Disclaimer: Los personajes no son míos, son de la Rowla, a quien mando mis felicitaciones desde aquí por su tercer hijo, que se cuide y descanse mucho, por su salud.
FanFiction: Harry Potter y La Deuda Pendiente. Por LunitaL
Capítulo 12: El mal de los Potter y el espejo.
¡Aaaaaaaah!
¿Harry? –Preguntó Ron a su costado, sacudiéndolo- ¿Otro sueño?
No –dijo el chico jadeando- sí, pero no de él...
¿Entonces? –Dijo el pelirrojo bajando la voz, ya que los demás seguían durmiendo.
¿Qué hora es? –Preguntó Harry.
Son... las cinco y treinta –dijo Ron consultando su reloj, y bajando más la voz ante uno de los ronquidos de Neville- ¿Bajamos a la sala común y me cuentas?
¿No duermes?
Falta poco para el amanecer, además no podía dormir.
¡Ratas! ¡Qué sueño tan feo, compañero! –dijo ron cuando Harry hubo hecho el relato detallado del sueño... ratas con patas plateadas...
¡Y que lo digas! –respondió el muchacho- ¿Tú crees que tenga algo que ver con Colagusano?
Pues, no lo sé, no hemos sabido nada de él desde que Vol... Quien-tú-sabes regresó –hizo una pausa para recobrar el aliento- lo siento, pero sigo sin poder decirlo.
No te preocupes, le cogerás el truco –Ya habían estado practicando decir el nombre con Jo una vez por semana, y la muchacha les dejaba deberes (A Ron y a Neville) a decir el nombre cuantas veces puedan. Otro tanto hacia Lupin con el resto de colegio mientras supervisaba las sesiones del ED.
Claro, para ti es fácil, no has crecido temiendo un nombre la mayoría pare de tu vida...
Ron, tú ni siquiera lo has visto cara a cara. –le reprochó Harry suavemente.
Está bien, tú ganas. Regresando al tema de las ratas... –Dijo Ron tratando de evadir sus deberes escolares.
Ron, dilo. ¬¬
No puedo contigo... ¬¬
Dilo... ¬¬
El chico pelirrojo tomó aire y dijo- Voldemort –la piel se le puso de gallina y su piel muy pálida.
¿Ves que no fue tan difícil? –Dijo Harry sonriendo desde su butaca favorita aquella madrugada de Diciembre, mientras regresaba la vista hacia la nieve que caía por fuera de la ventana, blanca como su Hedwig.
Regresando al tema de las ratas –dijo el pecoso amigo ignorando el último comentario- ¿Dónde crees que esté ahora? Colagusano, quiero decir...
Pues, si Voldemort –Ron suspiró- no lo ha matado aún, debe estar cumpliendo órdenes en contra de su voluntad, últimamente es lo único que parece saber hacer, obedecer por miedo.
¡Maldición! Hermione siempre tiene una respuesta para estas cosas –exclamó Ron- ¿dónde está cuando quiero hacerle una pregunta?
¿Qué pregunta tiene ahora, señor Weasley? –dijo una voz adormilada, aunque mandona como siempre desde las escaleras de los dormitorios de las chicas.
¿Qué hace despierta tan temprano, señorita Granger? –Preguntó Ron con una voz que no le había escuchado antes, muy diferente a su tono de voz sarcástico o el tono que le salía cuando estaba asustado. Se parecía a... "se parece al que me sale cuando hablo con Ginny" dijo una de las voces de su cabeza de papaya. "No, se dijo a sí mismo, no es igual, ¿o sí?"
¿Harry? –Hermione lo sacó de sus conflictos existenciales. La chica movía la rosada manga de la rosada bata de felpa que llevaba sobre el camisón de dormir- ¿estás aquí o en Marte'
¿O en "Ginebra"? [N/A: Ginebra con b de burrito es una ciudad sueca. Ginevra con V de vaquita es el nombre de Ginny] –dijo Ron riendo, o mejor dicho, aguantándose la risa ante la cara asesina que Harry le estaba dedicando como un poema. Hermione, al parecer no entendió el chiste.
Dónde sea, ¿cómo es eso de las ratas? –Harry se sintió infinitamente agradecido con su amiga internamente, tanto que se resignó a contar la historia otra vez.
Se acercaban las vacaciones de Navidad y a Harry no le apetecía nada más que irse a la madriguera con Ron, Ginny y los otros Weasley, por eso se sintió ligeramente incómodo cuando Remus le preguntó que haría en cuanto salieran de vacaciones.
La Señora Weasley me ha invitado a la madriguera...
Qué bueno, Harry, no sería prudente que te quedaras en el castillo, aunque últimamente ningún sitio es seguro...
¡Qué diferencia! Pensó Harry. Mientras que Sirius, el año anterior no podía ocultar su tristeza, Remus no lo mostraba para nada, uno podría decir que no tenía problema en que Harry pasara las Navidades con los Weasley. Uno podría decir eso si no conocía bien a Lunático. Pero Harry lo conocía, lo había llegado a conocer mucho en los últimos meses en su afán de "aprovéchalo mientras lo tengas" (La cual era su nueva frase favorita), que sabía que no estaba del todo bien con él. Se acercaba la Luna llena, el día de Navidad sería Luna llena y eso significaba que tendría que quedarse en Hogwarts. Era parte de las "medidas de seguridad para los alumnos".
Yo, bueno, probablemente los visite el día de Navidad, claro, si Molly acepta. – dijo Remus resueltamente.
Pero Remus, la luna llena... –Dijo Harry, preocupado.
Remus sonrió- Así que me has estado vigilando, ¿eh? –le dijo- Tu madre también ,e descubrió a tu edad, aunque ella pensaba que tu padre y Sirius me ayudaban, me cuidaban... cuando nosotros nos íbamos de parranda. Te pareces bastante a ella. –hizo una pausa para dejar que Harry meditara [N/A: Pausa de media hora para verlos penales de la final de la copa América...] lo que le acababa de decir. A su mamá, se parecía a su mamá.- Te voy a decir algo, Harry. Ven aquí. –lo condujo a su despacho- ¿Ves esto? –le señaló su armario- lo abrió. Habían un montón de armatostes para pociones. Al otro lado habían varios frascos ordenados, el color de la poción en cada frasco iba variando de tonalidad de acuerdo a la fecha que ponían los rótulos- es la gran "protección" para los alumnos.
¿Recuerdas que te dije que iba a donar mi parte de la herencia de Sirius a la investigación de los hombres lobo en San Mungo? Resulta que no tomaban donaciones. Disposiciones de esa vieja bruja imbécil buena para na... –Remus había dicho lo último con una cara que Harry no le había visto poner jamás. Pero luego puso cara de Matilda Windbag siendo atrapada por Jo Windbag. Sonrió culpablemente y soltó como disculpa un- Lo lamento Harry, no debí haberme expresado así delante de ti de...
¿Esa vieja gárgola buena para nada? ¿Dolores Umbridge? –dijo Harry, sonriendo- No, no debiste expresarte así de ella, fuiste demasiado blando...
Ella –continuó Lupin- dispuso que no se aceptaran donaciones para la investigación de los "híbridos", mucho menos departe de gente, digámoslo así, que no sean magos de sangre limpia y de renombre. Así que decidí abrir mi investigación propia.
¿Que tú qué?
Sí, mi propia investigación para hallar una cura para la... licantropía. Mi investigación tiene dos personas, salvo la ocasional ayuda del Profesor Dumbledore. Por el trabajo en alquimia. Pero hay dos partes, la operativa- experimental, o sea yo y la investigativa de pociones, es decir...
No, no es él, ¿cierto? –preguntó Harry aterrado ante la idea que se le acababa de cruzar por lamente, y no podía ser, no quería que fuera él...
Sí es él, Harry, el profesor Severus Snape.
¡Snape! Sí, no me maten, el próximo capi les digo... no, mentira, no les voy a hacer esto, sólo quería saber como era ponerlos en ALERTA PERMANENTE.
Disculpa, ¿estás demente o ya te hizo efecto el veneno? –Preguntó Harry muy preocupado por la salud mental y física de su querido profesor.
JAJAJAJAJA, rió Remus- Harry, ¿Todavía no le das una oportunidad a Severus?
Ni se la daré nunca –Por Harry, que la tierra se trague a esa bola de pelo cochino [N/A: Esa es la opinión de Harry, la cual no significa que sea compratida ni rechazada por la autora de este ff]. Él opinaba igual que Sirius sobre esa persona.
Harry, ¿cuándo fue la última vez que el profesor Snape fue... desagradable contigo?
¿Cuándo fue la última vez? Ahora que lo pensaba, no tenía memoria de suceso desagradable de tipo Snape en lo que iba del... año. De hecho, Snape ya no le ponía D´s ni T´s. Además ya no hacía demasiados comentarios sarcásticos de los Gryffindor (aunque insultar a Neville le seguía siendo especialmente difícil) Esta actitud, lejos de aliviarlo, lo preocupó al principio, se mantuvo en ALERTA PERMANENTE, pero luego, sus actividades escolares lo distrajeron a tal punto que lo terminó olvidando hasta ese momento. Pero lejos decir "Que bueno, que ya no molesta" pensaba "¿Qué caracoles hervidos andará tramando?"
Harry, Severus, al parecer, ha cambiado de actitud hacia ti y hacia mí luego de la muerte de los dos merodeadores a los que más odiaba. Cuando me descubrió intentando hacer variaciones en la poción mata lobos casi me mata hasta que no le dije lo que me proponía hacer. Me dijo –Remus imitó excelentemente la voz de Snape- Remus, así no conseguirás más que matarate. Déjame ayudarte –Harry llegó a pensar que Snape estaba delante de él diciendo eso, Remus lo imitaba muy bien.
Desde ahí me ha estado ayudando, al principio yo también asumí que quería matarme, pero ahora debo admitir que vamos avanzando muy bien. Aunque todavía nos faltan unos ajustes. Hasta ahora hemos logrado suprimir el efecto violento, pero la transformación se vuelve aún más dolorosa. En fin. ¿Le puedes decir a Molly si puedo darme una vuelta el día de Navidad? –dijo dando la conversación por terminada.
Seguro, espero que vengas... –dijo el chico. Luego se le ocurrio que Remus le iba a decir que no le diga a nadie lo de Snape y las pociones y se dio la vuelta para ver a remus tratando de llamarlo- No, no se lo diré a nadie- finalizó. Remus sonrió y Harry se sintio raro. ¿Cómo había sabido eso? No lo podía decir. Quizás el nivel de Occlumancia ya era lo suficientemente bueno para empezar con la legeremancia tan largamente pospuesta.
A partir de aquella conversación, Harry estaba muy preocupado. Temía que Remus cayera muerto a cada paso que daba. Y no podía dejar de mirar escrutadoramente a Snape. Trataba de ver si se le expresaba algo... Nada, parecía normal, dentro de lo que cabría en lo posible.
Así llegaron las tan ansiadas vacaciones. Hermione iría a pasar la primera semana a casa de sus padres y luego iría a la madriguera. Como ninguno de los Weasley, aparte de Ginny, sabía que ella y Ron eran novios, aquello iba a ser interesante. Fueron a la madriguera en el autobús noctámbulo (No otra vez, dijo Ron) y llegaron. La señora Weasley los recibió más que feliz aquella tarde de diciembre. Los gemelos habían preparado la bienvenida, así que no se sorprendieron mucho cuando unas bolas de nieve gigantes los aporreaban mientras ellos les estrechaban las manos. Luego los llevaron adentro a conversar.
¿Bill y Charlie? –preguntó Ginny a los chicos mientras la señora Weasley iba a la cocina a supervisar la sopa.
Pues no vienen, tienen trabajo. Cuéntenos lo de la chica. –Dijo George sin rodeos, se mostraban muy interesados.
¿Qué chica? –Dijo Ron con un ligero tono rosa en sus orejas.
La niña, la de las bombas fétidas, ¿cuántas eran? –Preguntó Fred animado.
Ahhhh, pues, -dijo Ron, aliviado- según la cuenta oficial, van doscientas cincuenta, no hay persona en Hogwarts que no haya olido siquiera una de ellas, aunque creo que ha usado mas que eso. Un día la atrapamos atándole una al lomo a la señora Norris, créanos fue difícil castigarla...
Vaya, ¿y es cierto eso de Peeves? –Preguntó Fred.
¿Y lo de la casa de los gritos? –añadió George
¿Peeves? ¿La casa de los gritos? –Preguntó Ron- ¿De qué me he perdido?
Ginny y Harry rieron, había sido el día del descubrimiento en el cuarto del requisito.
Lo de Peeves es un mito, nadie sabe como fue, salvo que Peeves desapareció por dos días y luego reapareció llamándola mocosa de las bombas apestosas, y el olor era nauseabundo. –contestó Ginny sonriendo- Lo de la casa de los gritos... pues eso es verdad, los vimos fuera de la casa de los gritos, ellos encontraron la entrada de la estatua de la bruja tuerta...
... Y como consideramos que era más un logro que una transgresión, y tomando en cuenta que ellos no sabían a donde iba el túnel, pues, los ayudamos a regresar sin que nadie se diera cuenta... –continuó Harry.
... Es decir que les dimos el mapa y la capa invisible...
... Y nos costó que nos los regresaran.
Excelente... –exclamaron los hermanos Weasley- Y ¿recibió nuestros regalitos? –soltó Fred.
¿Fueron ustedes los que le mandaron el surtido de diversos olores de bombas fétidas? –exclamó Ginny contrariada- ¿Y los caramelos suavizadores de carácter?
Pues, si... asumo que su hermana no la ha fastidiado en mucho tiempo... –dijo George.
Eso es cierto, ahora que lo mencionas, Jo no la ha hecho copiar líneas en... ¡un mes! –dijo Ron.
Planeamos hacerla nuestra "aprendiz" y apoyarla con mercancía gratis. –declaró Fred.
¡Dios nos coja confesados! –exclamó Ginny- Weasleys y Windbag se asocian.. ¡Renuncio!
Lo que me recuerda.. Hermanita, no pensamos que nos defraudarías de esa forma... –exclamó George.
¡Prefecta! La pequeña Weasley siguiendo los pasos de sus torpes hermanos mayores... –Dijo Fred
¡HEY! –exclamó Ron algo contrariado.
... Cuando pensábamos que serías la que nos sucediera en Hogwarts... –continuó George.
Ya déjenla en paz... –dijo Harry inconscientemente, para que la dejaran de fastidiar. Ginny se lo quedó mirando. Los tres hermanos mayores de Ginny, Harry notó lo alto que era Ron y lo fuertes que eran los gemelos luego de años como golpeadores, se quedaron en silencio. Luego llegó la super Señora Weasley al rescate de los pobres e indefensos Harrys de las garras de los hermanos mayores.
Chicos, es hora de cenar, pasen por favor, su padre estará aquí en cualquier momento. –Dijo. Uno a uno fueron saliendo del shock y pasando a la cocina. Los gemelos parecieron olvidar (o aceptar) la situación, al menos por un rato, pero Ron es harina de otro costal. Lo miraba con cara muy seria. Demasiado. Hady tenía meyo, ¿Miedo? ¡Enfrentarse a Voldemort cara a cara al menos una vez al año se había hecho costumbre! y le tenía miedo a su mejor amigo porque era el hermano mayor de su... ¿Su Ginny? Era demasiado para su cabeza...- Harry, cielo, ¿te encuentras bien? Estás pálido...
Si-Señora-Weasley-estoy-bien –contestó Harry mecánicamente. Estaba en serios aprieto. Ginny no dejaba de pasar la vista de su hermano a Harry y de reversa. Aquella noche, en el cuarto de Ron, su amigo no hablaba, o contestaba con monosílabos.
Erm, ¿Ron? –Trató Harry de entablar una conversación civilizada por la quincuagésima, vigésima tercera vez. ¿Por qué no estaba Hermione para que lo tranquilizara?- erm, yo...
Siento haber actuado de esa forma, Harry –dijo Ron- Hermione tiene razón, soy un hermano celoso, y a pesar de que siempre pensé que sería el mejor para mi hermana, nunca lo vi llegar...
Ron, yo... –Harry ni siquiera había admitido para sí mismo que le gustaba Ginny y ya estaba hablando con Ron.
No, Harry, yo se que no te lo tienes claro –Harry tubo la impresión de que Ron estaba repitiendo algo q Hermione probablemente le había dicho.- pero quiero que tengas en cuenta que por mi no hay problema –Ron lo miró y le sonrió.
Er, bien –dijo Harry mucho más confundido- gracias, creo.
Buenas noches Harry.
Un día antes de Navidad llego Hermione y fueron a Grimmauld Place (los llevó el señor Weasley) a visitar a Remus, lo cual dejo a Harry más tranquilo. Había estado teniendo mas sueños con ratas. Pero eso ya no se lo decía a nadie. Estaban en la sala, y entraba por la puerta. Harry la miraba, le encantaba verla, algo que hacía mucho últimamente. La miraba y re miraba. Sus ojos, su cara, su boca...
¡Harry! –exclamó Remus- hola... ¿Estás bien?
Hola, Remus, que tal, excelente, de maravilla... –Dijo Harry despertando de sus ensoñaciones. Estaba perfectamente consciente de que todos los Weasley estaban mirándolo.
A la hora del almuerzo, Harry se sentía compungido, confundido y alarmado. Le gustaba Ginny, y mucho, pero no como le había gustado Cho, era muy diferente, le gustaba no solo la cara bonita de Ginny (aunque le gustaba mucho esa cara de niña pícara), si no también le encantaba conversar con ella, pasar tiempo con ella, jugar al quidditch con ella, y mirarla, mucho. "¿Por qué siempre es tan difícil?" Pensaba. Tan preocupado estaba por ello que intentó tomar la sopa con el tenedor y echarle sal al jugo de calabaza. Todos estaban tan contentos que no parecían darse cuenta. Aunque uno que otro ojo se posaban en él de vez en cuando.
Harry ¿Estás bien? -susurró Remus disimuladamente que estaba al lado de Harry
Si...si, bien –dijo Harry automáticamente, pero se lo pensó mejor al recordar que el año anterior quería hablar de chicas con Sirius y no pudo hacerlo nunca- no, ¿Podemos hablar luego, a solas?
Está bien –Remus parecía muy feliz de que Harry estuviera confiando tanto en él, y Harry no le iba a quitar esa felicidad.
Dime Harry –le dijo cuando estaban buscando a Buckbeak, se lo iban a mandar a Hagrid para que lo cuide. Remus estaba preocupado.
No te preocupes, yo estoy bien, pero necesito hablar con alguien, tú sabes, adulto, y... –quién mejor que tú, pensó Harry.- lo que pasa es que... verás, es difícil, y no puede hablar con Sirius de esto, pero fue porque no se podía...
¿Chicas, Harry? –Adivinó Remus una vez más, sonriendo suspicazmente.
Erm, esto... sí –admitió tímidamente y poniéndose algo rojo.- necesito consejo de alguien... adulto...
Bien, yo no era del tipo conquistador, nunca lo he sido, pero ver a tu padre ya Sirius le enseña a cualquiera que NO hacer, si entiendes a lo que me refiero.
Pues, verás, ni sé como empezar... Hay una chica que me... pues, eh –Harry sentía que su cara hervía.
¿El nombre de esa linda chica pelirroja no comenzará con Gin y terminará con ny?
Si –respondió Harry- No, em... sí –dijo vencido- ¿Qué tanto se me nota?
No, es muy sutil, -Harry lo miró serio, no le creía- pues no tanto. Pero sólo un merodeador se daría cuenta hasta que punto.
¿EH?
Pelirrojas, el mal de los Potter... –declaró solemnemente.- Tu padre, tu abuelo, tu bisabuelo... y los que vinieron antes, loquitos por pelirrojas. Todos sucumbieron ante los encantos de alguna pelirroja, -explicó. Harry necesitó esta vez un minuto para asimilar lo que le había dicho Remus. ¿Tradición familiar? No le parecía que hablara en serio... –Pero tu padre, por supuesto0, no le importaba nada de eso cuando llegó al colegio, hasta que vio a tu madre –hizo una pausa y cerró los ojos sonriendo.- Qué no hizo tu padre para conquistarla, se trasnochaba pensando en tu madre, en cómo conquistarla, en qué podía hacer para ganársela, cuando la respuesta estaba ahí, fácil y simple... xq antes salió con medio Hogwarts...
Entonces, ¿Es una tradición familiar o algo así? –preguntó Harry indignado.
Más que eso, es como si fuera genético, los Potter tenían un algo por las pelirrojas desde hacía un tiempo, creo que no ha habido niñas Potter desde hace unos dos siglos, desde que empezaron con lo de las pelirrojas. Algo así me dijo tu abuelo una vez... Pero al verte, la cara que pones, me haces recordar mucho a James, cuando se quedaba mirando a tu madre, era como si no estuviera en este mundo, y bajarlo de su nube... era muy difícil.
Harry se quedó en silencio. Así se sentía en esos momentos, como si no existiera nada más. –Bien, pero, ¿Qué hago entonces?
Se lo dices, Harry, se lo dices.
¿Pero Cómo? –Preguntó Harry aterrado, ya era suficiente con haber aceptado y asimilado la idea de que le gustaba Ginny, pero de ahí a decírselo... era demasiado.
Ya encontrarás el momento y el lugar indicado, Harry, pero si no se lo dices, pues nunca lo sabrá... ¿Me esperas un momento? –Dijo, habían tocado el timbre.
Claro. –Respondió, seguían buscando al hipogrifo, Harry entró entonces al desván y encontró algo que no había visto desde su primer año en Hogwarts y su primer encuentro con Voldemort desde que hubo regresado al mundo Mágico: EL ESPEJO DE OESED.
Con miedo se fue acercando, escuchaba en su mente la voz de Dumbledore: Nos muestra nada más y nada menos que los más profundos deseos de nuestro corazón. Se fue acercando cada vez más. Se acercó y los vió.
Su reflejó abrazaba a Ginny y esta estaba muy feliz. Pero no llevaba ni medio minuto observando esto cuando el reflejo cambió. Se vio a sí mismo, como estaba exactamente parado en ese lugar, y sus padre empezaron a aparecer. Eran sus padres, exactamente como había recordado verlos en primero, pero junto a ellos no estaban sus demás familiares, estaba...
¡Sirius! –Exclamó, no pudo evitar soltar algunas lágrimas desobedientes. Allí, saludándolo estaba su padrino, Entre lo de Ginny, y esto, el día había sido demasiado emotivo para...
¡Harry! –exclamó una voz que lo asustó- ¡Oh!, lo encontraste... un viejo amigo, ¿no?
Mis padres y Sirius... –se limitó a decir el muchacho mientras se las ingeniaba para limpiarse las lágrimas sin que se note.
Harry... – la mano se posó en su hombro- ¿No quisieras... ir allá... a...?
Harry miró a Remus, no sabía si había entendido bien...
Llegamos... –dijo Remus con la voz quebrada, era un terreno grande, había habido un jardín en el frente y uno mucho más grande atrás, a juzgar por la maleza. Pasaron y vieron más claramente las ruinas de aquella que había sido casa de Harry y sus padres alguna vez. Remus lo había convencido, y para no ir sólo, fueron también Ron y Hermione (Estos aprovechaban ya que todavía no habían tenido tiempo de decírselo a la familia.). Lo que quedaba de la puerta se abrió con un poco de dificultad y entraron, parecía que lo que quedaba del techo del segundo piso se caería en cualquier momento. El recibidor, la sala, el comedor, la cocina en el primer piso, era lo que parecía una casa muy sencilla, simple, aquí y allá se veían restos de retratos, todos tirados por aquí y por allá. Harry recogió uno, ahí estaba él, al parecer dando sus primeros pasos y su padre recibiéndolo con los cabellos más desordenados que nunca. Nadie decía nada. Subieron al segundo piso... la habitación de invitados, la habitación de sus padres, Harry no se atrevía a entrar allí. La última habitación de la casa, esa debió haber sido la suya... entró seguido por Hermione Ginny y Ron, Remus venía más atrás, tenía más que recordar que ellos
Era la que al parecer conservaba mejor los detalles, aunque no parecía lógico, ya que allí había sido destruido Voldemort, Era una habitación sencilla, el papel tapiz (un toque muggle) era de ositos de peluche por lo que podía vislumbrar. La cuna, ubicada en la esquina que daba a la ventana, estaba en el suelo, las patas rotas, los cobertores desarreglados, una maleta de bebé, debajo de ella, como si alguien hubiera querido huir... el ropero, ya no había ropas de bebé, solo algunas bastante chamuscadas. Algo se encontró con el trayecto de su pie. Un oso grande de peluche sin cabeza.
Regalo de Sirius... –musitó Remus al ver lo que Harry levantaba. Ginny y Hermione ahogaron un grito y Ron dio dos pasos hacia atrás. A Harry se le salían las lágrimas, pero estas no llegaron a ver el mundo, no, porque un estallido verde llenó sus oídos y, por la ventana sin vidrios alcanzaron a ver...
¡Mortífagos! –Gritó Remus-, dame eso –le arranchó el oso de peluche y lo tocó con la varita- ¡Portus! Váyanse rápido, no debí haberlos traído... es muy peligroso... ¡quiero que se vayan! –les gritó al ver que ninguno se movía,( a excepción de Ginny que recogía algo del piso)
No nos iremos –dijo la muchacha incorporándose.- No te dejaremos solo...- Los Mortífagos entraban a la casa.
¡Váyanse! –Les gritó de nuevo Remus. Los mortífagos subían las escaleras... Los jóvenes alistaban las varitas...
No... -exclamó Harry. Miembros de la Orden del Fénix hicieron su aparición.
Ya no estoy solo, ¡váyanse! –Les gritó... Harry y los demás cogieron el cuerpo del Oso. Alguien apareció centre ellos y Remus, un mortífago con capa negra, un Mortífago muy pequeño, un mortífago con una... ¿¡Mano de Plata!? Muy tarde, Harry ya sentía el clásico tirón debajo del ombligo y el transporte a través del túnel de colores.
¿Lo vieron? –preguntó Harry desesperado.
¡Colagusano! –exclamaron Ron y Hermione. Ginny estaba algo confundida pero seria al respecto con un bulto en los brazos. Lo único que pudieron hacer en ese momento, en la Madriguera, fue avisar a los Señores Weasley.
¡Y Pusieron a Amos Diggory en el puesto! –decía el señor Weasley, ya casi calvo pero con los cabellos de la nuca que se resistían a pintarse de blanco, al parecer acababa de llegar del ministerio.- Ese sí no se dejará corromper, Y veremos si lo intentan corromper si es que Quien-tú-sabes recuerda a todas sus víctimas...
¿En vez de quién pusieron a Amos Diggory? –preguntó Ron.
Cornelius Fudge, esta tarde lo hicieron presentar la carta de Renuncia... salió con toda su gente... ¿Por qué las caras? –preguntó el Señor Weasley.
¡Mortífagos! –dijo Harry que acababa de entrar a la cocina- En el valle de Godric, Remus y los demás están allá...
¿Pero qué demonios hacían allá? –las expresiones de los señores Weasley se tornaron extrañas- Y por qué no nos avisan...
En ese momento, una nota con una pluma de Fawkes hizo su aparición en medio de un destello rojo y dorado.
Ah, bueno, esto lo explica... – dijo el Señor Weasley, y al ver las caras preocupadas de los chicos, leyó en voz alta- Situación controlada, ya no hay peligro, voy mañana. Remus.
Harry Iba a decir algo cuando sonó el timbre. A nadie se le ocurrió mirar al reloj que indicaba el estado de cada uno de los miembros de la familia. La señora Weasley pegó un grito y todos corrieron a ver. La señora Weasley estaba conmocionada aferrada a un Joven alto y de cabello intensamente rojo, algo ondulado (y bastante despeinado, a decir verdad).
Era...
¡Percy!
¡No me maten! Yo se que me demoré mucho más de lo esperado en este capi, pero viene largo, ¿No? Espero que no me vuelva a suceder, pero es que tuve una semana de perros que no creerían. En fin, ¿Qué les pareció el capi? Que tal, un dramón, ¿cierto? Mi hermana me dijo que era para cortarse las venas. Espero sus reviews...
Ah, me olvidaba, Le dedico este capi a mi amigo Víctor Faukes que me ayudó mucho a desarrollar la historia mejor de lo que lo tenía pensado. A principio de este año, este capítulo era sólo la conversación de Remus y Harry sobre Ginny y ahora... ¡WOW! Todo un capítulo 35 del quinto libro... o algo así. Sigan leyendo que la próxima semana viene la continuación... ¿Qué caracoles hervidos querrá Percy? ¿Y que habrá pasado entre Remus y Colagusano? ¿Harry le declarará sus sentimientos a Ginny alguna vez? No se pierdan el siguiente capítulo de su emocionante telenovela "Los pandilleros también lloran" no, me confundí, "Travesuras del corazón", no, no... "Harry Potter y el príncipe de sangre mezclada", no, ya va, ya casi... "Harry Potter y el nuevo hijo de J.K. Rowling", bueno, esa, ya saben el título...
Lunita L
