Capítulo 4 ¿Amigos?

- Hiwatari, ¿me puede decir que es eso tan interesante que observa por la ventana? – replicó el profesor al ver a Kai distraído mirando por la ventana.

- No es nada – contestó altivamente

- Entonces haga favor de atender a la clase y deje de estar en las nubes como ha hecho todo el día.

Como todos los días la chica se encontraba ahí sentada en una banca del parque en la acera de enfrente, al pie del cañón, esperando que el peliazul terminara sus clases. El dueño del fénix se había resignado ya a que todos los días tendría la compañía de la obstinada castaña, por más que tratara de huir de ella, aún cuando él saliera por la puerta trasera, por una ventana, por el drenaje o por cualquier otro sitio, la chica siempre encontraba la forma de interceptarlo, para después envolverse en otra interminable plática en las que queriendo o no Kai terminaba por participar y contarle algunos de sus más íntimos secretos a la chica.

- ¡Ya estuvo bien Hiwatari! Si no le interesa mi clase, salga por favor y espéreme en el pasillo.

Sin mucho ánimo el chico se levantó del pupitre y salió del salón, no podía reprochar nada después de todo el tipo tenía razón, a Kai no le interesaba la clase y tenía cosas mucho más interesantes que pensar. Además, ¿que era lo peor que podía pasar? Solo recibiría unos cuantos regaños y un largo sermón del porqué es importante estudiar la historia, y se desharía del maestro.

- Y bien Hiwatari, ¿me puede decir que es aquello que lo mantiene distraído de mi clase?

- Algo que no es de su incumbencia.

- Mire – replicó el profesor en un tono muy poco amable- bastante he soportado su soberbia todo este tiempo, y si no me quiere decir el porqué de ella, será mejor que vaya a la biblioteca y piense acerca de su actitud mientras ayuda al bibliotecario a ordenar los nuevos libros que llegaron la semana pasada, así tendrá bastante tiempo para reflexionar.

- ¿¡Qué!? Por supuesto que no, no soy un empleado.

- Es un castigo señor Hiwatari, no se supone que sea divertido.

- Pero...

- ¡Pero nada!- dijo interrumpiendo- y más vale que no salga de aquí hasta que todos los libros estén en perfecto orden.

- ¡Hmph!

Mientras se encontraba en la biblioteca Kai pensó que después de todo, aquello del castigo no sería tan malo, al menos se libraría por un día de la chica, aunque en cierta forma también le inquietaba lo que pensaría Natalia al ver que su acompañante no llegaba, podría pensar que algo le había pasado a Kai y podía estar preocupada por él.

Eran casi las 6 pm, ya habían pasado alrededor de 4 aburridas horas de redactar fichas y acomodar libros, pero al fin estaban terminando, era extraño, pero ayudar al anciano bibliotecario se había sentido bien. Los dos salieron de la escuela que a esa hora estaba casi ya vacía, el viejo se despidió y agradeció la ayuda y se fue en sentido contrario al que se dirigía Kai, quien notó que alguien se acercaba a él.

- Por fin sales, ¡ya era hora!

- ¿Qué haces aquí? – dijo molesto.

- ¿Qué parece? Esperándote – respondió la chica en el mismo tono – Iósiv me dijo que te habían castigado así que decidí esperarte.

- Pues te debiste haber ido, está haciendo mucho frío.

- Tu tan amable como siempre ¿verdad?, por cierto hablando del frío ¿donde está tu abrigo?

- ... creo que lo dejé en el colegio – dijo mirando sus ropas, era cierto no llevaba su abrigo puesto y ni siquiera se había dado cuenta.

- Entonces ven acá – dijo la chica abriendo su enorme abrigo de piel café, para que Kai se cobijara también con él.

- Así estoy bien.

- Bien, por mi puedes morirte de frío – abotonó de nuevo su abrigo – pero al menos toma esto – dijo mostrando un contenedor de cartón con 2 vasos con café.

- No gracias.

- ¿Ehhh? ¿Que no puedes aceptar algo bueno que venga de otra persona?, además ya te lo compré, y si no te apuras se va a enfriar.

- Hmph – exclamó mientras tomaba lo que la chica le daba.

Y así, como todos los días, se fueron caminando hacia sus respectivas casas, lo único diferente era que esta vez ya era más tarde y que ninguno de los dos hablaba, sólo iban caminando tomando sus bebidas.

- Y... ¿qué fue lo que hiciste? -dijo la chica rompiendo el silencio.

- ¿Uhmm? ¿De que?

- Para que te castigaran.

- Ah, nada.

- ¿Nada? No se suele castigar a alguien por hace nada.

- Pues ya ves que si.

- Típico de ti – dijo molesta – nunca me cuentas nada.

- Por estar distraído en la clase, bien ya te lo dije, ¿feliz?

- Sí – dijo sonriente la ojiazul, era difícil que Kai respondiera sus inquisitivas preguntas – ¿y en que pensabas?

- ... - el peliazul sólo se limitó a dirigirle una fría mirada.

- ¡Vamos dime! – dijo sonriéndole de nuevo- tu siempre te ves muy pensativo, siempre me pregunto en lo que estarás pensando.

- No creo que te interese.

- Claro que me interesa, somos amigos ¿no?

- ... - ¿Amigos? Kai nunca lo había pensado así, desde que había vuelto a Rusia solo la había visto como "su molesta vecina", aunque pensándolo bien en el pasado lo habían sido y aunque Kai no era una persona de tener amigos, Natalia y él bien podían volver a serlo.

- Hmmm ya veo, no dices nada – dijo la chica bajando la mirada – entonces supongo que no lo somos...

- No, no es eso... es que... tu... tu ¿qué harías si quieres a alguien que está lejos?

- Pues... - la chica saltó de la melancolía a la confusión, no se esperaba una pregunta así por parte del peliazul - ...pues no se, supongo que haría lo posible por estar cerca de esa persona, iría hacia donde ella está.

- ¿Y si no puedes? – dijo bajando la mirada.

- Pues creo que haría que ella viniera hacia a mi...

Kai ya no dijo nada, aunque su mirada se serenó. Por el contrario, Natalia estaba bastante confundida, ¿a quién podía referirse Kai con su pregunta?

Se volvieron a quedar callados, ahora ambos caminaban pensativos; normalmente y exceptuando el primer día que Natalia acompañó a Kai hasta la mansión Hiwatari, lo que hacían era volver de la escuela, Natalia se quedaba en su casa, y Kai seguía su camino, pero ese día, a causa de la imprevista pregunta de Kai, ambos jóvenes sólo siguieron caminando, hasta que a causa de los pequeños copos de nieve que comenzaron a caer, Natalia se percató que había seguido su camino un poco más de la cuenta.

- ¡Rayos!, creo que yo tenía que detenerme un poco más atrás.

- Y acaba de comenzar a nevar.

- Sí, más vale que me apresure a regresar a mi casa antes de que se ponga peor.

- Mejor deberías pasar, y que un chofer te lleve a tu casa.

- "¿Pasar, y qué un chofer te lleve a tu casa? ¡Esto es nuevo!" – pensó para sí Natalia, no había recibido un ofrecimiento para entrar por parte de Kai y mucho menos para que un chofer la llevara desde... bueno desde que eran niños – No, será mejor que me vaya, mi casa no está lejos ¿recuerdas?, está como a...

- Como a casi un kilómetro – repuso irónicamente el peliazul.

- ¡Bahh! No es tanto, si puedo llegar.

- Ahora quien es la que no acepta nada bueno de otra persona ¿ehh?– dijo con una tenue sonrisa.

- Esta bien, vamos.


Bueno, ahora sí ya quedó, son los 4 capítulos que llevo, ya se que el fic no está muy bueno que digamos, pero ya saben, es practicamente el primero que hago, así que se aceptan sugerencias.

Por último gracias, gracias, gracias, mil gracias! a tí por leer esta pseudo-obra literaria y si puedes deja un review :)