Debería haberse dado cuenta de que eso es lo único que puede suceder si le dices a un grupo de cabezas de chorlito de catorce años que NUNCA mezclen extracto de bilis de dragón mágico noruego con cristales de cuarzo azul.
A él no le gustaba la asignatura. La verdad es que hubiera preferido algo más inocuo, como Runas Antiguas o Historia de la Magia. Eso, Historia de la Magia. No te puede pasar nada en una clase en la que se recitan alianzas, nombres de magos, inventores de hechizos. Lo máximo que te puede suceder es que te claves una pluma bajo una uña... Estudios Muggles, no. Lo había probado tres meses, hasta que el brazo se le quedó encajado en ese aparato infernal que los muggles llaman cortadora de césped. Se pasó una semana en la enfermería. Y mejor no hablar de su paso como suplente de Transformaciones. Algunas noches todavía soñaba que era una tetera.
Pero, definitivamente, la horrible perspectiva de acabar convertido en un cubre teteras por un alumno despistado era infinitamente mejor que aquello. Pero no pudo rechazar las clases de Pociones. No es que le ofrecieran mucho... simplemente no había forma de negarse. Al anterior profesor aún lo estaban buscando. Había decidido experimentar con una sustancia extremadamente volátil, lágrimas de hipogrifo, y todavía estaban tratando de averiguar si él mismo se había volatilizado o era ESO que encontraron pegado al fondo del caldero.
Unos murmullos ahogados le devolvieron a la realidad. Tal vez dar aquella clase había sido la peor de las ideas posibles, casi tanto como que siempre coincidieran los alumnos de Gryffindor y Slytherin en el aula. Estás explicando incompatibilidades entre sustancias y, acto seguido, cuatro o cinco calderos alcanzan la masa crítica y salen volando por los aires. Y ahora tenía unos cuarenta alumnos tratando de salir de entre los escombros y los restos de mesas destrozadas.
- Profesor-tardó un poco en darse cuenta de donde procedía la voz. Las cosas mejoraron bastante cuando se quitó el caldero de la cabeza- No encuentro a Severus.
- ¿Se habrá volatilizado? Oh, qué gran pérdida- Ese era Sirius Black, aunque era difícil saberlo bajo la gruesa capa de polvo y...ughhh, ¿eso eran pegotes verdes?... que le cubría. A pesar de la conmoción, le pareció ver que al muchacho le brillaban los ojos azules con algo parecido al regocijo.
- Más quisieras, Black, más quisieras.- Severus salió de detrás de una mesa volcada, al fondo de la mazmorra- Te he visto, has sido tú, he visto cómo echabas el cuarzo en mi caldero. ¡Te voy a matar!
A partir de ahí, el profesor desconectó definitivamente de la realidad y se quedó mirando el alboroto del aula como si estuviera en otro mundo. Los dos chicos se habían enzarzado en una pelea que pronto se convirtió en un tumulto. El profesor estuvo tentado de sacar un poco de lágrimas dehipogrifo y seguir el camino de su predecesor. No tenía los nervios para aquello. Mientras les lanzaba un hechizo paralizante para que dejaran de hacerse daño pensó que, la próxima vez, se iría, no se, a cazar dragones a Europa del Este, o se ofrecería como decorador de interiores en las páginas de "Corazón de bruja". No podía haber nada más peligroso que dar clases en Hogwarts a un puñado de adolescentes.
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No penséis que esto va a ser siempre así de prolífico, pero... no podía evitar publicar esto. Corresponde a un reto de Júbilo: Snape y Sirius Black de estudiantes y la frase "Más quisieras, Black". Pensé humm, clases, estudiantes, sea mago o muggle, con catorce años un adolescente es un adolescente, jejejeje.
Pues eso, que espero retos : )
A él no le gustaba la asignatura. La verdad es que hubiera preferido algo más inocuo, como Runas Antiguas o Historia de la Magia. Eso, Historia de la Magia. No te puede pasar nada en una clase en la que se recitan alianzas, nombres de magos, inventores de hechizos. Lo máximo que te puede suceder es que te claves una pluma bajo una uña... Estudios Muggles, no. Lo había probado tres meses, hasta que el brazo se le quedó encajado en ese aparato infernal que los muggles llaman cortadora de césped. Se pasó una semana en la enfermería. Y mejor no hablar de su paso como suplente de Transformaciones. Algunas noches todavía soñaba que era una tetera.
Pero, definitivamente, la horrible perspectiva de acabar convertido en un cubre teteras por un alumno despistado era infinitamente mejor que aquello. Pero no pudo rechazar las clases de Pociones. No es que le ofrecieran mucho... simplemente no había forma de negarse. Al anterior profesor aún lo estaban buscando. Había decidido experimentar con una sustancia extremadamente volátil, lágrimas de hipogrifo, y todavía estaban tratando de averiguar si él mismo se había volatilizado o era ESO que encontraron pegado al fondo del caldero.
Unos murmullos ahogados le devolvieron a la realidad. Tal vez dar aquella clase había sido la peor de las ideas posibles, casi tanto como que siempre coincidieran los alumnos de Gryffindor y Slytherin en el aula. Estás explicando incompatibilidades entre sustancias y, acto seguido, cuatro o cinco calderos alcanzan la masa crítica y salen volando por los aires. Y ahora tenía unos cuarenta alumnos tratando de salir de entre los escombros y los restos de mesas destrozadas.
- Profesor-tardó un poco en darse cuenta de donde procedía la voz. Las cosas mejoraron bastante cuando se quitó el caldero de la cabeza- No encuentro a Severus.
- ¿Se habrá volatilizado? Oh, qué gran pérdida- Ese era Sirius Black, aunque era difícil saberlo bajo la gruesa capa de polvo y...ughhh, ¿eso eran pegotes verdes?... que le cubría. A pesar de la conmoción, le pareció ver que al muchacho le brillaban los ojos azules con algo parecido al regocijo.
- Más quisieras, Black, más quisieras.- Severus salió de detrás de una mesa volcada, al fondo de la mazmorra- Te he visto, has sido tú, he visto cómo echabas el cuarzo en mi caldero. ¡Te voy a matar!
A partir de ahí, el profesor desconectó definitivamente de la realidad y se quedó mirando el alboroto del aula como si estuviera en otro mundo. Los dos chicos se habían enzarzado en una pelea que pronto se convirtió en un tumulto. El profesor estuvo tentado de sacar un poco de lágrimas dehipogrifo y seguir el camino de su predecesor. No tenía los nervios para aquello. Mientras les lanzaba un hechizo paralizante para que dejaran de hacerse daño pensó que, la próxima vez, se iría, no se, a cazar dragones a Europa del Este, o se ofrecería como decorador de interiores en las páginas de "Corazón de bruja". No podía haber nada más peligroso que dar clases en Hogwarts a un puñado de adolescentes.
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No penséis que esto va a ser siempre así de prolífico, pero... no podía evitar publicar esto. Corresponde a un reto de Júbilo: Snape y Sirius Black de estudiantes y la frase "Más quisieras, Black". Pensé humm, clases, estudiantes, sea mago o muggle, con catorce años un adolescente es un adolescente, jejejeje.
Pues eso, que espero retos : )
