Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, así que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!

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Capitulo 8: Saliendo del Santuario.

Apenas se hubo marchado su hermano mayor, Kanon decidió abandonar el Templo de Géminis. No sabía que iba a ocurrir en la Casa de Libra, pero ninguno de los posibles desenlaces eran muy prometedores para su persona. Lo mejor era irse del Santuario unos cuantos días, no, mejor semanas, hasta que la ira de Saga se sosegara un poco. Además, otro peligro que le acechaba era el idiota del santo de Leo.

"Claro, porque ese necio no se va a rendir tan fácilmente…" dijo Kanon, mientras terminaba de vestirse. "Pero la próxima vez ya veremos quien va a estar en el suelo…"

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Saga avanzaba por los caminos del Santuario, con dirección al Templo resguardado por Dohko. Gracias a Kanon, ahora su cabeza estaba hecho un embrollo total. Y lo único que parecía concreto en sí era un fuerte sentimiento de ira. Quisiera aceptarlo o no, la realidad era que estaba celoso. La simple imagen de Mu en brazos de otro, bien fuera Kanon, Dohko o cualquiera, lo hacía desear atravesarle el corazón con el puño. Pero la posibilidad de que el santo de Aries consintiera ese tipo de encuentros era lo que más le dolía…

"Un momento." se dijo Saga, deteniéndose de improviso. "¿Me duele?" Se sorprendió de que así fuera. "Pero… ¿por qué?" preguntó, dirigiéndose a aquella voz dentro de su cabeza que siempre parecía tener una respuesta a todo. "¿Por qué me dolería que eso fuera verdad si es que no siento nada por él?"

'Pues…' no sabía que decirle a Saga. La única razón que encontraba para esa manera en que Saga sufría por la posibilidad de que Mu estuviera con alguien más no era otra mas que él estuviera… ¡No! No le diría eso nunca, incluso aunque fuese verdad. 'Lo que pasa es que…'

Una fuerte mano posándose sobre uno de los hombros de Saga interrumpió la conversación. El caballero de Géminis giró la vista hacia atrás, buscando al causante, y su fría mirada se encontró con el santo de Leo.

"Disculpa." Dijo Aiolia, quitando la mano del hombro de Saga. En su voz se podía percibir un tono de disgusto. "Por un momento te confundí con tu hermano."

Saga pudo distinguir en la frente de Aiolia lo que bien parecía ser la marca de un golpe reciente. Posiblemente Kanon y él habían tenido un conflicto hace poco tiempo, lo cual era normal esperarse después de lo ocurrido entre esos dos.

"Lo encontrarás en el Tercer Templo." Dijo Saga, estoicamente.

No dijo más al caballero de Leo, y continuó con su camino. La verdad es que él no había podido hacerle nada a Kanon porque era su hermano, pero posiblemente Aiolia no tendría ese tipo de impedimentos. Esa fue la razón por la que había decidido revelarle su localización.
Pronto la Casa de Virgo quedó atrás, dando paso a la de Libra. No parecía haber mucho movimiento. Al llegar a la entrada dudó en continuar. No podría soportar el encontrarse a Dohko y a Mu juntos… pero mucho menos podía tolerar la incertidumbre de lo que podía estar ocurriendo en ese lugar. Entró. Miró a su alrededor y no había señales de actividad alguna. Continuó avanzando, y pronto sus ojos descubrieron una pista… en el suelo estaba tirada deliberadamente una de las camisas del santo de Aries, acompañada con otra, que no podía tener otro dueño mas que Dohko. Tratando de mantenerse en sus treces, continuó avanzando. El rastro lo llevó a una habitación con la puerta entrecerrada… y desde ahí podía vislumbrarse como en el suelo estaba tirado un pantalón de Mu. Saga sintió como si un fuego asesino se encendiera en su interior. Atravesó la entrada, esperando encontrar a sus dos compañeros en una comprometedora situación, mas no fue así… la habitación estaba vacía… o al menos así le pareció a él… Lo siguiente que supo fue el sonido de la puerta cerrándose. Giró para investigar la causa.

"Hola, Saga." Saludó Dohko, recargado sobre la puerta.

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Apenas había dejado hacía poco tiempo el Templo de Géminis, Kanon creyó escuchar alguien dentro. Al principio supuso que se trataba de su hermano mayor, lo cual no podía ser una buena señal… pero pronto descubrió que no se trataba de Saga. La fuerte voz del caballero de Leo estaba llamándole, y este no se escuchaba nada contento. No podía haber mejor incentivo que ese para continuar alejándose. Pero si reanudaba su camino por la senda habitual, Aiolia definitivamente iba a encontrarlo. Quizás lo mejor era detenerse en alguno de los siguientes Templos a esperar que el caballero de Leo se diera por vencido en su búsqueda. Pero por delante solo le quedaban las Casas de Tauro y Aries. Era un hecho que no podía ir al Templo de Mu por lo ocurrido la noche anterior… así que haría el intento en la Casa de Tauro.
Se introdujo sin dificultades. Al parecer, Aldebarán no se encontraba ahí, lo cual era muy conveniente para Kanon. Con toda tranquilidad fue a buscar una soda y después se sentó a beberla. Aún no estaba seguro de adonde iría durante las próximas semanas… quizás Saori aceptara que él se quedara una temporada en la Mansión Kido.

"Y apuesto que esa casa es muchísimo más confortable que este lugar…" dijo Kanon, con un tono de fastidio.

Poco después de que volvió a sumergirse en sus pensamientos, le pareció escuchar que el silencio del Templo de Tauro no era total… trató de concentrarse, y finalmente pudo percibir lo que parecía una respiración débil, pero agitada…

"¿Aldebarán?" se dijo, extrañado. Lentamente y sin hacer ruido comenzó a moverse por las habitaciones del Segundo Templo. La verdad era que estaba poniéndose nervioso. Incluso por un momento pensó que se trataba de Aiolia, que estaba tendiéndole algún tipo de trampa. Con precaución entró al cuarto de donde parecía provenir el sonido. Pasó la vista por varios lados, hasta toparse con el cuerpo del caballero de Aries recostado sobre una cama. "¡Mu!" exclamó, sorprendido.

Instintivamente se acercó a su compañero. Se veía bastante mal, a decir verdad. Tomó una silla que estaba cerca, y después de acercarla hacia la cama, se sentó en ella. ¿Qué había podido ocurrirle? Estaba enfermo, eso era evidente.

"Pero si apenas la noche anterior se veía bastante normal…"

Que ironías tenía la vida… por segunda ocasión consecutiva tenía al apuesto caballero de Aries a su merced… pero no iba a hacerle nada ahora. Él podía ser un maldito capaz de atrocidad y media, mas no iba a aprovecharse de alguien enfermo. Se limitó a observarlo durante un largo rato, y no pudo evitar notar que Mu era bastante agraciado… además ese tono rojizo que tenían sus mejillas lo hacían ver aún más lindo. Ahora entendía como era que su hermano había sucumbido a un amor de aquel tipo… los encantos de Mu podían cautivar a cualquiera… y al parecer estaban surtiendo su efecto en él. Le parecía que aquellos delicados labios le rogaban por que los besara.

"Bueno…" dijo, acercándose al rostro del guardián del Primer Templo. "Supongo que un beso no es nada malo…"

Suavemente comenzó a rozar los labios de Mu, recibiendo en el rostro su rápida respiración, mientras un leve aroma a lavanda embargaba sus sentidos. Siguió adelante, por fin apoderándose de los labios del santo de Aries, y un calor provocado en ellos por la fiebre hacía más intenso el contacto que le daban a Kanon. Se sorprendió al notar una de sus manos acariciando una de las sedosas mejillas de Mu… la verdad era que nunca había besado así a nadie… este era un beso dulce, lleno de ternura…

"Saga…" susurró Mu, con un tono tan débil como un suspiro.

Los ánimos de Kanon se fueron contra el suelo al escuchar eso, y sintió como si alguien lo hubiera golpeado muy fuerte en el pecho. Se separó abruptamente del caballero de Aries, asustado por la manera en que había reaccionado al escuchar el nombre de su hermano…

"Esto no puede significar nada bueno…" dijo, cubriéndose la frente con la mano, y sacudiendo un poco la cabeza.

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"¡Death Mask!" gritó Afrodita, buscando al aludido dentro del Templo de Cáncer. "¡Death Mask!"

"¡Estoy aquí! ¡Ya puedes dejar de gritar!" dijo el caballero de Cáncer, haciendo aparición. Se sorprendió de ver a Milo y a Afrodita con un semblante tan preocupado. "¿Qué ocurre?"

"Es Mu…" dijo el Escorpión. "Está muy enfermo, tiene mucha fiebre… no sabemos que hacer…"

"¿Qué?" exclamó Death Mask, sorprendido. "¿Dónde está?"

"Lo llevamos a la Casa de Tauro." Dijo Afrodita. "Pero como no encontramos a Aldebarán, decidimos venir a pedirte ayuda…"

"¿Dicen que lo dejaron solo?" exclamó Death Mask. "¡Dioses! ¡Vamos al Segundo Templo!"

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"¿Qué es todo esto, Dohko?" preguntó Saga con frialdad.
"Dímelo tu…" dijo el caballero de Libra, acercándose tentativamente a Saga. "Tu eres el que vino a aquí a visitarme ¿no es cierto?"

"Esto no es una visita." El santo de Géminis no estaba de humor para escuchar a Dohko. "¿Dónde está Mu?"

"Vaya, en verdad te interesa bastante el muchacho…" se detuvo justo frente a Saga. "Y no te culpo, pues yo mismo he comprobado que es excepcional… en muchos aspectos…"

"¿Dónde está Mu?" repitió, con un tono de molestia. Era un milagro que para ese momento no se estuviera ya sobre él, matandolo a golpes.

"Acaba de irse hace un momento… Pero lo que ahora debería importarte más, querido amigo, es donde estás tu…" con sus manos, inmovilizó los brazos de Saga. "Porque no pienso dejarte ir hasta conseguir lo que deseo."

El caballero de Géminis no tardó en liberarse, e incluso dio un golpe al rostro del hombre frente a él. Una vez más no había encontrado al santo de Aries. Iría tras de él en busca de respuestas y unas cuantas explicaciones. Su sorpresa fue encontrarse con la novedad de que la puerta estaba cerrada.

"Te dije que no pensaba dejarte ir hasta conseguir lo que deseo…" Dohko lanzó bruscamente a Saga contra la puerta, colocándose detrás de él para hablarle al oído. "Y lo que deseo es a ti…"

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Poco a poco los ojos de Mu fueron abriéndose. Tenía mucho calor… Fueron apareciendo frente a él las imágenes de algunos de sus compañeros. No recordaba bien las cosas… ¿dónde estaba? ¿por qué solo tenía puesta su ropa interior? ¿Y por qué rayos todos lo estaban mirando?

"¿Te sientes bien, Mu?" escuchó preguntar a la delicada voz de Afrodita. El caballero de Aries asintió con un leve movimiento de cabeza. "¡Me alegro tanto!"

"Nos preocupaste a todos…" dijo Death Mask. "¡Tenías mucha fiebre!"

"¿En verdad?" quizás eso explicaba el calor que sentía. Se percató entonces que estaba en el interior del Templo de Tauro. "¿Por qué estoy aquí?" preguntó, quitándose de la frente un pañuelo húmedo.

"Afrodita y yo te trajimos." Dijo Milo, quien estaba a un lado del santo de Piscis. "No sabíamos como ayudarte, así que vinimos a pedirle ayuda a Aldebarán."

"Oh…" dijo Mu, tratando de asimilar todo lo que le decían sus amigos. Le pareció que lo más conveniente era dar las gracias. "Gracias, Aldebarán."

"¿Qué?" exclamó Aldebarán, sorprendido. "Ah, no, yo no fui quien estuvo cuidándote… ni siquiera me encontraba aquí cuando te trajeron."

Ante la interrogante del semblante de Mu, el santo de Tauro se dispuso a relatarle lo que había ocurrido antes de que él estuviera consciente:

Aldebarán entraba tranquilamente a su Templo, pero se sorprendió al no encontrarlo en total silencio, como era de esperarse. Movido por la curiosidad (y por el hecho de que alguien se había introducido al lugar sin su autorización con no sabía cuales intenciones) comenzó a buscar en cada unas de las habitaciones. Pronto se encontró en la puerta de la cocina, pues de ahí provenían algunos ruidos indicando movimiento en el interior. Abrió la puerta poco a poco, para descubrir la figura de Kanon.

"¿Qué estas haciendo aquí?" cuestionó Aldebarán, desconfiado. La verdad no se escuchaban muy buenos comentarios sobre el hermano menor de Saga, y una aparición tan repentina e inusual por su parte no podía ser tomada como cualquier cosa.

"¿No es obvio?" respondió, señalando un recipiente lleno de agua sobre el fuego de la estufa. "Estoy calentando agua."

"Tu sabes a que me refiero." Dijo Aldebarán, tranquilamente.

"Mu está enfermo." Declaró Kanon. "No sé quien lo trajo, pero él está en tu habitación, ardiendo en fiebre…"

"Sigo sin entender que papel desempeñas en todo esto." Dijo el caballero de Tauro, cruzándose de brazos. Le pareció ver a Kanon dudar un momento, como tratando de encontrar la respuesta.

"Bueno, por un asunto que no es relevante ahora me encontré dentro de tu Casa…" quitó el agua del fuego, y la colocó sobre una mesa, a un lado de algunos pañuelos húmedos. "Vi a Mu enfermo, y decidí ayudarlo…"

"Vaya, parece que te preocupas mucho por él…"

Kanon estuvo a punto de lanzar algún tipo de comentario en contra de las palabras de su compañero, pero la voz del santo de Leo proveniente del exterior hizo que ambos se quedaran en silencio.

"No le digas que estoy aquí… Es mas, no le respondas." Pidió Kanon, nerviosamente. "No se atreverá a entrar a tu Templo si cree que no te encuentras dentro."

"Muy a diferencia de otros… ¿verdad?" comenzó a avanzar hacia la salida. "Lo siento, pero no puedo encubrirte. Prefiero estar en buenos términos con Aiolia."

"¿Y qué pasó entonces?" preguntó Death Mask, pues él, Afrodita y Milo tampoco estaban enterados de lo ocurrido. "¿Lo delataste con Aiolia?"

"No exactamente. Simplemente le dije que Kanon había pasado por ahí hacía un rato, con la intención de irse del Santuario… fue tras de él, y ya no he sabido más de ninguno de los dos." Dijo Aldebarán, avanzando hacia los demás. "Cuando regresé a la cocina encontré el recipiente con agua convertido en algún tipo de té, junto con una nota indicándome que se lo diera a beber a Mu lo antes posible, pues le ayudaría a recuperarse… y funcionó."

"Pues que raro…" dijo Afrodita, estrechando los ojos con desconfianza. "Ése tipo no ayuda a nadie mas que a sí mismo."

Para entonces Mu ya había recordado lo ocurrido la noche del día anterior, aquel penoso incidente con el hermano menor de Saga… ¿por qué Kanon le ayudaba ahora? ¿Sería por remordimiento de conciencia? No lo sabía… continuaba bastante molesto con él, mucho, pero ese gesto solidario le había ganado una pequeña indulgencia a su favor. Además, recordaba vagamente que durante su inconsciencia una presencia cálida había estado a su lado.

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NOTAS:

Hola. Eh… bien, un pequeño giro a la historia con respecto a Kanon ¿verdad? Vaya que Mu si sabe como seducir a los géminis… Creo que en uno de mis momentos de delirio decidí poner que él también puede tener sentimientos en su corazoncito… (esto se está conviertiendo en el fic de Kanon, no creen)
Y por otro lado está Dohko... cielos! como me da problemas ese hombre! no tengo idea de que va a pasar con él!

Bueno ¿Pues que me queda por decir? Solo reiterar mi agradecimiento a ustedes por llegar hasta aquí, por leer, por dejar reviews… por todo!

Sayonara bye bye