Capítulo 2: La profecía.
La marca de su brazo comenzó a arderle: su Señor lo necesitaba. Se apareció en el claro de un bosque y pronto aparecieron más de sus compañeros. Formaron un círculo y los pasos de Voldemort se escucharon y entró a la rueda:
-Bienvenidos mortífagos. Los he llamado para darles una noticia que mi buen McNair me ha traído. Es una mala noticia para mí si no llegamos a parar una profecía...
-¿Profecía?- preguntó uno de los encapuchados del círculo.
-¡Silencio, Goyle, no te he dado permiso para interrumpirme!
-Lo siento mi Señor... lo siento...
-Una profecía que anuncia la llegada de alguien que puede vencerme, alguien que nacerá de quienes se enfrentaron a mí tres veces, alguien que nacerá cuando el séptimo mes muera. Todo esto me llevó a la conclusión que sería la solución a mi problema: matar al niño.
-Maestro- preguntó una voz temerosa de entre los mortífagos- ¿Sabe usted quién es el niño?
-Claro que lo sé, Avery. Es el hijo de los Potter...
Snape levantó la vista de repente con los ojos muy abiertos. "Lily".
-Señor, si usted me lo permite, me encargaré yo mismo- ofreció otro de los integrantes del círculo.
-No, Malfoy, esto es algo que debo hacer yo. Mataré a ese niño y a todo aquel que intente impedírmelo... Bien mortífagos, pueden irse.
Snape desapareció del claro del bosque y apareció en su nueva casa, la que habitaba luego de la discusión con su hermano. Se sentó al borde de la cama y sintió como si su estómago se hubiera vuelto de piedra.
"Matará al niño y a todo aquel que intente impedírselo... Lily... ella no dejará que maten a su hijo... él la matará y yo voy a estar de su lado, voy a ser cómplice de su muerte... A menos que... El Señor Oscuro me mataría, pero prefiero morir antes de que la maten a ella" (NdA: ¡snif! ¡Qué romántico!)
Se apareció en Hogsmeade y fue a las Tres Escobas para viajar por Red Flu a Hogwarts (NdA: ¡Tanto camino! Pero ya saben (Hermione se encarga de recordárnoslo a cada rato) en Hogwarts no se puede aparecer...)
Con un ruido seco aterrizó en la chimenea del vestíbulo. La suerte permitió que en ese momento entrara al castillo la persona que él estaba buscando:
-Profesor Dumbledore- el mago se dio vuelta- necesito hablar con usted. Es urgente.
Dumbledore lo miró un momento, asintió y le hizo señas para que lo siguiera. Caminaron hasta el despacho del director en silencio. Cuando llegaron, Dumbledore y Snape tomaron asiento:
-Te escucho, Severus.
Snape tomó aire:
-Señor... yo...yo soy mortífago- espero un grito, un hechizo, algo, pero Dumbledore no le hizo nada- ¡Se que esta mal! Pero no me había dado cuenta hasta ahora. Yo no quiero servir más al Señor Tenebroso... Él... sabe de una profecía- Snape notó que Dumbledore levantaba las cejas.
-¿Qué sabe exactamente?
-Dijo que nacería un niño que podría vencerlo, será hijo de quienes se hayan enfrentado a él tres veces, cuando acabe el séptimo mes... Dijo que sería el hijo de los Potter... ¡Va a matarlos!
Dumbledore miró a Snape a los ojos. De repente se sintió débil, frágil, le pareció como si con la mirada el director estuviera indagando en su mente.
-Bien, Severus- dijo al final- lo primero que debemos hacer es informarle a tu hermano sobre tu cambio.
-Rigurus no lo entenderá- se lamentó Snape-. Ni que se lo diga bajo influencia de Veritaserum... Él ya me olvido...
Al despacho entró la profesora McGonagall bastante agitada:
-Profesor...- McGonagall se calló de golpe.
-Está bien, Minerva.
-Pero... Snape... él... es mortífago...
-He estado hablando con Severus, Minerva puedes decir lo que sea.
-Bien...- McGonagall miró a Snape con cierta desconfianza, sin embargo hablo- Han capturado más mortífagos, Albus, el juicio es mañana.
-De acuerdo Minerva ¿Podrías llamar a Rigurus Snape, por favor?
La profesora asintió y se retiró.
Hubo un incómodo silencio hasta que Dumbledore habló:
-Severus, lo que voy a pedirte es arriesgado para ti, pero creo que si llegaste hasta aquí por algo es ¿Estarías dispuesto a ser espía para la Orden del Fénix?
Snape lo miró. Sabía qué era la Orden, muchas veces se había enfrentado con sus miembros. Eran sus enemigos y ahora serían sus aliados.
Asintió.
-Bien.
-Profesor, si usted quisiera yo podría darle los nombres de los mortífagos que conozco.
-Sabemos muy bien quines son mortífagos, Severus. Sin embargo el Ministerio sólo procesa a quienes son capturados por aurores oficiales.
La puerta del despacho volvió a abrirse y aparecieron la profesora McGonagall con el hermano de Snape:
-Tu...- dijo Rigurus al entrar- Tu... ¿Cómo te atreves a estar aquí?
-Rigurus, tu hermano esta arrepentido...- comenzó Dumbledore.
Rigurus negaba frenéticamente con la cabeza.
-Tomará Veritaserum si quieres escucharlo de su boca, esta dispuesto...
-No, Dumbledore, no. No quiero escuchar a ese hombre...
-Señor Snape, es su hermano- dijo suavemente la profesora McGonagall.
-¡Él no es mi hermano!- estalló Rigurus mientras señalaba a Severus.
Habían pasado dos años después de aquella discusión.
La profesora McGnagall se estremeció y retrocedió.
-Lo siento, Minerva- se disculpó Rigurus-, lo siento...- y sin más dejó el despacho.
-Se lo advertí, Dumbledore, le dije que él no querría escuchar...- la voz de Severus hizo que el director se diere vuelta. Dumbledore asintió.- ¿Usted me cree?- preguntó temeroso.
-Creo que todos merecen una segunda oportunidad, Severus...
