CAP 14: EL PRINCIPIO DEL FINAL
"No me resigno. Y sigo y sigo. Y si
caigo, gozosamente en pie, prosigo
y sigo. Si queréis seguirme,
ahincad el paso y escuchad el mío.
Eché la noche por la borda. Al borde
del vértigo, viré y cambié de sitio.
Hoy hilo, hilo a hilo, la esperanza
a ojos cerrados, sin perder el hilo.
Allá voy voceando paz (a pasos
agigantados, avanzando a brincos
incontenibles). Si queréis seguirme,
esta es mi mano y ése es el camino."
Virante. Ancia. Blas de Otero
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Abrió los ojos para ver un techo abovedado levemente iluminado por la luz de una farola que provenía de un tragaluz en la pared.
¿Dónde estaba?
Se incorporó. Al parecer estaba sólo. Al lado de la cama había una mesita. Se puso las gafas y cogió su varita. En una silla al lado de la cama estaba la ropa que recordaba haber llevado puesta el día en que el escudo de la Madriguera le lanzó por los aires. Se enfundó los pantalones demasiado anchos de su primo y sonrió al darse cuenta de que había echado de menos la sensación de holgura de su ropa muggle.
La habitación era bastante pequeña y tras un reconocimiento más detallado pudo deducir que era una especie de sótano. No había nada más que la cama, la mesita, la silla y una lámpara con un par de velas agotadas que colgaba del techo. Sin detenerse un momento más, se terminó de atar las deportivas y fue hacia la puerta. Cuando la abrió se encontró con Tonks, que parecía muy nerviosa y miraba una y otra vez su reloj. Al percatarse de que Harry estaba en la puerta mirándola pegó un salto y gritó:
-¡¡Harry!! ¡Has despertado! ¿Estás bien?
-Sí, ¿dónde estamos?
-En un lugar seguro. Oh, Harry, ha sido horrible.- dijo Tonks rozando la histeria.- Todo ha empezado esta tarde, y no sabemos por qué. Quien tú sabes y los mortífagos... es como si se hubieran vuelto completamente locos. Ni siquiera fueron tan brutales antes de que... bueno, antes de que vencieras a Quien tú sabes cuando eras un bebé.
Tonks hablaba rápido, atropelladamente, más para tranquilizarse ella que para informar a Harry.
-¿Qué ha pasado?- preguntó aterrorizado Harry.
-Han atacado el Ministerio, Harry. Lo han volado en mil pedazos hace tan sólo unas 4 horas.- dijo la chica con lágrimas en los ojos.- Ha muerto muchísima gente, muchísima. Pero no sólo eso. También han atacado la casa de tus tíos.
-¿¡Qué!?
-Por suerte para ellos no estaban en casa, pero la han destrozado. Te están buscando, Harry, te buscan desesperadamente.
-Lo sé. Es culpa mía.- dijo pálido.
-Y después...- continuó Tonks sin escucharle.- han aparecido mortífagos en Hogwarts. Por supuesto Dumbledore se ha encargado de ellos, pero, ¿sabes lo que significa? Se atreven a ir al colegio, Harry. Ya no queda ningún lugar seguro... excepto éste.
-Tenemos que ir a Hogwarts. ¡Tengo que hablar con Dumbledore!
-¡Estás loco! ¡Hay mortífagos por todas partes! Los muggles se están dando cuenta de todo aunque no pueden explicarlo. El Ministerio ya no existe. Apenas quedan aurores porque...- la voz de Tonks se quebró.- Oh, Kingsley ha muerto y muchos más.
-¿Los Weasley?
-Creo que Arthur se ha salvado, pero Bill y Percy... oh, esto es horrible.- Tonks sollozaba temblorosa.
-Tonks, tenemos que irnos. Tenemos que ayudarlos. Tenemos que ir a ver a Dumbledore.
-Es demasiado peligroso. No podemos utilizar la red Flu, la han intervenido los mortífagos y los trasladores se han vuelto inestables. Ni siquiera tenemos escobas.
Harry maldijo entre dientes y caminó nervioso por la salita intentando pensar. Después de un rato dándole vueltas a una idea acabó por aceptarla.
-No hay otra.- dijo.- Tendremos que utilizar métodos muggles.
-¿Qué?
-Vamos, Tonks. ¿Sabes conducir?
-Sí, pero...
Harry no esperó a que replicara. La agarró del brazo y se dirigió a la puerta que se abrió sola antes de que llegara. Subieron unas escaleras y al salir se encontraron en mitad de una calle completamente devastada. Los edificios presentaban terribles boquetes, algunos coches ardían y por toda la calle se veían cadáveres. Harry sintió que sus piernas apenas le sostenían. Entonces lo sintió. Era la misma vibración constante que había sentido en la otra realidad. Miró a su alrededor buscando un coche que estuviera más o menos bien y llevó a una aturdida Tonks hasta él. Forzó la cerradura con magia y sentó a la joven auror al volante. Parecía que aún no reaccionaba.
-Tonks, escucha.- la joven ni siquiera le miró.- ¡Tonks!
-Mira todo esto...
-Lo sé, Tonks, mírame.- La chica le miró. Tenía los ojos rojos y su pelo rosa resultaba chillón con respecto a todo lo que les rodeaba.- Es absolutamente imprescindible que me prestes atención, ¿vale?
Tonks asintió.
-Ahora vas a poner este coche en marcha con magia y lo vas a conducir hasta Londres, hasta el cuartel de la Orden, ¿me entiendes?- Tonks volvió a asentir y con un golpe de su varita en el volante el motor se puso en marcha. La chica pisó el acelerador y se marcharon a toda velocidad.
Harry no reconocía aquella ciudad, pero había quedado prácticamente reducida a cenizas. El espectáculo era dantesco y no podía evitar pensar que todo había sido culpa suya. Pero sabía que si no lo hubiera hecho Voldemort hubiera hecho lo mismo antes o después. No había quedado alternativa, debía volver y eso había hecho.
Empezó a pensar en sus padres, en Kate, en Sirius y en los doctores que ahora cuidaban su otro cuerpo en aquella clínica de Londres. Si habían seguido sus instrucciones sus padres habrían recibido la carta y lo sabrían todo. Volvería, algún día, cuando todo hubiera acabado de un modo u otro...
-¿Qué te ha ocurrido?- preguntó Tonks tres cuartos de hora después.- ¿Por qué te quedaste dormido sin más?- hizo una pausa. Harry no sabía qué contestar.- Has cambiado.
Harry la miró y después perdió la mirada en la oscura carretera. Al fondo ya se veía el brillo de la capital.
Realmente, ¿había cambiado?
Había tenido que lidiar consigo mismo durante más de un mes. Había tenido que auto descubrirse para saber quién era y por qué era el único capaz de derrotar a Voldemort. Había tenido que asumir todo lo que le había ocurrido mirando en lo más oscuro de sí mismo.
Y lo había comprendido.
Aún no sabía cuál era el poder que Voldemort no conocía. Sólo había averiguado qué otro poder compartían y por qué el Señor Tenebroso no había muerto en la última ocasión. Aún no sabía en qué podía beneficiarle ese poder con respecto a Voldemort, pero ahora sabía que tenía una familia que le esperaría siempre y que mientras él estuviera vivo estarían a salvo. Siendo un Nephlim o simplemente Harry Potter debía aceptar su propia existencia y su camino. Lo había hecho de un modo más profundo de lo que nunca hubiera podido imaginar. Ahora volvía a ser el muchacho de 16 años que había escapado 4 veces de Lord Voldemort pero que aún distaba de poder ser su igual. Aun así el tiempo todo lo diría y cuando llegara el momento, preparado o no, lo afrontaría.
-Sí, - dijo al final.- he cambiado.
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¿Y bien? ¿Qué tal?
Sí, lo sé, es un final abierto terriblemente prometedor. Lo sé, y sé también que ahora querréis matarme por haberlo dejado así. Aun hay muchas preguntas, ¿verdad? ¿Qué pasará con Harry? ¿Cómo frontarán la guerra abierta ahora que el Ministerio ha sido reducido a escombros? ¿Qué demonios es la puñetera vibración que Harry siente ahora?
Mwa ha ha ha ha ha ha .... (Lamia se pone en modo maligno)
Por eso, una segunda parte siempre es factible, pero sólo la haré si realmente la queréis y si me ayudáis. ASí que ya me estáis dejando rews e incluso mails con vuestras sugerencias. Y en un tiempo, quizá, si todo va bien....
