VI. Sueños que destruyen
"Hey Lilian, estás aquí?" - preguntó una voz masculina algo fría.
"Sí acá estoy Severus. Me tardé un poco porque los chicos no se iban a dormir." - dijo una fémina en voz baja.
"Vamos que a nuestro señor no le gusta que le lleguemos tarde." - dijo Prof. Snape mientras se adentraban en el Bosque Prohibido.
"Vaya, vaya Srta. Evans. Es un placer verla entre mis aliados. ¿A qué o a quién se debe el honor de tenerla entre nosotros." - dijo una voz fría y escalofriante capaz de matar de terror a cualquiera.
"El joven Severus Snape me ha aclarado varias dudas que tenía hacia su persona y me he decidido a ser una mortífaga." - dijo Lilian Evans.
"Uhm" - decía Lord Voldemort mientras recorría con una mirada amenazadora a la joven. - "¿Y porqué debo creer en ti? ¿Cómo sé que no es una trampa tuya para DESTRUIRME." - gritó Voldemort.
"Porqquee...tendría que destruirlo se..se...señor." - dijo algo nerviosa Lilian por las miradas de Voldemort y los mortífagos.
"Bueno, te pondré a prueba. Si cumples con todo lo que te asigne te unirás a nosotros, sino...tendré que acabar contigo." - terminó Voldemort y desapareció entre humos verdes enfrente de los dos jóvenes. Al instante los mortífagos se disiparon en la niebla del bosque.
"Es mejor que nos vayamos al castillo antes que alguien se percate de nuestra ausencia."- dijo la joven mientras corrían por la vereda.- "Hasta luego Severus y gracias por todo."
¡Noooooooooooo! - Harry se despertó con un dolor fortísimo en su cicatriz y un sudor frío por todo el cuerpo. Estaba paralizado, no sabía que pensar, que decir. Estaba aterrado ante la posibilidad que ese sueño haya sido real. No podía creer que una de las personas que más amara en el mundo, su MADRE, haya sido ¿una mortífaga? Los deseos de llorar se invadieron de él. Se levantó fue a la Sala Común. Estaba desesperado de un lado al otro. Tenía deseos de gritar. No pudo más. Con un fuerte puño en la pared comenzó a llorar. Cada vez con más fuerzas y con más sentimiento. ¿Por qué su madre había tomado una decisión tan horrenda? ¿Por qué fue aparar al lado tenebroso? ¡Su madre, quien dio la vida por él, fue capaz de estar del lado de su peor enemigo! Sus sollozos eran cada vez mayores. Muchas imágenes se le venían a la mente. Poco a poco fue cayéndose en sus propias piernas hasta que quedó sentado en una de las esquinas de la sala. Con el alma destrozada. Sin deseos de vivir.
"Hey Lilian, estás aquí?" - preguntó una voz masculina algo fría.
"Sí acá estoy Severus. Me tardé un poco porque los chicos no se iban a dormir." - dijo una fémina en voz baja.
"Vamos que a nuestro señor no le gusta que le lleguemos tarde." - dijo Prof. Snape mientras se adentraban en el Bosque Prohibido.
"Vaya, vaya Srta. Evans. Es un placer verla entre mis aliados. ¿A qué o a quién se debe el honor de tenerla entre nosotros." - dijo una voz fría y escalofriante capaz de matar de terror a cualquiera.
"El joven Severus Snape me ha aclarado varias dudas que tenía hacia su persona y me he decidido a ser una mortífaga." - dijo Lilian Evans.
"Uhm" - decía Lord Voldemort mientras recorría con una mirada amenazadora a la joven. - "¿Y porqué debo creer en ti? ¿Cómo sé que no es una trampa tuya para DESTRUIRME." - gritó Voldemort.
"Porqquee...tendría que destruirlo se..se...señor." - dijo algo nerviosa Lilian por las miradas de Voldemort y los mortífagos.
"Bueno, te pondré a prueba. Si cumples con todo lo que te asigne te unirás a nosotros, sino...tendré que acabar contigo." - terminó Voldemort y desapareció entre humos verdes enfrente de los dos jóvenes. Al instante los mortífagos se disiparon en la niebla del bosque.
"Es mejor que nos vayamos al castillo antes que alguien se percate de nuestra ausencia."- dijo la joven mientras corrían por la vereda.- "Hasta luego Severus y gracias por todo."
¡Noooooooooooo! - Harry se despertó con un dolor fortísimo en su cicatriz y un sudor frío por todo el cuerpo. Estaba paralizado, no sabía que pensar, que decir. Estaba aterrado ante la posibilidad que ese sueño haya sido real. No podía creer que una de las personas que más amara en el mundo, su MADRE, haya sido ¿una mortífaga? Los deseos de llorar se invadieron de él. Se levantó fue a la Sala Común. Estaba desesperado de un lado al otro. Tenía deseos de gritar. No pudo más. Con un fuerte puño en la pared comenzó a llorar. Cada vez con más fuerzas y con más sentimiento. ¿Por qué su madre había tomado una decisión tan horrenda? ¿Por qué fue aparar al lado tenebroso? ¡Su madre, quien dio la vida por él, fue capaz de estar del lado de su peor enemigo! Sus sollozos eran cada vez mayores. Muchas imágenes se le venían a la mente. Poco a poco fue cayéndose en sus propias piernas hasta que quedó sentado en una de las esquinas de la sala. Con el alma destrozada. Sin deseos de vivir.
