Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, así que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!

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Capitulo 10: Pagando el hospedaje.

La habitación estaba desordenada, con objetos en el suelo y la cama desordenada, como si dentro del lugar antes hubiese mucho movimiento. Y para orquestar el momento, Mu y Aldebarán estaban juntos, a medio vestir. La mente del caballero de Géminis no tardó en hacer conjeturas sobre el panorama, imaginando lo que no era verdad. Sitió que un fuego le quemaba dentro de las venas, y fue hacia Aldebarán.

"¿Saga, que estás…?" la voz del caballero de Tauro no alcanzó a terminar la frase, pues un puño de su compañero le había golpeado.

Aldebarán dio contra la pared de la habitación, golpeándose fuertemente la cabeza, quedando aturdido por el impacto. Saga no reparó en esto, simplemente se giró hacia el caballero de Aries, que lo observaba sorprendido.

"Así que era verdad lo que Dohko decía de ti…" gruñó el santo de Géminis, con los ojos llenos de enojo.

"¿De que hablas, Saga?" preguntó Mu, algo asustado por la mirada de su compañero, mientras con una de las sábanas se cubría el cuerpo. "¿Y por qué golpeaste a Aldebarán?"

'¡Claro, ahora va a defender a su querido amiguito!' dijo la cizañera voz dentro del caballero de Géminis. 'Míralo… ¡Míralo, Saga! Ahí tienes a tu recatado y tímido Mu de Aries… ¡Apenas te fuiste del Santuario ayer por la tarde y para este momento ya pasó por la cama de Kanon, Dohko y Aldebarán!' Saga permaneció en silencio, sin argumentos para refutar lo que estaba escuchando. 'Y tu pensando que sentías algo por él…'

"Sí, fui un estúpido…" dijo Saga, cerrando las manos en puños, en un intento por contener todo lo que estaba sintiendo en su interior.

"No entiendo tu actitud…" dijo Mu, incapaz de comprender lo que ocurría.

"¡Soy yo quien no entiende tu actitud!" replicó el santo de Géminis, levantando la voz. "En menos de una semana te has convertido en alguna especie de mujerzuela masculina para todos en el Santuario."

El santo de Aries quedó totalmente petrificado. ¡¿Cómo, en el nombre de todos los dioses, le había llamado Saga?! ¡¿Mujerzuela?! En verdad que no comprendía nada. Ninguna de las palabras que salían de la boca del caballero de Géminis parecían tener sentido o conexión alguna. Quiso replicar, pedirle una explicación… pero no lo hizo. Estaba demasiado asombrado como para siquiera moverse.

"¿S-saga…?" esa fue la única palabra que Mu pudo articular. Su mente estaba hecha un lío demasiado extraño.

El santo de Géminis sintió el impulso de dañarlo, de hacerle sufrir lo que él estaba sintiendo. Aldebarán continuaba en el suelo, demasiado dañado como para tomar partido en la situación. Saga se acercó inesperadamente hacia Mu, movido por una furia ciega. El caballero de Aries incluso dejó caer accidentalmente la sábana con que se cubría, mostrando su pecho desnudo. La mirada de Saga vagó por el cuerpo del hombre delante suyo. Sus sentimientos, mezclándose con su reciente desilusión ante la imagen venerable que tenía sobre Mu, hicieron que muchas ideas pasaran por su cabeza.

'Vamos… ¿por qué no?' una vez más, la voz había resurgido para empeorar las cosas. 'Si ya se acostó con medio Santuario dudo que se niegue a dejarte probar… además, si se niega ¿qué derecho tendría a quejarse después de todo lo que ha hecho? Y al final de cuentas, lo que deseabas era poseerlo ¿no es cierto? …Vamos, así finalmente te lo sacarás de la mente.'

Saga estaba demasiado molesto como para razonar, así que se dejó convencer por las palabras en su mente. Sin darle a Mu oportunidad para defenderse, se lanzó contra sus labios, empujándole para recostarlo en la cama. Los intentos del caballero de Aries para refrenar a su compañero poseían la fuerza de un niño en comparación con las poderosas manos que lo inmovilizaron. Intentó decir algo, pero solo consiguió darle a Saga la oportunidad para ahondar el beso. Extrañamente, esto consiguió un efecto inesperado. La boca del guardián del Primer Templo tomó por sorpresa a Saga. Resultaba ser más dulce de lo que había imaginado, exquisitamente húmeda, pero al mismo tiempo muy cálida. Conforme el gesto se tranquilizaba, las manos sobre las muñecas de Mu empezaban a relajarse también. Las cosas estaban serenándose entre los dos hombres. Saga acarició la caballera del caballero de Aries, para después pasar a los hombros… incluso llegó un momento en que Mu respondía tímidamente al beso.
Pero aquella situación tan poco convencional se vio interrumpida por el sonido de algo moviéndose detrás de ellos dos. Aldebarán parecía estar recobrando la movilidad y el sentido. Esto trajo a Saga abruptamente a la realidad. No supo ni en que momento había comenzado a besar a Mu… y mucho menos estaba consciente del instante en que su deseo de agredir se transformase en ansias por agradar al caballero de Aries.
Las miradas se cruzaron, y ninguno estaba totalmente seguro de que ocurrió. El santo de Géminis retrocedió torpemente, sin dejar de observar el rostro de su compañero, quien tenía los labios enrojecidos por lo ocurrido. Abandonó el Templo de Tauro lo más rápido que pudo.

"¿Dónde está Saga?" preguntó Aldebarán, con una mano en la cabeza mientras se levantaba. Miró a los lados, pero no encontró al caballero de Géminis. "¿Te hizo algo?"

"N-no…" dijo Mu, con nerviosismo. Su mente aun procesaba lo ocurrido. "Estoy bien…"

"¿Qué demonios le pasa?" replicó, molesto. "¡No tiene ningún derecho de venir a golpearme en mi propio Templo!"

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Los caballeros de Escorpión y Piscis continuaron su camino, bastante preocupados por la salud de su amigo de Aries, y por la impresión con la que se quedó. Ellos jamás habían deseado crearle algún tipo de problema a Mu, y mucho menos que tuviera un encuentro con el hermano menor de Saga…

"Creo que fui demasiado lejos al mentirle a Mu…" se lamentó Afrodita, mientras terminaban de pasar la Casa de Libra. "¡Ahora nunca me volverá a hablar!"

"Si te hablará… Mu no es rencoroso, tu lo sabes bien, quizás solo está un poco…" el caballero de Escorpión se detuvo. "¿Qué es ese olor?"

"¿Qué?" Afrodita aspiró el aire, buscando algún aroma extraño. "Oye, tienes razón…"

Era un olor que cualquier caballero de Atena reconocería con facilidad, pero que se había convertido en algo muy inusual: la sangre. Entre los dos inspeccionaron el área, y dieron con algunas manchas de sangre, conectadas con el Templo de Libra. Sin pensarlo demasiado, entraron al lugar. Dohko estaba en el suelo, inconsciente o algo así. Aún podían verse restos de la puerta que Saga destrozó con el cuerpo del caballero de Libra.

"¿Qué habrá ocurrido?" preguntó el santo de Piscis, acercándose a Dohko.

"No me lo imagino." Dijo Milo, cruzando los brazos. "Pero seguramente él se lo buscó."

"Probablemente… Mejor nos vamos."

Cuando ya se disponían a marcharse, algo se aferró al pie de Afrodita, quien de inmediato se giró para ver de que se trataba. Dohko lo había apresado.

"Me las vas a pagar, Saga…" murmuró el santo de Libra, con dificultad. "¡Rogarás a los dioses jamás haberme conocido!"

Con unas cuantas sacudidas y algo de ayuda por parte de Milo, Afrodita logró soltarse. Ambos se alejaron lo más rápido posible de la Casa de Libra.

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Kanon y Aiolia se escabulleron ahora que ya estaba atardeciendo. Realmente no fue difícil sortear los Templos de sus compañeros sin ser vistos. Kanon parecía ser bastante bueno en eso de esconderse a los demás. Finalmente arribaron a la Casa de Leo, y sin esperar más, entraron.

"¡Cielos…!" exclamó Kanon, mientras observaba admirado su alrededor. "¡Que bonito es tu Templo!"

El lugar estaba muy ordenado, e impecablemente limpio. Algo bastante distinto a como él tenía su parte en el Templo de Géminis.

"No es para tanto…" dijo Aiolia, sonriendo. "Deberías ver el de Virgo… ¡Eso si es un Templo lujoso!"

"Si, ya lo he visto… Pero me parece que Shakka exagera con tantas velas e imágenes de Buda… ¡y ni se diga con el incienso! ¡Necesitas una máscara de oxigeno para salir vivo de ahí!"

"No sabía que frecuentaras a Shakka…" Aiolia trató de hacer sonar lo más casual posible su comentario, pero realmente le interesaba el asunto.

"Y no lo hago. Es solo que en una ocasión perdí una apuesta contra Dohko, y…" un suspiro resignado escapó de su interior. "Bueno, suele pedir cosas terriblemente inusuales el muy maldito…"

"A todo esto… ¿cómo es que ustedes eran tan buenos amigos?" preguntó Aiolia, utilizando la oportunidad para saber un poco más sobre su compañero.

"Oh, verás, no éramos exactamente amigos…" dijo, con una risa afectada. Por su mente pasaron muchas escenas relacionadas a su pasado con Dohko que no suelen ocurrir entre simples amigos. Se sintió algo incomodo en responder eso al caballero de Leo, y prefirió cambiar el tema. "¡Bien, ya te contaré luego! …¿Sabes lo que realmente me gustaría hacer ahora?" preguntó Kanon, con una sonrisa muy amplia, acercándose al hombre delante suyo. "Darme una larga y reconfortante ducha con agua caliente… ¿me prestas tu baño?"

"Ah, claro, claro…" se apresuró a decir, esquivando los ojos de su compañero. Por un momento pensó que Kanon se refería a otra cosa bastante distinta. "Te mostraré donde está."

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"Iré a aclarar esto con Saga." Dijo Aldebarán, encaminándose a la puerta.

"¡No, espera!" replicó Mu. "Se veía bastante alterado… quizás lo mejor sea aguardar a que se tranquilice un poco."

El caballero de Tauro meditó un poco la opción. Quizás Mu estaba en lo correcto. Saga era uno de los caballeros más fuertes en el Santuario entero. Incluso había sido capaz de derribarle con un solo golpe, en el cual no utilizó toda su fuerza, o de lo contrario probablemente él ya estaría muerto. El temperamento de Saga era algo de temer. La mayor parte del tiempo se mostraba indiferente a lo que ocurría en su entorno, pero cuando le colmaban la paciencia (como había presenciado hacer a Kanon) podía volverse aterradoramente agresivo.

"Está bien. Esperaré a la primera hora de mañana para ir a verlo." La mirada del caballero de Tauro se fijó en el rostro de su amigo. "Tienes la cara roja… ¿a ti también te golpeó?"

"¿Qué? No, claro que no." Giró la cabeza hacia otro lado. Al parecer, la escena que tuvo con Saga le había hecho sonrojarse. "Debe ser por la fiebre…"

Aldebarán no quedó muy satisfecho con la respuesta. Algo le decía que Mu estaba mintiendo… prefirió no preguntar nada.

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Aiolia estaba sentado en la sala del Templo de Leo. ¿Había sido lo más conveniente ofrecerle alojamiento a Kanon? Realmente no lo sabía… la idea de invitarlo a quedarse fue un impulso que tuvo. Pero quizás después de lo ocurrido entre ellos en el bosque las cosas se pondrían algo raras…

"¡Aiolia!" la voz de Kanon llamándole desde el cuarto de baño lo sacó de sus pensamientos. "¿Puedes venir un momento?"

¿Qué querría? Con curiosidad, fue hacia el lugar. La puerta estaba abierta, y Kanon se asomaba por ella, dejando a la vista indeliberadamente gran parte de su cuerpo. El santo de Leo se quedó sin habla al verlo.

"No quiero ser una molestia, pero ¿podrías prestarme una toalla y algo de ropa?" pidió, con su común actitud bromista. "Porque no creo que te guste la idea de tenerme paseando por tu casa sin nada encima…" la imagen de un Kanon desnudo caminando en el Templo pasó por la mente del caballero de Leo. "¿Aiolia…?"

"¿Eh? Ah, claro, la ropa…" dijo, volviendo a la realidad. "No hay problema, espérame aquí."

Aiolia fue por algo de su ropa, escogiendo ciertas prendas que posiblemente se ajustaran a la talla de Kanon. Después de todo, ellos dos tenían una complexión y altura semejante. Tomando una toalla, fue a entregar las cosas a su huésped, quien recibió todo con una sonrisa.
Dentro del pequeño cuarto, Kanon se dispuso a vestirse. Todavía le era difícil creer que estaba quedándose ahí por invitación de Aiolia. Él se había portado bastante mal con él… bueno, siempre escuchó hablar sobre la nobleza de su compañero de Leo, quizás era a ese tipo de cosas a las que se referían. ¡Vaya, la ropa le quedaba perfectamente bien! Una coincidencia muy conveniente, ya que no tenía pensado salir de ese Templo en mucho tiempo, y no podría ir a buscar ropa a la Casa de Géminis. Una vez más se puso a pensar en la actitud de Aiolia. Simplemente le era imposible creer que lo ayudara de manera desinteresada. ¿Sería que tuviera otras intenciones? No lo sabía… Salió del baño, ya totalmente vestido, y no vio a Aiolia cerca, así que decidió tomar un recorrido por el lugar. Esa limpieza y orden reinaban en cada rincón que se encontraba, y no pudo evitar pensar lo tedioso que sería recoger siempre todos los días. Llegó al que seguramente era el dormitorio de su nuevo amigo, y ligeramente le recordó la habitación de Aldebarán. Trató no pensar en el caballero de Aries… no lo logró. Besarlo se sintió excepcionalmente bien. Mas no podía hacerse ilusiones… no quería… Mu jamás se fijaría en alguien como él… ¿o si? Pues se había interesado en el insoportable de Saga… No, no, no… estaba pensando tonterías.

"Veo que la ropa te quedó bien." Dijo Aiolia, entrando a la habitación.

"¿Verdad que sí?" se giró hacia el caballero de Leo. Por segunda vez aparecía en el momento indicado para ayudarle a sacar a Mu de su mente. "¿Sabes? Estaba pensando… ¿dónde voy a dormir yo?"

"Pues…" Aiolia se sorprendió por la pregunta. No había pensado en ese punto cuando le invit

"Tu cama parece bastante agradable…" dijo, recostándose. "Pero no me gustaría que por culpa mía durmieras en la sala…" una sonrisa comprometedora apareció en los labios de Kanon, mientras extendía su mano hacia Aiolia. "¿Por qué no la compartimos?"

El santo de Leo no entendía del todo la actitud de ese hombre, sin embargo, no se necesitaba ser un genio para saber que aquella proposición era una invitación a algo más, y él no pensaba rechazarla. Se acercó tranquilamente hacia su compañero, tomó su mano y subió a la cama.

"¿Estás seguro que los dos cabemos aquí?" bromeó Aiolia, mientras desabotonaba la camisa de Kanon.

"No te preocupes por eso." Dijo Kanon, que para entonces ya estaba deshaciéndose hábilmente del pantalón del santo de Leo. "Verás que encontraremos la manera perfecta de acoplarnos."

Aiolia no pudo resistirse más, y tomó con arrebato la boca del hombre debajo de él.
Desde que llegaron deseaba repetir aquella experiencia del bosque. Pues ahí lo tenía, dispuesto a lo que deseara. Mejor oportunidad no podía existir.

No supo en que momento se deshizo de su camisa, no lo notó sino hasta que sintió la piel de su pecho en contacto contra la de Kanon. Continuó besando a su huésped, mientras aquellas manos expertas acariciaban su espalda. Aiolia no sabía que tenía ese hombre que lo hacía ansiarle tanto. Continuó recorriendo el cuerpo de Kanon, aún fresco por la ducha.

"¿Por qué haces esto?" le preguntó Aiolia, mientras se detenía a degustar su cuello. La espalda de Kanon se arqueó instantáneamente, soltando un sollozo por la agradable sensación.

"Por lo mismo que tu." Sus miradas se encontraron en ese momento, y una seductora sonrisa brillaba en Kanon. "Porque me gusta… Además, ya que no piensas cobrarme el hospedaje, esta será una buena manera de ganarme el lujo."

"¿Ah, si? Pues entonces ni pienses que vas a terminar la cosa tan fácil…" advirtió Aiolia, con una mirada maliciosa. "Este lugar tiene una buena ubicación, una excelente vista, todos los servicios y hasta te presto mi ropa… apenas comienzas a pagar parte de la renta, mi querido estafador."

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NOTAS:

Este capitulo cambió bastante desde su versión original ¿sabes?
De hecho, era más largo… y la escena del final más amplia (y no era exactamente por diálogos…) ¡Pero, bueno…!
Se suponía que subiría dos capitulos, pero el maldito disquet que traje no funcionó bien (por qué siempre tengo tan mala suerte?!) Espero poder subir el proximo lo mas pronto posible, quizás mañana...