Disclaimer: Los personajes de la saga de Harry Potter le pertenecen a la Señora Joanne Rowling, no a mí, los demás son míos. Evidentemente yo no soy la señora Rowling. Escribir este fic no tiene como propósito ningún fin de LUCRO.

FanFiction: Harry Potter y la Deuda Pendiente

Capítulo 22: Tenías que ser tú

Por: Lunita Lupin

- Así que encontraste el dedo de Colagusano en tu bolsillo la ves que fuimos a... al valle de Godric... -dijo Harry mientras posaba su taza a medio vaciar de té en el platillo, sentado enel despacho de Lupin.

-Y de ahí recordé que la plata... -dijo Lupin desde el otro lado del escritorio, mirando a Harry sonriente.

-Mata a los hombre lobo... -completó Harry posando el plato y la taza en el limpio escritorio de roble.

- Por supuesto, tuve que tener cuidado, al principio, Severus me dijo "Estás loco, Lupin... te vas a matar si tomas plata..." -dijo Remus imitándolo tan a la perfección que Harry volteó para ver si era que Snape había vuelto- por supuesto, decidimos probar... y yo... de casualidad... pues... ¿Recuerdas que hagrid no dio clase un día?

- Sí,¿ por?

- Me fue a buscar algo... vacuna antirábica muggle...

- ¿Qué? -Harry escupió sin querer el té que acababa de tomar- ¿Vacuna antirrábica muggle? eso me pusieron los Dursley cuando memordió un perro, dijeron que era para que no muerda a Dudley¬¬

- Pues...ya ves que... sin que Severus me viera... hice una mezcla, cuando él volvió se dio cuenta, pero ya estaba hecho y le dije que no podíamos botarlo... podría servir...

- ¿Y sirvió? ¿Estás completo? ¿No te falta nada?

- No me había sentido tan bien en años, Harry, todavía tenemos que trabajar en una cura permanente, esta poción sólo me permite permanecer en mi forma humana si la tomo cada cinco horas durante la luna llena... pero ya es un gran avance...

- Por eso ...

- Por eso no quería que dejaras a Peter a merced de Voldemort... al parecer entendiste mis intenciones... -dijo el profesor frunciendo el entrecejo donde se le formaba una linea vertical- ¿cómo fue eso?

- Pues, se lo pregunté a Dumbledore y no me supo responder...

-Pero qué es lo que tú crees, Harry

- Yo... -Harry se puso de pie y caminó hacia la ventana desde la cual se veía un perfecto día soleado, aunque del este venían unas nubes grises que amenazaban con lluvia- yo creo que... lo averiguaré pronto, pero tiene algo que ver con lo que yo quiera hacer de verdad... o algo así...

- Es posible... ya lograste lanzarle una maldición imperdonable, eso es algo que no creo que muchos hayan logrado, Harry, quizás, la próxima vez...

- Quizás...

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Los días que siguieron fueron bastante raros. Por todos los corredores cada quién tenía algo que contar, fueran chicos o grandes, niños o niñas, cada quién tenía algo que contar, algun rasguño que enseñar, y por supuesto, pregutas que hacer... como por ejemplo: ¿Qué era lo que quién-ustedes-saben quería en Hogwarts? ¿Y por qué Dumbledore había dejado que los chicos del colegio entraran a la batalla? Había tal entusiasmo que hasta había por ahí gente buscando relatar todo las amigas de Jo, por ejemplo, se les veía por todo el colegio con libretas y plumas preguntando a todo el mudno y anotando todo. Decían que harían un libro y narrarían la historia de "la batalla de los chicos de Hogwarts". Harry las evitaba cada que podía, aunque ellas no parecía estar interesadas en preguntarle nada, por el momento.

Para Harry, sin embargo, era volver a plantearse la vida. Para empezar, seguían habiendo desaparecidos, entre ellos, Cho Chang. Aunque la mayoría había vuelto con el grupo de Jo, heridos, magullados, arañados, fracturados, habían vuelto. También se veía gran desconcierto entre los alumnos sobre el paradero del profesor de pociones, pero nadie parecía querer dar exxplicaciones. Por otro lado, había menos gente en el colegio, ya que los padres de los chicos de familia de Magos, al enterarse de lo que había acontecido en Hogwarts al leer el profeta matutino del 26 de junio no habían perdido el tiempo en vir a Hogwarts a reclamar que les devolvieran a sus hijos. una que otra vez Harry vio a varios que salían del despacho de Dumbledore con las peores caras del mundo. Madres que salían desconsoladas, Padres destrozados, tíos, abuelos... Harry los vio ir y venir, pero cada vez que pasaban, él se escondía detrás de Ron, no quería que lo vieran... no podría soportar ver miradas que lo culparan. A la que veía todos los días era a una señora a la que pronto identificó (por la resemblanza familiar) como la madre de Cho Chang. Harry pasaba solo en dirección a la biblioteca (a buscar a Ron y Hermione) cuando la señora se lo quedó viendo con una expresión entre el reproche y la nostalgia, pero no dijo nada y se fue.

Si se preguntan por Matilda y Mark, Peeves estaba en lo cierto al temer que la niña se alegrara: Habían logrado que cerraran las mazmorras por tiempo indefinido debido a la cantidad épica de bombas fétidas que habían lanzado, lograron hacer que el calamar gigante les hiciera un raverencia cada vez que pasara y ataron, nadie supo nunca como, a Peeves a los retretes de Myrtle la llorona para que esta se vengue de todo lo que la había molestado en aquellos años. Cada día les llegaban nuevos paquetes de los sortilegios Weasley que ni Jo se atrevía a quitarles, quizás porque ya no tenía ganas de hacerlo... si no limitarse a reír con las ocurrencias de su hermana

Así que ya no tenían clases por esos días,porque no tenía sentido. El invierno no parecía querer irse, y cada día parecía más cerca la lluvia, aún así gozaban de algo de sol... los pocos que quedaban aprovechaban para huir de las amigas de Jo en los terrenos de hogwarts, o a visitar a los pocos que quedaban en la enfermería, sea porque algunos ya habían sanado, otros habían sido trasladados a San Mungo y otros porque habían sido sacados (a ratras, pues ahora todos parecían tener más valor) por sus padres del colegio. Los pocos que quedaban eran los hijos de muggles y los que tenían padres que creían en Dumbledore, como Ginny Weasley.

Sus piernas ya estabn completas, lo que habría ocupado menos tiempo si la señora Pomfrey no hubiera estado tan atareada, aunque todavía le costaba ponerse de pie sin fingir que no sentía dolor alguno. Harry iba todos los días a visitarla junto con Ron, Hermione y la ocasional compañía de Luna y Neville. Y allí se encontraban, el día que la señora Pomfrey le dijo que se podía marchar al día siguiente.

- ¿Qué creen que hará ahora Voldemort? -preguntó Ron mientras desenvolvía una rana de chocolate para Hermione y se apresuraba en desenvolver la suya.

- No lo sé, buscar a sus mortífagos, quizás... -contestó Neville.

- Tienes razón, o buscar unos nuevos si no los encuentra... -añadió Ginny desde su cama, algo aburrida de estar echada en una cama sin poder ir a estirar las piernas por ahí.

- Aún así los encuentre... -terció Neville- después de cómo los dejamos moralmente...

- Ya veo los titulares: Mortífagos desmemoriados luego de prestar declaraciones ante el Wizengamot -dijo Ron henchido de orgullo, enmarcando las palabras en el aire- papá le dió esa idea a Amos Diggory para controlar a los mortífagos y prevenir que se fuguen tan pronto.

- Lo que yo me pregunto es ¿qué hará Dumbledore ahora con Malfoy y los demás -dijo Hermione con la mirada perdida en su rana de chocolate sin cabeza.

- Y ahora te preocupas por el pobre "Draqui de caramenlo" -protestó Ron bastante enfadado por la poca atención que le brindaba su novia cuando se ponía a pensar en esas cosas.

- No me preocupa MAL-FOY, Ron -dijo Hermione separándose un poco de él- Solo me pregunto si después de esto, Dumbledore lo dejará quedarse en el colegio. Recuerden que los mortífagos lo querían mata cuando se enteraron de que Dumbledore estaba en Hogwarts y que no lo habían logado distraer...

- Nah! -dijo Ron espantando a esa teoría como se espanta a una nube de mosquitos- Dumbledore no tendría aquí a ese mortífago en potencia...

- Recuerda a Snape -soltó la muchacha. Todos torcieron el gesto en señal de desagrado. En el periódico del día anterior salió publicado su juicio, en donde lo habían amenazado con darle pociones mal preparadas si no confesaba que pertenecía a los mortífagos esta vez. De pronto Luna entró a la enfermería con un ejemplar de "El Quisquilloso".

- Otra vez hemos superado las ventas... -dijo con su voz cantarina- desde que informamos los movimientos de los mortífagos ¡mi padre ha tenido que aumentar la producción! les mostró la copia que tenía en la portada un dibujo, mal hecho, de un Lord Voldemort aterrorizado y arrodillado a los pies de un Albus Dumbledore que guiñaba el ojo y un Harry que tenía cara de confundido. El titular decía: OTRA DERROTA MÁS DEL LADO OSCURO.

- Luna, ¿no crees que sería peligroso que esto llegara a las manos de Voldemort? -preguntó Harry algo preocupado.

- Primero tendrían que encontrar a mi padre, lo cual es difícil porque hay veces que ni él mismo sabe dónde está. Además lo tiene todo bien cubierto...

Hermione rodó los ojos y dijo- Bueno, será mejor que nos vayamos, Hagrid acaba de llegar de buscar a más estudiantes... deberíamos ayudarle.

- Si, bueno, que te mejores, Ginny, ya mañana sales, así que no pongas cara de gato estreñido -dijo Ron.

- Gracias, hermano... dijo Ginny sin molestarse tanto por el comentario.

Y mientras se despedían, Harry pensó que aquella sería la oportunidad perfecta para decirle quele gustaba, ya que nadie lo interrumpiría esta vez, o al menos eso esperaba. Era quizás su última oportunidad de quedarse a solas con ella antes de las vacaciones (faltaban tres días). Se despidió y salió casi corriendo detrás de sus amigos. "cobarde", se reprendió a sí mismo, "así viene otro y te la quita fácil. Y así estoy en Gryffindor. Puedo contra Voldemort y no le puedo decir que me gusta". De pronto pensó que valía la pena de veras intentarlo, después de todo, tenía a su favor el hecho de que a ella le había gustado él por mucho tiempo. Se dio la vuelta y sin decir nada para que no lo molestaran, regresó a la enfermería.

- Harry -exclamó Ginny algo animada pues estab jugando a soplar una pluma de la almuada hacia arriba mientras abrazaba al oso que le había regalado Harry en Navidad- ¿Qué sucede? ¿Olvidaste algo?

- Em, no, digo sí... -dijo el muchacho que sentía calor en la cara- esto... e... quería hablar contigo, ¿recuerdas?

- ¡Ah! cierto, el asunto importante que no era ho... -dijo ella clavando sus ojos como dagas en los de Harry- cuéntame.

- Em, bueno, yo... -se sentó a un costado de la cama ¡Se atrevería a tocarle la mano?- bueno -dijo llevandose la mano a la cabeza y rascándosela. No podía, no podía.

- Dime Harry, que yo no muerdo -le dijo Ginny sonriendo- ¿estás bien? -preguntó de repente- te noto algo raro...

- Es que... es muy importante para mí- dijo y sentía que la cara le hervía y que le iba a salir vapor por las orejas en cualquier momento.

- Entonces dímelo -le dijo ella tomando su mano. Harry no sabía como reaccionar a eso.

Tomo aire y ya estaba a punto de soltar la primera palabra cuando hermione asomó la cabeza por la puerta de la Enfermería. La muchacha vió lo que había interrumpido y salió diciendo- no, Ron, en la enfermería no está, vamos al comedor...

Ginny lo miró con la expresión más escrutadora que le había visto poner en su vida. Entonces harry, no sabía como, había reducido la distancia entre ambos a escasos diez centímetros. Ginny lo miraba desconcertada. Entonces Harry redujo la distancia aún más, mirándola a los ojos, con la mano izquierda tomo sus manos y con la derecha, temblando, acarició uno de los mechones que le caían por la cara, era tan bonita, su cabello, Harry la miraba a los ojos y veía que su expresión estaba entre el asombro y la expectación. Harry se acercaba más y cerrando los ojos, la besó.

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Abrió los ojos de pronto y al darse cuenta de lo que acababa de hacer, la miró aterrorizado de sí mismo y sin siquiera pensarlo, salió corriendo de la enfermería, corrió sin rumbo tratando de encontrar un escondite y regañándose mentalmente ¿Qué había hecho? ¡LA HABÍA BESADO! ¿Pero si nisiquiera le había dicho nada! ¿Y qué pasaría ahora? ¿Qué explicación le daría ahora? La verdad, obviamente, pero es que ahora... le había tomado meses tomar coraje para decirle que le gustaba y ahora, haberse ido sin dar explicaciones, le parecía que tardaría mil años en hallar el valor para decírselo. Una puerta apareció a su lado izquierdo... ¡El cuarto del requisito! no había nadie dentro, así que entró y cerró con llave. Se sentó en un cojín que había en el suelo y se rascó la cabeza. ¿Por qué había hecho eso? ¿Y ahora qué tenía que hacer? se preguntaba constantemente. Se recostó sobre los demás cojines que habían alrededor, cerró los ojos y recordó el momento. O mucho se equivocaba o Ginny le había correspondido el beso, quizás hubiera dejado que le diera otro si él le hubiera dicho lo que sentía por ella. Si le contaba sobre el revolcón en el estómago cada vez que se acercaba. No sabía en realidad si la pelirroja sentía lo mismo por él. Debía hablar con ella lo más pronto posible. Luego recordó la oclumancia al racarse la frente y tocar la cicatriz, la maldita cicatriz... Si Voldemort se enteraba de aquello... un escalofrío recorrió la espina de harry y entonces, se sentó y empezó a vaciar su mente.

Laúltima semana del curso trancurrió demasiado tranquila para Harry. Ginny salió de la enfermería al día siguiente perfectamenete recuperada gracias a los cuidados de Madame Pomfrey. Harry ahora evitaba quearse a solas con ella. Se sentía muy avergonzado por no haberle dicho nada y no podía estar cerca de ella sin necesitar besarla de nuevo, entonces sí tendría que hablar con ella. Parecía que ella también estaba teniendo problemas de comunicación para con Harry, pues todas sus conversaciones se limitaban a "hola" y "adiós".

- Harry, ¿Qué pasó en la enfermería? -le preguntó Hermione la tarde del sábado dirigiéndose a la sala común, mientras Ron se había llevado a Ginny con el pretexto de decirle algo.

-¿Huh? -miró algo fastidiado a su amiga y luego para ver que no hubiera nadie alrededor.

- Es que desde esa tarde he notado que apenas se hablan... y evitan quedarse solos. -dijo la muchacha- Algo no anda bien

- No me digas¬¬ -murmuró el muchacho con cara de contrariedad- por supuesto que no está bien, nada bien...

- ¿Qué pasó?

-Pues yo... -sabía que podía confiar en su amiga- la besé...

- Entiendo -dijo ella sentándose en una butaca cerca del fuego.

-No, no entiendes -le dijo Harry esplomándose en la butaca de enfrente- es que yo no le dije nada, solo... la besé y salí corriendo, y hasta ahora no he podido hablar con ella... Hermione, creo que hice todo mal, otra vez.

- AY, Harry -contestó la muchacha rodando los ojos- es que se lo tienes que DECIR...

- Ya no es tan fácil... -rezongó Potter.

- Lo sé, es que tú no te lo dejas fácil, pero tienes que decírselo o la confundirás más de lo confundida que está...

- Tú sabes. -dijo Harry derrepente- ¿Le sigo gustando? ¿Aunque sea un poquito?

- No te voy a decir nada -dijo su amiga levantándose- se lo tienes que preguntar a ella.

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En el banquete de fin de año, Dumbledore dirigió unas palabras a los alumnos que quedaban, invitándolos a seguir fuertes y resistir todos juntos en contra de las horas oscuras que se acotaban sobre ellos. También dijo algunas palabras sobre los desaparecidos que aún no encontraban. Que el que tuviera una noticia de alguno de ellos, por más mínima que sea, que informara enviando una lechuza al colegio. Finalmente premió a la casa de Gryffyndor y obsequió un premio por servicios especiales al colegio a los miembros del ED (ambos ED´s) por su apoyo y sacrificio. En general, el banquete de fin de año transcurrió en la más remota tranquilidad. Muy diferente al desayuno.

Todos estaban tomando el desayuno para luego subir a los carruajes cuando llegó el profesor Dumbledore a la mesa. en ese instante Harry vio que Ginny volteaba a ver algo. Miro e aquella dirección y vió que matilda y Mark llegaban corriendo algo nerviosos y espectantes a la mesa de Gryffyndor. El profesor Dumbledore se sentó y sonó una pedorreta que se oyó por todo el castillo. Todos los presentes estaban tratando de aguantarse la risa y la profesora McGonagall estaba a punto de parase a preguntar, adivinando ya la respuesta, quién había sido, pero el profesor Dumbledore estalló en carcajadas y todos soltaron la risa general. Un gran final para el primer año de Matilda. O eso pensó Harry. En la estación de Hogsmeade Crabbe y Goyle tuvieron un extrño accidente. Se tropezaron con Matilda y Mark, pero siguieron de largo, pues no querían problemas. Al dar exactamente cinco pasos, los baúles se abrieron desparramando montones de ropa interior femenina de las más variadas gamas de colores, stampados y formas, a la vista de todos los que iban y venían, mientras Matilda le entregaba a "rufino pepino" a Ginny.

Harry, Hermione, Ginny y Ron ocvuparon su habitual compartimento hacia el final del tren, aunque no debían patrullar, Ron y Hermione lo hicieron... o dijeron que a eso habían ido. Entonces Harry y Ginny quedaron solos. "esto está mal" pensó harry "Debería intentar hablar con ella ahora, sólo hablar" se decía constantemente. Una ráfaga de viento helado llegó desde fuera del tren, ya que aquella tarde la lluvia que se había estado insinuando días antes, por fin estaba cayendo.

- ¿Tienes frío? -le preguntó poniendose de pie y cerrando la ventana.

- Sí, un poco... -respondió la pelirroja, tímidamente- gracias.

- Em, yo sigo teniendo frío, ¿Tú no? -preguntó esperanzado en que los viejos clichés de las películas muggles funcionaran.

- Sí -la muchacha lo miraba fijamente a los ojos y se mordió un poco el labio.

- ¿Te molesta que me siente a tu lado? -dijo repentinamente- por el frío, tú sabes.

- Para nada -contestó la chica resueltamnete... aunque sus mejillas se colorearon. Harry se sentó junto a ella, lamiró y se acercó a ella un poco más. Ginny se aferró al brazo izquierdo de Harry y apoyó la cabeza sobre su pecho. Harry pasó su otro brazo por detrás de la espalda de Ginny, abrazándola. ESE era el momento perfecto para hablar.

- ¿Mejor? -le preguntó.

- Mucho -respondió la chica.

- Ginny, quería hablarte de... ya sabes, lo... loque ocurrió el otro día en la enfermería -esperó alguna señal, pero como esta no llegara, siguió hablando- Primero, quisiera que me perdones por haber sido tan... atrevido, pero la razón fue que... es que... Tú me gustas, Ginny -sintió que Ginny se movía ¿incómoda? ¿emocionada? decidió continuar- No puedo decirta cuando, cómo ni dónde, pero me dí cuenta de que me gustas... y mucho

- Está bien -dijo ella ¿"Está bien"? ¡Qué clase de respuesta era aquella! pero no tuvo tiempo de escuchar más de la boca de Ginny, pues oyeron que venían al compartimento y Ginny se soltó de Harry, y este se sentó en asiento en frente a Ginny. Ron y Hermione llegaban al compartimento en ese momento.

- ... Mocosos! de veras que lo son -renegaba Ron- se aprovechan de que ya no les podemos sacar púntos, pero ¡que se esperen al próximo año!

- Ron, CÁLMATE -le decía Hermione- de nada sirve que te... -al parecer se dio cuenta de lo que habían interrmpido,pero Ron no, así que entró y se sentó al lado de Harry, quien tenía la misma cara que él, por la frustración y la confusión.

- ¿y a tí que te pasa? -le preguntó Ron.

- El frío -dijo tra apartar la mirada de la sonrojada Ginny- el frío...

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Pasaron la barrera del andén y entraron a la estación de trenes muggles de Kings Cross. harry andaba cabizbajo y meditabundo. todo lo que había pasado, lo había dejado muy confundido.

- ¡Hola Harry, cielo! -lo saludó la señora Weasley, abrazándolo- ¿Has tenido un buen curso? -preguntó guiñándole un ojo.

Harry miró a Ron, a Hermione, a Ginny y a todos los pocos alumnos que pasaban por la barrera y respondió- Bastante interesante, gracias.

Saludó a los gemelos, que le dijeron que abrirían una nueva tienda. Luego, Percy, desde atrás, algo cohibido le agitó la mano en señal de saludo y harry respondió de la misma forma. Luego se le acercaron Ron y Hermione.

- Nos veremos pronto, compañero -le dijo Ron estrechándole la mano.

- Sí, vas a ver que pronto nos encontramos -le dijo hermione-. pasa un buen verano -y le dio un abrazo. Luego venía Ginny.

- Bueno, adiós... -le dijo ella, que parecía haber regresado a la época en que tiraba todo cada vez que lo veía.

- Sí, nos vemos -le respondió harry, algo cohibido, fastidiado y triste, pues le hubiera gustado obtener una mejor respuesta que un "está bien". Extendió la mano y la muchacha la estrechó, dudando- Espero que nos veamos pronto.

- yo también -le dijo la muchacha, y corrió para alcanzar a los Weasley, mientras Hermione ya se iba con sus padres.

Harry se quedó ahí, de pie en medio de la gente que iba y venía, observando a los Weasleys y los Granger que se iban, pasando por el costado de los Dursley que ya lo estabn esperando a poca distancia, fulminándolo con la mirada por hacerlos esperar.

Lo que sucedió a continuación, fue demasiado para harry, y para todos los demás conocidos a su alrededor. pero sobre todo para Harry. El muchacho estaba dando el primer paso hacia los Dursley cuando Ginny se dió la vuelta, dejó su carrito con el baúl y fue corriendo directo hacia Harry. Los Wealsey, los Granger y los Dursley miraban la escena sorprendidos. Y entonces Harry perdió la noción del mundo, pues Ginny lo besó. Harry no se había sentido más feliz, nunca. Ella se apartó sonriendo y lo miró significativamente. harry no necesitó que le dijera lo que le dijo.

- Tú también me gustas mucho, Harry. -y regresó corriendo hacia donde había dejado sus cosas. Los Wealsey miraban sonrientes. se fueron al fin, y harry avanzó hacia los Dursley. Ellos estaban asqueados, por describir su expresión de manera cortés. Pero Harry estaba tan subido en su nube, que no cabía el disgusto en él.

- Hola tío Vernon -le estrechó la mano- Hola tía Petunia -le dio un beso en la mejilla- ¿Qué hay, Dudders? -le dio una palmadita en el hombro aguado y desinflado, como si lo hiciera todos los días, ante la mirada de consternación de sus tíos y de su primo.

Ya en el auto, Dudley empezó a canturrear, a modo de romper el silencio- Harry tiene novia, Harry tiene Novia...

-Sí, así parece -contestó harry, aún metido en sus ensoñaciones.

- ¿Esa pelirroja? -preguntó Tía Petunia con desagrado, quizás por recordarle a su hermana y su marido.

- Si, su cabello es lindo ¿No? -respondió Harry, sin hacerle caso a su tía.

- ¿Y cuando dijiste que te marchas?

- Sólo tendrán que aguantarme una parte de este verano y una parte del siguiente y luego, al parecer nos libraremos uno de los otros para siempre -respondió Harry que veía por la ventana del coche a los Weasley tomar un taxi que los llevara a su casa. Ginny estaba con ellos, miró a Harry y Sonrió, este le devolvió la sonrisa y cuando se hubieron perdido de vista, se acomodó en el asiento y pensó en el montón de cartas en clave que tendría que escribir aquel verano.

F I N

sssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

la próxima entrega serán las respuestas a los reviews y notas de la autora. Ha sido un honor.