Disclaimer: Le agradezco a la señora... perdón, a la "Doctora Rowling" (Qué creidez) por restarle importancia al personaje de Nadie Mark Evans. También le agradezco por "mudarse a Bolivia" que está aquí cerquita de Perú, así que, espéreme... estoy empacando mi rifle, aunque no creo que la bazuca le deje espacio... Todos los personajes son propiedad de ella y sabe Dios cuantos empresarios más, a excepción de Matilda y Jo Windbag, que son míos. Hago esto sin ningún fin lucrativo. El único fin es pasar el rato, tener algo en que ocupar la mente aparte del estudio y por supuesto, recibir reviews que ya vamos por los 65, ¡los adoro! ¡Lleguemos a los 100!

FanFiction: Harry Potter y la deuda pendiente

Capítulo 11: Rojo, rojo y más rojo.

Cuando regresaban al castillo (Harry con una férula) Habían preparado una fiesta sorpresa. Todos felicitaban al equipo y le deseaban a Harry que se mejore pronto para ganar la copa de Quidditch por tercer año consecutivo. Todos estaban felices. Pero de pronto, Harry vio la cara preocupada de Jo Windbag.

¿No han visto a Matilda por ahí? –Les preguntó luego de felicitarlos.

No desde que vinimos al castillo –eso había sido varias horas atrás- donde estará... ¿No le has preguntado a su amigo?

Dice que tampoco la ha visto, me preocupa, ojalá esté haciendo una travesura y no está en problemas...

Como si lo hubiese adivinado, en ese momento se abrió la puerta de la sala común y se hizo silencio. Matilda Windbag venía con los ojos rojos e hinchados. Las usualmente bien peinadas trenzas estaban medio desarmadas, como si alguien hubiese tironeado de ellas. Tenía varias cortadas en la cara y manos que sangraban ligeramente. Su túnica estaba salpicada en sangre y toda desarreglada. Además le faltaba una de sus lindas zapatillas rosadas. Miró alrededor de la silenciosa sala llena de caras sorprendidas al verla en ese estado, localizó a su hermana, corrió hacia ella y se lanzó a sus brazos. Jo estaba paralizada con los ojos como platos y le pregunto.

¿Qué... qué te pa-pasó?

Unos nabos ca-ca-cabezones... me-me a-a-ataca-caron... –dijo la niña sollozando. La sala común se quedó muda. Todos estaban tan impactados que interrumpieron la celebración para oír lo que le había sucedido a uno de los héroes del partido de aquella mañana.

¡¿QUIÉNES?! –Gritó Jo, a la que le saltaba una vena en el ojo izquierdo.

No, nadie... –susurró la pequeña, aunque había tanto silencio que todos escucharon.

¡¿Cómo que nadie?! –Preguntó Jo agachándose para quedar a su altura.

Nadie...

Matilda Annie Windbag, o me dices o lo averiguo. Tú sabes que yo lo hago... –dijo la hermana mayor en tono amenazante. Harry podía sentir la furia que emanaba de ella. Estaba fuera de control.

U-u-unos go-go-gorilas d-de S-sly-the-slyther-rin... –se oyó un grito ahogado de casi todos en la sala común al unísono.

Crabbe y Goyle –murmuró Ron.

Jo, en opinión de Harry, era una chica encantadora e inteligente, algo atolondrada, pero buena gente en general. En ese momento, sin embargo, si Harry había pensado que parecía fuera de control, no era nada comparado a aquellos tres segundos. Sus brazos se tensaron y sus manos se cerraron en puño. De los ojos saltaban chispas y parecía lista para matar.

Los mato... ¡YO LOS MATO! –Dijo sacando la varita. Dio un par de pasos hacia la entrada del retrato y gritó- VOY A MATAR A ESOS DESGRACIADOS HIJOS DE MALA BLUDGER...

¡Jo! –Gritó Hermione- ¡Cálmate!...

Hermanita, no, por favor –dijo la niña tirándose a los pies de su hermana y aferrándose a ellos- no hagas nada, ellos... ellos me dijeron que si... si yo abría la boca... me-me-i-i.ría-pe-pe-peor... –dijo su voz entrecortada. De pronto, al ver que toda la sala común miraba, soltó un- ¡AAAAAAAHHHHHH!

Se podía observar como, a pesar de que la mayoría había sido víctima de sus bromas, le habían cogido alguna clase de cariño a la pequeña. Todos la miraban con una profunda pena y luego se miraban entre sí, con resentimiento, como si desearan acompañar a Jo en su caza de serpientes. Mark Evans estaba entre sorprendido y furioso y tenía la varita en la mano soltando chispas. Harry pudo oír a Hermione murmurar muy bajito algo que sonó como a "abusivos". Ginny parecía en una lucha interna entre calmar a Jo y decirles a Ron y a Neville que la soltaran. Estos dos últimos agarraban a la premio anual de los brazos para que no fuera en caza de Crabbe y Goyle, aunque Harry sabía que por dentro tenían las mismas ganas que él de ir a pegarles por meterse con la pequeña. La chica se les escapaba de las manos ya que peleaba con todas sus fuerzas para librarse de ellos mientras gritaba improperios de los atacantes de su hermana. Harry no podía creer que aquella chica, quien por lo general era muy tranquila y pacífica ¡rayos, era la premio anual! Estuviera en aquel estado. Luego recordó como estaba Fleur Delacour en la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos cuando quería ir a ver si su hermana había salido bien. Luego también recordó como se había puesto él mismo en el despacho de Dumbledore una mañana de junio, no hacía mucho. La muchacha se soltó del brazo de Neville y ya se estaba soltando del de Ron cuando llegó la Profesora McGonagall quien parecía muy sorprendida de que esta vez el barullo no fuera a causa de las usuales fiestas de la casa cuando el equipo de quidditch ganaba un partido.

¡Señorita Windbag! –Exclamó por encima de los gritos- ¡¿Qué significa esto?!

¡MI HERMANA! –Gritó- ¡ESOS HIJOS DE MALA BLUDGER HAN ATACADO A MI HERMANA! –Vociferaba señalando a la pequeña, quien ahora se escondía detrás de Hermione.

¡Windbag! –exclamó la profesora McGonagall- maniobra #1AZ-0

¡PROFESORA! –Exclamó la chica contrariada mientras Harry se preguntaba qué demonios sería la maniobra #1AZ-0.

¡AHORA!

La muchacha se paró, dejó de luchar contra Neville y Ron [N/A: ¡Qué suerte tiene Jo de que el pelirrojo la haya tenido tan fuertemente sujeta ;P] hizo un movimiento extraño con los brazos y tomando aire profundamente comenzó a contar.

Unodostres cuatro, cinco, seis... siete... ocho... nueve... –suspiró- diez...

Bien, ahora te quedarás aquí tranquila y no dirás una palabra más si todavía quieres ir a la escuela de aurores –dijo la profesora tranquilamente, aunque Harry pudo ver que sus labios se tensaban y se ponían blancos al ir pasando la vista a la pequeña que había salido de detrás de Hermione sorprendida al ver como se había clamado tan fácil su hermanita mayor.

Pero, profesora, Crabbe y Goyle... –intentó replicar Jo, aunque ya sin gritar.

¡Windbag! –exclamó la profesora McGonagall.

Sí profesora. –dijo en tono de derrota.

Así me gusta. Espero que reflexiones este fin de semana sobre el mal ejemplo que acabas de dar a tus compañeros, -dijo la profesora, acomodándose las gafas cuadradas- en especial a esos cuatro –murmuró mirando a Harry y compañía- ya que te quedarás en el castillo –al día siguiente tenían salida a Hogsmeade.

Sí profesora. –Dijo Jo en tono monótono.

Las espero a ti y a tu hermana mañana en mi despacho a las siete y treinta de la mañana.

Sí, profesora. –Terminó de decir Jo en un suspiro.

La profesora dio las buenas noches y se marchó por donde hubo venido. El resto de la sala apartó la vista y comenzaron a cuchichear entre sí. Harry estaba de piedra en su sillón. Tan tieso como su pierna en cabestrillo acomodada sobre un banquillo. ¿"Sí, profesora"? ¿Eso era todo? ¿Aquella era la misma Jo Windbag que les dio la primera clase de asesoría? ¿La que les estaba diciendo constantemente que recuerden sus motivaciones para poner más empeño en su carrera que se trataba de CAZAR MORTÍFAGOS? Jo fue hacia su hermanita, la abrazó y cargó, la puso en el sillón enfrente de la chimenea mientras le susurraba algo al oído y le empezó a curar las heridas con la varita.

¿Alguno de ustedes tiene esencia de murtlap? –Les preguntó con la voz entrecortada. Tenía los ojos irritados pero parecía dispuesta a no llorar. Sus manos temblaban.

Yo –dijo Harry- Accio esencia de murtlap –aunque seguía desconcertado, le entregó la botellita del kit que le había regalado Hermione.

¿Sí profesora? –Preguntó Ron sin contenerse- ¿No harás nada más?

Tengo motivos –dijo la chica mientras acomodaba a su pequeña y conmocionada hermanita en sus brazos y le pasaba la esencia de murtlap por las heridas de la cara, ya que la pequeña se oponía a que le vieran los brazos.

Es tu hermana –replicó el muchacho pelirrojo.

Lo sé, Ron, lo sé –dijo, luego señaló uno de los múltiples arañazos que le había hecho mientras luchaba por librarse- siento eso. Siento haber actuado de esa manera. La vieja tiene razón –Hermione se escandalizó un poco al oír que se referían así de su profesora favorita- Siento el mal ejemplo.

Pero como Hermione ya había convivido más de cinco años con Ron y Harry, era evidente que algo de ellos se le había quedado porque dijo- Pero Jo, ¿te quedarás así?

¿Les importa si hablamos de esto después? –Les dijo sin emitir sonido, articulando la boca. Miró de reojo a su regazo, donde su hermanita se hallaba apoyada y secándole las lágrimas que surcaban su carita.

Media hora después, cuando la sala común se hubo vaciado, lo cual era un récord en día de victoria del equipo de quidditch, y Matilda se hubo dormido (Ron y Hermione volvían a la sala común luego de dejar a Mark Evans en su habitación, ya que se había quedado dormido también mientras trataba de ayudar a Jo en lo que podía para curar a su amiguita) Jo comenzó a hablar.

Sé que deben estar pensando que soy una cobarde, que no debería estar en Gryffindor después de esto, y que soy una chupa medias, lame zapatos como ese tal Malfoy –dijo acariciando el cabello de la peque, que ahora lo tenía suelto al igual que su hermana mayor- Pero el motivo es simple: si los mato ahora, no podré entrar a la escuela de aurores. Cuando sea aurora, ellos serán a los primeros que busque, y por lo brutos que son, estoy segura que no me tomará mucho. Son hijos de Mortífagos, todos ellos, lame culos de –tomó aire- Voldemort –Ron no se atrevió a hacer ni medio gesto a la mención del nombre, por una vez en su vida- están instruyendo a sus hijos para que lo sean, de eso estoy segura.

Harry puedo ver que tanto Ron y Hermione como Neville y Ginny la miraban tan sorprendidos como él. De repente, Hermione estuvo a punto de levantar la mano, pero luego a Harry le pareció que recordó que no estaba en clase y preguntó.

¿Qué es la maniobra #1AZ-0? –Ron le lanzó una mirada asesina a la que no hizo caso, mientras Jo la miró atentamente y soltó una de sus características risas medio estridentes.

No cambias, Hermione. La m #1AZ-0 es una maniobra para controlar los actos impulsivos. Consiste en respiraciones profundas que se van alargando progresivamente. Son muy efectivas para aclarar la mente, funcionan de maravilla en los exámenes.

¡Qué cobardes para meterse con tu hermana! –exclamó Ginny.

No creas que me quedaré sentadita sin hacer nada. Esos no saben que nadie se mete con Matilda Windbag y sale ileso –rieron- eso es porque yo estoy cuidándola.

Jo, Matilda dijo que si hablaba –dijo Hermione- le iba a ir peor...

Lo sé, pero ellos no tienen porqué enterarse de que todos los Gryffindors lo saben. –dijo mientras seguía lavando sus heridas- No permitiré que se metan con mi familia, no de nuevo... –una lágrima resbaló por su mejilla, y por su expresión, Harry sabía que era de furia, de resentimiento, de odio...

Jo... –dijo Neville- tranquila...

No, Neville, los mortífagos ya se metieron con mi familia varias veces como para quedarme sentada... Les dije que me choca que la gente crea que es mejor que cualquier otro sólo por ser sangre limpia o por cualquiera de esos motivos. Pues... la verdad es que, es más que eso... No sé si le dije que nos criaron como muggles, fue porque mi madre no quería regresar al mundo mágico. Mi padre la quería mucho y por eso aceptó. [N/A: Recuerden que la madre de Jo es una bruja sangre limpia y el padre es nacido de muggles] Cuando ellos eran jóvenes, pertenecieron a la Orden del Fénix, una organización de Dumbledore...

Sabemos lo de la Orden, continua –interrumpió Harry.

Bien... Ellos estuvieron ahí, creo que conocieron a tus padres –dijo mirando a Harry- El asunto fue que cuando yo tenía dos años, los mortífagos mataron a mis abuelos, los padres de mi madre. Ella estaba tan triste, que decidió alejarse un poco del mundo mágico. Aunque seguían en la orden, ahora se encargaban de los muggles. Además trabajaban en el máximo secreto. Creo que sólo Dumbledore y Moody sabían que mis padres seguían en la Orden. Cuando Voldemort cayó, mi madre y padre sabían que todavía quedaban los mortífagos, así que decidieron ir y ayudar a la orden, así que me dejaron con mis abuelitos, los padres de mi padre, que eran muggles. Durante los siguientes dos años, mamá y papá siguieron ayudando a la Orden, capturando mortífagos, pero un día, un grupo de ellos, aprovechando que ellos nunca estaban cerca, por seguridad, averiguaron donde estábamos y atacaron. –la muchacha soltó otra lágrima, pero aún se resistía a llorar- Mis abuelitos se dieron cuenta lo suficientemente rápido como para esconderme en el sótano. Por las rendijas de la ventilación vi cómo los torturaban y luego... –ahora soltó más lágrimas- los mataron. Debieron haber supuesto que yo estaba con mis padres, o de repente no sabían que estaba ahí, no lo sé. El asunto es que no me buscaron. Varias horas después llegaron mis padres. Estaban destrozados. Me empezaron a buscar pero yo no respondía cuando me llamaban, de esto yo no me acuerdo, me lo contaron después, cuando me contaron que ellos también eran magos, cuando recibí mi carta, pues Mamá decidió que deberíamos vivir como muggles del todo. Papá estaba tan dolido que aceptó. Salieron de la Orden y todo. Les tomó años recuperase, pero yo olvidé que eran las varitas mágicas y los calderos, incluso olvidé ese episodio, al que mis padres llamaban pesadilla, me dijeron que los abueltios habían muerto en sus camas calientitas, durmiendo. Mi madre le tomó tanta aversión a todo lo que estuviera relacionado a la magia, que se molestaba mucho cuando yo hacía algo de ella. Pero no lo pudo ocultarlo más cuando llegó mi carta. Ellos me contaron la historia, a medias, que ellos habían venido a Hogwarts, que aquí se conocieron, que se casaron, que Voldemort era un mago "malo" que sus seguidores habían matado a los abuelitos, que mi sueño no era un sueño... Me prohibieron decirle nada a Matilda, que tenía cinco añitos, le dijeron que me iba a estudiar lejos porque había ganado una beca. Pero ella también resultó bruja y no se lo pudieron ocultar por tanto tiempo como a mí, porque yo, le enviaba lechuzas todas las semanas... –rió un poco- mi madre me enviaba cartas desesperada diciéndome que no lo hiciera. El anteaño pasado, cuando Voldemort volvió –volvió a poner el semblante serio- Ellos sabían que era verdad. Decidieron, bueno, mi padre quería volver, mi madre no quería, pero cuando le dije que quería ser aurora... creo que fue demasiado para ella, me contó la historia completa, pensando que me desanimaría. Pero no, aún peor, me dio más motivos para hacerlo. Al final, terminó uniéndose a la Orden ella también, aunque siguen trabajando por el lado muggle. Por eso –continuó después de tomar aire y arremangándole las mangas a Matilda para limpiarle lo que sea que tuviera que no dejaba que le vieran- no pienso quedarme de brazos cruzados... –se detuvo al ver el bracito de su hermana, su expresión, que ya estaba algo tranquila se torno en furia de nuevo- ¡MIERDA! –exclamó.

Tenía escrito en verde en medio del antebrazo izquierdo, con la letra de jardín de niños de Crabbe, la palabra "Sangre Sucia".

Malditos, me las pagarán... –murmuró, y con el encantamiento fregotego le limpió esas marcas.

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Al día siguiente, tenían visita a Hogsmeade. Ron y Hermione dijeron que irían "a cuidar a los peques", Ginny se quedó con Harry, quién decidió quedarse un rato más a ver si podía hablar con Jo. Lo habían discutido luego de que esta se fuera a dejar a su hermanita en los dormitorios y luego al suyo propio. Ellos, Harry, Ron, Hermione, Neville y Ginny, se turnarían para hacer guardia y no dejar a la pequeña sola. Se lo dijeron luego del desayuno y Jo les dio las gracias. También les dijo que le dijeran a todos los de Gryffindor que encontrasen que no dijeran nada al respecto. Que luego habría reunión en la sala común. Entonces se fueron a Hogsmeade. Harry no supo por qué, pero llevó la capa invisible y el mapa del merodeador, algo le decía, mientras cojeaba apoyado del brazo de Ginny, que los podría necesitar. Pasaron por varias tiendas, tenían pensado ir a Las Tres Escobas, pero a la salida vieron que Cho Chang estaba parada en la puerta con su amiga Marietta y Harry, quien no tenía ganas de verla, le dijo a Ginny que mejor se fueran a la casa de los gritos primero. Al darse la vuelta, vio que Cho empezaba a cuchichear con los que iban llegando. Definitivamente, pensó Harry, había sido una de las pocas buenas decisiones que había tomado el año anterior. Cho no era para él. Llegaba a la casa de los gritos cuando descubrió un motivo para haber llevado la capa y el mapa.

Con las caras más felices de su vida y con las mejillas coloradas, Matilda y Mark Evans estaban contemplando la casa de los gritos. Los bolsillos les rebalsaban en dulces. Como habían llegado hasta ahí, Harry no lo sabía. Aunque, un momento, días antes, cuando regresaba de una de sus visitas a la enfermería (La señora Pomfrey insistía en revisarlo cada día para observar el progreso) vio que Matilda y Mark iban paseando por el pasillo de la estatua de la bruja tuerta. Matilda iba jugando con la varita mientras Mark trataba de persuadirla de no lanzar bombas fétidas a los de Slytherin. Harry decidió hacerse de la vista gorda, pero ahora se preguntaba como habrían dado con la palabra correcta. Se acercó con Ginny y los llamó por la espalda. Ellos se miraron, culpables, voltearon lentamente y subieron la vista. Ahí estaba una prefecta y el amigo de los otros prefectos. Además eran amigos de la Premio Anual, quien era hermana mayor de la infractora. A Harry le dio risa las caras que pusieron, y miró a Ginny. Esta también parecía estar luchando entre la risa y el deber de Prefecta.

¿Cómo, en el nombre de las barbas de Merlín, han llegado hasta aquí? –preguntó Ginny poniéndose las manos a la cintura, como Harry había visto que lo hacía la señora Weasley cuando regañaba a Fred y George.

Nosotros no sabíamos... –comenzó Mark.

Sólo jugábamos por el pasillo... –continuó Matilda.

Y la estatua de la bruja fea se abrió...

Y no sabíamos a dónde iba...

Y queríamos descubrir a dónde iba, hoy...

Porque habría paseo para los grandes...

Y vinimos...

Y fuimos a parar a la dulcería...

Y hay tantos dulces, tan riiiicos...

Y de ahí salimos... y...

¡Basta! –dijo Ginny con una sonrisa, parecía haber ganado su diversión- Harry, tú que opinas, ¿Los entregamos a Jo, o los dejamos libres?

Pues... –a Harry le pareció que la niña mas bien se merecía un premio por haber encontrado la entrada sin ayuda- Ellos no sabían nada, así que no podemos culparlos ¿O sí? –dijo, otra vez con la voz profunda que le salía cuando quería convencer a Ginny de algo, además notó que la miraba directamente a los ojos. "No, yo solo quiero convencerla... no quiero nada más" pensaba... A la muchacha pelirroja se le encendieron un poco las pecas de las mejillas, y dijo finalmente.

Pues, no, pero... como hacemos para... –dijo devolviendo la mirada a Harry, el cual sentía que las mejillas se le encendían.- tú sabes, devolverlos al castillo sin que nadie lo note.

Pues aquí tengo la solución –dijo Harry- vengan –les dijo a los pequeños.

Con la ayuda de Ginny les explicaron que debían ponerse la capa, y como usar el mapa del merodeador.

Y no olviden chequear que el profesor Snape no ande cerca, o sabrá que han estado haciendo. –Les dijo Harry.

Y recuerden dejar la capa y el mapa en un lugar seguro hasta que nos la puedan devolver... –repitió Ginny por enésima vez.

Y no olviden, "travesura realizada" cuando hallan llegado o Jo se enterará automátiamente de dónde han estado... –Harry inventó esta última parte para que no decidieran sacarle provecho al mapa... Era muy peligroso.

Luego de enviar a los niños en su misión, se dirigieron a las tres escobas para tomar algo.

Crecen tan rápido –exclamó Ginny,, imitando a su madre y apartando una lágrima imaginaria mientras se partía de risa.

Ya en el bar, se encontraron con Hagrid, quien trataba de hacerse pequeñito, en lo que no hace falta decir que fracasaba tanto como si quisiera que Harry se pasara a Slytherin. Cuando lo vieron, tenía la cara más magullada de lo que la había tenido cuando trataba de entrenar a Grawp. Cuando le preguntaron, les susurró en voz baja que lo acompañaran a su cabaña, ya que ahí los podían escuchar.

Encontré compañera para Grawp, me la trajeron anoche... se llama Gondwina, al parecer le gusta Hogwarts y Grawp le está enseñando el español –las palabras de Hagrid resonaban en su cabeza una y otra vez mientras cojeaba hacia la sala común a contarles a Ron y Hermione, a Ginny la había llamado la profesora McGonagall, no estaban ahí, la biblioteca, nada, el comedor, el vestíbulo, las cocinas, la lechucería, nada de nada. Camino de regreso a la sala común, se encontró con Ginny de nuevo. El pobre Harry estaba cansado de arrastrar su pierna por todo Hogwarts y casi se cae al intentar correr hacia su amiga.

¡Harry! ¡Cuidado! –dijo ella mientras lo cogía en el aire para que no cayera [N/A: AJÁ, dijeron ustedes, empieza el G/H. Muajajajajajaja, digo yo]. Harry se sintió algo cohibido por un instante, pero luego recordó lo que había estado pensando antes, Matilda tenía el mapa del merodeador.

Gracias, Ginny, no los encuentro, ya he buscado por todo Hogwarts y nada...

Yo también y McGonagall quiere verlos, al parecer no han estado haciendo muchas rondas estos días –dijo la muchacha frunciendo el ceño

Pero si últimamente no hacen otra cosa... –dijo Harry

Exacto, ¿Tu crees que estén... ? –preguntó Ginny, pero Harry no necesitó que ella terminara de decir nada, porque entendía a lo que se refería.

Pues, no sé, tú que crees... –Harry recordó que habían olvidado un lugar. ¿Cómo podía haberlo olvidado?- Ginny, ¿Ya buscaste e el cuarto del requisito?

No, pero... ¡ah claro!, pero Harry, si ellos no quieren que los encontremos...

Pero nosotros NECESITAMOS encontrarlos –dijo Harry, otra vez la voz, esa. Además se extrañó al notar que le guiñó el ojo.

Fueron. Pasaron tres veces pensando en lo mucho que necesitaban encontrarlos, la puerta se les hizo visible. La abrieron y casi se caen al ver lo que había dentro.

Llegaban a la sala común, todavía sorprendidos por lo que acababan de ver. Hermione y Ron estaban abrazados, de pie en la sala, a punto de besarse, cuando abrieron la puerta, se quedaron de piedra y ahora que lo recordaba, era gracioso ver como sus rostros iban enrojeciendo, todavía sin soltarse.

Nop, Harry, aquí tampoco están, será mejor que los vayamos a esperar a la sala común. –dijo Ginny, disimulando y cerrando la puerta.

Sip, vamos y ahí les decimos que McGonagall los anda buscando y que tenemos que contarles lo de Hagrid. –dijo Harry para que escucharan a lo que habían venido.

Yo no vi nada –dijo Harry al sentarse en su sillón favorito- y tú...

Tampoco –dijo ella- McGonagall será suficiente. ¿Tú crees que lo sigan ocultando?

Pues, no lo sé –dijo Harry.

Ah! Mira, los andábamos buscando. McGonagall los andaba buscando, ¿por qué no han ido a sus rondas? –Preguntó Ginny quien parecía disfrutarlo más que cualquier otra cosa.

Ah, ah, eh... no-no-nosotros... –empezó Hermione, que estaba igual de roja que Ron. Por lo que se habían demorado, suponían que estaban donde McGonagall.

Déjalos, seguro encontraron a McGonagall antes que nosotros... –dijo Harry.

Definitivamente necesitaban tiempo para conversar sobre ello, entonces Harry decidió contarles lo de Gondwina para darles un respiro.

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Luego de eso, sus desapariciones se hicieron menos frecuentes pero era habitual que lo hicieran luego de las reuniones del ED, que se llevaba a cabo en el gran comedor (No querían decirle a todo el colegio lo del salón del requisito.) Malfoy y Nott se portaban bien dentro de las reuniones, a Harry no le gustaba eso, no era normal. En fin, volviendo a nuestros furtivos enamorados, trataban de llevar las cosas con la más tranquila normalidad. No lo hacían espectacularmente bien, pero al menos lo intentaban, pensaba Harry. Lo que él y Ginny se preguntaban era hasta cuando les duraría el teatro.

¿Por qué tan felices? –preguntó Harry, una tarde de diciembre especialmente fría. Su pierna ya había mejorado sobremanera y ya había vuelto a los entrenamientos de quidditch, lo cual lo ponía de muy buen humor- ¿Ya dejaron de jugar a que nadie se dio cuenta? –Ron y Hermione estaban cogidos de la mano y entraban a la sala común.

Sip –dijo Ron sin pizca de vergüenza mirando a Hermione, quien parecía no dejar de sonreír- Ahora hasta Malfoy lo sabe

¿QUÉ? –Saltó Ginny- ¿Antes que nosotros? –hizo un gesto como de profundo resentimiento.

Si, y no se atreverá a molestarnos más. –dijo Hermione.

¿Qué le hicieron? –preguntó Harry sorprendido con ojitos de huevito frito.

¿Nosotros? –dijo Ron señalándose y poniendo cara de Matilda Windbag diciendo "yo no he lanzado trescientas bombas fétidas en lo que va del año" miró a Hermione y Harry vio que los ojillos les brillaban de una manera especial- Nada, él se lo hizo solito.

Nos lanzamos un encantamiento de impasibilidad en las espaldas cuando empezó a cantar "El pobretón y la sangre sucia..", así que todo lo que dijo o hechizó, le rebotó.

Así que no creo que vuelva a fastidiar por un buen rato. –dijo el pelirrojo- Por supuesto, lo notificamos a Dumbledore, de ahí venimos.

Bueno, nosotros nos vamos a la biblioteca a buscar la tarea de pociones. –dijo la chica del pelo rebelde.

Pero Hermione, -se quejó Ron- ¿tenemos que hacerlo ahora?

Si, y sin excusas...

Bueno, al menos no tenemos que seguir fingiendo que no sabemos nada... –comentó Ginny.

Ajá –asintió Harry.

------------ A la siguiente clase de asesoría, una semana antes de las vacaciones de Navidad, Hermione llegó a la sala común bastante contrariada.

Harry –dijo- Cho está lanzando improperios de ti.

Qué dices, Hermione –contestó Harry, no creía que Cho fuera tan... así- No lo creo.

Es verdad, Harry, está lanzando chismes, dice que tú y yo andamos juntos... –dijo bastante más molesta y sentándose al lado de Ron.

Pe-pero, todos saben que tú y yo... –dijo Ron, algo asustado.

Precisamente, dice que te estoy poniendo los cuernos –dijo como si tal cosa. Habría que tomarle una foto a la cara de Ron que en ese momento era todo un poema [N/A: Siempre quise usar esa expresión, desde que aprendí qué significaba]- Y también dice que a la vez sales con Ginny, Lavender, Luna y con Parvati, creo que hasta dicen que andas enamorando a Matilda, es increíble, y lo peor de todo ¡es que la gente se lo cree!

Por favor, Hermione... –dijo Harry, algo fastidiado, mejor dicho, bastante fastidiado- eso es ridículo, nadie creería semejante cosa, además, no he visto a nadie cuchicheando por ahí... –Harry tenía experiencia de sobra en que la gente murmurara cosas de él.

¿No me crees? Ya verás –dijo. Justo llegaba Jo, con la misma cara de TE- ODIO-CHO-CHANG- Jo, ven un momento.

Dime Hermione –dijo la chica, tirando sus cosas a un lado. Ron y Harry se sobresaltaron- Disculpen. Es que no sé que se les ha metido a los Slytherins de molestarme. ¡Nabos cabezones! ¿Me decían?

¿Tú conoces a Cho Chang? –preguntó Harry, si iban a averiguar, él tenía más derecho que Hermione de ser quien preguntara.

Ah –dijo la muchacha, con una clara nota de asco y aversión en su cara- La Chang... esa es otra que me tiene hasta AQUÍ –señaló su frente- La tengo aquí –hincó su dedo en medio de la frente, donde tenía un pequeño lunar- entre ceja y ceja...

¿Por qué?

Acabo de venir de pelearme con ella –dijo- Ella quería que les cuente a ella y su grupete de barbies descerebradas como tú vas y juegas con todas las chicas de Hogwarts, que sales con todas a la vez, creo que hasta con mi hermana te quiere meter. Yo le dije que te conocía y que eso no era posible, que se metieran su rumor por donde le cupiese. ¡Empezaron a decir que yo era otra de las que salía contigo! –estaba exasperada- Por supuesto, ahora Ravenclaw tiene como cincuenta puntos menos... –soltó un pequeño aire de suficiencia.- Niñitas mimadas...

¿Lo ves? –le dijo Hermione- te lo...

Sí Hermione, lo sé, lamento no haberte hecho caso... ahora, ¿podemos comenzar? –Iban a comenzar con los métodos de control de mal carácter.

Ahora no es buen momento, Harry –dijo Jo- estoy demasiado cabreada para enseñarles a portarse bien así estén diciendo que andan con todas las tipas de Hogwarts a la vez... ¿Les parece un repaso de maldiciones para apresar a la gente sospechosa?

Harry no podía creer que Cho Chang, la que él había conocido y que le había gustado, estuviera haciendo eso, mientras se acostaba y le daba las buenas noches a Ron. Recordaba que en cuarto, cuando nadie creía que él no había puesto su nombre en el cáliz de fuego, ella era una de las pocas que no llevaban las insignias de ¡Apoya a Cedric Diggory! El verdadero campeón de Hogwarts/Potter Apesta. Le costaba. Aunque, pensándolo bien, su actitud caprichosa en la primera y última cita de ambos, fue cambiando de opinión. De repente, la imagen de Ginny se le apareció en la mente... ella lo entendía, era mucho más fácil hablar con ella, sobre todo ahora que Ron y Hermione tenían cosas más interesantes que hacer, además de ir a hacer rondas de prefectos.

Cayó en un sueño profundo. Iba caminando por la calle Magnolia y luego apareció en el callejón donde le habían atacado los dementores el verano anterior. Vio una rata corriendo por delante de él, tenía la pata delantera derecha plateada, brillaba. ¡Colagusano! Gritó. La comenzó a seguir. De pronto otra, y otra, y otra más, varias, muchas, miles y aumentando. Todas eran iguales. Todas tenían la pata delantera derecha plateada. Harry ya no sabía si seguirlas o no, pero cuando miró hacia atrás, vio que una oleada de ratas se le venía encima. La cicatriz le dolía, le dolía mucho... le punzaba, l hincaba, le ardía. Despertó asustado. Esta vez no sabía que podía ser eso.

Yeeeee, terminé este más rápido que el anterior y eso que es mas largo... Es que la semana pasada me demoré al contestar toda mis felicitaciones de cumpleaños, por cierto, gracias a los que me saludaron, y otro que mi ma estaba de vagaciones y no dejaba de molestar... – Todo el día en la computadora, que barbaridad, ¿Ya acabaste? ¿Cuánto te falta? ¿Por qué te demoras tanto? –con voz de Sra. Weasley- Todo el día en la computadora, ya no sé que hacer contigo... Pero ahora está trabajando así que es más tranquilo trabajar sin tenerla fastidiando. ¡Nah! Adoro a la bruja de mi madre, pero a veces es muy... ella.

Y que tal, ¿les gustó este Capitulín? A alguno de ustedes le dije que Jo era muy atolondrada, pero que tenía un punto débil, bien ese punto es Matilda. Ya la vieron. El próximo capitulo se enterarán de que es lo que hará la chica para fastidiar a los "Nabos cabezones" como dicen ellas. ¿Y lo de Ron y Hermione? ¿Se lo esperaban? Esa parte fue la primera de toooodo este ff que escribí. Me siento realizada, ¡ya vamos por la mitad! Espero que les haya gustado. Y ahora... Los Reviews, ¡y abajo la Chocha!

Víctor(fawques7) : ¿Qué te tenía que decir? Ya me olvidé... pero encontrarás la respuesta en este caítulo. Te quiero mucho, mi fénix favorito;P.

GinnyPotterWeasley : Jejejeje, Ya ves que no son ni Malfoy ni Nott, y que esos tampoco se pueden estar muy quietitos mucho tiempo... Ya va, que matilda Windbag tendrá su venganza. Recuerda que nadie se mete con Matilda Windbag y sale ileso.

amsp14 : Muajajajajaja, Ginny le va a hacer pasar ratos más duros que esos en el futuro, y todo sin siquiera proponerselo, ni saberlo. Jejejeje.

mago-snade : Malfoy sufrirá lo suficiente al final como para hacerle algo ahor. En cuanto al Ginny/Harry, no cantes victoria todavía. Harry piensa en ella, pero recuerda que ella también debe decidir si todavía le gusta o es solo su amiga... ¡Gracias Primito Lupin!

jessytonks: ¡Gracias por las felicidades! Ya ves que la Chocha es una rata.. una niñita caprichuda y egoísta que quiere a Harry pa ella solita... Y Yo soy de la opinión que Harry necesita a sus amigas...

Flor: Gracias por escribir tu Review... ¡Gracias!

Sacralo :sí, lamento haberme tardado, pero esta vez lo puse rápido, ¿a que sí?

Gracias por sus reviews, que vamos en 67... (Lunita pone pucherito y en su mente se dibuja el número 100) Nos vemos la próxima semana, si Dios quiere. Los AADORO, ¿se los dije ya?