2.Entre la vida y la muerte

El cielo se había despejado y había sido substituido por un río y una tierra de estrellas. La luna llena brillaba en toda su plenitud. Había paz y tranquilidad y, en cierta manera, el mundo también lo estaba. No obstante el ruido de un trueno irrumpió el silencio de la noche. No se podía estar seguro que fuera un trueno puesto que no había nubes de tormenta en muchos kilómetros a la redonda. El sonido se acercaba a la luna y dos estrellas le acompañaban. Cuando quedó lo suficientemente cerca de la luna, se podía observar que no eran ni truenos ni estrellas móviles, si no que se trataba de una moto.

La moto en cuestión era muy moderna. Esta era conducida por un apuesto, muy apuesto joven de cabellos negros y ojos azul intenso en los que, al igual que en los de James, uno se podía perder en ellos; a pesar de que estaban ocultos por unas gafas mágicas especiales para ver en la oscuridad. Estaba muy bien formado y no debía pasar los veinte años.

Se notaba que estaba tenso y nervioso pues sus ojos, que eran muy expresivos, así lo demostraban. No paraba de darle al acelerador. La moto iba a estallar si se aceleraba más, mas no lo hizo. Por la dirección en la que iba, se dirigía al valle de Godric.

El joven no dejo de dar gas a la moto hasta que vio la casa en la que momentos antes habían sido asesinadas dos personas, pero él, sin embargo, no lo sabía. Al llegar a la casa, su cara se relajó al verla intacta a simple vista. Pero cuando se acercó, y la encontró con los cristales rotos y la puerta principal completamente destruida, su cara se transformo en una de absoluto pánico. Entró y subió todo lo aprisa que pudo, pues parecía saber donde se encontraba cada habitación. Entró a al salita y lo primero que vio fue el cuerpo tendido de una persona y se dirigió corriendo hacía él por si aún estaba con vida, cosa que duraba pues estaba muy pálido y lleno de heridas por todo el cuerpo.

-James- dijo muy flojo pues su voz estaba medio estrangulada por unas pequeñas lagrimas que habían empezado a salir de sus ojos.

-Si...Si...Sirius- susurró James con una voz apenas audible intentando levantarse.

-¡James!¡Estas vivo!- grito lleno de alegría.

-Sirius, ¿dónde están Lily y Harry?- pregunto de nuevo en un susurro muy preocupado.

-Ahora te llevo a tu cama para que descanses ¿vale?-sacando su varita y con un ligero golpe seguido de las palabras mobilicorpus se lo llevo flotando hasta su cama. James iba a hablar cuando fue interrumpido.- Y no te preocupes quédate en la cama y yo les voy a buscar. No por algo soy como tu hermano.

Apenas podía hablar y sonrió para dar a entender que estaba de acuerdo. Sirius fue a la puerta del fondo, la habitación de Harry, pues suponía que en un intento de huir habría ido ahí. Al abrir la puerta exactamente lo primero que vio fue el cuerpo inanimado de Lily. Se acercó a ella y le tomo el pulso ¡estaba viva! Sirius que sabía algo de medicina se dio cuenta de que no estaba inconsciente.¡Se encontraba en coma! Entonces oyó un llanto, se giró y vio a Harry que estaba sollozando, al verle sonrió y le brindo los brazos. Sirius se acercó con una sonrisa, después de todo, con lo que podía haber sucedido, todo aquello no era nada. El pequeñín estaba vivo, James también y Lily, aunque en coma, seguía con vida . Cogió a Harry en brazos y con una vieja manta tapó el cuerpo de Lily pues hacía frío y no quería que enfermase pues bastante tenía con estar en coma.

Se dirigió de nuevo a la habitación de su amigo. Cuando entró se encontró vio que este estaba apoyado en la cama. Estaba cansado, algo sumamente normal pues estaba herido. Al ver entrar a Sirius con un bebé, con su Harry, sonrió, se alegraba que estuviera vivo; aunque no pudo resistir una mirada de tristeza al no ver entrar a su adorada y amadísima esposa.

-Toma a Harry estaba llorando cuando lo encontré. Seguro que extraña a papá y a mamá, ¿verdad campeón?- dijo dándole el pequeño a su padre.

Este enseguida lo cogió. Harry sin darse cuenta del estado en que se encontraba su padre empezó a jugar con las gafas rotas de este. A James no le importaba pues disfrutaba viendo jugar a su bebé.

-¡Ah! Cornamenta – empezó diciendo Sirius al acordarse de algo.- Tengo buenas y malas noticias. La buena es que Lily está con vida. La mala que esta en coma. Pero tengo otra buena. Lily puede despertar. Y unida a esta tenemos otra mala porque no sabemos cuando despertará. Aunque tratándose de Lily seguro que en poco tiempo

-Me alegra que Lils esté con vida.

-Un momento ¿que hago yo aquí sin hacer nada?-dijo Sirius.- ¿Cómo no se me ha ocurrido antes? Soy un imbécil, soy un imbécil. Tú aquí herido y yo de parloteo. -Mientras se daba golpes en la cabeza ante un sorprendido James.- No te preocupes ahora te subo las medicinas junto con la papilla de mi ahijado que parece hambriento.

Sirius salió de la habitación y bajó a la cocina. Esta estaba muy limpia, ordenada y llena de armarios de madera. De uno de estos armarios sacó un plato. Después se dirigió a la despensa y cogió una caja amarilla que decía "Papilla Tarra". Al salir se fue a los fogones de la cocina y hecho el contenido de la caja en un cazo que había al lado.

Mientras la papilla se hacía, se fue al cuarto de baño a buscar el botiquín. Este se encontraba colgado de la pared. Cogió unas cuantas pociones y vendajes. Volvió a la cocina y la papilla ya estaba hecha. La hecho en el plato con mucho cuidado de no derramar ni una gota.

- Mobiliobject- dijo Sirius y todas las cosas que llevaba empezaron a flotar por la habitación, excepto la papilla que la llevaba él.

Salió de la cocina y volvió a subir las escaleras, esta vez más lentamente. Una vez arriba entró en la habitación de James.

-Bueno, James, siento haber tardado tanto (solo han sido dos minutos pero bueno)- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

De repente dejó de ejercer la mágica sobre los frascos, que al no estar protegidos por el irrompibilizador; se rompieron. Se acercó poco a poco a la cama de su amigo cuando...

-¿Ahí alguien en la casa?- se oyó una voz muy familiar para él.

Canuto cogió a Harry, no tenía más remedio. Siendo tan pequeño, tenía un año, y con sus padres en coma, no podía quedarse solito. Bajó al recibidor encontrándose con un hombre.

Este era el doble de alto y corpulento que Sirius, con una gran barba y pelo negro. Se sorprendió al verle allí y con Harry en brazos.

-¡Sirius!

-¡Hagrid!

Él, que hasta entonces había luchado por controlar sus ganas de llorar para intentar transmitir su fuerza a James; ahora al no tener a nadie a quien transmitirla, no pudo evitar echarse a llorar. Hagrid entendiendo la causa de su llanto se acercó a consolarle. Sabía muy bien lo amigos que eran ellos dos y la unión que tenía con Lily, casi de hermana. Aquello le había afectado mucho.

-Tranquilo Sirius ya verás como todo se arregla- dijo abrazándolo y dándole suaves golpecitos en la espalda.

-No Hagrid tú no lo entiendes. Yo les he fallado. Tenía que protegerles. Además no he podido evitar que James entr...-estuvo a punto de decir que James estaba en coma pero algo le dijo que era mejor que nadie supiera que se encontraba vivo.

-Sirius la culpa no es tuya, es de quien-tu-ya-sabes, de nadie más. Aunque ellos estén...bueno...muertos no quiere decir que no se preocupen y de seguro están enfadados contigo por estar llorando- y fijándose en Harry.- Además no todo esta perdido. Su hijo, por lo que veo, esta sano y salvo excepto, quizás, por la cicatriz, pero no importa.

-Si. Harry esta bien- dijo esbozando una débil sonrisa quitándose las lagrimas de la cara. Mini Potter le estaba mirando de forma inocente y con mucha curiosidad.- Bueno será mejor que mi ahijado y yo nos vallamos.

Salió de la casa. Se dirigía a su moto cuando una mano lo detuvo.

-Me temo que no te lo puedes llevar. El profesor Dumbledore me ha dicho que tiene que irse a vivir con sus tíos.

-¡¿Qué!?¡¿Con los Dursley!?- gritó sin poder comprender lo que pretendía el profesor con eso.- Hagrid dile a Dumbledore que yo soy su padrino y me haré cargó de él.

-Lo siento. Se que eres su padrino. Pero las ordenes que tengo son tajantes.

-De acuerdo- dijo Sirius entregándole a Harry a regañadientes.-Coge mi moto llegarás antes.

Miró como cogía la moto y se perdía en el horizonte. Cuando su vista ya no la pudo ver se metió de nuevo en la casa. Primero se dirigió, por enésima vez, al cuarto donde descansaba su amigo.

- Lo siento James. Harry tendrá que vivir por el momento con la hermana de Lils- dijo acercándose a su cama.- Se que debería haberle dicho que estabas vivo, pero si Voldemort, por lo que parece, de verdad a sido derrotado se enterase que no consiguió matarte recuperará fuerzas lo antes posible. Espero que lo entiendas amigo- Desenfundó la varita y le apuntó.- Mobilicorpus.

Salió de nuevo y sin dejar de apuntarle se dirigió a la habitación de Harry. Al llegar deposito el cuerpo al lado del de la chica.

-Se que me vais a odiar por lo que voy a hacer, pero es lo mejor- En su voz se notaba cierto toque de tristeza. Con la varita apuntó, esta vez, a Lily.- Aparientya Differentia.

Un rayo amarillo golpeó a Lily y la hizo cambiar de aspecto. Su cabello, antes rojizo, cambió a castaño oscuro. Sus ojos, que se abrieron por un instante, se volvieron negros. Su cara antes delgada y algo alargada se tornó más rellenita al igual que el resto de su cuerpo.

Cuando hubo cambiado por completo, Sirius no pudo evitar soltar una enorme carcajada. Él nunca se hubiera imaginada a su amiga de esa manera. Cuando por fin contuvo su risa apuntó al hombre realizando el mismo hechizo.

Esta vez el pelo se volvió rubio platino. Los ojos se transformaron de azul a marrón. James también engordó, pero no tanto como su esposa y seguía estando bastante guapo.

Esta vez no se rió y apuntando, también por vigésima vez, a los chicos.

-Corpuis encongium.

Los cuerpos de ambos empezaron encogerse hasta adquirir el tamaño de un ratón. Con sumo cuidado los cogió y metió en una caja de juegos de Harry, arropándoles muy bien.

Cando estuvo todo listo, desapareció para luego aparecer en una calle. La calle era muy vieja y oscura, con mucho polvo y llena de charcos; con unos cubos de basura que olían muy mal. Sacó los cuerpos y les devolvió a su estado normal. Después con el mismo hechizo con el que había llevado a James hasta el cuarto de Lily los saco a la calle principal. Una vez allí se cargó a James a la espalda y a Lily la llevo en brazos. No podía utilizar la magia por si algún muggle lo veía.

Estuvo largo tiempo dando vueltas por aquella ciudad, que si no se equivocaba era Dundee. No tardó mucho en encontrar un hospital. El hospital se veía que era muy bueno o por lo menos así lo reflejaba la fachada. No se equivocó. El interior era muy bonito y lujoso, el suelo reluciente y cubierto de mármol. Se acerco a recepción donde la enfermera quedo asustada al ver el estado en que se encontraban.

-Señor ¿que les ha pasado?- preguntó horrorizada.- Anda, túmbeles en esta camilla mientras yo llamo al medico. ¿Usted se encuentra bien?

-Si, no se preocupe- dijo con voz cansada.- Lo que pasa es que mis amigos han tenido un accidente de coche muy fuerte.

La enfermera llamó enseguida al medico para que les curase. Este les empezó a curar y se dio cuenta de que estaban en coma, como ya había observada Sirius en su momento. El medico, como experto, le anunció que definitivamente estaban en un coma muy profundo y que tardarían tiempo en despertar si es que despertaban. Le comentó que supondría un gran desembolso de dinero, lo que trajo sin cuidaros a Sirius que les dijo que les pagaría todo el dinero y que no reparasen en gastos.

Se disponía a marcharse cuando una voz le llamó.

-Dispense señor pero no nos ha dicho el nombre de los pacientes ni dado ninguna información acerca de ellos.

-Se llaman Kathelen y Andrew Runter- dijo sin girarse. Tenía prisa.- Es lo único que necesita saber sobre ellos.

Salió del hospital y de la misma manera en que apareció desapareció.