REI (cortesía)

Los samuráis no tienen razón alguna para ser crueles. No necesitan probar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos; no solo es respetado por su energía en la batalla, también por su manera de tratar a los otros. La verdadera fuerza interna de un samurai se vuelve aparente en tiempos difíciles.

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Amargo despertar

La escena del crimen era espeluznante, en la llamada "masacre de la boda". El lugar, era una diminuta capilla situada en un pequeño pueblo inglés. Y en ese lugar se encontraba el investigador del caso, Blaise Zabini, del departamento de Desastres y Catástrofes mágicas, y que, como de costumbre, tenía mucho trabajo. Era un joven hombre de largo cabello negro, sujeto en una cola, con una piel muy pálida y vestido de traje negro, como solía ir siempre cuando iba a una escena de crimen, para no levantar dudas y sospechas entre los muggles. Se podría decir que lucía muy atractivo, de no ser por el lugar en que se encontraba y la expresión de su rostro, tan fría y calculadora, como si lo que estaba observando sucediera todos los días.

Lentamente y con cuidado se acerco a los cadáveres, buscando la más mínima pista que le pudiera conducir al culpable de tan atroz crimen. Por lo que podía ver en la escena del crimen y a juzgar por el estado en que se encontraban los cadáveres, se podía deducir que hacía unas pocas horas que habían sucedido los asesinatos y que incluso había sucedido cuando se encontraba aquellas personas celebrando una boda. Sin duda, a alguien no le había parecido que se llevara a cabo esa boda, y había recurrido a un método extremo para impedirla, que aunque era muy sádico, sin duda había sido efectivo.

Al darle vuelta a algunos cuerpos, para reconocer la identidad de los asesinados, no pudo evitar hacer un gesto de repugnancia. Los rostros y cuerpos de aquellas personas se encontraban casi destrozados e incluso algunas caras eran irreconocibles. Solo por sus vestimentas se pudo dar cuenta de que eran muggles y que seguramente por eso no habían podido defenderse de ese feroz ataque. Le sorprendió que aunque era seguro que los habían herido a todos bastante, no hubiera casi salpicaduras de sangre como esperaba encontrar y aunque se habían ensañado cruelmente con ellos, todos tenían la inconfundible marca de ser exterminados por un Avada Kedavra. Sin duda, todo eso era obra de profesionales, posiblemente mortífagos expertos en matar a sangre fría, los que solían ejecutar misiones de asesinatos clave, de personas incómodas para la organización. Si fuera un desquiciado psicópata como ellos, hasta podría haber admirado su trabajo.

Lo que se preguntaba era el porque habían atacado a unos simples muggles, cuando podrían haber enviado a mortífagos novatos. ¿Por qué se habían molestado en utilizar a los mejores?

Para responderse se dirigió a la que sin duda era la figura más relevante del lugar, la novia, con un largo vestido blanco, la cual se encontraba en posición fetal y a la que, sus largos cabellos le ocultaban el rostro. Al verle el cuello y cuerpo, se indigno bastante de la forma en que se habían ensañado con ella, dado el estado en que se encontraba, esperando un hijo. Noto que sus brazos y piernas estaban llenos de heridas y golpes, tantos que le resulto increíble, ya que aparte se veía la huella clara de que le habían lanzado varios tipos de potentes maleficios.

Acerco delicadamente su mano a la cara de ella y la volteo para ver su rostro y al verlo quedo impactado, que lo soltó inmediatamente. Sin duda eso le aclaraba todo. Reconocía ese rostro, había conocido a esa mujer en el colegio y lo último que había sabido de ella había sido por rumores que habían corrido, a los cuales no daba crédito, afirmando que ella era una mortífaga, pero nunca lo había creído sabiendo quien era ella y sus antecedentes. Todo eso era increíble. Y ahí se encontraba ella frente a sus ojos, confirmándoselo. Ahora entendía porque habían cometido esos asesinatos en masa y con tanta saña. Sin duda se trataba de alguna venganza por parte de los mortífagos... era incluso creíble que el mismo Voldemort la hubiera llevado a cabo.

Toco suavemente el rostro de aquella bella mujer, que aún muerta seguía siéndolo, tanto o más que cuando la había conocido, cuando era estudiante. "No sé como se atrevió alguien a hacerle esto a una mujer tan fiera y hermosa como lo eras tú" dijo sin pensar, más para si mismo, que para la persona que tenía frente a él.

Al instante de sentir el roce de la mano por su piel, algo de la mente de aquella novia pareció despertar ligeramente de su letargo de coma, haciéndola escupir por reflejo, dándole una señal a Blaise de que la vida de aquella mujer aún no había llegado a su fin...


El lugar era totalmente diferente y ya había pasado algunos meses desde la masacre. Era el aséptico corredor del prestigioso hospital privado mágico "Max Charbel" de la capital británica. En el se veía caminando sensualmente y a la vez silbando descaradamente fuerte para encontrarse en un hospital, una despampanante rubia, que tenía como señal más relevante un parche en su ojo izquierdo. Ella, notando un descuido del personal, se introdujo a un pequeño armario a la derecha del final del corredor y salio de él luciendo un uniforme de enfermera muy entallado y con minifalda, que se ajustaba bastante a su cuerpo y haciendo que resaltará sus curvas, cosa que fue notada y apreciada por los enfermos y medibrujos que ahí se encontraban. Resultaba simpático el parche colocado en su ojo, con una pequeña cruz roja para hacer juego con el atuendo y prosiguió su caminar y su largo y sonoro silbido, dándole un ligero aspecto de estar chiflada. Las verdaderas enfermeras al cruzarse con ella la miraban despectivamente y cuchicheando por su espalda. "Vaya, aún me siguen viendo como antes, como una loca, aunque ha pasado mucho tiempo" pensó, aunque realmente no le importaba como antes. Así descaradamente se dirigió sin prisa hacia su destino, el último piso, en el que se albergaban a los pacientes que tenían que pasar ahí una larga estancia, especialmente los que se encontraban en estado de coma. Ahí estaba alguien a quien esperaba no tener que volver a ver nunca. Su rival, que no había sucumbido a la emboscada que le habían tendido hacia poco tiempo, y seguía todavía con vida, tenía mucha suerte, pero no le duraría por mucho tiempo más.

Así sus pasos se detuvieron enfrente de la habitación 13 y a través del cristal podía observarse la silueta de una mujer acostada. Sonrío satisfecha, según los informes ahí se encontraba. Entro sigilosamente al cuarto privado en el que se encontraba su presa, que aunque parecía inconsciente, no hizo que eso la hiciera confiarse, ya que antes ya le habían tendido trampas por el estilo. Ya adentro, se alegro de que todo fuera según al plan. De un gran bolso que llevaba colgando, saco un pequeño frasquito con un líquido incoloro pero peligroso, porque era uno de los más potentes venenos conocidos por los magos, ya que llegaba directamente al corazón pocos segundos después de ser ingerido, provocándole que se paralizará completamente, con lo que se podía hacer pasar el asesinato por muerte natural. Ahí se quedo observándole por unos segundos, viendo como ella respiraba tranquilamente, sin temer por lo que pudiera ocurrirle. Sin un poco de compasión, le acerco lentamente el líquido mortal a sus labios... solo unos centímetros y haría contacto...

En eso, sintió una gran punzada de dolor en el antebrazo, que le servía de aviso de su señor. Inesperadamente un búho negro paso volando desde la puerta hacia ella y le dejo una carta con el sello inconfundible del Lord. La abrió rápidamente y lo que leyó no le gusto nada.

Aborta la misión. Será mejor que no acabaremos con ella de esta manera, tan misericordiosa, tan cobarde. Eso nos rebajaría al nivel de simples asesinos... nosotros somos algo más que eso... No te preocupes pequeña, volverás a verla y así podrás acabar con ella de la forma que te plazca...

Ella arrugo el pergamino con fuerza y lo quemo con un movimiento de varita. Dio un fuerte pisotón al suelo, haciendo una rabieta muy infantil. Le habían negado uno de sus caprichos y eso la ponía de mal humor... pero sabía que si no obedecía al Dark Lord, seguro a ella le iría peor.

- Por esta vez te salvaste maldita, pero la próxima vez que nos encontremos no te salvará ni el mismo Lord – dijo con profundo desprecio a la mujer inconsciente y se alejo de ahí dando grandes zancadas, dándole la oportunidad a la mujer de recuperarse y cobrarse su venganza...


Era el mismo cuarto del hospital en el que se hallaba inconsciente la mujer, en un largo letargo que parecía que nunca tendría fin. Ya había pasado mucho tiempo ahí y los pagos de su atención eran pagados anónimamente, sin que nadie pudiera develar un poco cual era la identidad de aquella enigmática mujer ni el motivo que le había causado quedar así. Las investigaciones del caso se habían cerrado hacía tiempo, después de haber encontrado al investigador del caso muerto, por un Avada Kedavra y claras señas de un ajustamiento de cuentas y el expediente había desaparecido misteriosamente... parecía que aunque el investigador parecía conocer la identidad de la persona, no había podido (o no había querido) decirle como se encontraba a alguien que pudiera conocerla, por lo que todo ese tiempo no recibió ninguna otra visita más y parecía totalmente olvidada.

Había pasado ya mucho tiempo ahí y los medibrujos pronosticaban que nunca volvería en sí, y que lo más humano sería dejarla descansar en paz. Pero ellos poco sabían de la gran batalla interna que tenía la mujer para despertar... luchaba por despertar de esa horrible pesadilla de no poder moverse y ser prisionera de su propio cuerpo. Su lucha parecía no tener fin. Al fin, uno de aquellos largos días, en una noche y aletargada noche de octubre, una pequeña gotera que había en el techo, hizo que le cayera una pequeña y fría gota de agua, haciendo que todos sus nervios se activarán, como si solo hubieran esperado eso para despertar, y ella por fin pudo salir de ese trance en el que se encontraba. Abrió los ojos rápidamente e inmediatamente los volvió a cerrar, la luz le lastimaba los ojos, hacia tanto tiempo que no la veía... Los volvió a abrir reaccionando por fin. Miro hacia su mano detenidamente, quería saber cuanto tiempo llevaba ahí... Cuatro pequeñas marcas encontró... Cuatro años... ¿Tanto tiempo? Inmediatamente los horribles recuerdos de ese espantoso día resonaron en su muerte... Recordó que había estado a punto de casarse, con su novio de algún tiempo y se encontraba con sus buenas amigas, todo parecía marchar como lo había planeado... y después, después todo salió mal. Apareció él, con sus excompañeras y habían acabado con todos ante sus ojos sin que ella pudiera hacer nada para defenderlos, ya que a ella le había tocado la peor parte de todo eso... Pero si todo eso había pasado, no podía explicarse como podía encontrarse todavía con vida... ¿Como era eso posible? De pronto recordando lo que estuvo rondando en su mente durante tantos meses de inconsciencia, dirigió su mirada hacia abajo, para mirar su estómago, pero este se encontraba plano. "Mi bebé... ¿Qué paso con mi bebé?" pensó pero la respuesta llego rápidamente a su cerebro... La había perdido... toda su razón de existir, había desaparecido. Lanzo un grito desgarrador, que rompió con el silencio que reinaba en el lugar. No le importaba si la oían, ya no le importaba nada. De sus ojos empezaron a salir grandes lágrimas, que aunque ella las trataba de frenar, seguían sin querer dejar de salir. Lloraba, quizás como nunca lo había hecho en su vida, como había jurado que nunca lo haría, pero esa era la única razón por la que valía hacerlo. ¿Así había terminado todo lo que había luchado, en nada? Unas intensas oleadas de odio le acometieron. No, eso no quedaría así... Aún tenía un propósito por el cual vivir, acabar uno a uno con los responsables... solo así la muerte de su hija no sería en vano.

En eso escucho unos pasos que se acercaban... lo más seguro era que sería una enfermera... o quizás sería él, esa persona que había hecho que su tortura de no poder despertar fuera aun mayor. Ese maldito cerdo... el sería el primero. Rápidamente se recostó otra vez en la cama y simulo estar estado de inconsciente. Escucho la puerta abrirse y al oír su voz, sus suposiciones se hicieron correctas.

- Hola pequeña, te he traído a un nuevo amigo para que te conozca, y prueba las delicias que escondes – dijo un joven hombre, con barba y una túnica de medibrujo, relamiéndose asquerosamente el labio. - Pásale güey, aquí esta lo que te prometí... Te aseguro que ella le puedes hacer todo lo que quieras, y ya no tendrás que conformarte con 'manuela'

- Oye güey, pues si esta bien buena, ya lárgate para que me la pueda coger a gusto – dijo un repugnante viejo que había entrado detrás de él, imaginándose ya todo lo que le haría.

- De eso nada, primero págame lo que acordamos

- Pero es mucho, no creo que lo valga...

- Te aseguro que ella vale cada galeón que pagues... es más, para que veas, si no te satisface te regreso tu dinero.

- ¿A poco? Pues bueno, ten los 20 galeones y ya vete.

- Bueno ya sabes, nada de darle golpes y mordiscos, porque la vienen a checar y luego es a mí a quien le reclaman, y también no te pongas a gritar como si nunca hubieras cogido güey, este es un hospital... Ah, ten esto, es vaselina, es que a veces esta bien seca, pa' que la lubriques. Solo es media hora güey, ya sabes.

- Si ya vete, que ya estoy bien caliente

El viejo se acerco hacia la joven, y se le había subido encima, sin duda lo que veía le gustaba, la paciente era muy bella y al estarla contemplando no se dio cuenta de que ella había abierto ya los ojos y en un rápido movimiento se le lanzo fieramente como un gato rabioso, directamente a la yugular, hincándole los dientes profundamente, matándolo tan rápido que no tuvo tiempo de emitir ningún sonido para pedir ayuda. Escupió rápidamente la sangre que le había entrado en la boca, con gran desagrado, y se preparo para recibir al otro tipejo. Aventó al tipo que tenía encima, con un poco de dificultad, hacia el suelo. Trató de ponerse en pie, pero sus piernas no le respondían y se cayó estrepitosamente al suelo, sobre el otro tipo. Se arrastro penosamente hacia la puerta, con gran esfuerzo de su parte y se asomo por la puerta. Al parecer no había nadie cerca, así que podría escapar... pero antes, acabaría lo que había empezado.

Poco rato después, se acercaba alegremente un despreciable tipo, para cerciorarse si su amigo ya había terminado, para seguirle el. Pensó que si había acabado, ya que no escuchaba ningún ruido y entro cínicamente al cuarto, para inmediatamente caer al suelo, adolorido, por el hechizo 'Desmaius' que le habían lanzado desde abajo, que aunque no le había dado de lleno, lo había dejado bastante atontado. Entonces sintió que alguien lo jalaba del cuello hacia la puerta, con fuerza, y le sorprendió quien era: era la paciente del cuarto y se encontraba cubierta de sangre. Miro hacia la cama y vio a su amigo, tendido en el suelo, aparentemente muerto. Eso lo lleno de horror y se angustió ante lo que lo esperaba. Ella había tomado su varita y tenía la de su amigo. Estaba indefenso. Ella lo coloco en la entrada del cuarto y empezó a golpearle la cabeza salvajemente.

- No, agh, suéltame, ay, ¿qué quieres?, agh, no, para, para – suplicaba patéticamente.

- ¿Dónde esta Tom? ¿Dónde esta Tom? Responde imbécil – pregunto con furia la joven.

- No sé de quien me hablas

- No mientas... ¿DONDE ESTA TOM?

- No lo sé, ya te dije, agh, para, ya no me golpeees

- No, sigamos, al fin que tú solo vienes a coger, imbécil – dijo ella recordando que ya en otras ocasiones había abusado de ella.

- Noo, yo, no... agh, no – dio un gran grito de dolor y se quedo totalmente callado después.

Había quedado inconsciente... ¿o muerto? La verdad no le importaba. Rápidamente lo desnudo y se puso su túnica para hacerse pasar por un medibrujo, para salir de una vez por todas de aquel lugar. El problema es que no veía como podía hacerlo, con la inmovilidad de sus piernas, y se encontraba bastante débil, mental y físicamente debido a todo el tiempo que había pasado inconsciente. ¿Qué haría? Al instante vio una solución, tenía la varita de aquel medibrujo, intento hacer algo aunque no estaba segura de si funcionaría dadas sus condiciones... Tomo la varita y rápidamente trato de reunir las pocas fuerzas que aún le quedaban y concentrándose fuertemente, trato de visualizar un lugar que estuviera alejado de ahí... Casi al instante sintió aquella conocida sensación de libertad, que le daba cuando trataba de aparecerse y sintió irse... al instante percibió que estaba en otro sitio, y abrió lentamente los ojos, para ver donde se encontraba, pero se llevo una gran decepción. Se encontraba en la cama vacía de alguna habitación privada del hospital, posiblemente no muy lejos de donde se había encontrado anteriormente. Maldijo por lo bajo su mala condición, pero inmediatamente oyó pasos que se acercaban, lo cual la puso en alerta... ¿Qué haría? ¿Tendría que acabar con alguien más? Pero antes de que pudiera contestarse aquella pregunta, se oyó que abrían la puerta y por ella entraba una curandera. La miro detenidamente unos instantes y luego con una sonrisa le dijo:

- Disculpe, no creí que hubiera nadie aquí, doctora. ¿Puedo ayudarla en algo? – dijo al verla con tenía un uniforme, confundiéndola y notando que estaba en lo que parecía ser un apuro.

- No gracias, estoy bien – le contesto ella sumamente aliviada de que el disfraz hubiera funcionado. Pero en ese instante resonó en el pasillo un espantoso grito y apareció en la puerta una curandera que venía corriendo, bastante agitada y con una cara de horror, por haber visto algo muy impactante.

- Susan, por favor ven rápido. Encontré algo espantoso en la habitación 13. Al parecer han asesinado a un hombre y un medibrujo se encuentra también ahí inconsciente.

La curandera salió corriendo rápidamente para prestar ayuda en esa situación, pero la chica se quedo muy preocupada. Ya habían descubierto lo que había hecho en su cuarto... tenía que salir inmediatamente de aquel lugar o la atraparían y ella no podía quedarse más ahí... tenía que lograr su objetivo. Volvió en ese instante a tratar de concentrarse, lo cual era muy difícil debido al gran ajetreo que ocurría allá fuera, donde estaban tratando de encontrar al culpable del asesinato. Volvió a reunir las pocas fuerzas que aún tenía en su maltrecho cuerpo y poniendo todas sus esperanzas en ello, procedió a volver a intentar desaparecerse de ahí. Lo que no sabia era que en aquel edificio operaba un fuerte hechizo de antidesaparición, lo que hacía que lo que estaba intentando fuera casi imposible de realizar. Pero no para ella, quien había superado algún tiempo atrás cosas más poderosas que aquello. Así al fin pudo concentrar sus energías para dirigirse a algún otro lugar, y sintió la conocida sensación. En ese preciso instante, la curandera que había entrado anteriormente volvía a hacerlo, para preguntarle a la medibruja si sabía algo sobre lo que había ocurrido unas habitaciones más allá, pero se sorprendió al no encontrarla, dejándola muy extrañada, y sospechando... ¿acaso había sido ella la causante?

Por fin sintió la joven que ahora si se encontraba en otro lugar. Al abrir los ojos, vio que se encontraba al pie de un gran haya en un pequeño parque, el cual no reconocía. No sabía que tan lejos se encontraba. Suspiro aliviada por fin, había logrado escapar... Ahora solo faltaba que lograra ponerse al fin de pie, pero no le respondía ni un solo músculo de sus piernas. Se alegro de que ya fuera muy noche, así no tendría nadie que la molestará en lo que sería una fatigosa y dura tarea, pero que tendría que hacer. Otra vez, con todas sus fuerzas se concentro fuertemente en el pensamiento de lograr mover el dedo pequeño de su pie izquierdo. No parecía estar dando resultado, pero aún así no desistió. Por más duro que fuera su propósito, ella lo lograría se dijo y al fin vio que torpemente su dedo se empezaba a mover. Ella sonrió satisfecha y pensó en lo que iba a hacer de de ahora en adelante, después de todo el tiempo perdido... Solo una cosa le quedo clara, si había quedado viva era solo por una cosa: venganza... por vengar la muerte de su hija que no había podido nacer... una pobre víctima inocente... y también porque le hubieran arrebatado a la única cosa que le pertenecía, lo único que había anhelado toda su vida. Lágrimas de furia salieron de sus ojos. Se pregunto con quien empezaría, ya que sin duda Tom era su objetivo final y no tenía ni la más mínima idea de donde podría encontrarse... La respuesta le vino a la mente. La primera sería la que era más fácil de encontrar, aunque no por ello la cosa sería más fácil. Y es que siendo quien era, sin duda no era muy fácil ocultarse. Mataría a la reina del crimen en Japón, una de las más despiadadas asesinas del Lord, la llamada "boca de algodón"... La mortífera Cho Chang...