas veces había escuchado antes. Unos momentos después le vio. Efectivamente no tenía el aspecto demacrado y marchito que Azcabán le había dejado; tampoco tenía aquella mirada perdida que los dementores habían extraviado. La belleza implícita que su padrino siempre había escondido se mostraba en todo su esplendor en aquel hombre. El pelo negro y cortado con estilo le caía con gracia sobre la frente. El rostro lleno y recio, la sonrisa amplia, la voz potente. Era su padrino en otra vida, en una vida paralela en la que no había traidores ni una vida en prisión. Por fin Sirius fijó sus ojos en Harry que, a su pesar, le miraba pálido y tembloroso. Al fin y al cabo estaba viendo a un muerto.
-¡Hola Harry! Muchacho, cuánto has crecido.- Sirius se acercó y le observó detenidamente.- James, ¿tienes conciencia de lo muchísimo que se te parece? Bueno Harry, ¿te acuerdas de mí?
Harry casi se echó a reír. ¡Claro que se acordaba! Pero... pero él no. Parecía como si... parecía exactamente lo que tenía que parecer. La desilusión de Harry era tan palpable que el rostro sonriente de Sirius de ensombreció.
-Hey, ¿qué te pasa?
-Lo... lo siento. Es que aún estoy un poco confuso... ya sabes.- dijo como disculpa.
-Tranquilo. ¡Anímate hombre! Hoy es un gran día y tenemos que celebrarlo.
"Quién eres tú y qué has hecho con Sirius Black", pensaba Harry a medida que la velada transcurría. El Sirius de esta realidad era completamente diferente. Era muy divertido y hacía trucos con las manos que divertían a todos. Kate le miraba emocionada y le seguía todas las bromas. Ciertamente Sirius tenía muy buena mano con los niños. James y él empezaron a recordar viejos tiempos y viajes de juventud. Pero tenía un no se qué de prepotencia que no le acababa de gustar. Aquello no era propio de Sirius... aunque el Sirius que él conocía había vivido cosas que le habían hecho un hombre diferente. Este Sirius no era su padrino.
Esto le hizo pensar. Quizá sus padres tampoco fueran realmente sus padres, pero como no les conoció no podía comparar. Realmente no podía esperar que fueran los mismos. Las circunstancias no eran iguales. No estaban directamente involucrados en una guerra mágica ni nada por el estilo. Pero aun así... el zumbido comenzó a hacerse más patente a medida que anochecía.
Aquella noche Sirius les invitó a cenar a un restaurante muy lujoso. Harry empezó a detectar cierto paralelismo entre el Sirius adolescente que había visto en el recuerdo de Snape y aquel hombre. Quizá el chaval descerebrado que fue en su adolescencia necesitó una experiencia tan traumática como Azcabán para convertirse en el magnífico ser humano que fue su padrino. Sin la prisión, ¿Sirius era así? Y sus padres... Deseó poder haberles conocido en su otra vida para poder comparar. Entonces cayó en la cuenta de que igual que ellos no le parecían las mismas personas él mismo tampoco lo sería. ¿Cómo sería el Harry muggle con una familia normal y una vida común? No como él, estaba seguro. Él había crecido siendo huérfano y en unas condiciones muy especiales. Toda aquella gente era extraña para él y él era un extraño para aquella gente.
Cuando trajeron la cuenta Harry tenía tal empanada en la cabeza que no sabía qué ocurría exactamente a su alrededor. Su aire ausente no pasó desapercibido a su padre, que en un momento le apartó y habló con él:
-¿Qué te ha estado preocupando toda la tarde, hijo? Creí que ver a Sirius te alegraría, teniendo en cuenta que... bueno... tu madre me dijo que en tu fantasía estaba él.
-Sí, y me alegro de verle...
-...pero...
-Bueno, es natural, ¿no? Supongo que me había creado una imagen de él... diferente. Eso es todo.
James le miró un momento. No estaba muy convencido.
-Eso no es todo.- afirmó el hombre después de unos segundos de silencio. Caminaban por una avenida arbolada de camino a donde tenían los coches aparcados. Su madre charlaba con sus abuelos y Sirius y Kate metían barullo algo más adelante.- Sé que aún no estás acostumbrado a nosotros y que encontrarás muchas cosas diferentes, pero para eso estamos aquí, para ayudarte. Has salido de golpe de una enfermedad que prácticamente te tenía en coma, hijo.
-¿Sabes algo del CD?- preguntó Harry a bocajarro deseando cambiar de tema. James suspiró muy consciente de la táctica y él por qué de su uso. Negó con la cabeza.- ¿Qué pasaría si todo esto fuera también un sueño?
-No lo sé. La metafísica nunca fue mi fuerte.
Ambos sonrieron, pero Harry no pudo desembarazarse de la sensación de irrealidad que crecía en su interior. Quizá aquella noche cuando volviera al atolón encontrara la respuesta.
Efectivamente volvió. La arena blanca y caliente crujía a cada paso suyo. Esta vez no había despertado al llegar, pero parecía estar completamente solo en aquella isla. Buscando la sombra de las palmeras se internó entre los árboles.
-Hola.- oyó a su espalda. Harry se dio la vuelta y se vio a sí mismo, con 11 años. No respondió. Estaba demasiado aturdido.- ¿Sabes quien soy?
-¿Yo?
-Casi.- dijo el Harry joven.- Digamos que soy algo parecido a tu subconsciente. Ya era hora de que llegaras.
-Me he entretenido.- dijo pensando en el océano embravecido con el que tenía que luchar cada noche.- ¿Querías verme?
-Sí. Quería aclarar ciertos... malentendidos. En primer lugar no estás loco en absoluto, ni esquizofrénico, ni psicótico, ni tienes desórdenes obsesivo-compulsivos de ningún tipo. Créeme, sé de lo que hablo.
-¿Entonces cómo explicas todo lo que ha ocurrido?
-No puedo, no lo sé. ¿Recuerdas? Yo soy tú. Si tú no lo sabes, por extensión, amigo mío, yo tampoco.
-¿Entonces por qué me esperabas?- dijo Harry sintiéndose estúpido. ¿Había tenido ese sueño tan horrible todas las noches sólo para encontrarse con la versión en miniatura y en modo impertinente de sí mismo?
-Supuse que ya era hora de que trataras de conocerte a ti mismo un poquito.- el Harry de 16 años le miraba con una expresión indescifrable en el rostro.
-Auto psicoanálisis.- dijo por fin con un deje de incredulidad y sarcasmo.- No me lo puedo creer. Mira, en las últimas semanas he tratado con suficientes psiquiatras como para...
-No lo entiendes, ¿verdad?- el Harry mayor se calló en el acto. Cuando abrió la boca para replicar el pequeño se adelantó.- Este cambio de realidad tan repentino, tu sensación de irrealidad... ¿A qué crees que es debido?
-A una esquizofrenia.
-Mentira y lo sabes.
-¿Entonces a qué, listillo? ¿Es que acaso alguien me ha teletransportado a esta realidad o qué?
-No creo que esa sea la pregunta que quieres hacerte.
El Harry mayor se dio la vuelta pateando con frustración la arena. Era inútil. Tener una conversación consigo mismo era como darse de cabezazos contra una pared.
-¿Entonces cuál es? Sé que la sabes.- dijo sentándose en la arena.
-Sí, claro que sí, pero soy tu subconsciente, Harry. Si lo digo yo no tiene gracia. Has de decirlo tú, la parte consciente.
-Ya entiendo.- dijo Harry sarcástico.- Esto es como una especie de enfrentamiento con la psique, ¿no? Una terapia de choque.
-Tenías razón. Has tratado con demasiados psiquiatras. Quizás debieras despertar y volver otro día.
-¡NO!- exclamó Harry.- Estoy harto de vagar por ese mar horrible. El agua salada se me mete por la nariz y es muy desagradable. Si podemos aclarar esto ahora hagámoslo.
-No te lo tomas en serio.- Harry pequeño meneó la cabeza y alzó una mano.
-¡Espera, por favor!- volvió a exclamar Harry mayor.- Vale, de acuerdo. Quieres que charlemos. Bien, ¿Quieres que haga esa pregunta?
-Sí.
-Allá va: ¿Cómo ha podido Voldemort hacerme esto?
-Pregunta equivocada. Hasta la próxima.
Harry despertó gritando. Respiraba trabajosamente y estaba sudando como la noche en que despertó por primera vez en el hospital. Pasos apresurados y su puerta se abrió. Lily entró en camisón y con expresión asustada. Al verle incorporado y jadeando fue corriendo hasta su hijo.
-¡Harry! ¿Estás bien, cariño?
-Sí, mamá. Sólo había sido una pesadilla.
-Cielo, ¿te tomas lo que te dio el doctor?
-Sí, aunque esas pastillas me dejan un poco raro. Creo que son demasiado fuertes.
-Oh, Harry, no soportaría perderte otra vez. No ahora que todo va tan bien.- dijo Lily abrazándole. Harry la abrazó pensando sombríamente que no todo iba tan bien como parecía.
Apenas pudo dormir aquella noche. Se pasó las horas muertas sentado en la cama con las manos en la cabeza. Vale, al parecer no estaba loco. Su subconsciente se lo había dicho. Alzó una ceja. Si Sigmund Freud levantara la cabeza... Sacudió la suya propia y se obligó a tomarse el asunto en serio. Al parecer aquella pregunta no era la adecuada. ¿Cuál era? No tenía ni idea. Era peor que enfrentarse a la esfinge. Por lo menos ella te daba unas pistas...
Corrió las cortinas y se asomó al balconcillo de su ventana. Aquel lado de la casa daba al patio de atrás. La luna brillaba llena y potente en el cielo límpido. Nunca había visto una luna tan brillante. Prácticamente no se necesitaban linternas para andar por la oscuridad. Respiró el aire fragante y se concentró. Su subconsciente le había dicho que tenía que hacerse una pregunta. Una pregunta que realmente quisiera hacerse. Pero no sabía cual. "¿Fase de negación, Harry?", se preguntó a sí mismo.
Irritado contra su propia mente salió de la habitación y sin hacer ruido fue al jardín. Hacía una noche fantástica. ¿Cómo era posible que un mundo así no existiera? ¿Realmente su mente era capaz de crear con tanta verosimilitud un mundo entero con todos sus detalles? Sentándose en un banco fijó su mirada en un enanito de cerámica y trató de rebuscar en sus propios sentimientos.
No le gustó lo que encontró y al amanecer creyó saber cuál era la pregunta que debía hacerse. Aquella noche, de vuelta en Londres, se acostó temprano.
-Hola Harry.- dijo el pequeño cuando puso sus pies en la arena dejando el bote a la deriva.- Parece que has hecho algún progreso.
-Eso parece.- dijo Harry quitándose los pesados zapatos llenos de agua. Sus pies desnudos sufrieron la quemazón de la arena y caminó hasta la sombra con tranquilidad, ignorando el dolor hasta donde le era posible.
-Tú dirás.- dijo el joven Harry sentándose a su lado.
-¿Por qué quise venir a esta realidad?
El joven Harry aplaudió.
-Bravo. Has comprendido por fin que el problema, esta vez al menos, no viene de afuera, sino de dentro de ti mismo. ¿Has encontrado alguna respuesta?
-Sí.- dijo Harry. El chico de 11 años aguardó a que siguiera.- Por miedo, por puro pavor. Soy un cobarde que se ha creado una realidad alternativa a la que huir.
-¿Y te extraña?- el Harry mayor le miró peligrosamente.- No el que seas un cobarde, sino el querer huir. Tío, por favor, cualquiera en tu lugar se hubiera cortado las venas.
-Quizá debiera haberlo hecho.
-Mira, dejemos el asunto de la autodestrucción aparte, ¿vale? Yo no tengo ninguna gana de morir y tú tampoco.
-He hecho algo peor. Les he dejado a todos sólo para sentirme bien y a salvo. Es de cobardes, de egoístas...
-De adolescente de 16 años al que se le ha encargado derrotar al mago más poderoso de todos los tiempos y salvar al mundo mientras le van arrancando a las personas que más quiere por el camino, preferentemente de forma traumática.- Harry pequeño bajó la mirada. Al fin y al cabo él había sufrido tanto o más que Harry.- Soy yo quien se acuerda de aquella noche en que Voldemort mató a nuestros padres y el que guarda todos los escabrosos detalles de nuestras aventuras y desventuras que tú, como parte consciente, no podrías aguantar. No puedes culparte por querer huir ni por haberlo hecho.
-Debo volver.- dijo Harry mayor limpiándose las lágrimas del rostro.
-¿Por qué?
-¿No es evidente? Ya está bien de esconder la cabeza bajo tierra. Hay que volver y hacer frente a Voldemort y a todo lo demás.
-¿Por qué?
-¿¡POR QUÉ ME PREGUNTAS ESO!?- Harry mayor lloraba enrabietado como había hecho cuando era muy, muy pequeño. Pero no se sentía ridículo. Sólo estaba ante sí mismo. No podía ocultarse nada ni avergonzarse por nada. El Harry pequeño le miró desde el suelo con expresión dolida. Respiró profundamente.- Es mi obligación.
-Pero no quieres hacerlo. Y por eso no puedes volver.
-Quién querría cumplir una profecía como esa.
-Nadie... excepto tú.
-¿Yo? Acabas de decir que no quiero hacerlo y es cierto.
-Tienes que asumirlo. Una vez que lo hayas hecho podrás volver.
-.....
Ambos se quedaron callados viendo cómo las olas llegaban mansamente a la orilla.
-Así que al final sí era un auto psicoanálisis, ¿verdad?- dijo Harry mayor unos minutos después.
Y despertó.
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Ya, ahora os contesto.
Lady Kenobi: Vaya, vaya... por tu nick veo que te gusta la Guerra de las Galaxias :). A mi también me encanta. He leído algunos libros y todo, pero normalmente son literariamente lamentables. Es una pena que los que escriben sean tan malos con una historia y unos personajes de ese calibre... bueno, que me desvío, jeje.
Tu opción es muy válida. De hecho sería la que posiblemente tomáramos todos. Ir a donde somos más felices. Pero al final te acabarías preguntando: ¿Qué habrá pasado con...? Quizá al final lograras ignorar esa pregunta, pero siempre estaría allí. Dejar una vida por otra no es tan fácil porque el pasado forma parte de tí, haciéndote como eres.
Harry ahora se ve en la disyuntiva de: ¿Me quedo aquí o hago frente a un destino que me aterroriza y que no me asegura la supervivencia? Colega, está haciendo equilibrismo entre la vida y la muerte y lo que parece ser lo único que le incline a un lado u otro es él mismo. Es su decisión, pero no una decisión sin más. Tiene que asumirlo, crecer con esa decisión. Madurar. La realidad de Harry será la que él decida.
Volvemos entonces a lo de "Son nuestras decisiones y no nuestras habilidades las que definen cómo somos".
Uau!! Cómo me enrollo.
Miranda Evans: ¡Hola wapa! Me temo que los capítulos son somo son. ¿Una pista? Mmmmm.... creo que he dado muchas pistas en la contestación a Lady Kenobi y si digo más me espoileo a mí misma!!! Pero bueeeeeeeeeno, vaaaaaaaaaale... Te adelanto que este fic tiene 14 capítulos y que Harry en el siguiente descubrirá que algunas cosas no han cambiado.
