¡Aquí está! Tercer y último capítulo, el más largo y emocionante de todos. Espero que les guste, ya que me tomó mucho tiempo hacerlo. Igualmente quiero dedicárselos a algunas personas:

Lorien: Este va para ti. Eres una lectora asidua de mis fics y si no me equivoco, este ha sido el que más te ha gustado. Te lo dedico junto con un gran beso

Pili chan: Gracias por darme tantos ánimos. Eres una escritora maravillosa y espero que me ayudes a crear mi UA de Inuyasha. Gracias por tus consejos. Te quiero mucho

Moni: Hace mucho que no hablábamos. Que bueno que volvimos el contacto. ¡¡¡Un beso wapa!!!

También va para todas aquellas personas a las que le ha gustado mi fic y me han animado a continuarlos. Tengan presente que no olvido a ninguna

Y ahora si...TA TA TA TAAA!!!

Disfruten de la función

(Los personajes de Inuyasha ni la historia de "The hours" me pertenecen)

Capítulo 3: La media tarde-La noche-La medianoche

Kykio

Mantenerse sentado en las ramas de un árbol por mucho tiempo puede ser tedioso, para Kykio era todo lo contrario. Hacía muchísimo tiempo que no pensaba durante largo rato, específicamente en una persona.

Suspiraba con fuerza. A pesar de haber aceptado su desamor, que InuYasha más nunca volvería a sus brazos, ahora una duda se debatía entre su mente y su corazón: ¿renunciar o insistir? ¿desviar la senda o continuarla? Para ella, significaba un inmenso dolor recordar al híbrido y anhelar su compañía, sabiendo que este viviría las mil y un pasiones con otra mujer ¡qué injusta era la vida! Ambos habían dicho adiós a la dicha de estar juntos por culpa de una trampa, pero ahora que todo se ha descubierto, ninguno de los dos quiere revivir el pasado pues él estaba enamorado de otra chica y ella era sólo un cadáver hecho de barro y huesos que llevaba en sus hombros la responsabilidad de ser buena para así no ir al infierno...

La brisa empezó a soplar con más fuerza, mientras el ocaso hacía presentación. Los matices rojos, naranjas fucsias y violetas que atravesaban aquel cielo gris, eran sin duda el espectáculo más hermoso que se había presentado ese día. Eran como si el dolor fuese roto en fragmentos por la luz de la esperanza.

Pero pronto vendrá la noche- Se dijo la sacerdotisa así misma, sin dejar de observar aquella deslumbrante vista natural.

Así era. Pronto la negrura de la noche haría su aparición. Es como si aquellos rastros de esperanza se perdiesen en la angustia, la agonía y el sufrimiento. Kykio al pensar esto sonrió. Después de todo, un hermoso amanecer lleno de luz y esplendor que alejaría las tinieblas y a su vez iluminaría el rocío, las lágrimas derramadas, sería la sonrisa y la satisfacción en la que el alma de sumerge cuando ya el desconsuelo ha desaparecido ¡Qué lástima que Sakura no habría visto su tristeza de la misma manera que ella la estaba viendo! Si hubiese sido así, aquella muchacha del rostro de porcelana no hubiese escogido la muerte como vía de escape a su desespero.

De pronto, recordó una vez en que hablaba con Inuyasha sobre su novela.

FLASH BACK

Ella le planteaba la idea de que Sakura muriese al final. Inuyasha le dijo:

No te entiendo Kykio- exclamó el hanyou- tú querías hacerle honor a esa mujer ¿por qué ahora quieres matarla?

La sacerdotisa pensó durante unos segundos. Después contestó:

Es cierto...-dijo- no morirá, pero una persona que ella ama lo hará. Seguidamente, ella tal vez lo haga luego. Lo que importa, es que alguien debe morir?

Inuyasha la miró confundido y le preguntó:

¿Por qué debes matar a alguien en la historia?- dijo el Hanyou

Ella lo miró apacible, le sonrió y luego llevó la vista hacia el cielo. Entonces le contestó:

Para que los demás aprendan a apreciar la vida-dijo sin dejar de mirar el firmamento

FIN DEL FLASH BACK

Ahora que lo notaba, ella no había escrito esa parte. Había dejado esa parte hasta la vez en que Sakura se marchó al bosque llorando.

Aome

Él estaba allí, frente a ella, mirándole a los ojos entre confundido y molesto. La chica por su parte, estaba hecha un manojo de nervios

¿Por qué?- pensaba-¿Por qué vienes ahora que he decidido irme?

Bajó la cabeza y sin quererlo sus lagrimas empezaron a salir de sus ojos. Los nervios, la ansiedad, las ganas, el placer...todo se mezclaba en su ser y ella no podía impedirlo. Cerraba sus puños con fuerza, tanta que llegó a lastimarse con sus propias uñas. De su boca salió un gemido de dolor...pero sólo eso, estaba demasiado insegura para hablar. En ese mismo momento, escuchó unos pasos en el pasto acercarse a ella.

Aome ¿qué te sucede?- le preguntó Inuyasha suavemente- me preocupa verte así...- dijo mientras la rodeaba con sus brazos.

¡SUÉLTAME!- gritó la chica mientras se zafaba del Hanyou y se alejaba de él- ¡yo no te importo! Tú sólo me cuidas para que pueda seguir buscando los fragmentos de la piedra de Shikon- dijo sin parar de llorar.

Inuyasha estaba desconcertado ¿cómo su dulce Aome podía pronunciar aquellas palabras tan hirientes como unas filosas dagas? Él la observaba aún mucho más confundido. En el rostro de la muchacha había una expresión de ira y de dolor, sus mejillas estaban muy sonrosadas y sus ojos tan húmedos como un río

A ti no te importa que esté perdiendo mi tiempo en un lugar en donde no debo estar, que deje pasar los mejores momentos de mi vida, que no encuentre mi propia estabilidad, que esté en riesgo en todo momento ¡no! A ti no te interesa- exclamaba mientras su voz se quebrantaba más con el paso del tiempo- Tú sólo deseas que esté aquí para recolectar los pedazos de esa maldita perla y así convertirte en un demonio completo ¡te detesto Inuyasha!

Se volteó dispuesta a saltar al pozo cuando el Hanyou la sujetó por un brazo

¡¿Qué crees que estás haciendo?! No sé de donde sacas todo eso, pero no te dejaré ir por ninguna razón- le dijo Inuyasha- ¡Para mí es muy importante que estés aquí!

Aome se volteó y le dio una cachetada y lo empujó hacia atrás, separándolo de ella.

¡SI QUIERES BUSCAR LA PERLA DE SHIKON HAZLO TÚ SOLO!- Gritó la muchacha con todas sus fuerzas- Después de todo, yo para ti no valgo nada- dijo llorando con todas sus fuerzas- pues sólo soy...soy...

De pronto, sintió como alguien la aferraba a su cuerpo y la abrazaba con fuerza y amor. Era su adorado hanyou, que al igual que ella, tenía el rostro marcado por las cálidas lágrimas.

Tú sólo eres la mujer que amo- Le dijo Inuyasha

Aome estaba estática, en una especie de shock, no podía creer aquellas tiernas palabras. Él se colocó frente a ella sin soltarla y con todo el amor que puede proporcionar le dijo:

No te niego que es importante que estés aquí para que podamos reunir los fragmentos de Shikon- le decía- Sin embargo, la principal causa por la que quiero aquí es porque deseo estar siempre a tu lado, cuidándote de que nada malo te ocurra.

Aome comenzaba a llorar otra vez, pero de arrepentimiento y alegría. Todo era tan un sueño. Mientras, Inuyasha continuó su charla

¿Sabes? Busco la piedra de Shikon para evitar que las atrocidades de Naraku de vuelvan realidad y afecten el pasado y el futuro de Japón- explicaba Inuyasha- No porque tenga el fin de utilizarla...y si llego a hacerlo será para convertirme en un humano y estar a tu lado por siempre

Inuyasha...-susurró Aome, quien no dudó en abrazarlo con todas sus fuerzas

Así estuvieron un buen rato, sin decir nada...pues no había nada que decir. De sus labios no salieron palabras...sino buscaron la boca del otro y así hacer realidad aquellos besos tan anhelados por ambos. Después de un tiempo, ambos se dirigían otra vez a la aldea. Ella por su parte estaba radiante, envuelta en júbilo. Reconocía que había sido egoísta pues recuperar la perla de Shikon sería para su bienestar y para el de sus seres amados. Igualmente, se dio cuenta que por nada del mundo cambiaría su vida: era emocionante, llena de aventuras y de gratas experiencias, salvaje y peligrosa...pero lo más importante es que estaba con su verdadero amor, alguien a quien no le importaría dar la vida por ella y adaptarse a lo que fuese necesario para estar a su lado.

Caminaban tomados de la mano cuando se percataron de una colita que venía a toda velocidad...

¡AOME!- Gritaba Shippo a todo pulmón y no paraba de correr.

La pareja también corrió hacia el zorrito. Cuando llegaron a él, la muchacha le preguntó:

¿Qué sucede Shippo?

¡Es Sango!- exclamó el pequeño muy alarmado.

¿Sango? ¿Qué le sucedió?- dijo Aome muy preocupada. Tenía un presentimiento y no era muy bueno

No lo sé...estaba hablando con ella y de pronto se puso a llorar y se fue corriendo hacia el bosque- dijo el niño-demonio atemorizado y con lagrimas en los ojos. Sin duda alguna, estaba en un trauma

¡Aome, busca a Kirara y a Miroku! Tenemos que ir por Sango ¡Siento que está en peligro!- exclamó un preocupado Inuyasha

La muchacha hizo lo que el hanyou le indicó y todos juntos fueron a buscar a la exterminadora. Inuyasha y Miroku estaban muy preocupados, después de todo, Inuyasha consideraba a Sango como su hermana menor y Miroku estaba enamorado de ella.

Sango...-pensó Aome- espero que estés bien...

Sango

No sabía cuanto había corrido ni cuan alejada estaba de la aldea y tampoco le interesaba estar al tanto de aquella información. Si se perdía y no volvía no sería una preocupación pues "ella era fuerte". Se encontraba al final de la colina, frente a un árbol y a un precipicio.

Si...soy muy fuerte-dijo mientras golpeaba el árbol que tenía frente a ella- A mi no me afecta que no me protejan, que reciba heridas constantemente, que el hombre que amo no me tome en serio - decía sin dejar de pegarle al árbol. De pronto comenzó a hacerlo más rápido y con más ímpetu para así desahogar todo el dolor que guardaba dentro de sí...aunque no pudo contener el llanto. Se arrodilló y con las dos manos tomó su rostro y dejar que toda su fortaleza se derrumbase. De repente, sintió que algo chorreaba de su mano: era sangre. Por haber golpeado tanto al árbol, la carne de su mano se había roto. Trató de quitarse las astillas que se habían incrustado en su piel, cuando dos pequeñas manos tomaron la de ella...

Hermana- dijo una voz...

¡KOHAKU!- Gritó Sango, abriendo mucho los ojos y quedándose asombrada- ¿SABES QUIEN SOY?- le preguntó esperanzada la muchacha

Por supuesto hermana- dijo el niño mientras la abrazaba- si supieras cuanto te he extrañado- se colocó frente a ella y le preguntó- ¿por qué llorabas?

Por nada Kohaku, no tiene importancia- expresó mientras acariciaba su cabeza- ahora tú estás aquí, sin el control de Naraku, y ya podemos vivir juntos otra vez, como en los viejos tiempos.

La muchacha sonrió, pero el joven sólo tornó un rostro desesperado

No hermana, eso no se hará realidad. No sé por qué no estoy bajo el control de Naraku y por qué volvieron mis recuerdos...sin embargo este momento no volverá a repetirse. Después de todo, yo tengo el último fragmento de Shikon en mi espalda, y si Naraku no me mata para obtenerlo, me utilizará para asesinar a los que se interpongan en su camino...¡y una de esas personas eres tú hermana!- exclamó el jovencito llorando y tomando las manos de su hermana- por eso he venido a que me hagas un favor...pero dime antes si lo harás o no.

Kohaku, sabes muy bien que por ti haría cualquier cosa- dijo la joven exterminadora, con una mezcla de temor y emoción al saber la proposición de su hermano.

El niño se paró frente a ella y tomó su arma. Sango se asustó y se dirigió a su hermano.

¡Detente!- gritó Kohaku, aún llorando- No impidas que lo haga. Sólo quiero que guardes el fragmento de la perla de Shikon, pues si Naraku lo obtiene será el caos total.

¡NO KOHAKU! NO LO HAGAS. SI SEPARAS EL FRAGMENTO DE TU CUERPO MORIRÁS- Gritó en medio de sollozos la bella y desesperada joven

Hermana...no quiero que suceda lo mismo que antes. Yo maté a mi padre y eso es una carga muy pesada. Si muero obtendré el descanso eterno y tú no sufrirás más...- dijo el pequeño.

NO LO HAGAS ¡YO VIVO POR TI! TE PROMETO QUE DESTRUIRÉ A NARAKU Y TE TRAERÉ DE REGRESO- Gritó nuevamente Sango.

No hermana, no puede ser. Aunque Naraku muera, su energía maligna aún estará vigente durante muchos años...y en ese tiempo ya yo habré cometido terribles atrocidades- expresó mientras dirigía su arma a su espalda- Adiós hermana.

Fue entonces cuando se oyó como un filo clavaba piel. La sangre caía abundantemente y Kohaku hacía movimientos con la mano en donde llevaba el arma hasta que el pequeño fragmento cayó al piso. El niño sonrió. Sango por su parte estaba en shock. No daba crédito a la terrible escena que observaba. Kohaku abrió su boca una vez más...

Te amo hermana- dijo el chico mientras caminaba hacia atrás y caía por el precipicio

Sango gritó y se paralizó. Seguidamente se acercó al charco de sangre y tomó con sus dedos el fragmento. Sin contener el llanto se echó sobre la sangre de su pequeño hermano y lloro como nunca lo había hecho: fuertemente, con gritos que perturbaban el cielo.

De pronto sintió unos pasos detrás de ella. Volteó a ver quien era y se encontró con Kykio quien no dejaba de verla conmocionada. Esta se apresuró a Sango y le preguntó:

¿Qué ocurrió?- preguntó la sacerdotisa. La exterminadora sólo la abrazó y continuó llorando.

Pasado un rato, Sango no sólo le contó lo que había sucedido con Kohaku, sino también lo que había sentido durante el día y los pensamientos que habían ahogado su mente. Igualmente no dudó en decirle como era el trato de los demás con ella. Era muy extraño que estuviese compartiendo su sentir con la rival de su mejor amiga, sin embargo, no era el momento adecuado para percatarse de cosas tan superfluas. Sólo quería ser escuchada y comprendida. Después de varios llantos, la bella Sango se durmió en el regazo de Kykio, quien no dejaba de verla curiosamente. La joven sacerdotisa pensaba que Sakura era algo más que una novela.

Aome

Huele a Sangre-dijo Inuyasha- y está muy cerca de Sango...aunque también se mezcla con el olor de Kykio...

¡Qué extraño!- exclamó Aome, más atemorizada que nunca

Cuando llegaron al final de la colina, se quedaron sorprendidos de la escena que presenciaba. Kykio tenía en su regazo a una Sango dormida y cubierta de sangre por todos lados.

Kykio...¿qué fue lo que sucedió?- preguntó Inuyasha atemorizado, esperando a que Kykio no hubiese cometido algún desastre.

Su hermano se suicidó- dijo Kykio

Todos se quedaron paralizados. La terrible noticia era difícil de creer. Un desagradable escalofrío recorrió la espalda de Aome

¡Pero no sólo eso ha sucedido!- exclamó una desafiante Kykio

Todos prestaron atención a las palabras de la sacerdotisa. Al igual que Aome, se dieron cuenta de la realidad: Nadie se preocupaba mucho por Sango pues ella era muy fuerte...sin embargo, no por ello dejaba de sentir, de sufrir, de ser una infeliz muchacha que lo había perdido todo, de amar, de ser humana, de querer encontrar la felicidad. Aquel largo discurso proporcionado por Kykio fue lo que desprendió la venda de los demás.

Cuando la joven mujer terminó de hablar, todos miraron tristemente a Sango. Estaban arrepentidos de haber sido tan desconsiderados con ella. Miroku la tomó en sus brazos y se dirigió a la aldea sin pronunciar palabra alguna, pues no había nada que decir.

Llegaron a la cabaña de Kaede a paso lento. Aome e Inuyasha se quedaron afuera, frente al río, en silencio. Shippo fue con la anciana sacerdotisa a contarle lo que había sucedido, Kykio hizo lo mismo. Miroku por su parte llevó a Sango a una cabaña y la recostó en un futón y se sentó a su lado para vigilar su sueño...No dejaría que sufriera una vez más.

Kykio

Después de haber hablado con su hermana, se dirigió a donde se encontraban Aome en Inuyasha. Llevaba en su mano un hoja de papel.

Aome- dijo la sacerdotisa al llegar

Kykio...- exclamó la muchacha volteándose para estar cara a cara con la mujer de quien era la reencarnación.

La mujer vestida de rojo y blanco se acercó a la otra y le entro la hoja de papel doblada a la mitad.

Dale esto a Sango- dijo a Aome- puedes leerlo si quieres- terminó de explicar cuando se volteó dispuesta a irse

Espera...-dijo Aome- ¿qué harás tú Kykio?-preguntó

La sacerdotisa sonrió- Yo llevaré a cabo las buenas acciones que debo hacer para no ir al infierno. No te preocupes por mí- les dijo sin dejar de sonreír- Les deseo la mayor felicidad a ustedes. También se la deseo a Sango.

Al terminar de hablar, volteó en dirección contraria y continuó su rumbo. Ella ya lo había aceptado...su destino estaba la situaba lejos de Inuyasha. No se despidió de él, pues tenía la certeza que se toparía con él nuevamente, pero si negó cualquier posibilidad amorosa con el Hanyou.

Ha sido una noche larga...pero mañana amanecerá otra vez- susurró Kykio

Aome

Vio a Kykio alejarse entre y perderse entre la oscuridad, seguida por sus serpientes caza-almas. Se percató del papel que tenía en las manos y lo abrió. Este decía:

Sango

Curiosamente, a ti te ha pasado lo mismo que a la protagonista de mi historia. Léela y culmínala con los hechos que te hayan sucedido este día. Sé que tú encontrarás la felicidad.

Kykio

Se refiere a "Sakura"- exclamó sorprendida la chica- y no hay duda que ellas han atravesado lo mismo- dijo Aome refiriéndose a su amiga y a la protagonista de la novela

Inuyasha se acercó a ella y la tomó de la cintura

¿Entonces Sango y Sakura son la misma persona?- preguntó el hanyou

Parece insólito, pero así es...- expresó la muchacha quien luego subió el rostro al cielo. En ese instante una estrella fugaz atravesó el firmamento- Si...tu encontrarás la felicidad querida Sango- terminó de decir la muchacha.

Sango

Un calor la despertó. Se encontraba en una habitación, acostada en un futón, iluminada por la ligera flama de una vela.

Sango- expresó una voz familiar.

La hermosa joven volteó el rostro y se encontró con su adorado tormento: Miroku. Él tenía los ojos cubiertos de lagrimas y en su rostro había una expresión que ella no había visto jamás: un dolor indescriptible, una agonía.

El joven se recostó sobre la muchacha posó su faz en el pecho de la joven y comenzó a llorar desconsoladamente. Luego coloco su cara frente a la de ella y con una mano acarició una de sus mejillas.

Perdóname por no haberme percatado de tu dolor y de tu sentir- le dijo dulcemente- desde ahora te cuidaré y no permitiré que algo te ocurra. Eres lo más importante y lo que amo en este mundo...

Sango no contestó a aquella palabras...sólo tomó en sus mano la cara de Miroku y le dio un beso profundo, húmedo, largo, lleno de pasión...deseado por ambos. Después de haberse perdido en la boca del otro, Sango abrazó al monje y lo recostó sobre ella. Ambos lloraban y sonreían al mismo tiempo, pues todo lo que había sucedido era el comienzo de un porvenir, de los momentos más hermosos que le tocaban vivir.

Sango...vamos a cambiarte esas ropas, estás llena de sangre- dijo Miroku

La exterminadora sólo sonrió mientras se desprendía de sus ropas, cuando de pronto un fragmento de Shikon cayó al piso. Era el de Kohaku...

El monje la miró preocupado. Temía que Sango volviese a caer en un trauma. Para su sorpresa, ella sólo sonrió y con los ojos húmedos dijo:

Él está en un lugar mejor- y llevó a su pecho el fragmento. En ella se había creado una sensación de felicidad y esperanza que podía apreciar intensamente, tanto que ni siquiera le importó quedar desnuda frente a Miroku. Él la miraba con el mayor amor del mundo y se acercó a ella. Sango dejó el pedacito de perla a un lado y volvió a besar a el joven de la misma manera que la anterior. Al terminar el beso, se abrazaron con fuerza, con ganas. Él se acercó a su oído y le susurró:

Te prometo que serás muy feliz a mi lado, te amo Sango

Yo también te amo- concluyó la joven.

FIN

¡DIOS! Al fin lo terminé. Sólo puedo decir que dejen reviews (y que me costó un día entero hacerlo U)