Vidas Cruzadas

Disclaimer: Ninguno de los personajes son nuestros, todos de Rowling, que se le va a hacer. Pero no ganamos nada con esta historia y cuando terminemos se los devolveremos igualitos, prometido.

Advertencia: Historia slash, es decir chico/chico, si no les gusta el tema mejor no sigan leyendo

Parejas: SS/HP, HP/DM

Bueno, esto es lo segundo que escribimos juntas y la primera historia completa (lo otro fue un capítulo de Contraluz). Este fic es un regalo muy especial para Sailor Earth, con motivo de su cumpleaños, algo adelantado. La razón es que el verdadero regalo es el capítulo 2, y ese lo subiremos el día 27, que es cuando se celebra tan grandioso acontecimiento. Besitos mosquetera, esto es para ti. Maria y Ali

Capítulo 1

Ilusiones Destrozadas

-Harry, compañero- se escuchó el grito de Ron mientras descorría las cortinas de la cama y zarandeaba al muchacho de pelo oscuro que en ese momento estaba profundamente dormido-. Son las diez de la mañana, despiértate ya.

-Hmmm- fue la única respuesta que salió del durmiente mientras ocultaba la cabeza bajo la almohada en un intento por bloquear los rayos solares que iluminaban directo en su rostro.

-Vamos, amigo, es hora de levantarse.

Un nuevo gruñido que sonó algo así como 'Ron, déjame dormir en paz'

Ron Weasley sonrió con malicia, grandes males requerían grandes remedios, así que como quien no quiere la cosa, se acercó a la cama, levantó la almohada que cubría a su amigo y susurró en su oído:

-Bueno, no me va a quedar más remedio que decirle que no puedes acudir a su cita.

Como si un rayo acabara de impactarlo, Harry se paró bruscamente, tanteando en el aire en un intento por alcanzar sus anteojos.

-Aquí tienes- Ron se los tendió muerto de la risa-. No sabía que él era un despertador tan eficiente.

Harry se colocó los lentes y miró a su amigo entre confundido y molesto.

-¿Qué hora es?

-Las diez.

-¡Merlín!- exclamó el moreno saltando de la cama presuroso-. Quedamos en vernos al mediodía, apenas tengo tiempo de nada- y con eso desapareció tras la puerta del baño.

Ron lanzó una carcajada reflexionando en cuanto había cambiado su amigo en los últimos meses. Si bien es cierto que a él le había caído muy mal la noticia y estuvieron muchos días sin hablarse, con el tiempo comprendió que, pese a las abismales diferencias que los separaban, Harry y su pareja se amaban y eso era incuestionable. También había cambiado su opinión sobre el personaje en cuestión, claro, con un poco de persuasión de Hermione.

°°°°°°°

Harry caminaba presuroso por una calle apartada de Hogsmeade, en busca del pequeño bar que le había descrito su pareja. Era la primera vez que se veían en un sitio tan público ya que hasta ahora habían intentado mantener su relación en un bajo perfil, sabiendo lo que podía provocar el hecho de que se hiciera del conocimiento público.

Por eso le extrañaba tanto que en lugar de quedarse en el colegio, o encontrarse en la cabaña apartada que solían utilizar, esta vez hubiera decidido citarlo en el pueblo.

En ese momento encontró el lugar que estaba buscando. Una pequeña edificación de dos pisos, medio escondida en un pequeño callejón anexo. Pese a la austera fachada, al empujar la puerta de roble encontró un vestíbulo acogedor, decorado en tonos cálidos y en cuyas paredes, aquí y allá, se podían ver cuadros que Harry reconoció como copias de los impresionistas muggles.

Varias personas se sentaban en la veintena de mesas, cubiertas con manteles de vivos colores, que se esparcían por el local, y al fondo, en una amplia barra, unos cuantos parroquianos bebían y picaban mientras charlaban alegremente.

Harry paseo la mirada, escudriñando el local buscando a su pareja, hasta que lo divisó en una mesa del fondo. Mientras se acercaba, la sonrisa que tenía en sus labios fue muriendo lentamente, al darse cuenta que estaba acompañado. Una cabeza rubia y otra morena se volvieron hacia él al mismo tiempo, Severus Snape y Draco Malfoy.

Llegó hasta la mesa con el ceño fruncido, preguntándose de qué trataba todo aquello. Al llegar a la altura de ambos hombres, Severus se levantó de la silla, y acercándose al chico le sonrió.

-Hola, amor- lo saludó cálidamente, ignorando la expresión adusta del chico y acercando una silla a su lado para que se sentara-. Te extrañaba.

Cuando se sentó, todavía confundido por la situación, Harry miró por primera vez al rubio, en cuyo rostro se podía ver un ceño similar al propio.

-¿Se puede saber de qué se trata todo esto, Severus?- preguntó Draco arrastrando las palabras, al tiempo que se giraba al hombre pidiendo una explicación.

-A mi también me gustaría saberlo- convino Harry, muy enfadado y claramente celoso-. ¿Y se puede saber por qué Malfoy te llama Severus?

-Porque me da la gana, Potter- replicó Draco con desdén-. ¿Y tú por qué lo tuteas, si se puede saber?

-Porque tengo derecho a hacerlo- replicó Harry rechinando los dientes-. Lo cual no creo sea tu caso.

-Eso crees tú- el rubio estaba rojo de ira-. Severus...

-Basta- los cortó Snape. Conocía a esos dos y sabía que si no los detenía la situación se podía poner muy fea-. Ambos tienen derecho a llamarme Severus.

-¿Qué dices?

-¿De qué demonios estás hablando?

Ambas exclamaciones fueron acompañadas de unas expresiones tan aturdidas que Severus no pudo evitar echarse a reír. Al notar las miradas furiosas de ambos jóvenes, y sabiendo que llevaban su varita encima, consideró más saludable dejar de reír y explicarse.

-Harry- comenzó intentando poner una expresión seria-. Draco es mi ahijado. Sin esperar a que Harry reaccionara, continuó-. Draco, Harry es mi pareja- previendo la avalancha de protestas que se avecinaba, levantó ambas manos pidiendo silencio-. Draco, Harry, ustedes dos son las personas que más amo en la vida... si voy a ser sincero, son las dos únicas personas a quien amo verdaderamente- hizo una pausa y observó a los jóvenes, cuya expresión ceñuda no había cambiado-. Necesito que se lleven bien. Por favor.

Ambos jóvenes observaron atónitos al hombre sin poder creer todavía lo que estaba pasando. Luego se miraron mutuamente con desconfianza. Después de un largo rato, Harry habló.

-No sé qué decirte, Severus- habló pausadamente-. Conoces mis sentimientos hacia Malfoy y eso no puede cambiar de un día para otro.

-Pues a mí tampoco me simpatizas mucho que digamos- gruñó Draco.

-Sin embargo- continuó Harry como si no lo hubiera oído-, por ti, y sólo por ti, trataré de comportarme civilizadamente.

-Cuanto honor- comentó Draco con ironía, pero ante la muda súplica de su padrino, cedió derrotado-. Está bien. Pero no esperes que seamos amigos- advirtió.

-No importa- aceptó Severus con una sonrisa-. Me conformo con que no salten a la yugular del otro cada vez que se vean

Pero aunque el muchacho rubio y el joven moreno no lo sabían, ese iba a ser el comienzo de una amistad que les permitiría afrontar muchas cosas en el futuro.

°°°°°°

Dos meses después de esa reunión, Harry, cubierto por la capa invisible y apoyado por el mapa del merodeador, se deslizaba furtivamente por los oscuros pasillos rumbo a las mazmorras. Al llegar frente a una entrada resguardada por un cuadro de un serpiente de ojos negros enroscada alrededor de un fénix de brillante plumaje rojo y ojos verdes, musitó una contraseña y entró con cautela, al tiempo que dejaba caer la capa invisible.

La habitación estaba completamente a oscuras, pero eso no era algo que le preocupara mayormente pues conocía ese acogedor refugio como la palma de su mano. Los sillones de cuero estratégicamente ubicados junto a la chimenea donde tantas tardes de 'retenciones' habían pasado largas horas hablando de todo y nada, acariciándose y besándose sin tregua; el enorme armario de dos puertas, pulcramente ordenado y repleto de las oscuras ropas que su pareja solía vestir; el escritorio de caoba siempre lleno de pergaminos y trabajos de pociones; la biblioteca que Severus tanto amaba, llena hasta los topes con libros que parecían estar en el filo del abismo, siempre a punto de caer, y la amplia y cómoda cama de cuatro postes, mudo testigo de tantas y tantas citas a escondidas.

Sin pensar enfiló el camino tantas veces andado mientras sus ojos se iban acostumbrando paulatinamente a la oscuridad, y se acercó a la mullida cama. La visión que lo recibió era la más hermosa que pudiera imaginar. Severus estaba profundamente dormido, el alma en paz y las facciones relajadas, mientras abrazaba la almohada sobre la que reposaba su cabeza. Harry no pudo evitar sonreír, recordando como su pareja siempre comentaba que se había acostumbrado tanto a él, que cuando no estaba tenía que dormir abrazado a la almohada.

Teniendo muchísimo cuidado para no despertarlo, retiró las mantas que lo cubrían siendo recibido por el hermoso cuerpo desnudo. Sonrió satisfecho, agradeciendo la agradable costumbre que tenía Sevrus de dormir sin ropa y procedió a quitarse la ropa. Una vez desnudo, moviéndose muy lentamente, agachó la cabeza y depositó un breve beso sobre el vientre liso, obteniendo como respuesta un estremecimiento casi imperceptible.

Todavía sonriendo se aventuró un poquito más y sopló sobre el oscuro vello que cubría la entrepierna del mago dormido; otro leve estremecimiento pero nada más. Tentando su suerte, bajó más la cabeza y depositó un tenue beso en la punta del pene en reposo, que ante el contacto reaccionó dando un pequeño salto, pero el hombre no despertó.

Con la punta de su cálida lengua recorrió suavemente toda la longitud de la masculinidad ya semi-endurecida de Severus, arriba y abajo y rodeando la punta, y se extasió al escuchar gruñidos incoherentes saliendo de la garganta del hombre en reposo y observando como la dureza crecía a ojos vistas. ¿Cómo era posible que Severus continuaba dormido?

Pero pronto despertaría, pensó con un brillo de deseo en los ojos mientras abría la boca y tomaba cuanto podía del rígido miembro que ya se erigía orgulloso ante él. Mientras sus labios subían y bajaban acariciadores, sintió como una mano cálida se posaba en su cuello y unos dedos ágiles se enterraban en su cabello, mientras Severus arqueaba las caderas y ahora sí gemía audiblemente. Sonriendo mentalmente, el joven dejó lo que estaba haciendo y empezó a subir por el estómago, lo que trajo como consecuencia un gruñido de descontento.

Pronto alcanzó la boca que se quejaba tristemente y la besó con pasión, mientras se subía a

la cama y se acostaba completamente sobre su pareja, rozando sus pieles y sus miembros

mientras la excitación de ambos crecía a pasos agigantados.

-No sabía que ibas a venir hoy- murmuró el profesor de pociones, acariciando la espalda del

muchacho y deslizando su mano hasta llegar a las suaves nalgas, donde se detuvo haciendo

caricias circulares.

-Estaba desesperado- confesó Harry sobre sus labios-. Hace más de una semana que no tenemos un encuentro a solas.

-Yo también te deseaba- musitó Severus, que a esas alturas ya había convocado un frasco de lubricante y empezaba a preparar a Harry, mientras besaba y mordisqueaba su terso cuello.

-Pues lo disimulaste muy bien- en la voz de Harry se podía percibir un velado reproche.

-Recuerda que ya vienen los EXTASIs y tienes que estudiar- se defendió el hombre.

-Estás sonando como Hermione- y ante el recuerdo de la insistente chica, quien se la pasaba todo el día persiguiendo a Ron y a Harry para que estudiaran, ambos hombres se echaron a reír.

-Ahora no quiero hablar de tu amiga sabelotodo- la voz de Severus era un jadeó mientras con sus dedos frotaba la próstata de Harry quien gemía de placer-. De hecho, no quiero hablar de nada.

Viendo que Harry tampoco estaba ya en disposición de hablar, lo colocó en una posición más cómoda, se ubicó entre sus piernas, y se deslizó suavemente por el camino tantas veces recorrido y tan amado. A los pocos momentos comenzó el vaivén, entrando y saliendo cada vez con más fuerza mientras los gemidos de ambos llenaron el ambiente con gritos de felicidad y plenitud.

Un rato después, ya relajados y limpios luego de un sencillo hechizo, Harry se acurrucó entre los brazos poderosos.

-¿Y cómo van los estudios para los EXTASIs- preguntó Severus preocupado.

-Severus- le advirtió Harry-. Sabes que no me gusta hablar de eso cuando estamos solos.

-Lo sé, pero es importante- adujo el otro-. Muchas cosas dependen de eso.

Harry sabía a qué se refería el hombre. Habían estado hablando largamente y habían decidido que una vez terminado el año escolar Harry iría a una universidad alemana a comenzar sus estudios como Auror. Por supuesto, esa era una decisión que habían tomado luego que Severus recibiera una carta de dicha universidad invitándolo a que dictara la cátedra de Pociones Avanzadas. Ya habían planificado todo para irse a vivir juntos e incluso habían viajado por polvos floo a Colonia, donde estaba ubicada la universidad, con la idea de ver casas libres y conocer el lugar. Pero para que todo ello ocurriera, primero tenía que graduarse con buenas notas, para que le permitieran elegir la universidad que deseara.

-Lo sé amor, pero voy muy bien. Sólo he tenido algo de problemas en Pociones- lo miró apenado-. Sabes que no soy muy bueno en la materia.

Severus lo miró con preocupación.

-Siento tanto no poder ayudarte- se disculpó-. Pero si lo hiciera, de inmediato comenzarían las murmuraciones.

-No te preocupes- desestimó Harry, comprendiendo-. Además, Draco me está ayudando bastante con eso, y yo le echo una mano con Defensa.

-¿Ustedes dos se están llevando muy bien, no?- preguntó Severus, sonriendo. Luego bromeó-: Si siguen así voy a empezar a sentirme celoso.

-¿Acaso no era lo que tu querías?- Harry emitió una mueca burlona-. Pero hablando en serio, Draco me ha sorprendido. Resultó ser un gran amigo. Y no tienes por qué ponerte celoso, sabes que no puedo amar a nadie más que a ti.

-¿En serio?- preguntó Severus fingiendo duda.

-En serio- confirmo el joven con una sonrisa y se movió hasta quedar nuevamente encima de su profesor-. Y te lo voy a demostrar ahora mismo- declaró, antes de hundir sus labios en el fuerte cuello y sus manos en la tersa piel.

°°°°°°

Días más tarde, Harry y Severus estaban conversando animadamente en los aposentos de éste último cuando unos precipitados golpes los sobresaltaron.

-¿Quién es?- preguntó la gruesa voz del maestro de pociones mientras Harry se levantaba, dispuesto a ocultarse en el baño en caso de necesidad.

-Severus, Harry. Soy yo, Draco- se escuchó la voz del joven rubio con un tono realmente alarmado.

Harry se apresuró a abrir, encontrando a su amigo pálido y con una cara que no presagiaba nada bueno.

-Voldemort atacó a Hogsmeade y ahora está intentando traspasar las murallas del colegio- explicó mientras trataba de recuperar el aliento que había perdido en su carrera hasta allí-. Dumbledore se comunicó con el Ministerio y ya los Aurores deben estar llegando al sitio. Él me mandó a buscarlos.

-Llegó la hora ¿verdad?- preguntó Harry con la mirada hundida en los negros ojos de su pareja. Ambos sabían que la batalla final estaba a punto de empezar.

Severus no contestó, no era necesario, simplemente se limitó a abrazar y besar a su chico con calidez, musitando en su oído un tenue 'te quiero' antes de toma su varita y entregarle a Harry la suya.

-¿Andando?

Con una resolución igual de firme ambos siguieron a Draco, dispuestos a enfrentar lo que ya era inevitable.

Cuando llegaron a la entrada del castillo encontraron agrupados a los miembros de la Orden del Fénix, acompañados de la mayoría de los estudiantes de los años más avanzados.

-Qué bueno que llegaron- exclamó Albus con el rostro demacrado y los ojos apagados-. ¿Están listos?

-Tan listos como podemos- contestó Harry apretando los dientes-. ¿Vamos?

°°°°°°

La batalla había sido cruenta, los maleficios volaban aquí y allá y los gritos y gemidos llenaban el ambiente. Ya el terreno estaba cubierto de los cuerpos de los caídos, de uno y otro bando, y la tienda de campaña que servía como hospital improvisado ya no daba abasto para la cantidad de heridos.

Los magos y brujas que aún quedaban en pie sabían que todo estaba llegando a su fin, se percibía en el ambiente. Harry y el Señor Oscuro llevaban un rato luchando entre si, olvidados del resto, mientras Severus, Draco, Remus y unos cuantos más luchaban contra los Mortífagos, tratando de proteger a Harry en la medida de sus posibilidades.

De repente, el hechizo de un Mortífago golpeó a Severus en una mano haciendo que perdiera la varita, al tiempo que, como en cámara lenta, observaba como su chico tropezaba con una piedra y caía al piso, blanco limpio para el rayo del monstruo que luchaba contra él.

Con una risa macabra, el Señor Oscuro levantó la varita, apuntando a Harry y gritando el maleficio imperdonable e irrecuperable, 'Avada Kedrava'. Severus observó todo y en una fracción de segundo evaluó la situación. Harry, el hombre que amaba, sólo tenía una opción y el hombre la tomó. Con un movimiento desesperado, se lanzó hacia Harry, interponiéndose en el camino del rayo y evitando que llegara a su objetivo.

Con el corazón helado por la angustia, Harry lo observó caer. Entonces la furia, el miedo a la soledad, el dolor desgarrante que sentía, el amor perdido, se combinaron para hacer que su magia creciera a niveles imposibles, y se enfrentó al ser que tenía enfrente dispuesto a destruirlo de una maldita vez.

Mientras Harry ciego de ira luchaba contra Voldemort, Draco corrió hacia Severus, arrodillándose a su lado y levantando su cabeza, y encontrando que, por no sabía qué clase de milagro, su padrino todavía respiraba musitó Severus en agonía.

-Shhh, Padrino, no hables. Ya viene la ayuda.

-Ya no... hay ... nada que...- el hombre tosió escupiendo sangre, mientras la vida se le escapaba lentamente-...nadie... pueda... hacer...

-No digas eso, ya verás que te recuperas- murmuró el rubio al borde de las lágrimas.

-Por... favor...- suplicó mirándolo con afecto-... cuida a... Harry...no... permitas...que se- un nuevo acceso de tos y más sangre-...que se...destruya...

-Padrino, tú...

-Promé...telo...-pidió de nuevo.

-Te lo prometo.

-Quie...ro...verlo- suplicó ya casi sin aliento-. ¿Dón...de está?

Draco acababa de ver como Harry terminaba de destruir a Voldemort y corría a su encuentro. El chico se arrodilló al otro lado de Severus y tomando al moribundo de los brazos de Draco, lo arrulló contra su pecho.

-Severus, mi amor- murmuró mientras las lágrimas caían por sus mejillas.

-¿Vol...demort?- preguntó con mucho esfuerzo.

-Está muerto- musitó el muchacho acariciando con la punta de sus dedos los rasgos contorsionados por el dolor del rostro amado-. ¿Pediste ayuda?- le preguntó a Draco con desesperación.

-Ya... no hay... na...da que...hacer...Harry- Severus jadeaba por el dolor-. Sólo...espe...raba para.... des...pedirme... de ti.

-No, Severus, por favor- el llanto de Harry ya era incontrolable-. No, amor.

-Ha...rry, es...cucha. No... me... que...da mu...cho tiem...po.

-No, no, por favor.

-Es...cucha. Ne..cesi...to que... me...prome...tas que...vas a...ser...feliz...y...te...vas...a...ena... morar....de nue...vo- Severus vio como el chico lloraba y negaba con la cabeza-. Por...mí. Pro...mete...lo, por...fa...vor...

-Lo prometo- musitó Harry con voz desgarrada sin saber lo que estaba diciendo.

-Te...amo.

-Y yo a ti- murmuró el joven inclinando la cabeza y depositando un amoroso beso en la boca trémula, mientras Severus cerraba los ojos por última vez.

°°°°°°

Había sido una temporada difícil para Harry. Pese al apoyo de Ron y Hermione se estaba sumiendo más cada día en un pozo de desesperación, y mientras a su alrededor la mayoría del mundo mágico celebraba la desaparición de Voldemort y sus Mortífagos, él, como muchos otros, sólo era capaz de llorar sus pérdidas.

Entonces, haciendo honor a la promesa hecha a su padrino, y al inmenso deseo que brotaba en su corazón, Draco comenzó a apoyarlo y Harry, consciente que el rubio, quien también quería profundamente a Severus, probablemente era la única persona capaz de comprender su dolor, se permitió el lujo de apoyarse en él y dejar que lo consolara.

Con la ayuda de Draco pudo volver a enfrentar su vida y conseguir el ánimo suficiente para estudiar y pasar sus EXTASIs, sabiendo que Severus lo hubiera querido así. Aunque en ese momento ni siquiera sabía para qué estudiaba, pues todos sus planes e ilusiones se habían caído como un castillo de naipes.

Y con esa atmósfera, había llegado el día de la graduación. Mientras todos a su alrededor reían y hacían planes para la fiesta que iban a tener esa misma noche, él simplemente rezaba porque todo pasara ya y poderse ir lo antes posible. Él no tenía qué celebrar, todo lo que ansiaba en esta vida había sido destruido sin remedio.

Continuará......

Nota de Ali: En serio nunca, pero nunca pensé contribuir a liquidar a mi amado Sev en un fic, pero el cumple es de Sailor, y a ella le gustan los Draco/Harry, y Maria me amenazó, así que no soy moralmente culpable de mi participación en lo ocurrido. Me obligaron.