CAPITULO 6: ULTIMO DIA NORMAL

SANTUARIO DE ATENA, ATENAS, GRECIA

RECINTO DE LAS AMAZONAS

Daggianna y Meggan avisaron al resto de las amazonas lo que había pasado con Marín y Shaina, recomendándoles que no salgan solas del recinto sin avisar y sin compañía.

Alrededor de las tres de la tarde, las dos amazonas salieron un rato del recinto hacia los jardines, acompañadas de Camille, pero Daggianna y aún la extrovertida Meggan estaban muy silenciosas.

-¿Siguen preocupadas por Marín?- preguntó Camille.

-Es solo que...- dijo Meggan- un monstruo dentro del Santuario una noche. La noche siguiente, Shaina y Marín desaparecen, y luego...-

-¿...qué pasará esta noche?- completó Daggianna.

-No deberían andar solas- dijo una voz masculina detrás de ellas.

-¡Aioria!- exclamó Meggan al ver al caballero de Leo, acompañado de un caballero que las dos amazonas no conocían, de cabellos y ojos azules. Meggan estuvo a punto de preguntar si encontraron a Marín, pero la mirada preocupada del caballero no había cambiado para nada, y no fue necesario.

-Chicas, él es Milo, caballero dorado de Escorpión- dijo Aioria- también está ayudándonos a buscar a Marín y a Shaina-

-¿Qué ha sucedido?- preguntó Daggianna.

-Aún no las encontramos- dijo Aioria- ya buscamos en todas partes, incluyendo el bosque, y no encontramos nada...-

-Pero de algo estamos seguros- dijo Milo- no están en el Santuario...-

Los ojos de Milo se posaron en la chica francesa, como apenas notando su presencia. Ella le devolvió una mirada fría. Pero Milo no estaba de humor para hacer bromas tontas con las chicas. También estaba preocupado por Marín y, más que nada, por su amigo.

-No deberían estar ustedes solas, en este momento el Santuario no es seguro- dijo Aioria, y se volvió hacia Milo- quédate con ellas...-

-¿Qué?- dijo Milo- ¿yo porqué?-

-Porque no deben estar solas- dijo Aioria- espera aquí con ellas mientras mando a otro caballero...- y se fue.

A Milo no le hizo ninguna gracia quedarse a cuidar a Camille. Y a ella menos, pero menos le gustó que el caballero que Aioria les envió fuera ni más ni menos que su 'querido' primo Camus.

-Oye, Camille- dijo Milo. Camille lo miró fríamente de nuevo, como para demostrar que lo estaba escuchando- quiero que sepas que...que lamento haberte molestado... me comporté como un tonto...-

-En eso estoy de acuerdo- interrumpió Camille. Meggan y Daggianna rieron por lo bajo al escuchar esto.

-Oye- dijo Milo- estoy tratando de disculparme y tu...-

-Acepto tu disculpa- dijo Camille.

Milo suspiró. Sí que era una chica difícil a quien llegarle, aunque tenía que admitir que esa mirada fría le gustaba mucho. 'No' pensó 'quítate esa idea, la chica me quiere, pero tres metros bajo tierra y con una lápida encima'.

Milo levantó la vista. Vio que Camus estaba sentado en una roca, mirando hacia la dirección contraria. Notó que su compañero tenía la mirada perdida en el horizonte. Daggianna tomaba pequeñas piedras y las lanzaba contra los árboles del bosque, mientras Meggan se entretenía pasando sus dedos por las pequeñas flores. Milo suspiró y se volvió a Camille de nuevo.

-¿Y cómo es?-

-¿Cómo es qué?- preguntó ella.

-Francia-

-¿Por qué lo preguntas?- dijo Camille, alzando una ceja, ya que no se esperaba una pregunta así, mucho menos de parte de Milo.

-Mmm, curiosidad- dijo Milo. Camille suspiró. No sabía por donde empezar.

-Es grande, fría, y todos hablan francés...-

Milo y las otras dos amazonas se echaron a reír con ganas. Camus se volteó hacia otro lado, pero Camille estaba segura de que estaba riendo, y no pudo evitar sonreír ella también.

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CASA DE PISCIS

Al pasar por la casa de Piscis para salir del Santuario, Silver llegó a ver a Afrodita.

-Hola, Silver- dijo Afrodita sonriendo- ¿cómo estás? Sé que fuiste la responsable de que Arika llegara tarde ayer...-

-Le ofrezco mis disculpas, señor Afrodita, no fue mi intención- dijo Silver- y le pido que le levante el castigo a Arika, porque como usted dijo yo soy la responsable-

-Eso es imposible- dijo Afrodita, aparentando un poco de severidad- Arika debe cumplir su castigo...-

-¿Aunque no haya tenido la culpa?-

-La tuvo- dijo Afrodita- al olvidar su entrenamiento...- Afrodita vio la cara de Silver y sonrió. No podía negarle nada- está bien, pero no me mires así... no estará castigada, pero entrenará esta tarde-

-Gracias- sonrió Silver.

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TEMPLO DE ATENA

Kanon terminó sorprendido de escuchar la narración de Saori.

-¿Es una diosa?-

-Sí, Kanon- dijo Saori- y Hades me mandó decir que aún no debe conocer su identidad, porque puede despertar su esencia divina, y esa aún no la puede controlar...-

-De acuerdo- dijo Kanon- lo mantendré en secreto...-

-Gracias, Kanon- dijo Saori.

Kanon se inclinó y salió. En la puerta se encontró a Lavinia, esperándola sonriente. Él no estaba tan feliz. Ya le había tomado cariño a la chica, como para darse cuenta de pronto que era una diosa y que sería llevada con Hades a la mañana siguiente. Lavinia lo notó.

-¿Sucede algo malo?-

-Nada- dijo Kanon- mañana Hades mandará por ti...-

En ese momento llegó Aioria.

-Kanon, ha ocurrido algo malo-

-¿Qué pasa?- preguntó éste.

-Shaina y Marín desaparecieron anoche- dijo Aioria- no están en ninguna parte en este Santuario...-

-Qué extraño- dijo Kanon, meditando eso.

-¿Marín?- dijo Lavinia, preocupada. Recordaba muy bien a la chica que la había ayudado hacía dos noches.

-Y eso no es todo- dijo Aioria- alguien atacó a Ariadna con un dardo somnífero...-

-¿Quién es Ariadna?- preguntó Lavinia.

-La novia de mi hermano- dijo Aioria.

-Y la que fue la maestra de Marín...- agregó Kanon.

-Debo avisarle a Atena- dijo Aioria. Tenía un tono melancólico en su voz. Kanon se llevó la mano a la frente. Se había olvidado. Aioria estaría muy preocupado por Marín, pero no dijo nada, y decidió volver a la casa de Géminis junto con Lavinia.

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CASA DE ESCORPION

-¿Y bien?- dijo Umi.

-¿Recuerdas la chica de la que me hablaron ayer?- dijo Silver- mi señor va a enviar por ella mañana...-

-¿Y eso porqué?-

-No puedo decirlo- dijo Silver- pero algún día lo entenderás...-

Umi comprendió por el tono de voz de su amiga que no iba a escuchar ni una palabra más de ella, no importa cuanto moleste o grite, así que no siguió insistiendo. Si Silver fuera Milo, aún habría esperanza de que se hartara y soltara la sopa, pero con la joven espectro era muy diferente.

-Como sea- dijo Umi- ¿y Arika?-

-Afrodita levantó su castigo-

-Genial- dijo Umi- iré a verla...-

-Y yo debo irme para que mi señor no se impaciente...-

-Me saludas a tu señor- dijo Umi.

-Claro- respondió Silver.

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JARDINES DEL SANTUARIO

El estómago de Milo dio un rugido nada discreto, que hizo que los demás presentes rieran.

-Es hora de comer- dijo Milo.

-Me muero de hambre- dijo Meggan, sosteniendo una diminuta flor que acababa de recoger, la cual le cabía casi en la uña de su pulgar.

-No entiendo porque cortas esas flores, Meggan- dijo Camille- de todos modos se marchitarán...-

-Eso es lo malo- dijo Meggan- pero me gustan estas flores...-

-¿Cuál es el punto?- dijo Daggianna, quien había extendido su paño sobre la hierva y se había sentado sobre él- si las rosas del caballero de Piscis son más lindas...-

Meggan suspiró.

-Si todas las flores fueran como las rosas de Afrodita, este lindo paisaje sería un campo lleno de espinas.- dijo Meggan- en cambio, cada una de estas flores parece insignificante, pero es necesaria...-

-¿Me permites?- le dijo Camus. Meggan le entregó la diminuta flor. Camus la congeló entre sus manos, formando un pequeño cilindro de hielo con la flor dentro- toma, no se derretirá...-

-Gracias...- murmuró Meggan sorprendida.

-Espera, Camus, le falta algo- dijo Milo. Con su aguja escarlata, hizo un pequeño agujero para permitir colgar el pequeño cilindro como si fuera un dije.

-Gracias, chicos- repitió Meggan. Gracias a los dioses traía puesta su máscara, porque ya sentía sus mejillas calientes. La amazona fue salvada de esa situación por nuevos ruidos provenientes del estómago de Milo.

-¿Y si vamos a comer con Aldebarán?- preguntó Milo- él siempre prepara comida deliciosa, y en cantidad suficiente para alimentar a un ejército. Yo creo que estará encantado de recibirnos a todos...-

Las amazonas y Camille apoyaron la idea porque tenían mucha hambre, así que las tres chicas y los dos caballeros se dirigieron hacia las Doce Casas. Al irse, Daggianna no se dio cuenta de que había dejado su paño en ese lugar.

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CASA DE SAGITARIO

Aioros había depositado a su amada Ariadna en su propia cama. La amazona seguía profundamente dormida. El caballero le quitó la máscara, ya que conocía muy bien su bello rostro desde hacía muchos años.

-Aioros, ¿qué sucedió?- dijo Shura, llegando, aunque desviando la mirada hacia otro lado, respetuoso de la amazona.

Brevemente, Aioros le contó lo que había pasado hacía un rato junto al bosque.

-Algo raro está ocurriendo, Shura- dijo Aioros- tenemos que estar alertas...-

-Aioros- dijo Shura- hay que avisar a los demás... sobre todo a Kanon... no debe descuidar a la chica ni un minuto...-

-Tienes razón- dijo Aioros, y volvió su mirada a la chica que dormía sobre su cama- veamos... Shaina desapareció haciendo su ronda, y Marín fue a buscarla y no volvió...-

-Exacto- dijo Shura.

-Y también atacaron a Ariadna- continuó Aioros.

-Eso quiere decir- dijo Shura- que las que están en peligro son las amazonas...-

-Exactamente- dijo Aioros.

-¿Y como está ella?- preguntó Shura.

-Tiene fiebre- dijo Aioros, poniendo el dorso de su mano en la frente de Ariadna. Frunció el entrecejo- veré que los que hicieron esto paguen... y lo pagarán muy caro...-

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TEMPLO DEL SOL, DELFOS, GRECIA

SALON PRINCIPAL

-Así que Alicia mandó pedir ayuda a los dioses- dijo el hombre rubio- pero no hay problema... la princesa está en el Santuario de Atena...-

-¿Y que piensa hacer con ella?- dijo una chica de cabellos color anaranjado y de penetrantes ojos rojos.

-¿Y tú que crees, Fania?- dijo el hombre rubio- traerla aquí y llevar a cabo mis planes...-

-Debería hacerlo rápido- dijo Fania- Tania ya le avisó a Hades, y éste mandará a sus jueces al Santuario de Atena mañana...-

-La princesa Lavinia estará aquí antes del amanecer de mañana- dijo el hombre rubio- ya he mandado a tres de las trece, y tengo dos nuevas aliadas...-

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SANTUARIO DE ATENA, ATENAS, GRECIA

CASA DE ARIES

Camille y Meggan llegaron directamente a la casa de Tauro con Milo y Camus. Daggianna, por su parte, se quedó en la casa de Aries con Mu. Al parecer, el caballero había regañado a Kiki, porque este dejó de molestarla.

-Mu, ¿porqué estás tan preocupado?- preguntó Daggianna, observando al caballero.

-Algo malo está sucediendo- dijo Mu- hace un rato, Aioros trajo a su novia. Parece que la durmieron con un dardo envenenado...-

-Lo sé- dijo Daggianna, sentándose en el primer escalón de la casa de Aries- algo raro pasa... hasta se siente en el aire...-

-Sí, yo también lo he sentido- dijo Mu, sentándose junto a ella- algo está a punto de ocurrir...-

Se quedaron unos minutos en silencio.

-Maldición- dijo Daggianna de pronto.

-¿Que ocurre?-

-Olvidé mi paño cerca del bosque- dijo ella, levantándose- iré por él...-

-Está bien- dijo Mu- ten cuidado...-

-Lo tendré- dijo Daggianna, corriendo hacia el sito donde había estado esa tarde.

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CASA DE TAURO

-Coman más, vamos, coman- decía Aldebarán, sirviendo más y más platillos.

Milo comía con rapidez, como si fuera su última cena, mientras que Camus y Camille lo hacían con cuidado y delicadeza, y Meggan solo observaba, ya que no podía quitarse su odiosa máscara delante de los hombres.

-Creí que te morías de hambre, Meg- dijo Camille. Su comentario no fue muy inocente, pero le agradaba molestar a su nueva amiga un poco.

-Sabes bien porqué no puedo comer ahora- dijo Meggan.

-Esa tonta regla de las amazonas me parece absurda- dijo Camille.

-No cuestiones las reglas de las amazonas, Camille- dijo Camus- si Meggan no quiere ser vista...-

-Ya no me sermonees, Camus- interrumpió Camille.

-Camille tiene razón- dijo Milo- yo tampoco le veo el caso a las máscaras-

-Yo tampoco- dijo Aldebarán, tocando con cariño la mejilla de Camille, como si se tratara de un enorme abuelo mimando a su nieta favorita- las chicas, aunque peleen, son lindas. No deberían esconder eso...-

-Opino igual- dijo Milo.

-En ese caso- dijo Camus- ¿se puede saber porqué hiciste tanto escándalo cuando Umi se negó a usar máscara también?-

-Eh, pues...- dijo Milo- bueno, ella fue la primera en hacer eso. Pero ella es la única...-

-Hizo bien- dijo Aldebarán- y no es la única. Arika tampoco la usa...-

-Por el mal ejemplo que le dio tu alumna, Milo- dijo Camus.

-Vaya que te has encariñado con la pequeña, Alde- dijo Milo, ignorando el comentario de Camus.

-¿Y quien no?- dijo Aldebarán- Umi y Arika son las consentidas del Santuario entero... excepto por sus maestros...-

-Ese fue un golpe bajo, Aldebarán- dijo Milo.

-Me convencieron- dijo ella- pero solo porque tengo mucha hambre...-

Meggan se quitó la máscara. Sonreía nerviosamente, y sus ojos claros brillaron. Milo casi se atragantó con la comida, y Camus apenas pudo disimular su sorpresa.

-¡Que bien!- exclamó Aldebarán, sonriendo y sirviendo más comida- me alegra mucho que vengan a comer conmigo-

Meggan comió con mucho apetito, y sus ojos vivaces no pasaron desapercibidos por ninguno de los caballeros. Camille sonrió. Jamás había visto a su primo mirar a una mujer de esa manera antes. De Milo no era de sorprenderse, y Aldebarán parecía muy contento. A las chicas les agradó mucho Aldebarán. Camille, por su parte, comenzó a darse cuenta de que los caballeros, incluido Camus, no eran tan desagradables después de todo.

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Daggianna llegó a los límites del bosque, donde hacía un par de horas había estado con Camille, Meggan y los dos caballeros. Pero no encontró su paño donde lo había dejado.

-Demonios- murmuró para sí misma- no pudo haber desaparecido nada...- pero se interrumpió, al ver su paño colgado de la rama de un árbol.

Se acercó a él y después de ponerse de puntillas lo descolgó y se lo puso en la cintura.

-Listo- se dijo, pero algo llamó su atención. Un resplandor dorado que provenía de dentro del bosque. Intrigada, se adentró en éste, siguiendo el brillo dorado, sin darse cuenta de que era seguida por una triada de sombras.

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CONTINUARÁ...

Remsie: lo sé, pobre Kateri, y las cosas se pondrán aún pero para ella... en cuanto a Kanon, ya verás... la historia apenas va comenzando. Gracias por tu review!

Ryu Mari: me alegra que te haya gustado. Safiya aparecerá pero más adelante (no te impacientes) por lo pronto, su hermana mayor ya está participando, aunque no te des cuenta... gracias por tu review!

Elena: el león no será el único molesto, créeme... y ya sé, la suerte que le tocó a Kanon, pero ni hablar... gracias por escribir!

Ady: gracias! Aquí tienes otro capítulo más.

Atalanta, Kasu y Shaina: espero que les esté gustando. Alguna objeción, ya saben. Y ya pórtense bien para que puedan seguir leyendo y actualizar (me dejan intrigada y luego no actualizan, eso es ser cruel).

A todos: manden reviews!!!

Abby Lockhart