AÑO 2: Hermione Granger
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Draco estaba sentado en la sala Muggle viendo ese extraño artilugio llamado televisión. Le intrigaban en especial los programas policiales. Los Muggles eran tan torpes y desordenados al dañarse mutuamente. Era vergonzoso pensar que ellos eran de hecho seres humanos. Oyó el timbre y luego la voz de su tía Andrómeda saludando a alguien. Momentos despuésm Hermione entraba con ella. "Espérala aquí, querida. Ninfadora está algo retrasada pero llegará en unos minutos." Hermione se sentó en la sala y miró a Draco con curiosidad.
"No sabía que veías televisión." Draco la miró con frialdad. "Hay muchas cosas que no sabes de mí, y créeme, es mejor así." Siguió atento viendo el monitor. "Es repetido." "Sí, pero es bueno," murmuró él. Hermione estaba sorprendida. "¿Sigues esta serie?" "No seas ridícula." Parpadeó y la televisión se apagó. Draco la miró como acusándola de interumpirlo y se fue. Hermione sonrió y tomó una revista.
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Le sorprendió a Draco que 15 días después Hermione volviera a llegar temprano. Se sentó en el mismo lugar. "¿Otro repetido?" Empezaba a encontrarla pesada en sus comentarios. Una sabelotodo ante todo. "¿Que haces aquí?" "Mientras espero a Tonks, quería ver que hacías. Creo que te encuentras muy solo." Draco la miró con desprecio. "No requiero de la compañía de una sangre sucia." Hermione agrandó sus ojos y suspiró. "No me importa como me llames. El que está solo eres tú. Sólo sales para trabajar y el resto del día te la pasas frente al televisor. Tu tía está preocupada." Hermione notó cierta emoción en los ojos de Draco pero volvieron a su normalidad segundos después. "Dile que estoy bien.
Hermione rió. "Malfoy, realmente tienes que aprender a relacionarte con las personas. Ya no eres el niño mimado y despreciable de Hogwarts. Tienes que madurar. Voldemort cayó, tu padre con él. Ya deja esos recuerdos y vive una mejor vida." Draco se levantó violentamente. "No necesito de tus tontos sermones." Hermione giró los ojos. "'¿Te parece tonto, Granger? ¿Tú qué has hecho desde que saliste de la escuela? Tonks habla de que no trabajas y sólo te desesperas por continuar estudios en institutos superiores. Le temes a vivir, Granger, y no tienes derecho a llamarme la atención a mi." Hermione lo miró dolida y con ojos llenos de furia. "Tú no sabes nada de mí." "Estamos igual. No te metas en mi vida. No fuimos, somos ni seremos amigos." Y se fue.
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Hermione se sentó abatida en la sala del departamento. "¿Quieres tomar algo?" Ella negó con la cabeza, mientras Ron se preparaba un café. "No tiene derecho," refunfuñó de pronto la joven. Ron sonrió y se sentó a su lado. "Sigues con eso. Ya olvídalo, Draco sólo quería molestarte." "Lo sé, pero..." Sus ojos estaban llorosos. "Tiene razón, Ron." Ron la abrazó mirándola con comprensión y la recostó en su hombro. "No digas eso." Hermione lo miró a la cara. "Ron, sólo estudio. No dejo de estudiar porque no sé hacer otra cosa. No sé qué más hacer..." Ron le sonrió divertido. "Hermione, yo tampoco sé a dónde voy. Sabes que no tengo idea de lo que estoy haciendo. Le he pedido dinero a Harry y no estoy tan seguro de que podré devolvérselo. Tengo miedo de que esta 'aventura' en la que me he metido termine mal y Harry se decepcione." Los ojos de Hermione brillaron. "Pero tomas el riesgo." "Tú también lo harás cuando descubras qué es lo que realmente te apasiona." Ella le sonrió, y lo besó.
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El regalo de cumpleaños (en este segundo año) de Draco para su tía Andrómeda fue mantener silencio en la cena. Antes no podía dejar de criticarlos, ahora comía en silencio y con respeto (aunque no quería admitirlo). Le molestaba esperar con impaciencia las historias de Ninfadora. Se negaba a sí mismo el deseo de que tía Andrómeda le preguntara por su trabajo. Y le molestaba absolutamente querer preguntarle al tío Ted su opinión sobre la política Muggle. Aunque le doliera en el orgullo, esos parientes pobres lo habían cambiado, y los necesitaba.
"Hubo un asesinato," informó sombríamente Tonks. Ted la miró sorprendido. "¿Donde?" "En el ministerio, Departamento de Misterios." Tía Andrómeda soltó su cuchara. "¿Quién?" "Hanna Abbot, una practicante." Draco la miró con sorpresa. "Era de tu clase, ¿no?"
Draco asintió. Recordaba a la niña, una prefecta como él. Siempre andaba sonriendo y le pareció poco digno matarla. Era un ser indefenso, ¡una Hufflepuff, ni mas ni menos! Se sorprendió de sentir esa repulsión al hecho. "¿Saben quién fue?" "No, pero usó la maldición imperdonable," dijo en un susurro. "¿Crees que Voldemort haya regresado?" murmuró Draco. Tonks negó con la cabeza. "Él está muerto, yo lo vi morir. Son su seguidores, aún quedan algunos en libertad." Tía Andrómeda miró a Draco con preocupación. Él sonrió algo exasperado y se levantó. "Ya terminé." Se retiró pero al momento volteó a mirar a su tía. "No te preocupes, no me iré hasta recuperar lo mío." Se alejó. Tía Andrómeda sonrió al verlo subir. "¿Vieron sus ojos? Mentía. Está encontrando la felicidad."
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Hermione se sentó desafiante al lado de Draco. "Tonks dice que has cambiado." Draco la miró con indiferencia. "¿Qué te importa?" "A la Sra. Tonks le importa y yo la aprecio mucho. ¿Es verdad?" Draco la miró con curiosidad y por primera vez le pareció bonita. "Puede ser," dijo zalamero. Hermione puso un gesto de suspicacia. "Deja de mirarme así." Hermione se movió al sillón más lejano. "¿Supiste sobre Hanna?" Draco asintió. "Tú... no sabrás quien fue, ¿no?" Draco negó con la cabeza. Hermione se mostró aliviada. Tonks apareció. "Vete, Draco." "Puede quedarse, Dora," le dijo alegre Hermione. Tonks alzó una ceja y se sentó con su amiga.
"Compórtate," le dijo entre dientes a su primo. Draco bufó y siguió mirando su TV.
"¿Cómo está Justin?" "Destrozado. Ron lo invitó al apartamento a pasar unos días. Vive solo ahora que Hanna no está y dudo que pueda cuidarse a sí mismo por ahora. Hanna era la luz de su vida." Draco rió con burla. Tonks lo miró con reproche. "Hay algunas personas que nunca comprenderán lo que se siente llorar por un amor." Draco volteó a mirar a Hermione. "¿Weasley lloraría por ti? ¿Tú llorarías por él?" "Sí," contestó ella con serenidad. Draco se preguntó si Pansy lloraría por él y le pareció ridículo. En cambio, esos ojos cafés de Granger... Ella lo miró incómoda. "Otra vez... Deja de mirarme así," murmuró Hermione. "Draco," gritó Tonks molesta. Draco se levantó y salió del cuarto.
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Un par de horas más tarde Hermione se despidió de Tonks y salió. Un par de casas más allá, Draco apareció de entre un árbol. "¿Qué haces aquí?" "Salí por la cocina." "¿Qué quieres?" le preguntó sin dejar de caminar. Él se paró en frente, evitándole el paso. "¿No quieres salir conmigo?" Hermione se rió. "¿Con una sangre sucia? Vete a casa, Draco." Él siguió caminando a su lado. "Vamos, hace ya tiempo que me persigues. Ganaste. Me impresionaste." Hermione lo miró con asco. "Sólo estaba siendo amable. Me dabas pena, has pasado de ser rico y con padres poderosos a ser un empleado público semi-huérfano." Draco cerró los labios con desprecio. "¿Cómo te atreves?" "¿Cómo te atreves tú a decirme que te persigo? Siempre te he despreciado, pero ahora creí que tal vez había una esperanza en ti. Ya veo que siempre serás el mismo egocéntrico. Además, yo amo a Ron." Hermione lo empujó a un lado y se alejó. Draco se sintió humillado y gritó, "Él no es nadie."
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"Hace tiempo que no viene Hermione," comentó Andrómeda en la cena. Tonks le dio una acusadora mirada a Draco. "Sí, ahora nos reunimos en el apartamento de Harry y Ron. Nuestras sesiones de té, ya pasaron a la historia. Todos los jóvenes que alguna vez apoyamos a la Orden, nos reunimos allí para divertirnos." Ted sonrió complacido. Draco en cambio hizo una mueca. "Lleva a Draco alguna vez." Draco le dio una mirada suspicaz a su tía. "Él nunca podrá ir con la Orden." "Tu novio no es de la Orden, Ninfadora," afirmó Ted. Ninfadora miró a su padre con impaciencia. "Pero no es hijo de un Mortífago." "Tú eres sobrina de dos parejas de Mortífagos, y dudo que alguien dude de tu lealtad. La familia no hace a la persona." Draco se levantó de la mesa. "No me interesa ir, ¿de acuerdo?" Se alejó de la mesa, dejando la comida sin terminar.
Le molestaba extrañar a Hermione con tanto ímpetu. Siempre la había visto como una sangre sucia sabelotodo. Pero sus últimas conversaciones le habían demostrado que era más que eso. Tenía miedo al futuro, igual que él. Había sentido compasión por él. Y era bella... Sí, era bella aunque nunca lo hubiera querido ver. Weasley, ese pobretón, no la merecía, y debía separarlos a cualquier precio. Incluso aunque ella no le correspondiera.
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