4. Mas de una sorpresa

-Si Sirius, somos nosotros-dijo James lleno de alegría por haberle encontrado tan pronto.

-Nos alegra haberte encontrado- Lily

-¿Sabíais que había sido yo?

-Me lo imaginaba- un tanto arrogante James.- Además recordaba haberte oído decírmelo, y también tus risas al transformar a Lily.

La cara de Lily se volvió roja como su antiguo pelo. Mientras, James lanzaba una pequeña risita mirando de reojo a su esposa. Pronto se tuvo que callar al ver la mirada asesina que le lanzaba.

-Bueno, ¿nos puedes devolver a nuestro estado de antes?-preguntó ansioso por "volver" a su cuerpo.- Me niego a parecerme a un Malfoy- concluyó un tanto enojado.

-Claro. Dumbledore me devolvió la varita- dijo desenfundándola.- Aparecium normalus.

Poco a poco, Lily fue recuperando su delgada figura; sus ojos, volvieron a ser verdes y su cabello recupero el color rojo tan característico en ella. James también recuperó su cara y su cuerpo. A pesar de que antes no llevaba gafas estas aparecieron en sus ojos.

Una sonrisa apareció en la cara del animago.

-Sabes tendría que hacer una visita al médico que os atendió. Me dijo que no os despertaríais.

Los jóvenes esposos no pudieron evitar reír.

-Supongo que si por él fuera no estaríamos aquí-comentó James.-Bueno espero que al final convencieses a Dumbledore de poder hacerte cargo de Harry ¿no?

-Emmmm...- pareció meditar.-No.

-¿Cómo?¿Por qué?- preguntó sorprendida Lily.

-¿Y como es eso de que Dumbledore te devolvió la varita?¿es que acaso te la quitaron?-preguntó aún más sorprendido James.

-Bueno después de encargarme de vosotros fui a perseguir a la rata- dijo con pocas ganas y un poco enojado al recordar lo que había sucedido.-Y... bueno, el pequeño Peter se las ingenió para abrir la calle y matar a trece muggles y después escapar, no sin antes mencionar que os traicioné.

-¿¡Que!?-gritaron ambos al tiempo.

-¿Cómo se atreve?, me las pagara tudas juntas. Aún no me ha visto realmente enojada- estaba a punto de explotar. No podía creerse que la mosquita muerta (como a veces lo llamó), fuera capaz de semejante barbarie.

De repente unas pequeñas lagrimas silenciosas escurrieron de los ojos de Sirius.

-¿Os acordáis del pequeño Mike, el niño que iba a adoptar?- dijo al borde del llanto. Ambos asintieron.

Mike era un niño de cuatro años del que se había encariñado Sirius. Era castaño y tenía los ojos azules muy intensos como los de él. Era muy cariñoso y risueño. Lo conocieron cuando James se quedó huérfano y tuvo que ir a un orfanato. Aún era un bebé y entre James y Sirius, que se pasaba el día ahí metido, lo cuidaron con mucho cariño. Luego, a pesar de que James era ya mayor de edad, siguieron yendo a verle y acordaron adoptarlo. Como James se casaba y podría tener hijos, se lo discutieron entre Remus y Sirius, que no pensaban en casarse, y aunque ganó Remus, el niño prefirió a Sirius.

-Pues estaba allí cerca y vi como volaba por los aires. Después de aquello me enviaron a Azkaban y ahora, hace dos años, me escape. Lo hice al ver una foto en la que salía él como mascota de un estudiante del colegio.

Escuchaban en silencio mientras él contaba la historia. No pudieron evitar asombrarse, no solo ante la barbarie cometida, si no también por la muerte del pequeño Mike al que querían mucho.

-Al final del tercer curso de Harry, pude aclarar un poco lo que pasó con vosotros a Harry, sus amigos y a Remus, que ese curso hacía de maestro de Defensa contra las artes oscuras. Pero desgraciadamente era luna llena y tuvimos un "percance" con Remus y se escapó. Por suerte Hemione, una amiga de junior- sonrió,- tenía un gira-tiempo y lograron salvarme escapando a lomos de un hipogrifo que había sido condenado. Desde entonces mantenemos el contacto, sobretodo desde que "mister tenebroso yo soy el amo del mundo"...

-Si ya lo recuerdo fue la primera vez que vi a Harry, aunque creía que era un sueño- interrumpió James.

-Y ahora Voldemort ha regresado-concluyó Lily llevándose la mano al antebrazo.

-Si. Por eso soy el perro del profesor de cuidado de criaturas mágicas, Remus.

-¿No era de defensa contra las artes oscuras?

-Le echaron pero ha vuelto en substitución de Hagrid que está de viaje-aclaró.

Un profundo silencio se hizo después de las últimas palabras de Sirius. Un silencio que Lily fue la primera en romper.

-Sirius, ¿podemos ver a Harry hoy?-dijo ansiosa Lily.

-Y de paso hablar con Dumbledore para hacer una vida normal cuanto antes.

-Claro. Esperadme en la cabaña de Hagrid, yo les voy a buscar.

Ambos pusieron rumbo a la casa que estaba en los limites del bosque prohibido. La cabaña tenía forma circular y estaba echa por entero de madera. Al lado había un pequeño huerto algo abandonado.

Entraron en la casa. Esta estaba muy bien ordenada aunque con mucho polvo. En medio había una mesa con varias sillas alrededor, a un lado, cerca de la ventana, estaba la cama, no muy lejos se hallaba ubicada una enorme chimenea. Cogieron dos sillas y las llevaron cerca de la chimenea a la cual prendieron fuego con un par de cerillas.

Mientras tanto, Sirius, se había transformado en un perro. Atravesó los terrenos del colegio y entró en él. Se coló en el gran comedor que estaba decorado para la ocasión, con calabazas flotando sobre las cabezas de los estudiantes y la comida en forma de calabazas, vampiros y hombres lobos? Pasó por entre las mesas y fue hasta la que estaban los profesores, al final del todo. Ninguno se extrañó pues el perro, mas conocido por "Hocicos", siempre andaba de un lado a otro.

Fue donde Remus, un hombre de ojos miel y pelo color paja. Empezó a ladrar intentando llamar la atención de su "amo". Remus se levantó y salió por la puerta que había detrás de la mesa seguido de Dumbledore. Ambos sabían que si Sirius les molestaba a esas horas es que era algo realmente importante. Fueron al despacho de Albus lo mas rápido que pudieron.

El despacho del director estaba lleno de artilugios extraños y estanterías con libros por toda la habitación. Las paredes estaban repletas de cuadros de antiguos directores que permanecían dormidos. En el centro de la sala se encontraba un escritorio lleno de papeles pero muy bien ordenado. A un lado de la misma había una percha con un fénix sobre ella.

Se volvió a transformar en humano y miro a los profesores que lo observaban expectante.

-Y bien Sirius ¿que has descubierto?- pregunto pausadamente Albus sentándose detrás del escritorio y ofreciéndoles asiento.

-¿Descubrir?¿Yo?, nada. Si me paso el día en el colegio- admitió como si tal cosa.

-Entonces, ¿por qué nos moletas?-dijo algo irritado Remus.

Era un hombre lobo transformándose en lobo durante las noches de luna llena. Hacía dos noches que había habido luna y estaba más susceptible que de costumbre.

-Tranquilo Lunático – temiendo la reacción de su amigo.- De todas formas es un notición- dijo como un niño pequeño.

-Mientras no sea un cotilleo- dijo de mala gana Remus.

-Señor Lupin dejemos que se explique.

Sirius comenzó a explicar todo lo que había pasado la noche de hacía catorce años cuando fue a casa de los Potter y como les había encontrado con vida pero desgraciadamente en coma. De que les había ingresado en un hospital muggle de la ciudad Dundee, en Escocia. Que por temor a que los mortífagos les pudieran reconocer y avisar a su señor (no sabía aún que había sido derrotado del todo, solo desaparecido sin dejar rastro), les cambio la apariencia y los nombres. Que ahora después de tantos años habían despertado y estaban ansiosos por ver a su hijo, de ver a Harry.

-Pero,¿y sus tumbas?, están sus cuerpos ¿no?- puntualizó Remus.

-Sirius, Remus tiene razón-observó Albus con su acostumbrada calma.- yo mismo fui al funeral y vi sus cuerpos.

Un silencio se apoderó de la sala. Sirius estaba ansioso y quería terminar cuanto antes, pero antes tenía que aclararles aquella duda.

-Remus, ¿recuerdas los muñecos que hice con nuestra apariencia?-queriendo que encontrara la respuesta en la pregunta.

Asintió. Recordaba aquellos muñecos que tanto parecido tenían con ellos. Pero no entendía que tenían que ver. Y es que Sirius siempre se sintió atraído por la creación de replicas exactas en miniatura de sus amigos y conocidos en muñecos.

-Pues después de dejarles transformé los muñecos a tamaño natural e intenté que parecieran que en realidad estaban muertos.

-De acuerdo pues vamos a verles- dijo el director preparándose para marcharse.- Remus, tu ves por Harry.

Mientras Hocicos y el director se iban a la cabaña de Hagrid; Remus, fue a buscar a Harry al comedor. Enseguida le visualizó. Estaba sentado al lado de dos cabelleras pelirrojas y a un lado de una de ellas una cabeza castaña. Enseguida se acercó.

-Ron, Hermione...-empezó pero un leve gruñido por parte de la pelirroja le hizo añadir.- y Ginny. ¿Os importa que me lleve a vuestro amigo un momento?

-No claro que no – respondieron al unísono Ron, el chico pelirrojo, y Hermione, la muchacha castaña.

-A mi no me importa que se lleven a mi amigo Harry- comenzó Ginny con un poco irritada.- Pero si me molesta que se llevan a mi novio Harry.

Remus puso una cara de asombro al enterarse que el pequeño Harry tuviese novia. Harry, por su parte no pudo evitar soltar una pequeña risita al ver la cara de su "tío".

-¿Desde cuando?-preguntó intrigado.

--Desde esta tarde- contestaron ambos como si fuese la cosa más natural del mundo.

-No te preocupes no le llevará mucho tiempo.

-De acuerdo- dijo Ginny dejándose convencer por el adulto.

Harry se levantó pero antes de marcharse se acerco a su novia y le dio un suave beso al mismo tiempo que se acercaba al oído de esta.

-No tardaré.

Salieron del gran comedor tras las miradas expectantes de los alumnos que no entendían nada. Primero habían salido urgentemente el profesor Lupin y el director tras la aparición de "Hocicos" y después Lupin había vuelto por Potter.

Una vez fuera Harry Potter, el niño que vivió, no hacía más que preguntarse a donde le llevaba su "tío" Remus.

-¿A dónde me llevas?- preguntó intrigado.

-Es una sorpresa- le respondió sonriente- que seguro te va a gustar.

A los pocos minutos se encontraron con los que ya habían emprendido el camino. No tardaron en llegar a la cabaña de Hagrid.

-Harry, será mejor que entres tu primero- le dijo un muy sonriente, aún más que en el camino, Remus.

-El señor Lupin tiene razón- comentó el siempre atento profesor Dumbledore.

-Además la sorpresa es especial para ti- dijo Sirius que se había vuelto a transformar.

Harry se fue acercando al pomo de la puerta mientras dirigía una última mirara a los tres adultos que lo observaban impacientes porque abriera la puerta y al mismo tiempo sonrientes. Poco a poco fue abriendo la puerta sin dejar de mira a sus "tíos" y al director. Se giró para entrar y en un primer momento no vio nada que se saliese de lo normal hasta que vio dos personas sentadas cerca del fuego. Con un poco de miedo se acercó quedándose de piedra al ver quienes eran esas personas que estaban dormidas.