CAPITULO 1: RESCATE EN LA LLUVIA
TEMPLO DEL SOL, DELFOS, GRECIA
SALON PRINCIPAL
-Señor, usted tenía razón- dijo una voz femenina- Atena acaba de vencer a Hades hace pocos días, y resucitó a todos sus caballeros...-
-Como yo lo había previsto- dijo un hombre- Poseidón y Hades fueron unos tontos. Deberían saber bien que un dios solo no puede vencerla... se necesita la unión de dos o tres-
-Sin embargo, al parecer Atena perdonó a Hades, y éste sigue rigiendo el Inframundo, señor...-
-¿Lo perdonó?- dijo el hombre- eso es imposible. Si Hades es demasiado orgulloso como para pedir perdón-
-Hades no pidió perdón, señor- dijo la mujer- su esposa Perséfone habló con Atena y tras una larga capitulación consiguió el perdón-
-Ya veo- dijo el hombre- ¿y que noticias hay del templo del Bosque?-
-Señor, su hermana ha mandado decir que cuenta con ella- dijo la voz femenina.
-Todo está listo para llevar a cabo mi plan, ahora que Atena está cansada por su batalla contra Hades...-
-Pero la otra chica no desea cooperar, señor- dijo la voz femenina- ya no está alterada por la noticia, sino porque no desea ayudarlo a atacar a Atena-
-No me importa- dijo él- tendrá que hacerlo, le guste o no...-
Las puertas se abrieron de golpe, y otra mujer entró corriendo.
-¡Señor!- dijo- ¡la chica se escapó!-
-¿Qué dices?- gritó el hombre- ¿cómo...?-
-No lo entendemos, señor- respondió- pero no está...-
-Bien, manden a alguien tras ella...-dijo la voz- que la traiga, viva o muerta, no me importa...-
El cielo comenzó a oscurecerse, y una terrible lluvia comenzó a caer.
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SANTUARIO DE ATENA, ATENAS, GRECIA
TERRENOS DEL SANTUARIO
Caía un verdadero aguacero en toda la ciudad de Atenas. El viento soplaba violentamente y la lluvia caía a gruesas gotas sobre el sediento suelo.
En el Santuario, los aprendices e inclusive los mismos caballeros salieron a disfrutar de la lluvia que había tardado mucho tiempo en caer.
-Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que llovió, ¿no?- dijo Aioros con una sonrisa mientras se dejaba empapar por la lluvia- esto es genial...-
-Habla por ti- dijo Máscara Mortal, cruzando los brazos de mal humor.
Aioros se echó a reír. Era increíble y, a la vez, muy gracioso que alguien fuera tan amargado.
Aioria y Marín estaban disfrutando también de la lluvia, jugueteando entre ellos. Máscara Mortal hizo una exclamación de disgusto al verlos y volvió a su casa refunfuñando bajo la lluvia.
-Que mal humor- murmuró Aioria.
Aioros sintió un abrazo. Su novia Ariadna se había unido a él, dejando que sus largos cabellos castaños se empapen también.
-No deberías mojarte- dijo Aioros- puedes enfermarte-
-¿Y tú eres de acero?- preguntó ella.
-Sabes a lo que me refiero, mi amor- dijo Aioros, besándole la frente.
La conversación fue interrumpida por Kiki, el pequeño aprendiz de Mu, que le lanzó una enorme bola de lodo a Milo. El caballero de Escorpión no estuvo muy contento por ello y comenzó a perseguir a Kiki, haciendo que tanto Mu como el resto de los caballeros presentes estallaran en carcajadas.
Camus cruzó los brazos fríamente desde un sitio resguardado de la lluvia, junto con Aldebarán, Shaka, los gemelos, Shura y los de bronce. Afrodita se había quedado en su casa.
-Milo, ya crece...-dijo Shura.
-Cierto- dijo Saga- ¿no estás ya grandecito para eso?-
-Ni hablar- dijo Milo- primero este enano va a terminar bañado en lodo...-
Seiya se unió a la persecución, ya que no le parecía justo que Milo solo enfrentara los poderes de Kiki.
-¡Oigan, dos contra uno, no se vale!- dijo Kiki.
-Ya verás lo que te haremos- dijo Seiya, pero no contaba con que el pequeño apareciera detrás de él y lo empujara, haciéndolo caer al suelo y llenándose la cara de lodo.
-¡Kiki, me las vas a pagar!- gritó Seiya, haciendo reír a todos.
-Eso si me atrapas, Seiya- dijo Kiki, desapareciendo.
Pasó la tarde y todos volvieron a sus casas y, en el caso de los caballeros de bronce, a un sitio preparado para ellos por Saori.
Aioros y Aioria acompañaron a sus novias al recinto de las amazonas. Ambos se quedaron paseando por la lluvia un rato después de que anocheció. Aioros se preguntaba si dejaría de llover para poder ver las estrellas, algo que le gustaba mucho al caballero. Pero su deseo no se cumplió y comenzó una tormenta eléctrica.
La lluvia comenzó a caer más agresivamente, y varios relámpagos se dejaron escuchar.
-Aioria, deberíamos volver a las Doce Casas- dijo Aioros, mirando el cielo- el clima se está poniendo feo...-
-Estoy de acuerdo- dijo el caballero de Leo.
Los dos hermanos se apresuraron hacia las Doce Casas. Estaban a punto de comenzar a subir la escalera hacia la primera casa cuando lo escucharon, justo detrás de ellos: un grito, que claramente pertenecía a una mujer.
Aioros y Aioria se dieron la vuelta. No vieron a nadie. Luego se miraron entre ellos.
-¿Lo escuchaste?-preguntó Aioros
-Sí...-dijo Aioria. El caballero de Sagitario suspiró, aliviado de no ser el único que lo escuchó. Luego volvió a preocuparse.
-Tenemos que averiguar que sucede...-
Aioria trató de agudizar la vista, y Aioros se talló los ojos, ya que hasta sus pestañas estaban empapadas. Unos segundos después, el caballero de Aries se materializó a su lado.
-¿Lo escucharon?- preguntó Mu. Ambos hermanos asintieron- ¿quien pudo haber sido?-
Otro relámpago. Se escucharon de nuevo varios gritos que provenían cerca de la entrada del Santuario. Los caballeros corrieron en esa dirección, no muy lejos de donde se encontraban. Conforme se iban acercando, distinguieron formas extrañas en la oscuridad.
Vieron un hombre con cuernos, o al menos eso parecía. Al principio, los tres creyeron que era Shura o Aldebarán usando su armadura, pero luego se dieron cuenta que era todo negro, no dorado.
El hombre, o lo que fuera, al parecer acababa de atrapar a una mujer por la espalda, mientras ella gritaba y trataba de soltarse y de alejarlo de ella. La oscuridad y la lluvia no los dejaban ver con claridad, pero escuchaban los gritos furiosos del hombre y los sollozos desesperados de la mujer.
-¡Déjame! ¡No quiero volver con él!- gritaba ella.
-Te llevaré por las buenas o por las malas...- bramó el hombre, cuya voz era casi un rugido- ¡arrastrando, por los cabellos, viva o muerta he de llevarte!-
-¡No podrás llevarme!- gritó ella, retorciéndose y forcejeando- ¡estamos en el Santuario de Atena! Hay guardias y caballeros que te detendrán-
-Entonces borraré tu memoria, para quiera a Hades puedas revelar tu secreto, y te mataré aquí mismo- dijo él- luego arrastraré tu cadáver hasta el templo...-
-¡Déjame!-
La chica le dio un codazo en el abdomen, haciendo que el sujeto la soltara. Trató de huir pero tropezó con una roca. El hombre la atrapó por los tobillos, acercándola a él. La mujer comenzó a gritar de dolor, haciendo que los caballeros que miraban la escena reaccionaran. Los tres dieron un paso adelante, pero Mu se quedó paralizado de pronto.
-¡Mu! ¿qué te sucede?-preguntó Aioria
-No puedo moverme- dijo Mu sin entender. Luego levantó la vista y pareció comprender- ese ser no es humano...-
-¿Qué dices?-
-Que esa cosa no es humana...- repitió Mu- despide un aura muy extraña que me ha paralizado por completo...-
La chica volvió a gritar. Aioria y Aioros se volvieron. Vieron al terrible ser jalando a la chica por los pies.
-¡Suéltame!-
-Ni hablar- dijo el ser- ¡y ya cállate!-
Se escuchó un golpe seco y la chica dejó de gritar.
-¡Oye, tú!- gritó Aioria- ¡déjala!-
El hombre volvió la vista hacia ellos, y emitió un sonido que pareció un rugido. Los horribles ojos rojos del ser que los miraba hizo que sus corazones se llenaran de un cierto sentimiento muy extraño, que paralizaba sus músculos, dejándolos tan inmóviles como Mu.
-Caballeros de Atena- murmuró el extraño ser- no interfieran...-
Con un gesto de su mano, los dos caballeros dorados fueron lanzados varios metros atrás. Los dos hermanos se levantaron. No se iban a rendir tan fácilmente.
-Es tu última oportunidad- dijo Aioros- suéltala o sufrirás las consecuencias...-
-No me hagan reír, basuras- dijo el monstruo.
Aioros y Aioria fruncieron el entrecejo y encendieron su cosmo.
-Que conste que te lo advertimos- dijo Aioros- ahora te mostraremos lo que unas 'basuras' como nosotros podemos hacer...-
-Inténtenlo- dijo el ser, soltando a la chica y preparándose para atacar también.
La bestia se lanzó contra ellos. Los dos hermanos vieron los terribles ojos rojos acercándose cada vez más. De nuevo, se sintieron paralizados por éstos.
-¡Aioros! ¡Aioria!- gritó Mu, desesperado de no poder moverse- ¡despierten!-
Los dos parpadearon un par de veces, pero era demasiado tarde. A pesar de todo, el impacto nunca ocurrió. El horrible ser salió volando de ahí después de una explosión.
-Es...- dijo Aioros.
-¡Kanon!- exclamó Aioria
Los dos hermanos encendieron sus cosmos, aprovechando de que el monstruo no los atacaba y habían despertado por completo del extraño hechizo que los paralizó.
-¡PLASMA RELÁMPAGO!-
-¡PLASMA ATÓMICO!-
Tras una explosión, el ser se esfumó, y Mu pudo moverse de nuevo. Aioros corrió hacia la chica. Estaba inconsciente.
-¡Mu!- dijo Kanon, acercándose a ellos - ¿qué sucedió? ¿quién...?-
-No hay tiempo para hablar ahora, Kanon -dijo Mu-volvamos a las Doce Casas- Aioros cargó a la chica y Aioria la cubrió con su capa para evitar que la lluvia la siguiera mojando. Kanon los siguió.
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CASA DE ARIES
Cuando llegaron a la casa de Aries, la depositaron en una cama y la examinaron buscando heridas. Se trataba de una chica de veintiuno o veintidós años, más o menos. Sus cabellos rojos, ligeramente ondulados, llegaban hasta sus hombros y enmarcaban su rostro angelical.
-Deberíamos pedirle algo de ropa a Marín- dijo Aioria.
-¡Kiki!- dijo Mu- ve con las amazonas y trae a Marín, por favor. Dile que traiga algo de ropa seca... y luego ve a traer a Atena-
-Sí, señor Mu- dijo el chico, desapareciendo.
La chica tenía las marcas de varios rasguños profundos, como producidas por las garras de un animal salvaje. En sus muñecas, tenía los restos de una soga. Sus ropas estaban desgarradas y manchadas de lodo y sangre. El ser que la había atacado, como Mu lo había predicho, no podía ser humano.
-Al parecer era una prisionera, y escapó- dijo Mu, retirando los restos de la cuerda de sus muñecas- y mandaron a ese monstruo a seguirla...-
Aioros le tomó el pulso.
-Muy débil- dijo- y muy rápido...perdió mucha sangre-
-¿Qué es esto?- dijo Mu, tocando un pequeño resplandor en la frente de la chica.
El caballero de Aries sintió una sacudida eléctrica recorriendo todo su cuerpo. La vista comenzó a nublársele. Parpadeó varias veces, pero todo en su vista se borró.
Vio, dentro de su mente, un lugar muy parecido al Santuario de Atena. Había doce hermosos templos de mármol y oro. Más allá de ellos, vio también a trece chicas delante de él, todas con una diadema dorada en la frente y un brazalete del mismo color en las muñecas. Detrás de ellas vio un joven de cabellos y ojos color dorado, que parecían resplandecer como el mismo sol. Detrás de él, las piernas de una enorme estatua y un escudo con los símbolos de un sol y una luna en creciente.
Parpadeó y retiró su mano, asombrado.
-Mu, ¿qué sucedió?- dijo Aioros, al ver que su amigo se había 'desconectado' por unos segundos. Mu miró a la chica. El destello que estaba en su frente había desaparecido.
-No fue nada, Aioros- dijo Mu- creo que... vi uno de sus recuerdos por accidente...-
-¿Qué sucedió?- Marín llegó preguntando, con una bolsa de plástico en sus manos.
-Encontramos a esta chica- dijo Aioria- alguien la atacó. Algo la atacó, mejor dicho...-
-Yo iré a asegurarme de que todo esté bien con las amazonas- dijo Aioros, saliendo. Mu sonrió. Sabía que estaba preocupado por Ariadna desde el momento en que vio al monstruo.
Marín la examinó. Tenía heridas en los brazos, en las piernas y en el abdomen. Su rostro estaba intacto, salvo un pequeño arañazo en la frente, junto a la línea del cabello. Tenía también las uñas casi enterradas en las palmas de sus manos por cerrar los puños con fuerza.
-No quiero imaginar la apariencia del monstruo que la atacó- señaló Kanon, limpiando la sangre en la frente de la joven- el terror que debió causarle...-
-Ya está respirando mejor- dijo Mu- más despacio y profundo...-
Minutos después, la chica despertó. Parpadeó un par de veces y entreabrió los ojos.
-¿Qué sucedió?- preguntó asustada, aunque con la voz más dulce que los presentes hayan escuchado en toda su vida- ¿qué hago aquí?-
-Algo te atacó- dijo Kanon- un monstruo o...algo... te encontramos y te trajimos aquí...-
En ese momento, la chica fue consciente del dolor en todo su cuerpo, e hizo una mueca de dolor.
-Tranquila- dijo Kanon, tomándola de la mano- te vamos a ayudar-
Ella abrió los ojos y examinó el rostro de Kanon. Sonrió tranquilamente y volvió a cerrarlos. Se aferró al brazo del caballero y respiró profundamente.
-¿Tienes idea de que fue lo que te atacó? ¿o porqué?- preguntó Mu. Ella volvió a abrir los ojos. Examinó las facciones de Mu y cerro los ojos sacudiendo la cabeza.
-No sé de que me hablan...- dijo ella en voz baja- no recuerdo siquiera que alguien me haya atacado...-
-¿Qué es lo último que recuerdas?- preguntó Kanon en voz baja.
-Estaba en mi habitación. Era cerca del mediodía, porque los sábados desayunamos tarde. Se escuchó algo afuera, como una pelea. Pyro estaba ladrando...-
-¿Pyro?-
-Mi perro- dijo ella- Alicia no estaba, y Edna y las otras salieron a averiguar que era, y me dejaron sola. Alguien rompió mi ventana, y ya no supe que sucedió- hizo una pausa, como para verificar que no hubiera olvidado nada, y luego continuó- desperté en un lugar muy extraño. Había trece mujeres muy diferentes entre sí, todas usando una diadema dorada en la frente. Detrás de ella un hombre rubio, y su apariencia no era humana, sino divina. Me recibió, me llamó por un nombre extraño...- forzó un poco su memoria. Luego se dio por vencida- y ya no recuerdo nada más, como si todo se hubiera borrado por completo-
Mu asintió, al reconocer ese recuerdo como el que él había visto por accidente unos minutos antes.
-Hoy es viernes- murmuró Kanon- perdiste los recuerdos de toda una semana, al menos...-
Ella abrió los ojos y sonrió, como disculpándose. Luego, sus ojos pasaron por Aioria y luego se posaron sobre la máscara de Marín.
-¿Porqué usas eso?-
-Las mujeres que peleamos por Atena los usamos- dijo Marín- para que no nos subestimen por ser mujeres...-
-El que subestima a una persona por su apariencia es un necio- dijo ella- aún la persona más pequeña y aparentemente débil puede alojar dentro de ella un enorme poder...-
-Por cierto- dijo Aioria, como recordando algo- te hemos preguntado muchas cosas, pero no sabemos una muy importante... ¿cuál es tu nombre?-
La chica parpadeó, como si no se esperara esa pregunta. Luego sonrió.
-Me llamo Lavinia-
-Lavinia- dijo Aioria- nosotros somos caballeros de Atena: Kanon, Mu, Marín y Aioria...-
-Deberías ponerte esto- dijo Marín, mostrándole la ropa seca que le había llevado en la bolsa- no quisiera que te enfermaras...-
Kanon, Aioria y Mu salieron un rato, mientras Marín la ayudaba a vestirse.
-¿Qué piensas?- preguntó Mu.
-Es extraño- dijo Aioria- un monstruo en el Santuario, y una chica que no recuerda nada de lo que le sucedió...-
-¿No lo notaste?- preguntó Mu.
-¿Notar que?- preguntó Aioria
-Sus cabellos- dijo Mu.
-No comprendo- dijo Aioria.
-Toda su ropa estaba empapada- dijo Mu- pero sus cabellos...-
-Estaban secos- terminó diciendo Kanon. Mu asintió.
-Hay algo raro en esa chica- dijo Mu- hasta su aura es distinta...-
En ese momento, Saori llegó con Shion, Milo y Kiki preguntando que había sucedido. Entre Kanon, Aioria y Mu le explicaron lo que habían visto, y lo que Lavinia les había dicho.
Minutos después, Aioros también llegó, informándoles que todas las amazonas estaban bien, y que no había rastro de la criatura por ningún rincón del Santuario.
Dentro, Lavinia parecía más tranquila, aunque se había aferrado al brazo de Kanon tan pronto como éste volvió a acercarse, como si soltarlo significase caer a algún vacío.
A Saori y Shion les pareció muy extraño todo esto, sobre todo porque ellos también notaron que Lavinia producía un aura muy peculiar. Después de meditarlo un rato, decidieron que se quedara ahí, al menos por esa noche.
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CONTINUARÁ...
¡Hola, chicos! Este es mi nuevo fic. Espero que les haya gustado el inicio. Manden sus reviews para saber de ustedes, o que opinan.
Cuídense mucho, y espero saber de ustedes pronto.
Abby L. / Nona
