Capitulo 8

El ultimátum II

- ¿Que mas? - Inquirio tranquilamente Fudge.

- Azkaban no es ya un lugar seguro para guardar a los mortifagos, necesitamos cambiar eso. - Afirmo Harry.

- Azkaban es totalmente segura, a pesar de la deserción de los Dementores. - Afirmo mecánicamente Percy. - El ministerio a destinados sus mejores hombres a la vigilancia de la prisión, ningún preso volverá a escaparse de Azkaban.

- Puede que tenga razón, pero es un problema de difícil solución. - Dijo fúnebremente el ministro contradiciendo a Percy. - Si destinamos mas Aurores a defender Azkaban, no tendremos suficientes para defender el mundo mágico.

- En ese caso no asigne ningún Auror a la defensa de Azkaban. - Sugirió Harry con una sonrisa de superioridad.

- ¿Que?¿Pero como...? - Tartamudeo desconcertado el ministro.

- Gringots es el lugar mas seguro de la tierra después de Hogwarts, los duendes tienen siglos de experiencia guardando y protegiendo el dinero de los magos. - Explico lentamente Harry. - No debe haber mucha diferencia entre guardar montañas de oro, y vigilar a los presos de Azkaban, contrate a los Duendes para que se hagan cargo de la prisión, y podrá usar a los Aurores estacionados en Azkaban para tareas más vitales.

El ministro se quedó mirando a Harry boquiabierto durante varios minutos.

- Esa es una idea muy buena, desgraciadamente es irrealizable. - Respondió finalmente el ministro. - El ministerio no podría hacer frente a la cantidad de galeones que exigirían los Duendes.

- No hay duda que el precio que los Duendes exigirán será enorme, pero el pago no tiene que ser necesariamente en galeones. - Matizo divertido Harry.

- ¿Que podemos ofrecerles sino? - Pregunto interesado el ministro.

- Usted es consciente ministro, que cerca del setenta por ciento de los productos vendidos en el mundo mágico, son de origen mugle. - Diserto Harry. - Los comerciantes cambian galeones por dinero mugle en Gringots, compran los productos en el mundo mugle, y lo venden en el mundo mágico por galeones.

- Eso lo sabe hasta un niño de cinco años. - Interrumpió con malos modos Percy.

- Probablemente un niño de cinco años también vería el problema que esta situación plantea, todo el comercio depende de que Gringots cambie los galeones en dinero mugle. - Respondió calmadamente Harry. - ¿Pero de donde obtiene Gringots el dinero mugle necesario?

- ¡Ja! Ni siquiera sabes algo tan básico. - Dijo con una carcajada Percy. - Gringots obtiene el dinero de los magos de origen mugle, que cambian su dinero en galeones.

- Esa es la explicación oficial, los magos de origen mugle una vez dejan la escuela, trabajan en el mundo mágico y cobran en galeones, o abandonan el mundo mágico, y el dinero que gastan los estudiantes de origen mugle, ni remotamente cubre la las necesidades de dinero mugle de Gringots. - Afirmo Harry con aire de suficiencia. - Varias familias adineradas mantuvieron negocios en el mundo mugle cuando los magos se separaron de él, estos negocios se han convertido a lo largo de los siglos en importantes corporaciones mugles, estas familias utilizan los beneficios que obtienen de estas empresas, para proporcionar el dinero mugle que Gringots necesita.

- Eso es correcto, pero no veo, de que nos puede servir. - Dijo el ministro, mientras levantaba una mano para callar a Percy.

- Estas familias exigen, que Gringots les pague de cinco a diez veces el valor real del dinero que les compra, y los Duendes a su vez exigen el doble o el triple de estas cantidades a los comerciantes, lo que encarece notablemente el precio de los productos que venden los comerciantes. - Explico Harry. - La mejor solución a este problema, seria que Gringots comprara estas empresas directamente, pero aunque los Duendes tienen el dinero necesario, los diferentes tratados firmados con ellos, prohíben que adquieran empresas o bienes raíces tanto en el mundo mágico como en el mugle, sin la aprobación expresa del ministerio.

- ¿Usted esta loco?¿Usted quiere que les permitamos adquirir propiedades y empresas? - Grito Percy dando un puñetazo en la mesa. - ¿Sabe cuanto tiempo pasaría hasta que acabaran comprando todo y convirtiéndonos en sus esclavos?¿No se puede confiar en los Duendes?

- Mi propuesta no es tan ambiciosa, yo propongo que el ministerio les permita adquirir propiedades en el mundo mugle, los duendes poseen una gran riqueza, es cierto, pero no es comparable a la de los grandes bancos y empresas mugles, además se verían limitados a comprar las propiedades que posean los magos en el mundo mugle, y a las inversiones que puedan realizar con los beneficios de estas empresas. - Aclaro tranquilamente Harry. - Los Duendes quizás podrían dominar la economía del mundo mágico si les permitiéramos, pero difícilmente podrían afectar las economías mugles, además el ministerio solo puede autorizarlos en Inglaterra.

- No estoy seguro de que beneficios obtendríamos de esto. - Comento el ministro.

- Varios de hecho, el ministerio exigiría a cambio que los Duendes se ocupen de vigilar Azkaban sin ningún coste, también exigiría el derecho de fijar el tipo de cambio entre el dinero mágico y mugle, y el compromiso de los Duendes de no usar magia en sus negocios en el mundo mugle, o todas las propiedades mugles revertirían al ministerio. - Declaro con una sonrisa Harry. - Gracias a esto obtendremos por un lado, aumentar la seguridad de Azkaban y liberar los Aurores destinados allí actualmente, y por otro lado, fijando un tipo de cambio real entre el dinero mugle y mágico, el ministerio debería conseguir rebajar notablemente el precio de la mayoría de productos, y en un momento en que la economía de mundo mágico se esta resintiendo del miedo causado por el regreso de Lord Voldemort, esto puede servir fácilmente para reactivarla y fortalecerla.

- Los comerciantes no bajaran el precio de sus productos, se limitaran a aumentar su margen de beneficios. - Objeto despectivamente Percy.

- Los comerciantes pueden triplicar o cuadriplicar su margen de beneficios, y aun vender los diferentes productos a una quinta parte de su precio actual. - Contradijo Harry a Percy. - Y ellos son los primeros que les interesa reactivar la economía, si a pesar de todo no quieren colaborar, basta con que el ministerio los amenace con volver a fijar el cambio de los galeones a su tarifa actual.

- Podría funcionar. - Admitió el ministro con una sonrisa en los labios. - ¿Esta seguro que usted no es un Político?

- No, no lo soy, ni tengo intención de serlo en un futuro cercano. - Afirmo rotundamente Harry. - Ahora mismo mi único objetivo es prepararme para derrotar a Lord Voldemort, y cuando esto termine, solo quiero disfrutar de la vida, quizás jugar al quidditch profesionalmente durante unos años, y más adelante quien sabe.

- Usted no puede jugar al quidditch, lo tiene prohibido de por vida. - Dijo con una sonrisa Percy.

- ¡Oh no! No tiene que preocuparse por esa injusta prohibición, por supuesto que voy revocarla inmediatamente. - Aseguro rápidamente el ministro.

- Aparte de la obvia popularidad de afianzar Azkaban y reactivar la economía del mundo mágico, estas medidas aportan otro beneficio mucho más importante. - Dijo con una sonrisa Harry. - Al permitirles invertir en el mundo mugle a los Duendes, sus expectativas de beneficio se multiplican espectacularmente, mucho más que lo haría cualquier cosa que podría ofrecerles el señor oscuro, es mas si este llevara acabo sus sueños de dominar y esclavizar el mundo mugle, invariablemente destruiría sus economías, y los Duendes perderían todos sus negocios allí.

- Tendrán que ayudarnos a derrotar a tu-sabes-quien. - Exclamo triunfalmente el ministro.

- Yo pienso que solo nos ayudaran directamente si ven que no tienen mas opción. - Corrigió Harry al ministro. - Pero solo estar seguros que los Duendes no Irán al lado de Lord Voldemort, es extremadamente importante, no solo son unas de las razas no-humanas más poderosas, si no que si Gringots dejara de funcionar, el mundo mágico caería en un caos del que difícilmente nos recuperaríamos.

- Si, si, tiene razón. - Admitió el ministro, y interesadamente pregunto. - ¿Que otras medidas a pensado?

- Hay que incrementar el numero de Aurores, yo le sugeriría que haga una campaña publicitaria para reclutar nuevos miembros, y como el principal problema para conseguir voluntarios será que hay pocos magos o brujas que reúnan los requisitos, yo organizaría un pre-curso de tres meses que permita obtener el ÉXTASIS de una de las asignaturas requeridas para el programa de entrenamiento de Aurores. - Sugirió Harry tranquilamente. - Si retrasa unas semanas el principio del próximo curso de entrenamiento todos los voluntarios que necesiten solo una asignatura podrían añadirse a él, y a lo largo del año podría continuar el pre-curso de entrenamiento, para que los que les falten mas de un ÉXTASIS puedan unirse al próximo curso de entrenamiento.

- ¿Realmente espera que puedan aprender lo que les hubiera costado dos años en Hogwarts en tres meses? - Inquirió sarcásticamente Percy.

- Un estudiante normal toma entre cinco y seis EXTASIS en dos cursos, que duran aproximadamente dieciocho meses, o lo que es lo mismo un EXTASIS cada tres meses. - Respondió con un tono aburrido Harry. - También hablaría con el profesor Dumbledore, para que ofrezca cursos intensivos en Transfiguración, Encantos, Defensa y Pociones, a los séptimos años que ya estén tomando dos o tres de estas asignaturas, y estén dispuestos dejar caer algunas de las otras clases que tengan, para poder entrar en el programa de entrenamiento de Aurores.

- Esta propuesta no le gustara al profesor Dumbledore. - Comento fríamente el ministro.

- Estamos en guerra, todos tenemos que realizar sacrificios, y no estamos obligando a nadie a hacer nada. - Respondió agriamente Harry, tras una pequeña pausa añadió. - Otra medida útil, seria reducir la durada del programa de entrenamiento en lo posible, durante su entrenamiento los futuros Aurores tienen dos periodos de tres meses de vacaciones, y otros tres meses antes de incorporarse a sus destinos, redúzcalos a un mes y acortara el programa en seis meses, e intente negociar con los instructores el incrementar el uso de afinadores temporales durante los próximos cursos.

- Va a ser muy difícil convencer a los instructores de incrementar el uso de los afinadores. - Respondió el ministro, tras haberse quedado mirando a Harry asombrado durante varios minutos. - ¿Pero como a oído hablar de los afinadores temporales? Son uno de los mayores secretos del ministerio.

- Ese es mi secreto ministro, inténtelo si lo consigue podría ser muy útil. - indico tranquilamente Harry, mientras miraba divertido a un obviamente desconcertado Percy.

- ¿Qué es un afinador temporal? - Atino a preguntar Percy.

- Como he dicho es información restringida. - Respondió abruptamente el ministro.

- Eso concluye mis sugerencias sobre política, en cuanto a mis peticiones, usted me nombrara a mí, y a varias personas que le indicare, como consultores externos al ministerio, usted puede fijar la paga que considere adecuada, pero nos dará acceso a toda la información disponible sobre Voldemort y las operaciones que realice el ministerio contra él, así como permiso a perpetuidad para el uso de la magia restringida y prohibida, y permiso para realizar investigaciones y detenciones como Aurores o Indecibles, si fuera menester. - Exigió Harry, clavando sus ojos en el ministro. - Me venderá por un millón de galeones una copia completa de la biblioteca del ministerio, sé que dispone de dos copias en caso de que hubiera un accidente, y dos afinadores temporales.

El ministro y Percy por enésima vez durante el almuerzo, se quedaron asombrados mirando a Harry.

- Yo... Yo... No puedo hacer eso. - Tartamudeo el ministro, y rápidamente levanto las manos intentando aplacar a Harry. - Usted aun es un menor, y las leyes no me permiten hacerlo.

- Ya lo sé ministro, por ese motivo usted firmara un decreto convirtiéndome primero a mí, y después a las personas que le indicare, debido al peligro que representa para nosotros Lord Voldemort, y la necesidad de que podamos valernos por nosotros mismos en cualquier situación, en mayores de edad a todos los efectos. - Contesto con una sonrisa maligna Harry. - Recuerde ministro usted necesita mi ayuda económica, y yo no puedo disponer de mí fortuna si soy menor de edad.

- Yo... Yo... - Tartamudeo el ministro aturdido.

- No es necesario que nadie lo sepa de momento, yo me encargare de que antes que todo esto se haga publico, se publiquen varios artículos narrando una versión corregida de lo que le he mostrado en el pensieve. - Afirmo Harry sin inmutarse. - Y usted hará los arreglos necesarios, para que yo pueda entrevistarme brevemente con todos los funcionarios del ministerio sin revelar mí identidad, y yo les indicare cuales de ellos trabajan para Voldemort y sus secuaces.

- ¿Usted...? ¿Usted puede hacer eso? - Pregunto cada vez más desconcertado el ministro.

- Sí, o por lo menos la mayoría si no todos, pero no puedo predecir los que se le unirán en el futuro, así que no deben confiarse, pero es una salida. - Dijo fríamente Harry. - Los artículos, mas el anuncio de mí participación en la detección de los seguidores de Voldemort en el ministerio, y que yo propuse y negocie el acuerdo con los Duendes, debería bastar para que cuando lo anunciemos, pongamos de aquí un mes, la opinión publica este a favor.

- ¿Usted a negociado el acuerdo con los Duendes? - Pregunto un descompuesto ministro.

- Aun no, pero voy hacerlo esta tarde, una vez usted haya firmado el decreto convirtiéndome en mayor de edad, y me extienda un nombramiento temporal como embajador del ministerio. - Respondió tranquilamente Harry. - Los libros y los afinadores temporales los depositaran mañana en mí bóveda de Gringots, y ya me pondré en contacto con Percy para concretar el resto de asuntos pendientes.

El ministro de magia dio un gran suspiro, y pareciendo sumamente abatido miro a Harry fijamente por unos instantes.

- De acuerdo, todo se ara como usted quiere. - Concedió el ministro.