Disclamer: Bey blade ni sus bishounen no me pertenecen. Nataku es mía. Josh, Kia, Rika, Taro, Linda, Lena y un personaje que saldrá después son de Kokoro-kaasan.
Cambio de planes . Gracias Kokoro-kaasan por la idea.
Huellas
Capítulo 5.2
La enorme Mansión estaba a oscuras y en silencio. A esa hora las pocas personas que trabajaban ahí ya dormían, y solo los sistemas automáticos de seguridad estaban activos.
La lujosa camioneta fue dejada junto a los otros vehículos de la casa. A primera hora un camión de transporte pasaría a recogerla y alguien le pondría un enorme rosón amarillo en el capó. Kai sabía que a Linda le gustaba el amarillo.
--¿Vas a decirme que te pasa o no?
Hiwatari levantó la mirada sorprendido por el duro tono. Nataku estaba unos metros más adelante, junto al sillón negro de cuero, aún sujetando la mochila con los ojos llenos de ira y confusión. La formulación de la pregunta arruinó aún más su estado de ánimo, por lo que frunció el ceño y se encaminó a su habitación.
Se sentía traicionado, dejado de lado. Nataku había preferido al mocoso Kinomiya abiertamente antes que a él. Era obvio que la muchacha se había pensado muy bien eso del "nosotros"
--¡Papá!
Los pasos de su hija resonaron en su espalda, pero solo respondió con un portazo en su respingada nariz.
Por algunos momentos el silencio reinó y solo el resoplar furioso de Nataku contra la puerta rompía la monotonía. Kai escuchaba atento, deseando que su cuerpo no estuviera dispuesto a todas y cada una de las señales de la muchacha, quería poner su atención en otra cosa por un solo momento. Odiaba su olor, su cabello, sus ojos, su maldita sangre china y el odioso recuerdo que venía implícito, sin poder apartarlo como una mancha o molestia.
Desesperado, buscó con la mirada algo en qué distraerse, al menos hasta escuchar el portazo que indicaría la rendición de su hija con respecto a una decisión. Entonces se fijó en su amplia y surtida biblioteca. Si bien leer nunca lo había distraído, en la estantería también había álbumes de fotos por montones. Al azar eligió uno y se tendió en la cama para mirarlo bajo la luz de su lámpara de escritorio.
Su expresión preocupada cambió al ver la primera foto. Sus cejas, luego del instante de sorpresa, cayeron enmarcando sus ojos en confusión. ¿Sería una broma acaso?, no recordaba una situación así en lo absoluto. Miró la fecha y vio que la foto databa de unos 11 años atrás. Rápidamente buscó otros tomos que tuvieran fotos del mismo año, para corroborar la falsedad de la imagen que había visto, pero para su sorpresa, se encontró con más fotos iguales.
--¿Yo... y el mocoso Kinomiya?
En efecto, Kai Hiwatari salía sosteniendo en sus brazos a un sonriente Taro. El adulto se veía tan feliz como el niño, y de fondo tenían un parque de diversiones.
La sorprendida mente del ruso exigió una explicación inmediata. ¿Cuándo había sostenido al geniecillo ese en brazos?, ¡¿y en un parque?!... ¡¿y dónde estaba Nataku?!
De pronto los recuerdos llegaron de golpe. Claro, ¿cómo lo había olvidado?. Los niños eran pequeños... habían ido a ese lugar del incidente del Jardín de Niños, en donde algunos chicos se habían reído de Taro por no tener Mamá y, sintiéndose indentificada, Nataku había intervenido, ganándose dos buenos golpes: uno en la mejilla y otro bajo el ojo derecho. Max, Takao y él habían llegado al lugar rápidamente. Al ver a su niña se había llenado de odio, pero, por alguna razón que no recordaba, había terminando consolando a Taro en un pequeño rincón. Los ojos azul eléctrico del niño llegaron a su mente, brillantes y abiertos en sorpresa.
Con su boca entreabierta sin creer en los recuerdos que había sepultado, se sentó y acomodó en la cama con el tomo en las manos. Como un río desbocado, cada imagen, sonido y olor llegaba a su mente, mostrándole pasajes de su vida (importantes pasajes de su vida) que por alguna extraña razón había decidido olvidar.
Apenas y era mediodía. El sol brillaba con fuerza en el cielo y la suave brisa aplacaba con dulces caricias el sofocante calor. La risa de los pequeños le hacía sonreír mientras conversaba una que otra vanalidad con Takao y Max.
--¿Cómo está Nataku?
--Está bien. Pedí a la enfermera del Kinder una pomada para que no se le inflame.
--Ten cuidado Príncipe de Hielo, no vayan a creer que golpeas a tu hija.
Mizuhara lanzó una queja a su amigo, pero Kai sabía que Takao tenía razón. No le extrañaría que algún reportero estuviera cerca, considerando el creciente rumor de su "noviazgo" con Amelia Zippen, una actriz inglesa y el hecho de haber cruzado toda la ciudad en un Ford Mustang rojo del año, reventando el velocímetro y pasando cada semáforo en rojo que encontró.
Su cara seria alertó a sus amigos sobre sus pensamientos. Kai con tal de proteger a Nataku y a su círculo íntimo del asedio de los periodistas era capaz de muchas cosas, algunas bastante radicales.
--Vamos mejor por unos helados... -sugirió rápidamente Max, intentando apartar de la mente de Hiwatari las palabras del moreno.
--Cierto –dijo de pronto el ruso, como recordando algo, sorprendiendo a sus amigos –Prometí un helado de chocolate...
--Pero a tu hija no le gusta el helado de chocolate...
--Pero al tuyo si Takao...
Sin quererlo, sonrió. Con los ojos vueltos al pasado, recordó el enorme cariño que alguna vez tuvo por ese muchacho que siempre acompañaba a su hija y diversas anécdotas llegaron a su cabeza haciéndolo reír.
La cara de Takao daba risa. Simplemente daba risa. La incredulidad hecha humano. La sorpresa con cuerpo y ropa.
Su pequeño Kentaro (cariñosamente llamado Taro) había dicho su primera palabra... y no había sido "Pap
--¿Nat?
Kai y Takao quedaron mudos, aunque Hiwatari tendía más a la risa que al silencio.
--¡¿Nat?!
--Una preciosa primera palabra muchacho –celebró el ruso –se nota que será un chico listo.
--¡¿Porqué tendría que decir Nat?! –entonces sus ojos se posaron en su acompañante -¡Esto es culpa tuya Hiwatari! ¡me robaste a mi hijo!
--¡¿Qué estupideces dices?!
--¡Vienes y te la pasas hablando de tu hija!
--¿Qué culpa tengo que sea preciosa, hermosa, talentosa...y que sea justamente MI hija?
--¡Hiwatari! –lloró el moreno con ojos de cachorro –Esto es culpa tuya...
--No seas tonto Kinomiya. –el pálido empresario se acercó a Taro y se agachó hasta quedar a su altura. –A ver chico, di "Papá" para que el bruto de tu padre quede contento.
--Nat –balbuceó.
--No, no, no. Ya sé que mi hija es preciosa y que su nombre merece ser dicho y escuchado miles de veces, pero quiero que digas "Pap
--¿Pa...?... Nat.
--Bien, bien, al menos ya entendiste lo que quiero decir. Vamos, repite, "Pap
--Pa...ba
--Aprendes rápido mocoso –le dijo Kai con una sonrisa mientras miraba de reojo a Takao que seguía llorando por haber perdido el puesto de "primera palabra" –"Pap
--Pa...pa
--¡Mira Takao! Dijo "Papá" –informó poniéndose de pie y pasando un brazo por el hombro de su amigo. –Anda, dile que lo diga.
Con ojos enormes y llorosos, Takao se agachó y habló con voz exageradamente quebrada.
--¿Taro?
--Paaaa...pa.
Nuevamente sus ojos se volvieron llenos de lágrimas y una sonrisa que no le cabía en la cara afloró.
--Dijo... "Pap
--¿Lo ves?
--Paaapá... paapá –repetía.
--Aquí estoy Taro-kun... -dijo Kinomiya, pero de inmediato cayó. El chico mientras repetía insistentemente la palabra, extendía los brazos... a Kai –
--Paaap
El llanto de Takao se escuchó en todo el vecindario mientras a Kai le resbalaba una gota desde la nuca hasta el suelo.
--Oh Dios... Yo no soy tu padre Taro. Es él –le dijo apuntando al Kinomiya que lloraba en el suelo a todo pulmón. El niño paseó los ojos de su padre al ruso y a su padre nuevamente –Se que no es un espectáculo muy esperanzador, pero créeme, es un buen padre.
--¿Pa...pá?
--Sí, él si. Yo no.
--Papá...
--Yo soy Kai, Hiwatari Kai, padre de Nataku.
--Nat
--Esa misma.
Un gran bostezo del pequeño llamó la atención del ruso. Sonriendo con tranquilidad pensó en acunarlo, pero si lo hacía estaba seguro que Takao moriría asegurando que le había robado a su hijo.
Cuando su risa se apagó, el silencio le atronó los oídos. Tanto silencio... entonces recordó que estaba enojado con su hija. Eran las 2.25am y tenía unas 10 horas para reconciliarse con ella antes de la fiesta.
Sus recientes recuerdos le hicieron sentir mal. Debido a la muerte de Rei, él y Takao se habían vuelto... "muy íntimo" en varios sentidos y con distintos grados de profundidad. Debido a esto, (y al hecho de haber permanecido como hijos únicos) Taro y Nataku se habían criado casi como hermanos, más o menos hasta los 8 o 9 años, fecha en que las empresas del ruso le obligaron a romper la estrecha cercanía. ¿Podía culpar a su hija por sentir tal cariño por el chico ese?, ¿podía culpar a Taro del lazo que le unía a su Nataku?.
--Por supuesto que no puedo.
Abrazando sus rodillas se dispuso a pensar. ¿Cuándo y porqué había sepultado el cariño que tenía por Taro? Luego de mucho pensar encontró la obvia respuesta: el día que se había convencido de estar enamorado de Nataku. Aquél día todos aquellos hombres que tenían alguna relación con ella debían ser condenados a muerte porque él y solo él, Kai Hiwatari merecía la mirada dorada de la muchacha.
Quizás había sido demasiado posesivo y poco comprensivo. Nataku tenía solo 15 años... era obvio que quisiera estar con sus amigos... más si el padre de su mejor-amigo-medio-hermano se iba a casar.
Había prometido esperar lo que fuera necesario... Y había fallado.
--Algún día tendrás que bajar las alas y aceptar que otros también pueden tener la razón.
--¡¡Ningún gato me llevará la contraria!!
Pero nuevamente los felinos se habían impuesto.
Suspirando resignado comenzó a pensar las palabras adecuadas, intentando tener respuesta para todos sus errores, los que sin duda alguna le serían reprochados.
"Esperaré el tiempo que sea necesario..." Pues bien, la paciencia duró una semana. Una miserable semana. Y Kai sabía perfectamente que a Nataku ese detalle no se había pasado por alto en ningún momento.
Enfrentar su mirada enfadada y aceptar que se había equivocado sería doloroso. Nunca se le había hecho fácil decir "lo siento", pero esta vez no tenía opción. Si llegaba a la ceremonia sin Nataku (o si Takao notaba que las cosas entre ellos no iban bien como padre e hija) el moreno era capaz de hacer una verdadera locura... Y prefería enfrentarse a la ira de su hija, antes que a la ocurrencia de Kinomiya.
Suspirando, se levantó lentamente. Hacía poco había escuchado el cerrar de una puerta, y supuso que Nataku, en su imposibilidad de dormir, había decidido ir al gimnasio a gastar energías.
--Bien Kai, o lo haces o lo haces.
Y como las opciones no le daban muchas oportunidades... pues fue.
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Era cierto que el techo de noche no era el espectáculo más interesante del mundo, pero no podía quitar los ojos de él.
Los nervios por la ceremonia del día siguiente lo estaban matando. Su padre al fin sería feliz con una buena mujer y él... él tendría a alguien a quien llamar gustosamente "mamá".
La imagen de su madre parpadeó en su mente, pero se obligó a apartarla. No podía permitir que nada perturbara ese momento de felicidad que comenzaba a nacer.
El tic tac del reloj llamó su atención. Según el aparatito eran ya las 2 de la mañana. Sonriendo con algo de culpa, se dio cuenta que no había dormido nada desde que se había acostado.
Tic tac. Tic tac. Tic tac...
Su pequeño reloj, redondo como un balón, con un sombrero rojo y unas manitos que permanecían abiertas como esperando un abrazo. Dos piernas flacas y chuecas lo sujetaban y sus ojos vibraban en el interior, mostrando las agujas indicar la hora con su típico sonido.
¿Cuál te gusta Taro?
Sonrió nuevamente. El reloj tenía, casi, su edad. Era uno de los primeros regalos que había recibido y era uno de los que más celosamente guardaba.
Sus ojos azules no paraban de recorrer el aparatito a pesar de conocerlo de memoria. Su sonrisa tranquila se moldeó a una más pasiva y suave. Irónicamente, ese reloj se lo habia regalado Kai Hiwatari con una hermosa sonrisa mientras lo alzaba en sus brazos fuertes.
Aquellos días lejanos habían sido hermosos. Kai era tan importante como su padre, y éste le dedicaba tanta atención como a su pequeña hija. Claro que en ese tiempo, Nataku no tenía busto, cintura ni cadera y su trasero era tan plano como el suelo mismo.
Lentamente cerró los ojos, y dejó que los recuerdos llegaran solos.....
El edificio de la escuela pública de Tokio era un enorme y blanco como un copo de nieve. El campus completo estaba formado por tres edificios idénticos, emplazados en ángulo recto, ocupando una cuadra entera gracias a las canchas, los dos gimnasios, las cabañas de clubes, el mini parque, la piscina temperada y olímpica, la biblioteca y el Kinder
Este ultimo recinto era una casita celeste de ventanas rojas y cortinas amarillas la puerta principal era azul como el cielo en verano y de ella colgaba un letrero que decía: "BIENVENIDOS" con un niño dibujado que tenia una gran sonrisa. Carruseles y balancines se observaban en el jardín y el patio del Kinder, delimitado por un cerco blanco de metro y medio de alto.
Los niños corrían dentro del perímetro jugando y llevando su alegría a ese pequeño rincón del gran Complejo Educacional Tokio. Un grupo de ellos estaban reunidos en círculo dentro de la casa. Dos estaban en el centro, mientras los demás se reían de ellos y evitaban que otras dos pequeñas se les reunieran.
Uno de los pequeños que estaba en el centro lloraba abiertamente. Era un niño de cabello desordenado y azul, y cubria su carita pequeña con sus manos morenas y tersas. A su lado, de pie y desafiante pero con los ojos llenos de lagrimas retenidas y las mejillas rojas de vergüenza y pena, una niña de melena incontrolablemente negra y piel tostada. Los que los rodeaban hacían gestos y burlas hacia ellos. Eran diferentes... Ellos no tenían mama.
Las dos que intentaban llegar hacia ellos se abrazaban y lloraban por no poder ayudar. No entendían porque sus amigos no tenían mamá, pero sabían que ellos no tenían la culpa. Una de ellas, rubia y de potentes ojos azules se levantó y avanzó resuelta hacia sus amigos, pero su hermana gemela, pelirroja y mas cautelosa, la tomó de la mano, temiendo que los niños que habían comenzado con todo se volvieran contra ellas.
Finalmente el primer cojín voló para clavarse en la nariz de un niño que reía a boca llena, mofándose de "los-sin-Mam"
--¡¡Te callas o te callo!! - el grito resonó en todos lados. Algunos niños corrieron, otros se acercaron. Lo habían logrado... Nataku Hiwatari, la "intocable" hija del potentado Hiwatari había estallado. El pequeño que había recibido el impacto devolvió el golpe con toda la fuerza de la que fue capaz. La pequeña salio disparada hacia atrás con un balón de fútbol en la mejilla derecha, generando la gran batalla. La profesora no tardo en llegar, y gracias a unos alumnos en práctica pudo separar a los niños que se agolpaban a darle su merecido a la presumida Hiwatari
La enfermería fue el primer paradero de los protagonistas principales de todo el embrollo. La abandonada sala de clases su segunda parada. Al poco rato tres padres apurados, asustados y preocupados aparecieron en el pequeño Kinder, queriendo saber a que se debía la repentina llamada de la profesora... Max fue hacia sus gemelas, que no paraban de llorar. Takao fue con la profesora al ver que Kai se enfurecía al ver la marca en la mejilla de su hija y el golpe bajo el ojo que lucia. Hiwatari avanzo dispuesto a sacar la verdad de lo ocurrido a golpes si era necesario, pero Kinomiya se adelantó, logrando convencerlo de ir primero con su hija. Kai fue con Nataku y vio que lloraba en silencio, sin soltar la mano de Taro, que estaba encogido como un pequeño erizo, formando una bolita de cabello azul y sollozos
--Cariño... ¿qué pasó? –preguntó a su niña. Las lágrimas se hicieron mas evidentes en su hija y su preocupación no dejo de crecer... entonces vino la pregunta que mas temía en toda la vida....
--¿Porqué Taro y yo no tenemos Mamá?
Kai no supo que decir. El sabia perfectamente que había pasado con la madre de su hermosa pequeña, y sabia que cualquier excusa podría hacer que su hija se olvidara de ese incidente, pero le preocupaba en demasía Taro. Por lo general era el muchacho quien hacia que Nataku olvidara sus peleas y malos momentos, pero en estos momentos estaba tan ensimismado que lo asustaba.
--Ve a lavarte la cara Nataku, y pídele a la enferma que te de alguna pomada para el golpe que tienes en el ojo
La niña asintió y soltó la mano de Taro, para posarla sobre la de su padre. Luego salio trotando lentamente. Kai poso sus ojos en la figura pequeña del Kinomiya, y sin querer apretó su pequeña mano, mientras con la otra acariciaba su melena
--Esos chicos son unos estúpidos.... no pienses en eso -por fin Taro levantó la cabeza y mostró sus ojos azules quebrados en lagrimas que caían por sus mejillas redondas. En sus labios una mueca de pena infinita que se apoderó del corazón del frío Hiwatari, logrando que sintiera una irresistibles ganas de abrazarlo.... y no desoyó su propio instinto. Sin saber como ni cuando, sus brazos se cerraron sobre el pequeño, acunándolo en su pecho y acariciando su cabello y nuca - Tu madre también es estúpida por haberlos dejado.... -dijo sin querer, lleno de rabia, recordando la desagradable figura de.... "esa". Un murmullo de Taro llamó su atención y lo dejó perplejo...
--Fue mi culpa....
Kai quiso separarse un poco para poder mirar al niño a los ojos y preguntar a qué se refería, pero Taro se negó a aquel gesto. Era una clave muda para decir "no hablare, por favor déjame llorar". Kai comprendió sin entender como un niño tan pequeño podía ser capaz de expresarse con tanta efectividad con su cuerpo, pero dejo de cuestionarse. Simplemente apoyo la espalda en la pared y dejo a Taro entre sus piernas y contra su pecho, en un abrazo mutuo y reconfortante, lleno de esas emociones puras que tienen los infantes. El dolor, el amor, la pena y la risa, claros y definidos, intensos como en ninguna otra etapa de la vida
Ahora Kai solo deseaba proteger a ese niño de todo el dolor que habia en su pequeño corazón
--¿Te parece si después vamos a tomar todos un helado? -pregunto Kai -un enorme helado bañado en chocolate
--A Nataku le gusta el de chirimoya... -dijo Taro un poco confundido, mirando a Kai a los ojos.
--Pero a ti te gusta de chocolate -repuso Hiwatari dulcemente
Los ojos del Kinomiya se iluminaron de un momento a otro. Kai sabia su sabor favorito de helado... Una hermosa sonrisa nació en sus labios y asintió con fuerza mientras se lanzaba al cuello de Kai en un nuevo abrazo, siendo recibido por los brazos abiertos del ruso
--¡Oye! -se escucho una voz, Nataku -te equivocas de Papá Taro. Ese es el mío, el tuyo esta mas allá....
--Pues tu papa nos invito un helado.
--¡Helado!
--¡Helado!
Takao mientras, miraba desde un punto mas alejado. La profesora le había explicado la situación y la pelea. Su corazón estaba tan triste como el de su hijo, y agradecía el cariño que Kai parecía profesar a Taro....
--Siempre es bueno contar con alguien más....
Max y las gemelas se acercaron al moreno y hablaron. Kai, con Taro en los hombros y Nataku tras él, los alcanzaban después, rumbo a la heladería mas cercana
Si, definitivamente esos habían sido buenos tiempos. Aunque si lo pensaba con algo de detenimiento, no estaban del todo enterrados, pero sí muy lejanos...
No podía culpar a Kai por ser celoso de Nataku. ¡Vaya si tenía razones para estarlo! La muchacha era realmente bonita, y bastante sensual, aunque no se lo propusiera. Pero lo cierto era que ese no era momento de pensar en aquél a quien alguna vez había llamado "Papá".
--Mañana... ¿o mejor dicho hoy? –una enorme sonrisa nació en su cara –realmente no importa...
Una sombra cruzó la alta muralla que cercaba la residencia Kinomiya, sin que nadie se percatara de ello. Había demasiada felicidad en esa casa como para que notaran que alguien había entrado en la madrugada de ese viernes.
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Las luces estaban encendidas solo en los vestidores y entrada, por lo que la arena principal estaba casi en penumbras.
A Kai el escenario no lo sorprendió, pero si lo incomodó. Él no tenía la visión nocturna de Rei ni Nataku, y la oscuridad solía hacerle zancadillas aunque caminara en un pasillo completamente vacío. Ambos gatos siempre se habían burlado de él por eso.
Te tropiezas con tu propia sombra Kai... Camina despacio, un pie después de otro.
--No molestes Rei...
La silueta de su hija se movía con agilidad sobre el tapete acolchado que había mandado instalar hacía poco tiempo. En voz baja, lanzó una maldición contra su inversión. Gracias a la calidad del material, casi no podía escuchar a Nataku, y sabía que la chica no desaprovecharía su parcial ceguera para asestarle un buen golpe.
Y como si de un deseo se tratara... Kai fue violentamente arrojado al suelo con un certero derechazo en plena cara.
--Eres insoportable Hiwatari –gruñó la muchacha a su lado, amparada en la oscuridad. El ruso reubicó su quijada y maldijo su manera de entrenamiento.
En la arena, en los estadios, en el gimnasio, donde sea. Si tú y yo nos enfrentamos, olvídate que eres mi hija. Trae tus sentimientos, pero no tu parentela ni tus lazos sanguíneos.
--Creo... que tú y yo tenemos que hablar... -siseo mientras se levantaba.
--Sin duda alguna Kai... tú y yo tenemos que hablar...
Continuará...
Notas: Bien, esto fue un inserto que me sugirió mi kaasan. Espero que les haya gustado .
Reviews:
Day: ¡¡ prima de mi alma!! Para variar tardé y si no fuera por Kokoro-kaasan no habría capitulo todavía. Ojala que te haya gustado.
Saritakinomoto: Kai y su doble vida realmente generan muchos problemas, pero tiene que aprender padre y hombre a la vez. En cuanto a Nataku... pues ya veremos a lo que la lleva su confusión.
Galy: ¡¡Me encanta Josh!!, y por supuesto, todos podemos cantar con mucha fuerza XD. Como vez, al final es Kai quien tendrá que calmar a Nataku y no al revés... No todo puede salirle bien o si?. Recuerdos con Rei saldrán durante todos los capítulos, y como este es un inserto, pues no puse. También con el tiempo agregaré las bios de los personajes nuevos, que las está haciendo mi kaasan. La de Taro ya está lista, y la pondré al final de este cap.
¿El Espíritu de Kokoro Yana? : ¿¿Kaasan??, vaya . Ya sabes que te agradezco que me hayas ayudado con este capítulo, sin ti no existiría. Y bueno, si Kai no fuera exagerado no tendría gracia ¿deshou?
Silverhell: No te preocupes por lo de los reviews, a mi tb me pasa que a veces me dice que no se puede (¬¬). La familia Mizuhara tendrá sus sorpresas también durante el fic, aunque te adelanto que no todas serán buenas.
Gracias a todos los que leyeron esto. A los que dejaron y no dejaron reviews, ¡arigatto!
Y tal como te dije Galy, he aquí un extra. La bio de Taro por Kokoro Yana.
Taro
Nombre completo: Kentaro Takao Kinomiya Granger
Edad: 15 años
Cabello: largo y color azul oscuro-
Ojos-: azul eléctrico-
Señas particulares: es casi idéntico (físicamente) a su padre!!
Defectos: es algo tímido con las chicas q en vdd le gustan!! (pobe!! ToT)
Detalles:
-A pesar de la amistad que lo une con Nataku, jamás le ha hablado acerca de la verdadera identidad de su madre (ni a nadie!! solo a su papa)
-Lo primero que pronuncio fue: "Nat", luego, "papa" y la tercera "Kai", todas en un mismo día
--Kai es su ídolo máximo, sospecha del amorío que tuvieron kai y takao pero no comprueba nada.
-¡¡Ha recibido tres besos e tres personas distintas!!:
1) El primero se lo dio Rika, en el cumpleaños de ella, ¿la razon? ella dijo que quería ser la primera en besar el "niño genio", a decir verdad, casi ni lo recuerdan
2) El segundo se lo dio Josh, solo para ver si era cierto que jamás lo habían besado (tenían trece años) tampoco paso a mayores, podría decirse que fue de amigos (como el de Rika XDD)
[Nota de Rio: el tercero no puede ser puesto aún, pero ya se lo imaginarán.]
-A lo largo de su vida a llamado a Kai de tres formas distintas: "papa", "tio" y "Hiwatari-san"
