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AÑO 1: Pansy Parkinson
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La salida de Harry Potter de la escuela fue más publicitada de lo que él hubiera querido. La muerte de Voldemort había elevado exponencialmente su fama y lo único que esperaba después de la graduación era mantener un perfil bajo por un tiempo. Por ello, cuando Ron le confirmó que habían conseguido el apartamento en Londres no pudo sino sentir alivio. Tras 17 años de vivir bajo el 'yugo' de sus tíos, ahora tendría un hogar para si, un verdadero refugio.
El alumno que al contrario deseaba con todas sus fuerzas no salir de Hogwarts era Draco Malfoy. Los recientes acontecimientos lo habían colocado en una situación muy incómoda. La muerte de su padre, el arresto de por vida de su madre y la expropiación parcial de sus bienes eran una parte. A eso se sumaba la imposibilidad de tocar el resto de su fortuna hasta cumplidos los 21 años, la libertad condicional y que estuviera obligado a vivir mientras tanto bajo la supervisión de su tía Andrómeda.
La primera vez que la había visto fue en su audiencia. Esa excéntrica mujer, esposa de un Muggle, había ofrecido su casa y familia para encargarse de erradicar las malas mañas de su sobrino. Draco había asegurado entonces que tal vez Azkabán (ya sin dementores, por supuesto) no se oía tan mal, pero el juez, ese maldito Director Dumbledore, encontró la sugerencia como superior a la prisión. Y su sentencia fue precisamente que el joven quedara a cargo de ella, y que en caso se escapara, su fortuna no podría ser reclamada. Draco sintió que sus peores pesadillas estaban por realizarse.
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El primer año fue un infierno tanto para Draco como para la familia Tonks. El muchacho frenaba sus más malévolos impulsos con el pensamiento fijo de recuperar sus bienes y huir de las ridículas maneras de sus 'parientes pobres.' A pesar de ello, su agria actitud bastaba para poner nervioso al esposo de Andrómeda, Ted, y sacar de sus casillas a su prima Ninfadora (¡cómo se había reído de su nombre!) Era ella quien más le molestaba.
La joven Tonks era una Auror, una especie de policía mágica, y era precisamente la que había arrestado a Narcissa Malfoy, su madre. Peor aún, tenía esta costumbre de invitar a Hermione Granger cada quincena a tomar té. Dos miembros de la orden del Fénix: una Auror mestiza y una sangre-sucia sabelotodo, en un mismo cuarto y muy cerca de él.
"Hola, Draco," saludó con frialdad Hermione al verlo aparecer por la puerta principal. Tonks le dio una mirada de curiosidad. Hoy traía el cabello en rizos celestes que le llegaban a la cintura. Él no contestó, y desapareció por la escalera refunfuñando. Pero no subió, quería escuchar de qué hablaban... Tal vez de alguna debilidad de la Orden que en un futuro podría aprovechar.
"Parece que su orgullo ha sido roto," rió Hermione. Tonks sonrió. "Es realmente un caso. Cuando recién llegó no dejaba de insultarnos y tirarnos maleficios sencillos. No se atrevía a más, ya que está en libertad condicional. Pero ha disminuido con el tiempo. Ahora nos está dando un trato glacial. Papá está encantado." La jovencita rió, mientras Tonks adquiría la cara complacida de su padre. Draco puso los ojos en blanco. Todo esto era irrelevante.
"¿Y qué hay de Ginny, Hermione? ¿Le va bien en su último año?" "Sí, demasiado bien diría yo. Está saliendo con este chico... Ya olvidé su nombre, es el nuevo capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor. Por lo que me dice, está MUY enamorada." Tonks suspiró. "El amor está en el aire, ¿no? Harry también anda en las nubes." Esta vez Hermione rió. "Ron me dice que no para de hablar de ella. Aunque no está seguro de que ella lo corresponda." La alegre Auror se puso a pensar. "No sé, aunque podría preguntárselo disimuladamente. Me preocupa que esto afecte el desempeño de Harry en sus pruebas de Auror. Yo soy su entrenadora, y quiero que haga lo mejor que pueda."
Hermione pensó que Tonks parecía una maestra orgullosa de Harry. Y para Harry, Tonks se había vuelto como una hermana. Tras perder a Sirius, el entusiasmo de la sobrina de éste le había recordado la calidez de su padrino. Tonks era la descendencia de Sirius, y para Harry, era familia.
"Oye," dijo Tonks con picardía, "hemos estado hablando de amores y tú no has mencionado a Ronald." Esta vez, los colores de Hermione subieron en su rostro. "¿Cuánto llevan saliendo ya?" "Dos años," contestó recobrando la compostura." Draco se hartó de esta charla sin sentido y simplemente fue a su cuarto.
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Pansy Parkinson había perdido el brillo de la adolescencia, sin embargo, para Draco ella era la única que lo comprendía. Ella lo había acompañado a sus audiencias, y simpre le había juardo lealtad. Solían encontrarse en un bar cercano a la antigua mansión de Malfoy "El Tuétano," aunque Draco empezaba a cansarse de ir allá. Pansy parecía cada vez menos alegre de verlo y le fastidiaba tener que movilizarse tanto, en especial considerando que debía usar el transporte Muggle en un largo trecho.
Pansy no lo saludó esta vez. Sólo lo miró de arriba a abajo con poco interés. "Así que aquí estás de nuevo." "Sí, nena." La besó, y notó que ella movía los ojos hacia un lado. "¿Pasa algo?" "Tenemos que hablar." Draco se sentó a regañadientes a su lado. "¿Qué?" "Esto ya no va más. Ya no nos conocemos y la verdad no me gusta que no pagues los tragos, ni me traigas regalos... Como antes." Draco golpeó la mesa. "Sabes que es temporal." "Pues ya no estoy interesada." "¿Qué estás diciendo?" Pansy sacudió su cabello con desprecio. "Ahora vives con Muggles, eres pobre y te ha domado el Ministerio de Magia. Tú, que eras parte de la orgullosa Juventud Mortífaga, te has convertido en una vergüenza. No quiero que me vean contigo." Draco la miró con creciente indiferencia y rió. "Haz lo que quieras." Pansy alzó el rostro con orgullo. "Bien, saldré con Marcus Flint." Draco ignoró lo último y salió. Estaba harto que le recordaran lo débil que se había vuelto.
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Era humillante, pero no tenía más salida que hacer lo que le decían. Draco Malfoy trabajaba de asistente en el Banco Gringotts. En un principio, Ninfadora se había burlado de él, y aseguró que lo despedirían en un dos por tres. Sólo por contradecirla, fingió amabilidad ante los clientes, aunque su hipocresía era visible para la atenta mirada de su supervisor. A los gnomos les cayó en gracia su habilidad para mentir, así como la seguridad de que no los engañaría a ellos (el Ministerio le quitaría su fortuna de inmediato si lo hacía) así que lo designaron como agente financiero para las cuentas importantes. Se convirtió en una estrella. Antiguos amigos de su familia confiaban en él como un correcto sangre limpia caído en desgracia. A los gnomos les encantaba su eficiencia. Él se encargaba de dar lo suficiente a cada uno para tenerles satisfechos. Su sueldo (no se acostumbraba a esa palabra) empezaba a crecer, así como sus contactos entre las familias prominentes.
Llevaba ya cuatro meses en el trabajo, cuando dos caras conocidas aparecieron en su despacho. Sonrió con deferencia. "El menor de los chicos Weasley y Harry Potter, ¡qué sorpresa!" Ron se vio tentado a salir corriendo, pero Harry lo hizo sentarse junto a él. "Hola, Malfoy. No sabía que mi cuenta había sido trasladada a tus manos. Te especializas en las fortunas, ¿no?" Draco parpadeó sin decir palabra. Harry era más imponente ahora. Un año de entrenamiento para Auror lo había vuelto más fuerte y tenía un color más sano en el cuerpo. No había que provocarlo. Ronald Weasley, en cambio, estaba nervioso y sin afeitar. Draco pensó con desprecio que tal vez nunca había entrado a un despacho de Gringotts.
"¿En qué puedo ayudarles?" "Quiero hacer una transferencia... Un préstamo," aclaró Harry al ver la mirada insistente de Ron. "Asumo que será de la bóveda de Sr. Potter a la del Sr. Weasley (hizo énfasis en 'Señor).... ¿Usted tiene bóveda, Sr. Weasley?" le preguntó sorprendido. Ron enrojeció. "Acabamos de registrar una, Malfoy." Draco alzó las cejas atento a la mirada asesina de Harry. "Bien, entonces iré a preparar los papeles. ¿Pueden darme sus identificaciones?" "Sabes quienes somos," rugió Harry. "Pero el resto no lo sabe." Harry le pasó lo que pedía. "Si no es una indiscreción, ¿por qué le vas a regalar dinero a Weasley, Potter?" "Es un préstamo," dijo agriamente Ron, "se lo pagaré." "Ya veo..." Draco se levantó. "Llevaré estas formas con sus identificaciones al Directorio. Esperen un momento." Salió.
Ron suspiró. "¿Por qué tenía que atendernos justo él? Es irritante." Harry alzó los hombros. "Da igual, no puede hacernos nada mientras tema perder su fortuna. Además, Tonks dice que ha cambiado. No me malentiendas, sigue igual de arrogante, malicioso e hipócrita pero cumple sus deberes." Ron bufó y miró su escritorio. "Ninguna foto... Creí que andaba con Pansy." "Pansy lo botó hace varios meses, Ron. Tonks me lo dijo." Ron miró con suspicacia a Harry. "Oye, creo que estás pasando DEMASIADO tiempo con Tonks. Voy a tener que poner sobre aviso a..." El regreso de Draco cortó su frase.
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