Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, así que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si, lean, por favor!
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Capitulo 6: Engaño.
"Yo, pues…" Mu no tenía la mínima idea de que debía decir o hacer frente a Saga… ¿por qué no le hablaba, si era él quien lo había citado ahí? ¿y por qué estaba todo tan oscuro? ¿debería pedirle que encendiera las luces? Bueno, quizás Saga pensaba que lo mejor era dejarlas así en caso de que esa noche ellos… ¡Dioses, necesitaba calmarse! El libro, el libro… ¿qué decía el libro? Ser audaz… acercarse… tomar la iniciativa…
Kanon permanecía en silencio, sonriendo ante ese repentino cambio de suerte. ¿Qué sería lo más conveniente a hacer con tan valiosa oportunidad? Si las palabras del caballero de Libra eran ciertas, y si tenía la suficiente precaución interpretando a su hermano, quizás podría pasar un buen rato con el caballero de Aries… después se lo restregaría a Saga en su cara… en verdad sería un desquite bastante decente. Bien, entonces tendría que hacer uso de todas sus capacidades para lograr engañar a Mu… aunque siempre es mucho más fácil engatusar a las personas enamoradas… y, como bien lo dijo Dohko, él era el maestro de los engaños ¿no?
"Saga, yo quiero decirte que…" un sonrojo apareció en sus mejillas, y por más que trató no pudo enfrentar la mirada del hombre delante suyo. "Que desde hace mucho tiempo…"
"Sé lo que sientes por mi, Mu." Dijo Kanon, imitando el tono de voz de su hermano mayor. "Yo siento lo mismo…"
El corazón del santo de Aries latía muy fuerte por causa de las palabras que escuchaba. ¿Era posible que eso no fuese un sueño? …Cielos ¿qué era lo siguiente a ocurrir? Él no sabía de ese tipo de cosas ¿sería lo mejor dejar que Saga tomara la iniciativa? No, no, no… no era momento para mostrarse tan tímido. Él era quien debía tomar partido ahora. Y, aunque todavía nervioso, lo hizo. Lentamente se aproximó hacia el santo de Géminis, hasta quedar bastante cerca.
A Kanon no le convenía mucho tener a Mu tan cerca, podría descubrir la mentira, y todo se vendría abajo… ¡Necesitaba idear algo pronto! …Súbitamente algo se maquinó en su cabeza.
"Cierra tus ojos, Mu." Pidió Kanon, utilizando un tono sensual, pero solo lo suficiente, para no levantar sospechas. El santo de Aries dudó. "Por favor, mi amor…"
El simple hecho de escuchar esas ultimas dos palabras de los labios de su amado Saga hicieron a Mu obedecer la extraña petición. De lo siguiente que supo fueron una fuertes manos tomándole por la cintura, y arrastrándolo contra la pared. Después vinieron unos cálidos labios que se apoderaron de su cuello. Un suspiro escapó del interior del caballero de Aries, dando a entender a Kanon que estaba realizando bien su trabajo. De manera casi imperceptible, una de las manos del impostor comenzaron a desabrochar la camisa de Mu.
"Saga…" comenzó Mu, en un ultimo intento de su mente racional por evitar lo que estaba a punto de ocurrir; no porque no lo deseara, sino que era demasiado pronto para hacerlo. Trató de empujar un poco el cuerpo del hombre frente a él con una de sus manos, pero esta fue reprimida con fuerza contra la pared. "Saga… no estoy seguro de…"
La experta boca de Kanon sobre su pecho silenciaron toda posible objeción, aunque en su interior algo le decía a Mu que no todo estaba bien. Pero… ¿qué no podía estar bien si finalmente había logrado que el hombre que amaba le correspondiera? Y si Saga deseaba hacerlo suyo, nada lo haría más feliz que complacerlo entregándosele.
El lazo que ataba sus cabellos terminó por caer al suelo, dejando en libertad una enorme cascada color lila. La camisa también se encontró pronto en el suelo, mientras la mano de Kanon bajaba amenazante por el cuerpo del santo de Aries en busca de el único lugar aún no recorrido. Un residuo de inseguridad afloró en Mu, pero él no deseaba detenerse, quería ser uno con el santo de Géminis en todas las maneras posibles. El pantalón cedió, y se deslizó hacia abajo rápidamente, dejando al santo de Aries casi desnudo. La indecisión volvió a Mu con un poco más de intensidad, y en un intento por sosegar esas dudas que tenía buscó con sus labios los de a quien él creía Saga, y al sentirlos unirse no pudo evitar abrir los ojos para contemplar el rostro de…
"¡Kanon!" gritó Mu, horrorizado mientras trataba de alejarse de ese hombre.
El impostor, al verse descubierto, detuvo todas sus acciones sobre el cuerpo del caballero de Aries, pero solo fueron unos cuantos segundos los que tardó en volver al ataque.
"Vamos, Mu… Saga nunca va a corresponderte…" comenzó Kanon, apoderándose violentamente de los labios del guardián del Primer Templo. "Y por mi no hay problema si quieres pretender que soy él…"
Inesperadamente para Kanon, uno de los puños del caballero de Aries dio contra su rostro, mandándolo directamente contra el suelo. Esto dio a Mu solo el tiempo suficiente para correr hacia la salida del Templo de Géminis.
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Lejos del Santuario, Saga dormía placidamente al aire libre, demasiado placidamente… es común que los sueños delaten nuestros deseos más profundos, aun si los desconocemos o simplemente no queremos aceptarlos… y ese era exactamente el caso de Saga de Géminis.
Lo primero que apareció en sus sueños fue la imagen del santo de Acuario besando a Milo afuera del Templo del Escorpión. Poco después ya no se trataba de Camus, sino de sí mismo, e instantes después tampoco era el Escorpión a quien besaba, sino a Mu de Aries… lo besaba con deseo, y sus manos lo recorrían con ansiedad, como si hubiese esperado siglos para hacerlo. Se sentía embriagado por ese profundo aroma a lavanda tan característico del santo de Aries, impregnándose él mismo de tan hermoso perfume. La manera en que Mu se dejaba manejar por sus acciones eran suficiente incentivo para continuar besándolo, explorando aquella boca de un sabor tan dulce. En las ocasiones en que se separaba para contemplar las bellas facciones de su compañero terminaba topándose con una tímida pero sumamente sensual mirada en sus ojos verdes, excitándolo más que ninguna otra cosa jamás podría. Lo único que ocupaba su mente en esos momentos era la idea de marcar a ese caballero como suyo, tomarlo en aquel mismo lugar. Lo amaba, y se lo repetía en murmullos una y otra vez. Sentía su cuerpo a punto de desbordarse, y tuvo el impulso de arrancarle la ropa a aquel inocente ángel. Y así lo hizo, dejando al descubierto aquel hermoso cuerpo que antes vio a orilla de un lago. Su piel blanca parecía brillar, especialmente en las áreas que él se había ocupado en trabajar con su boca. No podía aguantar más, era el momento preciso para fundirse en esa hermosura, su cuerpo se lo exigía.
El estridente tronar de un relámpago lo sacó de su pequeña fantasía. Lo primero que sintió fue algo húmedo entre sus piernas, y después unas gotas de lluvia sobre su cabeza.
"Mu…" pronunció ese nombre ahora con un significado totalmente distinto al que antes le había dado.
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El caballero de Aries se alejaba a toda prisa del Tercer Templo, con su cabeza hecha un mar de preguntas, y sus sentimientos totalmente frustrados. En cuanto se creyó a salvo, se detuvo, dejándose caer al suelo, rendido. Unas cuantas frías gotas de lluvia lo abrasaron, confundiéndose con algunas lagrimas que bajaban por sus mejillas. ¿Cómo demonios había ocurrido todo eso? ¿Por qué Kanon le había hecho aquello? ¡Él incluso había estado dispuesto a…!
El frío comenzó apoderarse del ambiente, y un escalofrío recorrió la espalda de Mu, recordándole el estado en que se encontraba. Al salir tan apurado del Templo de Géminis había dejado su ropa en el suelo. Sintió vergüenza de si mismo al notarse semidesnudo en medio del Santuario.
"¡Eres un maldito!" gritó Mu, refiriéndose al hermano menor de Saga. "¡Un maldito!" las lagrimas comenzaron a cobrar más fuerza, y las gotas de lluvia las imitaron.
¿Cómo se había atrevido Kanon a jugar con sus sentimientos de una manera tan sucia y vil? ¿Y cómo había sido él tan estúpido en dejarse engañar por Kanon?
Se sentía burlado, y de no haber logrado huir del Templo de Géminis en esos momentos quizás incluso estaría violentado. Y a todo eso… ¿dónde quedaba Saga? ¿Por qué había mandado a su hermano en su lugar? ¿Para darle el mensaje de que no le amaba, y lo más que podía hacer era conformarse con un cuerpo semejante al suyo? No… Saga no podía ser tan cruel… se negaba a creerlo.
El santo de Aries no pudo evitar un leve estornudo, a causa del húmedo entorno. Lo mejor era volver al Primer Templo. Así, avergonzado, desaliñado, mojado, con muchas dudas y una profunda tristeza en el alma se encaminó hacia la Casa de Aries…
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"Demonios…" No había logrado detener a Mu. Se llevó una mano al rostro, donde el caballero de Aries había depositado un golpe con todas sus fuerzas. "¡Bueno, pues tu te lo pierdes!"
Estaba enfadado, en parte con el santo de Aries, en parte consigo mismo… ¿cómo había sido tan descuidado para dar oportunidad a Mu de escapar? Una vez más la maldita suerte cambiaba en contra suya… ¿Ahora qué? No tenía idea de cual sería su siguiente movimiento… las cosas se habían complicado más de lo que le gustarían.
Como fuese… quizás la mañana siguiente encontrase la manera para volver todo lo ocurrido a su conveniencia.
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La mañana llegó tan alegre y luminosa como siempre al Ultimo Templo del Santuario, dando por concluido el sueño de belleza de su caballero guardián. Se arregló impecablemente como todos los días, y salió en busca de Milo. Ambos irían a preguntar a Mu como le había ido en la cita de la noche anterior. Llegó al Templo de Acuario, pero estaba vacío, así que continuó su camino hasta la Casa de Escorpión.
"¡Afrodita!" saludó Milo desde la entrada de su Templo. "Te estaba esperando."
"Buenos días." Respondió al saludo, con una amplia sonrisa. "¿Listo para ir a admirar los frutos de mi ingenioso plan?"
"Querrás decir 'nuestro' ingenioso plan." Corrigió Milo, cruzándose de brazos. "Yo también ayude, no lo olvides."
"Bien, bien, como quieras…" respondió Afrodita, divertido. "Pero bueno, eso lo podemos discutir en el camino al Templo de Aries… ¿Nos vamos?"
"Por supuesto."
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Kanon terminaba de despertar en el interior del Templo de Géminis. Había dormido bastante bien, y descansar le había ayudado a poner un poco de orden a sus problemas. Y, ahora que veía todo desde otro ángulo, las cosas no habían salido tan mal la noche anterior. Sí, había cometido un error en su plan, pero los demás aspectos fueron casi brillantes. Hubo logrado engañar a Mu demasiado bien y, a pesar de que se le había ido de las manos, tuvo un buen rato de diversión.
"Parece que Saga no tiene tan malos gustos después de todo." Dijo, recordando el magnifico cuerpo del santo de Aries. "Ahora que recuerdo… ¿donde se habrá metido ese fastidioso de mi hermano?"
Vagó un poco por el Templo, hasta llegar al lugar donde la noche pasada había acorralado a Mu. En el suelo aún permanecían las prendas que ávidamente hubo removido del cuerpo del caballero de Aries.
¡Un momento! ¡Claro! Una idea excelente se le había ocurrido, que por cierto le ayudaría mucho con sus problemas más recientes. Necesitaba ir al Templo de Libra a hablar con Dohko, y lo mejor era hacerlo ahora que Saga aún no llegaba. Tomó la ropa, y salió de la Casa de Géminis.
Todo iba excelente hasta poco después que dejó atrás el Templo de Cáncer. Al parecer dos personas se estaban acercando hacia donde él se encontraba, y eso no podía ser bueno. Nadie debería verlo en posesión de la ropa del santo de Aries o el nuevo plan podría no funcionar. ¿Pero qué podía hacer? Los pasos se aproximaban cada vez más y él no encontraba lugar para ocultarse.
"Maldita sea…" se adentró al Templo de Leo con el mayor sigilo posible. Era arriesgado, pero no tenía otra opción. Los pasos continuaban con un ritmo tranquilo y despreocupado, que a Kanon más que nada le parecía desesperante. También pudo escuchar las voces de Milo y Afrodita; conversaban alegremente, y en un tono bastante alto.
La sangre del cuerpo de Kanon se detuvo al momento de escuchar el sonido de otros pasos, pero ahora dentro del Templo de Leo.
"¿Hay alguien ahí?" se escuchó la voz de Aiolia no muy lejos de donde se encontraba Kanon.
En una decisión desesperada, Kanon salió corriendo de la Casa de Leo, y después de alejarse lo más posible, se lanzó detrás de unos arbustos, procurando no ensuciar la ropa de Mu, pues la tierra aún estaba algo húmeda por la lluvia pasada. Segundos después, Aiolia se asomó por la puerta de su Templo.
"¿Me estaban buscando?" preguntó Aiolia a Milo y Afrodita, quienes no se encontraban muy a distancia de su Templo.
"No." Respondieron, extrañados. "¿Por qué?"
"Nada, no importa." Dijo Aiolia, pasando la vista por los alrededores. "Sólo me pareció escuchar a alguien."
Kanon continuó recostado en el suelo, sin moverse un solo centímetro, y tratando de controlar su agitada respiración. Cuando consideró que había transcurrido un tiempo prudente se atrevió a levantarse. Ya no había nadie.
"Dioses…" exclamó, limpiándose unas cuantas gotas de sudor sobre la frente. Esa había estado demasiado cerca.
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Afrodita y Milo finalmente vislumbraron la entrada del Templo de Aries. En verdad era una larga caminata ir hasta allá, pero la curiosidad podía más que el cansancio.
"¿Qué crees que haya pasado?" preguntó Milo, con una sonrisa de complicidad.
"Como no conozco mucho a Saga, no sabría decirte…" respondió, con una sonrisa similar a la del Escorpión, dando un salto para esquivar un charco. "Veamos que nos dice Mu."
Entraron alegremente al Primer Templo, y se dieron a la tarea de buscar al caballero de Aries, quien no parecía encontrarse por ninguna parte. Por la mente de los dos santos de oro incluso pasó la idea de que quizás se había quedado en el Templo de Géminis. El último lugar donde lo buscaron fue en su habitación, y ahí finalmente dieron con él.
"Mu ¿qué te ocurrió?" preguntó Milo, alarmado. El estado en que se encontraba su amigo era deplorable. Recostado en su cama, pálido, y cubierto con una delgada sábana blanca.
"Mu ¿te sientes bien?" Afrodita tomó asiento en una de las orillas de la cama, y pudo percibir que esta se encontraba húmeda. "¿Qué…?" quitó la sábana, descubriendo que el resto de la cama también estaba mojada. ¿Acaso Mu se había acostado a dormir totalmente empapado?
El Escorpión se apresuró a sentir con su mano la frente de su amigo, y la separó de inmediato.
"¡Dioses, está hirviendo en fiebre!"
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NOTAS:
Hola todo el mundo nn
Que onda? Que les pareció el capitulo? La verdad es que no suelo sentirme conforme con lo que escribo, pero esta vez siento que no quedó tan mal… y también es cierto que no tengo idea de que diablos me ocurrió al principio de este capitulo… Por un momento me vi tentada a escribir algo lemon, saben? Pero logré refrenarme, porque no sé si sea lo más conveniente (que tal si les parecía que estaba fuera de contexto, porque al principio todo lindo y tierno, y después ¡sacatepongolas! escenitas lemon) pero bueno... supongo que simplemente me afectó un poco leer Teleny (libro de O. Wilde, bastante explícito)
Pero me estoy saliendo por la tangente… creo que en el capitulo, a pesar de no estar tan largo, pues si pasan varias cosillas interesantes, no? A mi me parece que estuvo un poco más serio comparado con mis otros capítulos… Ustedes díganme que piensan!
Saludos y abrazos a quienes me han ayudado, y apoyado con sus reviews (que espero no dejen de mandar) Nada me hace más feliz que saber que les gusta lo que escribo ˆ-ˆ
Ah, por cierto, un enorme sorry a luna-wood por tomar parte de su review sin decirle nada para ponerlo en el resume del fic ˆˆU
Acabo de recordar algo (aunque creo que todos lo deben de haber entendido desde el principio por simple sentido común oÔ) en otra ocasión (y en otro fic) alguien me preguntó que si Dohko estaba rejuvenecido, y sí, sí lo está (porque de no ser así... ¡iuk!)
Bueno, ya... ahora debo irme a estudiar…
No se pierdan el próximo capitulo de 'Como seducir a un Géminis'! Mi existencia no será en vano! Jaja, no se crean (si no entendieron el comentario es porque no ven Yu Yu Hakusho xD)
Nos vemos!
Gracias. Ahora si, lean, por favor!
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Capitulo 6: Engaño.
"Yo, pues…" Mu no tenía la mínima idea de que debía decir o hacer frente a Saga… ¿por qué no le hablaba, si era él quien lo había citado ahí? ¿y por qué estaba todo tan oscuro? ¿debería pedirle que encendiera las luces? Bueno, quizás Saga pensaba que lo mejor era dejarlas así en caso de que esa noche ellos… ¡Dioses, necesitaba calmarse! El libro, el libro… ¿qué decía el libro? Ser audaz… acercarse… tomar la iniciativa…
Kanon permanecía en silencio, sonriendo ante ese repentino cambio de suerte. ¿Qué sería lo más conveniente a hacer con tan valiosa oportunidad? Si las palabras del caballero de Libra eran ciertas, y si tenía la suficiente precaución interpretando a su hermano, quizás podría pasar un buen rato con el caballero de Aries… después se lo restregaría a Saga en su cara… en verdad sería un desquite bastante decente. Bien, entonces tendría que hacer uso de todas sus capacidades para lograr engañar a Mu… aunque siempre es mucho más fácil engatusar a las personas enamoradas… y, como bien lo dijo Dohko, él era el maestro de los engaños ¿no?
"Saga, yo quiero decirte que…" un sonrojo apareció en sus mejillas, y por más que trató no pudo enfrentar la mirada del hombre delante suyo. "Que desde hace mucho tiempo…"
"Sé lo que sientes por mi, Mu." Dijo Kanon, imitando el tono de voz de su hermano mayor. "Yo siento lo mismo…"
El corazón del santo de Aries latía muy fuerte por causa de las palabras que escuchaba. ¿Era posible que eso no fuese un sueño? …Cielos ¿qué era lo siguiente a ocurrir? Él no sabía de ese tipo de cosas ¿sería lo mejor dejar que Saga tomara la iniciativa? No, no, no… no era momento para mostrarse tan tímido. Él era quien debía tomar partido ahora. Y, aunque todavía nervioso, lo hizo. Lentamente se aproximó hacia el santo de Géminis, hasta quedar bastante cerca.
A Kanon no le convenía mucho tener a Mu tan cerca, podría descubrir la mentira, y todo se vendría abajo… ¡Necesitaba idear algo pronto! …Súbitamente algo se maquinó en su cabeza.
"Cierra tus ojos, Mu." Pidió Kanon, utilizando un tono sensual, pero solo lo suficiente, para no levantar sospechas. El santo de Aries dudó. "Por favor, mi amor…"
El simple hecho de escuchar esas ultimas dos palabras de los labios de su amado Saga hicieron a Mu obedecer la extraña petición. De lo siguiente que supo fueron una fuertes manos tomándole por la cintura, y arrastrándolo contra la pared. Después vinieron unos cálidos labios que se apoderaron de su cuello. Un suspiro escapó del interior del caballero de Aries, dando a entender a Kanon que estaba realizando bien su trabajo. De manera casi imperceptible, una de las manos del impostor comenzaron a desabrochar la camisa de Mu.
"Saga…" comenzó Mu, en un ultimo intento de su mente racional por evitar lo que estaba a punto de ocurrir; no porque no lo deseara, sino que era demasiado pronto para hacerlo. Trató de empujar un poco el cuerpo del hombre frente a él con una de sus manos, pero esta fue reprimida con fuerza contra la pared. "Saga… no estoy seguro de…"
La experta boca de Kanon sobre su pecho silenciaron toda posible objeción, aunque en su interior algo le decía a Mu que no todo estaba bien. Pero… ¿qué no podía estar bien si finalmente había logrado que el hombre que amaba le correspondiera? Y si Saga deseaba hacerlo suyo, nada lo haría más feliz que complacerlo entregándosele.
El lazo que ataba sus cabellos terminó por caer al suelo, dejando en libertad una enorme cascada color lila. La camisa también se encontró pronto en el suelo, mientras la mano de Kanon bajaba amenazante por el cuerpo del santo de Aries en busca de el único lugar aún no recorrido. Un residuo de inseguridad afloró en Mu, pero él no deseaba detenerse, quería ser uno con el santo de Géminis en todas las maneras posibles. El pantalón cedió, y se deslizó hacia abajo rápidamente, dejando al santo de Aries casi desnudo. La indecisión volvió a Mu con un poco más de intensidad, y en un intento por sosegar esas dudas que tenía buscó con sus labios los de a quien él creía Saga, y al sentirlos unirse no pudo evitar abrir los ojos para contemplar el rostro de…
"¡Kanon!" gritó Mu, horrorizado mientras trataba de alejarse de ese hombre.
El impostor, al verse descubierto, detuvo todas sus acciones sobre el cuerpo del caballero de Aries, pero solo fueron unos cuantos segundos los que tardó en volver al ataque.
"Vamos, Mu… Saga nunca va a corresponderte…" comenzó Kanon, apoderándose violentamente de los labios del guardián del Primer Templo. "Y por mi no hay problema si quieres pretender que soy él…"
Inesperadamente para Kanon, uno de los puños del caballero de Aries dio contra su rostro, mandándolo directamente contra el suelo. Esto dio a Mu solo el tiempo suficiente para correr hacia la salida del Templo de Géminis.
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Lejos del Santuario, Saga dormía placidamente al aire libre, demasiado placidamente… es común que los sueños delaten nuestros deseos más profundos, aun si los desconocemos o simplemente no queremos aceptarlos… y ese era exactamente el caso de Saga de Géminis.
Lo primero que apareció en sus sueños fue la imagen del santo de Acuario besando a Milo afuera del Templo del Escorpión. Poco después ya no se trataba de Camus, sino de sí mismo, e instantes después tampoco era el Escorpión a quien besaba, sino a Mu de Aries… lo besaba con deseo, y sus manos lo recorrían con ansiedad, como si hubiese esperado siglos para hacerlo. Se sentía embriagado por ese profundo aroma a lavanda tan característico del santo de Aries, impregnándose él mismo de tan hermoso perfume. La manera en que Mu se dejaba manejar por sus acciones eran suficiente incentivo para continuar besándolo, explorando aquella boca de un sabor tan dulce. En las ocasiones en que se separaba para contemplar las bellas facciones de su compañero terminaba topándose con una tímida pero sumamente sensual mirada en sus ojos verdes, excitándolo más que ninguna otra cosa jamás podría. Lo único que ocupaba su mente en esos momentos era la idea de marcar a ese caballero como suyo, tomarlo en aquel mismo lugar. Lo amaba, y se lo repetía en murmullos una y otra vez. Sentía su cuerpo a punto de desbordarse, y tuvo el impulso de arrancarle la ropa a aquel inocente ángel. Y así lo hizo, dejando al descubierto aquel hermoso cuerpo que antes vio a orilla de un lago. Su piel blanca parecía brillar, especialmente en las áreas que él se había ocupado en trabajar con su boca. No podía aguantar más, era el momento preciso para fundirse en esa hermosura, su cuerpo se lo exigía.
El estridente tronar de un relámpago lo sacó de su pequeña fantasía. Lo primero que sintió fue algo húmedo entre sus piernas, y después unas gotas de lluvia sobre su cabeza.
"Mu…" pronunció ese nombre ahora con un significado totalmente distinto al que antes le había dado.
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El caballero de Aries se alejaba a toda prisa del Tercer Templo, con su cabeza hecha un mar de preguntas, y sus sentimientos totalmente frustrados. En cuanto se creyó a salvo, se detuvo, dejándose caer al suelo, rendido. Unas cuantas frías gotas de lluvia lo abrasaron, confundiéndose con algunas lagrimas que bajaban por sus mejillas. ¿Cómo demonios había ocurrido todo eso? ¿Por qué Kanon le había hecho aquello? ¡Él incluso había estado dispuesto a…!
El frío comenzó apoderarse del ambiente, y un escalofrío recorrió la espalda de Mu, recordándole el estado en que se encontraba. Al salir tan apurado del Templo de Géminis había dejado su ropa en el suelo. Sintió vergüenza de si mismo al notarse semidesnudo en medio del Santuario.
"¡Eres un maldito!" gritó Mu, refiriéndose al hermano menor de Saga. "¡Un maldito!" las lagrimas comenzaron a cobrar más fuerza, y las gotas de lluvia las imitaron.
¿Cómo se había atrevido Kanon a jugar con sus sentimientos de una manera tan sucia y vil? ¿Y cómo había sido él tan estúpido en dejarse engañar por Kanon?
Se sentía burlado, y de no haber logrado huir del Templo de Géminis en esos momentos quizás incluso estaría violentado. Y a todo eso… ¿dónde quedaba Saga? ¿Por qué había mandado a su hermano en su lugar? ¿Para darle el mensaje de que no le amaba, y lo más que podía hacer era conformarse con un cuerpo semejante al suyo? No… Saga no podía ser tan cruel… se negaba a creerlo.
El santo de Aries no pudo evitar un leve estornudo, a causa del húmedo entorno. Lo mejor era volver al Primer Templo. Así, avergonzado, desaliñado, mojado, con muchas dudas y una profunda tristeza en el alma se encaminó hacia la Casa de Aries…
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"Demonios…" No había logrado detener a Mu. Se llevó una mano al rostro, donde el caballero de Aries había depositado un golpe con todas sus fuerzas. "¡Bueno, pues tu te lo pierdes!"
Estaba enfadado, en parte con el santo de Aries, en parte consigo mismo… ¿cómo había sido tan descuidado para dar oportunidad a Mu de escapar? Una vez más la maldita suerte cambiaba en contra suya… ¿Ahora qué? No tenía idea de cual sería su siguiente movimiento… las cosas se habían complicado más de lo que le gustarían.
Como fuese… quizás la mañana siguiente encontrase la manera para volver todo lo ocurrido a su conveniencia.
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La mañana llegó tan alegre y luminosa como siempre al Ultimo Templo del Santuario, dando por concluido el sueño de belleza de su caballero guardián. Se arregló impecablemente como todos los días, y salió en busca de Milo. Ambos irían a preguntar a Mu como le había ido en la cita de la noche anterior. Llegó al Templo de Acuario, pero estaba vacío, así que continuó su camino hasta la Casa de Escorpión.
"¡Afrodita!" saludó Milo desde la entrada de su Templo. "Te estaba esperando."
"Buenos días." Respondió al saludo, con una amplia sonrisa. "¿Listo para ir a admirar los frutos de mi ingenioso plan?"
"Querrás decir 'nuestro' ingenioso plan." Corrigió Milo, cruzándose de brazos. "Yo también ayude, no lo olvides."
"Bien, bien, como quieras…" respondió Afrodita, divertido. "Pero bueno, eso lo podemos discutir en el camino al Templo de Aries… ¿Nos vamos?"
"Por supuesto."
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Kanon terminaba de despertar en el interior del Templo de Géminis. Había dormido bastante bien, y descansar le había ayudado a poner un poco de orden a sus problemas. Y, ahora que veía todo desde otro ángulo, las cosas no habían salido tan mal la noche anterior. Sí, había cometido un error en su plan, pero los demás aspectos fueron casi brillantes. Hubo logrado engañar a Mu demasiado bien y, a pesar de que se le había ido de las manos, tuvo un buen rato de diversión.
"Parece que Saga no tiene tan malos gustos después de todo." Dijo, recordando el magnifico cuerpo del santo de Aries. "Ahora que recuerdo… ¿donde se habrá metido ese fastidioso de mi hermano?"
Vagó un poco por el Templo, hasta llegar al lugar donde la noche pasada había acorralado a Mu. En el suelo aún permanecían las prendas que ávidamente hubo removido del cuerpo del caballero de Aries.
¡Un momento! ¡Claro! Una idea excelente se le había ocurrido, que por cierto le ayudaría mucho con sus problemas más recientes. Necesitaba ir al Templo de Libra a hablar con Dohko, y lo mejor era hacerlo ahora que Saga aún no llegaba. Tomó la ropa, y salió de la Casa de Géminis.
Todo iba excelente hasta poco después que dejó atrás el Templo de Cáncer. Al parecer dos personas se estaban acercando hacia donde él se encontraba, y eso no podía ser bueno. Nadie debería verlo en posesión de la ropa del santo de Aries o el nuevo plan podría no funcionar. ¿Pero qué podía hacer? Los pasos se aproximaban cada vez más y él no encontraba lugar para ocultarse.
"Maldita sea…" se adentró al Templo de Leo con el mayor sigilo posible. Era arriesgado, pero no tenía otra opción. Los pasos continuaban con un ritmo tranquilo y despreocupado, que a Kanon más que nada le parecía desesperante. También pudo escuchar las voces de Milo y Afrodita; conversaban alegremente, y en un tono bastante alto.
La sangre del cuerpo de Kanon se detuvo al momento de escuchar el sonido de otros pasos, pero ahora dentro del Templo de Leo.
"¿Hay alguien ahí?" se escuchó la voz de Aiolia no muy lejos de donde se encontraba Kanon.
En una decisión desesperada, Kanon salió corriendo de la Casa de Leo, y después de alejarse lo más posible, se lanzó detrás de unos arbustos, procurando no ensuciar la ropa de Mu, pues la tierra aún estaba algo húmeda por la lluvia pasada. Segundos después, Aiolia se asomó por la puerta de su Templo.
"¿Me estaban buscando?" preguntó Aiolia a Milo y Afrodita, quienes no se encontraban muy a distancia de su Templo.
"No." Respondieron, extrañados. "¿Por qué?"
"Nada, no importa." Dijo Aiolia, pasando la vista por los alrededores. "Sólo me pareció escuchar a alguien."
Kanon continuó recostado en el suelo, sin moverse un solo centímetro, y tratando de controlar su agitada respiración. Cuando consideró que había transcurrido un tiempo prudente se atrevió a levantarse. Ya no había nadie.
"Dioses…" exclamó, limpiándose unas cuantas gotas de sudor sobre la frente. Esa había estado demasiado cerca.
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Afrodita y Milo finalmente vislumbraron la entrada del Templo de Aries. En verdad era una larga caminata ir hasta allá, pero la curiosidad podía más que el cansancio.
"¿Qué crees que haya pasado?" preguntó Milo, con una sonrisa de complicidad.
"Como no conozco mucho a Saga, no sabría decirte…" respondió, con una sonrisa similar a la del Escorpión, dando un salto para esquivar un charco. "Veamos que nos dice Mu."
Entraron alegremente al Primer Templo, y se dieron a la tarea de buscar al caballero de Aries, quien no parecía encontrarse por ninguna parte. Por la mente de los dos santos de oro incluso pasó la idea de que quizás se había quedado en el Templo de Géminis. El último lugar donde lo buscaron fue en su habitación, y ahí finalmente dieron con él.
"Mu ¿qué te ocurrió?" preguntó Milo, alarmado. El estado en que se encontraba su amigo era deplorable. Recostado en su cama, pálido, y cubierto con una delgada sábana blanca.
"Mu ¿te sientes bien?" Afrodita tomó asiento en una de las orillas de la cama, y pudo percibir que esta se encontraba húmeda. "¿Qué…?" quitó la sábana, descubriendo que el resto de la cama también estaba mojada. ¿Acaso Mu se había acostado a dormir totalmente empapado?
El Escorpión se apresuró a sentir con su mano la frente de su amigo, y la separó de inmediato.
"¡Dioses, está hirviendo en fiebre!"
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NOTAS:
Hola todo el mundo nn
Que onda? Que les pareció el capitulo? La verdad es que no suelo sentirme conforme con lo que escribo, pero esta vez siento que no quedó tan mal… y también es cierto que no tengo idea de que diablos me ocurrió al principio de este capitulo… Por un momento me vi tentada a escribir algo lemon, saben? Pero logré refrenarme, porque no sé si sea lo más conveniente (que tal si les parecía que estaba fuera de contexto, porque al principio todo lindo y tierno, y después ¡sacatepongolas! escenitas lemon) pero bueno... supongo que simplemente me afectó un poco leer Teleny (libro de O. Wilde, bastante explícito)
Pero me estoy saliendo por la tangente… creo que en el capitulo, a pesar de no estar tan largo, pues si pasan varias cosillas interesantes, no? A mi me parece que estuvo un poco más serio comparado con mis otros capítulos… Ustedes díganme que piensan!
Saludos y abrazos a quienes me han ayudado, y apoyado con sus reviews (que espero no dejen de mandar) Nada me hace más feliz que saber que les gusta lo que escribo ˆ-ˆ
Ah, por cierto, un enorme sorry a luna-wood por tomar parte de su review sin decirle nada para ponerlo en el resume del fic ˆˆU
Acabo de recordar algo (aunque creo que todos lo deben de haber entendido desde el principio por simple sentido común oÔ) en otra ocasión (y en otro fic) alguien me preguntó que si Dohko estaba rejuvenecido, y sí, sí lo está (porque de no ser así... ¡iuk!)
Bueno, ya... ahora debo irme a estudiar…
No se pierdan el próximo capitulo de 'Como seducir a un Géminis'! Mi existencia no será en vano! Jaja, no se crean (si no entendieron el comentario es porque no ven Yu Yu Hakusho xD)
Nos vemos!
