Algo que no se podía posponer más
-¡Suéltame animal! ¡Me haces daño! - le gritaba Lina y trataba de zafarse de los brazos del hombre.
-¿Por qué me pegaste?
-Por que me dio la-ga-na. Y si me vuelves a molestar felizmente lo vuelo a ... - Lina no pudo terminar lo que decía. Aunque no lo podía creer, y no era un sueño, Snape la estaba besando. Haber sentido los labios del hombre que más amaba era maravilloso. – Severus... - comenzó a decir Lina.
Snape había retirado sus labios de los de Lina y la observaba. – Severus yo... – Snape colocó su dedo índice en los labios de Lina para callarla y poco a poco y sin retirarle su mirada de encima, la besó nuevamente. Esta vez Lina no se resistió. Cerró los ojos y decidió que disfrutaría el momento, por si nunca más volvería a suceder. Le echó los brazos al cuelo y lo besó intensamente. Snape no se resistió. La acariciaba su pelo, su cuello, su espalda. Ella también hizo un ritual con sus dedos con los cuales llevaba a Snape a un mundo de fantasía, envuelto en el deseo y la pasión. La cogió dulcemente en sus brazos y la llevó a su cama. Nuevamente se miraron con dulzura.
-Te amo Severus, ya no lo puedo ocultar más.
-Y yo te amo más a ti de lo que alguna vez puedes imaginar que un hombre amara a una mujer.
-¿Por qué te tardaste tanto en decirlo?
-¿Por qué fuiste tan terca en no darte cuenta?
-¿Cuenta yo? ¡Tú fuiste que no te dabas cuenta de mis escritos!
-¿Los poemas aquellos eran para ti?
-¿Leíste los poemas?
-Pus sí, una vez.
-Pues claro que son para ti. ¿Para quién más? Tontito Bello.
-Cierto, para quién más, mi niña consentida.
-Te amo, mi chiquito.
-Te amo mi muñeca preciosa. Te amaré por toda la eternidad y más allá de ella.
Snape acarició el cabello de Lina. Lina acarició el rostrote su amado. Los besos dulces y llenos de amor recorrieron cada esquina de aquellos cuerpos que se estaban amando por primera vez. Se estaban fundiendo en un solo cuerpo. Un solo ser. Para amarse. El sudor y una energía de excitación se sentía por todo la habitación. Snape recorría cada parte del cuerpo de Lina sin perder un solo detalle. Ella se dejaba amar, mientras que los gemidos de deseo inundaba de amor el corazón de Snape. El juego revirtió. Lina adoptó el puesto de su hombre. Ahora le tocaba a ella recorrer con sus besos y su cuerpo aquel SER que tanto había deseado siempre. Ninguno de los dos podía más. El juego y danza rítmica de sus cuerpos aumentaban. Los gemidos, la delicadeza, el deseo, los gritos, el sudor, las caricias inundaban aquel cuarto testigo de tantas cohibiciones de la pareja a amarse de esa forma. De momento, un líquido fresco entró en el cuerpo de Lina, limpiando la amargura de los dos. Humedecieron sus lenguas y sus labios resecos. Su amor, su hombre, su vida estaba penetrando su cuerpo como un bálsamo prodigioso, capaz de curar la angustia y borrar el dolor. En ese momento los dos comprendieron que la felicidad consiste en alcanzar aquello que habían esperado por muchísimo tiempo.
La noche cayó totalmente. El cansancio arropó sus cuerpos desnudos. Al otro día Severus se despertó primero que ella, pero se quedó contemplándola. No podía creer que la noche pasada por fin había consumado su amor a aquella niña. SU NIÑA. Lina comenzaba a despertar.
-Buenos días mi lucerito. – dijo él.
-Los mejores de toda mi vida. – dijo ella. – Te amo.
-Y yo más te amo, más de lo que pensaba, hasta anoche.
-¿Ah sí? ¿En serió? ¿Cómo así? ¿A ver, dime porqué?
-Porque luego de haberte hecho sólo mía, estoy seguro que no puedo vivir sin ti. Antes pensaba que me moriría si no te tenía a mi lado, ahora estoy completamente seguro que serás mía.
-Solo soy tuya mi vida, siempre le he sido. – y le dio un besote nuevamente. Esto tuvo cabida a nuevas caricias y besos y juegos. Hicieron el amor nuevamente. Se desertaron un poco más tarde. Lina decidió hacer almuerzo en vez de desayunar. Snape fue directo al sillón de la sala donde se acomodó para ver las noticias.
-¿Qué será el sobre?
-Averigüémoslo – Harry comenzó a abrir el sobre. Sólo habían símbolos.
-¿Qué significan esos símbolos? ¿Hermione, cariño?
-No lo sé Ronny.
-¿Dobby?
-Nunca Dobby ha visto esos símbolos señor Harry.
-Es cómo un mapa. – dijo Ron.
-No. Más bien es como una leyenda. – dijo Hermione.
-¿Pero de qué será? – preguntó Ron.
-¿Hagrid la habrá dejado allí para que la encontráramos? – preguntó Ginny.
-Ni idea. – dijo Harry.
-Tenemos que dársela a papá. Él se la dará a Dumbledore. – dijo Ron.
-Vamos a la lechuzería. – dijo Harry.
-Filch no quiere que salgamos. – mencionó Ginny.
-Y nos tienen contados. – dijo Mione.
-Pues vamos al anochecer. – dijo Ron.
-Sí, es mejor Harry. Iremos al caer el sol. – dijo Mione.
-Oigan chicos ¿Han visto afuera? – dijo Cho asustada.
-Mucha lluvia. – mencionó Ginny hastiada.
¡No! ¡Vengan por acá! – la curiosidad mató a los chicos. Siguieron a Cho intrigados. Exactamente. Cho no se equivocaba. Había algo más a pesar de la lluvia en la espesa neblina.
-¡Por las Barbas del Merlín! – gritó Mione.
-Vie...ne del Bos...sss...que Pro...pro...hi...bi...do. – decía Ron asustado.
Ahhh!!! –gritó Ginny. Harry se acercó a la chica para tranquilizarla, mientras que los demás habían quedado paralizados frente al vitral. Todos tenían la boca abierta y una cara de espanto.
-¡Todos alejados de las ventanas! ¡AHORA! – gritó Umbridege. Inmediatamente todos los estudiantes se levantaron y siguieron al profesorado.
-¿Qué haremos Dolores? No podemos bajar mucho porque abajo está inundado.
-¡Esto no me puede estar pasando! ¿Qué le pasa a la naturaleza conmigo?
-El poder de la naturaleza es muy poderoso y cuando el humano es el precursor, se vuelve un infierno. – dijo la Profa. McGonogall acercándose a Umbridge y a la Profa. Jenny.
-¿A qué se refiere con eso? Mire Profa. McGonagall no estoy para sus comentarios inútiles.
-Usted sabe perfectamente quién es el causante de todo este desorden natural.
-¿Cómo se atreve?
-Ya Dolores. No quiero estar en contra de usted, pero ¿si no es el-que-no-debe-ser-nombrado, entonces quién o qué puede estar causando semejante desorden? – Umbridge guardó silencio con las palabras de Jenny. Aunque no lo quería aceptar, era la única explicación lógica. Lord Voldemort había regresado más fuerte que nunca.
-¿Amor vas a comer ya?
-Sí, te voy a comer a ti.
-Hum que rico. – mientras se daban un beso, Lina miraba bobamente la tele. De momento se despegó bruscamente de Snape.
-¿Pero qué...?
-¡Escucha! ¡Hay noticias de última hora! – Subieron el volumen.
-"...Estamos en una situación confusa. Desde hace pocos minutos se comenzó a ver unas luces. Y si el camarógrafo puede coger la toma, podrán observar una agrumeración de enormes nubes negras. También pueden observar como pequeños tornados se van formando alrededor de la tormenta eléctrica. Muchos estarán pensando que este desorden atmosférico es casi imposible en Londres, pero eso no es lo más extraño. ¡Lo extraordinariamente extraño es que ningún sistema metereológico ha podido rastrear semejante acontecimiento! No se sabe que coordenadas tiene, ya que simplemente, aparece como si no existiera. Le tendremos informados de cualquier anomalía que puede ocurrir en la cobertura especial: Una tormenta sin existencia. Buenas tardes les reportó Green Bernard y Laysa Nelly Torres para CNN Español."
-¡Por las Barbas de Merlín! – en ese momento sonó el celular de Lina.
-¿Quién es?
-Madley – en ese momento Snape se levantó de la silla y agarró la mano de Lina.
-Te prohíbo que lo contestes.
-Pero...
-Pero nada. Lina silenció el celular. Este dejó de sonar. - ¿Acaso quieres hablar con él?
-Amor mío. ¿No acabamos de escuchar lo que está pasando? ¡No saben donde está la tormenta, porqué está hecha con magia!
-¿Si fuera con magia, mi amor, no la verían! – el celular volvió a sonar.
-Por favor, cariño ¿y si él sabe algo?
-¡No le contestarás! ¡Dije no, y mí no, es no!
-Amor, por favor. ¡Si quieres acompáñame hasta afuera!
-Bien, te acompañaré.
-Gracias. ¿Bueno? ¿Sí? Oh, Enzo ¿cómo estás?
-Yo bien Lina, el que está mal es Tim.
-¿Qué tiene?
-Una fiebre muy alta. No se le quita. Ya llamé al doctor. Lo estamos esperando. Pero él te quiere ver a ti.
-Voy para allá enseguida. Mientras, ponle paños de agua fría encima de la frente.
-Ok. Te espero Lina, gracias.
-De nada.
-Ya hablé con ella.
-¿Qué dijo?
-Qué vendría para acá enseguida.
-Gracias por todo Enzo.
-Quítate la camisa, te pondré paños fríos en lo que llega el doctor. Recomendación de Lina.
-¿En serio?
-Sí.
-Ok. Bien.- Tim levantó las manos y se quitó la camisa.
-Auch-gritó Enzo
-¿Qué?
-Tu cadenita está ardiendo mira hasta te ha dejado una marca. Ven déjame quitártela.
-¡Noo! ¡Noo! ¡Esto es la única que me quedó de mi madre y juré no quitármela nunca, ni para bañarme!
-Pero Tim, eso te da más calentura.
-¡No me la quitaré!
-Me prepararé. Ve tú también preparándote. En esos momentos volvió a sonar el celular. Snape estaba tan celoso que decidió contestarlo él. Pero no era Madley el nombre que mostraba la pantalla, sino Malu.
-¿Haló? ¿Sí? Dime Malu.
-Necesito que vengan inmediatamente a la oficina.
-¿Para qué?
-¿Vieron las noticias?
-Sí ¿por?
-La tormenta está encima de Hogwarts y sus terrenos.
-¿Cómo?
-Sí. Bueno luego de que nos confesaras que en realidad eres Severus Snape y que el mundo de Harry Potter de verdad existe, pues Mari Cari y yo decidimos intentar algo. Fuimos a una botánica y le pedimos a la bruja que atiende una lechuza mensajera. ¡Gracias a Dios tenía disponibles! Fuimos ala oficina he hicimos un pergamino solicitando El Profeta y lanzamos la lechuza al aire. En el fondo pensábamos que era una tontería pero luego de varios días recibimos el primer ejemplar del profeta.
-¿Y?
-Hoy leímos que Hogwarts está pasando por uno de sus perores momentos. No se sabe como, por qué, qué o quién lo está provocando, pero fenómenos naturales están acabando con el Colegio.
-¿Qué?
-Tienen que venir, verlo y leerlo. ¡Esto es terrible!
-Voy para allá.
-¿Con quién hablabas?
-¡Tenemos que ir a la agencia de Malu!
-¿Para?
-¡En el camino te explico, no tenemos tiempo que perder!
-¡Pero Madley?
-Tendrá que esperar.
-¡No! ¡Tengo que saber si es él el responsable de esa tormenta!
-¡La tormenta está en Hogwarts!
-¿Qué?
-Ven en el camino te explico.
-Me llevas a donde Madley y luego vamos a la agencia.
-Al revés.
-Pero...
-Al revés o nada.
-Bien. Tú ganas.
-¿Dónde está el sobre?
-No lo sé señor.
-¿DÓNDE ESTÁ EL SOBRE?
-(Nadie dijo nada)
-Maldita sea. ¿Cómo se puede perder un sobre? ¡Es importante que tenga el sobre o no podré descifrar bien la profecía! ¡Tengo que saber a que se refiere!
-Lo buscaremos señor.
-YA ES TIEMPO QUE LO ESTUVIERAN BUSCANDO. – Los mortífagos se dividieron para encontrar el sobre que Voldemort necesitaba. – Sólo espero que ya Malfoy haya encontrado el segundo medallón.
-¡Gárgolas vivas en Hogwarts! No lo puedo creer.
(Se escuchó un ruido)
-¡Silencio! ¡Silencio! – dijo McGonagall
(Se escuchó otro ruido)
-Parece como se quisieran forzar alguna puerta.
-¡No! ¡Miren! ¡Están destruyendo el campo de Quiddich!
-Tenemos que pedir ayuda al ministerio. No podemos seguir así.
-Quédensen ahí con los estudiantes, iré a la lechuzería.
-¿Vengan chicos! Es nuestra oportunidad.
-Pero no cabemos todos.
-Iré contigo – dijo rápido Ginny.
-Ok. Bien.
Salieron con la capa invisible detrás de Umbridge.
-Dumbledore, eso es inaudito.
-Tenemos que ir inmediatamente a Hogwarts.
-¿Pero cómo vamos a luchar contra algo que no sabemos que es?
-Señores, señoras. Esperaremos a mañana. Si eso sigue igual tendremos que atacar a lo que encontremos. Eso es todo. – con estas palabras Dumbledore levantó la sesión. Todos se dirigían a sus tareas. Ya era más de las 5:00 pm. Sólo restaba esperar.
-¿Dumbledore?
-¿Sí, Arthur?
-¿Cree que los niños estén bien?
-Eso espero Arthur, eso espero.
Al anochecer....
Dumbledore estaba en la Sala del Cuartel de la Orden del Fénix, cuando una carta entró por la chimenea. Dumbledore la abrió y le desconcertó lo que leía. Los chicos le habían escrito todo lo que estaban pasando y lo que Hermione descubrió. Éste unió la información de Lupin y la de Granger y de inmediato le informó a la Orden que atacarían esa misma noche. La Orden se preparó inmediatamente. Cada cual tenía su tarea a realizar. A pesar de la preparación y la experiencia de cada miembro, tenían miedo. Tenían miedo y desconcierto a enfrentarse a lo desconocido. Los chicos le habían explicado que varias acumulaciones de nubes iban formando pequeños tornados y habían provocado lluvias torrenciales que lograron inundar los bajos de Hogwarts. Le contaron además de las Bestias y las gárgolas. A Dumbledore le parecía extraño, al igual que a los chicos, que las criaturas no atacaran. Sólo montaban guardia en espera de alguna señal. Dumbledore estaba seguro que esa señal es Voldemort y eso es exactamente lo que tenían que impedir. Éste les envió una lechuza a los chicos tranquilizándolos e informándoles que tomarían acción de inmediato.
Disculpen la tardanza. De ahora en adelante los capítulos serán más continuos. Dejen reviews.
