CAPITULO 4: AMAZONAS
SANTUARIO DE ATENA, ATENAS, GRECIA
CASA DE ARIES
Meggan y Daggianna acompañaron a Camille de regreso a la casa de Camus. En Aries, Kiki las detuvo. Trataron de evadirlo, pero Kiki se teletransportaba para estorbarles en el camino, haciéndolas enojar, sobre todo a Meggan. A Camille tampoco le hizo mucha gracia su presencia.
-¿Quién es este enano?- preguntó Camille algo fastidiada. Mala idea, porque Kiki podía ser mucho más fastidioso si se lo proponía.
-¡Amazonas en las Doce Casas!- gritó- ¡y una sin máscara!-
-Para tu información, pequeño cabeza de zanahoria- dijo Camille- no soy amazona, y voy a ver a...-
-No es algo de tu incumbencia, Kiki- Meggan la interrumpió, pues sabía lo inútil que era discutir con el aprendiz de Aries- ahora lárgate y déjanos pasar-
-No- dijo Kiki, lanzándoles pequeñas rocas con sus poderes de telequinesis.
-¡Ah! Voy a hacerte pedazos, mocoso- dijo Meggan cuando una roca la golpeó en el hombro. La amazona estuvo a punto de cumplir lo dicho, pero Daggianna la detuvo.
-Espera, Meg- dijo la otra amazona- Kiki, es importante, déjanos hablar con Mu-
Kiki desapareció, teletransportándose. Segundos después, volvió a aparecer, acompañado del caballero de Aries.
Camille miró asombrada los ojos del caballero. No se parecían a los de Camus, quien siempre tenía una mirada fría. Tampoco al insolente Milo, ni a los ojos alegres que había visto en los hermanos Aioros y Aioria. El caballero de Aries era muy diferente, tenía una mirada dulce y elegante a la vez.
Mu las miró algo sorprendido.
-Hola, Daggianna, Meggan- dijo- ¿que hacen...?-
-Quiermos pasar hacia la casa de Acuario- dijo Meggan- para acompañar a Camille con su primo Camus-
Mu sonrió al reconocer a Camille. Había escuchado que Camus acababa de recibir a una prima, y se sorprendió de la semejanza entre los dos, que hasta le pareció tonto el haber preguntado.
-Mucho gusto, señorita- dijo Mu- pueden pasar, chicas...-
-Gracias, Mu- dijeron Meggan y Daggianna a coro.
Mu sonrió de nuevo.
-Cuídense, chicas-
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TEMPLO DE ATENA
Kanon no se apartaba ni un minuto de Lavinia, quien ahora ya se sentía mucho mejor y estaba feliz de haber conocido todo el Santuario. Kanon tenía la esperanza que alguna cosa sobre la semana que olvidó, pero todo fue en vano.
-¿No has recordado nada aún?- preguntó Kanon, y ella sacudió la cabeza- no te preocupes, ya lo recordarás...-
-Eso espero- dijo ella, sentándose en el primer escalon que daba hacia la casa de Piscis. Kanon se sentó junto a ella. A diferencia de la noche anterior, ésta estaba completamente despejada, la luna brillaba con gran intencidad y se podían ver con facilidad las estrellas-comienzo a creer que me estoy volviendo loca-
Kanon sonrió.
-¿Cómo era?- preguntó Kanon de pronto.
-¿Cómo era qué?-
-Tu hogar- dijo Kanon. Lavinia sonrió.
-Mi hogar... es un templo- dijo ella- es enorme, pero de un solo piso. No hay escaleras. Y está rodeado por una enorme barda...-suspiró- hay muchísimas mujeres, todas sacerdotisas, que viven ahí...-
-¿Y que hacen?-
-Alicia es la líder de ellas, y cuida de mí. Es una mujer muy extraña, de las que saben mucho, pero dicen muy poco. Y luego están las otras cuatro: Edna, Tania, Dalia y Fania. No sé porqué, pero Alicia les prohibió hablarme, así que siempre entran y salen en silencio. Las demás sacerdotisas tienen menor rango que ellas...-
-¿Y dónde es eso?-
-En Esparta- respondió ella- o al menos eso creo. Siempre les hago preguntas, pero no me responden...-
-Kanon, ¿tienes un minuto?- Saori había salido. Kanon asinitó y siguió a la diosa, alejándose unos pasos de Lavinia.
-¿No ha recordado nada?-
-Nada, Saori- dijo Kanon.
-Ya veo- dijo Saori- fue un hechizo muy fuerte...-
-¿Un hechizo?-
-Sí- dijo Saori- Mu me habló de que vio un resplandor en su frente cuando la encontraron...- Kanon asintió- estoy muy preocupada, Kanon. Tengo un mal presentimiento...-
-¿También crees que volverán por ella?- preguntó.
-Eso temo- dijo Saori- Kanon, tú serás su guardián, hasta que averigüemos quien es y porqué la persiguen...-
-Claro- dijo Kanon.
Saori le agradeció y volvió a entrar al Templo.
-¿Sucede algo malo?- preguntó Lavinia. Kanon solo sacudió la cabeza.
-Atena está preocupada por ti, igual que yo- dijo- ahora yo estoy a cargo de cuidarte... volvamos a la casa de Géminis, ahí te quedarás conmigo y con mi hermano...-
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Daggianna y Meggan acompañaron a Camille a través de las Doce Casas.
-Yo creí que ustedes no conocían a ningún caballero dorado...- dijo Camille.
-Oh, no- dijo Meggan- solo conocemos a Mu de Aries-
-¿Y porqué no a los demás?- preguntó Camille.
-Porque no nos dejan entrar en las Doce Casas, a menos de que ocurra algo especial...- explicó Daggianna.
-Como acompañarte- agregó Meggan.
-¿Y entonces como conocieron a ese caballero Mu?- preguntó Camille.
Las dos amazonas reaccionaron de distinta manera a esta pregunta. Meggan se echó a reír, mientras que Daggianna cruzó los brazos molesta, no por la pregunta sino por la reacción de Meggan.
-Ya basta, Meggan- dijo Daggianna, lanzándole una mirada de advertencia- deja de reirte como tonta...-
-¿Qué?- dijo Camille sin entender.
-Te lo contaré- dijo Meggan.
x-x-x FLASHBACK x-x-x
-¡Kiki!¡Basta!-
Mu perseguía a Kiki por todo el Santuario, quien llevaba una foto de el caballero cuando era pequeño, y le causaba mucha verguenza.
-¡Ni hablar!- dijo Kiki- ¡voy a mostrársela a todas las amazonas!-
-¡Ni se te ocurra!- dijo Mu, quien se había teletransportado y apareció frente a él. Mala idea, porque esto le recordó a Kiki que podía teletransportarse también, y desapareció- ¡oh, no!-
Dentro del recinto de las amazonas, Mu continuó la persecución de Kiki, pero escondido. Si alguna amazona lo encontraba ahí lo haría picadillo, sin importar que fuera un caballero dorado.
Mientras tanto, ahí mismo, Meggan y Daggianna entrenaban a las aprendices nuevas.
-¡Vamos, doscientas más- gritó Daggianna. Las amazonas que estaban entrenando emitieron un quejido- ¿qué fue eso?-
-Leyendo entre líneas, mi estimada amiga- dijo Megan, quien estaba apoyada en un árbol- creo que ellas piensan que eres demasiado dura...-
-¿Eso creen?- dijo Daggianna peligrosamente, blandiendo su látigo- ¿creen que soy muy dura?-
-Dioses, esa chica es muy dura...- murmuró Kiki para sí mismo. Él también estaba observando escondido desde una colina- menos mal que mi maestro no es...-
-¡Te tengo!- gritó Mu, saltando para atrapar a su discípulo. Desafortunadamente, ambos cayeron rodando colina abajo y chocaron contra Daggianna, haciéndola caer. Kiki aprovechó la confusión.
-Esta es mi oportunidad- dijo Kiki.
-¡Ni lo sueñes!- dijo Mu, atrapándolo. Al tratar de levantarse resbaló y siguió rodando hacia abajo de la colina por el césped. Una vez que se detuvo, vio para su desgracia que no había atrapado a Kiki, sino a Daggianna, y era con quien había caído rodando.
-Lo... lo siento mucho- dijo Mu, sonrojándose visiblemente.
-No hay problema- dijo Daggianna, agradeciendo que durante la caída no se le cayó la máscara, pues estaba también muy sonrojada- solo quítate de encima de mí-
-Lo siento- dijo Mu, levantándose y ayudándola a levantarse.
-¿Y que haces aquí?- dijo ella- éste no es un lugar para chicos...-
A Mu le causó algo de gracia la situación. Si tan solo ella supiera que él es un caballero dorado.
-Larga historia- dijo Mu, aún sonrojado, pero ahora mucho más ligeramente- en resumen, perseguía a mi aprendiz, pero escapó...-
-No, no escapó- dijo una chica llegando. Meggan los había seguido, y había atrapado a Kiki antes de que consiguiera escabullirse.
-¡Oye! ¡Suéltame!- gritaba el chiquillo.
-Estás castigado, enano- le dijo Mu- ahora dámela...-
A regañadientes y después de dirigirle una mirada furiosa a Meggan por haberlo atrapado, Kiki entrego la foto a su maestro, quien se la guardó.
-Gracias por su ayuda, chicas, y perdonen...-
-Ya deja de disculparte- dijo Daggianna- los aprendices siempre dan muchos dolores de cabeza...-
-Cierto- dijo Meggan- yo me llamo Meggan, y esta chica con la que caíste rodando es Daggianna...-
Mu se sonrojó de nuevo. Daggianna bufó, como diciendo 'me las vas a pagar'.
-Mucho gusto, señoritas- dijo Mu- yo soy Mu, caballero dorado de Aries...-
-Mucho gusto- dijo Meggan. Daggianna no respondió. Mu tomó a Kiki de una oreja y se despidió de ellas, después de agradecerles su ayuda de nuevo.
-Vaya...- murmuró Daggianna- un caballero dorado...-
x-x-x TERMINA FLASHBACK x-x-x
A pesar de su seriedad, Camille no pudo evitar sonreír...-
-No me imagino al caballero de Aries rodando colina abajo por todo el recinto de las amazonas...-
Al escuchar esto, Meggan volvió a echarse a reír. Llegaron a la casa de Acuario. Camille suspiró al ver que el frío caballero estaba esperándola en la puerta.
-Llegas tarde- le dijo Camus.
-No eres mi madre para reprocharme eso- le respondió Camille con una mezcla de frialdad y fastidio.
-Lo sé- dijo él- pero en este Santuario hay reglas que debes seguir, y una de ellas es llegar a esta casa antes de que oscurezca...-
-Como sea...- dijo ella. Luego se volvió a las dos amazonas- gracias por acompañarme...-
-Ni hablar- dijo Meggan- te veremos mañana...-
Camille entró a la casa. Las dos amazonas se disponían a volver cuando escucharon la voz de Camus.
-Gracias-
-De nada- dijo Daggianna. Meggan no respondió, aunque la verdad estaba embobada al ver al frío caballero de los hielos, pero nadie lo notó por la máscara que llevaba la amazona.
Una vez que Camus volvió a entrar a la casa de Acuario, ambas bajaron las escaleras y volvieron al recinto. Mientras se dirigían ahí, Meggan reflexionó sobre el caballero de Acuario. Las otras chicas tenían razón. Camus era frío, pero apuesto.
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Dentro de la casa de Acuario, las cosas se pusieron tensas durante la cena. Había un silencio mortal mientras ambos tomaban sus alimentos. El carácter de ambos era muy similar, y por eso chocaban. Camus pensó que prefería mil veces a Milo diciendo estupideces que ese horrible silencio.
-¿Y que hiciste hoy?- preguntó Camus, a manera de sacar un poco de plática de su prima.
-No es tu problema- respondió Camille fríamente- ya sé que mamá te encargó que me espíes...-
-Mi tía Héléne no me encargó que te espíe- dijo Camus con igual frialdad- estaba tratando de tener una conversación civilizada contigo...-
Camille suspiró. Tenía que darse por vencida...solo por esta vez.
-Meggan y Daggianna me enseñaron el lugar...-
-Veo que por fin conociste una persona a quien no has mandado a freír espárragos a los cinco minutos de haberla conocido...-
-No todos aquí son tan desagradables como tú- dijo Camille. Camus no siguió y bajó la vista hacia su propia comida. Ambos terminaron de cenar en silencio, no valía la pena seguir hablando porque volverían a discutir.
Camus se levantó, tomó un candelabro y acompañó a Camille hasta su habitación, a pesar de que ella había insistido que conocía el camino.
-Si necesitas algo estaré ahí- dijo Camus, señalando su habitación al fondo del pasillo.
-Gracias- murmuró Camille entre dientes, pero no entró, sino salió a pasear un rato.
Camille se paseó por la casa de Acuario. Era grande, pero muy sencilla. Estaba impresionada por la arquitectura de ésta.
Minutos después, escuchó ruidos en la salida de la casa, y se dirigió hacia ese sitio. Vio a una niña sentada en el primer escalón de la escalera que daba hacia la casa de Piscis. Tenía más o menos la edad de Kiki, el aprendiz de Mu. Sus cabellos color castaño llegaban a sus hombros y, tenía un vestido blanco con algunas rosas rojas en los bordes del mismo, así como unas sandalias color marrón. Lloraba con la cabeza escondida entre sus brazos. Camille se acercó.
-¿Qué te pasa, pequeña?-
-Nada-
-Sí, y yo soy la reina de Inglaterra- dijo Camille- ¿qué te pasa?-
La niña levantó su cara de entre los brazos, y limpió sus ojos rojizos con el dorso de su mano. Tenía varios arañazos en uno de sus brazos.
-Mi... mi maestro me regañó por llegar tarde...y me castigó- respondió ella.
Camille suspiró y sonrió. Se sentó junto a la niña.
-Si te sirve de consuelo, Camus también me regañó por llegar tarde-
Arika sonrió también.
-Eres bonita, pero no eres una amazona- dijo ella- ¿cómo te llamas?-
-Me llamo Camille, ¿y tu?-
-Arika-
-Ya no llores, Arika- dijo Camile. Luego, desvió su atención a los arañazos- ¿cómo te hiciste eso?-
-Me corté con las rosas de mi maestro- dijo Arika- estaba enojada y no vi por donde caminaba...-
-Entiendo- dijo Camille- mejor vuelve a tu casa, o tu maestro se va a preocupar...- Arika puso una cara que decía 'por mí que se preocupe', pero Camille continuó- y solo vas a lograr que se enoje y te castigue más-
La pequeña asintió y se levantó.
-Fue un gusto conocerte, Camille- dijo Arika.
-Lo mismo dijo-
La niña volvió a su casa, y Camille entró a su habitación, meditando sobre lo que acababa de decir.
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-¡Meggan! ¡Daggianna!- exclamó Marín al verlas llegar.
-¿Marín? ¿Te sientes bien?- dijo Meggan- tú nunca saludas...-
-¿Qué sucede, Marín?- preguntó Daggianna, ignorando el comentario de su amiga.
-Shaina desapareció- dijo Marín- no ha vuelto y ya me preocupé... de hecho, creí que ustedes también habían desaparecido...-
-¿A dónde fue?-preguntó Meggan.
-A hacer su ronda- dijo Marín- pero hace dos horas que debió volver...-
-¿Necesitas algo?- preguntó Daggianna.
-Sí- dijo Marín- ustedes quédense a cargo mientras yo voy a buscarla-
-De acuerdo- dijeron ambas.
Marín sonrió. Se colocó la máscara y salió. Vagó por todo el recinto, pero no pudo encontrar ni rastro de Shaina. De pronto, sintió un cosmo extraño en el bosque, muy parecido al de Shaina, y se encaminó hacia ese sitio.
-¿Hola?- dijo en voz alta, sintiendo que se acercaba al origen del cosmo- ¿hay alguien aquí?-
No hubo respuesta. Unos pasos más adelante, Marín escuchó el sonido de una rama quebrándose.
-Shaina, ¿eres tú?- preguntó Marín, acercándose un poco más.
De pronto, Marín sintió un golpe en la parte posterior de su cabeza, y cayó al suelo. Dos pares de brazos la sujetaron con fuerza. Otro le arrancó la máscara y apretó un paño humedecido en su rostro. No pudo reaccionar y perdió la conciencia.
-Kateri, ¿es ella?- dijo una chica morena. Kateri sacudió la cabeza- no importa, ¿verdad, Aletia?-
-Así es, Amira- dijo la chica llamada Aletia, volteando a Marín con un pie- aún así, es perfecta para lo que el señor nos ha ordenado...¿qué te pasa, Kateri?-
-Nada- dijo ésta- terminemos con esto...-
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CONTINUARÁ...
CHICOS NO PODRÉ ACTUALIZAR HASTA EL DÍA 15 T-T NO POR MI SINO PORQUE NO ME DEJAN
ASÍ QUE NO SE DESESPEREN!!!!
Ryu Mari: lo intentaré, porque la historia ya está escrita y no puedo cambiarla mucho
Atalanta, Kasu y Shaina: ¡¡este fic es de ustedes!! Gracias por sus reviews, y espero que les esté gustando... trataré de actualizar lo más rápido, pero ya entré a la escuela así que ténganme paciencia.
Remsie: aún no, pero pronto se va a enterar... más pronto de lo que crees... gracias por tu review.
Shadir: sí, en él me inspiro para hacer a Milo... gracias por tu review...
