Disclaimer: Envidio a la bruja que se está haciendo rica con los derechos de esa película (Comentario personal: esta muy buena, pero me la tuve que comprar en ejem, ejm, porque no es justo que en Perú la estrenen ¡el 15 de julio!) Que si por mí fuera, no dejaría que nadie sino yo dirigiera a MIS personajes y MI historia, asi que a este paso ya iría en la mitad de la producción de la 5ta. Hum, creo que me fui por las ramas, solo debería decir que los personajes y todo lo reconocible pertenecen a la Sra. Joan Rowling.

Y después de este lindo y sincero Disclaimer, damos paso al largo capítulo seis, que aun no tengo terminado y espero tenerlo para la noche de hoy Lunes siete de junio de 2004 a las 14:01 hrs.

FF: Harry Potter y la Deuda Pendiente. Capítulo Seis: El peligroso regreso a casa.

Pasaron las semanas, si Harry dormía, era un milagro divino de Nuestro Señor Jesucristo, el pobre no paraba de pensar en su padrino, estaba muerto y aunque ya no se sentía tan culpable como al inicio de las vacaciones, seguía triste. También pensaba en su destino y en lo que le esperaba ahora, dado que Voldemort ya había sido descubierto después de un año de volver. Y también la escuela, el ministerio, cuando lograba pegar los ojos, soñaba con sus padres, Sirius, Cedric (sí, todavía lo perseguía esa "sombra"[N/A: nop, no es la cremosa Cho Chang... dgbjgb), era desesperante despertar asustado, con la camiseta pegada a su pecho por el sudor y con el ya acostumbrado, pero aún molesto, dolor de cicatriz. Y no podía hacer nada para distraerse, pues no tenían nada que hacer.

Últimamente, había notado que Ginny, Hermione y Ron (sobretodo estos dos últimos) andaban cuchicheando por ahí, pero sabía que sería porque todavía no les había contado que era lo que decía la profecía ni nada de lo que les había ocultado de su última conversación con el Director de Hogwarts, Albus Dumbledore. Esto lo mortificaba, pero aún no lo asimilaba el mismo, aunque pensaba que, de todas formas se los tendría que decir pronto. Con el pasar de los días, Potter comenzó a pensar que corrían demasiado peligro junto a él, mucho más de lo que ellos pensaban. Y sabía que no podría soportar perder a sus amigos, no más por favor.

El día de su cumpleaños lo cogió sorprendido al despertarse y recordar que fecha había sido el día anterior. Dieciséis años, seguía vivo de una forma que nadie había podido hacerlo, aunque tampoco es que lo hubiera querido. Levantó la cabeza y vio que Ron no se encontraba en su cama. Seguro estaría abajo desayunando. Luego recordó, otra vez, que era su cumpleaños y se preguntó por qué no lo había saludado siquiera. Bajó las escaleras luego de vestirse y en la escalera encontró algo sorprendente, mejor dicho, a Hedwig con algo sorprendente. La lechuza llevaba atada, con cierta torpeza, a la pata un sobre, el cual no tendría nada sorprendente si no fuera porque el sobre no era de pergamino, sino un típico, común y corriente sobre muggle de correo aéreo [N/A: si, de esos que dicen "via air mail"], y escrito con bolígrafo muggle con una elegante y estirada caligrafía, su nombre. Harry se sorprendió, casi tanto como se sorprendió cuando se enteró que era un mago, al ver que aquella misiva se la había enviado su tía Petunia.

Harry:

Feliz cumpleaños. Lamento haber sido una molestia para ti durante todos estos años, algún día te lo explicaré. Te envío algo que espero que te guste, fue tomada el día en que cumplía la misma edad que tú, y la otra es una que encontré en casa poco tiempo después que se marchara de casa, la guardé porque pense que la pediría algún día.

Pásala bien con tus amigos.

Tu Tía

Petunia

PD: sólo en caso te preocupe, tu primo está mejor. Le faltan 15 días para cumplir la primera parte de su tratamiento.

Harry se hallaba en estado de conmoción al ver la sinceridad de las palabras de su tía menos favorita (mencionando que era la única que tenía). Buscó en el sobre muggle y hallo dos viejas fotografías. La primera mostraba a una jovencita de unos 16 años, con unos grandes, bellos y brillantes ojos verde esmeralda, el rojo y espeso cabello le caía sobre los hombros, cubiertos por un suéter verde que se parecía muchísimo al que llevaba puesto en ese momento. Una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla al ver a su madre, inmóvil, sonriéndole desde lo que parecía que era la casa de Privet Drive. "Fue tomada el día en que cumplía la misma edad que tú", se sintió muy conmovido por este hecho. Miró la otra, una fotografía mágica esta vez. Un muchacho la misma edad, que si no hubiese sido por los almendrados ojos castaños y la gran nariz, habría jurado que era él mismo, le sonreía y guiñaba el ojo. Luego ponía una mirada seductora y miraba de un lado a otro. Harry rió un poco cuando la segunda lágrima rodaba por su otra mejilla. Le dio la vuelta y encontró una nota escrita con tinta verde con una caligrafía bastante desastrosa, aunque se notaba que se había esforzado en dar cierta elegancia a los garabatos que decían "Para Lily Evans de James Potter. Anda, sal conmigo, dame una oportunidad". Y ponía como fecha junio del 77. La volvió a mirar y vio que un muchacho alto le ponía cuernos a su padre sin que este se diera cuenta. Siriusmusitó el muchacho al reconocer al bromista. Se secó las lágrimas con el dorso de la mano, se trató de calmar un poco y con ambas fotos y la carta aún en la mano bajó hacia el sótano a tomar desayuno. Definitivamente, acababa de recibir el mejor regalo de parte de los Dursley, mejor dicho, de tía Petunia. Escribiría una respuesta lo mas pronto posible para agradecérselo. No dejaba de sentir algo de pena por la situación de Dudley. Supuso que el hecho de que un extraño te abra los ojos de esa manera debía haber sido lo más horrible del mundo para tía Petunia. Como si hubiera sido atacada por un dementor. Entró a la cocina ensimismado en sus pensamientos y se vio rodeado de gente diciéndole feliz cumpleaños en menos de un segundo.

Abrazos y paquetes recibía por todos los lados, Los gemelos, la Sra. Weasley, Ginny, Hermione Ron y Remus.

Gracias –dijo el chico del cumpleaños emocionado, nunca lo habían saludado personalmente de aquella manera tan cálida. Los Dursley habían pasado por alto sus últimos cinco cumpleaños.- Gracias, gracias a todos –era lo único que el muchacho atinaba a decir mientras se sonrojaba. Harry, ¿

Qué deseas para desayunar, cielo? –decía la Sra. Weasley- Té, galletas, tostadas, huevos revueltos con tocino, arenques ahumados...

Té y tostadas estarán bien, Señora.

Harry, pide lo que quieras, es tu cumpleaños.

Para una persona que ha pasado 14 de sus 15 cumpleaños anteriores en la más completa carencia de cariño, alguien que había aprendido a olvidarse de la fecha de su nacimiento durante los últimos cinco años, a excepción de las tarjetas y regalos que recibía hace tres, era muy difícil asimilar la idea normal que toda persona, muggle o mago, tenía de la frase "día de cumpleaños".

Desayunó tranquilo, intercambiando algunas palabras con sus amigos mientras comían, platicando sobre lo que harían ese día.

Primero abre tus obsequios, cariño –sugirió la Sra. Weasley hacia el final del desayuno, cuando Remus y los gemelos se hubieron marchado a trabajar.

Está bien. –dijo Harry mientras se disponía a abrir sus obsequios. Puso las fotos que le había regalado tía Petunia sobre la mesa, los había tenido al costado de su silla durante el desayuno. Ron las vio y preguntó.

¿Y esas fotos, Harry?

Me las envió Tía Petunia, esta es una que mi padre le obsequió a mi madre, le preguntaré a Remus acerca de ella cuando llegue –decía mientras Ron pasaba la foto para que la vieran todos. - La otra es de mi madre, el día que cumplía dieciséis años, como yo...

Ron la miró y sonrió, Hermione puso una cara entre felicidad y tristeza muy rara, miró a Harry y le sonrió, Ginny miró a la foto, luego a Harry, luego a la foto y otra vez a Harry, le sonrió y se la pasó a su madre. Harry, que estaba desenvolviendo el primer regalo luego de responder a las sonrisas de sus amigos, no se dio cuenta de que luego de sonreír, la señora Weasley había dejado de sonreír un poco mirando alternativamente a su hija y a la foto. Se la devolvió sin hacer ningún comentario.

El señor y la señora Weasley le habían regalado un suéter y una navaja muggle Suizas, de esas que tienen varias fuciones [N/A: mi abuelito tiene una de esas, que tienen hasta desarmador, lapicero, reloj y palillo de dientes]. Tonks le regaló una caja llena de miniaturas de las escobas más conocidas de la historia. Hagrid, un libro de la historia de Hogsmeade. Los gemelos, una bolsa repleta de los mejores sortilegios Weasley: un paquete básico de Magifuegos Salvajes Weasley, una caja surtida de los surtidos salta-clases, dos orejas extensibles y dos bolsas de 250 gramos cada una de galletas canario y caramelos longuilinguos. Ginny le regaló una caja de ranas de chocolate de edición especial con cromos de los personajes que lucharon contra Lord Voldemort (le tocaron dos repetidas de Sirius, que por lo visto era una foto de la época en que iba a Hogwarts, y tres más de Dumbledore). Ron le regaló una miniatura de una moto que sonaba como una moto de verdad. Hermione le regaló un juego de pociones de primeros auxilios que incluía tres botellitas de poción de escencia de murtlap. Finalmente, Remus le regaló un juego de tres espejos de doble sentido con una nota:

Harry

Sé que Sirius te dio el de James, yo te entrego los demás para que puedas usarlos con Ron, Hermione, Ginny, o con quien decidas. Yo tengo otro más, por si necesitas comunicarte conmigo.

Feliz Cumpleaños

Remus.

Gracias a todos, de verdad –decía Harry feliz, después de tantos meses de no estralo, se sentía sinceramente agradecido por lo bien que le estaban haciendo pasar la mañana.

Harry, sabes que eres un miembro más de esta familia, y que siempre puedes contar con nosotros para lo que quieras. -dijo la Señora Weasley afectuosamente.

Lo sé, gracias –dijo mientras se levantaba de la mesa. Ron y Hermione lo siguieron hacia el vestíbulo y Ginny dudó un momento, pero al fin, los siguió.

En realidad, quería hablar con Ron y Hermione de una vez, viendo que mientras antes, mejor y tras el breve discurso de la Sra. Weasley, acababa de decidir que les contaría en ese momento lo de la profecía. La pelirroja los seguía, algo apartada. Harry recordó como ella le había hecho notar que se encontraba allí y que también era capaz de hacer lo que él, Ron y Hermione habían venido haciendo desde primer año. No quería dejarla a un lado, pero por otro lado, no sabía si sería igual que con Ron y Hermione. Pensó entonces que Ginny era su amiga, y que ya antes habían hablado a solas, y que era fácil comunicarse con ella, y también estaba el hecho de que ella sabía más o menos de qué iba la cosa.

Erm, -dijo dubitativo mientras entraban a la biblioteca, donde ya no estaba el tapiz del árbol genealógico de la familia Black- debo contarles algo. Ron y Hermione se miraron, y luego miraron a Harry dubitativos, como preguntando por Ginny, Harry asintió y al ver este gesto, la aludida entró con paso seguro cerrando la puerta detrás de ella, aunque había un rastro de sorpresa en su rostro.

¿Qué es? –Preguntó Ron, que sabía perfectamente que cuando Harry tenía que hablar con ellos, no era lo que se dice algo sin importancia.

La profecía. –Dijo sin rodeos.

A esta declaración siguió silencio de sorpresa. Hasta el momento, había sido un tema un poco tabú entre ellos, y Harry no sabía por dónde empezar.

A ver. En primer año le hice a Dumbledore una pregunta. No la contestó diciéndome que me lo diría cuando fuera mayor. Según él, no contarme fue uno de los errores que llevaron a... –debía notarse el dolor en su cara porque...

Harry... –musitó Hermione con su cara triste.

A la muerte de Sirius –dijo sin más, esto le dolió probablemente más que la maldición cruciatus. Habló por media hora. Contó a grandes rasgos lo que habían conversado aquella madrugada de junio con el director al cuál no le había visto ni el pelo desde que salió de Hogwarts para ir a casa de los Dursley.

Al finalizar hubo un momento de silencio durante el cuál Harry se preparó mentalmente para el bombardeo de preguntas que seguro vendría.

Osea que tienes que matar a quién-tú-sabes... –Hermione, Ginny y Harry miraron a Ron.

Llámalo Voldemort –dijeron los tres a coro y Ron se estremeció.

...Si quieres seguir vivo. –Terminó de decir el muchacho.

Pero, ¿No habrá otra forma? –Preguntó preocupada Hermione.

Nop, a meeenos que consideremos...

Harry, para ya con el sarcasmo –regañó Ginny- ya entendimos esa parte.

¿Y qué se supone que es eso que él desprecia que tú tienes?

Eso es lo que hasta ahora no entiendo. ¿Qué puedo tener yo, que él carezca?

No lo sé Harry, pero sea lo que sea, sabes que estamos contigo pase lo que pase. –Afirmó la sabihonda mandona.

Sí –dijo Ginny firmemente, como para dejar en claro que ella también se comprometía, mientras su hermano asentía fervientemente.

Gracias, lo sé –dijo Harry, lo sabía, pero también sabía que no los quería exponer al peligro irresponsablemente como lo había hecho la última vez, no. Cambiaron de tema y se pusieron a hablar de cosas más animadas. Ni punto de comparación con sus anteriores cumpleaños. Todos lo trataban con más cariño de lo normal. Todo ello le hacía preguntarse cuanto duraría esta felicidad, esta calma antes de la tormenta. Por eso, decidió disfrutar el momento al máximo, porque no sabía cuando sería la última vez que sería igual de feliz.

En la noche, la señora Weasley hizo una cena especial por la fecha. Aparte de los Weasley, estaban Remus, Tonks, Moody y Mundungus que no se perdía una. Ni el Señor Weasley, Bill, ni los gemelos se hallaban en casa. En la tarde había llegado una lechuza con cartas de Hogwarts. Una para Hermione, una para Ron y otra para Harry.

¡Tengo doce! ¡Tengo DOCE! –decía Hermione saltando de arriba abajo

¡Yo tengo DIEZ! ¡Yo TENGO DIEZ! –Gritaba Ron. Harry estaba ensimismado, o lo podía creer. En la carta la profesora McGonagall le decía que tenía doce M.H.B., Matrículas de Honor en Brujería.

¿Y tú Harry? –Preguntó Hermione que seguía saltando de felicidad. Ella era la bruja más inteligente menor de 17 de Hogwarts.

Do... do... do... –no podía articular palabra.

¿Dos?

Doce –dijo finalmente.

¡Wow! Felicitaciones chicos –dijo Ron- Eso los convertirá en Premios Anuales del próximo año. –Al parecer ya había aprendido a controlar sus celos, y que estaría feliz de librarse de los gemelos que le tomaban mucho el pelo a costa de ser prefecto.

Por eso, la cena estuvo un poco más animada que el desayuno, ya que la señora Weasley estaba feliz de las excelentes notas de los tres. Ron había obtenido siete Timos igual que Harry, y Hermione había obtenido diez.

Harry estuvo hablando con Remus.

Sí, yo tomé esa foto, tu padre se la metió en la mochila para que tu madre no se la tirara por la cabeza. –Le dijo.- En realidad pensábamos que ella la había echado a la basura. Se nota que ella lo quería. Lo quería desde antes de que lo admitiera.


Bien chibolos, eso es todo por ahora, este capitulin tendra segunda parte. No he podido terminarlo y me debo ir a clase de Ingles, son las 19 hrs. Los reviews vienen la proxima vez, que espero que sea durante esta semana. Me explico. Ya empeze mis clases y ahora tengo mucho menos tiempo que antes. Espero que sepan comprender las demoras. Las clases de auror son muy duras wink nos vemos, en la segunda parte de este laaargo capitulo, viene la accion.

nos vemos!

LunitaL