¡¡¡Hola preciosas!!!

Eva Vidal: Tu paciencia ha sido recompensada, y como soy mujer de palabra, hoy míércoles actualizo. ¡Espero que te guste!

Lady Kenobi: Sí, tienes razón, un HP en un mundo muggle... estaría muy bien, pero sería otro fic muy diferente a este. Y lo de actulizar rápido se debe a que fundamentalmente ya tenía la historia escrita desde antes de que me metiera en , así que digamos que llevo trabajo adelantado .

Undomiel de Vil: Pues estoy bastante bien... mojada, pero bien. Es que no sabes la que está cayendo afuera y se me ha roto el parguas (porque también hace un viento horroroso). ¿Que no es justo lo que le hago a Harry? ¡Pero si le he hecho un favor! Piénsalo. Ahora sabe que tiene el poder de ir a diferentes realidades. Cuando termine con Voldemort irá de visita de vez en cuando, jejeje. Sabe que tiene unos padres en alguna parte. Creo que es mejor que tener la certeza de que está huérfano completamente y de manera irremediable.

Miranda Evans: Hola wapísima. Sí, sólo 4 caps. u.u Lo siento. Y me temo que en el cap de hoy no describo cómo está vestido... si te soy sincera no lo considero una información importante para la trama y la historia, pero si quieres te hago ahora mismo una pseudo descripción... o no... mejor vete a http:www.guy-laroche.de/ en la sección de COLLECTIONS. Abajo hay una serie de fotografías que si las pinchas te salen en grande. Bien, pues la que más o menos se acerca a como va Harry es la 4ª. Traje gris claro, pero en vez de camiseta de cuello vuelto (o de cisne, segú se quiera) lleva una camisa, sin corbata, pero de cuello alto que hace un efecto parecido al de la foto. Elegante y juvenil a la vez. Además, no es la ópera, sino un concierto... me estoy espoileando... En fin, ¿qué te parece?

Con respecto a las citas, me alegro que te gusten. La verdad es que excepto 3 o 4 el resto me las he inventado (no existen tales autores ni tales obras). Y sí, leo mucho, lo suficiente como para saber copiar el estilo de cualquiera cuando me interesa. Mi género favorito... pues la fantasía, la verdad, pero no me ciño a géneros. Si hay un autor bueno (sea como sea su literatura), le leo. Orson Scott Card es de ciencia ficción y me apasiona. Thomas Harris es un autor de novela policiaca (Anibal Lecter es suyo) y me parece brillante. Amin Mahlouf es de novela histórica y es genial (su Sinuhé es francamente impresionante) y cuando quiero deprimirme, Günter Grass.

Con la poesía ya no te puedo decir mucho porque no he leído más de lo que me han mandado en el instituto (Lorca, Machado, Miguel Hernandez, Blas de Otero, Generación del 27 al completo, Shakespeare, algo de William Blake...). No me gusta mucho, pero admito que es un formato capaz de transmitir muchas cosas en muy poco espacio, y lo admiro profundamente. Con respecto al ensayo... buf... ese ya es un terreno escabroso, jeje, normalmente relacionado con mis estudios y esas cosas. Lo que no puedo soportar (y lo siento) es la novela romántica. No puedo. Es superior a mí.

Juer cómo me enrollo, madre del amor hermoso. Pero eso te pasa por preguntar : P

Chibi-Kaise: hola!! Me alegro que te haya gustado, en serio. Espero que lo poco que queda te siga pareciendo igual de bien ( n.n' Esto se llama inseguridad, jejeje). ¡Un besito!

Hytare: ¡Gracias! Bueno, es normal que no conozcs a la mayoría de los autores... porque no existen. Como le he dicho a Miranda, la mayoría de las citas me las invento. Reconozco que lo hago por pereza. ¿Te imaginas buscar en todos los libros algún fragmento que cuadre con el capítulo? ¡Aaaarrrggg!

Jarlaxe-Bregan: Nena, no me dejes de estudiar por esta chorrada, por favor. Lo último que querría es ser responsable indirecta de un suspenso. ¡¡¡ n.n' Ya soy lo suficientemente responsable de los míos!!! No, Harry no se puede llevar gente de un lado a otro porque él no ha ido a ninguna parte. Es un viaje espiritual en cierto sentido. Su cuerpo no va a ninguna parte. Es su mente la que cambia de realidad. Por eso no puede llevarse a nadie. Y ah, por cierto... eres una psicópata en potencia. ¿Cómo que te cargarías a todos los que te molestan y luego te largarías? Jejeje, qu lista...

En fin, ya está bien, ya os dejo leer en paz.

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CAP 11: NÜRGEN, DOUTHITT Y FABREGAT.

"La versátil piel de los calamares sirve para sorprender a las presas, eludir a los depredadores, cortejar a las parejas, desafiar a los rivales y comunicarse entre sí."

Tratado sobre cefalópodos. Roger Hanlon

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El concierto terminó.

Aunque Harry estaba lo suficientemente nervioso como para que el libreto hubiera acabado como lo hizo (sus innumerables fragmentos cubrían buena parte del suelo bajo el sillón de Harry) y sabía tanto de música clásica como de motores de combustión mixta, pensó que no había estado mal. De hecho al parecer había sido fabuloso, porque la gran mayoría de los presentes se levantó para aplaudir y se tiraron no menos de 20 minutos haciéndolo... para desesperación del joven.

Había sido bastante ligero: Bach, Haendel y algo de Rachmaninov, pero no importaba. Mirase por donde mirase Harry sólo veía rostros desconocidos. ¿Quiénes serían los tres hombres de la lista? Sus nombres eran: Gerhard Nürgen, un científico alemán bastante apreciado en los círculos pro-células madre; Niles Douthitt, británico y pendiente del nombramiento a sir por la Reina por ser premio Príncipe de Asturias y Nobel aquel año por su trabajo sobre la curación de ciertas enfermedades degenerativas gracias a terapia genética; y finalmente Vicent Fabregat, catalán pero afincado en EEUU desde hacía años, estudiaba el tratamiento del cáncer a través de las células madre. Tres eminencias nada menos.

Cuando los aplausos empezaron a remitir Sirius se dio cuenta del montón de papelitos en el suelo y puso una mano en el hombro de Harry.

-Bien, salgamos.

Ambos se escurrieron entre la gente. Algunos saludaban con un gesto a Sirius y más de una mujer le dirigió miradas que de haberlas recibido Harry, éste habría salido corriendo. No en vano su padrino era un hombre muy atractivo. En cierto modo Harry se preguntó que clase de espía sería si llamaba tanto la atención. En el vestíbulo del Auditorio servían bebidas y comida y poco a poco se iba llenando de la gente que salía sin prisa pero sin pausa de la sala de conciertos. Harry estiró el cuello de la camisa con los dedos y trató de aflojar sus tensos músculos. Se sentía como un elefante en una cacharrería.

-Sirius, ¿dónde están?

-Aún no han salido. Posiblemente sean de los últimos así que paciencia. De todas formas no vamos a ir a por ellos inmediatamente. Esperaremos a que hayan bebido un par de copas y estén en su salsa. Después empezaremos a acercarnos. Te presentaré a algunas personas que seguro que irán a decirles a nuestros tres hombres que estás aquí y en el momento oportuno ellos mismos vendrán a nosotros.

-Vale. ¿Y cómo les pregunto sobre Ryddle?

-No sé. Ese tipo de cosas siempre las improviso.- Harry miró a Sirius con una mezcla de enojo y desesperación.- Ya veremos. Seguro que se te ocurre algo. Los seres humanos son imprevisibles Harry, no puedes planear absolutamente todo.

Una hora y media después empezaron a moverse entre la gente saludando allí y conversando allá. Harry conoció a muchas personas, y en un momento dado, unas tres horas después, cuando los invitados empezaban a irse, mientras Sirius hablaba sobre política internacional con el Subsecretario de Asuntos Exteriores Harry sintió cómo alguien le cogía levemente el brazo. Cuando se volvió vio a un hombre corpulento, de pelo cano y barba recortada. Harry no pudo menos que acordarse de un Papá Noël con pajarita. El hombre sonreía y su nariz estaba levemente sonrosada.

-Discúlpeme el atrevimiento, joven.- dijo con un fuerte acento alemán.- ¿No es usted Harry Potter?

-Sí.- dijo Harry estrechando la mano del orondo alemán.

-Me llamo Gerhard Nürgen. He oído hablar mucho de usted.- Nürgen hizo una pausa. Harry pegó mentalmente un cachete a su padrino por el "ya se te ocurirá algo". ¿Cómo se le iba a ocurrir nada teniendo tan poca información del tipo? Tendría que arreglárselas con lo que tenía. Trazó una sonrisa modesta en su rostro y se dispuso a hacer la interpretación de su vida.

-Bueno, pero me temo que lo que se pueda decir de mí no es comparable a lo que se dice de usted.- Nürgen sonrió.

-Ciertamente es usted admirable Señor Potter. No había conocido nunca a nadie que estuviese tan lúcido después de haber superado una enfermedad como la suya.

-Supongo que he tenido suerte.- Nürgen sonrió enigmáticamente y asintió.

-Quizá no se deba todo a la suerte, Sr. Potter.

-¿A qué se refiere?

-Me gustaría tratar con usted este tema más profundamente en otro lugar.- Nürgen se le acercó.- Digamos que la competencia entre científicos es demasiado fuerte desde que se decodificó el genoma y hay que tener cuidado con lo que se dice abiertamente.

-¿Cree que mi enfermedad es genética?

-En cierto modo, joven. Su caso puede ser la solución para tratar la esquizofrenia de una manera verdaderamente efectiva. Podríamos ayudar a miles de personas. Por eso me gustaría hablar con usted y estudiar su caso. ¿Estaría dispuesto a prestarme su ayuda, Sr. Potter?

-¿Tendría que someterme a pruebas médicas? Por que de antemano le digo que me niego.

-Oh, no, nada de eso. Como mucho un análisis de sangre. La tecnología actual nos permite adentrarnos dentro del cuerpo humano sin llegar a invadirlo.- dijo sonriendo.- ¿Acepta, entonces?

-Sí.- contestó Harry preguntándose en qué clase de lodazal se estaría metiendo.

-Le presentaré a mis colegas.

Harry dirigió una mirada fugaz a Sirius que éste apenas devolvió mientras rehusaba cortésmente la invitación de una dama a continuar la velada en su casa. Fue suficiente. Harry supo que contaba con el beneplácito de su padrino. Harry siguió a Nürgen hasta un grupito apartado. Dos hombres y una mujer conversaban en voz baja. Al acercarse callaron y observaron a los dos que se aproximaban. Uno de ellos, el más joven, de pelo ondulado y oscuro y gafas, de unos 40 años y expresión pensativa se acercó a dar la bienvenida.

-Gerhard, ¿dónde te habías metido?- dijo el hombre con un extraño acento mezclado.

-Vicent, Niles, Claire, éste es Harry Potter.

-Oh, vaya, muchacho. Tu caso es asombroso.- dijo el tal Niles, un hombre espigado, con cara inconfundible de profesor de universidad que debía rondar los 50 años.

-Eso parece.- dijo Harry determinado a sacar el tema lo antes posible.- El señor Nürgen me ha hablado de las aplicaciones genéticas que mi caso podría ofrecer.

-Así es.- dijo la mujer.- Hemos decidido unir nuestros esfuerzos en un objetivo común.

-Y usted, joven, es el nexo de unión.- dijo el alemán con su eterna y bonachona sonrisa.- Colegas, nuestro joven amigo ha aceptado a ayudarnos.

-Eso es estupendo.- dijo Vicent. Entonces, pareció que se ocurrió algo.- Pero, ¿cuántos años tiene?

-16.- dijo Harry.

-Señor Potter, es usted menor. ¿Sus padres estarán de acuerdo?

-Estoy seguro.

-No podríamos haber recibido una noticia mejor.- dijo el doctor Nails Douthitt satisfecho.- ¿Le vendría bien reunirnos en mi despacho aquí en Londres?

Harry trató de ocultar la inquietud que le causó tanta impaciencia, aunque por otro lado le pareció bien. Cuanto antes se terminara aquella pantomima mejor. Harry asintió.

-¿Mañana? A las 4 de la tarde, después de las últimas conferencias.- fijó Douthitt.

-De acuerdo.

-Bueno, muchacho, hablando de otros temas...

Y las conversación giró por derroteros que Harry vadeó con dificultad aunque la excusa de "he estado en coma hasta hace un mes" le salvó de alguna pregunta especialmente escabrosa hasta que llegaron a la que más temía:

-¿Con quien ha venido, señor Potter?

-Con mi padrino.- dijo Harry. A partir de ahí repetiría la historia que Sirius le había enseñado.- Creo que le conocen: se llama Nathan Philips.

-Por supuesto, Nathan Philips.- dijo apreciativamente Claire, que era la mujer de Vicent y colaboraba con su marido en sus proyectos. Vicent sonrió sardónicamente, pero no hizo ningún comentario.- Su trabajo sobre tejidos artificiales fue brillante.

-Considero sus teorías algo... fantásticas.- dijo Nürgen.- Pero hay que reconocer que son originales.

-Más que originales.- continuó Claire.- Realizó experimentos muy interesantes en ratones. Puede ser una solución para los transplantes de piel.

-Me temo que te pierde su atractivo, querida.- dijo Vicent sonriendo mordaz. Todos rieron e incluso Harry siguió la broma aunque ya arreglado el encuentro al día siguiente decidió que ya había hecho de invitado ideal durante demasiado tiempo.

-Bueno, señores. Ha sido un placer, pero se me hace tarde. Mañana nos vemos.

Recibió las despedidas de todos ellos y se marchó. En la salida Sirius le esperaba.

-Sencillamente brillante, ahijado.- comentó al subirse en el coche que les había acercado el aparcacoches. Harry se desabrochó los dos primeros botones de la camisa que le ahogaban y se quitó la chaqueta. Estaba harto de aquella ropa, de los zapatos y de parecer un niño pijo y al comentario de Sirius simplemente emitió un gruñido de disgusto.- Vamos, Harry, tómatelo con más filosofía. Mañana será un día importante.

-No me lo recuerdes. Me dan muy mala espina. Estoy seguro de que tienen pensado abrirme el cráneo o algo así.

-No creo que ese sea un verdadero problema para ti.

-No me da mal rollo por eso, sino por lo que crean que vayan a descubrir de mí.

-Pero no van a descubrir nada. Te recuerdo que esto es para conseguir información de ellos no ellos de ti.

-Sirius, déjame. Podría enterarme de todo fácilmente y después no recordarían nada.

-Ya lo hemos hablado. Cuanto menos utilices tu magia mejor. Podría verte alguien. Además si se entera tu madre de que te has arriesgado de esa manera me mata.

-¿Consideras más peligroso que utilice mi magia a dejarme en manos de unos científicos sospechosos de imprudencia médica?- Sirius miró a Harry con el ceño fruncido.- Venga, sabes que tengo razón.

-Eres un manipulador.- dijo Sirius. Harry sonrió ante el comentario.

Cuando llegaron al dúplex encontraron a Lily dormida en el sofá con la televisión encendida. Al cerrar la puerta despertó bruscamente.

-¡Habéis llegado!- exclamó sobresaltada.

-¡Sí!- dijo Sirius burlón en el mismo tono. Lily le dirigió una mirada de reproche y miró a Harry.

-¿Qué tal?

Y le contó todo lo que había pasado. Efectivamente como había supuesto, no le gustaba nada la idea de que hubiese quedado con una panda como aquella, pero logró convencerla de que sabría defenderse en el caso de que de repente consideraran oportuna una operación craneal de urgencia.

Ya en la cama, Harry pensó en cómo podría volver a Hogwarts. Quizá si se concentraba lo suficiente... Pero cayó dormido antes.