Disclamer: Bey blade no me pertenece. Solo cierto gatito que saldrá por ahí )


ALMAS GEMELAS

Corazones.

El sol se alzó con una temperatura agradable, ganando terreno contra el invierno, mostrando una ciudad ajetreada como siempre ha sido.

El hotel estaba en completo silencio. Todos estaban despiertos esperando alguna noticia, alguna llamada; cualquier cosa que les indicara donde estaba y si estaba bien o no. En sus ojos y expresiones se veía el desconcierto y la preocupación. Ninguno había pegado un ojo durante toda la noche, pensando donde podía estar Rei.

-Voy a buscarlo. –dijo Takao finalmente tomando su jockey y saliendo del hotel a toda carrera. Mariah lo miró desde la ventana de su propia habitación y negó con un suspiro. Ella sabía que no encontrarían a Rei hasta que él quisiera que lo encontraran.


-Ya debo irme Kai.

-Solo... un momento más Rei...

Con los ojos cerrados, intentando que los momentos se alargaran lo más posible, Hiwatari besaba la cara y el cuello de su compañero, reteniendo sus manos contra las suyas y su cuerpo bajo el propio. El roce de pieles lo volvía loco y a la vez tranquilizaba su atribulada alma. El suave olor a tierra y bosque que Kon expelía embriaga los sentidos del muchacho ruso, extasiándolo y logrando avivar el fuego de su pasión una y otra vez, dando las razones de su total desvelo durante la noche que acababa de terminar.

-Kai... debo... Kai... –susurró entre besos y gemidos –Debo irme...

Con algo parecido a un puchero Hiwatari se hizo a un lado y le dio la espalda. No estaba realmente molesto con el muchacho que había sido su amante, pero quería jugar un poco. Rei cayó en su trampa y no se levantó de la cama, mirando con expresión culpable su espalda blanca y arañada por sus dedos. Suavemente la acarició y antes que se diera cuenta, el otro volteó atrapándolo en un abrazo de oso.

-Quédate un poco más... –el beso que siguió irguió la pasión de ambos, y sus risas mantenían despiertas a sus bestias, que esperaban pacientes el momento de la separación, aunque algo en sus almas les dolía pensando que debían alejarse.


El reloj cantó las 3 de la tarde y el almuerzo no había sido tocado por los jóvenes, ni siquiera por Takao. Él, Kyo y Max permanecían sentados cerca del teléfono y la puerta, esperando cualquier noticia de Kai o de Rei. La tensión los mataba a cada momento. Suficiente mala noticia era saber que Hiwatari se había cambiado de equipo y de bando solo por el poder de una Bestia como para aguantar la desaparición de Kon sabiendo que los Demolition Boys estaban tras sus bestias y sus cabezas.

-Muchachos... –dijo con voz temblorosa Kyo. –temo por Rei...

-Yo también –apoyó Max. Takao prefirió apartar la mirada con una especie de gruñido. Todos habían visto la mirada que Kai dio al chino antes de irse, acompañado de su exclusiva despedida. "Te veo luego Rei" –pero ya hemos buscado en todos lados...

Nadie se atrevía a decir abiertamente que su gran miedo era que Kai tuviera a Rei como prisionero o que lo hubiera atacado a traición aprovechándose de la notoria perturbación que su traición causó en el muchacho chino. Dentro de sus mentes habían pensado en la posibilidad de algún tipo de control mental para justificar el cambio de Hiwatari, pero ahora esta mismo opción los aterraba pensando que Kon podía caer en la misma trampa.

EL silencio volvió a pesar sobre todos, hasta que el sonido de la puerta los alertó. Para su sorpresa y alivio, por ella entró Rei acomodando su cabello con un gesto despreocupado. Su mirada parecía perdida y su nariz levemente arrugada mostraba que no estaba del todo a gusto volviendo al hotel que la BBA había puesto para ellos, pero sus amigos no vieron sus gestos ni su disgusto y corrieron a recibirlo con los brazos abiertos.


La amplia oficina desconcertó un poco a Kai. Hacía muchos años que no entraba y no recordaba la cantidad de cosas lujosas y hermosas que su abuelo poseía en aquél lugar que, como todo lo demás en la persona de Voltaire, le estaba prohibido.

-¿Para qué me quieres? -preguntó cortante y con un leve toque de desafío-

-Anoche vino ese chico, el de tu equipo. –dijo directamente, logrando perturbar a Kai. –Quiero que me hables de él.

-¿De Rei?

Una mala impresión nació en el corazón de Hiwatari. Si su abuelo le hubiera pedido que le hablara de cualquiera de los otros simplemente hubiera dicho que eran unos muchachitos inmaduros cuyas bestias bit pasarían rápidamente a su poder, pero le pedía información sobre Rei, sobre SU Rei...

-¿Porqué no le has quitado su bestia bit?

-No lo haré –afirmó tajantemente-

-El chico se ve muy unido a ti –dijo con malvada satisfacción y lentitud, observando las expresiones que cruzaban la cara de su nieto –Vino en cuanto lo llamaste...

-No te atrevas a acercarte a él –amenazó con los puños cerrados-

-Estaba pensando en la propuesta que le hiciste Kai... –susurró complacido- Y déjame decirte que me agrado tu idea... –la sorpresa en la cara del chico casi hizo reír al anciano –El muchacho es un excelente luchador, y su bestia es poderosa... además... he investigado algunas cosas sobre él –entrecerró los ojos y esperó, dejando que la tensión creciera –y creo que te interesaría saber algunas cosas sobre su pasado...

-Conozco su pasado –dijo con extraño orgullo Kai-

-No todo... ¿sabes lo que pasó después que el chico huyó de su pueblo y antes de que se uniera a ese equipucho en el que estabas? –la curiosidad llenaba a Kai más y más a cada momento. Voltaire tenía razón, él no conocía esa parte de la vida de Rei –Puedo decírtelo Kai... y eso puede ayudarnos a ambos...

-¿Cómo? –preguntó desconfiado de que Kon estuviera involucrado en los planes de su abuelo-

-Tú tendrías a tu muchacho... y yo tendría a un nuevo adepto. ¿Qué más te parece?

Las manos de Kai temblaron cuando recibió el sobre tamaño oficio cerrado lleno de papeles. Sus ojos no creían que una parte de la vida de Rei estuviera en sus manos, aunque pensar que la usaría para chantajearlo generaba cierto dolor en su corazón, sin embargo, la mirada triste de Rei cuando este tuvo que irse de la Abadía lo convencían que Kon y él debían estar juntos de cualquier manera... Su lugar no eran los Blade Brakers, sino el lugar en donde estuviera el otro. No importaba si ese lugar era China, Rusia o las montañas, mientras estuvieran juntos nada más importaba. No quería volver a ver esos ojos tristes, esos dorados ojos tristes que vio cuando se despidieron... verlo cruzar la puerta había dolido, no quería volver a sentir esa sensación... Debía tener a Rei aunque eso lo obligara a abandonar su sueño de la perfección, así como sabía que Rei abandonaría a Driger de ser necesario...

-Solo nosotros... Nada más.

Continuará...