Capítulo 30: GAZ, FUCHI Y FO

-Ésta es la última clase de Cuidado de Criaturas Mágicas – decía Hagrid con tristeza –. Como ya todos saben, los exámenes comienzan la próxima semana, así que para esta clase he traído unos "animalitos" muy especiales.

Ante las palabras de Hagrid, especialmente ante "animalitos" los alumnos de gryffindor y slytherin se miraban de reojo, seguramente pensaban que los animalitos en cuestión serían, por lo menos, crías de dragones. Hagrid fue hasta su casa y cinco minutos después traía con el una caja de acero, de dimensiones aproximadas de 70 cm2, perfectamente sellada.

-2 galeones a que es una cría de Norberto – le dijo Ron a Harry en voz baja.

-5 galeones – le apostó Harry.

Hagrid dejó la caja en medio de la clase y permitió que todos se acercaran y la rodearan, la mayoría con precaución.

-Para nuestra clase he traído... – y realizó una pausa mientras destapaba la caja – muchos bundimuns.

De inmediato todos los alumnos pusieron cara de "fuchi" y voltearon sus caras mientras se apretaban la nariz con los dedos de las manos y así no inhalar el olor de los "animalitos".

-¿Alguien me quiere decir cuál es la característica o características de los bundimuns?

Y como siempre, la única que levantó la mano fue Hermione.

-Los bundimuns se encuentran en todo el mundo – decía Hermione con la voz aguda debido a que tenia tapada la nariz –. Dada su habilidad para escurrirse entre las tablas del suelo y por detrás de los zócalos, constituyen una plaga para las casas. La presencia de esta criatura es habitualmente delatada por una emanación de olor a podrido. El bundimun exuda una secreción que pudre los cimientos de la vivienda en las que se encuentran.

-Muy bien, 10 puntos para gryffindor – le dijo Hagrid muy satisfecho –. Por eso los traje en esta caja, para que no la pudrieran, pero destápense la nariz que el olor no es tan intenso.

Todos los alumnos, completamente dudativos, se destaparon la nariz.

-Excelente – agregó Hagrid con aire bonachón –. El olor no será tan fuerte mientras no sean perturbados. Ahora, agrúpense en parejas que les voy a asignar trabajo.

Y así hicieron, Hermione se hizo con Neville, Dean y Seamus, Parvati y Lavender, Draco y Pansy, Goyle y Crabbe, Harry y Ron.

-Perfecto, perfecto, ahora, en estas cubetas – les dijo Hagrid mientras le daba una a cada pareja – pondrán las secreciones...

-¡Perdón!, ¿Las qué? – le cortó Malfoy.

-Las secreciones, señor Malfoy, ¿O no sabe que son secreciones?

Todos los gryffindor estallaron en risitas, mientras Malfoy le dirigía a Hagrid su más evidente cara de asco.

-Para los que no sabes, o sea, la mayoría, las secreciones de bundimun se usan diluidas en ciertos fluidos mágicos de limpieza, y el señor Filch me pidió el favor que le consiguiera un poco – dijo Hagrid mientras entregaba un bundimun por pareja.

-Seguramente Filch se la pasará todo el verano limpiando el castillo – le dijo Ron a Harry en voz baja.

-Él y los elfos domésticos – le aclaró Harry, y miró a Hermione quien en esos momentos torcía la boca mientras recibía el animalito.

Cuando Harry recibió su bundimun se sorprendió al ver que eran muy parecidos a un hongo verdoso, con la diferencia que tenía ojos, y su olor era algo desagradable.

-Para sacarles las secreciones deben hacerlo con delicadeza y cuidado, como si les estuvieran dando un masaje – explicaba Hagrid con su propio ejemplar –, de esta manera los bundimuns no se sentirán amenazados y no se les escapará de las manos. Además, evitaran que expida su famoso olor.

Con mucho cuidado, y sobre todo, con mucho asco, cada pareja fue avanzando en su labor.

-Esto es lo más asqueroso que he hecho – reprochaba Ron mientras le sacaba la secreción al bicho.

-En cuarto lo hicimos con los bubotuberculos – le recordó Harry que sostenía el animal mientras Ron le daba el masaje.

-¡Te digo!, nos vieron cara de esclavos...!guacala! – dijo Ron después, cuando el animal expulsaba pequeñas dosis de secreciones en el balde.

Segundos después:

-¿Qué es ese olor?- inquirió Harry.

-¡No fui yo! – se defendió Ron.

Y con rapidez, el fétido olor se expandió por toda el área de trabajo de los alumnos; cuando se dieron cuenta de quien lo provocaba, era el bundimun de Crabbe y Goyle, que al parecer lo habían molestado tanto que el pobre animal se sintió amenazado. Todos comenzaron a taparse la nariz con la túnica porque las manos las tenían sucias debido a la labor que venían realizando; cuando de pronto Neville se desmayó, a causa del fuerte olor mientras Hermione se tapaba la boca.

-Detrás de la casa hay un balde vacío – le dijo Hagrid con rapidez –. ¡Ve!

Con toda la velocidad que le permitieron sus piernas, Hermione salió a mil hacia la cabaña y desapareció de vista, mientras Hagrid agarraba con fuerza al escurridizo animal que había cambiado de apariencia y ahora tenía numerosas patas larguiruchas. Cuando por fin logró meterlo en la caja, le ordenó a todos los alumnos que pusieran sus animales en ella. Por otro lado, Neville volvió en sí gracias a un hechizo enervate que le aplicó Lavender. La clase finalizó en un dos por tres y Hagrid les pidió a las parejas que vertieran las secreciones en una cubeta más amplia. Harry y Ron se quedaron con Hagrid para ayudarle a transportar las cubetas mientras el gigante se encargaba de la caja. En el momento en el que los chicos colocaron las cubetas vacías y la que contenía las secreciones en el suelo, Hermione salía de la parte trasera de la cabaña, con el rostro pálido y húmedo, seguramente se habría mojado la cara para recuperar el aliento.

-Hermione, ¿te encuentras bien? – le preguntó Hagrid preocupado –. ¡Estas muy pálida!

-Después de todo lo que el olor de ese bicho me hizo devolver es lo normal – Y en ese instante, mientras caminaba, se tambaleó.

Harry utilizando sus desarrollados reflejos logró sostenerla mientras ella le decía:

-¡Déjame!, no es nada, estoy bien.

Pero Harry no la soltó.

-¡Vamos a la enfermería! – le expresó Ron.

-¡No! – dijo Hermione muy asustada y los tres se le quedaron viendo extrañados –. Como quieres que esté después de haberlo devuelto todo, hasta lo que comí el año pasado – argumentó ella.

-¿Sabes qué te vendría bien? – dijo Hagrid – "un té".

Mientras Hagrid preparaba su famoso té, Hermione cambió de tema.

-¿Y Neville? ... ¿Cómo esta?

-Creo que bien – le respondió Harry preocupado –. Lavender le aplicó un hechizo para despertarlo.

-No aguanta nada... pobre – dijo Hermione con pesar.

-Tu tampoco – le dijo Ron.

Hermione abrió los ojos como platos y para disimular le dijo con mal humor:

-Estábamos cerca de ese par de tontos, y créeme, los bundimun huelen "he-dion-do ".