La boca del infierno

-Dumbledore vendrá. – dijo Harry leyendo la carta.

-Sí, ¿pero cuándo? – preguntó Hermione.

-Estoy seguro que esta misma noche saldrán. – respondió Harry.

-Mientras, nos tocará esperar. – dijo Ron.

-No esperaremos mucho. – afirmó Harry.

-¿A qué te refieres con "no esperaremos mucho." – preguntó Ginny.

-No podemos esperar a que la Orden se decida a aparecer. – dijo Harry como ensimismado en sus pensamientos.

-Pero es peligroso salir en estos momentos. – dijo Hermione.

-Ya veremos como escaparnos. Necesitamos buscar un lugar seguro y en estos momentos no hay ninguno que no sea el Bosque Prohibido. – dijo Luna acercándose al grupo. Luna era una chica diferente.

-¿Por qué dices eso? Yo no pienso pisar ese lugar. ¿Te has vuelto loca? – repuso Ginny.

-No. Ella tiene razón. – dijo Harry mientras que los chicos lo miraban como si se hubiera vuelto loco también.

-¿Razón por qué? – preguntó Ron, pero con miedo de la contestación que le podría dar su amigo.

-Mira ignorante. Se todo esto. Tiene que ver con Voldemort y éste se encuentra en el Bosque. Pues en el bosque no va a haber ataques. – dijo Luna como si Ron no tuviera cerebro.

-No le digas ignorante a Ron. No te pases. – defendió Hermione a Ron.

-Bien. Como sea. – dijo Luna sin importarle mucho el histerismo de la chica.

-¿Y cuándo nos vamos? - preguntó Cho acercándose a los chicos. Ésta había permanecido mirando por las ventanas.

-¿Vamos? – preguntó Ginny con demasiado disgusto.

-Claro. Yo me voy con ustedes. – dijo Cho mirándola de arriba abajo.

-Esperemos una noche más. – dijo Harry.

-¿Uhm? Hoy es luna llena. – dijo de repente Hermione.

-¿Y? – pregunto Cho.

-¡Oh! ¡Oh! – dijo Ginny.

-¡Oh! ¡Oh! ¿Qué? - preguntó Ron. No entendía la preocupación de las chicas hasta que Hermione dijo...

-¡Lobos!

-Ya está cayendo la noche. – dijo Ron.

Definitivamente, como dio Ron, la noche estaba cayendo. Lina se encontraba con Madley. Había pasado la tarde con Malu, Mari Cari y Snape. Las chicas se habían enterado que la tormenta provenía de los terrenos de Hogwarts, que hacía varios días estaban en una situación en la que ni el Ministerio podía interferir. Hogwarts había entrado en la boca del diablo. A pesar de esta situación y de la tensión que le provocó el no poder regresar a ayudar a sus amigos fue a cumplir la promesa que le había hecho a Enzo en ir a ver a Tim. Este se encontraba en su habitación, ya que el médico lo estaba atendiendo.

-No sé lo que le pasa. – dijo el doctor Dan Névida, saliendo de la habitación. - En los años de experiencia que tengo, y son 30 años, nunca había visto un caso así.

-Ni lo verá. – pensó Lina. – Esto es algo que ni siquiera yo lo entiendo. - Cuando Lina se dio cuenta que había pensado en voz alta y que los hombres que la rodeaban no entendían nada, dijo - ¿Lo puedo ver? Creo saber que es lo que lo tiene así.

-¿En serio? ¡Sí, claro, pasa! – dijo Enzo.

-Pero a solas Enzo, por favor.

-Bien, como gustes.

Lina pasó. Tim se encontraba rendido en su cama bañado en sudor. Cuando la vio se alegró.

-Me estoy muriendo Lina. – dijo Tim.

-No. No es cierto. Al contrario. Estás viviendo sucesos que nunca pensaste pasar.

-No sé de que hablas. Tengo una fiebre que no se me quita con nada.

-No es fiebre Tim, si fuera fiebre estarías delirando, y tú estás conciente de lo que estamos hablando.

-En esto tienes razón. Pero entonces, ¿por qué esta calentura?

-Por esto. – Lina cogió en sus manos el medallón que Tim tenía en su pecho.

-¿Qué? ¿Por qué?

-No me preguntes. Solo confía en mí. Quítatelo y se acabará tu fiebre.

-¡No! ¡ESTO ES LO ÚNICO QUE ME QUEDA DE MI MADRE!

-No te estoy diciendo que te la quites para siempre o que la botes, pero por par de días note la debes poner. – trataba de decirle a Tim, pero éste estaba bien alterado.

-¿Te has vuelto loca? ¡No lo haré! ¡Prefiero morirme! - Tim se movía mucho en la cama. Realmente estaba como loco.

-¡Maldita sea Tim, no ves que tu padre te está haciendo daño! - dijo Lina alterándose y parándose de la cama.

-¿A qué te refieres con "mi padre"? ¿Qué sabes tú de MI padre?

Lina se dio cuenta que había dicho algo que no podía decir. ¿Cómo saldría de esto? No sabía.

-Uhmmm...pues... ¡Pues no!...Pero...tú me dijiste una vez que tu madre te protegía de tu padre y...y...pensé que tal vez tu padre está haciendo algo malo y la magia del amor de tu madre hace que el medallón se caliente y de de fiebre. Que se yo...no sé...podría pasar.

-Pienso que acá la de la fiebre eres tú.

-Vamos Madley. ¡Quítatela un segundo! Si no te curas, te la pones otra vez. – dijo Lina casi suplicándole. Tenía que averiguar si ese medallón era mágico o no.

-¡Dije no! ¡Yo juré que no me la quitaría nunca!

-Pues atente a las consecuencias. Yo sólo te dije como curarte. Adiós. – Lina salió enojadísima del cuarto. – Su problema es el medallón. Si se lo quita se le quitará la fiebre. Pero eso sí, que lo guarde bien. Si se lo quita, me gustaría verlo. Me llamas. Adiós. – y salió de la casa.

En Hogwarts todo seguía igual. La Orden todavía no había llegado. Los chicos seguían aglomerados en la Torre junto a los profesores.

-No podemos seguir así. – dijo Ron.

-No podemos hacer nada ahora. En todo caso hay que esperar el día. – dijo Luna.

(Un ruido enorme y ensordecedor se escuchó – arrrrrrccccchhhhh...)

-¿Y ahora que fue eso?

-No se ve nada allá afuera. La lluvia y la niebla no deja divisar que es lo que ocurre. – dijo Cho.

-Creo que no debemos esperar a la Orden más tiempo. Debemos salir ya. – dijo Harry.

-¡No Harry! Está lloviendo y no se ve nada. – dijo Ginny.

-Además, si llega la Orden a rescatarnos no sabrán donde estamos. – dijo Hermione en voz baja para Cho no lo escuche. Cho se había dirigido nuevamente hacia las ventanas.

(Nuevamente se escuchó el ruido, pero esta vez mezclado con aullidos – arrrrrrccccchhhhh....auuuuuuuuuuuuuuuuuuu....)

-¡Son hombres lobos! - dijo Hermione.

-¡Miren, allá! - dijo una chica de Hufflepuff. En el cielo se veía una gama de colores.

-¡Es la Orden! – gritó Ginny. Los chicos se apresuraron a callarla. Gracias al bullicio que había en la torre nadie se dio cuenta de lo que dijo la chica Weasley.

-Tenemos que salir de aquí. – dijo Draco a sus amigos.

-Sí. – Esto se está complicando. – dijo Goyle.

-¿Y a dónde nos vamos? - preguntó Crabbe.

-al Bosque o lejos de estas Bestias.

-Pero..Draco...El Bosque es peligroso – dijo Pansy.

-¿Y dónde recomiendas escondernos? – preguntó Draco.

-No sé. – dijo la chica apenada.

-Nos quedará estar pendientes a Potter. Estoy seguro que está planeando algo. – Draco y sus compinches se dedicaron a observar disimuladamente a Harry a los chicos.

En el otro extremo...

-Ya la Orden llegó. Podemos irnos. – decía Harry.

-No creo que sea buena idea. – dijo Hermione.

-No me pienso quedar aquí a esperar que los hombres lobos decidan atacar. – le contestó Harry.

-Sólo espera a que la orden esté cerca. – suplicó Hermione.

-De acuerdo. Pero cuando se acerquen comenzamos a irnos. – le respondió Harry.

En lo más profundo del Bosque se debatía una lucha de poderes. La Orden luchaba arduamente contra los mortífagos. Una gama de colores inundó los cielos entre la penumbra espesa de aquel oscuro bosque. La batalla era fuerte. Esta vez la Orden tenía las de perder. Sin embargo seguían combatiendo. Los mortífagos sabían en que terreno luchaban, mientras que los otros lo hacían al azar. Para completar su mala suerte, por mandato de Voldemort, las Bestias comenzaron a atacar. La Orden tenía que luchar contra los mortífagos y contra aquellas criaturas desconocidas para ellos. Éstas se acercaban cada vez más.

-Son demasiadas cosas para estar atentos. – dijo Dedalus Diggle.

-Y la cosa se pone peor ¡miren! – dijo Moody. Hombres lobos acechaban la Orden.

-Esto parece un infierno. – dijo Dedalus Diggle.

-Sólo espero que los que van hacia Hogwarts estén mejores. – dijo Ojoloco.

En Hogwarts...

-¿Por qué se habrán ido las Bestias? – se preguntó Ginny.

-No tengo idea. Pero mejor así. – dijo Ron.

-Tal vez fue por eso. – dijo Hermione y señaló a los terrenos de Hogwarts. Siete pequeñas sombras se movían lentamente.

-¿Qué será eso? - preguntó Cho.

-Espero que no sean dementores. – dijo Luna.

-¡Luna! – gritaron Ginny, Ron y Hermione. En esos momentos Luna se alejó de ellos y fue a dar una vuelta cerca de los Profesores.

-Rápidamente lo averiguaré. – dijo Harry sacando el Mapa de Merodeadores. Lo colocó en el piso. Juro que mis intenciones no son buenas. Las personas eran: Tonks, Arthur Weasley, Molly, Sirius, Mundungus, Charlie y Billy Weasley.

-¡Nos vienen a rescatar! – gritó Ginny. Esto dio paso a que Cho se fuera a acercar a ellos. Rápidamente Harry dijo...

-Travesura realizada. - El Mapa quedó en blanco.

-¡Calla niña! - dijo Ron tapándole la boca nuevamente.

-¿Quién nos vino a rescatar? - preguntó Cho.

-¡Miren! - dijo Luna desde una de las ventanas. Inmediatamente los estudiantes se acomodaron para ver qué sucedía.

-¡Los están atacando! - dijo una chica de Ravenclaw. Esto le dio curiosidad a Cho y se fue junto a la chica.

Gárgolas asesinas atacaban a los rescatistas. Los Weasley hicieron una rueda en lo que los demás trataban de entrar al Colegio para rescatar a los estudiantes y el profesorado. En el Hall había un fangal por la inundación ocurrida días atrás. Ya casi no llovía torrencialmente. Sirius dedujo que todos se encontraban en las partes altas del Colegio. Por otro lado, un mortífago también dedujo que tratarían de salvar a las personas en Hogwarts.

-Yo iré a la Torre Norte, tú ve a la Noroeste y tú a la Noreste. – dijo Sirius dándole instrucciones a Tonks y a Mundungus.

-Bien. Nos mantendremos informados. – dijo Tonks.

-No podemos quedarnos aquí sin hacer nada. Madley tiene una fiebre que ni el doctor sabe cómo quitársela. Lo peor es que no quiere quitarse el medallón. Estoy segura que todo lo que está sucediendo tiene algo que ver con Voldemort y con ese dichoso medallón. – le decía Lina a Snape. Estos se encontraban en su casa. Estaban abrazados frente a la chimenea.

-Dumbledore nos envió una lechuza. – dijo Snape de repente.

-¿Qué dice? ¿Cuándo la envió? – preguntó desconcertada Lina. Se retiró un poco de la posición en la que estaba y miró a su amor.

-La Orden tuvo que atacar. La cosa está terrible en Hogwarts. Es casi como la boca del infierno. – dijo Snape mientras depositaba un beso en la frente de la chica.