Habían pasado dos semanas desde la fatídica tragedia, pero ella seguía teniéndolo en la mente , no podía asimilar que había muerto y menos de esa forma tan cruel . sentía un odio tal sobre la persona que lo había asesinado que si se la pusieran delante lo mataría sin pensarlo.
¡Por qué! pensaba ella entre sollozos mientras no dejaba de derramar amargas lagrimas sobre su almohada; siempre que escuchaba la puerta abrirse, el corazón aguardaba la esperanza de que el chico de cabellos rebeldes y ojos color esmeralda, apareciese tras de ella, pero era una esperanza nula, pues eso nunca volvería a pasar, y este pensamiento la destruía por dentro. Se había convertido en una asesina de cosa, ya que todo lo que caía es sus mano lo destrozaba para descargar toda su ira, toda su impotencia y todo su dolor .
ya no podía mas ese dolor estaba consumiendo todo su ser, cada vez la idea de morir le parecía mas cautivadora y atrayente, pues en su soledad solo hacía escribir en el diario encerrada en su habitación. Uno de sus poemas decía así:
Quien dijo amor, no se yo.
Puede que él, puede que yo.
Entonces, porqué murió.
Acaso amar hasta la muerte
No se suficiente.
Acaso poder encontrar una persona, que
te quiera y le quieras No es lo bastante difícil
como para ahora, que te lo arrebaten
de una manera tan ruin.
Lo acepto, si, el murió.
Murió en mi cabeza,
Pero no en mi corazón.
fin
