Capitulo 10

Interludio romántico

Harry despertó completamente relajado por primera vez en muchos meses, abriendo los ojos despacio se quedo quieto mirando con una gran sonrisa a las dos jóvenes desnudas que dormían abrazadas a su pecho.

Con movimientos lentos y suaves Harry empezó acariciando sus espaldas, y poco a poco fue deslizando sus manos hacia abajo, hasta alcanzar sus nalgas, donde alegremente se entretuvo durante varios minutos.

Pasado un rato una sonrisa picara ilumino la cara de Harry, y sus manos se aventuraron en las entrepiernas de las muchachas, donde cariñosamente empezó a introducir un dedo en sus sexos.

Pronto Harry redoblo sus esfuerzos cuando observo con satisfacción como las dos muchachas aun dormidas, empezaron a respirar fatigosamente y frotarse inconscientemente contra él.

Finalmente con un temblor ingobernable y un pequeño chillido de satisfacción, las dos adolescentes se despertaron cubiertas de sudor y jadeantes, y levantaron sus cabezas para mirar a Harry a los ojos.

- Buenos días mis amores. - Dijo Harry con una sonrisa de oreja a oreja, mirando a Hermione y Ginny. - ¿Habéis dormido bien?

- ¡Muy bien! - Dijeron las dos muchachas a coro besando a Harry en las mejillas. - Y el despertar a sido aun mejor.

- ¿Eso es todo lo que merezco? - Pregunto Harry con la cara más triste que pudo poner revista. - Unos besos en las mejillas.

- ¡Claro que no Bobo! - Respondió Ginny para a continuación besarlo apasionadamente en la boca, mientras Hermione sin decir nada se zambullo bajo las sabanas dispuesta a devolverle a Harry las atenciones que les habían dispensado.

Más tarde, después que las dos muchachas hubieran intercambiado sus posiciones, y Harry hubiera tomado su giro dándoles placer a ellas, los tres yacían abrazados boca arriba en la cama intercambiando besos y caricias, mientras hablaban calladamente de lo que había discurrido los últimos dos días, desde que Hermione y Ginny habían llegado al Valhala.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Ginny y Hermione habían estado muy preocupadas desde los inesperados acontecimientos de la reunión del pequeño grupo de estudiantes, que residían en la actualidad en el numero doce de Grimmauld, con su director de colegio.

Primero su principal preocupación eran los hechos acaecidos en dicha reunión, y como Harry iba a tomárselos, pero con el transcurso de las horas y la falta de noticias de su amigo, su preocupación había crecido y cambiado hacia otros derroteros.

Por eso no es de extrañar, que estuvieran muy irritadas, cuando trascurridos cinco días, encontraron una nota de Harry pidiéndoles que entraran en el baúl nuevo, que habían recibido esa mañana cortesía de los gemelos, y cruzaran la puerta que encontrarían dentro.

Aun así, Harry no esperaba, ni los abrazos entre lagrimas que le dieron, ni las sendas bofetadas, que precedieron a cuarenta y cinco minutos de disertación sobre su insensibilidad y descortesía, por parte de sus dos amigas.

Cuando finalmente Hermione y Ginny tomaron un pequeño respiro, y Harry pudo aprovecharse para disculparse profusamente, empezaron las preguntas respecto a donde estaban y como habían llegado aquí.

A pesar de no sentirse muy valiente en esos precisos instantes, Harry pudo estar de pie a las dos muchachas, y no solo se negó a contestar sus preguntas, sino que les pidió que le permitieran vendales los ojos.

A regañadientes, y antes las cada vez más insistentes suplicas de su amigo, Hermione y Ginny aceptaron que les vendara los ojos, y los guiara por varios tramos de escalera y largos pasadizos hasta su destino.

Una vez Harry les quito las vendas de los ojos, las dos muchachas miraron en el asombro a su alrededor.

Frente al trío, detrás un enorme escritorio con varias elegantes y confortables sillas, unos grandes ventanales se extendían desde el suelo hasta el techo a más de cinco metros de altura, a ambos lados estanterías llenas de libros recubrían las paredes hasta media altura, por encima de ellas, a la derecha un gran tapiz recubría la pared mostrando una magnifica escena del castillo y el lago de Hogwarts, a la izquierda la habitación continuaba en un nivel más elevado al que se podía acceder fácilmente por una amplia escalera.

Las dos chicas subieron rápidamente el pequeño tramo de escalones, para encontrarse con un pequeño comedor, en la pared del fondo había varios armarios y una pequeña pero funcional cocina, a la derecha continuaban los grandes ventanales del piso inferior, y a lo largo de ellos había una gran mesa con una docena de sillas, un bajo y estrecho aparador actuaba de barandilla separando los dos niveles, mientras a la izquierda en el extremo más alejado, otra escalera subía a un tercer nivel.

Arriba, una larga barandilla de mármol cruzaba desde las escaleras hasta la pared del fondo, permitiendo una excelente vista tanto del comedor como del estudio en el piso inferior, la pared de enfrente se haya recubierta de nuevo por grandes ventanales, en el medio un par de escalones separaban la habitación en dos espacios diferentes, en un lado, entre las escaleras y las ventanas, había una gran chimenea, con una pequeña mesa de té frente a ella, y un sofá y varios sillones a su alrededor, en el otro extremo había dos camas con una pequeña a mesilla entre ellas, encima un bello tapiz mostraba la imagen de varios unicornios jugando en un claro de bosque, a los lados dos huecos permitía acceder detrás, donde un gran espejo, con un largo banco acolchado a sus pies, ocupaba la parte posterior del tapiz, mientras la pared de enfrente se cubría de armarios llenos de prendas de vestir.

- ¿Harry? - Inquirió boquiabierta Hermione, después de examinar la habitación. - ¿Que es toda esta ropa?

- Bien, si os vais a pasar varios días aquí conmigo, lo menos que podía hacer, ya que se me olvido de deciros que trajerais ropa, era compraros algo que llevar. - Respondió Harry con una gran sonrisa en los labios. - ¿Que os parece vuestra habitación?¿Os gusta?

- ¿Todo esto es para nosotras dos? - Pregunto sorprendida Ginny, girando para abarcar con su mano toda la habitación.

- Sí. - Respondió con voz alegre Harry, y añadió con fingida inocencia. - Pese que os gustaría estar juntas, pero si lo encontráis demasiado pequeño para las dos, os puedo poner en habitaciones separadas.

- ¡No! - Se apresuro a decir Ginny, al tiempo que negaba con la cabeza. - Esto es perfecto, más que perfecto.

- ¿Dónde estamos Harry? - Pregunto desconcertada Hermione. - ¿Que es este lugar?

- Hermione, Ginny. - Dijo poniendo una mano en el hombro de cada una de sus amigas. - Por favor, confiar en mí, mañana hablaremos pero por ahora os pido que os quedéis aquí y no salgáis.

- ¡Harry! No podemos quedarnos. - Exclamo Hermione alarmada. - ¿Que pasara mañana cuando descubran que no estamos en los cuarteles generales?

- Confía en mí Hermione, esta todo previsto. - Respondió con una sonrisa Harry.

Hermione resoplo exasperada con las respuestas evasivas de Harry, y encarándose a su amigo se dispuso a exigirle contundentemente una explicación, pero antes de que pudiera decir algo Ginny intervino.

- ¿Pero Harry, no podemos quedarnos todo el tiempo en esta habitación? - Argumento con tono zalamero Ginny, después de recuperarse de su sorpresa inicial. - ¿Que vamos hacer cuando tengamos que ir al baño?¿No esperaras que dos chicas bien educadas como nosotros vallamos a dormir sin cepillarnos los dientes?

- ¡Ups! . - Exclamo Harry tapándose la boca con la mano, y con una sonrisa picara añadió. - No había pensado en eso, supongo que no me queda más remedio que enseñaros como ir al baño.

- ¡Exactamente! - Dijeron las dos muchachas al unísono compartiendo una mirada cómplice.

- Si me hacen el honor de acompañarme. - Dijo burlonamente Harry saludándolas con una inclinación.

Hermione y Ginny riendo por lo bajo siguieron a Harry esperando descubrir algo más sobre donde estaban, pero pronto sus esperanzas se vieron frustradas cuando Harry tras guiarlas hasta el estudio, les mostró una puerta que no habían advertido con anterioridad, situada entre las escaleras y la puerta por la que habían entrado.

Siguiendo las indicaciones de Harry las dos jóvenes brujas entraron dentro, y a pesar de su irritación por su plan fallido, Hermione y Ginny no pudieron dejar de maravillarse, ante ellas en una habitación tan grande como el dormitorio y la salita juntos, havia el baño más lujoso que habían visto en su vida, pero más allá del completo lavabo, las amplias duchas, o el par de aseos, lo que realmente las dejo admiradas era la pequeña piscina que ocupaba la mitad del espacio disponible.

- Con el permiso, si esto es todo lo que requieren estas encantadoras señoritas, me retirare hasta mañana. - Dijo desde la puerta Harry con voz burlona antes emprender una veloz retirada estratégica.

Hermione y Ginny se quedaron mirándose indignadas, pero encogiéndose de hombros decidieron tomar partido de la situación, un par de horas más tarde, tras un largo, largo baño, y si tras cepillarse los dientes, las dos chicas cayeron rendidas en sus camas y se durmieron inmediatamente.

A la mañana siguiente Harry despertó a las dos adolescentes con unos deliciosos almuerzos en la cama, una vez terminaron de comer Harry se retiro para que pudieran asearse y vestirse, no sin antes prometerles volver en dos horas para hablar.

Trascurrido ese tiempo, tras otro largo baño y haberse probado un par de docena de vestidos antes de decidirse, las dos muchachas se hallaban sentadas en el sofá de su salita mirando expectantemente a Harry de pie ante ellas.

- Supongo que os habla parecido raro que desde que llegasteis haya insistido en mantener todo este secreto, cuando os he prometido contaros todo hoy. - Empezó a hablar Harry lentamente. - Albus Dumbledore es uno de los magos más respetado, inteligente, sabio y poderoso de este siglo, durante décadas a guiado el destino del mundo mágico, y a pesar de lo ocurrido el año pasado, para muchos magos y brujas en nuestro lado cualquier sugerencia suya es prácticamente un articulo de fe.

Harry hizo una pausa para examinar las reacciones de Hermione y Ginny, antes de continuar.

- A priori no es algo malo, en la medida que Albus Dumbledore es una persona básicamente buena, que tiene el interés bueno de los demás en la mente, aun que algunas personas objetarían, no sin razón, que es una locura confiar ciegamente en una sola persona, pero en mi caso es un gran problema, la confianza que la mayoría de los magos y brujas tiene en él, significa que no hay prácticamente ninguna persona que yo conozca, que dudaría en hacer cualquier cosa que el les pidiera, creyendo que es lo mejor para mí, aun cuando ese no sea el caso. - Expuso cuidadosamente Harry. - En consecuencia no hay nadie en quien pueda confiar, que no hay nadie que no podría traicionarme, aun cuando creyera que era para mi propio bien.

- Harry. - Interrumpió suavemente Hermione. - ¿No estas sacando las cosas de contesto?

- No, Hermione. - Respondió con seguridad Harry. - Aun cuando pueda dolerle tener que actuar así, el profesor Dumbledore considera que en mi caso hay demasiado en juego para correr el más mínimo riesgo, ya no para permitirme ejecutar mi propia vida, si no incluso para dejarme el más pequeño pedazo de libre albedrío, y lo peor es que con su influencia bien podría conseguir su objetivo.

Ginny y Hermione se miraron angustiadas sin saber que decir, pero antes que pudieran pensar en algo Harry se arrodillo ante ellas, y cogiendo sus manos entre las suyas, y sin atreverse a mirarlas a los ojos continuó hablando.

- Cuando yo llegue a casa de mis tíos este verano, yo estaba completamente desesperado, sin ninguna razón para continuar viviendo, me encerré en mi habitación a esperar la muerte. - Confeso Harry con voz rota, dejando caer la mascara que había construido los últimos días, y permitiendo a sus emociones salir. - Yo... Permanecí varios días encerrado... Sentado inmóvil en la cama... Yo... Yo... Estuve apuntó de...

Harry busco por unos instantes los ojos de las dos chicas, pero rápidamente los aparto al ver la comprensión y el horror en ellos.

- Ocurrió algo que me detuvo... Que me dio un pequeño atisbo de esperanza. - Siguió Harry en un susurro. - Pero solo fue hasta que averigüé como me habíais defendido ante el profesor Dumbledore, que... Vosotras me disteis la fuerza para seguir adelante, para luchar por mi vida.

- Harry. - Susurraron entre lagrimas Hermione y Ginny, mientras abrazaban a al muchacho.

Pasaron varios minutos hasta que el trío rompió el abrazo, Harry se levanto inseguro, y se alejo unos pasos dándole la espalda a las muchachas.

- Si os he dicho todo esto, es por que comprendáis lo importantes que sois para mí, que comprendáis lo mucho que significa vuestra a mistad para mí. - Explico con voz emocionada Harry, para casi en un susurro inexistente añadir. - Y porque a pesar de ello, no puedo confiar en vosotras.

Un tenso silencio se cernió sobre la habitación, mientras los tres adolescentes permanecían callados con lagrimas en los ojos.

- Hay una forma... En la que yo podría confiar en vosotras... Hay una forma mediante la que puedo saber cuales son las intenciones de una persona. - Dijo con voz suave Harry, y dándose la vuelta para mirar a las dos muchachas siguió. - Yo podría hacerlo sin que lo supierais... Pero creo que merecéis poder decidir por vosotras mismas si queréis que lo haga o no.

- ¿Por que no querríamos Harry? - Inquirió con tristeza Ginny.

- Porque no solo sabría sin lugar a dudas si sois fidedignas... También sabría todos vuestros más oscuros secretos, todo lo que no queréis que nadie sepa. - Respondió con voz temblorosa Harry, y bajando la cabeza añadió. - Yo entenderé si no queréis hacerlo... Nada cambiara, simplemente no os podré contar algunas cosas... Seguiremos siendo amigos... Si vosotras aun deseáis ser mis amigas.

Hermione y Ginny saltaron inmediatamente y abrazaron a Harry.

- Claro que continuaremos siendo tus amigas, tonto. - Declaro contundentemente Ginny. - Ni sueñes que vas a librarte de nosotras tan fácilmente.

- ¿Cómo puedes pensar que no querríamos seguir siendo tus amigas? - Pregunto consoladoramente Hermione. - O que no iba ha estar de acuerdo, no hay nada que me importe que sepas sobre mí, ninguna secreto oscuro que no quiera ocultar de ti, nada...

Hermione se cayo repentinamente, y soltando a Harry se aparto unos pasos, con la cara como la cera y sin atreverse a mirar a Harry a los ojos.

- ¿Hermione? - Llamo a su amiga con voz incierta Ginny, mientras se giraba para mirar a Hermione sin soltar a Harry.

- Yo... Bien... Hay algo que nunca he dicho a nadie... Yo sé que es imposible... - Empezó a Tartamudear Hermione sin atreverse a mirar a sus amigos. - Siempre lo he negado... Sé que nunca pasara, pero... No puedo caviar como me siento...

Ginny palideció notablemente a las palabras de su amiga, y separándose de Harry se dio la vuelta y empezó alejarse con paso incierto.

- ¿Ginny? - Llamo esta vez Harry desconcertado por la reacción de la muchacha. -

- Será mejor que os deje solos. - Dijo en susurro Ginny echando a correr.

Haciendo uso de los reflejos que le habían convertido en el mejor buscador que había visto Hogwarts en siglo, Harry cogió la mano de Ginny antes de que pudiera alejarse más de dos pasos, y la tiro hacia él cogiéndola en sus brazos.

- ¿Que ocurre? - Pregunto Harry voz herida. - ¿Por que huyes de nosotros?

- Yo... Yo sé lo que Hermione quiere decir... Yo... Siento lo mismo... - Confesó Ginny sin mirar a Harry a los ojos, causando a Hermione suspirar con tristeza. - Yo sé que... Aun cuando ella... Cuando ninguno de los dos no lo comprendan... Ella... Ella es la persona correcta.

- ¡Oh Ginny! Yo no sabia... Yo pensé que lo habías superado... - Exclamo Hermione con lagrimas en los ojos y rápidamente abrazó a Ginny. - Ginny estas equivocada... Vosotros tenéis mucho más en común, los dos parecéis también juntos... Yo solo soy un ratón de biblioteca, tener vuestra amistad y veros a los dos felices es más de lo que yo puedo pedir.

Harry que había soltado a Ginny cuando Hermione la abrazo, fue poniéndose más y más pálido a medida que empezó a comprender a lo que se referían sus jóvenes amigas.

- ¿De que estáis hablando? - Inquirió nervioso Harry, no atreviéndose aceptar lo que su corazón le estaba diciendo.

Ginny y Hermione se separaron incómodamente sin saber donde mirar, tras unos instantes Ginny cogió la mano de su amiga y le dio un apretón confortador a su amiga, algo insegura la mayor de las dos muchachas busco los ojos de la más joven y tras un mudo intercambio, las dos chicas enfrentaron a Harry cogidas de la mano.

- Harry... Yo... Yo y Hermione... - Tomando una respiración profunda, Ginny respondió a la pregunta de Harry sin apartar la mirada de este. - Estamos enamoradas de ti.
- Yo creía... Hermione yo siempre pensé que te gustaba Ron, y tú me dijiste que Ginny ya no estaba interesada en mí. - Declaro Harry aun dudando de lo que habían dicho sus amigas. - ¿Que hay de Michael y de Dean?

- Yo no nunca perdí el interés. - Afirmo contundentemente Ginny. - Pero tras el baile del torneo de los tres magos comprendí que nunca me verías como nada más que la hermana pequeña de Ron, y empecé a salir con Michael para olvidarme de ti, pero no funciono, y Dean y yo no hemos sido nunca juntos, solo lo dije para molestar a Ron.

- Yo nunca he estado enamorada de Ron, él y yo somos demasiado diferentes nunca funcionaria, yo lo quiero mucho, pero solo como un hermano. - Dijo cabizbaja Hermione. - Harry yo no quiero que te sientas incomodo o obligado a nada, si no hubiera sido por esto yo nunca te lo habría dicho... Sé que mereces más de lo que puedo ofrecerte, para mí es más que suficiente ser tú amiga, yo solo quiero que seas feliz.

- Yo también Harry. - añadió con voz triste Ginny. - Yo ya me había resignado a ser simples conocidos, que seas mi amigo y confíes en mí es mucho más de lo que yo podría pedir.

Harry se quedo callado mirando las dos adolescentes frente a él, mientras su corazón hacia verdaderos esfuerzos para saltar de su pecho.

- Yo soy él que no merece el amor de dos mujeres tan maravillosas como vosotras dos. - Dijo vehementemente Harry. - Yo os he tratado muy mal a las dos, piensa en todos estos años que he estado ignorándote Ginny, o en todas las veces que me enfade y te grite el año pasado Hermione, cuando solo intentabas ayudarme.

- ¿Quieres decir que tú...? - Pregunto esperanzadamente Hermione levantando la cabeza y mirando a Harry a los ojos.

- ¿Que te gustamos nosotras? - Termino Ginny con el mismo brillo en los ojos que Hermione.

- ¿Cómo no podríais gustarme? Soy bonitas, inteligentes, divertidas, leales,... - Respondió sin pensar Harry, para añadir mas lentamente. - Yo nunca había esperado... Esto es un sueño... Pero... Yo no sé que decir, o que hacer... Yo os quiero mucho a las dos, y no quiero heriros de ninguna manera... No quiero perder vuestra amistad... Yo... Necesito tiempo para pensar.

- Harry no hace falta que digas o hagas nada. - Dijo comprensivamente Hermione, y tras un mudo intercambio entre ella y Ginny continuo. - Tomate todo el tiempo que quieras Harry, saber que hay una oportunidad de que alguna vez puedas devolver los sentimientos de una de nosotras es más que suficiente.

- Y decidas lo que decidas, las dos siempre seremos tus amigas. - añadió con fervor Ginny.

- ¡Os quiero muchísimo a las dos! - Exclamo Harry emocionad dando un gran abrazo a sus amigas. - Nunca lo olvidéis.

Varias horas después, Harry se sentaba en uno de los sillones frente al hogar, mientras sus amigas yacían en sus camas recuperándose del riguroso examen mental al que las había sometido, no menos agotado que ellas, Harry volvió a repasar por enésima en busca de algún fallo, el cuidadoso plan que había elaborado para asegurarse que podía confiar en sus amigas.

A pesar de lo que había dicho, Harry no había esperado que sus amigas le pudieran traicionar voluntariamente, aun cuando los miembros del orden hubieran descubierto sus habilidades en legeremancia la primera vez que penetro en sus mentes, que Harry estaba seguro que no habían hecho, no hubieran tenido tiempo para falsificar la escena que él vio en sus mentes, no, la preocupación de Harry era que el profesor Dumbledore hubiera descubierto donde residía la lealtad de las chicas.

Aun que los duendes habían colocado pupilos que deberían descubrir cualquier hechizo que se hubiera lanzado en ellas o sus pertenencias, Harry estaba seguro que el profesor Dumbledore conocía formas de engañar los pupilos si él quisiera, así que había tomado otras precauciones.

El día antes con la ayuda de Kreacher, Harry había duplicado y sustituido toda la ropa de Ginny y Hermione, y el duende había sido instruido para vigilar la habitación hasta que ellas se hubieran reunido con él, en su nota Harry había pedido a las dos jovenes que no llevaran ninguna joya o objeto personal aparte de la ropa, que, como precaución final, otro duende de la casa había recogido y destruido, mientras las dos chicas estaban durmiendo.

Una vez descartado que llevaran algún objeto encantado encima, Harry había examinado cuidadosamente sus recuerdos, cualquier hechizo suficientemente poderoso para engañar los pupilos no podría lanzarse disimuladamente y por consiguiente Ginny y Hermione tenían que haber visto hacerlo, aun cuando no hubieran entendido la naturaleza del hechizo.

Claro lo más probable era que el profesor Dumbledore hubiera Oblidated el recuerdo de haber recibido el hechizo, pero un Oblidated no borra realmente los recuerdos sólo los bloquea, y como Harry había descubierto cuando Bill había devuelto sus recuerdos a los gemelos, no es posible ver el contenido de una memoria bloqueada usando Legeremancia, pero si es posible detectar la existencia de estas.

La única falla en el plan de Harry era por la noche, cuando las dos muchachas estaban durmiendo, obviamente ellas no recordarían si les habían puesto un hechizo, pero desde que hablo con ellas a través de los espejos, Kreacher había estado observándolas todas las noches, y no había ningún motivo para que el profesor Dumbledore hubiera probado algo antes.

Harry realmente había pedido al duende que le mantuviera informado de todo lo que pasase en la casa de Grimmauld, pero había insistido especialmente en que guardara un ojo en las dos muchachas preocupado por su seguridad, el duende de la casa se lo había tomado muy a pecho, como averiguo rápidamente Hermione cuando lo descubrió observándola mientras se duchaba.

Durante el día, los otros encargos de Harry y las instrucciones de no llamar la atención, añadidas a tenor del accidente en la ducha, habían impedido al duende hacer un trabajo eficaz, pero por la noche Kreacher no había perdido de vista a las chicas, algo que no hizo muy feliz a Harry cuando lo averiguo, pero que resulto útil en el extremo.

Satisfecho por no haber encontrado ninguna falla en su plan, Harry volvió sus pensamientos a la ardua tarea que quedaba ante él, una vez confirmada la lealtad de Hermione y Ginny, y descartado que ninguna de las dos estuviera bajo los efectos de un hechizo, tenia diez días para asegurarse que nadie podría manipular a sus dos amigas en el futuro, y con este ultimo pensamiento, Harry se reunió con sus dos amigas en los confortadores brazos de Morfeo.

Cuando Harry finalmente despertó encontró con lo que él consideró una visión angelical, Hermione y Ginny estaban de pie frente a él sonriendo alegremente, vestidas con sendas finísimas túnicas de seda blanca que se pegaban a su cuerpo como una segunda piel, resaltando más que ocultando los encantos de sus jóvenes cuerpos.

Harry hizo un infructuoso esfuerzo de tartamudear un saludo a las dos bellezas frente a él, pero estas tapándose los labios con un dedo le ordenaron más que pidieron que permaneciera callado, y sin mediar palabra cogieron sus manos entre las suyas, y lo llevaron lentamente hasta su dormitorio.

Harry fue sorprendido para observar, que mientras dormía Ginny y Hermione habían juntado sus dos camas, y movido la mesilla que había entre ellas a uno de los extremos.

Ajenas a los pensamientos de Harry, sus dos amigas lo guiaron hasta las camas, y tras soltar sus manos lo obligaron cariñosamente a sentarse en ellas, mientras las dos chicas se quedaban de pie frente a él, con sus propias manos entrelazadas nerviosamente.

- Harry, cuando hablamos antes dijiste que las dos te gustábamos, y que nos querías mucho. - Dijo Hermione sonrojándose ante sus propias palabras. - ¿Es cierto?

- ¡Sí, claro! - Respondió Harry con un poco más de contundencia de la necesaria.

- También dijiste o dejaste entrever que te encantaría estar con una de nosotras, pero no podías elegir entre las dos. - Continuo Ginny sonrojada como su amiga. - ¿Es correcto?

- Sí. - Dijo Harry sonrojándose como las dos adolescentes.

- ¿Aun piensas igual? - Inquirió Hermione sin mirar a Harry.

- Si. - Murmuro Harry con la cabeza gacha.

- Harry, tu y Ron fueron los primeros amigos que tuve en la vida, hasta que vine a Hogwarts todos los demás niños me rehuían y se burlaban de mí por ser un sabelotodo. - Explico con tristeza Hermione. - Si no fuera por vosotros, por ti, habría ocurrido lo mismo en Hogwarts, aun ahora Ginny es mi única amiga intima.

- Mis hermanos siempre han sido muy sobre protectores de mí, yo soy la menor y la única chica, mientras crecimos yo siempre era demasiado pequeña, demasiado delicada o demasiado débil para unirme a sus juegos o sus conversaciones, no que nunca me detuvo, pero yo siempre estaba sola. - Explico a su vez Ginny. - Cuando fui a Hogwarts todo empeoro, debido a lo que ocurrido con el diario de Tom Ridley, hasta este ultimo año no he tenido ningún amigo, con la excepción de Hermione, y ninguno tan intimo como ella.

- Lo que queremos decir es que las dos somos tan intimas como hermanas. - Declaro con convicción Hermione.

- Más aun si cabe. - añadió Ginny con igual convencimiento.

- Nosotras nos lo decimos todo, y lo compartimos todo. - Afirmo Hermione.

- Menos nuestros sentimientos mutuos por ti. - Dijo con una risita Ginny.

- Yo creo que inconscientemente las dos intuíamos los sentimientos de la otra, y no queríamos que se interpusieran entre nuestra amistad. - Dijo reflexivamente Hermione.

- Nosotras hemos estado hablando. - Dijo nerviosamente Ginny.

- Elijas a quien elijas, herirás a la otra. - Declaro Hermione sin mirar a Harry. - Y la relación entre nosotras, o contigo nunca será la misma.

- Comprendo. - Musito Harry abatido.

- Yo creo que no. - lo contradijo Ginny con una tímida sonrisa.

- Si quieres una de nosotras... - Empezó Hermione ruborizándose hasta las raíces de los pelos.

- Tendrás que tenernos... - Continuo Ginny con la cara a juego con la de su amiga.

- A las dos. - Terminaron juntas, al tiempo que dejaban caer sus túnicas, y se quedaban completamente desnudas delante de Harry.

Harry se quedo boquiabierto mirando a las dos chicas, ruborizadas desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies, como él bien podía decir, durante cerca de media hora, cuando finalmente consiguió recuperar algo de sus sentidos se levantó lentamente, y se acerco a sus dos amigas.

- Sois tan bonitas. - Murmuro reverentemente Harry mientras acariciaba las mejillas de las dos adolescentes. - Tener a una de vosotras seria un sueño hecho realidad... Las dos de vosotras...

Repentinamente Harry tiro a las dos muchachas en fuerte abrazo, mientras una pequeña lagrima de felicidad caía de sus ojos.

- Os amo. - Exclamo visiblemente emocionado Harry, besando las dos jóvenes en la frente. - Os amo con todo mi corazón.

- Nosotras también te amamos. - Respondieron entre lagrimas Ginny y Hermione.