Apostando al corazón

Capítulo VIII: "Huele a tristeza"

Solo huele a tristeza, huele a soledad
en mis ojos perdidos solo hay humedad
siento un gran vacío en mi corazón
siento escalofríos de ansiedad

Era una mañana soleada y todo parecía haber vuelto a la normalidad en Hogwarts. Eso parecía...

Ginny Weasley estaba sentada a la orilla del lago junto a su amiga Samantha, disfrutando de esa mañana cálida de verano.

- El año próximo nos toca rendir las MHB, Gin. ¡Creo que no obtendré ninguna!- decía Samantha, enrulándose el pelo con el dedo.

- Oh, vamos, Samantha, todo el mundo dice que las MHB son demasiado complicadas, pero Ron recibió muchas, y eso que no estudia mucho. – respondió Ginny, observando a su alrededor.

Su mirada se posó a la otra orilla del lago, donde un grupo de alumnos de Slytherin charlaban animadamente. Lo que provocó que la chica se detuviera en ellos, era que Draco Malfoy se encontraba entre ellos. Ya habían pasado varios meses desde que la "relación" entre ellos había terminado. Si es que alguna vez había existido. Todo el mundo parecía haberse olvidado del tema, pero había una persona que no lo había echo. Y esa persona era Ginny. En lo más profundo de su corazón, guardaba aquel secreto, que nadie sabía. Y nadie tenía que saberlo. El secreto de su amor hacia Draco, que inevitablemente había surgido de aquella apuesta. Ginny se había resignado a olvidarse de él, porque lo amaba, y por más de los miles de intentos que hizo para sacarlo de su mente, todos fueron inútiles. Porque cada recuerdo de aquella semana, volvía a su cabeza como si lo hubiese vivido un minuto antes. En apenas siete días, Draco Malfoy la había enamorado, y ¿qué más podía hacer que asumirlo? Claro que lo había asumido, no podía engañarse a si misma... Pero también tenía muy en claro que ese amor no era correspondido, y que nunca tendría oportunidades con él... Así que por ahora su amor era un platónico... Como lo fue Harry...

-¡Ginny! ¿Me escuchas?- Samantha chasqueó los dedos en frente del rostro de su amiga.

-¿Qué...?- repuso ella.

- Se nota que ni me escuchas cuando te hablo.- dijo Samantha, molesta.

- Lo siento, me distraje en otra cosa... Me voy a la sala común, ¿vienes?

- No, creo que Michael Corner esta viniendo para aquí...- respondió Samantha, de repente optando una pose misteriosa.

- Como quieras...

Ginny se puso de pie y se encaminó al castillo. Mientras bordeaba el lago con la mirada perdida, se encontró de cara con Draco... Éste pareció también sorprendido de verla, y Ginny se asombró de ver un tono ruborizado en sus cachetes.

- Hola, Weasley.- dijo él.

- Hola... ¿Tienes el descaro de hablarme todavía?

- Oh, vamos, Weasley, ¿sigues con eso? Ha pasado mucho tiempo.

- Lo sé, pero esa herida nunca sanará, Draco.

Draco enmudeció. Le sorprendió que lo llamara por su nombre, y más todavía por lo que ella había dicho.

- No dramatices...- no sabía que decir.

- No trato de parecer una víctima, Draco. Pero es que parece que no entiendes. Yo...- Ginny no sabía que decir, se sentía con un nudo en la garganta. Draco la evaluó con la mirada. Ella miró sus ojos grises casi cerrados por el viento que le pegaba en la cara. Su estómago dio una sacudida inesperada. – Lo siento, no puedo decirlo...

Ginny dio la media vuelta dispuesta a irse, cuando una fuerte mano la tomó por el brazo.

- No te vayas...

Donde esta la otra parte de mi corazón
ay amor, donde andas, donde vivirás
donde, donde estas...

Ginny se volvió, totalmente anonadada. Miró a Draco que parecía expectante a sus movimientos. Había en su mirada un dejo de tristeza y soledad, como si pidiera a gritos desahogarse. ¿Qué era lo que Draco realmente sentía? ¿Acaso algo por ella...?

-¿Qué dijiste?- preguntó Ginny, mirándolo.

- Lo siento, Ginny. Nunca quise hacerte daño.- Draco no podía creer lo que decía, pero hace mucho tiempo que tenía aquel sentimiento oprimiéndole el pecho. Ya no aguantaba más estar así, ocultando todo, tratando de negar algo que era sumamente evidente... Sabía que él y Ginny nunca podrían estar juntos, pero ella tenía que saber lo que el sentía. Ya no le importaba nada más, ese secreto lo estaba torturando, porque cada día la amaba más y no podía decirles a todos cuanto la quería. Un nudo se le hizo en la garganta. Tenía que decírselo, porque sino nada tendría sentido en su vida.

-¿Acaso debo creerte? ¿Cómo se que no estas jugando conmigo otra vez?- dijo Ginny desafiante, pero a la vez su corazón latía con fuerza. ¿Y si Draco de verdad la quería...? ¿Y si de verdad su amor era correspondido...?

- Entiendo que dudes de mi, después de lo que hice. Pero tienes que entenderme, ¿qué más podía hacer? No podía decirle a mis amigos que... –Draco dudó... ¿tenía que hacerlo?

-¿Qué cosa, Malfoy?

- No podía decirle a mis amigos que me enamoré de ti.- susurró Draco, tristemente.

La mente de Ginny se puso en blanco de repente. ¿Acaso había oído bien? ¿Draco Malfoy había dicho que estaba enamorado de ELLA?

-¿Qué dices? No bromees, Malfoy...- repuso ella, suponiendo que era otro de los juegos de Draco.

- No bromeo, Ginny. ¿Sabes? Esto me esta costando mucho, y que tu me digas eso no me ayuda para nada.

-¡Pero... Pero es que no te entiendo! Si estas enamorado de mi, ¿por qué me hiciste esto, Draco? ¡Sabías que yo te quería!

-¡Lo sé! No podía enamorarme de ti, porque lo nuestro es imposible, Ginny. Somos diferentes en todo sentido. Nunca funcionaríamos juntos.

-¿Lo hiciste? ¿Te enamoraste...?

- Si, por más que no quise hacerlo. No soy de demostrar mucho lo que siento, Weasley, pero... ya no aguanto más, esto me tortura cada vez más...

- Dime, Draco...- Ginny tomó sus manos dulcemente. Malfoy la miró. ¡No podía hacerlo! No tenía que demostrar que era débil, que estaba sufriendo.

- Creo que mejor lo olvidemos.- se limitó a decir, sacando las manos de Ginny de las suyas.

-¿Por qué? Draco, no me hagas esto otra vez... Pense en olvidarte, claro, pero si ahora me dices esto, no puedo hacerlo. Dime que sientes...

- No siento nada...

- Si lo haces, pero quieres demostrarme que no te importa nada. Y no sabes como te estas equivocando.

- No me digas si lo que hago esta bien o no...

- Estas negando tus sentimientos, estas engañándote a ti mismo. ¿Te parece que esta bien?

-¡No sabes lo que dices!

-¡Entonces, por que diablos viniste a decirme que estas enamorado de mi, si ahora lo niegas! ¿Sabes? Todavía siento algo.

- No entiendes nada, Ginny, nada de lo que me sucede.

-¡Porque no quieres decírmelo! ¿A que temes, Draco...?- Ginny se acercó a él, suplicante.

Draco levantó la mirada. Ginny tenía sus ojos fijos en él, y Draco sintió como si ella le estuviera leyendo los pensamientos. Claro que tenía miedo, a no ser feliz, a los prejuicios de los demás...

- Yo no le temo a nada.

- Si lo haces, Draco, puedo darme cuenta, no eres el mismo de antes.

- Si lo soy, tu no me conoces nada.

- Te conozco más de lo que tu crees. ¿Por qué diablos me haces esto?- los ojos de Ginny se llenaron de lágrimas lentamente.- Solo quiero estar contigo y con lo que me dijiste hoy, puedo darme cuenta que tu también, solo que tienes miedo...

-¡No es cierto!

-¡Si lo es! ¡Tienes miedo a lo que dirán los demás! Porque yo también lo sentí cuando me enamoré de ti, salvo que ahora me di cuenta que no me tiene que importar, porque es lo que yo siento...- exclamó Ginny, mientras miles de lágrimas empapaban su rostro.- No me hagas esto... Yo te amo...

Huele a tristeza este corazón
sabe a tu ausencia, sabe a dolor,
huele a tristeza este corazón sabe a dolor

- Y no tengo miedo a decírtelo, Draco, te amo, pero se que nunca vas a querer arriesgarte, si es que sientes lo mismo por mi.- sollozó Ginny.

Draco no sabía que decir. Él también la amaba con todo su corazón. Entonces, sin pronunciar palabras, se acercó a ella y la tomó por el mentón. Secó con la yema de los dedos, algunas lágrimas que brotaban de los ojos de la chica.

- No llores...

Ginny, sin poder evitarlo, se aferró a él, hundiendo su rostro entre sus brazos. Draco se sorprendió, pero la contuvo y le acarició el cabello con suavidad. Al separarse, solo estaban a unos cuantos centímetros de sus rostros. Draco podía oír la respiración entrecortada de Ginny provocada por su llanto, y ambos, sin que lo pensasen dos veces, se acercaron un poco más, hasta que sus labios se unieron.

Necesito de alguien, alguien a quien amar
necesito dar todo, todo mi corazón
te he estado buscando cielo, tierra y mar
debajo de las piedras, y hasta en el sol

No se podía explicar la clase de sentimientos que cruzaron por sus cabezas. Era como si siempre hubieran esperado ese momento de volver a besarse; las mismas cosas que habían vivido aquella semana, volvieron a sus corazones, a sus mentes. Todo alrededor parecía no existir. Ninguno de los dos parecía querer separarse; si lo hacían, ese momento se rompería y sus labios volverían a extrañarse. Pero Draco se alejó de ella.

- No debí hacerlo.- dijo, sumamente sonrojado.

- Lo sentiste por eso lo hiciste. Te extraño, Draco.- susurró Ginny.- Se que me quieres, me lo acabas de demostrar... No me dejes otra vez...

- Sabes que no funcionaría...

-¡Claro que lo haríamos! Si nos queremos, lo demás no importa...

- No es una historia de amor con final feliz, Weasley. Es la realidad.

Ginny se acercó otra vez a él, y lo abrazó, como si nunca más quisiera soltarlo.

- Te amo, Malfoy... –murmuró en su oído, mientras lágrimas volvían a caer de su rostro.

- Creo que yo también te amo, Weasley...

Huele a tristeza este corazón
sabe a tu ausencia, sabe a dolor,
huele a tristeza este corazón
Sabe, sabe, sabe a dolor...

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Hola!!! ¿Todo bien? Eso espero.

Si, si, ya se... mucho tiempo me demoré en actualizar!!! Muchos problemas, muchas tareas en el colegio, etc... (ya saben lo mismo de siempre) y también una grave crisis de escritora. Pero menos mal que estaré de vacaciones de invierno, por dos hermosas semanas nn

Así que trataré de aprovecharlas capaz que para terminar este fic. En este capítulo puse la canción de Maná "Huele a tristeza" es linda...

Lamento no responder reviews ahora, así que espero verlos pronto!

Vero Granger