¡¡Hola!! Esta última actualización finaliza este fic. Son dos capis por ser viernes: el 13 y el 14, que es muy cortito.

Me encantó escribirlo porque me permitió introducirme sin miedo en el fan fiction. Nunca había utilizado la historia y los personajes de otros y este formato te permite explorar muchas cosas. Entre ellas, mis rayaditas personales y las preguntas metafísicas que todos nos preguntamos de vez en cuando: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi lugar en el mundo? ¿Dónde encajo? ¿Por qué siento lo que siento? ¿Qué es la madurez? Etc... Lo hice en apenas dos semanas, aunque me quedé parada durante unos días porque empaticé tanto con el persionaje que yo también tuve mi momento de depresión horrible en la que no sabía qué hacer con mi vida.

Por eso me ha encantado que os guste. Así que como colofón a este fic aquí están las contestaciones a los rews y los dos últimos capítulos.

Muchas, muchas gracias.

Eva Vidal: Hola, preciosa. Pues sí, hija, los gobiernos siempre están detrás de todo. Tienen el poder, los recursos, las ganas y la falta de ética. Lo tienen todo. ¿Debería extrañarnos entonces? Creo que no. Por eso lo he metido, porque el mundo en el que está ahora Harry es un mundo real, como podría ser este, y las cosas son como son y ha de ser creíble.

Miranda Evans: Sí, quedan dos y hoy, por ser viernes los pondré a la vez. ¿Reconsiderarlo? Lo siento, esta historia está terminada, aunque admitiría una segunda parte (de hecho he estado pensando en ella), aunque sólo la haría si vosotros estaríais dispuestos a ayudarme. Sería más o menos del mismo estilo, pero en su caso admitiría sugerencias y propuestas vuestras. ¿Qué te parece?

Ahora el rincón de la Real Academia (jejeje):

Coña: Broma, chiste, tomadura de pelo, pero con un sentido más... despectivo, brusco, chabacano.

Morro: Cuando dices "Qué morro tienes" quieres decir que "qué caradura eres".

jarlaxe-Bregan: ¿Sabes que si te tocas mucho los cojones acaban escocidos? Vamos, yo te aviso para que luego cuando vayas andando por la calle no andes en plan John Wayne con las piernas arqueadas para no rozarte... tú verás (jejeje). Aunque siempre puedes echarte cremita mientras te los sobas... (esta psudo converación se está poniendo un pelín desagradable, aunque podría ser muyyyyy larga si seguimos por este camino).

Undomiel de Vil: No he leído X (esas CLAMP!!!!), pero entiendo la idea (yo también veo mucho anime y leo mucho manga, así que estoy familiarizada con los esquemas clásicos de personajes japoneses) y la verdad es que es bastante similar. Sirius ES James Bond. En esta realidad al menos. Ya dije que no son las mismas personas y teniendo en cuenta el caracter de Sirius en el pensadero cuando fue Merodeador y su "trabajo" anti Voldemort, en un mundo real sólo podría ser un prepotente agente secreto.

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CAP 13: LA VARITA Y EL ADIOS

"No trates de negártelo cuando llegue el momento, muchacho, no lo hagas, porque además de inútil no hará sino traerte sufrimiento innecesario. Simplemente hazlo, no lo piensas, sigue tu instinto."

Palabras inconfesadas hacia el niño que vivió. Albus Dumbledore.

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Allí estaba, frente a la puerta del despecho de Niles Douthitt en uno de los edificios de oficinas más lujosos de la zona. Respiró hondo y llamó a la puerta. Una guapa secretaria abrió y le dijo que pasara al verdadero despacho del doctor. Allí estaban los tres hombres, Fabregat, con un elegante traje de lino color crudo y su actitud casual, Nürgen con un traje gris y su eterna sonrisa y Douthitt, tan estirado como la noche anterior aunque ésta vez sin fajín en el traje. Claire, la mujer de Fabregat no estaba, pero en su lugar un ambiente de expectación le recibió con aparente cordialidad. Y como fondo la misma extraña vibración que percibió en la casa del abogado Burton.

-Buenas tardes, señor Potter.- saludó Douthitt yendo hacia él y estrechándole la mano.- ¿Preparado?

-Claro.

-Bien, siéntese. La sesión de hoy va a ser un poco aburrida. Meramente exploratoria. Y como suponemos que habrá comido hace apenas un par de horas no le haremos un análisis de sangre hasta el final. ¿De acuerdo?

-Muy bien.

-Verá, señor Potter, - continuó Fabregat.- nos interesa mucho saber sus sensaciones después de que despertara del pseudo coma en el que estaba. Qué sentía, qué pensaba... Hasta qué punto su fantasía se había apoderado de usted. ¿Me comprende?- Harry asintió.- Mi esposa ha diseñado este cuestionario. Si hiciera el favor de rellenarlo.

Harry lo cogió y empezó a leer. Contestaba con cuidado pues las preguntas se acercaban a aspectos demasiado trascendentales como: "¿Persistía una sensación de irrealidad? Si es así, ¿en qué notaba las diferencias?" o "Ha notado o creído notar algunas de las habilidades conocidas dentro de su fantasía una vez despertó?". Ante esta última pregunta estuvo a punto de reír. El cuestionario era muy malo. Había hecho los suficientes en su semana y media de psiquiátrico como para tener una idea aproximada de lo que era un buen test. Era torpe, se canteaba por todas partes y era tan fácil manipularlo que dudaba mucho que notaran sus mentiras. Aun así lo terminó y cuando lo entregó decidió dar el primer paso.

-Señores, ¿querrían preguntarme algo directamente?

-¿A qué se refiere, joven?- preguntó Nürgen acercándole una taza de té.

-Ese cuestionario... sus preguntas no daban más que rodeos sin llegar a tocar nunca el núcleo. ¿Qué es lo que realmente quieren preguntarme?

Nürgen sonrió y miró a Douthitt, quien frunció levemente el ceño y miró a Harry.

-Pues sí, señor Potter.- el hombre dejó su propia taza en la mesa y carraspeó.- No quisiera que nos tomara por locos, pero hay algo que nos inquieta.

-Se trata de las historias que usted inventaba en su esquizofrenia.-continuó el alemán.- Tienen una coherencia, dentro de su inverisimilitud, que resulta escalofriante. Más si cabe si esas historias empiezan a tener sus ecos en el mundo real.

-¿Ecos?

-¿Qué nos puede decir del episodio del parque público de hace unos días, señor Potter?- preguntó Fabregat.

-¿Qué les tengo que decir?

-Vamos, muchacho, hay más de una decena de testigos oculares. Lo que hizo está fuera de las leyes de la física.

-Fue suerte.

-¿Suerte?- rió Nürgen.- ¡Pero si paró la navaja en el aire!

-Aún no han contestado a mi pregunta.- dijo Harry evadiendo el tema.- ¿Qué quieren preguntarme?

-¿Tiene... digamos, algún tipo de habilidad extraordinaria que se parezca, más o menos, a las descritas por usted mismo en sus fantasías esquizoides?- preguntó Douhitt.

-¿Cómo cuál?- preguntó Harry tratando de ganar tiempo. Debía forzar la conversación de manera que acabaran hablándole de la varita... pero no sabía cómo.

-Como parar una navaja en mitad del aire o convertir un simple cuaderno en multitud de animales en menos de 10 segundos.- dijo Fabregat.

-¿Por qué quieren oírmelo decir si ya tienen la respuesta? ¿Por qué quieren saberlo?

-Porque en el caso de que sea cierto nos encontraríamos en la obligación de decirle que es lo que los antiguos llamaban Nephlim, un ser humano intermedio, un viajero de mundos, el conducto de poder que conecta todas las versiones de la realidad.- dijo Douthitt pomposamente.

-Qué bonito...- observó Harry indiferente tomando su té. Después arqueó una ceja.- ¿Qué quiso decir con intermedio?

-Significa que aunque sea usted un ser humano su alma no lo es del todo. Su alma es Nephlim en gran parte y por eso tiene esos poderes.

-¿Qué significa exactamente Nephlim?- preguntó Harry curioso.

-"Ángel" sería una traducción más o menos aproximada, pero no es exacta. Se trata de unos seres más o menos místicos que habitan en un plano superior. A veces visitan este plano y son vistos como apariciones religiosas o algo así. Pero a veces deciden habitar cuerpos vivos.- dijo Fabregat.

-Sabemos que su energía, digamos, vital, está en todas las cosas vivas y cada uno de nosotros tenemos una pequeña parte de Nephlim en nuestra alma.- continuó Douthitt.- Sus padres tenían gran parte de esa energía vital que obviamente ha heredado usted.

-Lo que aún no comprendemos es por qué su hermana no parece seguir sus pasos.- comentó Nürgen.- Puede que no sea del todo hereditario.

-Y lo dice un genetista...- comentó sarcástico Harry dejando la taza en una mesita. Los tres doctores intercambiaron sutiles miradas de estupor.

Ahora tenía a tres hombres confundidos por su actitud. Harry, por su parte no sabía cómo manejarlos. No había trazado ningún plan previo y aunque sabía cuál era la meta no sabía cómo llegar hasta ella. Al principio había pensado en obligarles directamente a decirle dónde estaba la varita, cogerla y desmemorizarles... rápido, eficaz... pero cruel e innecesariamente violento. No le gustaba. Así que había decidido seguirles el juego e ir improvisando hasta que se dio cuenta que quizá pudiera conseguir algo de información. Y de alguna manera había ampliado lo que sabía de antemano. Además, no le desagradaban aquellas personas y tenía la sensación de que al margen de sus relaciones más que esporádicas con Ryddle (al cual supuso verían cada X años si es que llegaban a verle) tenían verdadera curiosidad sobre los Nephlim. Siendo científicos, Harry comprendió su interés. Interés que podía utilizar. Harry sonrió a su pesar... sí era un manipulador.

-¿Cómo comenzó su interés por los Nephlim?- preguntó.

-¿No cree que le estamos dando mucha información sin que recibamos nada a cambio?- preguntó Fabregat. Harry le miró. Si había que tener cuidado con alguno de los tres doctores, era con el catalán.

-¿Qué quieren saber?- preguntó Harry dispuesto a mentir todo lo necesario.

-¿Es cierta nuestra teoría?- preguntó Fabregat.- ¿Es usted un Nephlim?

-Sinceramente no lo sé.- respondió Harry.

-Pero usted tiene esos poderes, ¿no?- dijo Nürgen. Harry miró al orondo alemán con una expresión indescifrable.- ¡Demonios, muchacho! ¡Es usted hermético! ¿Podría darnos alguna respuesta clara alguna vez?

-No.

-¿Por qué?

-Porque no sé en qué oídos acabarán esas respuestas.

Se produjo un silencio, pero para asombro de Harry no se trataba de un silencio incómodo después de haber dicho las palabras clave que dejarían en una situación embarazosa a los tres hombres. No. Fue un silencio de perplejidad. Perplejidad absoluta. Harry se imagino una interrogación encima de cada cabeza.

-¿Qué?- dijo Douthitt.

-¿A quién se refiere?- preguntó Fabregat.

-¿Cree que trabajamos para alguien?- preguntó finalmente Nürgen.- ¿Cree que nuestro interés en usted es por encargo?

Ahora el perplejo era Harry. ¿Debía confiar en ellos o era una magnifica parodia?

-Bueno, ya está bien.- dijo ya harto de tanta precaución.- ¿Conocen a Tom Ryddle?

-¿Qué tiene que ver ese hombre con todo esto?- preguntó Nürgen.

-Todo, señor Nürgen.- contestó Harry.

-Cierto es que fue él quien nos llamó hace 17 años para el estudio de los Nephlim.- comentó distraídamente Douthitt.

-Y el que nos dio toda la bibliografía...- añadió Nürgen.

-Entonces, - dijo Fabregat.- supongo que sabrás que en este despacho hay algo que lleva escondido desde hace 15 años.

-Algo he oído.- asintió Harry.

-¿Qué hay en este despacho?- preguntó Douthitt.- Vicent, ¿has escondido algo aquí sin mi consentimiento?

-Así que tu padrino te ha presentado a sus compañeros de trabajo.- continuó Fabregat ignorando a su compañero. Harry no contestó. Miraba fijamente a Fabregat.- Sí, bueno, siempre supe que acabaría ocurriendo algo así.

-¿De qué estás hablando, Vicent?- pregunto Nürgen.

-Bien, pues dámela.- dijo Harry.

-¿Estás loco? No puedo hacer eso.- dijo Vicent sonriendo ante la idea.- Está muy bien protegida. Ryddle se encargó de protegerla personalmente.

-¿Por qué?

-A estas alturas supongo que ya lo sabrás, Harry.- dijo Vicent con calma.- Es más que evidente. Sin ti en aquella realidad tiene vía libre.

-Eso no es cierto.- dijo Harry apretando los puños.- Hay muchos magos que se enfrentarán a él.

-Y ambos sabemos el resultado.- Vicent sonrió.- Los Nephlim en esta realidad son prácticamente dioses. Mira si no la posición de Ryddle. Pueden conseguirlo todo.

-Y te habrá prometido de todo, supongo.- comentó Harry sintiendo una rabia atroz.

-Supones bien.- asintió Fabregat.

-Dame la varita o te servirá de muy poco lo que te haya prometido.

-¿Me amenazas, Harry?- dijo Fabregat.- No te recomiendo que lo hagas.

-¿Y eso?

-Ahora mismo Ryddle no está aquí, pero si los encantamientos que protegen a la varita o a mi son violados le llegará el mensaje inmediatamente de que Harry Potter está en esta realidad y que allí donde se encuentra ahora encontrará un muchacho dormido e indefenso. E irá a por ti, te matará y quedarás atrapado aquí hasta que decida hacer partícipe a esta realidad también de su poder. ¿Realmente quieres disparar esa bengala?

Harry le miró furioso, pero le pareció evidente la respuesta.

-Por supuesto que sí.- levantó una mano en dirección a Fabregat que le miraba con una expresión de suficiencia que le crispaba los nervios. Sentía la magia dentro de él y la dirigió hacia su mente. La vibración se intensificó desenfocándole sutilmente la visión, pero no lo suficiente como para fallar el objetivo. Sabía que el hechizo que ahora utilizaba casi instintivamente era algo muy parecido a la Legilimancia. Un instante después se encontró viajando entre los recuerdos de Vicent Fabregat: su infancia en una ciudad grande con mar, los años de universidad... Fabregat opuso resistencia. Harry se preguntó si Ryddle le había enseñado Oclumancia previendo esto. Pero Harry insistió y ahora los recuerdos fluían tan rápidamente dentro de su mente que apenas podía procesarlos. Hasta que lo encontró.

Al abrir los ojos vio a Fabregat temblando de rodillas en el suelo y a los otros dos aterrorizados tras el escritorio. Harry descubrió que respiraba rápidamente, como si hubiera estado corriendo, pero sabía dónde estaba la varita. Y era repugnante. La vibración se había debilitado considerablemente. Ahora, más que un temblor contínuo y apagado había una pulsación constante que iba y venía. Empezaba a dolerle la cabeza.

-Señor Nürgen.- dijo Harry.- Estoy seguro de que desde hace años viene experimentando dolores abdominales, ¿me equivoco?

-Bu... bueno, - dijo el alemán demasiado asustado.- no hago bien la digestión.

-No es la digestión, señor Nürgen.- Harry ahogó una mueca de asco y se dirigió a Douthitt.- Usted es médico, ¿verdad?

Douthitt fue pulcro y rápido. Gracias a los contactos que tenían los dos doctores en algunas de las mejores clínicas de Londres pudieron extraer la varita de Harry del interior del hombre. Ahora la tenía limpia y perfecta delante de los ojos. Aún no la había tocado. Sabía que aquella pulsación que había sentido al invadir la mente de Fabregat la estaba sintiendo Voldemort allá donde estuviera. Ahora iba a contrarreloj. Debía encontrar la manera de volver a Hogwarts.

En la sala de espera en la que estaba entró Douthitt aún vestido con la bata.

-Nürgen está bien.- informó.- La incisión ha sido pequeña y mañana podrá irse.

Harry asintió.

-¿Han visto alguna vez a Ryddle?- preguntó.

-Sí, hace unos 10 años.- dijo el hombre que se sentó cansado en una silla a su lado.- Nos dio unas transcripciones de lo que parecían unos textos muy antiguos, los informes de unos astrónomos y los primeros datos sobre la energía de sus padres. Nunca preguntamos de dónde lo había sacado. Nos lo dio y nos dijo que tratáramos de encontrar algún sentido genético en todo aquello.

-¿Lo lograron?

-Al principio creímos que había una remota posibilidad, pero en aquellos años la genética estaba en pañales. Sólo hasta hace un par de años, cuando por fin se decodifico en genoma empezamos a sacar sentido a las pocas excentricidades que encontramos en su ADN.

-¿Qué tipo de excentricidades?

-Locuras, cosas imposibles. Realmente debería estar usted muerto.- Douthitt le miró con ojos brillantes de curiosidad.- A medida que usted crecía y sus habilidades aumentaban, independientemente de su estado de consciencia, su genética iba cambiando. Muy sutilmente, pero mutaba. Se adaptaba a sus cada vez crecientes poderes.

-¿Por qué Ryddle quería estudiar mi base genética?

-Para crear un Nephlim.

-¿Clonarme?

-Oh, no.- Douthitt frunció el ceño.- No sé ni cómo nos prestamos a ello... Ryddle tiene un hijo, Baltasar. Le tiene completamente aislado en las montañas de Escocia. Creo que le tuvo sólo para tener un Nephlim tan poderoso como él bajo su mando. ¿Se imagina lo que podría hacer? Pero no nació con el poder. Así que si Mahoma no va a la montaña...

-Quiso mutarle de alguna manera utilizando mi ADN.- dijo Harry.

-Así es.- asintió Douthitt.- Pero no funcionó. Al introducir su ADN en el cuerpo de Baltasar empezó a reaccionar. El ADN normal del hombre quiso imitar al ADN introducido. No pudimos controlar el proceso. Era como si la energía que tenía su ADN fuera a 100.000 revoluciones más deprisa que el ADN normal. Imagínese la cantidad de problemas que ese pobre diablo tuvo. Deformaciones, enfermedades completamente nuevas... Sigue viviendo, aunque no sabemos cómo. Una enfermera y un doctor le atienden las 24 horas del día. Ryddle, viendo que no había funcionado desistió del proyecto y abandonó a su hijo. A nosotros simplemente nos despidió.

El doctor calló y Harry odió aún más a Ryddle por haber torturado de esa manera a su propio hijo. Ambos miraban la varita. Harry levantó la mano para cogerla.

-¿Está seguro de lo que va a hacer, señor Potter?

-No he estado más seguro de nada en mi vida.

Harry cogió la varita y como si lo hubiera sabido todo aquel tiempo, se concentró y pensó: Ahora, a casa.