Tres semanas de planear este capítulo espero hayan valido la pena.

SHINGETSU (Luna Nueva)

Capítulo 17 "Besos de Fuego"

La furia, la chispa de fuego que se avivaba en sus ojos marrones era lo que la mantenía en pie. La rabia, el dolor de haber perdido para siempre a su amiga, a su compañera, hacía que los gritos que dejaba escapar al lanzar su hiraikotsu fueran desgarradores para los oídos humanos.

Sango se mantenía tan absorta en su pelea con la marioneta de Naraku que no se había percatado de la presencia del monje, el cuál aún no lograba creer que la pequeña mononoke de nombre Kirara estuviera muerta. Alzó la vista y entrecerró sus ojos azules con pesar al ver la manera tan ardua de luchar de la taijiya, pero cada uno de sus golpes eran esquivados y regresados a la mujer con una fuerza brutal, arrancando así, gritos de la garganta de esta ante el impacto.

Su cuerpo estaba destrozado, las manchas oscuras de la sangre impregnadas en sus ropas eran cada vez más notorias, la joven se tambaleaba a cada movimiento, pero no se rendiría ante nada, eso nunca...

Naraku la había dejado sola en el mundo, sin familia, amigos o compañeros... y por último, frente a sus ojos le había arrancado de sus manos, de su pecho la vida que le quedaba al ver morir a Kirara. No se lo perdonaría... acabaría con la marioneta... acabaría con Naraku aunque pereciera en el hecho.

Pagaría con sangre sus múltiples asesinatos. No había palabras para describir su dolor, su ira... pero se sentía una idiota al notar cómo las inevitables lágrimas de tristeza escurrían por su sucio y magullado rostro, al caer en la cuenta nuevamente de la impotencia del adiós...

Perdiendo el equilibrio, el boomerang resbaló de sus manos haciendo que ella también cayera sin ver cómo uno de los tentáculos de la marioneta se le acercaba amenazadoramente.

Cerró los ojos sin tener tiempo de maldecir... pero al no sentir dolor y abrirlos, se topó con un Miroku serio que la protegía de aquel esperpento. Un campo de energía requería mucho poder espiritual y lo sabía... Miroku se había arriesgado demasiado.

-Mi-miroku...- musitó la taijiya sin poder entender qué hacía el monje allí en ese momento.

-Huye- fue la única orden que dio este sin mirarla para no perder la concentración.

-Pero...

-¡Que huyas maldita sea!- gritó. La chica obedeció sin entender la situación, tomó su boomerang y comenzó a correr rumbo al bosque no sin antes dirigirle una última mirada al cadáver de su amiga.

-Adiós Kirara- logró decir mientras una pequeña lágrima se escapaba de sus cristalinos ojos.

No iría a la aldea, no podía llevar tal peligro a toda la gente que vivía allí. No miró atrás... sus propios sentimientos se lo impedían, deseaba ver... pero su mente le pedía a gritos que no lo hiciera, que corriera, que salvara su vida...

Pero su dolor físico hacía que sus pasos fuesen más lentos, el peso de su arma tampoco ayudaba. Pero se vio obligada a detenerse al oír el grito del monje...

El campo de protección se había acabado. Su mente le decía que no lo hiciera, pero su corazón mandó sobre todo. Dando media vuelta, Sango lanzó su boomerang dando un gran alarido, ya fuese por la adrenalina, el esfuerzo que requirió atacar, o el dolor de su hombro que cada vez sangraba más...

El hiraikotsu llegó justo a tiempo cortando el tentáculo que estaba a punto de herir al houshi dándole tiempo a este de levantarse y correr.

Pensó en usar su kazaana (agujero negro) pero los insectos venenosos se lo impedían. A buena hora se le había ocurrido desaparecer a Inuyasha, pensó. Llegó al lado de Sango, la miró unos escasos segundos y luego dándole un pequeño empujón por la espalda manchando su propia mano de la sangre de ella le ordenó que corriera.

La taijiya no dudó en obedecer.

Estaba exhausta, sus ojos se cerraban por el cansancio, por el dolor de sus heridas, por su tristeza, pero sentía cómo era que Miroku le pisaba los talones, no podía detenerse.

Por un momento la idea de dejarse caer y decirle al monje que huyera y se salvara mientras que ella detenía a la marioneta, pasó por su mente, sabía que eso implicaría que moriría, que su cometido no estaría echo... pero al menos alguien viviría. Pero Miroku no se lo permitiría y lo sabía, lo conocía bien...

Cerró los ojos sin dejar de correr y negó con la cabeza haciendo que las gotas de sangre y las lágrimas fueran despejadas de su rostro. La respiración del hombre casi le rozaba el cuello. Ya le llevaban ventaja a la marioneta...

Pero no se podían dar el lujo de descansar a pesar de que Sango sentía que su cuerpo ya no duraría mucho.

Iba a morir, lo sabía. Sus heridas eran ya demasiadas. Miroku sólo sangraba un poco del hombro izquierdo, pues a pesar de que el boomerang lo había ayudado mucho, el tajo por parte del tentáculo logró alcanzarlo.

Ante el pensamiento de su muerte, la chica cerró los puños con fuerza incontenida, con enojo.

¿Perdería? ¿Acaso decepcionaría a sus amigos... a su padre? Debía vengar sus muertes, debía vengar la vida de su hermano pequeño, la persona a la que más amaba en todo el mundo. La que siempre la había hecho sonreír en los momentos más duros...

"-Hermana... tengo miedo...

-Todo estará bien Kohaku, yo estoy contigo..."

El recuerdo de ese día opacó sus pensamientos... luego, en su cabeza sólo apareció la silueta de Kirara, fiel a ella todo el tiempo, había muerto al protegerla...

Perdiendo el equilibrio, Sango calló de rodillas sobre el fango y el gran boomerang fue a parar a pocos metros de ella. Miroku se detuvo de inmediato para ayudarla. Frunció el ceño dejando ver todo el dolor que sus ojos azules reflejaban, Sango no estaba bien... debía curarla pronto.

-Si ese día tan solo yo... me hubiera percatado antes, mi padre y mis compañeros no... y ahora Kirara está...-ahogó un sollozo sintiendo cómo su propia saliva revuelta con los coágulos de su sangre la atragantaban. Le ardía la garganta, el fuego de la tristeza la consumía poco a poco.- Estoy sola...- susurró.

Quería quedarse allí, llorar, sacar de su interior aunque fuese un poco de su sufrimiento y luego dejarse tentar ante las manos seductoras de la muerte, que el tiempo se detuviera para ella y no sentir más... Cerró los ojos impidiendo así que un par de lágrimas resbalaran por su rostro enlodado. La soledad la embargaba, todo era oscuridad.

-Levántate, no te des por vencida ahora- la voz del monje la sacó de sus pensamientos. Al levantar la vista y toparla con la de Miroku y ver aquella pequeña sonrisa de apoyo hicieron que se sintiera aún peor.

No podía soportar que alguien sintiera lástima por ella... no tratándose del hombre que la había utilizado para su propio placer. El houshi la tomó de los hombros para levantarla poco a poco, pero ante esto, Sango sólo frunció el ceño enojada.

-Déjame.

Su orden fue clara, expresando toda su furia en tan simple palabra. Le era asqueante... enfermizo odiar y amar a esa persona que casi siempre mostraba esa sonrisa divertida.

Pero el monje la ignoró por completo, la levantó esta vez con rudeza, provocando que un gemido saliera de los lastimados labios de ella y la tomó de la mano mientras la obligaba a correr tras él.

Ahora Miroku cargaba con ella y con el boomerang, con el peso que implicaba la rabia, el odio y el dolor de la mujer y del suyo propio al saber que parte de esos sentimientos... habían sido por su causa.

Vencidos los dos por el cansancio, se ocultaron tras el tronco de un árbol caído.

Sango quería dormir... no sabía si eso era provocado por el dolor de sus heridas tan profundas. Pero lo que más deseaba era decirle al monje que se fuera... pues ella estaba en tan malas condiciones que el olor de su sangre atraería a otras criaturas. Si alguien moriría... sería ella y nadie más.

"No quiero ver más muertes, no quiero sentir más dolor"

Quisiera o no... lo amaba, y eso le provocaba pesar, más asco. No entendía como era que su ser soportaba tantas tristezas, desilusiones... y siguiera amando a aquel hombre como la primera vez con la misma o más intensidad que la maldita noche en que se había entregado por completo a él, dejándose llevar por sus absurdos sentimientos, por el placer, por la pasión que el hombre desprendía con una sola mirada, con una simple caricia.

Cerró los ojos con tristeza, el monje reposaba a su lado en silencio mirando el suelo. Con delicadeza, Sango deslizó su mano hasta la de él tomándola con cariño y remordimiento al mismo tiempo.

Un escalofrío recorrió al houshi al sentir la piel de ella sobre la suya, miró el rostro de la mujer. Se mantenía seria, pero su mirada decía tanto...

-Perdóname...- susurró la chica entrecortadamente. Tal palabra le había llevado tanto esfuerzo que creía que se le iba la vida con la misma. Miroku sonrió levemente y negó con la cabeza en silencio.

-No, tú perdóname...

Se miraron unos escasos segundos sin decir nada, las lágrimas de ella y los ojos de él decían todo lo que deseaban, todo lo que debieron haberse dicho antes... ahora era tarde.

En ese momento, la marioneta apareció dando con el escondite de los dos.

Miroku se dispuso a levantarse para acabar de una buena vez con la criatura, pero la mano de Sango que aún se mantenía sujeta a la suya se cerró con fuerza dándole a entender que no hiciera nada.

La mujer se levantó con mucho trabajo y tomó su arma. Miró a Miroku de reojo unos instantes.

Deseó llorar, abrazarlo y disculparse miles de veces por lo que pensaba a hacer, por lo que sus actos implicarían. Pero sabía que en ese momento lo que menos debía hacer es doblegarse ante su corazón.

-Miroku... prométeme que entre todos acabarán con Naraku- le pidió. El monje parpadeó confuso ante las palabras de la chica.

-Pero qué...

-Promételo- insistió. Miroku asintió con la cabeza confuso mientras que Sango sonreía levemente con tristeza.

Lentamente, fue soltando la mano de su amado, la persona a la que más extrañaría después de lo que haría, sintiendo que su alma era arrancada forzadamente de su cuerpo mientras que algo se hacía pedazos en su pecho cortando su interior poco a poco mientras que su cuerpo pedía a gritos dejarse caer por el dolor que le iba consumiendo la piel que ya quemaba por la sangre ardiente de sus heridas.

Debía actuar ya, lo sabía...

"Adiós Miroku" Pasó por su mente antes de que saltara hacia la marioneta a la vez que gritaba...

-¡HIRAIKOTSU!

El boomerang dio con toda su magnitud en la criatura al mismo tiempo que acababa con el mismo movimiento a todos los insectos venenosos los cuales implicaban una impedimenta para el monje.

-...Has sido vengada, Kirara- murmuró la exterminadora, sin notar cómo uno de los tentáculos se dirigía a ella.

Todo acabó de repente, la sorpresa y el dolor de sentir cómo algo atravesaba sus entrañas con facilidad, hizo que su respiración fuera cortada violentamente a la vez que un gemido agudo escapaba de su garganta.

Fue incapaz de levantar el brazo para tomar el boomerang cuando este regresó, por el contrario, su cuerpo calló sobre el suelo provocando un ruido seco, al igual que el arma que quedó a su lado... partida por la mitad.

Llevó su mano derecha al vientre sintiendo algo caliente... algo que ardía... que dolía. Al levantarla y mirarla, un espeso líquido rojo la cubría.

Las ganas de llorar, su dolor, su tristeza, todo desapareció...

Se sentía desfallecer...

Una sola idea nublaba su mente: Volvería a ver a sus seres queridos.

Pero esta desapareció cuando su mirada se fijó en el rostro incrédulo que la observaba al bordo del llanto y se arrodillaba frente a ella.

-Miroku... -dijo con las pocas fuerzas que tenía. El monje abrió la boca, pero las palabras no salían, no sabía qué decir... qué hacer. Tomó la mano de la taijiya sintiendo la calidez de su sangre. La joven cerró la mano aferrándola más a la del monje.

-Sa-sango yo...

-Te amo. -lo interrumpió con una sonrisa la mujer.

-Perdóname Sango, perdóname por todo- el monje bajó la cabeza recargando su frente en el pecho de ella. Pero la taijiya ya no decía nada, no tenía las fuerzas, cerró los ojos lentamente.

Sintió que algo se posaba en su boca, algo que reconocía... los labios de Miroku. Pero había algo diferente en ese beso...

Era un beso triste, un beso que dolía... que quemaba. Sus besos eran fuego, pero ese fuego, esa chispa se apagó cuando Sango poco a poco fue perdiendo todo....

Para cuando Miroku separó sus labios de los de ella, Sango había entregado su último aliento de vida... ya no respiraba, pero una hermosa sonrisa adornaba su demacrado rostro...

-La perdí... -sollozó conteniendo las lágrimas.

Continuará...

Hola de nuevo:

Este capítulo, nuevamente va para mi hermana grande Yashi que está pasando por momentos difíciles al igual que yo, pero confío plenamente en que podrá superarlos, si alguien tiene fuerza chibi-onne, eres tú. Quiero tener a mi amiga alegre y mostrando optimismo como siempre, la Yashi que siempre nos ha apoyado a Sayo y a mi en los momentos difíciles y la Yashi con la que me quedaba conversando en el chat, muchas veces a escondidas y a altas horas de la noche. Con la que reía, compartía mis fics y mis lágrimas. Por favor, no te deprimas, sé que puedes con esto, con Sayo y yo, ya hay suficientes deprimidas, quiero tenerte bien hermanita, cuentas con mi apoyo, al igual que yo cuento con el tuyo no? Ni tú ni yo pasamos por momentos gratos, pero demuéstrale al mundo que tú si tienes la fuerza. Te ando un abrazo enorme. Escríbeme cuando puedas.

Espero este capítulo les haya gustado ya que puse todo mi corazón en él y hasta se me salieron unas cuántas lágrimas al escribir, tanto el capítulo como estas notas de autora.

Nuevamente ando medio mal, por lo que me han costado mucho los agradecimientos, pero aún así aquí están.

Aiosami: Hola okaa Rita, hoy no ando bien de animos, sabes las razones de sobra. Quisiera escribirte un mail enorme y contarte, pero no puedo, me arden los ojos de tanto llorar. Gracias por tus tres reviews, espero te guste este cap., triste, lo sé, pero ya lo dije, dejé mi corazón en el. Espero dejes review en este capítulo, un abrazo grande y muchos besos: Chibi Iyari

Yashi: Sis, sólo quiero decirte... muchas gracias por todo, ya sabes, tu apoyo con mis fics y mis problemas, tu cariño de hermana y amiga. Pero ahora yo te quiero brindar mi apoyo lo más que pueda, tal vez compartiendo lo que sentimos, también se me vallan estas ganas locas que traigo de sacar ese dije del joyero y ati la tristeza que tienes por todo. Te adoro y lo sabes, también te extraño muchísimo, te dedico el cap. porque es mi favorito. Un beso grande, te quiere: Iya-Corazón

KagInu: Gracias por tu review y por leer. Veo que estamos de acuerdo en lo de física, por suerte, pasé la prueba. Calificación mínima, pero al menos pasé. Espero no haberte decepcionado con este capítulo, espero tu review. Cuídate: Kuruma Chidori

Yami-Battousai: Hola, gracias por tu review pasado. Lamento que Sango y Miroku no hallan quedado como tú querías, pero no te preocupes, que les tengo un futuro feliz a la pareja, aunque parezca imposible. En el próximo capítulo intentaré sacar la pareja que pides, bueno, ya no sé que más decir... nos vemos y cuídate: Iyari

Yokotsuno: Hola, gracias por el review, sobre Kirara... ya verás el siguiente capítulo, ahí pasa algo que tiene que ver. Nos vemos: Kuruma Chidori

Yuna-Aoki: Me querrás matar, lo sé. Respecto a Kirara, no te preocupes, no morirá. Espero tu review: Kuruma Chidori

Me despido agradeciendo también el apoyo de Sesskago (Mandy) con mi situación. Dejen sus comentarios. Cuídense. Kuruma Chidori

Contacto: kirara1114hotmail.com