Boys don't Cry

Por Karina

Advertencia: Este capítulo contiene escenas lemmons, o de contenido sexual explícito. Si te sientes ofendido por estos temas, por favor no lo leas. Si no es así y si eres mayor de edad, puedes leer el siguiente capítulo.

Esa noche, Arlet no pegó un ojo durante toda la noche, pensando y digiriendo más fríamente y de forma más objetiva todo lo que Gatty le había contado. Sin duda estaba sorprendida con toda la historia de los experimentos y los raptos de niños. Nunca pensó que un ejercito recurriría a tales prácticas por el sólo hecho de mejorar su tecnología y conocimientos. Pero eso no fue lo que le quedó dando vueltas en la cabeza. También estaba muy sorprendida con la historia de Gatty y Celena, en verdad era algo que nunca se lo esperó. Así que Gatty ama a Celena... la idea le parecía tan descabellada como lo que le había pasado a Dilandau y Celena. Con respecto a eso tenía un montón de dudas, no entendía cómo alguien podía ser cambiado de tal manera, como fue que raptaron a Celena, por qué sólo ella sobrevivió y por qué ella recordaba cosas de Dilandau y sin embargo Dilandau desconocía completamente la existencia de ella... tampoco entendía como fue posible que dos pequeños en ese entonces fueron capaces de inmiscuirse en las instalaciones, supuestamente secretas, del imperio de Zaibach. Eso era algo que dejaba mucho que desear de la seguridad del Ejército y ella misma lo había comprobado, ya que casi no tuvo dificultades para alistarse en las filas del Escuadrón de los Dragonslayers, en donde sólo eran aceptados hombres. Suponía que todas esas preguntas debían de tener sus respectivas respuestas, pero había algo que no sabía si la tenía o no... "amé a Celena mucho antes de que Dilandau existiera" Esa frase le daba vueltas y vueltas en la cabeza. No podía evitar sentirse mal al enterarse de que Gatty quería tanto a Celena y que a pesar de todo seguía amándola sin importar lo que pasara. La situación de Gatty era exactamente igual a la suya, sin embargo, él había decidido seguir adelante y seguir esperándola, sin importarle en lo que la habían convertido. Era un extraño sentimiento de culpa, se sentía como si en todo ese asunto se hubiera comportado de forma débil y cobarde, como si hubiera estado metiendo la cabeza bajo tierra para escapar de la realidad. Y ahora no sabía que hacer, porque lo que pensó que era lo correcto ya no lo parecía y francamente ya no tenía las fuerzas suficiente para seguir luchando contra lo que sentía. Porque cada día que pasaba, cada día que estaba más lejos de Dilandau, sus sentimientos hacia él se hacían más fuerte. Y ella muy ingenuamente pensaba que al final todo lo que sentía por él se acabaría, pero no fue así. Se dio vuelta en su cama hacia la pared y se tapó hasta las orejas y cerró los ojos para dormir de una buena vez, pero no pudo. Por más que se obligó a pensar en otras cosas, su mente volvía a divagar en lo mismo y no podía sacarse a Dilandau de su cabeza. Apretó los ojos muy fuerte, como si de esa forma todos esos pensamientos que la atormentaban se irían de la cabeza, pero lo único que consiguió fue que una lágrima le recorriera el rostro mientras apretaba los dientes. Te extraño.

Tenía que hacerlo, definitivamente tenía que hacerlo. Habían pasado un par de semanas desde que Arlet habló con Gatty y desde ese entonces no había dejado de pensar en Dilandau. Así que definitivamente se armó de coraje y se atrevió a hacer algo que desde hace mucho tiempo quería hacer y que no se atrevía porque no creía era lo más lógico para ella. Aquella noche se daba vueltas y vueltas en su cama, sin poder conciliar el sueño, pero sabía que no dormiría bien hasta no hacer lo que tenía que hacer. Tenía que reconocer que tenía miedo, no sabía cómo iba a ser la reacción de Dilandau y eso la aterraba y la molestaba al mismo tiempo. Hubo un tiempo que podía adivinar exactamente lo que Dilandau estaba pensando o lo que haría en alguna situación en particular, pero ya no. Hacía tanto tiempo que ni siquiera le dirigía la palabra más de lo necesario que ya le era imposible leer la expresión de su cara. Quería recuperar todo eso. Quería recuperarlo. Se destapó y se levantó de la cama en silencio, abrió la puerta de su habitación y salió. Comenzó a caminar descalza por los helados pasillos, pensando en su resolución. Gatty tenía razón, Celena es Celena y Dilandau es Dilandau, fin del asunto. Ella al fin lo entendió, se dio cuenta de eso el día en que se accidentó y Dilandau la curó y cuidó; se había dado cuenta, pero no quería reconocerlo, quizás por miedo o por cobardía. Él ya era otra persona, completamente diferente a la otra, un ser tan humano como ella, que se enoja, grita, se enfurece… que ríe, llora, siente vergüenza y que tiene pesadillas en la noche… ya no había nada de Celena en Dilandau y ella se ocuparía de que las cosas siguieran así. Era lo mejor, tanto para Celena como para Dilandau.

Llegó a la habitación y abrió la puerta lentamente y entró en ella con la misma quietud con la que caminó por el pasillo. Una vez que estuvo dentro de la habitación, se acercó a la cama, pensó que Dilandau estaba durmiendo, pero no era así… una vez más estaba teniendo una pesadilla, porque estaba de espalda en la cama, respiraba rápido y se aferraba con fuerzas a las sábanas.

-Dilandau, despierta- trató de despertarlo suavemente, pero no lo hacía. En lugar de eso, Dilandau comenzó a hablar en sueños.

-No, Arlet…no quise hacerlo… no quise matarte…-

Una vez más estaba teniendo la misma pesadilla que siempre olvidaba al despertar. El campo floreado, la niña de los ojos azules… el campo de batalla, las siniestras sombras… siempre era lo mismo, siempre sentía lo mismo; miedo, ansiedad, excitación, sed de sangre… y luego la culpa y arrepentimiento al ver que había asesinado a todo su escuadrón, al ver que había asesinado a Arlet… y luego el ardor de la sangre de todos ellos que subía por su cuerpo hasta ahogarlo.

-No, Arlet…no quise hacerlo… no quise matarte…- fue lo único que pudo decir hasta que de pronto dejó de sentir esa densa sensación de ahogo y abrió los ojos. Le costó un poco reponerse, pero cuando lo hizo, sus ojos se encontraron con los de Arlet, quien lo miraba preocupado. ¿Qué demonios está haciendo aquí? Se inclinó un poco en su cama y se llevó las manos a la cabeza. No lo entendía, últimamente lo único que recordaba de sus sueños era a Arlet toda ensangrentada y tan pálida como un fantasma, debido a la considerable pérdida de sangre. Siempre que soñaba con ella despertaba muy mal, sintiendo una extraña sensación de vacío y soledad. Y ahora ella estaba ahí, sobre su cama, luciendo tan pálida como en su pesadilla. ¡¿qué diablos es lo que quieres ahora, Arlet?! ¿por qué insistes en confundirme? Definitivamente no sentía ganas de verla, y menos precisamente ahora que había soñado una vez más que le enterraba su espada en su estómago. No ahora que había vuelto a soñar que la mataba.

-Dilandau… estabas soñando de nuevo- dijo Arlet. Había quedado completamente paralizada con lo que había escuchado de la boca de Dilandau. No, Arlet…no quise hacerlo… no quise matarte… ¿qué clase de pesadillas estaba teniendo? No quiso que Dilandau se diera cuenta de que lo había escuchado hablando en sus sueños, así que trató de no sonar tan preocupada.

-¿estás bien?- le preguntó. Dilandau no respondió nada y respiró hondo para tratar de regular su respiración que seguía agitada por la pesadilla.

-si, estoy bien- le respondió secamente, acostándose nuevamente. Luego se dio vuelta dándole la espalda a Arlet.

-¿qué haces aquí? ¡Lárgate!- agregó con el mismo tono cortante. Arlet sintió aquel frío rechazo como una fuerte bofetada, pero no se iba a rendir tan fácilmente. Sabía que iba a ser difícil, así que decidió seguir intentando, sólo que no sabía cómo hacerlo. Estuvo un momento pensando qué hacer, ya se había dado cuenta que conversando las cosas no iban a llegar muy lejos, ya que obviamente Dilandau no tenía intensiones de hablar con ella. Así que decidió que lo mejor era ser más arriesgada. Respiro profundo y tomó mucho valor, luego se acostó al lado de Dilandau, pasó su brazo por su cintura y lo abrazó por la espalda, dejando que su cabeza descansara sobre la suya. El corazón de Dilandau volvió a acelerarse al sentir el cuerpo de Arlet por primera vez en mucho tiempo tan cerca de él. No era justo que ella estuviera haciendo todo eso justo ahora que se sentía más vulnerable a ella, justo ahora que sentía tanta rabia hacia ella por haberlo traicionado, por haberlo dejado solo y sin siquiera darle una explicación. Quería gritarle y reprenderla, hacerla sentir mal por todo lo que le había hecho, pero no podía hacer nada. Sabía que podía ser un verdadero bastardo con cualquier persona, pero no con Arlet. Ella podía sentir en su mano que había apoyado en el pecho de Dilandau su agitación, pero pensó que sólo se debía a la pesadilla que acababa de tener. Al menos no ha hecho nada… ni para bien ni para mal.

-¿qué crees que haces, Arlet?- le preguntó enojado, sin embargo no hizo nada para apartarse de ella. Arlet no respondió nada y luego de un momento, se acercó a su oído y le susurró.

-No he olvidado mi promesa- los dos se quedaron en silencio por un largo momento.

-te extraño- agregó Arlet. Otro largo silencio se produjo.

-pero la rompiste… rompiste tu promesa.- le respondió Dilandau rompiendo el silencio.

-Lo sé… lo siento… perdóname- le respondió Arlet con la voz quebrada. Le estaba tomando mucho trabajo admitir que se había equivocado y además pedir perdón. Trató con todas sus fuerzas de no llorar, pero al ver que Dilandau no decía nada, sentía que ya no aguantaría más. Dilandau, por favor… di algo… pero nada salía de la boca de Dilandau. Arlet tomo el silencio de Dilandau como un rechazo, así que respiró profundo y tragó saliva con dificultad. Ya no pudo más y dejó que una lágrima se le escapara de los ojos. Ya no había caso, Dilandau definitivamente no quería saber nada más de ella, así que no le quedó otra más que retirarse y olvidarlo para siempre. Iba a retirar su brazo, pero de pronto sintió que Dilandau le tomó la mano, entrelazando sus dedos con los de ella. Ni siquiera sabía por qué lo hacía, pero al sentir la fría lágrima de Arlet que cayó en su rostro lo hizo reaccionar de esa forma y una vez que apretó la mano de Arlet en su pecho, sintió que esa extraña y molesta sensación de vacío que le dejó la pesadilla y que aún tenía se fue quitando poco a poco. Al sentir la reacción de Dilandau, Arlet no pudo evitar que otra tonta lágrima se le escapara y se acurrucó más cerca de Dilandau. La había perdonado, estaba segura.

-¿qué fue lo que te pasó?- le preguntó Dilandau. Pensaba quizás que Arlet se animaría a darle una respuesta a todo lo que había pasado y el por qué de su comportamiento, pero no fue así.

-no vale la pena hablar de eso- fue lo único que respondió –lo único que importa ahora es que no volveré a dejarte solo… nunca más- le dijo muy segura de lo que decía.

–No importa lo que pase, yo siempre estaré contigo- agregó Arlet. Lo siento Gatty, pero no dejaré que Celena vuelva… ella ya nunca más existir Dilandau se giró y quedó cara a cara con Arlet.

-ya rompiste una vez tu promesa- le dijo.

-no lo haré- le respondió Arlet, acariciando su rostro.

-¿estás segura?- volvió a insistir Dilandau.

-sí- le afirmó Arlet. Ya nadie me podrá separar de ti. Dilandau la observó un momento, como si estuviera dudando en creerle, pero luego de eso, su mirada se suavizó. Se acercó aún más al cuerpo de Arlet y comenzó a acariciar su rostro. Aún tenía unos rasguños del accidente que tuvo con el guymelef; al levantarle el flequillo de la frente, pudo darse cuenta de la cicatriz que le quedó al golpearse la cabeza en esa ocasión, y además, tenía unas pronunciadas ojeras, que eran más acentuadas con la poca iluminación de  la habitación. Aún as

-Eres linda… - le dijo. Arlet se quedó sorprendida. A pesar de todas las cosas que habían pasado entre ellos, nunca le había dicho algo así. Aquel comentario, ese genuino y sincero cumplido la dejó tan desprevenida que su reacción más inmediata fue reírse y ponerse roja como un tomate.

-pero qué estás diciendo- le dijo roja de vergüenza –no digas tonterías- agregó sin darle mucha importancia a lo que Dilandau acababa de decir. Sin embargo, Dilandau no estaba bromeando, estaba hablando muy en serio.

-No estoy bromeando… eres muy bonita- volvió a decirle con el mismo tono de seriedad. Ahora, Arlet dejó de reírse y pudo darse cuenta que Dilandau estaba hablando en serio. Acarició su rostro y comenzó a acercarse poco a poco hasta que sus labios tocaron por fin los suyos. Se besaron lentamente y muy despacio, como si estuvieran reconociendo lugares que desde hacía mucho tiempo no visitaban, dejando que los recuerdos se activaran en su mente y renaciendo sensaciones que pensaban habían olvidado. Fue entonces que Arlet lo supo y lo confirmó. Sabía exactamente lo que sentía por Dilandau, estaba segura de eso… y quería decirlo, quería que él lo supiera pero no podía decirlo… vamos, sólo son un par de palabras, ¿¡cómo es posible que no sea capaz de decir algo tan simple?! Trataba de darse ánimos ella misma.

-Dilandau… - dijo Arlet y de pronto sintió un pequeño dolor en el estómago.

-Dime- le respondió Dilandau. Arlet lo quedó mirando a los ojos y suspiró.

-no… nada… - le dijo al final y se acercó a besarlo nuevamente. Esta vez el beso se extendió más que el anterior y también fue más intenso. Ahora que al fin lo tenía después de tanto tiempo, un tiempo que le pareció una eternidad, no quería dejarlo ir, sólo quería tenerlo ahora. Dilandau trató de separarse un momento de Arlet, pero ella no lo dejó, sólo quería seguir besándolo.

-¿acaso quieres recuperar el tiempo perdido?- le dijo Dilandau cuando pudo por fin separarse de Arlet.

-bueno, si quieres me puedo ir a mi habitación- lo desafió Arlet. La respuesta de Dilandau no se hizo esperar y mientras volvía a besarla, se colocó arriba de ella. El sólo hecho de sentir el peso de su cuerpo sobre ella hizo que su respiración comenzara a agitarse. Abrazó a Dilandau con sus brazos y con sus piernas mientras él se ocupaba de recorrer con sus labios su cuello con desesperación, hambriento de no haberla tenido desde hacía mucho tiempo, sintiéndose dichosamente feliz de estar atrapado entre sus piernas. Arlet también sentía esa desesperación de besarlo y acariciarlo entero, pero apenas podía alcanzar a besar sus hombros. Él comenzó a desabotonar su pijama botón por botón, pero ella no lo dejó continuar. Aprovechó la oportunidad de volver a besarlo en la boca para hacer exactamente lo que había hecho antes Dilandau con ella… ahora ella estaba sobre él, afirmándolo de los brazos para que no se moviera.

-yo empiezo primero- fue todo lo que dijo y lo besó intensamente, saboreando sin inhibición cada rincón de la boca de Dilandau. Él estaba impresionado con la actitud de Arlet, pero no podía dejar de disfrutarla. Le causaba gracia que Arlet siguiera afirmando sus brazos, como si realmente pudiera impedir que los moviera… claro, él podía zafarse cuando él quisiera… pero aún así, dejó que Arlet lo tuviera atrapado en sus brazos. Su cuerpo ya estaba respondiendo al cuerpo de Arlet y eso que aún tenía su pijama puesto. Sin soltarlo, Arlet comenzó a besar con vehemencia su cuello, acercó su boca a la oreja de Dilandau y comenzó a morderla suavemente. Aquel pequeño roce fue suficiente para que Dilandau dejara escapar un grave gemido. Ella continuó jugueteando con su oreja, mientras que con una mano comenzaba a desabotonar el pijama de Dilandau y cuando terminó, se lo quitó lo más rápido que pudo. Por un instante, se sentó encima de él y lo observó acostado, con el torso desnudo y respirando tan rápido como ella. Podía sentir lo que ella despertaba en Dilandau, podía sentir como su cuerpo estaba reaccionando al suyo con tan sólo mirarlo y comenzó a sentir cómo la entrepierna de Dilandau comenzaba a abultarse. Ella no podía sentirse ajena a eso, porque su cuerpo también reaccionó al de Dilandau, sintiendo una tibia humedad en su entrepierna. Decidió no perder más tiempo y continuar con lo que estaba haciendo, una vez más se abalanzó contra Dilandau y trazó un camino con su boca que comenzó con la boca de Dilandau, para luego desviarse a su cuello. Mientras Arlet besaba a Dilandau en su cuello y acariciaba su torso, él aprovechó la ocasión de recorrer con sus manos el cuerpo de Arlet por debajo de su pijama. Arlet continuaba cada vez más descendiendo por el cuerpo de Dilandau, pasando por su torso hasta llegar a su vientre, que se contraía cada vez que Arlet lo besaba. Ella sentía mucha vergüenza, pero quería llegar más allá con Dilandau… quería hacerlo… quería complacer a Dilandau. Con sus manos temblorosas,  trató de desabotonar el pantalón de Dilandau.

-¿qué… estás… haciendo?- le preguntó Dilandau con la respiración entrecortada, pero Arlet no le dijo nada, sólo lo miró y continuó con lo que estaba haciendo. Bajó sus pantalones y lo dejó al descubierto…

-¡¿qué… haces…?!- trató de preguntar Dilandau, pero al sentir que Arlet lo estaba acariciando, su respiración se hizo más rápida y entrecortada… ella comenzó a besar toda el área cercana a su virilidad, incluso besó sus muslos, pero su sorpresa fue aún mayor cuando sintió la boca de Arlet sobre su miembro. En ese momento, un profundo gemido salió de su garganta y se aferró a las sábanas al sentir cómo las ondas de placer le pegaban una detrás de la otra… apenas era capaz de pensar y en lo único que lo hacía era en lo que Arlet estaba haciendo y en lo que le estaba provocando… era increíble, lo estaba disfrutando demasiado, tanto que llegó al punto en que ya casi no podía aguantar más… Arlet se dio cuenta al escuchar su respiración, así que se apartó de él al momento de su orgasmo. Él se inclinó, quedando semi sentado, dándole ligeramente la espalda a Arlet y acabó, completamente exhausto y cansado, mientras que Arlet seguía sentada a su lado. Cuando logró calmarse un poco, Dilandau se dio vuelta hacia Arlet.

-No pensé que fueras capaz de hacer algo así- le dijo con la voz aún entrecortada.

-yo tampoco- le respondió Arlet. Los dos se miraron y se sonrieron.

-Ahora es mi turno- le dijo Dilandau mirándola. La tomó de los brazos la tiró violentamente en la cama y la agarró firmemente, para que no se escapara, pero esta vez no lo haría. Lo primero que hizo fue desabotonar rápidamente el pijama de Arlet y contemplarla desnuda… se acercó a ella y mientras comenzaba a acariciar sus pechos, la besó intensamente en la boca, bajando luego por su fino y delgado cuello. Sus manos recorrieron cada parte de su tembloroso cuerpo, mientras se deshacía completamente del pantalón de su pijama… ahora sí la tenía completamente desnuda bajo su cuerpo y pudo sentir al fin el contacto de su piel suave con la suya. Cada vez más, Dilandau descendía con su boca por el cuerpo de Arlet, y mientras se entretenía besando uno de sus pechos, con una de sus manos recorrió su cuerpo, pasando por su cintura hasta llegar a sus muslos, los que separó lentamente. Por un momento dejó de besar a Arlet y la miró a los ojos. Quería ver su rostro al momento en que su mano tocara su punto más sensible, quería ver cómo reaccionaba a sus caricias. Ella sólo cerró los ojos y dejó escapar un intenso gemido al sentir su mano recorrerla entera, entonces Dilandau, satisfecho la besó nuevamente en los labios, descendiendo por su cuerpo rápidamente hasta llegar a su vientre.

-¿quieres saber lo que se siente?- le preguntó Dilandau mientras le separaba las piernas y le daba una maliciosa mirada.

-¿qué… vas a hacer…?- trató de preguntar Arlet, pero apenas podía hablar al sentir que Dilandau besaba el lado interior de sus muslos… cada caricia, cada beso que sentía era como un choque de electricidad que sentía por todo su cuerpo y cada vez que Dilandau se acercaba más a su interior la sensación aumentaba cada vez más… hasta que al fin sintió la tibia y suave boca de Dilandau recorriendo toda su entrepierna y fue tan fuerte la sensación que arqueó su espalda… un fuerte y entrecortado gemido se le escapó de los labios… y luego vino otro… y otro quejido más… ahora supo lo que Dilandau había sentido… el continuó besándola con vehemencia, disfrutando su sabor, sus gemidos, incluso la forma en que se movía, incitándolo a que continuara, pero cuando ella estuvo a punto de llegar a su orgasmo, él se detuvo.

-¡maldición… termina lo que empezaste, Dilandau!- lo reprendió. Estaba molesta por haberla dejado así, ¿acaso pensaba vengarse de ella de esa forma? Haberla dejado así la estaba torturando. Pero él le afirmó los brazos y se acercó lentamente hacia ella hasta quedar cara a cara.

-¿no quieres saber a qué sabes?- le preguntó. En ese momento, lo único que quiso Arlet fue besarlo, por lo que asintió silenciosamente con la cabeza. Entonces Dilandau la besó y Arlet pudo sentir su propio sabor, mezclado con el del propio Dilandau. La sensación fue tan intensa que no se dio cuenta que Dilandau había llevado una de sus manos a su punto más sensible y Arlet pudo notar que él estaba listo.

-Ahora es nuestro turno- le dijo Dilandau y se introdujo en ella con cuidado. Arlet sintió de pronto un punzante dolor, había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo con Dilandau y a pesar de que ya se había acostumbrado, el dolor que sintió fue más fuerte que la última vez que estuvieron juntos. Dilandau se dio cuenta de esto, así que le dio un pequeño beso en la punta de la nariz y decidió moverse lentamente, para que Arlet se acostumbrara a sentirlo. Poco a poco, ella se fue acostumbrando a sentirlo dentro de ella y el dolor disminuyó… y mientras más disminuía el dolor, más rápido comenzaba a moverse y mientras más rápido se movían, Arlet sentía que Dilandau la penetraba cada vez más profundo… hacía mucho tiempo que ninguno de los dos sentía esa sensación de placer, esa cercanía de los cuerpos que les quemaba la piel y los sentidos, la humedad y tibieza de su interior, en donde los dos se hacían uno… pero no sólo era lo físico… era la complicidad que renacía entre los dos, el saber exactamente lo que el otro quería, el conocer y querer sus virtudes y aceptar sus defectos. Era sentir que uno se complementaba con el otro y que los dos hacían uno sólo, pero sin dejar ellos mismos de ser uno. Arlet sintió que ya no podía más y al momento que llegó su orgasmo, dio un último gemido y su cuerpo se contrajo por completo. Dilandau también sintió que su orgasmo estaba cerca y aumentó el ritmo de su movimiento y cuando al fin llegó, terminó con una última y profunda penetración. Los dos quedaron completamente exhaustos y cansados, tratando recuperar el aliento. Parecía que no había suficiente aire para los dos.

-deberías enojarte más a menudo- le dijo Dilandau cuando fue capaz de decir algo.

-que gracioso- le respondió Arlet sarcásticamente, pero después lo abrazó con sus brazos y piernas. En respuesta, Dilandau la besó suavemente por un largo instante. Luego de eso, él ordenó un poco las sábanas y los dos se cubrieron con ellas, Arlet se dio media vuelta y dejó que Dilandau la abrazara por la espalda.

-Me alegra que estés de vuelta- le dijo Dilandau después de un largo momento de silencio. Arlet acarició el brazo que la rodeaba y le dijo.

-me alegra que me hayas perdonado- él le respondió con un suave beso en su hombro y se quedaron dormidos.

Eran las tres de la madrugada y tuvo que ser despertado para una urgente reunión. Su pobre asistente recibió la orden de despertar a su superior y que "debía" presentarse sin demora en el "Cuarto Ciego". El Cuarto Ciego era el lugar en donde se reunían a discutir todos sus proyectos secretos y sólo unos pocos sabían de su existencia. Pero para ser convocados a esas horas de la madrugada, algo muy grave debía de estar ocurriendo. Luego de reprender duramente a su asistente, procedió a vestirse rápidamente para presentarse a la dichosa reunión. Caminó rápido y con paso firme y se dirigió a la parte más baja del Vione, uno de los lugares más oscuros y de difícil acceso de la Fortaleza Flotante. A medida que iba descendiendo por los oscuros pasillos y cruzaba las puertas de acceso restringido, podía sentir cómo el aire comenzaba a sentirse pesado y la temperatura subía cada vez más. Abrió su oscura capa por un momento y sacó un pequeño pañuelo, con el cual se secó la incipiente transpiración que salía por su amplia frente. Aquel sudor no sólo se debía a la temperatura del lugar, sino que también era en parte culpa de los nervios que sentía y la ansiedad por saber de una buena vez por todas qué demonios estaba pasando.

Cuando por fin llegó al Cuarto Ciego, abrió la pequeña puerta que se encontraba camuflada con unos grandes tubos de metal, se metió rápidamente a la habitación y cerró la puerta con cautela. Caminó por el estrecho pasillo hasta que por fin llegó al amplio salón, que tenía forma redonda, y lo único que se podía divisar era una larga mesa con forma de semicírculo. Al centro de aquella extraña mesa se podía observar una gran esfera brillante de cristal que quedaba a la altura de la mesa, la cual descansaba en un extraño aparador, lleno de cables y tuberías. Detrás de la mesa habían tres personas sentadas, vistiendo la misma capa oscura que Foruma. Los dos individuos que estaban sentados a los extremos miraron sin moverse un milímetro, como verdaderas estatuas, cómo Foruma se aproximaba a la mesa, mientras que la persona que estaba al medio de los dos se acercó a la mesa y cruzando sus dedos, apoyó su cabeza detrás de sus manos, al tiempo que apoyaba sus brazos en sus codos… lo único que se podía ver de aquel individuo era sus fríos ojos grises. Sin duda, él era el líder de los tres. Ahí estaban, los Grandiosos Magos de Zaibach, los pioneros en las ciencias y la tecnología en la cual todo el imperio se apoyaba, los Magos que querían ser Dioses y controlar el destino de las personas. Foruma pudo darse cuenta de inmediato que había problemas, y que aquellos problemas estaban relacionados directamente con él. Una vez que estuvo frente a la gran mesa, el Mago que parecía el líder de los otros habló sin mover un músculo.

-¿qué significa esto?- le preguntó con un tono completamente neutro en su voz. Foruma miró la gran esfera de cristal y una gota de sudor le recorrió la frente. En la esfera pudo ver cómo Dilandau y Arlet dormían plácidamente desnudos y abrazados. ¡¿Qué demonios está pasando?! ¡Esto no debería ser así! Pensó Foruma alarmado. Estaba mal, lo que estaba viendo estaba mal, no se suponía que eso debía pasar. Con disimulo se mordió el labio inferior de su boca.

-Puedo arreglarlo- fue todo lo que dijo, mientras trataba de guardar la compostura.

-Demasiado tarde- le respondió Garufo, el aparente líder de los tres magos.

-¡No, no lo es!- le respondió Foruma con firmeza. Se produjo un incómodo silencio. Los dos magos se miraban a los ojos desafiantes, pero todo indicaba que Garufo había pasado a ser el líder absoluto.

-Lo siento, pero nosotros nos encargaremos de ahora en adelante- dijo Garufo.

-¿qué estás diciendo?- le preguntó Foruma airado. Lo sabía, sabía que Garufo acabaría haciendo su voluntad, sin importarle las consecuencias. Pero no podía permitir eso, preferiría morir antes que dejar que Garufo arruinara el proyecto.

-Nos encargaremos del asunto a nuestra manera- volvió a repetir Garufo.

-¡No, no puedes hacer eso! Es peligroso para el proyecto. Sabes muy bien cuales serían las consecuencias- dijo Foruma airado. La tranquilidad de Garufo y la indiferencia de sus otros dos colegas lo exasperaba.

-Pues, dado que tu plan ha fracasado, me veo en la obligación de tomar ese riesgo- Garufo seguía inexpresivo.

-Ahora, si fueras tan amable, puedes retirarte- agregó y desde las sombras aparecieron dos soldados que se pusieron justo detrás de Foruma. Sabía lo que le pasaría, pero no se iba a ir así como así.

-¿Lord Dornkirk sabe sobre esto?- le preguntó Foruma a Garufo.

-Eso ya no es de tu incumbencia- le respondió con un tono de voz más fuerte. Ya se le estaba acabando la paciencia con Foruma y de ninguna forma iba a dejar que se inmiscuyera en sus planes.

-¡Claro que lo es! Recuerda que este proyecto es tan mío como tuyo, no puedes sacarme así como así- vociferó Foruma.

-¡sáquenlo de aquí!- fue lo único que Garufo ordenó y los soldados que estaban detrás de Foruma lo tomaron con fuerza.

-¡suéltenme, malditos gusanos!- les ordenó Foruma y los soldados no siguieron forcejeando. –No es necesario- agregó. Ya sabía lo que iba a pasar con él, así que no había necesidad de resistirse. Miró por última vez a Garufo y le dijo sin dejar de mirarlo con rabia.

-Lo vas a lamentar- y con eso, Foruma desapareció junto con los soldados. Los otros Magos sabían que nunca más lo volverían a ver y que ahora sólo quedaban ellos tres. Paruchi, uno de los magos que se encontraba al lado de Garufo algo incómodo con la situación rompió el inquietante silencio que había dejado la partida de Foruma.

-Quizás debimos escucharlo- dijo con preocupación.

-Si bien Foruma tenía razón con su teoría, no supo darle un término adecuado- respondió Garufo con su fría y aguda voz.

-Pensé que no estabas de acuerdo con él- dijo Kuaru, el otro mago.

-Sólo en algunas cosas, él tenía la razón, "el odio más profundo proviene del más intenso amor". El ser humano se comporta de maneras misteriosas, ya que es capaz de profesar el más profundo y puro amor por alguien, pero cuando llega el desamor y la desilusión, es capaz de generar el odio más intenso… es casi increíble que se pueda amar y odiar a la misma persona con la misma intensidad-

-¿y cual es tu nuevo plan?- preguntó Kuaru.

-Retomaremos el plan de Foruma. Dejaremos que Dilandau y Arlet restablezcan sus lazos una vez más. Y cuando eso suceda, la sacaremos del proyecto. Como siempre debió ser- dijo Garufo mirando la imagen de Dilandau y Arlet durmiendo desnudos.

-que repugnante- murmuró con una muesca de desagrado en su rostro.

Foruma, Garufo, Kuaru y Paruchi. Ellos son los Madoushi o seguidores del método mágico, los Cuatro Magos de Zaibach, importantes personas del Imperio. Aunque no son muy conocidos por el pueblo común y corriente de Zaibach, ni siquiera por la mayor parte del Ejército, su existencia era conocida en limitados lugares como el Vione. Ellos fueron responsables de muchos de los adelantos del Imperio y como tales, contaban con el beneplácito de Lord Dornkirk para realizar todas sus investigaciones y proyectos. Por esto, el mismo emperador les encargó a estos cuatro pioneros la tarea de desarrollar el proyecto de modificación del destino. Principalmente, Foruma y Garufo fueron los que desarrollaron la mayor parte del proyecto, trabajando juntos en él desde el comienzo. La idea era tomar a una persona cualquiera y transformar su destino en otro, para ver hasta qué punto se podía transformarlo. Estos cuatro magos desarrollaron sus planes bajo el más estricto secreto, realizando investigaciones y estudios para dicha tarea. Para cuando llegó el tiempo de poner en práctica todo lo que en ese momento era sólo una teoría, decidieron raptar a pequeños niños y niñas de las inmediaciones de Zaibach. Fue así como entre todos esos pequeños, raptaron a Celena, y fue Celena quien sobrevivió de todos aquellos niños, fue ella quien sobrevivió a todos esos experimentos hasta que poco a poco lograron transformarla en algo completamente distinto a ella. Fue así como transformaron a Celena en Dilandau Albatou. El proyecto había tenido éxito hasta el momento y además de lograr la alteración completa del individuo, vieron en Dilandau el líder perfecto para uno de los futuros planes del Imperio de Zaibach, la captura del Dragón Blanco, pieza fundamental para la Máquina del Destino. Sin embargo, el experimento aún era inestable, ya que aún no se explicaban por qué Dilandau volvía a ser Celena. Era lo único de humanidad que quedaba en Dilandau, por lo tanto, debía ser removida si se quería tener a un soldado perfecto, liberado de su conciencia, sádico y que no mostrara resentimiento por sus futuros despiadados actos.

Así fue como se desarrolló la última parte del proyecto, dejarían que Dilandau experimentara el sentimiento más puro, poderoso e incomprensible que un ser humano puede sentir por otro, el amor. Paradójicamente, esto pretendía también enseñarle a Dilandau una de las lecciones más importante de su vida. Aprendería a odiar. Foruma fue uno de los artífices de esta extraña teoría, sabía que un ser humano era capaz de amar y odiar a la misma persona con la misma intensidad, que una vez que alguien a sido traicionado por la persona que más confiaba se desencadena un odio y resentimiento tan grande como el amor que se sintió por esa misma persona. Pues dejarían que Dilandau se enamorara, que sintiera la necesidad de estar con esa persona para siempre, incluso que sintiera algo de dependencia por ella… que confiara plenamente en ella. Entonces vendría el siguiente paso, hacer que su gran amor lo decepcionara, dejándolo solo. Con esto, se pretendía enseñar a Dilandau los peligros y las debilidades que conllevaban involucrarse sentimentalmente con alguien, sea cual sea esta relación, y que lo más seguro era mantenerse siempre alejado de todos esos sentimentalismos, que es mejor mantener la cabeza y el corazón frío si se quería ser un soldado de primera. Y las cosas así ocurrieron. Con la tecnología de Zaibach "modificaron" una vez más el destino. Fue así como vieron en Arlet, una pequeña que había quedado huérfana a temprana edad la candidata perfecta para sus propósitos. Los magos "arreglaron" que Arlet, cuya madre había fallecido cuando era pequeña y su única familia era su padre, perdiera a su padre en un ataque provocado por los dragones que merodeaban los alrededores del imperio, lo que hizo que surgiera en ella un fuerte sentimiento de resentimiento. También "arreglaron" que pudiera entrar al ejército de Zaibach y más específicamente en los Dragonslayers sin ser descubierta. Los magos sabía que no podían elegir a cualquier persona y debido a todas esas circunstancias, habían hecho de Arlet una persona solitaria, independiente y de carácter muy fuerte, muy parecido a Dilandau. Una vez que Arlet ya estuvo algo establecida en el escuadrón vendría la revelación para Dilandau. La forma en que Arlet entró en el ejército debía de ser así de clandestina, ya que una vez que Dilandau supiera toda la verdad acerca de Arlet los dos se convertirían en cómplices, y cuando las personas comparten algún secreto automáticamente tienden a crear lazos de complicidad. Existía una pequeña posibilidad que Dilandau no le hubiera importado delatar a Arlet, pero eso no ocurriría, él se vería demasiado reflejado en ella como para hacer algo así.

Todo estaba marchando a la perfección, Dilandau se sentía cada vez más intrigado por Arlet, en parte porque de alguna manera se veía reflejado en ella (los dos son muy orgullosos y tercos) pero también por ese aire de soledad que la rodeaba. Sin duda que para Dilandau representaba un reto descubrir sus secretos, tratar de entender lo que pensaba, averiguar por qué no podía tratarla como a cualquier soldado, por qué despertaba cosas, sentimientos y sensaciones que nunca había experimentado (después de todo, Dilandau era un joven de quince años descubriendo el sexo opuesto)… quería entender por qué demonios tenía ese extraño poder sobre él.

Una vez que la relación entre Dilandau y Arlet estuvo consolidada el proyecto llegaba a su etapa más complicada. Y entonces comenzaron los problemas entre Foruma y Garufo. Lord Dornkirk quería que todo el ejército de Zaibach estuviera listo para abocarse a la tarea de capturar el Dragón y establecer su imperio, por lo que el proyecto debía finalizar lo antes posible. Los dos magos concordaban en que era el momento preciso para que Arlet saliera de la jugada, pero los dos discordaban fuertemente en la forma en que se llevaría a cabo dicha acción.

Foruma postulaba que el impacto sería mayor para Dilandau si Arlet decidía por su cuenta apartarse de él y para lograr esto había que tomar una decisión bastante arriesgada. Debían dejar que Arlet se enterara de toda la verdad acerca de Dilandau. Sabían que era arriesgado dejar que más personas que las necesarias supieran esa clase de información, pero era algo que los magos podían controlar. Ya antes y con el fin de controlar los posibles cambios de Dilandau, dejaron que dos soldados, Chesta y Gatty también supieran todo acerca de Dilandau y debido a los lazos que habían logrado establecer con Celena, ellos no harían nada que pusiera en peligro el proyecto, al contrario, ellos serían los primeros en asistir a Dilandau en caso de cualquier crisis (hubiera sido catastrófico que la mayoría de los soldados presenciara el cambio de Dilandau a Celena). Una vez que Arlet supiera que Dilandau y Celena eran la misma persona se sentiría confundida, quizás decepcionada, y ya no querría estar con Dilandau y él, al ver su rechazo se sentiría profundamente traicionado, después de todo, era la primera vez que confiaba en alguien de la forma en que lo había hecho. Los magos sabían cómo Dilandau iba a reaccionar, sabían que además de sentirse traicionado, Dilandau se sentiría herido en su orgullo, tanto que odiaría a Arlet por haber jugado con él y se juraría a sí mismo no volver a caer en el mismo error.

Por otro lado, Garufo pensaba que esa forma de proceder era muy débil, ya que creía que lo mejor era quitar a Arlet del proyecto en la forma más radical y traumática para Dilandau. Claramente quería que Arlet muriera, así de simple. Foruma no estaba de acuerdo con esto, porque una experiencia tan traumática como la de perder un ser querido podía ser tan fuerte para Dilandau que el proyecto sufriría un lamentable revés; es más, lo único que provocaría era que los antiguos sentimientos de Celena volvieran a la superficie y volvieran a Dilandau una vez más inestable. Sin embargo, Garufo insistía en que esa sería la prueba de fuego para Dilandau, ya que si no era capaz de soportar la muerte de Arlet, pasaría lo mismo si cualquiera de sus soldados muriera en batalla.

En cuanto a los riesgos, la teoría de Foruma era más acertada que la de Garufo, ya que como explicaba, la traición de Arlet calaría más hondo en el corazón de Dilandau, haciendo que su odio por ella creciera y que todo lazo entre las personas le pareciera ridículo y estúpido (él nunca más volvería a caer en algo tan bajo como eso).  El problema era lo que se haría con Arlet una vez que dejara a Dilandau. Se pensó en la posibilidad de dejar que Arlet se fuera del ejército o simplemente tomarla prisionera acusada de traición al Ejército de Zaibach. Era en ese punto en que Garufo más discordaba con Foruma, ya que en cualquier momento ella podía hablar y decirle a todo el mundo lo que sabía, pero Foruma aseguraba que no sería así y en caso de que algo como eso pasara, nadie le creería. Por otro lado, la teoría de Garufo era mucho más drástica, pero los resultados se verían a menor plazo y de una forma más segura, además, contemplaba algo que Dilandau no había experimentado aún: el acto de matar a alguien. Finalmente y luego de muchas deliberaciones y estudios de la gente involucrada aparte de los cuatro magos (en donde se incluía el padre de Gatty) concluyeron que lo mejor sería terminar el proyecto según la teoría de Foruma. Garufo nunca dio su brazo a torcer y peleó hasta el final para que su teoría fuera la aceptada y cuando todos llegaron a esta decisión, se enfureció mucho, pero la aceptó de mala gana. Debido a esto, Garufo siempre estuvo vigilando los movimientos de Foruma, ya que al menor error, él no tendría compasión par quitarle el proyecto. La teoría de Foruma había estado marchando a la perfección, tal como lo había planeado, sin embargo, nadie pudo explicar cómo fue que Arlet, después de haber decidido alejarse de  Dilandau, volviera a estar nuevamente con él. Y como el plan de Foruma había fracasado, Garufo convenció a Kuaru y Paruchi (quienes se convirtieron en sus títeres) para tomar las riendas del proyecto y finalizarlo como él lo había planteado. Claro, debía ser prudente y dejar que el tiempo pasara un poco más y que los lazos entre Dilandau y Arlet se reafirmaran nuevamente… entonces procedería como siempre debió haber sido. Ya lo tenía todo planeado y estaba seguro de que nada iba a fallar.

El minuto Cultural de Hotaru

Hola una vez más a todos ustedes. Esta vez no me demoré tanto en actualizar, y el motivo es que me he comprado un grabador de cd (en vista de que mi disquetera pasó a mejor vida ¬__¬..... kamisama la tenga en su santa gloria ú_ù)

Bueno, así que el maravilloso Imperio de Zaibach no da puntada sin hilo. Como dato curioso, tenía pensado inventar los nombres de los magos de Zaibach, pero curiosamente tienen nombres, los que encontré en la página "Escaflowne Compendium" si es que la conocen, tiene mucha información de la serie, así que no es invento mío, así se llaman, y lo de madoushi también se explicaba ahí.

Bien, espero que les haya gustado, al fin la parejita se reconcilió, pero......... ¿cuánto les durará? Jojojo... no se pierdan el próximo capítulo de "boys don't cry" ^_^  por el momento, sólo me falta decir que este fanfic ya está llegando a su fin T_T (que triste despues de tanto tiempo)

Muchas gracias a todas las personas que dejan sus reviews y que me mandan correos, de verdad me da muchos ánimos para continuar esta historia.