El día llego y con él se fueron todos los temores que trajo consigo la noche......

Tomoyo salió a dar un paseo luego de haber dejado a Sakura en su casa descansando, estaba muy mal por todo lo que le estaba sucediendo y Tomoyo sentía que era en parte su culpa, caminaba y pensaba en todo lo que sucedía en su entrono. Tal vez todo parecía no más que una ilusión, no más que un sueño, pero no era así, era la realidad, una realidad que vivía en carne propia y de la cual ahora no puede escapar, estaría atrapada a ella hasta que su vida terminara o tal vez comenzara....

Pensaba en como era su vida antes de que todo esto sucediera, antes de realizar aquel viaje que la llevaría a su nuevo destino, una vida monótona y sin sentido, de una chiquilla rica a la cual todos cumplen sus caprichos y quien tiene que cumplir los caprichos de los demás... Cuando era pequeña se sentía a gusto con su vida, pero con el transcurrir del tiempo se canso de todo aquello, quería poder vivir de ella misma y no depender de los demás, quería ganarse las cosas y no que se la dieran en bandeja de plata...

Pensaba en como sería su vida sino hubiera viajado a Londres, tal vez no estaría sintiendo aquel sentimiento que la embarga, tal vez seguiría siendo la niña rica a quien todos deben complacer, o tal vez simplemente su vida sería peor de lo que era antes, sin sentido alguno...

Pensaba en como su vida daba un giro radical por aquellos ojos que una noche vio, por aquellos labios que sintió, por aquel temor que sintió por él. Un temor diferente a los que había sentido antes, un temor a la vez alegría, raro y distinto, pero sin embargo, le gustaba sentirlo...

Con los días ya no existía ni ese temor ni esa alegría, sino aquel sentimiento el cual los humanos se atreven a llamar amor...

"Suena tan idóneo" se dijo a si misma, "digo: los humanos se atreven a llamar..., como si yo no fuera uno", se rió de si misma por esas palabras, que tal vez en ella sonaban absurdas pero que en la boca de él sonaban congruentes...

Caminaba sin sentido alguno, dejándose llevar por sus pies a donde fuera, a donde pudiera seguir pensando, donde pudiera seguir viendo su vida pasada y su vida presente, y donde pudiera seguir pensando en su vida futura...

Eriol observaba a los mortales caminar de un lado a otro, sin preocuparse en el futuro de sus vidas, solo pensando en lo que pasaban en el momento...

Una palabra vino en ese momento... "marionetas"...... eso era lo que él pensaba que eran los humanos, marionetas del destino que se dejaban llevar por algo que tal vez significaría el fin de sus vidas, como tal vez signifique el inicio de una...

Mientras veía a las personas transitar de un lado a otro, vio a una que reconoció rápidamente, fijó su vista en ella sin apartarla ni un segundo, ni siquiera pestañeo, no quería dejar de verla, para él, ella era una diosa y él un simple demonio que no merecía estar con ella...

Una vez que la perdió de vista decidió que esta noche iría a verla, para decirle todo aquello que había pensado...

Tomoyo, quien se encontraba absorta en sus pensamientos no se fijó por donde iba hasta que tropezó con un joven, de la misma estatura que Eriol, aunque a su vez muy diferente...

Sin duda el joven era muy guapo, y su porte era muy elegante, el chico perfecto, hubiese pensado su madre, su cabello era platino, y sus ojos azul cielo, su piel blanca como la porcelana... Tomoyo lo observó por un instante atontada de lo que observaba, el joven era realmente guapo sin lugar a duda, y ella pensó por unos instantes que se trataba de un vampiro, pero sacudió su cabeza ligeramente quitándose esa idea, no porque fuera imposible porque no lo era, sino porque él no podía ser uno...

Joven: perdóneme señorita, no me fije por donde iba.

T: no al contrario, perdóneme a mí, yo era quien iba distraída

C: permítame presentarme, me llamo Casster

T: soy Tomoyo, un placer joven Casster

C: al contrario, el placer es todo mío. Por mi incoherencia le invito a tomar un té

T: aunque en realidad la culpa fue mía, acepto

C: entonces vamos

Casster pasó la mano de Tomoyo sobre su brazo y comenzaron a caminar, ambos iban muy entretenidos en una conversación muy amena.

En una sonrisa que Casster esbozó a Tomoyo pareció haberle visto unos colmillos de vampiro pero sacudió su cabeza ligeramente como la primera vez que lo vio y se dijo a si misma que tal vez veía y pensaba aquello por Eriol...

La tarde pasó entre risas, Tomoyo se sentía muy a gusto con Casster y se le olvido todo aquello que pensaba horas antes.

Casster no podía dejar de ver a Tomoyo, le parecía una joven hermosa como nadie y sus ojos lo tenían hechizado, con ella la risa salía sin esfuerzo alguno, sin duda alguna le gustaba Tomoyo y demasiado, hasta el punto de pensar estar enamorado de ella...

Ya estaba anocheciendo y Casster ofreció a Tomoyo acompañarla hasta su casa; cuando llegaron a la puerta, Casster le beso la mano y le prometió que al día siguiente iría a buscarla para salir a pasear, no quería dejarla de ver, no perdería esa oportunidad...

Tomoyo entró a su casa y Casster no se fue hasta que cerró la puerta, para luego desaparecer entre la oscuridad...

Tomoyo se dirigía a su habitación cuando escuchó a Harry.

H: Tomoyo, ¿dónde estabas?

T: salí a caminar, quería pensar un poco

H: ya es muy tarde

T: si, se me hizo tarde, es que me distraje mucho y no me di cuenta del tiempo

H: ¿y de quién era la otra voz que escuche junto a ti?

T: oh Harry, ¿no estás celoso verdad?

H: no, sino que me preocupo por ti Tomoyo, estas bajo mi cuidado

T: ya lo se y bueno es de un amigo

H: ¿y cómo se llama?

T: Harry pareces mi papá o peor

H: Tomoyo ¬.¬

T: esta bien, se llama Casster

H: ¿dijiste Casster?

T: si, ¿lo conoces?

H: no

T: ¿entonces por qué los nervios?

H: por nada. Creo que fue suficiente, ahora vamos a dormir, ya es muy tarde

T: como digas –que raro-

Tomoyo y Harry se dirigieron a su habitación.

Tomoyo comenzó a quitarse el vestido para luego ponerse su bata de seda de color azul marino, y su cabello suelto. Cuando se disponía a dormir sintió como la ventana de su cuarto se abría suavemente, cuando volteó encontró unos ojos color azul oscuro y penetrantes haciendo que se parara de golpe

T: ¿Eriol?

E: si, soy yo, quería hablar contigo

T: ¿sobre qué?

E: sobre mi y sobre ti

T: no te entiendo

E: Tomoyo, yo te amo y se que tú también me amas, pero no puede haber nada entre los dos

T: ¿por qué?

E: Tomoyo, yo soy un vampiro y estoy destinado a matar a mis victimas mientras que tú eres un...

T: un mortal...un mortal que quiere compartir su vida con un inmortal, eso es lo que soy Eriol

E: Tomoyo, no se puede

T: si Eriol, si se puede, tú eres quien no quiere

E: Tomoyo....

T: Eriol, yo te amo, tú mismo lo has dicho, y por eso quiero estar a tú lado aunque eso signifique sacrificar esta vida que tengo

E: esto es lo peor que le puede pasar a alguien Tomoyo

T: no mientras este junto a ti

E: no Tomoyo!!! Esto no es tan fácil como aparenta Tomoyo

T: tal vez no lo sea, pero si estoy a tú lado se que lo será

E: te amo demasiado como para condenarte a pasar por esto, entiéndeme

T: y yo te amo demasiado como para vivir sin ti

E: Tomoyo, te amo y quiero estar a tú lado pero no como un vampiro

T: eres un vampiro Eriol, ¿cómo pretendes......; quieres decirme que vas a buscar a ese elegido?

E: si, quiero estar a tú lado como mortal

T: Eriol, tú mismo me dijiste que si ese elegido existiera lo más probable es que todos murieran no solo Rostrandd y si vas a morir prefiero ser vampira

E: lo se, pero tengo esperanza de que eso no se cumpla... ahora tengo que irme Tomoyo, voy a buscar al elegido

T: Eriol......

Cuando Eriol iba a salir por la ventana, Tomoyo lo detuvo por el brazo y lo volteó hacia él.

T: bésame por favor

E: yo...

Tomoyo lo beso con pasión y con amor, Eriol la siguió, ambos comenzaron un juego de lenguas para ver quien llevaba el control...

Estuvieron así por unos minutos y luego se separaron por la falta de aire, ambos se miraron los ojos y expresaban amor; volvieron a besarse mientras Eriol llevaba a Tomoyo a la cama, poco a poco se fueron recostando mientras seguían besándose...

Ambos cuerpos se unieron bajo la luz plateada de la luna, sus cuerpo parecían el de unos ángeles, sus almas estarían ahora juntas por siempre...

Tomoyo quedó dormida sobre el regazo de Eriol mientras él acariciaba suavemente su cabello, con delicadeza la apartó y se vistió, luego le dio un beso en la frente, escribió una nota para luego irse...

Cuando Tomoyo despertó y vio que Eriol ya no estaba a su lado sintió una punzada muy dolorosa en su corazón, para luego descubrir un pergamino en la almohada donde Eriol estuvo, lo tomo y lo leyó

"A veces uno toca un cuerpo y lo despierta,

por el pasamos la noche que se abre,

la pulsación sensible de los brazos marinos,

y como al mar lo amamos,

como a un canto desnudo,

como al solo verano,

le decimos luz como se dice ahora,

le decimos ayer y otras partes,

lo llenamos de cuerpos y de cuerpos,

de gaviotas que son nuestras gaviotas.

Lo vamos escalando punta a punta,

con orillas y techos y aldabas,

con hoteles y cauces y memoria

y paisajes y tiempo y asteroides,

lo colmamos de nosotros y de alma,

de collares de isla y de alma,

lo sentimos vivir y cotidiano,

lo sentimos hermoso pero sombra.

te amo Tomoyo, recuérdalo"