Bey blade no es mío y bla bla bla. Estas cosas me ponen de mal humor. ¬¬.
Aiko: Jeje. Eso de las tramas y los giros dramáticos son una manía mía, no lo tomo a mal. Me gusta saber que la gente al otro lado de la pantalla está llorando o que no tiene idea lo que pasa. Soy irremediablemente mala. Y en cuanto a los de los OC, pues Kokoro Yana (creadora de "Añoranzas", fic paralelo a este) te deja un mensaje: esta ultima nota es para Aiko-San, no es que Rio no de introducción acerca de los personajes, a cerca de eso quisiera declararme como culpable, ya que yo ya había dado una introducción de Taro, Rika y Kia y de hecho, aun falta un personaje OC mas(el chico que trae de cabeza a Rika, por cierto)así que créame que en ese aspecto la culpable soy yo y no ella.. Eso .
Kokoro-Yana: Kaasan espero que te guste.
Chibi-Kaise: Me halaga eso de "fascinante", espero que lo que sigue también te guste.
Diabolic: Jaja, ¿en serio te trauma?, disculpa que me ría, es que siempre me dicen "me haces llorar" o "me sentí tan mal" y es la primera vez que me dicen que los traumo...
Lia-Kon-neia: Así es. Esa misma es la persona que hablaba con Kia. En este capítulo verás las cosas más en detalle. Y... bueno... Taro.... U creo que me vas a odiar. Gracias por todas y cada una de tus palabras, siempre me subes el ánimo.
Ángelus Diabolicus: A Nataku aún no sé si la mato o no y en cuanto al "Happy end"... eso aún está por verse.
Sintia: Aquí está la cuarta parte, ¡disfrútala!
HUELLAS.
Capítulo 4.
Miércoles. 19.55pm. Aeropuerto Internacional de Tokio.
Kia esperaba impaciente junto a la Cafetería "Tsuki", ubicada en el segundo piso, junto al local de Pizza Hut. El avión que traería a Galeón desde China estaba a punto de llegar.
--Por fin nos conoceremos...
Entre sus dedos jugaba la foto que el muchacho le había mandado a través de la Red. En ella se veía un chico alto y moreno, con una coleta negro-verdosa que fácilmente le llegaba hasta la cintura. Una enorme sonrisa blanca y ojos negros abismales entrecerrados en un gesto feliz. Su ropa no importaba mayormente. Tampoco la gente que rodeaba: un muchacho de cabello verde y otro alto y macizo como un tronco... aunque de cierta manera Kia no podía explicarse la curiosidad que le causaba ver a una pequeña niña junto a los hombres. Parecía de unos cinco o seis años, con el cabello de un tono... ¿fucsia? Y unos vivos ojos color miel. Se aferraba con fuerza a la pierna de Galeón, y apenas miraba la cámara.
--¿Qué me importa ella?, lo importante es Galeón, Galeón y solo Galeón...
Fang. Ese era el nombre real del chico. Tenía 19 años y de momento trabajaba con su padre en su aldea. Se veía trabajador y honesto, y a Kia le fascinaba el nuevo perfil de amigo que se mostraba ante ella.
Además...
--¡Está guapísimo!
No podía evitarlo. Era la primera vez que viajaba en avión, y no paraba de encontrar un millón de cosas sorprendentes a cada momento.
--Quieto Fang.
--Lo siento Pap
Lee miró hacia el lado y observó con gran orgullo a su hijo. El muchacho había crecido fuerte y sano. Era obediente y educado, además de un buen deportista y blade luchador.
--¿Conocerás a tu amiga japonesa?
--Eso espero.
--Tranquilo, le caerás bien.
Fang sonrió y sacó la foto que ella le había mandado: un día soleado, frente a un gran edificio, una muchacha de trenzas rubias y ojos azules brillantes vestida de uniforme (blusa blanca y falda y corbata negra) sonreía. A su lado, una chica cobriza de ojos pardos le acompañaba el gesto. Ambas eran hermosas, pero la rubia robaba toda su atención.
--¿Y cómo se llama? –preguntó curioso Lee, inclinándose sobre su hombro
--Kia. La chica del lado es su gemela, y se llama Rika.
--Son muy bonitas... –dijo dándole una pícara mirada.
--¡Sí que lo son! –exclamó con ganas, para luego sonrojarse con fuerza. –Digo...
El mayor rió con ganas mientras el más joven hacía una mueca de disgusto. Sin embargo el enojo no duró mucho, y segundos después se unía a su padre en carcajadas abiertas y sonantes.
Cuando por fin se calmaron, Lee tomó la foto y la observó detenidamente. Rubia, de blanca piel y ojos azules... fácilmente pasaría por americana... ¿Americana?
--Dime Fang, ¿por casualidad no conoces el apellido de tu amiga?
--Pues... no –dijo después de pensarlo unos instantes. –No se lo he preguntado, ¿porqué?
--Por nada, solo curiosidad.
--Papá... gracias por permitirme un poco de tiempo... –él sonrió y acarició el cabello oscuro de Fang
--No importa hijo. Lo que nos trae a Japón es un asunto que nos traerá dificultades y reveses. Es bueno que lo pases bien. Es más, si en algún momento decides no seguirme, lo entenderé.
--¡Claro que no Papá! Yo... yo no vine a buscar un romance ni nada parecido... yo vine por mi hermana... yo vine por Cho Mei y no partiré a China sin ella... No importa el tiempo que haya pasado... Aún recuerdo cuando era pequeña... una bebé... –por un momento sus palabras dejaron de fluir y la duda nació en él –La encontraremos ¿verdad Papá?
--Claro que si hijo. El ladrón es famoso, y fácil de localizar.
La voz del piloto interrumpió la conversación con su anuncio de arribo. Padre e hijo sonrieron y aspiraron con fuerza. Se venían tiempos complicados, en donde tendrían que poner todo de su parte para salir airosos.
--Te ves contenta Kia.
--Lo estoy Rika.
--¿Puedo saber el motivo?
--No.
--¿No?
--No.
--¿Porqué?
--Porque no quiero decirte.
--...Vaya vaya... ¿no estarás enamorada hermanita?
--¡Rika!
--¡Estás toda roja!, ¡acerté!, espera a que le diga a los muchachos.
--¡No debes decirles!
Viernes. 15.45pm.
--No puedo creer que en esta fecha siga haciendo tanto calor.. ¡ni siquiera he buscado mi uniforme de invierno!
--Tienes razón Nata...
--Pues yo creo que si siguen comiendo helado de esa forma se pondrán gordas y no habrá chico que las quiera...
--¡¡Taro!!
--¡Alcánzalo Kia!
--¡Para tu información yo ya tengo un chico que me quiere! –gruñó la rubia sin querer cuando arrastró a su amigo de la oreja hasta la mesa. Nataku y Taro quedaron mudos...
--¿Tienes.... novio? –preguntó Hiwatari mirando disimuladamente a Kinomiya...
--¡No!, yo... quiero decir que... No es lo que piensan... –intentó arreglar con las mejillas rojas y las manos moviéndose energéticamente.
--...Pero te gusta alguien... –declaró Nataku con algo parecido a la dureza en la voz. El silencio en su amiga solo confirmó lo que temía... ¡pero eso no podía estar pasando!, Kia debería estar enamorada de Taro porque su amigo estaba prendado con ella. –Pe...
--¡Me alegra mucho Kia! –interrumpió Kinomiya con una tremenda sonrisa y un abrazo de oso. -¡Kia-chan está enamorada!, ¿no te parece genial Nataku!
--¡No! –reclamó sin poder evitarlo. Su pecho se llenó de aire y su boca se abrió dispuesta a protestar cuando los ojos azules de Taro se clavaron en ella en una súplica muda
--¿Porqué no Nataku? –preguntó Kia, notoriamente dolida.
--Porque.... porque... –ordenándose a sí misma tranquilizarse, aspiró y exhaló un par de veces y esbozó la más falsa y dura de las sonrisas que había hecho alguna vez, siendo esta una perfecta copia de su sonrisa sincera –Por que no puedo aceptar que tengas novio antes que yo.
Taro y Kia rieron, y Nataku lo hizo con desgano. No podía ser cierto, no podía ser. Kia debía ser para Taro y para nadie más que su mejor amigo.
--Lo siento muchachos, pero debo ir a buscar a Rika al aeropuerto con mis papás.
--¿Quién los visita Kia-chan?
--Viene Kyo-san con Josh, su hijo, ¿lo recuerdas?
--¿Josh? –preguntó sorprendido Taro -¿En serio?, ¡genial!, ¿lo recuerdas Nataku?
--...Claro... El novio de Rika...
--¿El...?
--¿No lo habías notado Kia?, Rika no hace más que alucinar con Josh...
La rubia primero puso cara de incredulidad y luego salió corriendo de la heladería, dejando una enorme estela de humo tras sus pasos. Kinomiya rió ante el hecho, pero su seriedad volvió cuando vio el semblante de su mejor amiga.
--Nataku... No podemos hacer nada...
--No es justo Taro.
--Pero es así...
--¡No es justo!, ¡le gustabas, lo sé! –el moreno sonrió con cierta pena y tomó las manos temblorosas de Hiwatari.
--Pero ya no...
--¿Porqué lo aceptas todo tan tranquilamente Taro?... Otra vez... otra vez...
--Creo que en eso soy igual que Papá, con mala suerte en el amor...
--¡Kia no puede hacerte esto! –gritó golpeando la mesa con fuerza, logrando la atención de todo el local.
--Creo que mejor nos vamos Nataku.
Ya en la calle, ambos caminaban en silencio, mirando a distintos lados, con distintos sentimientos en el corazón.
--Ya no pienses en eso Nata... Te hará daño.
--Voy a descubrir quien es.
--No, no lo harás. Es más, cuando Kia vuelva, la felicitarás por estar enamorada.
--¡¿Cómo quieres que haga eso?! –reclamó indignada -¡Te hace daño!, ¡no me importa su felicidad si tú no eres feliz!
Él la miró con sus profundos ojos azules, logrando traspasar todas las barreras de frialdad y dureza que la muchacha había puesto en su alma con el correr de los años.
--Nuestra amistad con Kia no se arruinará con esto.
--Es su culpa.
--No es culpa de nadie.... Los sentimientos son así, ¡no hay nada que hacer!
--¿Cómo puedes decir eso?, podemos...
--¡Nada!, no podemos nada. Y te pido en nombre de nuestra amistad Nataku, la tuya y la mía... que no hagas nada contra ella... Te conozco bien, y sé que aún tienes ese pensamiento que solo conmigo como amigo te basta y sobra, pero no dejaré que te aísles de ese modo... No harás nada.
--Nunca puedo hacer nada por ti Taro... –le reclamó con los ojos llorosos.
--Pero si ella no quiere estar conmigo, entonces no hay nada, solo amistad.
--¡Pues no debería ser así!
Nuevamente el silencio entre ambos. Taro no le quitó los ojos a Nataku de encima, mientras ella lo evitaba de todas las maneras posibles.
--Prométeme que lo aceptarás como yo lo acepto.
--...
--Nataku...
--...De acuerdo. –él sonrió y jaló de la mano a la Hiwatari.
--Excelente, entonces vamos a mi casa un rato, Papá compró unos deliciosos pastelillos y a Linda-san le gustará que comas con nosotros.
--Takao-san ha de estar nervioso por el matrimonio de este fin de semana.
--¡Ni te lo imaginas! –dijo con un gesto –Si hasta ha comenzado a levantarse temprano para ir a trabajar...
--¿En serio?
--¡Y eso que le dieron esta semana libre!
Ambos ríen de buena gana, intentando olvidarse de Kia y su supuesto enamorado.
No es que crea que eres medio psicópata Nataku...-le había dicho una vez Taro a su amiga- pero a veces te obsesionas demasiado...
El teléfono acababa de ser colgado, y Takao caminaba tranquilo por su casa.
--Linda, Taro llamó y dijo que viene con Nataku.
--Está bien, seguramente querrán comer de esos ricos pastelillos que compraste el otro día...
--¿E-en serio?, ¿crees que los quieran...?, no estaban buenos... sabían amargos... –dijo mirando el cielo con cara culpable.
--Takao... –comenzó ella colocando las manos sobre su cintura.
--¡En serio!, estaban malos, muy malos, mejor iré a comprar otros... –rápidamente tomó su chaqueta y su billetera, encaminándose hacia la salida, pero antes de cruzar el umbral se detuvo, y volvió con enormes ojos llorosos... -¡Me los comí todos!, ¡perdón!
La mujer solo sonrió y acarició el cabello de su futuro marido.
--No tienes arreglo Takao... Vamos juntos a comprar más.
--Pero es muy lejos para ti amor...
--Solo son tres cuadras...
--Cada cuadra tiene más de ciento veinte metros... y para qué hablar de los apresurados que empujan a todas la gente al caminar...
--No pasará nada...
--¿Y al cruzar la calle?, si algún vehículo...
--Basta Kinomiya. –cortó ella –Tú y tu hijo son iguales –le regañó con una sonrisa –Yo también puedo ser muy necia, y mi necedad me dice que tengo antojos y quiero pasteles escogidos por mi mano.
--.... Esta bien, vamos.
Como si de un rayo se tratara, Takao fue a la habitación, tomó una manta y volvió con su mujer para ponérsela cariñosamente sobre los hombros. Linda lo agradeció con una sonrisa y, de la mano, se encaminaron hacia la pastelería más cercana.
--Estoy un poco preocupada Takao –le comentó mientras la campanilla de la pastelería anunciaba los nuevos clientes.
--¿Porqué cariño?
--...Ya es viernes, y no he sabido nada de Yakoro... –dijo ella en voz baja. –Me preocupa mucho...
--No deberías hacerlo. Esa muchacha sabe hacer las cosas por sí misma.
--Eso justamente es lo que me preocupa. Quizás debería llamar a algunos hoteles preguntando si tiene reservaciones.
--Ya debe estar en Japón Cariño. Ten por seguro que estará en la fiesta puntualmente.
--...Eso espero –suspiró.
La oficina estaba desierta. Ese día no habían habido informes, visitas, llamadas, contratos ni nada que significara relacionarse con alguna de las doscientas treinta y dos personas que trabajaban en su edificio o con alguna de los tantos millones que vivían en toda la ciudad.
Ni un ruido rompía la densa atmósfera que reinaba. Silencio, ira, aire enrarecido. Nadie deseaba entrar en esa oficina aquél día... ni en toda la semana que estaba terminando. Entrar era morir, o peor aún, ser despedido. Entrar significaba perder sus empresas, su paciencia, todo.
La oficina de la muerte era nada menos que la de Gerencia General... la oficina de Hiwatari Kai, dueño de la enorme transnacional que tenía como cuarteles generales ese modesto edificio en medio de Tokio.
Loe empleados pasaban en silencio cuando sus caminos se acercaban a la enorme puerta doble de caoba y manijas de bronce pulido. No habían bromas y todos compadecían a la secretaria de gerencia, que debía estar tras el primer control de seguridad todo el tiempo. Los guardias solidarizaban con ella llevándole café o algún dulce, cosas que ella agradecía con su sonrisa de mujer fatal que, rezaba, algún día derribara el témpano de hielo que era su jefe.
--Sakura, avisa a Hiwatari-san que el informe semanal de acciones estará en unos minutos en su oficina.
La mujer frunció el ceño mientras asentía con gesto despectivo. Todas las secretarias odiaban a Makoto, secretaria personal y asistente principal de Kai. Tenía acceso a cosas que nadie más y el líder de la compañía solía demostrar que tenía paciencia solo con ella, generando rumores de las más diversas índoles.
--Claro Makoto, yo le aviso.
La castaña desapareció del pasillo mientras Sakura arreglaba su larga y voluminosa melena rubia.
--Hiwatari-sama... –dijo por el intercomunicador –Makoto manda decir que el informe semanal de acciones estará en poco tiempo.
No hubo respuesta. La luz roja del aparato se apagó, mostrando que la comunicación se había sido cortada. Sakura lanzó un puchero infantil. A esas alturas no podría acostarse con Hiwatari antes del año nuevo.
--Hiwatari-san, los informes semanales están aquí. –Makoto había entrado en silencio, y hacía su reporte sin esperar respuesta alguna. Los años de trabajo con el ruso le habían enseñado que intentar tener una conversación con él un día como ese era un suicidio declarado. –El grupo de contadores indican que el Servicio de Impuestos Internos terminó su registro y las copias le llegarán el lunes que viene. La mesa directiva desea una reunión informativa para el miércoles a las cuatro de la tarde y el gerente de la filial inglesa llamó avisando de una supuesta evasión de impuestos por parte del sub-gerente europeo: Gerard Neville. El diario financiero "Negocios y Empresas" desea una entrevista para la siguiente semana, el día viernes. La revista "People" llamó también preguntando si autorizaba colocar su cara en portada debido a la publicación de la lista de los cincuenta hombres más sensuales de Japón y una revista juvenil llamada "17" llamó también pidiendo autorización para colocar en portada y reportaje central a Nataku-san como una de las jóvenes multimillonarias del momento.
Papeles, revistas, informes y carpetas fueron dejadas sobre el lujoso escritorio de Kai sin que este pronunciara una palabra.
--Lo olvidaba, también llamó a la central su amigo, Kinomiya-san, avisando la llegada de un señor llamado... Kyo. –la pequeña palm no dejaba de escupir datos que eran correctamente recitados por Makoto –Dijo que llegó a las 16.00 de hoy, y que se alojará en su casa.
El sonido del sillón giratorio distrajo y sobresaltó un poco a la mujer castaña, que vio con sorpresa que Hiwatari volteaba a verla.
--Dile a la mesa directiva que se vaya al diablo, a Neville tráelo aquí en dos semanas, que "Negocios y Empresas" hablen con Shinji, la revista "People" también puede irse al diablo y avísales a los de "17" que si vuelven a preguntar una imbecilidad como esa, compraré las acciones y cerraré su miserable publicación.
--Como diga Señor.
Makoto se mantuvo en silencio unos segundos antes de tomar aire.
--Señor, no se ve nada bien...
--....
--¿Hay algo que pueda hacer por usted?
Kai estuvo a punto de despedirla con un potente grito, pero lo pensó de nuevo y se calmó. Entonces lo dijo. Después de una semana, lo dijo.
--Por favor, llama a Nataku... dile que necesito verla urgente...
--Claro Señor. ¿Punto de encuentro?
--La paso a buscar al lugar en donde esté.
Ya no aguantaba. No podía pensar con claridad, estaba nervioso y ansioso. Su humor iba de mal en peor y hasta comenzaba a tomar malas decisiones.... Esa espera no podía seguir prolongándose... Necesitaba a Nataku a su lado nuevamente, no como su hija, sino como su pareja, su amante, su mundo, su todo.
--Perdóname Rei... pero no puedo vivir sin ella... Así como en su momento no pude vivir sin ti. Sé que me entiendes... sé que a pesar de odiarme me entiendes... No puedo verla como mi hija, no puedo...
Súbitamente, pensó en la fiesta de Takao y Linda. Los regalos debían ser entregados antes, y con todo el alboroto él aún no compraba el suyo.
--Lo llevaré a la fiesta. Les compraré una camioneta ultimo modelo...
Era la ocasión perfecta. Amaba las fiestas. Eran el único lugar en donde podía lucir a Nataku como su "pareja" y que todos lo aceptaran y murieran de envidia por eso. La llevaría del brazo por todas partes, ella con su vestido precioso y él con su smoking perfecto.
Ahora si comprendía y creía que había cosas que solo tomaban sentido cuando tenía a alguien a su lado.
--Tu hija es la mujer más hermosa del mundo Rei...
Continuará....
Notas: ¡uf! Por fin el capítulo 4 sale. Espero que les guste como va. Sorry la tardanza U.
