XVI. ¿Quién o qué atacó Hogsmeade?
Nadie podía creer que Hogsmeade estuviera destruido. Todos pensaban que los gigantes fueron los culpables de tal situación.
-Tiene que comunicarse con Hagrid, Dumbledore. Debemos estar seguros que los gigantes se pasaron al lado oscuro. – decía Tronks.
-Inmediatamente. Arthur, necesito que vaya a Hogwarts. Le dirá a Umbridge que necesita saber datos sobre una criatura que lslegó al Ministerio de Magia. Rápidamente lo traes para acá. Él Tiene que estar al tanto de lo ocurrido en Hogsmeade.
-Saldré esta misma noche. – dijo Arthur Weasley.
-Mientras tanto, debemos investigar cuales criaturas se han unido a Voldemort. Pensaba que los ataques se tardarían un poco más. Llegó la hora que Severus regrese. Lo necesito para que haga su trabajo. Vamos a preparar todo. La Orden del Fénix comenzará sus labores desde este momento.
-El Amo necesita hablar contigo. Ve inmediatamente. No le hagas esperar.
-Señor, Pettigrew me informó que necesitaba hablar conmigo.
-Llegó el tiempo. Sigue las pistas y treme el medallón.
-De inmediato. Gracias por delegar esa responsabilidad en mí, Señor.
-Recuerda que si fallas, lo pagarás con tu vida.
-No le fallaré. – culminó Malfoy y comenzó su viaje hacia el medallón.
Lina seguía sin hablarse a Snape... se enojó por la confianza tan grande que el hombre le dio a las dos investigadoras, aunque algo muy dentro de su corazón (fuera de los celos) sabía que sin esas dos chicas el secreto de Madley, no se podría resolver.
-No sé que te sucedió ahora, pero lo que sea, es mejor dejarlo atrás. Necesito que pongas todo tu empeño en este caso. El tiempo de estancia se está agotando.
-¿Has leído el libro completo?
-Casi todo. Y lo que he leído no me ha gustado nada. Lo fui comparando con tu historia y se parece en muchas cosas. ¿Terminaste de desayunar? Malu y Mari Cari nos esperan en la biblioteca.
-Sí ya terminé. Enseguida nos vamos. ¡Auch!
-¿Qué pasó? - preguntó Snape.
-Nada, nada.
-Algo te tuvo que haber pasado. No por nada te vas a quejar.
-Fue que me mareé un poco, pero creo que es la misma tensión de saber todo sobre ese medallón y esta marca. Vámonos.- mintió Lina. La verdad era que había sentido una sensación totalmente extraña.
-Buenos días, directora. El propósito de mi visita es hablar con el Profesor Rebeus Hagrid. Al Ministerio de Magia llegaron varios especimenes y me gustaría que el Profesor nos oriente al respecto.
-Ja...ja...ja ¿usted cree que ese señor es un profesor de verdad? Es un bueno para nada. He estado supervisando sus clases y he llegado a la conclusión de despedirlo de su cargo. Aprovechemos su dedeo por llevárselo. Le doy el permiso y le dice que no se preocupe por regresar, ya tengo una sustituta. ¡Ya! Retírese. – El señor Weasley salió del despacho de Dolores y se dirigió a la cabaña de Hagrid. No le diría lo de su despido. En esos momentos lo único que importaba era saber la unión de los gigantes al Señor Oscuro y su culpabilidad en el pueblo de Hogsmeade. – Toc...toc...toc. – tocó Arthur a la puerta.
-¿Sí? ¿Quién está ahí?
- Soy Arthur Weasley. Hagrid. Ábreme la puerta. Necesito preguntarte algo importante.
-¡Ah! Sr. Weasley ¿qué hace por acá?
-Hagrid, vengo en una encomienda de Dumbledore. ¿Sabes del ataque a Hogsmeade?
-Sí. Todos lo comentan en el Colegio.
-¿Sabes quienes fueron los autores del incidente?
-No ¿y ustedes?
-Por eso estoy aquí. Para preguntarte si fueron los gigantes.
-¡No! Ellos no han sido. Todavía no se han unido al Señor Tenebroso. De eso estoy completamente seguro.
-¿Y quienes podrían ser?
-Ni idea.
-Dumbledore quiere hablar contigo. Ya le pedí permiso a Umbridge y no puso inconveniente.
-¿Pero y mis clases?
-Todo está resuelto tendrás una sustituta mientras regreses. Esto es mucho más importante.
-Sí, ya sé. Vamos. Espera, dejaré una nota a Harry con Fang. Necesito que alguien se haga cargo de él. Bien, ya vámonos.
-Buenos días. – dijo Mari Cari
-Buenos días. – dijo Malu
-Buen día. – dijo serio Snape (por cortesía)
-Buenas. – dijo más seria Lina
-¿Han encontrado algo? – dijo Malu
-Sí. Algo muy interesante. Los guardianes del medallón eran unas criaturas llamadas "bestias".
-¿Bestias? ¿Por qué? ¿Qué vigilaban esas criaturas? ¿Por qué el medallón era tan importante?
-Una pregunta a la vez. – dijo Mari Cari
-Las bestias guardaban el medallón de aquellos humanos que no supieran controlar su avaricia. – explicó Malu.
-El medallón tiene el poder de convertir a su dueño en invencible e inmortal. – prosiguió Mari Cari.
-Se hace un ritual y se colocan las dos mitades del medallón en los ojos de la Corona.
-Esos ojos que te salieron es la figura que crea el medallón junto a la Corona. Según este libro el que tenga la Marca (la figura) es el elegido para gobernar completamente a las bestias.
-¿Son peligrosas esas criaturas? – preguntó horrorizada Lina. -Son terribles. De sus cuerpos emana un desagradable hedor que petrifica a las personas y los deja fuera de combate. Si su adversario es peligros, aumenta la intensidad de su sustancia y lo mata.
-Son gigantes que destruyen todo a su paso. Sin embargo, el que tenga el medallón los podrá controlar a su antojo.
-Esto es terrible. ¿Y que tiene que ver Maribella con todo esto? – preguntó nuevamente Lina.
-no estamos muy seguras, pero por lógica...
-Ella tenía la mitad del medallón, el cual se lo entregó a su hijo. – dijo Snape entendiendo la gravedad del asunto.
-Exacto. – dijo Mari Cari
-Si Tim sabe esto, Londres estará perdido.
-Ese será tu labor. Debes quitarle el medallón a Madley. Debes seducirlo. – dijo Malu.
-¡¿Para qué!? ¡No!. Debe quitárselo e irnos de aquí inmediatamente. Desde que llegamos acá está seduciéndolo y si no fuera por ustedes dos (dijo mirando a las investigadoras) no hubiésemos sabido nada. ¡No voy a perder más tiempo! – dijo Snape rotundamente enojado.
-Dumbledore, ya llegué con Hagrid.- dijo el Sr. Weasley.
-Aquí estoy a sus órdenes. – dijo Hagrid.
-Hagrid, amigo mío, ¿has escuchado de lo que sucedió en Hogsmeade?
-Sí, señor. ¡Pero no fueron los gigantes! Ellos no se han unido al lado oscuro, señor. De esto estoy seguro.
-Bien, bien. Tranquilo. Hagrid yo confío en ti. Pero si no fueron los gigantes, ¿quién o qué pudo destruir Hogsmeade? – preguntó Mundungus.
-Regreso en un momento.
-¿A dónde vas Dumbledore? – preguntó Remus.
-Iré en busca de Severus. Si hay algún tipo de poción envuelta en todo esto, sólo él lo puede descifrar.
-Mientras tanto necesito que vayan con Alastor. Toda la información que tengan servirá de mucho, por muy poca que sea. – Dumbledore se dirigió a la chimenea. De una pequeña bolsa sacó unos polvos color verde y los lanzó a las llamas. Introdujo su cabeza y mencionó el nombre Severus. Inmediatamente, su cara apareció en la sala de la casa donde Snape y Lina se estaban quedando. Desgraciadamente no había nadie en la casa.
-Severus, Lina ¿hay alguien? – seguía preguntando Dumbledore. Como nadie respondía, éste desistió. Lo menos que se imaginaba el Director era que la situación estaba igualmente complicada para nuestros protagonistas.
-¿Qué pasa Dumbledore? ¿No están en la casa?
-No Remus, no hay nadie. Esto no me huele bien. Por lo menos uno debió de estar en la casa a esta hora.
-Démosle tiempo. Sabes, estuve revisando uno de de mis libros buscando criaturas destructoras y encontré algo que estoy segurota Snape consiguió.
-¿A qué te refieres?
-Mira. – Lupin le enseñó una página donde se encontraban una foto de un animal parecido a un mono y un humano a la vez. Abajo se podía leer las palabras: "Las Bestias". Parecen un gigantesco hombre-mono, de más de tres metros de altura, erguido en dos patas, con poderoso brazos que cuelgan hasta el suelo y una cabecita de rostros melancólico demasiado pequeña para el porte del cuerpo. Está cubierta de pelo hirsuto como alambre y tiene tres largos garras afilados como cuchillos curvos en cada mano. Se mueve con tan increíble lentitud, que es como si no se moviera. Como modo de defensa emanan un hedor terrible, tan poderoso capaz de dejar a cualquier persona inconsciente o muerte. El hedor de sus glándulas es mortífero. Son los guardianes del poder de la Corona Ojos de Serpiente. En los tiempos de antes, las Bestias y las Serpientes eran muy unidas. Con la unión de dos medallones (los ojos de la serpiente) en los agujeros de los ojos de la Corona, transforma a una persona invencible. Uno de los medallones crea criaturas dañinas e incluso hace un llamado a las bestias. La persona que tenga la Corona y los dos medallones, tendrá el control total y una vida inmortal. Pero existen excepciones. Según la leyenda una de las Bestias traicionó su manada y se enamoró de una bruja. La pareja tuvo varios hijos humanos. El poder de los dos paso a cada uno de sus hijos. Se dice que sólo el heredero portará la marca que permitirá controlar las bestias sin utilizar la Corona y los medallones. Pero para salvar a todos tendrá que ceder algo preciado.
-Me sorprende todo esto.
-A mi me deja totalmente confundido. Hay muchas cosas que no puedo entender. Pero de lo que estoy seguro que la Corona que Lina vio en el Profeta es esta de la que habla el libo. Más abajo dice otra cosa: "Profecía: un triángulo se formará; así sólo funcionará. Pero de unirse serán destruidos todos. Sólo vivirá el poder del corazón."
-Definitivamente tengo un mal presentimiento. Pienso que no debí abandonar así a Lina y a Snape, sin magia. Si la Corona es la misma y Madley es quien creemos que es, estos dos están en gran peligro.
-El ataque comenzará en 15 minutos. Quiero a todos preparados. Hogwarts está invulnerable sin Dumbledore. Me lo han dejado todo en bandeja de plata.
-Si aquel chico que estuvo a punto de descubrirnos, hubiera sobrevivido, nadie le creería.
-¿A quién se le ocurriría venir al Bosque y tomar fotos? Creo que a nadie lo he hecho falta ese gusano. – dijo Voldemort.
-Ya todo está listo Amo. Ya pronto oscurecerá completamente.
-Hogwarts jamás volverá a ser el de antes. – dijo a carcajadas Lord Voldemort.
-¿Todavía no te has podido comunicar con Snape?
-Todavía Lupin. Me extraña mucho eso. Presiento que algo grande ha pasado o etá a punto de suceder.
-¿Algo como qué?
-Snape no aparece y no se ha sabido nada de Voldemort. Lo de las bestias no me gusta nada y están por ahí sueltas. Si no fuera por la incertidumbre que tengo de que por primera vez no sé que sucederá, iría en busca de aquellos dos.
-¿Cuál es el plan que tenemos hasta ahora?
-En realidad, tenemos que estar atentos cualquier rumor. Ahora que Hogsmeade está destruido, los rumores se escucharán en el ministerio de Magia. -Habando de Hogsmeade ¿no crees que el próximo ataque será Hogwarts?
-Lo he pensado y estoy seguro que así será. Por eso dije que estuviéramos bien atentos a cualquier rumor. Ya Hagrid salió al Colegio.
-¡¿Qué?! ¡No puede regresar!
-¿Por qué no, Arthur, cariño? - dijo la Sra. Weasley entrando en la Biblioteca con una bandeja de capuchinos.
-Porque Umbridge lo despidió.
-¿Qué? - preguntó Molly.
-¿Por qué? - preguntó Dumbledore. -me dijo que no le gustaba como Hagrid hacía su trabajo. Cuando le pedí permiso para traérmelo me informó que no se preocupara por regresar, que ya tenía una maestra de reemplazo.
-Esa mujer no tiene sentimientos ni escrúpulos. – dijo Dumbledore.
-¿Pero que se cree esa vieja estúpida? - dijo Molly.
-Pobre Rebeus, le dolerá esa noticia, pero él llegará en la noche. Le enviaré una carta para que no se reporte y esté al pendiente de cualquier movimiento extraño que pase en el Bosque.
-Claro, así nos mantendrá informados y no hablará que Umbridge.
-Y la vieja esa no podrá decirle que está despedido.
-Voy a enviar una lechuza con la carta.
-Quiero que te sientas como en tu casa. Lo que necesites estará a tu orden.
-Gracias Umbridge.
-Llámame Dolores, linda.
-Gracias nuevamente Dolores.
-Bien, como te dio tu tío, tu clase será Cuidado de Criaturas Mágicas.
-¿Por qué fue que no hay profesor para la tarea?
-Por qué era un inepto y no sabía nada.
-OH.
-¿Ya tienes todo preparado?
-Sí, ya estoy lista para comenzar esta tarde. Veremos como es la aceptación del grupo.
-vienes callada todo el camino. ¿Te pasa algo?
-Tengo un mal presentimiento. No me estoy sintiendo bien últimamente.
-¿Qué te has sentido?
-Estoy teniendo pesadillas, pero no son muy claras.
-¿Qué tipo de pesadillas?
-No sé, son como torres enormes y muchas luces y muertos. Es horrible.
-Debe ser toda la tensión.
-Sí, tal vez. No sé lo que es distraerme desde que entré a Hogwarts.
-Ya lo harás cuando todo esto termine. – dijo Severus entrando a la casa.
-Si sigo viva.
-No sabía porque no vivirás.
-Una nunca sabe lo que pueda pasar. Oye Severus.
-¿Qué?
-¿No te huele a humo?
-Sí, es cierto. Alguien se trató de comunicar con nosotros.
-¿Quién sería? ¡¿Sería Dumbledore?! Debemos decirle todo lo que está sucediendo. Ya ha pasado muchísimo tiempo.
-¿Crees que soy adivino?
-Grosero. Pues trata de comunicarte.
-¿No te acuerdas que no tenemos forma?
-OH. Se me había olvidado que no tenemos nada de magia. Tal vez quería saber porque nos tardamos tanto.
-Lo menos que se imaginan es todo lo que ha pasado.
-Y falta por pasar.
-¿Qué estás haciendo?
-Voy a salir.
-¿Para dónde?
-Aterminar con esto de una vez.
-¿Y que pretendes?
-Voy a bailar con Madley. Ajumarlo, abobarlo hasta sacarle donde tiene el medallón.
-¿Tanto deseas estar con ese tipo que no puedes esperar hasta que Cordero o Acosta terminen las investigaciones y hagamos un plan concreto?
-No.
-NO vas a salir. No voy a permitir que tus inmadureces arruinen todo lo que hemos hecho.
-¿Hecho? ¿Hecho? ¿Qué demonios has hecho tú, estúpido? ¡Las dos tipas esas te tienen ensimismado! ¡Ahora más que sabes que eres Severus Snape de verdad! ¡Y aquí el único inmaduro eres tú y yo hago lo que se me venga en gana!
-¡Un momento! ¡Yo he sido bastante condescendiente con usted Srta. Berbar, pero no permitiré que una escuincla como tú me venga a alzar la voz y a desafiarme! ¡Digo que no vas Y NO VAS! – dijo Snape sujetándola del brazo bien pegadito a ella.
-¡Eres un inepto! ¿Qué esperas? ¿Qué Madley se ce cuenta que puede ser invencible y nos mate a todos, en lo que tus bebés terminen de leer par de libritos? ¡Yo no puedo esperar esas niñerías! - le gritaba en la cara Lina a Snape.
-¿Bebes? Yo no tengo nada con aquellas dos.
-Ni tendrás con nadie, ¿y sabes porqué? Porqué no sabes tratar a las mujeres, porque siempre quieres hacerte voluntad, PORQUE PUEDES TENER LA LUZ DE FRENTE Y TE SIGUES TROPEZANDO CONTRA LAS PAREDES. – dijo Lina y con un jalón fuerte se libró de los brazos de Snape, los cuales ya la apretaban fuertísimo.
-¿A qué te refieres con eso? – le preguntó Snape volviéndola a agarrar por el brazo y girándola hacia sí y viéndola a los ojos.
-Usa tu inteligencia y averígualo. – dijo Lina y se volvió a zafar de los brazos de su amado.
-Hola
-Lina, tanto tiempo. Te estuve llamando, pero no te conseguía.
-No me he sentido bien últimamente
-Yo tampoco. Pero el doctor me dijo que era el estrés. -¿Qué vas a hacer ahora?
-Lo que quieres.
-Llévame a bailar.
-¿Bailar?
-¿Sabes o no?
-¡Claro! Fue que me extrañó.
-es que estoy aburrida de estar en casa.
-Pues vámonos, preciosa.
Ya en el Pub...
-Un aguardiente doble.
-Una Smirnoff Ice bien fría.
-¿Smirnoff ice?
-Si, una cerveza de limó deliciosa.
-OH. ¿Bailamos? – dijo Tim bebiéndose el aguardiente de un solo trago.
-Claro. Deja beberme la cerveza.
Luego de beberse las bebidas comenzaron a bailar. Lina estaba dispuesta a interrogar a Tim luego de emborracharlo. Entre las tantas canciones que bailaron llegó una balada. Al principio Lina titubeó, pero rápido se acordó de la pelea que tuvo con Snape y se dijo a ella misma y le demostraría a ese refunfuñón que ella sí podía descubrir igual que las investigadoras esas. Se abrazó a Tim, siguió al ritmo de la música. Recostó su cabeza en el hombro de Tim. De repente ve una cadena en el cuello del hombre. Su vista recorre su cuello hasta llegar al pecho. Unos ojos enormes la miraban. ¡No podía estar más tiempo allí! Como una loca y llorando salió corriendo del pub. Llevaba una mano en la boca como para no gritar.
-¡Hey, Lina! ¿Qué pasó? – preguntó Madley mientras corría detrás de la chica, pero fue demasiado tarde, ésta ya se había ido.
Lina llegó a la casa fatigada de tanto correr. Tenía un ataque de llanto y temblaba de la cabeza a los pies. Severus se levantó inmediatamente para ver que le pasaba a Lina.
-¿Dónde estabas? ¿Con el tipo ese? ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué estás así? ¿Qué te hizo? ¡Maldita sea, contéstame!
-¡Sí, sí, sí! ¡Estaba con Madley! ¡Estaba bailando con él y ...
-¿Qué estabas bailando con él? Pero...
-¡Sí y... de momento recosté mi cabeza en el hombre de él y... y... vi esos ojos!
-¿Qué ojos? ¿Y porqué recostaste tu cabeza en el hombre del idiota ese?
-¡Snape, ..... él... él tiene el otro medallón! Es un medallón con los ojos de mi marca en medio de una figura. (Vean la carátula de la película "7 Days" y sabrán qué marca está al dorso de los ojos de serpiente). ¡Él la tiene como si fuera un amuleto que su madre le hubiera dado para protegerlo! ¡No se lo quita nunca!
-¿Y cómo tú sabes que no se lo quita?
-Uno, porque tiene la marca del sol. Dos porque lo invité a bailar y no se cambió. Se fue como estaba trabajando.
-Ya, ya, tranquilízate. – La cogió entre sus brazos y trató de controlarla. Le pasaba la mano por su pelo, mientras que la chica seguía llorando nerviosa en su hombro. - Lograste lo que querías. – dijo luego de un rato Snape.
-¿Qué ... cosa? - dijo Lina mirándolo.
-Demostrarme que el idiota ese tiene el medallón. – dijo Snape haciendo una mueca con sus labios.
-Lo lamento tanto. Es que tú me desesperas. Te me quieres imponer.
-No me gusta ese tipo. Era por tu bien.
-Si ya me di cuenta.
-Ya, para la próxima aprende a escuchar a tus mayores.
-Sí.
-Ven. Te haré una taza de té caliente. Te la beberás toda y luego te prepararás.
-¿Prepararme?
-Sí.
-¿Para qué?
-Vamos a salir.
En Hogwarts las cosas iban mal. Era un ambiente oscuro y tenebroso.
-Hace frío. – decía Ron.
-Está feo allá afuera. – dijo Hermione.
-No me gusta nadita. – decía Harry.
-¡Corran! ¡Corran! – una gritería se escuchaba a lo lejos.
-¡Vengan! ¡Corran! ¡Por esta puerta! ¡Apúrensen! ¡No importa de que casa sean! ¡Corran, terremoto!
-¡Harry! ¿A dónde vas?
-Vengan, tengo la capa invisible.
-Harry por favor. ¿Tú crees que Voldemort no ve debajo de la capa invisible?
-Él no aparecerá acá Hermione. – decía Ron.
-¿A dónde vamos cariño? – preguntó Ginny.
-Estoy incómodo. – decía Ron.
-Vamos a la cabaña de Hagrid.
-¡Hagrid no está! ¿Quién nos protegerá?
-Tenemos que ver que es lo que está pasando. Eso de que es un terremoto no me lo creo.
-Yo tampoco Harry, pero ¿no crees que donde están todos es mejor?
-Como quieras, Mione, pero decide ya que no tenemos tiempo.
-Ya vamos que estoy incómodo. – contestó por fin.
-Harry Potter, y amigos, vengan por acá. Dobby los ayudará. – dijo Dobby en voz baja.
Los cuatro muchachos siguieron a Dobby por un pasillo secreto. Se escuchaban los gritos de los estudiantes corriendo por los pasillos siguiendo las instrucciones de los profesores, quienes estaban muy preocupados por la situación. Llegaron a un cuarto oscuro. Dobby encendió una pequeña antorcha.
-Ya Harry Potter, llegamos. – dijo Dobby.
-¿Dónde estamos?
-Parece una bóveda.
-Es un cuarto de aseo.
-Sí, señorita Ginny, pero está limpio y es seguro.
-Confiamos en ti Dobby. ¿Habrá la posibilidad que podamos salir a la cabaña de Hagrid? – preguntó Harry.
-Señor, eso, eso, es peligroso – dijo Winky saliendo de la sombra.
-OH Winky. ¡Qué bueno que estás bien! – dijo Hermione.
-¿Por qué dices que es peligroso? – preguntó Ginny.
-No es un temblor, son criaturas enormes. – dijo Winky.
-¿Criaturas enormes? – preguntó Harry.
-¿Gigantes? – preguntó Ron.
-No. No son gigantes. – dijo Dobby.
-¿Y que son? – preguntó Ron.
-Bestias. – dijo Winky.
-¿Bestias? ¿En Hogwarts? Imposible. – dijo Hermione.
-¿Qué son Bestias? – preguntó Harry.
-Guardianes. – respondió Dobby.
-¿Guardianes de qué? – preguntó Harry.
-Según un libro que estaba revisando, son guardianes de objetos valiosos y son mitológicos. – dijo Hermione. -¿Pero que podrían querer aquí? – preguntó Ginny.
-No, esa no sería la pregunta. La pregunta sería que si son mitológicos ¿qué hacen acá? – preguntó Mione.
-Sí ¿qué hacen acá? – preguntó Ron.
-¡Voldemort! Ese era el presentimiento, ¡claro! ¿Cómo pudo convocar las Bestias? ¿Dobby? ¿Winky? ¿Mione? – preguntó Harry.
Un silencio total inundó el cuarto de aseo. Nadie sabía como Voldemort había convocado, ni porque, a esas bestias. Sólo sabían que iba a haber un atque inminente y que Dumbledore n estaba para ayudarlos y protegerlos.
-Tenemos que llegar hasta la Cabaña de Hagrid o a la lechuzería. Tenemos que alertar a mis papás.
-¡Ron! Sabes que no puedes enviar lechuzas.
-¡Pero tienen que hacer algo, no nos podemos quedar toda la vida acá! – dijo Cho saliendo de una esquina del cuarto.
-¿Qué haces tú acá mujercita? - dijo Ginny inflado (tenía celos de Cho porque ella y Harry habían empezado a gustarse a principio de curso.
-Winky me trajo y no soy ninguna mujercita, niñita.
-Niñita será tu...
-Ya Ginny por favor. No es momento para rebajarte a nivel de ella.
-Harry, tienes que hacer algo. Si todo lo que he escuchado es cierto, estaremos muertos en par de horas.
Harry estaba pasmad. Lo menos que se imaginaba era que algún día iba a estar encerrado en un lugar con las dos chicas que le movían el suelo en sus últimos minutos de su vida.
-Sí, sé que hay que hacer algo, pero ya somos muchos acá. Aprovecharé la conmoción y saldré del Colegio. Iré a la Cabaña de Hagrid a ver si dejó alguna pista. Luego regresaré.
-¡Pero no puedes ir solo! Iré contigo. – dijo Ginny.
¡No! Será muy peligroso.
-Es cierto, yo iré contigo.
-No. Mejor decidamos con un sorteo. El que saque el número ese irá con Harry. Así no se hace trampa. ¿Todos de acuerdo? – dijo Hermione.
-No.
-Ginny, por favor. – dijo Ron.
-No permitiré que esta tipa salga con Harry.
-No sabes si ganará.
-Por si acaso.
-Vamos Ginny, confía en mí. – dijo Harry.
-Yo confío en ti amor, pero en ella no.
-Vamos Ginny, no son horas de tus celos. Harry te adora. – decía Hermione.
-Ya bien. – dijo Ginny dándole un beso a Harry.
Bien. Si todos estamos de acuerdo, Dobby escribe un número del 1 al 10... ¿ya?... Bien. ¿Quién empieza?
-5- dijo Ginny.
-No – dijo Dobby.
-1 – dijo Mione.
-No.
-8 – dijo Ron
-No
-4 – dijo Cho
-No
-2 – Ginny
-No
-3
-No
-6
-No
-7 – dijo Cho
-Sí. – dijo Dobby
-No, no, no y no. – dijo Ginny.
-Tú aceptaste. – dijo Cho.
-Será un estorbo. – decía Ginny.
-Es lo que salió y vámonos porque el tiempo corre. – dijo Cho.
-Nos vemos dentro de un rato, te amo. – dijo Harry a Ginny.
-NO creo que haya sido una buena idea venir juntos.
-¿Te da miedo estar conmigo?
-¿Miedo yo? ¿Por qué tendría que tener miedo yo?
-Nunca llegamos a terminar nuestra relación Harry.
-¿Ah? En ese momento se detuvieron. Cuando Harry mira a Cho, ésta se encontraba muy cerca de él. - ¿Hum? Cho, es mejor que no hablemos de ese tema. Todo...
-pero en ese momento Cho lo besa en la boca. Sin pensarlo, Harry respondió al beso. Inmediatamente se separó de ella. El nombre "Ginny" le retumbaba en la mente. ¿Había besado a Cho? ¡Si, labia besado! ¿Cómo le había hecho eso a Ginny?
-No debiste haber hecho eso Cho.
-Tú lo respondiste.
-No reaccioné. También fue un error, en todo caso.
-¿Sientes algo por mí todavía?
-Cho no hay tiempo de discutir eso ahora que hay... -¡Ahhh!
-¡Corre! – una bestia se acercaba por la entrada de Hogwarts. Harry y Cho habían salido por la trampilla del Sauce Boxeador (además de dar a la Casa de los Gritos, otra de las puertas daba a entradas del Castillo). El cielo estaba oscuro. Criaturas espantos con alas surcaban los cielos del Colegio. Parecía como si Hogwarts se hubiera hundido hacia el infierno. Los chicos llegaron al a Cabaña de Hagrid. Allí Fang los recibió muy ameno. Trató de buscar alguna pista que lo ayudara a saber que hacer en esa situación.
-Oye, Harry, ¿qué es esto? – un sobre sellado se encontraba en la canastilla de Fang. Cuando decidieron abrirla se dieron cuenta que una bestia se acercaba a la cabaña. Harry guardó la carta en el bolsillo de sus jeans y echaron a correr fuera de la cabaña.
Nota de la autora:
Mil perdones por la tardanza, estaba en exámenes finales y pues no podía tener mucho tiempo de pasarla. ¿Qué pasó por la cena de Lina y Snape? Pues los dejo para el próximo capítulo. Ya estoy en cuestiones de pasarlo.
¡¡¡Dejen reviews y muchas gracias por todo su apoyo!!! ¡¡¡Besos los quiero!!!
Nadie podía creer que Hogsmeade estuviera destruido. Todos pensaban que los gigantes fueron los culpables de tal situación.
-Tiene que comunicarse con Hagrid, Dumbledore. Debemos estar seguros que los gigantes se pasaron al lado oscuro. – decía Tronks.
-Inmediatamente. Arthur, necesito que vaya a Hogwarts. Le dirá a Umbridge que necesita saber datos sobre una criatura que lslegó al Ministerio de Magia. Rápidamente lo traes para acá. Él Tiene que estar al tanto de lo ocurrido en Hogsmeade.
-Saldré esta misma noche. – dijo Arthur Weasley.
-Mientras tanto, debemos investigar cuales criaturas se han unido a Voldemort. Pensaba que los ataques se tardarían un poco más. Llegó la hora que Severus regrese. Lo necesito para que haga su trabajo. Vamos a preparar todo. La Orden del Fénix comenzará sus labores desde este momento.
-El Amo necesita hablar contigo. Ve inmediatamente. No le hagas esperar.
-Señor, Pettigrew me informó que necesitaba hablar conmigo.
-Llegó el tiempo. Sigue las pistas y treme el medallón.
-De inmediato. Gracias por delegar esa responsabilidad en mí, Señor.
-Recuerda que si fallas, lo pagarás con tu vida.
-No le fallaré. – culminó Malfoy y comenzó su viaje hacia el medallón.
Lina seguía sin hablarse a Snape... se enojó por la confianza tan grande que el hombre le dio a las dos investigadoras, aunque algo muy dentro de su corazón (fuera de los celos) sabía que sin esas dos chicas el secreto de Madley, no se podría resolver.
-No sé que te sucedió ahora, pero lo que sea, es mejor dejarlo atrás. Necesito que pongas todo tu empeño en este caso. El tiempo de estancia se está agotando.
-¿Has leído el libro completo?
-Casi todo. Y lo que he leído no me ha gustado nada. Lo fui comparando con tu historia y se parece en muchas cosas. ¿Terminaste de desayunar? Malu y Mari Cari nos esperan en la biblioteca.
-Sí ya terminé. Enseguida nos vamos. ¡Auch!
-¿Qué pasó? - preguntó Snape.
-Nada, nada.
-Algo te tuvo que haber pasado. No por nada te vas a quejar.
-Fue que me mareé un poco, pero creo que es la misma tensión de saber todo sobre ese medallón y esta marca. Vámonos.- mintió Lina. La verdad era que había sentido una sensación totalmente extraña.
-Buenos días, directora. El propósito de mi visita es hablar con el Profesor Rebeus Hagrid. Al Ministerio de Magia llegaron varios especimenes y me gustaría que el Profesor nos oriente al respecto.
-Ja...ja...ja ¿usted cree que ese señor es un profesor de verdad? Es un bueno para nada. He estado supervisando sus clases y he llegado a la conclusión de despedirlo de su cargo. Aprovechemos su dedeo por llevárselo. Le doy el permiso y le dice que no se preocupe por regresar, ya tengo una sustituta. ¡Ya! Retírese. – El señor Weasley salió del despacho de Dolores y se dirigió a la cabaña de Hagrid. No le diría lo de su despido. En esos momentos lo único que importaba era saber la unión de los gigantes al Señor Oscuro y su culpabilidad en el pueblo de Hogsmeade. – Toc...toc...toc. – tocó Arthur a la puerta.
-¿Sí? ¿Quién está ahí?
- Soy Arthur Weasley. Hagrid. Ábreme la puerta. Necesito preguntarte algo importante.
-¡Ah! Sr. Weasley ¿qué hace por acá?
-Hagrid, vengo en una encomienda de Dumbledore. ¿Sabes del ataque a Hogsmeade?
-Sí. Todos lo comentan en el Colegio.
-¿Sabes quienes fueron los autores del incidente?
-No ¿y ustedes?
-Por eso estoy aquí. Para preguntarte si fueron los gigantes.
-¡No! Ellos no han sido. Todavía no se han unido al Señor Tenebroso. De eso estoy completamente seguro.
-¿Y quienes podrían ser?
-Ni idea.
-Dumbledore quiere hablar contigo. Ya le pedí permiso a Umbridge y no puso inconveniente.
-¿Pero y mis clases?
-Todo está resuelto tendrás una sustituta mientras regreses. Esto es mucho más importante.
-Sí, ya sé. Vamos. Espera, dejaré una nota a Harry con Fang. Necesito que alguien se haga cargo de él. Bien, ya vámonos.
-Buenos días. – dijo Mari Cari
-Buenos días. – dijo Malu
-Buen día. – dijo serio Snape (por cortesía)
-Buenas. – dijo más seria Lina
-¿Han encontrado algo? – dijo Malu
-Sí. Algo muy interesante. Los guardianes del medallón eran unas criaturas llamadas "bestias".
-¿Bestias? ¿Por qué? ¿Qué vigilaban esas criaturas? ¿Por qué el medallón era tan importante?
-Una pregunta a la vez. – dijo Mari Cari
-Las bestias guardaban el medallón de aquellos humanos que no supieran controlar su avaricia. – explicó Malu.
-El medallón tiene el poder de convertir a su dueño en invencible e inmortal. – prosiguió Mari Cari.
-Se hace un ritual y se colocan las dos mitades del medallón en los ojos de la Corona.
-Esos ojos que te salieron es la figura que crea el medallón junto a la Corona. Según este libro el que tenga la Marca (la figura) es el elegido para gobernar completamente a las bestias.
-¿Son peligrosas esas criaturas? – preguntó horrorizada Lina. -Son terribles. De sus cuerpos emana un desagradable hedor que petrifica a las personas y los deja fuera de combate. Si su adversario es peligros, aumenta la intensidad de su sustancia y lo mata.
-Son gigantes que destruyen todo a su paso. Sin embargo, el que tenga el medallón los podrá controlar a su antojo.
-Esto es terrible. ¿Y que tiene que ver Maribella con todo esto? – preguntó nuevamente Lina.
-no estamos muy seguras, pero por lógica...
-Ella tenía la mitad del medallón, el cual se lo entregó a su hijo. – dijo Snape entendiendo la gravedad del asunto.
-Exacto. – dijo Mari Cari
-Si Tim sabe esto, Londres estará perdido.
-Ese será tu labor. Debes quitarle el medallón a Madley. Debes seducirlo. – dijo Malu.
-¡¿Para qué!? ¡No!. Debe quitárselo e irnos de aquí inmediatamente. Desde que llegamos acá está seduciéndolo y si no fuera por ustedes dos (dijo mirando a las investigadoras) no hubiésemos sabido nada. ¡No voy a perder más tiempo! – dijo Snape rotundamente enojado.
-Dumbledore, ya llegué con Hagrid.- dijo el Sr. Weasley.
-Aquí estoy a sus órdenes. – dijo Hagrid.
-Hagrid, amigo mío, ¿has escuchado de lo que sucedió en Hogsmeade?
-Sí, señor. ¡Pero no fueron los gigantes! Ellos no se han unido al lado oscuro, señor. De esto estoy seguro.
-Bien, bien. Tranquilo. Hagrid yo confío en ti. Pero si no fueron los gigantes, ¿quién o qué pudo destruir Hogsmeade? – preguntó Mundungus.
-Regreso en un momento.
-¿A dónde vas Dumbledore? – preguntó Remus.
-Iré en busca de Severus. Si hay algún tipo de poción envuelta en todo esto, sólo él lo puede descifrar.
-Mientras tanto necesito que vayan con Alastor. Toda la información que tengan servirá de mucho, por muy poca que sea. – Dumbledore se dirigió a la chimenea. De una pequeña bolsa sacó unos polvos color verde y los lanzó a las llamas. Introdujo su cabeza y mencionó el nombre Severus. Inmediatamente, su cara apareció en la sala de la casa donde Snape y Lina se estaban quedando. Desgraciadamente no había nadie en la casa.
-Severus, Lina ¿hay alguien? – seguía preguntando Dumbledore. Como nadie respondía, éste desistió. Lo menos que se imaginaba el Director era que la situación estaba igualmente complicada para nuestros protagonistas.
-¿Qué pasa Dumbledore? ¿No están en la casa?
-No Remus, no hay nadie. Esto no me huele bien. Por lo menos uno debió de estar en la casa a esta hora.
-Démosle tiempo. Sabes, estuve revisando uno de de mis libros buscando criaturas destructoras y encontré algo que estoy segurota Snape consiguió.
-¿A qué te refieres?
-Mira. – Lupin le enseñó una página donde se encontraban una foto de un animal parecido a un mono y un humano a la vez. Abajo se podía leer las palabras: "Las Bestias". Parecen un gigantesco hombre-mono, de más de tres metros de altura, erguido en dos patas, con poderoso brazos que cuelgan hasta el suelo y una cabecita de rostros melancólico demasiado pequeña para el porte del cuerpo. Está cubierta de pelo hirsuto como alambre y tiene tres largos garras afilados como cuchillos curvos en cada mano. Se mueve con tan increíble lentitud, que es como si no se moviera. Como modo de defensa emanan un hedor terrible, tan poderoso capaz de dejar a cualquier persona inconsciente o muerte. El hedor de sus glándulas es mortífero. Son los guardianes del poder de la Corona Ojos de Serpiente. En los tiempos de antes, las Bestias y las Serpientes eran muy unidas. Con la unión de dos medallones (los ojos de la serpiente) en los agujeros de los ojos de la Corona, transforma a una persona invencible. Uno de los medallones crea criaturas dañinas e incluso hace un llamado a las bestias. La persona que tenga la Corona y los dos medallones, tendrá el control total y una vida inmortal. Pero existen excepciones. Según la leyenda una de las Bestias traicionó su manada y se enamoró de una bruja. La pareja tuvo varios hijos humanos. El poder de los dos paso a cada uno de sus hijos. Se dice que sólo el heredero portará la marca que permitirá controlar las bestias sin utilizar la Corona y los medallones. Pero para salvar a todos tendrá que ceder algo preciado.
-Me sorprende todo esto.
-A mi me deja totalmente confundido. Hay muchas cosas que no puedo entender. Pero de lo que estoy seguro que la Corona que Lina vio en el Profeta es esta de la que habla el libo. Más abajo dice otra cosa: "Profecía: un triángulo se formará; así sólo funcionará. Pero de unirse serán destruidos todos. Sólo vivirá el poder del corazón."
-Definitivamente tengo un mal presentimiento. Pienso que no debí abandonar así a Lina y a Snape, sin magia. Si la Corona es la misma y Madley es quien creemos que es, estos dos están en gran peligro.
-El ataque comenzará en 15 minutos. Quiero a todos preparados. Hogwarts está invulnerable sin Dumbledore. Me lo han dejado todo en bandeja de plata.
-Si aquel chico que estuvo a punto de descubrirnos, hubiera sobrevivido, nadie le creería.
-¿A quién se le ocurriría venir al Bosque y tomar fotos? Creo que a nadie lo he hecho falta ese gusano. – dijo Voldemort.
-Ya todo está listo Amo. Ya pronto oscurecerá completamente.
-Hogwarts jamás volverá a ser el de antes. – dijo a carcajadas Lord Voldemort.
-¿Todavía no te has podido comunicar con Snape?
-Todavía Lupin. Me extraña mucho eso. Presiento que algo grande ha pasado o etá a punto de suceder.
-¿Algo como qué?
-Snape no aparece y no se ha sabido nada de Voldemort. Lo de las bestias no me gusta nada y están por ahí sueltas. Si no fuera por la incertidumbre que tengo de que por primera vez no sé que sucederá, iría en busca de aquellos dos.
-¿Cuál es el plan que tenemos hasta ahora?
-En realidad, tenemos que estar atentos cualquier rumor. Ahora que Hogsmeade está destruido, los rumores se escucharán en el ministerio de Magia. -Habando de Hogsmeade ¿no crees que el próximo ataque será Hogwarts?
-Lo he pensado y estoy seguro que así será. Por eso dije que estuviéramos bien atentos a cualquier rumor. Ya Hagrid salió al Colegio.
-¡¿Qué?! ¡No puede regresar!
-¿Por qué no, Arthur, cariño? - dijo la Sra. Weasley entrando en la Biblioteca con una bandeja de capuchinos.
-Porque Umbridge lo despidió.
-¿Qué? - preguntó Molly.
-¿Por qué? - preguntó Dumbledore. -me dijo que no le gustaba como Hagrid hacía su trabajo. Cuando le pedí permiso para traérmelo me informó que no se preocupara por regresar, que ya tenía una maestra de reemplazo.
-Esa mujer no tiene sentimientos ni escrúpulos. – dijo Dumbledore.
-¿Pero que se cree esa vieja estúpida? - dijo Molly.
-Pobre Rebeus, le dolerá esa noticia, pero él llegará en la noche. Le enviaré una carta para que no se reporte y esté al pendiente de cualquier movimiento extraño que pase en el Bosque.
-Claro, así nos mantendrá informados y no hablará que Umbridge.
-Y la vieja esa no podrá decirle que está despedido.
-Voy a enviar una lechuza con la carta.
-Quiero que te sientas como en tu casa. Lo que necesites estará a tu orden.
-Gracias Umbridge.
-Llámame Dolores, linda.
-Gracias nuevamente Dolores.
-Bien, como te dio tu tío, tu clase será Cuidado de Criaturas Mágicas.
-¿Por qué fue que no hay profesor para la tarea?
-Por qué era un inepto y no sabía nada.
-OH.
-¿Ya tienes todo preparado?
-Sí, ya estoy lista para comenzar esta tarde. Veremos como es la aceptación del grupo.
-vienes callada todo el camino. ¿Te pasa algo?
-Tengo un mal presentimiento. No me estoy sintiendo bien últimamente.
-¿Qué te has sentido?
-Estoy teniendo pesadillas, pero no son muy claras.
-¿Qué tipo de pesadillas?
-No sé, son como torres enormes y muchas luces y muertos. Es horrible.
-Debe ser toda la tensión.
-Sí, tal vez. No sé lo que es distraerme desde que entré a Hogwarts.
-Ya lo harás cuando todo esto termine. – dijo Severus entrando a la casa.
-Si sigo viva.
-No sabía porque no vivirás.
-Una nunca sabe lo que pueda pasar. Oye Severus.
-¿Qué?
-¿No te huele a humo?
-Sí, es cierto. Alguien se trató de comunicar con nosotros.
-¿Quién sería? ¡¿Sería Dumbledore?! Debemos decirle todo lo que está sucediendo. Ya ha pasado muchísimo tiempo.
-¿Crees que soy adivino?
-Grosero. Pues trata de comunicarte.
-¿No te acuerdas que no tenemos forma?
-OH. Se me había olvidado que no tenemos nada de magia. Tal vez quería saber porque nos tardamos tanto.
-Lo menos que se imaginan es todo lo que ha pasado.
-Y falta por pasar.
-¿Qué estás haciendo?
-Voy a salir.
-¿Para dónde?
-Aterminar con esto de una vez.
-¿Y que pretendes?
-Voy a bailar con Madley. Ajumarlo, abobarlo hasta sacarle donde tiene el medallón.
-¿Tanto deseas estar con ese tipo que no puedes esperar hasta que Cordero o Acosta terminen las investigaciones y hagamos un plan concreto?
-No.
-NO vas a salir. No voy a permitir que tus inmadureces arruinen todo lo que hemos hecho.
-¿Hecho? ¿Hecho? ¿Qué demonios has hecho tú, estúpido? ¡Las dos tipas esas te tienen ensimismado! ¡Ahora más que sabes que eres Severus Snape de verdad! ¡Y aquí el único inmaduro eres tú y yo hago lo que se me venga en gana!
-¡Un momento! ¡Yo he sido bastante condescendiente con usted Srta. Berbar, pero no permitiré que una escuincla como tú me venga a alzar la voz y a desafiarme! ¡Digo que no vas Y NO VAS! – dijo Snape sujetándola del brazo bien pegadito a ella.
-¡Eres un inepto! ¿Qué esperas? ¿Qué Madley se ce cuenta que puede ser invencible y nos mate a todos, en lo que tus bebés terminen de leer par de libritos? ¡Yo no puedo esperar esas niñerías! - le gritaba en la cara Lina a Snape.
-¿Bebes? Yo no tengo nada con aquellas dos.
-Ni tendrás con nadie, ¿y sabes porqué? Porqué no sabes tratar a las mujeres, porque siempre quieres hacerte voluntad, PORQUE PUEDES TENER LA LUZ DE FRENTE Y TE SIGUES TROPEZANDO CONTRA LAS PAREDES. – dijo Lina y con un jalón fuerte se libró de los brazos de Snape, los cuales ya la apretaban fuertísimo.
-¿A qué te refieres con eso? – le preguntó Snape volviéndola a agarrar por el brazo y girándola hacia sí y viéndola a los ojos.
-Usa tu inteligencia y averígualo. – dijo Lina y se volvió a zafar de los brazos de su amado.
-Hola
-Lina, tanto tiempo. Te estuve llamando, pero no te conseguía.
-No me he sentido bien últimamente
-Yo tampoco. Pero el doctor me dijo que era el estrés. -¿Qué vas a hacer ahora?
-Lo que quieres.
-Llévame a bailar.
-¿Bailar?
-¿Sabes o no?
-¡Claro! Fue que me extrañó.
-es que estoy aburrida de estar en casa.
-Pues vámonos, preciosa.
Ya en el Pub...
-Un aguardiente doble.
-Una Smirnoff Ice bien fría.
-¿Smirnoff ice?
-Si, una cerveza de limó deliciosa.
-OH. ¿Bailamos? – dijo Tim bebiéndose el aguardiente de un solo trago.
-Claro. Deja beberme la cerveza.
Luego de beberse las bebidas comenzaron a bailar. Lina estaba dispuesta a interrogar a Tim luego de emborracharlo. Entre las tantas canciones que bailaron llegó una balada. Al principio Lina titubeó, pero rápido se acordó de la pelea que tuvo con Snape y se dijo a ella misma y le demostraría a ese refunfuñón que ella sí podía descubrir igual que las investigadoras esas. Se abrazó a Tim, siguió al ritmo de la música. Recostó su cabeza en el hombro de Tim. De repente ve una cadena en el cuello del hombre. Su vista recorre su cuello hasta llegar al pecho. Unos ojos enormes la miraban. ¡No podía estar más tiempo allí! Como una loca y llorando salió corriendo del pub. Llevaba una mano en la boca como para no gritar.
-¡Hey, Lina! ¿Qué pasó? – preguntó Madley mientras corría detrás de la chica, pero fue demasiado tarde, ésta ya se había ido.
Lina llegó a la casa fatigada de tanto correr. Tenía un ataque de llanto y temblaba de la cabeza a los pies. Severus se levantó inmediatamente para ver que le pasaba a Lina.
-¿Dónde estabas? ¿Con el tipo ese? ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué estás así? ¿Qué te hizo? ¡Maldita sea, contéstame!
-¡Sí, sí, sí! ¡Estaba con Madley! ¡Estaba bailando con él y ...
-¿Qué estabas bailando con él? Pero...
-¡Sí y... de momento recosté mi cabeza en el hombre de él y... y... vi esos ojos!
-¿Qué ojos? ¿Y porqué recostaste tu cabeza en el hombre del idiota ese?
-¡Snape, ..... él... él tiene el otro medallón! Es un medallón con los ojos de mi marca en medio de una figura. (Vean la carátula de la película "7 Days" y sabrán qué marca está al dorso de los ojos de serpiente). ¡Él la tiene como si fuera un amuleto que su madre le hubiera dado para protegerlo! ¡No se lo quita nunca!
-¿Y cómo tú sabes que no se lo quita?
-Uno, porque tiene la marca del sol. Dos porque lo invité a bailar y no se cambió. Se fue como estaba trabajando.
-Ya, ya, tranquilízate. – La cogió entre sus brazos y trató de controlarla. Le pasaba la mano por su pelo, mientras que la chica seguía llorando nerviosa en su hombro. - Lograste lo que querías. – dijo luego de un rato Snape.
-¿Qué ... cosa? - dijo Lina mirándolo.
-Demostrarme que el idiota ese tiene el medallón. – dijo Snape haciendo una mueca con sus labios.
-Lo lamento tanto. Es que tú me desesperas. Te me quieres imponer.
-No me gusta ese tipo. Era por tu bien.
-Si ya me di cuenta.
-Ya, para la próxima aprende a escuchar a tus mayores.
-Sí.
-Ven. Te haré una taza de té caliente. Te la beberás toda y luego te prepararás.
-¿Prepararme?
-Sí.
-¿Para qué?
-Vamos a salir.
En Hogwarts las cosas iban mal. Era un ambiente oscuro y tenebroso.
-Hace frío. – decía Ron.
-Está feo allá afuera. – dijo Hermione.
-No me gusta nadita. – decía Harry.
-¡Corran! ¡Corran! – una gritería se escuchaba a lo lejos.
-¡Vengan! ¡Corran! ¡Por esta puerta! ¡Apúrensen! ¡No importa de que casa sean! ¡Corran, terremoto!
-¡Harry! ¿A dónde vas?
-Vengan, tengo la capa invisible.
-Harry por favor. ¿Tú crees que Voldemort no ve debajo de la capa invisible?
-Él no aparecerá acá Hermione. – decía Ron.
-¿A dónde vamos cariño? – preguntó Ginny.
-Estoy incómodo. – decía Ron.
-Vamos a la cabaña de Hagrid.
-¡Hagrid no está! ¿Quién nos protegerá?
-Tenemos que ver que es lo que está pasando. Eso de que es un terremoto no me lo creo.
-Yo tampoco Harry, pero ¿no crees que donde están todos es mejor?
-Como quieras, Mione, pero decide ya que no tenemos tiempo.
-Ya vamos que estoy incómodo. – contestó por fin.
-Harry Potter, y amigos, vengan por acá. Dobby los ayudará. – dijo Dobby en voz baja.
Los cuatro muchachos siguieron a Dobby por un pasillo secreto. Se escuchaban los gritos de los estudiantes corriendo por los pasillos siguiendo las instrucciones de los profesores, quienes estaban muy preocupados por la situación. Llegaron a un cuarto oscuro. Dobby encendió una pequeña antorcha.
-Ya Harry Potter, llegamos. – dijo Dobby.
-¿Dónde estamos?
-Parece una bóveda.
-Es un cuarto de aseo.
-Sí, señorita Ginny, pero está limpio y es seguro.
-Confiamos en ti Dobby. ¿Habrá la posibilidad que podamos salir a la cabaña de Hagrid? – preguntó Harry.
-Señor, eso, eso, es peligroso – dijo Winky saliendo de la sombra.
-OH Winky. ¡Qué bueno que estás bien! – dijo Hermione.
-¿Por qué dices que es peligroso? – preguntó Ginny.
-No es un temblor, son criaturas enormes. – dijo Winky.
-¿Criaturas enormes? – preguntó Harry.
-¿Gigantes? – preguntó Ron.
-No. No son gigantes. – dijo Dobby.
-¿Y que son? – preguntó Ron.
-Bestias. – dijo Winky.
-¿Bestias? ¿En Hogwarts? Imposible. – dijo Hermione.
-¿Qué son Bestias? – preguntó Harry.
-Guardianes. – respondió Dobby.
-¿Guardianes de qué? – preguntó Harry.
-Según un libro que estaba revisando, son guardianes de objetos valiosos y son mitológicos. – dijo Hermione. -¿Pero que podrían querer aquí? – preguntó Ginny.
-No, esa no sería la pregunta. La pregunta sería que si son mitológicos ¿qué hacen acá? – preguntó Mione.
-Sí ¿qué hacen acá? – preguntó Ron.
-¡Voldemort! Ese era el presentimiento, ¡claro! ¿Cómo pudo convocar las Bestias? ¿Dobby? ¿Winky? ¿Mione? – preguntó Harry.
Un silencio total inundó el cuarto de aseo. Nadie sabía como Voldemort había convocado, ni porque, a esas bestias. Sólo sabían que iba a haber un atque inminente y que Dumbledore n estaba para ayudarlos y protegerlos.
-Tenemos que llegar hasta la Cabaña de Hagrid o a la lechuzería. Tenemos que alertar a mis papás.
-¡Ron! Sabes que no puedes enviar lechuzas.
-¡Pero tienen que hacer algo, no nos podemos quedar toda la vida acá! – dijo Cho saliendo de una esquina del cuarto.
-¿Qué haces tú acá mujercita? - dijo Ginny inflado (tenía celos de Cho porque ella y Harry habían empezado a gustarse a principio de curso.
-Winky me trajo y no soy ninguna mujercita, niñita.
-Niñita será tu...
-Ya Ginny por favor. No es momento para rebajarte a nivel de ella.
-Harry, tienes que hacer algo. Si todo lo que he escuchado es cierto, estaremos muertos en par de horas.
Harry estaba pasmad. Lo menos que se imaginaba era que algún día iba a estar encerrado en un lugar con las dos chicas que le movían el suelo en sus últimos minutos de su vida.
-Sí, sé que hay que hacer algo, pero ya somos muchos acá. Aprovecharé la conmoción y saldré del Colegio. Iré a la Cabaña de Hagrid a ver si dejó alguna pista. Luego regresaré.
-¡Pero no puedes ir solo! Iré contigo. – dijo Ginny.
¡No! Será muy peligroso.
-Es cierto, yo iré contigo.
-No. Mejor decidamos con un sorteo. El que saque el número ese irá con Harry. Así no se hace trampa. ¿Todos de acuerdo? – dijo Hermione.
-No.
-Ginny, por favor. – dijo Ron.
-No permitiré que esta tipa salga con Harry.
-No sabes si ganará.
-Por si acaso.
-Vamos Ginny, confía en mí. – dijo Harry.
-Yo confío en ti amor, pero en ella no.
-Vamos Ginny, no son horas de tus celos. Harry te adora. – decía Hermione.
-Ya bien. – dijo Ginny dándole un beso a Harry.
Bien. Si todos estamos de acuerdo, Dobby escribe un número del 1 al 10... ¿ya?... Bien. ¿Quién empieza?
-5- dijo Ginny.
-No – dijo Dobby.
-1 – dijo Mione.
-No.
-8 – dijo Ron
-No
-4 – dijo Cho
-No
-2 – Ginny
-No
-3
-No
-6
-No
-7 – dijo Cho
-Sí. – dijo Dobby
-No, no, no y no. – dijo Ginny.
-Tú aceptaste. – dijo Cho.
-Será un estorbo. – decía Ginny.
-Es lo que salió y vámonos porque el tiempo corre. – dijo Cho.
-Nos vemos dentro de un rato, te amo. – dijo Harry a Ginny.
-NO creo que haya sido una buena idea venir juntos.
-¿Te da miedo estar conmigo?
-¿Miedo yo? ¿Por qué tendría que tener miedo yo?
-Nunca llegamos a terminar nuestra relación Harry.
-¿Ah? En ese momento se detuvieron. Cuando Harry mira a Cho, ésta se encontraba muy cerca de él. - ¿Hum? Cho, es mejor que no hablemos de ese tema. Todo...
-pero en ese momento Cho lo besa en la boca. Sin pensarlo, Harry respondió al beso. Inmediatamente se separó de ella. El nombre "Ginny" le retumbaba en la mente. ¿Había besado a Cho? ¡Si, labia besado! ¿Cómo le había hecho eso a Ginny?
-No debiste haber hecho eso Cho.
-Tú lo respondiste.
-No reaccioné. También fue un error, en todo caso.
-¿Sientes algo por mí todavía?
-Cho no hay tiempo de discutir eso ahora que hay... -¡Ahhh!
-¡Corre! – una bestia se acercaba por la entrada de Hogwarts. Harry y Cho habían salido por la trampilla del Sauce Boxeador (además de dar a la Casa de los Gritos, otra de las puertas daba a entradas del Castillo). El cielo estaba oscuro. Criaturas espantos con alas surcaban los cielos del Colegio. Parecía como si Hogwarts se hubiera hundido hacia el infierno. Los chicos llegaron al a Cabaña de Hagrid. Allí Fang los recibió muy ameno. Trató de buscar alguna pista que lo ayudara a saber que hacer en esa situación.
-Oye, Harry, ¿qué es esto? – un sobre sellado se encontraba en la canastilla de Fang. Cuando decidieron abrirla se dieron cuenta que una bestia se acercaba a la cabaña. Harry guardó la carta en el bolsillo de sus jeans y echaron a correr fuera de la cabaña.
Nota de la autora:
Mil perdones por la tardanza, estaba en exámenes finales y pues no podía tener mucho tiempo de pasarla. ¿Qué pasó por la cena de Lina y Snape? Pues los dejo para el próximo capítulo. Ya estoy en cuestiones de pasarlo.
¡¡¡Dejen reviews y muchas gracias por todo su apoyo!!! ¡¡¡Besos los quiero!!!
