Boys Don't Cry

por Karina

-Nathan, ¿qué piensas hacer la próxima semana?- le preguntó Gatty con mucho entusiasmo.

-¿hay algo importante que hacer?- preguntó ella extrañada.

-Bueno, si no tienes nada planeado... - comentó Miguel, quien se sumó a la conversación. Se encontraban en el hangar, reparando y puliendo sus armas de combate, la mayoría de ellas eran lanzallamas.

-Esperen un momento, se olvidan de que Nathan es nuevo- interrumpió Chesta. Arlet los miraba sin entender nada.

-Lo que pasa es que ya se acercan nuestras correspondientes vacaciones- le explicó Chesta -a cada escuadrón se les asignan una semana de descanso, y uno puede salir a visitar a familiares y descansar-

-¿Entonces saldremos del Vione?- preguntó Arlet.

-¡Sí!- gritó Guimel animado.

-Nosotros tenemos pensado salir en la noche del sábado, tu sabes, a celebrar... - dijo Gatty

-¿Y qué quieren celebrar?- preguntó Arlet inocentemente.

-No lo sé... cualquier cosa- respondió Miguel con picardía. Todos estallaron en risotadas y sólo los miró sonriendo. No tienen remedio, pensó.

-Entonces, ¿iras con nosotros?- le preguntó Chesta. Arlet se quedó sorprendida con la pregunta. La estaban invitando a salir con ellos. Vaya... no me di cuenta cómo me fui convirtiendo en parte de ellos.

-No lo sé- respondió.

-Vamos Nathan, anímate- le dio Gatty acercándose a ella y colocando su brazo en su hombro

-¿Cómo sabes si encuentras una agradable compañía?-

-wuuuuuuu- comenzaron los demás a molestar.

-¿qué estás diciendo?- preguntó Arlet algo alarmada.

-Vamos, todos somos chicos bien parecidos, seguro que podemos conseguirnos alguna novia- dijo Gatty con un extraño brillo en sus ojos. Entonces será mejor que me quede... no quiero tener que probar mi supuesta hombría con una chica. No quiero ni pensar en los problemas que me metería, pensó Arlet.

-Lo pensaré- dijo Arlet para tranquilizarlos un poco, pero su decisión ya estaba tomada. Era mejor y más sabio quedarse en el fuerte. Así aprovecharía de practicar tranquilamente sola.

-¡Bien!- exclamaron todos, como si les hubiera dicho que iría con ellos. Metieron tanta bulla que Dilandau se acercó a ellos para reprenderlos.

-¡Ustedes déjense de comadrear tanto y pónganse a trabajar!-

-¡Sí, señor!- respondieron todos al unísono y volvieron a sus quehaceres.

-Qué vergüenza, parecen viejas chismosas- añadió molesto.

En ese momento se escuchó un gran barullo en la entrada. Eran los soldados del Escuadrón Serpiente, que llegaban para salir en sus guymelefs. Junto a ellos entró su Capitán. La vestimenta de estos soldados era distinta a la de los Dragonslayers. Las armaduras de sus hombros eran mucho más pequeñas y de color gris y también llevaban armadura en sus pechos, el resto del uniforme era entero negro. Dilandau, quien seguía cerca de los chicos dirigió una mirada de desprecios hacia los soldados que entraron, en especial a su Capitán, quien a diferencia de los demás soldados, tenía una armadura de color verde oscuro. Al ver a Dilandau, una sonrisa malintencionada se le dibujó en el rostro y se acercó hacia él con paso decidido.

-Vaya... sentía un extraño olor a podrido y ahora que veo que llegaste entiendo por qué- dijo Dilandau sin dejar de mirar al Capitán del Escuadrón Serpiente. Era un chico de unos 18 años aproximadamente, de cabellos rubio platinado e intensos ojos azules. El chico lo miró con la misma sonrisa.

-Mi querido Dilandau ¿qué no te enseñaron a respetar a tus mayores?- le contestó el chico.

-Pero tu sólo eres escoria, Marcos- dijo Dilandau altanero -No eres más que un hijo de papá- todos los Dragonslayers comenzaron a reírse, pero pararon de inmediato al ver que el rostro de Marcos había cambiado de semblante para mirar con odio y rabia a Dilandau.

-¡Cállate! niñito estúpido. Sólo eres un fenómeno- le respondió. Esta vez, fue el turno de los otros soldados para reírse.

-¿¡Qué dijiste!?- dio Dilandau furioso.

-Lo que oíste, imbécil. Pobre de ti, me das lástima- contestó Marcos. Dilandau no soportó el que le dijeran que le tenían lástima y en un arrebato golpeó fuertemente a Marcos en la cara. Este apenas pudo reaccionar porque recibió otro golpe en el estómago, sin embargo, pudo esquivar un tercer golpe de Dilandau y aprovechó para golpearlo en la cara.

-¡Estúpido!- gritaba Marcos mientras le daba otro golpe. A estas alturas, los dos seguían golpeándose mientras los soldados animaban a sus respectivos capitanes. La pelea no duró por mucho más tiempo, ya que dos soldados de grandes proporciones separaron a los conflictivos capitanes

-¡¡¡¿¿¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ???!!!- se escuchó la potente voz del General Adelphos. Los dos soldados tenían que afirmar fuertemente a Marcos y Dilandau para que no se soltaran. Todo el mundo quedó en silencio.

-Ustedes dos siempre ocasionando problemas- continuó hablando –Muy bien, daré la orden para que los suelten y pobre de ustedes si hacen alguna estupidez- pasarán tres días en los calabozos- luego de esto, hizo un ademán y los soldados soltaron a Dilandau y Marcos.

-Los quiero en cinco minutos en mi despacho- y con esto, el General Adelphos y sus soldados se marcharon. Dilandau sintió algo tibio saliendo de su boca y al llevarse la mano a ella se dio cuenta que era sangre. Los dos estaban todos magullados y Marcos tenía un corte en la ceja. Dilandau llamó a Gatty y le relevó su cargo durante esos días. Luego de eso se retiró, no sin antes decirles unas últimas palabras a Marcos.

-Maldito imbécil, sólo estás aquí por tu familia, no por tus propios méritos-

-cállate estúpido, no tengo por qué aguantar esto de un fenómeno que ni siquiera sabe de donde salió- le contestó mientras comenzaba a caminar y aprovechaba de empujarlo con el hombro.

-Eso no importa. Porque YO soy mejor que tú, todo lo que tengo es porque YO me lo he ganado... no por un estúpido apellido- y con esto se retiró del hangar. Marcos se quedó quieto por un momento, rojo de rabia. Maldito imbécil, ya me las pagará, penso y se marchó. Arlet estaba completamente sorprendida. A decir verdad, nunca se imaginó a Dilandau castigado.

-Ese imbécil- comenzaron a decir los chicos.

-Siempre está molestando-

-¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Arlet

-No se soportan, siempre que se encuentran no pierden la oportunidad para insultarse- le explicó Chesta. Eso no se lo esperaba, que alguien fuera capaz de enfrentar a Dilandau y lo que es peor, insultarlo de esa forma.

-Dilandau sama tiene razón, es sólo un hijito de papá, no estaría aquí si no fuera por su apellido- agregó Miguel.

-¿y quién demonios es ese tal Marcos?-

-¿qué no lo sabes? Es el hijo de uno de los cuatro grandes Generales del Ejército de Zaibach- dijo Gatty.

-Es cierto, viene de una de las familias más antiguas y las que prácticamente fundaron el Ejército de Zaibach, los Zarovich- dijo Chesta.

-¡¡¡LOS ZAROVICH!!!- exclamó Arlet sorprendida -¡¡¿¿quieres decir que ese tipo viene de una de las familias más prestigiosas de Zaibach??!!-

-Así es- contestaron todos. Arlet se quedó callada por un largo rato.

-¡¡Maldito hijo de puta!!- fue lo primero que le vino a la boca y los demás se largaron a reír con la reacción de Arlet.

-jaja, tienes toda la razón, Nathan- le dijo Miguel dándole una palmada en la espalda.

-Está bien, no se relajen tanto y trabajen- les ordenó Gatty. Es verdad, iban a estar sin Dilandau durante tres días y Arlet se preguntaba qué iba a ser de ellos sin Dilandau.

Después de que pasaron los tres días, Dilandau estaba con un humor peor al acostumbrado, así que el resto de la semana fue un verdadero infierno. Afortunadamente, al menos para los demás, la semana siguiente salían de vacaciones, por lo que podían descansar de los malos tratos de Dilandau por una semana. Arlet, quien había decidido quedarse en el Vione durante las vacaciones, comenzaba a reconsiderar seriamente su decisión, no quería ser la única que recibiera los malos tratos de Dilandau, pero si salía, tendría que salir con los chicos y no quería meterse en problemas. Así que sólo esperaba que la sobredosis de mal humor de Dilandau disminuyera la próxima semana. El último sábado de la semana, el entrenamiento fue más duro de lo usual, por lo que todos terminaron exhaustos, pero felices ya que tenían el domingo entero para ordenar sus cosas y ser transportados a tierra firme. El domingo, todos los chicos estaban ansiosos esperando a ser transportados. Dilandau los observaba desde lejos, viendo lo emocionados que estaban por salir para descansar, para visitar a sus amigos, para encontrarse con sus familiares. Los miraba dándose cuenta de que nunca sabría lo que eso significaba. Como era de esperarse, ese tipo de pensamientos le revolvió el estómago, así que decidió terminar con esto lo más rápido posible. Se acercó a sus soldados y éstos se pusieron en posición firme al ver a su capitán. La escena no se hubiera visto tan extraña si los Dragonslayers hubieran estado usando sus uniformes en lugar de ropa civil.

-Bien, sólo espero que no se relajen tanto-

-¡Sí, Dilandau sama!- respondieron todos muy animados.

-Bueno, entonces pueden retirarse-

-¡Sí, Dilandau sama!- contestaron nuevamente. En ese momento, llegaron los transbordadores y los chicos subieron felices. Luego de eso, Dilandau se retiró a la habitación en donde tenía su gran trono. Buscó en su despacho una copa y una botella de vino y se puso a beber sentado en su trono. Se terminó la botella él solo, así que perezosamente se levantó a buscar otra botella más. Aunque tenía mucha resistencia al alcohol, ya que estaba acostumbrado a beber vino, se sentía algo mareado. Se sirvió una nueva copa, dejó la botella en la pequeña mesa que tenía junto a él y comenzó a juguetear con el contenido de la copa durante un largo momento. De pronto, el sonido de unos pasos acercándose lo sacaron de sus pensamientos. Se extrañó de que alguien anduviera a esas horas dando vueltas por los pasillos, sobre todo ahora que sus soldados acababan de marcharse.

-¡¿quién anda ahí?!-

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El minuto cultural de Hotaru

Hola a todos, una vez más, quiero dar las gracias a todos los que han puesto sus reviews, realmente me alegra ver que ya hay más de veinte.

Bien, he decidido colocar estas pequeñas notas con respecto a este fanfic y decidí llamarlo "El minuto Cultural de Hotaru" (de cultural no tiene nada, pero es lo que suelo decir con mis amigas cuando alguien hace algún comentario mmmm... como decirlo, extraño o de esos que después de que lo dicen todo el mundo se queda callado, sin saber que decir ¬¬), por ejemplo, este capítulo salió algo corto porque en realidad, todo lo que tenía pensado para este iba a quedar demasiado largo, así que decidí dividirlo... y así le da más suspenso a la cosa. ¿se imaginaban a Dilandau castigado? Jeje, yo tampoco, pero como mi hermano tuvo que hacer el servicio militar, me contó que siempre hay alguien de mayor rango que te trata mal... así, la persona que estaba a cargo de ellos y que los trataba mal, también recibía su repasada de alguien de mayor rango, y así... además, quería poner a alguien que le cayera mal Dilandau... no tanto que lo odiara, pero que hubiera cierta fricción entre los dos... además, aceptémoslo, Dilandau no es moneda de oro para que le guste a todo el mundo ^_^ (pero estoy segura de que es por eso que nos gusta tanto *^o^*)

Bueno, eso era todo, hasta el próximo capítulo.