Shuichi´s Live Action 2.00
-Yuki yo... yo... veras yo quería... ehh...
El escritor dejo de escribir, se quitó pausadamente las gafas posándolas sobre la mesa, y
con una mueca de profunda resignación se volvió hacia el cantante.
-Di lo que quieras, pero dilo de una vez. Me estas jodiendo la inspiración.
Los labios del cantante temblaron, sus mejillas se ruborizaron y el joven se limitó a
jugar nerviosamente con los dedos antes de bajar la cabeza y añadir apagado.
-Nada, no quiero nada. Sigue escribiendo.
Ese había sido el principio de una serie de conversaciones inconexas y sumamente
irritantes para Eiri. Shindou llegaba a cualquier hora del día, se paraba frente a él
empezando a tartamudear, le desconcentraba de todo lo que estaba haciendo, para
terminar negando lo que fuera que quería, marchándose tan rápido como había venido.
El novelista, en vistas de semejante comportamiento, empezaba a mostrarse sumamente
receloso.
Tomo la taza de café que humeaba sobre la mesa del salón, para beber un par de sorbos
sin dejar de mirar de reojo el periódico que estaba leyendo.
-¡¡Tadaima Yuuukiii!!
Con un sonoro portazo, y un saludo jovial, el joven cantante apareció pegando saltitos
por el salón. Parecía contento, de mejor humor que el habitual. Eiri ignoro el echo de
que viniera vestido de clon de Kumagoro, así mismo como el que el traje presentase
preocupantes indicios de apolillamiento con un sospechoso olor a pólvora.
Aquellas costumbres que en un principio le resultaron extrañas e inquietantes, se habían
vuelto algo habitual en los últimos meses, pasando ahora por hechos cotidianos y
carentes de interés. Posiblemente ni aunque el cantante hubiera aparecido con un orinal
en la cabeza a modo de sombrero, le hubiera dedicado la mas rápida de las miradas
curiosas.
¿Qué estas haciendo? -Shindou se acercó al escritor, mientras se toqueteaba la
espalda torpemente para buscar la cremallera del disfraz- Yuuukiii me estas
escuchando??? ¡¡Yuuukiii!!
El escritor bajo el periódico irritado, con un leve tic en el ojo, mirando fríamente al
cantante que después de ver que no alcanzaba la cremallera, se había tirado por el suelo
y ahora estaba dando vueltas a sus pies, en extrañas y complejas posturas casi hasta
tachables de contorsionistas, tratando desesperadamente de quitarse el traje por si
mismo, pero sin obtener resultados palpables.
-Me alegra ver que recuerdas que esta semana te tocaba a ti hacer la limpieza del piso -
le comento de forma mordaz el novelista. Shindou se detuvo sentándose en el suelo, con
los brazos en cruz sobre el pecho y una mueca desaprobatoria dirigida al rubio, que
había cruzado sus piernas retomando su lectura ignorándole nuevamente.
-Podrías ayudarme - se quejó el cantante poniendo pucheros. Yuki volvió a bajar el
periódico para mirarle, y tras exhalar un cansado suspiro, doblo la presa dejándola en un
costado.
-Anda, siéntate - abrió sus piernas para indicar al cantante que se sentara entre ellas.
Shindou sonrió satisfecho. Tomo el lugar que le indicaban, y se estuvo muy quieto
mientras el novelista buscaba y finalmente bajaba la cremallera del traje- Ya esta, ahora
ya puedes ir a hacer el idiota tu solo por ahí y dejarme hacer algo que obviamente tu no
sabes: leer algo en silencio como cualquier persona sensata.
Ignorando el comentario, el joven de cabellos rosados se levanto, tiro el traje al suelo, y
arrancándole el periódico de las manos, volvió a sentarse entre las piernas del rubio, en
un intento por ponerse meloso.
-Yuuuki....
El aludido arqueo una ceja, mirando con desconfianza natural aquella expresión de
candidez e inocencia un tanto desteñidas ya por el uso inapropiado que el joven cantante
les daba.
Yo ...veras yo quería...
-No por favor, otra vez no...
-Quería...
Se llevo una mano a los ojos para cerrarlos de forma mortificada. Como el cantante no
confesara finalmente que era lo que quería, terminaría lanzándole de cabeza por la
ventana la próxima vez que le sacara esa conversación. Tenia que ser algo realmente
malo para que llevara tantos días detrás de él, molestándole con aquel inquietante aire
sumiso, para luego retractarse en el ultimo momento.
Shuichi bajo la cabeza ruborizado, mientras de forma nerviosa hacia circulitos con un
dedo sobre la pierna del rubio.
Quería...
Eiri empezó a sudar frió.
Sonó la puerta de la entrada, y Shindou se sobresalto de tal manera que salto del sofá,
tropezando con los pies del escritor, cayendo en plancha sobre la mesa la mesa baja de
la estancia que volcó golpeándole así mismo en la cabeza en un curioso efecto rebote,
dejándole tendido en el suelo como un guiñapo viejo con tan sólo las piernas y una
mano sana sobresaliendo por debajo del mueble.
Yuki se puso de pie y lo miro fríamente antes de ir a abrir la puerta.
-Baka...
-Me asuste...- salió débilmente a la defensiva una tenue voz por debajo de la mesa
volcada, cuando otra mano se arrastro fuera y la cabeza del cantante la acompaño en una
mueca un tanto maltrecha y llorosa- Iteee?
Si la mesa hubiera sido redonda, Shindou hubiera parecido un caracol.
Ya era de noche y Yuki se había acostado leyendo el libro que durante toda la semana
había estado ocupando un sitio privilegiado sobre la mesita. Se escucho un portazo.
Segundos después unas volutas de neblina en el marco de la puerta, parecieron preceder
a la entrada en la habitación de Shindou, demacrado y con perceptibles ojeras, que miro
al rubio imprimiendo un tono sepulcral a sus palabras.
-Lalihoooo.........Creí que me tendría que quedar allí toda la noche....
Se dejo caer al suelo de rodillas, con aspecto vencido, la mochila a un lado, y un
montón de hojas de papel desparramándose en la entrada del cuarto. Yuki lo miro
indiferente, pero consciente de que su momento de lectura había finalizado. Se quitó las
gafas, y devolvió el libro al lugar donde antes había estado descansando expectante.
-Podría molestarme el echo de que tengan que venir a buscarte a casa cada vez que
necesitan algo de ti. Para la próxima vez no abro la puerta.
Eiri apago la luz de la mesita y se volvió dejando al cantante sólo, y oscuras en la puerta
del dormitorio. Shuichi frunció el ceño con la palabra "fantástico" chorreado sarcasmo
en su mente.
Camino a tientas, golpeándose los pies descalzos con varias cosas en el suelo, y
mordiéndose los labios para no gritar de dolor, mientras daba pequeños saltitos
sujetándose las partes golpeadas. Pese a todo, nada evitó que tropezase otra vez y
terminase de morros contra el suelo. La luz volvió a encenderse acompañada de una
amenazadora mirada dorada sobre él.
-Lo siento... -gimió el cantante poniéndose de pie, quitándose calcetines y camisas de la
cabeza, a la par que trataba de esbozar una sonrisa conciliadora.
Dejándose de pantomimas y con movimientos rápidos, se deshizo de la ropa para
apresuradamente, acostarse con una camiseta holgada y la ropa interior.
La luz desapareció nuevamente. Varios segundos de silencio que transcurrieron
lentamente. Shindou tenia los ojos abiertos en la oscuridad y mirada al espacio envuelto
en negrura que estaba ocupado por el escritor. Carraspeó nervioso.
-Yuukiii...
En la opacidad, el aludido abrió los ojos irritado, empezando a cerrar los dedos de sus
manos en forma de puños tembloroso.
Yo quería pedirte una cosa. Quería... quería...
El ojo le convulsionaba de forma inquietante. El escritor encendió la luz, girándose
furioso hacia el cantante que con una leve cortina carmesí, no se atrevía a mirarle
directamente.
-¡¡¿QUÉ?!!, ¡¿Qué quieres?!, ¡LLEVAS DOS SEMANAS ASÍ!, ¡Di lo que sea, pero
dilo YAAA!!
Shuichi miró con inocencia expectante al rubio de pelo revuelto, mejillas enrojecidas
por la ira y manos crispadas en la desesperación.
-Es que...yo quería...-El tic en el ojo de Eiri se intensifico- KYAAAAA!!!! ¡No puedo
decirlo!¡Me da mucha vergüenza! -finalizó el cantante llevándose las manos al rostro
para cubrirse recatadamente el rubor de las mejillas en un gesto sumamente coqueto.
Segundos después, Shuichi salía volando del dormitorio de una patada, seguido de su
almohada. El rubio le dirigió una fría y prepotente mirada desde arriba, antes de pegar
un portazo y dejarle sólo en el salón. El cantante lloriqueó silenciosamente pegado a la
puerta del dormitorio mientras hacia circulitos con el dedo sobre la madera.
-¿Pero me quieres decir cual es el problema?
El cantante se quedo mirando con expresión vacía la hamburguesa que tenia frente a él.
Llevaba unos días, en opinión critica del guitarrista, que parecía que se la mayor parte
del tiempo se le había escapado la energía del cuerpo. Se dedicaba a permanecer en
silencio y suspirar. También había empezado a desaparecer con demasiada asiduidad al
baño, encontrándole las pocas veces que por demorarse demasiado había ido a
buscarlo, pegándose fibrosamente con los grifos del agua fría como si estuviese tratando
de desencajarlos para darse una ducha con ellos. Cosa que por otro lado explicaba de
una forma bastante plausible como era posible que cada vez que regresaba del
susodicho lavabo, volviese empapado, pero con una sonrisa ancha como si tratare de
restarle importancia a sus excentricidades.
Todo aquello se estaba volviendo inquietante. Nakano terminó apoyando la barbilla en
una mano, mientras de forma distraída comía algunas patatas de burguer viendo pasar
gente tras el cristal.
-Es que es algo muy personal, me da mucha vergüenza.
Metió un dedo en el papel que contenía la comida y levanto la tapa de pan escudriñando
la mezcla de ketchut y mostaza.
-Se te va a quedar fría, y ya sabes que después no hay quien se las coma... -Nakano se
llevo un par de patatas mas a la boca con aire ausente- ... y por lo menos si no me lo
quieres contar, anima esa cara, llevas unos días que parece que estas en otra galaxia.
¿Seguro que no has tenido problemas con Yuki?
-No exactamente.- El cantante suspiro. Dejo de jugar con la hamburguesa, y tomándola
con ambas manos le dio un gran mordisco enarcando las cejas en una expresión semi
ceñuda que le daba cierto aire pensativo- pero esfhe de ferdad qyestho me preocupa un
pofo... -el cantante trago- no puedo quitarme cierta idea de la cabeza, porque
sinceramente, es algo que bueno... jejejeee... - Hiro se sorprendió al ver las mejillas del
cantante tornarse carmesíes, así como un pequeño de destello de culpabilidad picara en
sus ojos violetas- ... que es algo que me asusta un poco, pero me apetece muchísimo...
El guitarrista empezaba a tener serias dudas de querer saber, por la expresión maliciosa
que mostraba ahora el joven de cabellos rosados, de que se trataba el asunto que se traía
entre manos.
-... Sea lo que sea, creo que deberías solucionar el asunto lo más rápido posible antes de
que Yuki-san vuelva a enfadarse ante tanta indecisión. Ya sabes que la paciencia no es
su fuerte.
-Supongo....
Y no obstante, Nakano saco un papel en el que empezó a apuntar varias cosas para
comprar, teniendo casi por seguro que en breve el cantante volvería a hacerle una visita
en una de sus pataletas o berrinches despechados. Siendo previsor, no quería recibirle
con la nevera vacía.
-¿Te sigue gustando el tempura verdad?
Shuichi regreso a casa del escritor. La vivienda estaba a oscuras a excepción de la débil
luz que iluminaba tenuemente una fracción del pasillo frente al estudio del novelista.
Shindou sonrió maliciosamente. Caminando de puntillas hasta la puerta, asomo
lentamente la cabeza inspeccionando con ojos curiosos como el escritor visiblemente
concentrado, mantenía su mirada absorta en la pantalla del portátil a la par que sus
dedos se movían a gran velocidad produciendo el clásico sonido de teclas que llenaba el
estudio.
Dudo. El cantante fue a decir algo, pero al ver la mueca determinada del escritor se lo
pensó mejor y retrocedió por el pasillo del mismo modo que había llegado. Tomo un
vaso de leche en la cocina con un pastelito de supermercado, y poco después,
rascándose la cabeza con aire cansado, se metió en el dormitorio.
Para cuando Yuki apagaba el portátil habían trascurrido cuatro horas desde que el
cantante se acostó. Siguiendo su mismo recorrido, Yuki termino en la cocina con
cerveza en mano y un cigarrillo en la boca. Suspiro cansado, frotándose la nuca cuando
deposito la lata vacía sobre la mesa.
No tardo mucho en completar la estancia del dormitorio con su presencia.
Encendió la lamparilla de noche. Shuichi dormía hecho una bola en un lado de la cama.
Eiri lo observo divertido, con una leve sonrisa en los labios que nunca reconocería
esbozar cada vez que miraba dormir al cantante de cabellos rosados. Se acostó a su
lado, tomando la novela que estaba leyendo, y con paciencia busco la ultima pagina que
había leído.
Tenia el sueño ligero, eso o puede que la claridad le arrancara del duerme vela en el que
estaba inmerso. Shuichi frunció los ojos antes de abrirlos y pestañear somnoliento.
"¿Ya es de día?" se pregunto ante la claridad de la habitación, después comprendió que
era la luz proveniente de la lamparita de noche del escritor. Miró la hora. Las seis de la
mañana. Le extrañó que el rubio estuviese despierto a esas horas.
Con prudencia, el cantante se volvió hacia el novelista, descubriendo divertido que Eiri
se había quedado dormido con la novela abierta sobre el pecho, las gafas medio caídas
sobre la cara y un pequeño hilo de babilla por la comisura de su boca. Shuichi se le
quedo mirando con una sonrisa amorosa y una expresión embobada en la cara, pensando
en lo adorable que el novelista se veía durmiendo.
-Ummnnn ...- murmuro repentinamente el rubio entre sueños retorciéndose un poco en
la cama, moviendo la cabeza hacia un lado a la par que arqueaba minimamente la
espalda.
El color se hizo presente en el rostro del cantante, siendo velozmente sustituidos todos
sus pensamientos cariñosos y tiernos, por otros de similar índole, pero bastante mas
apasionados.
No tardo en sentir resurgir la agitación interna que durante los últimos días había
pugnado por contener.
Se maldijo mentalmente por el momento en que "aquella" idea había empezado a
rondarle la cabeza.
Recto lentamente la escasa diferencia que le separaba del cuerpo del rubio, quitándole
con cuidado la novela y las gafas de encima.
-¿Yuki? -le preguntó bajito por si el novelista estaba medio despierto. Este no
respondió, se limitó a volver a arquearse, esta vez hacia el lado contrario a la par que
dejaba escapar un suave jadeo de sus labios que quedaron entreabiertos.
Shindou sintió toda la sangre arder en sus venas. Es más, se llevo una mano a la nariz,
pensando por un momento que había tenido una hemorragia nasal. Nada similar le
ocurrió, pero lo cierto es que no podía desprender la vista del rostro adormecido del
escritor, ni de su pecho perfilado por la débil luz del cuarto.
El cantante se mordisqueo las uñas indeciso, mirando desesperado hacia todos los lados
antes de volver a mirar ansioso al rubio, intensificándose el color rojizo de su cara.
-... arrgg porque me tiene que pasar esto a mi....- lloriqueo el cantante, sin poder
aguantar por mas tiempo la necesidad de poner las manos sobre el pecho del escritor,
aspirando el aroma de su piel. Sus movimientos eran nerviosos, rígidos cuando dejaron
los botones de la camisa del rubio, descubriendo su pecho e hipnotizándose con las
aureolas tostadas que eran sus pezones. Tragó con dificultad, carente de valor para
continuar, pero incapaz de detenerse comenzando a trastear torpemente con el pantalón
del pijama. Sus mejillas de un rojo violento, parecieron querer arder del calor que
irradiaban, cuando tras múltiples y patosos esfuerzos consiguió bajar un poco la prenda.
Para entonces casi tenia los ojos fuera de las cuencas y las manos reflejaban su
exaltación temblándole de modo apremiante, reticente pero deseoso por igual de tomar
lo que tenia frente a él.
- ... ¿Qué se supone que estas haciendo?
Ante estas palabras el cantante se congelo con aire culpable, rodando lentamente hacia
arriba unas pupilas contraídas, sin necesidad por ello de mover un ápice su cabeza.
Enfrentándose así a aquello que mas temía: El semblante serio del rubio esperando una
explicación, y por el ceño fruncido que mostraba, no se conformaría fácilmente con
cualquier estupidez.
-Yo... ehhh... Yuuuki... jejej, no veras, es que te estabas revolviendo mucho y pensé que
es que tenias el pijama demasiado apretado y te molestaba, y por eso te lo estaba
aflojando, para que durmieras mejor. Es porque me acorde de la noticia que salió el otro
día en el periódico, ¿la recuerdas?, esa que decía que dormir con ropa demasiado
apretada puede producir cáncer y claro, eh...trataba de evitarlo, uno debe prevenir mejor
que remediar como dice el refrán ¿verdad?... ¿?... si bueno, ya veo que no es creíble.... –
Shuichi suspiro resignado, rebullendo nervioso mientras se disponía a continuar con su
explicación pendiente- ...te, te acuerdas que te dije que quería algo verdad?... -la
expresión del novelista se contrajo poniéndose aun mas rígida. Sus ojos dorados
brillaron de forma amenazante- ...¿pero que me daba vergüenza decírtelo?... pues es que
veras yo... yo quería acostarme contigo... -el rubio lo miro sin entender, francamente
desconcertado. ¿Para eso tanto rodeo?, ¿mas de dos semanas empezando frases que
dejaba sin terminar? ¿Sacándole completamente de sus casillas cada cinco minutos?. ¡Si
habían tenido a cuenta de eso mas peleas en quince días que en tres meses!. Shuichi
sonrió de forma forzada, casi hasta con miedo-... pero es que quería ser yo el que ...
bueno, ya sabes... que cambiáramos los papeles para variar...
Shindou, con el rostro de un color rojo violento, trató de no acobardarse lanzando una
mirada suplicante pero aun así esperanzada al escritor, que no dejo de observarle con
frialdad y desconfianza.
-... Bueno, ¿qué me dices?
Aproximadamente cinco minutos después, una ambulancia atravesaba a toda velocidad
las transitadas calles de Tokio, transportando vertiginosamente a un joven de cabellos
rosados con un libro incrustado en mitad de la cabeza, y una brecha tan grande que
parecía que se estaba desangrando por ella.
Shuichi estaba ojeroso aquella mañana. Aun tenia parte de la frente y de la cabeza
vendadas. Hiro lo miraba entre divertido y expectante, pues no sabia muy bien si debía
o no de preguntar.
-Me ha pegado -lloriqueo finalmente emulando a un niño el joven cantante dejándose
resbalar en la silla del estudio mientras se tocaba la gasa de forma nerviosa e insegura.
-¿Por qué?
La pregunta no obtuvo respuesta. El cantante dejó de llorar y se limito a,
sospechosamente, ruborizarse a la par que se contemplaba sumamente interesado los
zapatos. La peculiar reacción le hacia parecer claramente culpable.
... mejor no pregunto- concluyo Nakano rascándose la cabeza mientras miraba hacia
otro lado con desgana.
-HIIIiirrooooooooOOOO!!!
Sin previa advertencia, el cantante se tiro a los pies del guitarrista, berreando de mala
manera. Fuyisaki que estaba por ahí tocando algunas piezas en el teclado, decidió
súbitamente que era una buena hora para hacer el descanso de media mañana aunque
faltaran alrededor de tres horas para ello.
TATSUHA ME MINTIOOOOOOO!!! y ahora Yuki esta enfadado
conmigo!!!!!!!!!!!!
Ante la mención del nombre. Nakano se llevo automáticamente una mano a la frente en
expresión cansada de aquel que ve venir inevitablemente los problemas. Después lanzo
una mirada de disgusto al cantante que había dado un alto a sus lloros para arañarle la
pierna por encima del pantalón y mordisquearla furioso, antes de volver a romper en
lacrimosos sonidos.
BUAAAAAAAAAAAAAHAHAAAAAAAAAAAAAAAAA seguro que Yuki
piensa que soy un pervertidooooooooooooo!!!!!!!!!!!!
El guitarrista se ruborizo, de cierta manera también abochornado al imaginarse varias
cosas de su cosecha.
-Shuichi... creo que esto seria mejor que lo habláramos a la hora de la comida.
El escritor en su domicilio, escribía incasablemente en el portátil.
Se detuvo un momento, arrugando la frente en una mueca dispar, como si estuviese
evocando algún tipo de recuerdo.
Tras suprimir un escalofrió, retomo su tarea con el teclado.
Shuichi contemplando con expresión vacía su comida. Hiroshi comiendo la suya de
forma distraída mientras miraba por la venta. Aquella escena empezaba a repetirse con
demasiada frecuencia en opinión del guitarrista.
-¿Vas a explicarme que ha pasado?
-... -el cantante le miro enfadado y aun así con un cierto temor o pudor que le hacia
reticente a hablar. Después cerro pesadamente los ojos, frunciendo la boca hacia un lado
como si estuviese molesto en general- ... es que hará unas tres semanas...
--------------------
-No me puedo creer que decidieras salir a pasear conmigo, es casi como si fuera una
cita!!!
El rubio miro de forma ambigua al cantante que se había aferrado a su brazo de forma
posesiva y extremadamente melosa. Se quitó el cigarro de la boca y expulsó
pausadamente una bocanada de humo.
-No te emociones baka, aquí nadie ha dicho nada de salir a pasear. Tan sólo voy a
comprar tabaco. Has sido tu el que se ha pegado.
-Na! Yuukiii... -profirió exaltado el joven de cabellos rosados con una expresión
brillante y emocionada ajena a las palabras cortantes del novelista- ¿Pero podíamos dar
un pequeño rodeo?, ¡Caminar un poco!. Te pasas demasiado tiempo delante del
ordenador, eso no es sano! –enarco la cejas en una mueca desaprobatoria a la par que el
rubio empezaba a poner varias expresiones de penitencia personal- Además podíamos
pasar por delante de algún sitio y comprar algo de comer, bueno, sino quieres comerlo
fuera podemos llevarlo a casa, pero estaría bien que por un día hiciéramos algo
diferente... aunque si lo llevamos a casa podríamos alquilar una película. ¡¡Ah!!
¡Acaban de sacar una muy buena que quería ver!!... ummn aunque a lo mejor a ti no te
gusta... eso es un problema.. bueno siempre podemos coger alguna cosa que nos guste a
los dos no?, algo habrá? –después de tanta verborrea personal en la que Yuki había
prácticamente desconectado al segunda frase. Shuichi hizo un sonido exaltado y tiro del
brazo del rubio para que este lo mirara- ¿Qué te parece?
-... si no haces que me arrepienta -accedió finalmente de forma cansada el novelista ante
la suplica de aquellos ojos violetas.
-Genial!!!
Shuichi se agarró aun con mas fuerza al rubio, mostrando una sonrisa tan ancha en la
cara, que posiblemente de no haber tenido orejas, le habría dado la vuelta hacia el otro
lado.
A donde quieres ir a com.... etto... no es ese tu hermano con Sakuma-san? -pregunto
de pronto Shindou mirando a una pareja que giraba la esquina de la calle en ese
momento, para quedar a un par de metros de ellos. Yuki se tenso, he iba a tirar del joven
de cabellos rosados para llevárselo por donde habían venido, cuando este ya se había
soltado de él y había empezado a hacer señas excitadas con el brazo para que le vieran y
lo oyeran... ellos y el resto de vecinos de todo el barrio.
-¡¡SAKUMA-SAN!!!
Unas gafas de sol, pequeñas y redonditas resbalaron de aquel rostro de aspecto juvenil,
dejando a la vista unos ojos azules de expresión curiosa. Ryuichi se volvió y tardó poco
tiempo en imitar el saludo del otro cantante.
-¡¡Shuichiiii!! -exclamó emocionado entre risas, con Kumagoro en brazos, y
olvidándose del joven moreno con el que estaba, salió corriendo a encontrarse con el
susodicho joven.
Los dos cantante se sonrieron emocionados, como si hiciera años que no se veían, en
cambio a espaldas de ambos, dos hermanos no se miraban con muy buena disposición.
-----------------------
-No veo que tiene que ver todo eso en esta historia -replico cansado Nakano mientras
trataba de disimular un bostezo. El cantante frunció el ceño, molesto, cruzándose de
brazos sobre la mesa.
-Ne Hiro, como eres... bueno, resumiendo, que al final vinieron con nosotros a cenar.
Yuki volvió a enfadarse con Tatsuha por yo que sé que, y se marcho dejándonos tirados
a mitad de la cena. A Sakuma vino a buscarle Seguchi-san poco después y termine
quedándome yo solo con Tatsuha....
Nakano arrugo las cejas, enarcando finalmente una en un gesto de contrariedad teñido
de curiosidad, que termino siendo una sonrisa divertida al ver el ceño furioso del
cantante.
-No te enfades, venga, sigue.
-Pues... –Shindou se rasco una mejilla de forma nerviosa, visiblemente avergonzado-
que yo trate de escurrir el bulto, pero Tatsuha no me dejó. Y me terminó llevando a
enseñarme un apartamento que se había alquilado a las afueras...
-Shuichi ... tu no te habrás... –preguntó nervioso el guitarrista.
-¡¿PERO EN QUÉ ESTAS PENSANDO GUARRO?!, ¡CLARO QUE NO! .... –el
rostro del cantante se relajo tras el súbito arranque, sentándose de nuevo frente a
Nakano- pues que me enseño el piso y me entretuvo más de la cuenta porque me saco
un álbum de fotos de cuando Yuki era pequeño...
Hiroshi no pudo evitar sonreír al ver la expresión ilusionada, casi hasta embobada que
adopto por un segundo el rostro del cantante, al recordar dichas fotos.
... Y hasta me regaló una – completó henchido de orgullo sacando de su cartera una
foto de cuatro por cuatro de un niño rubio de ojos dorados y aspecto angelical. Se veía a
la legua que aquella foto le tenia completamente absorbido, y la expresión "estar que ni
mea" era tosca pero quizá la que mas se adecuaba a la situación.
-Shuichi... todo esto me parece muy bien, pero quieres abreviar...-acotó el guitarrista un
tanto perdido en las divagaciones del cantante.
-Pues que no sé como termino sacándome el tema de que si yo... –el rostro del joven de
cabellos rosados enrojeció súbitamente, rebullendo inquieto en el asiento- ... que si yo
desde que estaba con Yuki ya había... bueno, que si yo... alguna vez le había... –puede
que el cantante hubiera comenzado a evaporarse debido a su agitación o pudor propios,
pues de alguna manera, cada vez parecía más pequeño y hundido en la silla. Nakano se
hurgó la oreja con indiferencia, limpiándose la uña a continuación.
-Si, y bien, donde reside el problema?
-¡¡Pues que me dijo tantas cosas que me calentó la cabeza!!, y desde entonces cada vez
que veo a Yuki empiezo a pensar en todas esas cosas y me pongo nervioso... además me
dijo que seguramente Yuki también querría, aunque al principio no lo quisiese
reconocer... y anoche al final me atreví a decírselo y bueno... –tras haber estado
arañando el borde de la mesa con expresión rabiosa se señaló resentido la venda de la
frente adoptando una expresión cansada- ya puedes ver lo resultados.
-Pues que quieres que te diga, sencillamente, sigue como has estado hasta ahora no?
-Pero es que... –Shuichi lanzo una mirada furtiva a la foto del niño rubio que descansaba
sobre la mesa del restaurante, junto a la cartera medio abierta. Su expresión grave no era
la de alguien que se resignaba con facilidad, algo que aprecio y comprendió el
guitarrista abochornado cuando tuvo que indicarle a su amigo un pequeño detalle
-Shuichi te sangra la nariz
El aludido se limito a bajar la cabeza avergonzado, como si se hubiese visto descubierto
es su mas inconfesable pecado. Nakano por su parte le lanzo una ultima mirada
angustiada antes de suspirar a la par que meditaba que tipo de cama supletoria tendría
que comprar cuando el cantante se mudase de forma indefinida a su apartamento en los
próximos días.
-LALIIIiiiiihoooooooooooooo ... ¿Yuki?, ¿Yuuukiiii dónde estas? ¿YUuuukkiiiiIIIII?
El cantante había entrado simulando una jovialidad de la que no era completamente
participe. Con una sonrisa ancha se había asomado al estudio, portando una caja
pequeñita de color anaranjado sobre la cabeza como culminación de un bailoteo
exagerado, posiblemente perteneciente a la coreografía del día tras su llegada del
trabajo.
Desconcertado al no verle en su lugar habitual, llegó hasta la cocina donde descubrió al
escritor ojeroso y con aspecto amargado, preparándose un caf
Ah Yuki!!!, Mira!! Traje pasteles!!!
Alzó la cajita pequeña con alegría junto con una mueca bribona mal disimulada. Sabia a
la perfección que aquellos dulces eran los que traía Thoma cuando venia de visita,
siendo como eran además, uno de los máximos deleites del novelista. No obstante el
regalo fue recibido con una expresión insensible, que le descorazono y puso nervioso.
-Déjalo por ahí. Ahora no tengo tiempo.
-¿No ibas a tomarte el café ahora? -pregunto de forma forzada, añadiendo con una
lacónica sonrisa esperanza- pensé que podíamos comerlos juntos
-... estoy escribiendo, ahora no puedo, déjalo por ahí.
Yuki se sirvió la taza de café y paso por delante del cantante como si se tratase de un
objeto de decoración. Shindou se quedó frió, con una mirada ligeramente confusa y
descorazonada.
-¿Yuki?
-...
-¿Estas enfadado?
-Tengo mucho trabajo no me molestes.
Un portazo procedente del estudio y Shindou se quedó sólo en la casa, con una mueca
estúpida y la gélida sensación de estar en el polo, con una brisilla ártica soplando de
fondo.
Tiró los pásteles contra la mesa de la cocina furioso, sentándose en una silla junto a esta
con el ceño completamente arrugado en una clara expresión molesta, que se fue
tornando en ira a cada segundo que pasaba, hundiendo cada vez mas abajo el rostro y
empezando a temblar de forma peligrosa.
-.... Tatsuhaaaaaaaaaaaa....
Se puso resueltamente en pie, tirando la silla en el precipitado y fiero movimiento. Y
tras colocarse torpemente los zapatos en la entrada, salió corriendo con tal energía a la
calle, que la gente que lo vio pasar tan sólo llego a distinguir un "algo" de color rosado,
gritando un nombre así como varias palabras de venganza, levantando a su paso una
brusca corriente de aire junto con algo de arenilla.
El menor de los Uesugi estaba tranquilamente en su nuevo piso de alquiler, disfrutando
como venia a ser habitual de uno de los Cds de su admirado Sakuma Ryuchi, mientras
trataba de comerse un bocadillo en la cocina. Justo antes de pegar el primer bocado, sus
ojos se fijaron inevitablemente en las ondas que comenzaban tímidas aunque cada vez
con mas velocidad, a formarse sobre la superficie de su refresco, que yacía
tranquilamente sobre la mesa. Alzo una ceja extrañado, mas aún cuando los temblores
que las provocaban cedieron en el momento en que alguien comenzó a aporrear la
puerta de su inmueble, como si estuviese tratando de echarla a bajo a patadas.
Suspiró dejando melancólicamente el bocadillo en el plato, para con una sonrisa jovial
abrir la puerta al que con tanta insistencia llamaba.
-Ah hola cuñadin- murmuro Tatsuha hacia un Shuichi de cabello encrespado y mirada
furiosa, que tan sólo vino a relajarse ante esa ultima palabra- Supuse que eras tu...
porque que yo supiera, no se han escapado ninguna manada de elefantes del zoo, ¿Qué
te trae por aquí?
El enfado, que astutamente había sido sustituido por sorpresa, ahora tuvo otro abrupto
cambio convirtiéndose en sonrojo forzado.
-Bueno yo veras... esto yo...
-¿Qué?- una expresión morbosa y malvada se extendió por el rostro del moreno- jeje ¿es
que ya lo hiciste con mi hermano como te dije y vienes a contármelo?
La expresión avergonzada del cantante fue nuevamente remplazada por la furia.
Shindou se le echo encima como un animal rabioso, tirandole al suelo en el feroz
arrebato, quedando de igual modo sentado sobre su pecho, mientras le zarandeaba
violentamente por el cuello de su camiseta deportiva así como agitando de mala manera
la cabeza del moreno en el aire.
-¡¡¡¡TUUUUUUUUUUUU!! ¡¡TU TIENES LA CULPA DE TODO!! ¡¡Yuki ha vuelto
a enfadarse por meterme todas esas ideas raras en la cabeza!!
-Si si raras... pero bien que tu también querías -señalo descaradamente y con carácter
critico Tatsuha al cantante, cuando este dejo de sacudirle, para observarle en lo que
trataba de que fuera una mirada fría en inquisitiva pero que termino siendo el ceño
fruncido de niño caprichoso y llorón.
-¡Mentira!, ¡Yo.... por Yuki... yo no... yooooo
El moreno que seguía tendido en el suelo apoyándose en un codo, miro con cansancio a
Shuichi que todavía sentado sobre él, había bajado la cabeza ruborizado, empezando a
jugar con los dedos de su mano de forma nerviosa y cobarde.
-Te apetecía, admítelo, sino ahora no estarías aquí.
-...
Tatsuha suspiro, hasta cierta forma tratando de confraternizar con el cantante, antes de
que una idea maliciosa pasara rápidamente por su cabeza. Aprovechando que Shuichi
todavía estaba sentado sobre el, le apretó con ambas manos el trasero a la par que
sugería con un lujurioso movimiento de cadera.
-¿Quieres que te enseñe?
Shindou pego un grito escandalizado, saltando hasta el techo casi de forma literal,
quedando acto seguido en pie, muy pegado a la pared del pasillo, mirando de forma
acusadora a su "cuñado".
-¡¡Primero me perviertes y ahora tratadas de aprovecharte de mi!! ¡¡Tastsuha eres
malo!!
Aquellas palabras dichas de una forma tan teatral y cómica, arrancaron una sonrisa
desenfadada del moreno, que poniéndose en pie también y tras sacudirse decorosamente
la ropa, dio premeditadamente la espalda al cantante, intentado recuperar su bocadillo
que le esperaba pacientemente en la cocina.
-No tonto, te lo estaba diciendo en serio. Mi hermano seguro que quiere, pero claro te ve
a tii... siendo tan... tan tu y bueno...
Shindou a su espalda, empezó a poner pucheros, cruzándose de brazos gravemente
ofendido.
-¡¡¿Y qué tengo yo de malo?!!
-Que bueno, no tienes aspecto de ... bueno dejémoslo en que no impones- concluyo
rápidamente el moreno haciendo un ademán de espacio con la mano.
-Um?, nani?
Con una sonrisa afectada, el moreno trato de explicarse mejor.
-Err... que no inspiras confianza?
Shuichi parecía a punto de romper a llorar, con aquella mirada acuosa y dolida.
-Es que tu eres tan, eres tan... –Tatsuha busco las palabras adecuadas. Podría haber
dicho múltiples calificativos y no por ello todos necesariamente buenos. Finalmente,
chasqueó los dedos y finalizo- ...adorable, eso es! adorable!, que claro, es difícil
imaginarte tomando la iniciativa en algunos aspectos.
El aludido pareció satisfecho con el calificativo, pues ágilmente su mirarada llorosa fue
sustituida por una coqueta sonrisa en un gesto recatado. Por su parte el moreno suspiro
interiormente omitiendo el echo de que adorables lo eran hasta los perritos que son
tremendamente pesados, se agarran a tus zapatillas, te babean el talón y carcomen los
bajos de la ropa.
-Y yo... yo... ¿que debería hacer?- pregunto avergonzado el cantante, eludiendo su
mirada, dado que era bastante dificultoso disimular, el gran interés que le estaba
corroyendo. El moreno sonrió divertido ante esto, y pasando un brazo por encima de sus
hombros con aire fraterno, comenzó a disertar.
-Pues bueno... quizá si me haces una buena mamad-
Shuichi tomo la mano que tenia sobre el hombro y con una mueca indiferente propino
tal pellizco que hizo que Tatsuha perdiera hasta a voz. Y rápidamente, sin dejar tiempo
a que el moreno que tenia lagrimitas en la comisura de los ojos rezongase, saco de su
bolsillo dos entradas de cine, y las mantuvo frente a su cara con pose prepotente.
¿Qué es eso?- pregunto intrigado el moreno aun frotándose la mano al ver la mueca
confiada del cantante.
-Esto...- el joven de cabellos rosados dudo, pero recordó porque estaba allí y aquel
pensamiento volvió a darle ánimos, llenando su voz de credibilidad- ...son dos entradas
para ir a ver el nuevo estreno de este domingo. Sesiones numeradas, de aforo limitado,
casi tres horas de largometraje... imposibles ya de conseguir, yo las tengo porque las
reservé hace semanas...
-Si, y a mi qué?, a mi no me interesa esa película, por el anuncio me parió bastante
infantil.
-Ya, pero es que iba a ir a verla con Sakuma-san este fin de semana porque él llevaba
meses desesperado esperando el estreno...
Una mueca de compresión silenciosa empezó a extenderse por el serio rostro del
moreno, que termino sonriendo ampliamente.
Te las cambio porque me enseñes...
-De acuerdo, por eso y la mamada.... -pidió nuevamente el menor de los Uesugi, pero al
ver que Shuichi hacia amago de romper las entradas, se retracto rápidamente añadiendo
con aire quejumbroso- aunque las entradas solo también estarán bien...
Apenas una hora después, Shuichi entraba de puntillas con un andar bastante excéntrico
en el comedor del inmueble del escritor. Silencioso y con un pañuelo atado debajo de la
nariz, buscó exaltado en todos los lugares de la casa, llegando hasta tal extremo de ir
habitación por habitación hasta asegurarse de estar realmente solo en el piso. Cuando lo
confirmo, dejo sus pantomimas sigilosas, y camino normal hasta el salón, donde se dejo
caer junto al televisor abriendo su mochila con cuidado.
-Y dice que esto me ayudara... un video... he vendido a Sakuma-san por un video...-
Shindou miro el suelo derrotado, parecía tener dos lagrimones colgando de los ojos.
Puso la cinta dentro del video con un suspiro resignado. En fin, Sakuma estaría tan
emocionado por la película que ni lo echaría en falta, en cuanto a Tatsuha no era la
primera vez que se las ingeniaba para quedar con Ryuichi a solas, así que los
remordimientos no duraron demasiado. Se sentó frente al televisor, con las piernas
cruzadas y las manos sobre los tobillos con una clara mueca de concentración, una vez
mas miro a ambos lados antes de poner en marcha la reproducción.
Sus ojos se abrieron como platos al ver claramente en la televisión a dos hombres
jóvenes haciendo cosas un tanto indecentes y bastante escandalosas para algunas
morales reprimidas.
-¡¡¿Pero qué?!....- Shuichi fue a hacer el amago de quitar el video, pero luego recordó
que estaba sólo, y que el moreno le había insistido mucho en que viera la totalidad del
video, asegurándole que con él aprendería bastante de lo que necesitaría saber.
Sus mejillas enrojecieron de forma forzada, avergonzado por las imágenes que
empezaron a deslizarse por su retina. El nunca había alquilado esa clase de videos y
Yuki tampoco es que tuviera un particular interés por ese tipo de material. Y además el
ver a dos extraños haciendo esas cosas le violentaba, no obstante de igual forma le
recorrió un escalofrió al identificar pequeñas caricias o gestos, con cosas vividas por
experiencia propia. Tras apreciar estas pequeñas similitudes, empezó a mirar el video
con aspecto mas critico, haciendo caso del consejo de Tatsuha, e intentar sacar algo de
él.
Menos de diez minutos después, Shuichi miraba el video todo acalorado: le molestaba
la camiseta, le molestaba el pantalón, en realidad le molestaba todo. No podía dejar de
pensar en todas las caricias que estaba viendo, fuesen en algún momento, regaladas en
su piel, o proporcionarlas él en la piel del novelista.
Cuanto mas se esforzaba por intentar aprender algo, mas nervioso y agitado se
encontraba, al imaginarse inevitablemente haciendo todas esa cosas con Yuki.
Llegó un momento en que sintió tal presión en los pantalones, que avergonzado tuvo
que desabrocharse un par de botones.
Shuichi suspiro pesadamente, aun un tanto incomodo.
Volvió a mirar al rededor. Ni un solo ruido en la casa, seguía solo, y el video continuaba
con su reproducción. Instintivamente comenzó a pasar la yema de los dedos por encima
del pantalón, en un movimiento distraído y poco consciente.
-Yuuuki....- y su mente simplemente voló. En algún momento había sacado la cartera y
tenia entre los dedos aquella foto de un tierno Eiri de aspecto sumamente angelical, con
esa expresión adorable que ahora tan solo conservaba mientras dormía. Shuichi resbalo
su otra mano dentro del pantalón, por debajo de la ropa interior, suprimiendo un
escalofrió cuando las yemas frías de los dedos entraron en contacto con su miembro
erguido y cálido, durante ya demasiado tiempo para que aquélla fuera una situación
cómoda o agradable. Entre cerro los ojos, escuchando los suaves jadeos de fondo de la
reproducción que estaba parcialmente silenciada, y la mano de la foto tembló como
consecuencia de las leves convulsiones físicas que las caricias ansiosas de su mano le
proporcionaba-... mmn... - escucho un ligero crujido que le pareció procedente del
vestíbulo. Se tenso deteniéndose, pero al no escuchar mas sonidos, retomo sus caricias,
tornándose su respiración, en algunos leves resuellos entrecortados.
Segundos después, un ligero gruñido y Shuichi se detuvo con las mejillas rojas,
respirando agitadamente mientras se dejaba caer de espaldas en el suelo del salón. Miro
una ultima vez la foto del pequeño Uesugi y después se saco despacio la mano de los
pantalones, mirándola con cierta aprensión, así como al liquido que la cubría.
-... si Yuki se entera de que he utilizado una foto suya de cuando era pequeño para estas
cosas... me mata.......
- Esa es un opción bastante factible
Shuchi se congelo. Justo detrás de su cabeza, unos pies revelaban lo que, en una
prolongación, era inequívocamente la presencia del rubio. Al alzar un poco la cabeza
comprobó que aun estaba con la gabardina signo irrefutable de que hacia poco que había
regresado de la calle.
Cruzándose de brazos, el rubio dirigió una gélida mirada hacia el cantante de cabellos
rosados bajo él, e incluso casi era perceptible su aura, que pese a mantenerse serena,
emitía una extrañas ondas admonitorias.
Los gemidos del video sonando de fondo, tampoco ayudaba mucho a tratar de
disimular su situación actual, dejando poco para la libre y bien intencionada
interpretación personal.
-Yuu.. Yuuki.... etto..... yo estaba.... etto... yo.... ¿Es un buen momento para recordarte
lo mucho que te quiero?
Pestañeo varias veces de forma nerviosa, en un intento de adoptar una mueca inocente,
aunque por la mirada del rubio se diría que no dio mucho resultado.
La sucesión de sonidos fue un tanto dispar. De estar en completo silencio ajustando las
cuerdas de su guitarra, a en menos de un minuto, escuchar en el barrio varios
acelerones, frenazos, portazos, gritos y lloros, mas portazos y derrapes de neumáticos,
para seguidamente, tras un relativo espacio de calma, algo o alguien arañando al otro
lado de su puerta de forma gimoteante.
Hiroshi dejo la guitarra en el suelo, pegando una ultima calada al cigarrillo que tenia en
la boca, antes de apagarlo de modo resignado en el cenicero que tenia junto a un pie.
No tardo mucho tiempo en abrir y encontrarse con una caja de cartón un tanto grande,
llena de ropas de colores llamativos o peculiares formas que, si se apreciaban levemente
de forma individual, parecían mas bien toda una colección de disfraces.
El guitarrista se acerco un poco mas a la caja, de la que en principio no apreciaba
movimiento, omitiendo el cartelito que rezaba en la parte de delante de "por favor dame
un hogar", para mirar de forma inquisitiva el interior, donde tras un tenues temblores,
surgió de forma vacilante una cabellera rosada, con unas orejitas pequeñas de gato,
profiriendo un lloriqueo suave que sonaba mas a maullido de minino abandonado.
-Hiiirroooooooooooo.......
Nakano se rasco la cabeza cansado, antes de empezar a remolcar con gran esfuerzo, toda
la caja hasta el interior de la casa.
El piso del guitarrista no tenia nada de especial. Tenia los muebles básicos y necesarios
para llevar una vida cómoda pero sin demasiados lujos, en cambio, si hubiera que
pararse a señalar algo destacable o meramente desconcertante, abría sido sin duda en
agujero tamaño puño que tenia Nakano en el colchón de su cama junto a la almohada.
Tal agujero dejo de necesitar explicación, cuando Shuichi, arrastrándose fuera de la caja
a semejanza de una babosa, se subió a la cama con familiaridad, para, tras amarrarse a la
almohada con los dientes, empezar a aporrear de forma insistente aquel maltrecho sitio,
victima de prácticamente todos sus despechos y desplantes amorosos.
Nakano lo miro resignado. Si algún día cambiaria el colchón, sería cuando hubiera
comprado la cama plegable para asegurarse que su nueva adquisición no seria
nuevamente deteriorada.
Con tranquilidad, el guitarrista tomo asiento junto a su amigo, que seguía
mordisqueando la almohada, sumido en pleno berrinche en el cual ya no golpeaba el
somier, sino que ahora se centraba mas en rodar por la cama con almohadón inclusive,
agitando su piernas de forma sumamente frenética.
-¿Qué paso ahora?
Shuichi dejo de lloriquear en el acto y se quedo mirando fijamente a su amigo con una
expresión completamente seria, que logro desconcertarle, haciéndole creer por un
momento que por fin iba a abordar el tema de una forma madura. Pensamiento que duro
poco, pues la expresión del cantante volvió a variar, esta vez por una llorosa, en la que
aspirando nerviosamente por la nariz, se tapo vergonzosamente la cara con la almohada.
- yo.... -snif, snif. Una tercera aspiración nasal que estaba empezando a poner nervioso
al guitarrista- Yuki... etto... ¿te acuerdas de esa foto que te enseñe el otro día?¿esa de
Yuki de pequeño?¿esa en la que estaba tan mono?¿y tan adorable?¿y tan-....
-Si, si -corto rápidamente Hiroshi antes de que el joven se embalara- ¿Qué pasa con
ella?
-Que Yuki la vio
-¿Y qué?
-Que Yuki la vio... - sus aspiraciones nasales cesaron. Al cantante se abrazo mas a la
almohadón enterrando por completo la cabeza en ella, dejando tan sólo algunos
revueltos cabellos rosados sobre el borde-... mientras estaba haciendo "cosas" con ella....
BUAAAAAAAAAAAAAHAAHAAAAAAAAAAA ahora Yuki si que piensa que soy
un pervertidoooooo!!!!!!
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHAAAHAAAHAAAAHAA!!!!!!!!!!!!!!!
! Me llamo proxeneta!!! Y ni siquiera se lo que es!!!! Pero fijo que es algo malo!!!!
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Nakano se sintió en ese momento abochornado, riéndose de forma nerviosa sin saber
que añadir ante ese tipo de comentario.
¡¡Creo que Yuki me esta cogiendo miedo!! ¡Me mira con pelusa y se pega a la pared!
BUAAAAAAAAAAAAAAHAAAHAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! –continuó
berreando el cantante de forma inconsolable, mojándolo todo en su berrinche, dejando
sordo a todo aquel que hubiese ingresado en el perímetro de contención acústica de diez
metros a su alrededor.
A pesar de tener un ligera idea de que era lo que estaba pasando entre el amante de su
amigo y este, era una idea tan general que puede que fuera siquiera tachable de tal. Por
ello, miro al techo nervioso, tamborileando con los dedos en su propia rodilla antes de
mirar nuevamente a Shuichi que se había quedado sentado en la cama con la piernas
cruzadas, imitando a un avestruz al haber metido la cabeza debajo de la almohada y
haberse quedado muy quieto y silencioso
-¿Piensas de verdad que los problemas así se van a solucionar?
-Por intentarlo- acoto casi inaudiblemente el cantante de forma esquiva.
Media noche y Hiro aun era incapaz de dormir con la pierna de Shuichi sobre su
cintura. La cama era definitivamente demasiado pequeña para los dos, y el otro una vez
dormido no había echo mas que dar vueltas y tratar de morderle en sueños. Nakano
miraba el suelo del apartamento medianamente pensativo, hasta que en un nuevo
movimiento del cantante, cuando farfullo algo ininteligible y le metió un codazo en
riñones que casi hace que se le salten las lagrimas, decidió finalmente desistir de la idea
de dormir. Resbaló fuera de la cama caminando por su casa con los síntomas claros de
aquél que tiene insomnio y que consiste básicamente en ir a la cocina muchas veces,
mirar en la nevera sin comer nada, tan sólo para ver como se enciende la luz, intentar
colocar aquel pilón de trastos que lleva en una esquina pendiente de ello mas de medio
año y que al final terminas dejándolo otro medio año mas antes de colocarlo, y tener la
genial idea de que es un buen momento para empezar a leer aquel libro que tanto te
gusto en tu infancia pero del que ya has olvidado prácticamente todo y cuando tratas de
releerlo ves que es habría sido mas ameno y divertido tratar de memorizar la guía
telefónica.
Nakano regreso junto a la cama donde Shuichi dormía a pierna suelta.
-... Yuki....
-...Esta obsesionado....- murmuro Hiroshi divertido, casi sintiendo una gota de sudor
deslizarse por su frente- pero la verdad es que......
Se quito el pijama, se vistió y de forma silenciosa salió de aquel apartamento, bastante
antes de siquiera los primero intentos perezosos del día por tratar de amanecer.
Aparco la moto frente a unos pisos de estudiantes a las afueras. Escudriñando la
oscuridad hasta encontrar uno en concreto. Si Shuichi en su rabieta del día anterior no
se había confundido, aquella debía de ser la vivienda de Uesugi Tatsuha. Dudo un poco
delante de la puerta antes de llamar, era ese tipo de hora que mas que abrirte, la gente
tenia la mala y poco cordial tendencia de llamar a la policía si alguien venia llamando a
su puerta, mas si no era una visita esperada. Mas si se quedaba en la puerta con el dedo
pegado como estaba haciendo él, por durante mas de el minuto que llevaba. Mas si al
abrir el somnoliento dueño del apartamento, con los ojos ligeramente entornados y una
mueca estúpida en la cara, el visitante en cuestión se abalanzaba sobre el, dejándole
atrapado contra la pared presionándole los hombros contra esta mientras le dedica una
mirada un tanto amenazante.
-Ehh Fieraaaaaaa!! que pasa muñeca?, no puedes esperar a mañana? –comento divertido
pero todavía visiblemente adormilado el moreno que se froto los ojos con aire distraído
antes de volver a enfocar a la visita y redescubrir a la visita como a un conocido un
tanto indignado.
-¿Muñeca?
-Ehh, Ah Nakano, me pillaste traspuesto y lo primero que me fije fue en la melena, por
eso pensé que eras una tía jjejeee, bueno aunque tampoco importa mucho, ¿querías algo
o solo ha sido un súbito arranque de pasión?
El guitarrista frunció el ceño con enojo antes de soltar al moreno de la llave que lo tenia
aprisionado contra la pared.
-Venia a hablarte de Shuichi
-¿A las cuatro y media de la mañana?- Tatsuha alzo una ceja, rascándose el vientre de
forma perezosa por debajo de la camiseta- Ya puede ser urgente, quieres comer algo?,
me ha entrado hambre.
-¿Por qué lo has hecho?
-¿Hacer el qué?
Nankano siguió al moreno hasta la cocina donde saco unas cosas para beber, otras para
comer, pero ninguna de un aspecto lo suficientemente confiable para que el guitarrista
tuviese la tentación de probar alguna de ellas.
-Endilgarle de esa manera. No se exactamente lo que pasa. Pero le has traído problemas
a Shuichi, como si no se los buscase el ya suficientemente bien sólo. ¿Por qué no te
metes en tus asuntos y dejas de joder a los demás?!!
El moreno rodó los ojos hacia su visitante nocturno, con una lata en los labios,
sonriendo ambiguamente tras ella.
-Mira quien me lo va a decir, el caballero que viene a rescatar a la doncella en apuros...
tal y como lo tratas puede que un día todas tus bien intencionadas acciones sean algo
malinterpretadas... o quizá no???
Tatsuha empezó a reírse de forma moderada bajo la mirada inquisitiva de Hiroshi, que
se sentó en la mesa con pose seria.
-¿Qué demonios esta pasando?
-Que Shuichi tiene pensamientos impuros con mi hermano- otra risotada. Hiroshi
empezaba a arrepentirse de haberse molestado en ir hasta allí.
Se froto la nuca molesto y cansado. Casi en una decisión unánime consigo mismo que el
viajecito hasta allí había sido una idiotez y hubiera sido casi mas productivo que hubiera
intentado dormir en la bañera o inclusive con la cabeza metida en el fregadero de la
cocina si terciaba.
Hizo amago de levantarse.
-¿Ya te vas?- pregunto un tanto molesto e indignado el moreno- ¿para eso me has
levantado de la cama? ¿Sabes qué estaba soñando que tenía una orgía con cuatro tías
jamonas? ¿Y qué estaban las cuatro...
-No. Pero como veo que no voy a poder tener una conversación seria contigo, me largo
Tatsuha suspiro dejando la lata de refresco sobre la mesa y mirando con expresión
enigmática al guitarrista.
-¿Pero qué es lo que quieres que haga?
-Que dado que has sido tu quien a empezado todo esto, ayudes a Shuichi a terminarlo.
Yuki había tomado aquella misma mañana un barco con la intención de encontrar retiro
en una pequeña isla durante algunos días, empujado por la necesidad de despejarse la
cabeza, así como de encontrar algo de calma y paz para consigo mismo lejos de su
rutina agobiante y opresiva.
La brisa en mitad del mar era suave, y sus cabellos ondeaban levemente con la brisa
marina sobre la popa de la embarcación turística, mas la tranquila y bucólica situación
duro poco, en escasos segundos, el cielo empezó a tornarse oscuro con nubes
presagiadotas de tormenta, que no tardó en estallar a lo lejos en sonoros relámpagos que
de alguna manera parecieron los ecos de risotadas lejanas cargadas de maldad.
-¡¿Pero qué?!- exclamo confundido el escritor cuando el barco comenzó a ser presa de
un oleaje violento, zarandeándole a él y al resto de la tripulación como canicas en un
caldero.
Se agarró con fuerza a la barandilla, acción inútil, cuando una enorme ola de tamaño
titánico se trago al barco de una sola acometida.
El mar siguió agitándose furioso. Entre la espuma embravecida, Yuki emergió con
dificultad profiriendo un gemido ahogado por la falta de aire en sus pulmones.
Se aparto el pelo pegado de los ojos y empezó a dar enérgicas brazadas en una única
dirección.
jajajaja...JAJAJAJAJAJAAAAA ... JAJAAAAJAJAAAAAJAAA
Los ecos cual risotadas zumbaron cada vez mas fuerte en sus oídos. Una ola le golpeo
nuevamente en la cara cegándole en el mismo momento en que sintió que algo
empezaba a tirar de unos de sus pies hacia abajo. Braceo desesperado tratando de
soltarse de aquello que le hacia de ancla, al igual que la mueca de pánico de su cara se
incremento al ver a lo lejos lo que nadaba frenético hacia él.
-Yuuukiiiii!!!
Lo que en un principio le pareció ser un pez regordete, terminó siendo solo la mitad de
dicho animal acuático, con el resto del cuerpo de niño rollizo de bracitos cortos y
rechonchos, y cabellos cortos rosados, avanzando hacia él con una velocidad digna de
admiración o que habría infundido pánico al más osado entre los valientes.
¡¡Yuuukkiiiiiiiiiiiiii!! - grito eufórico el ser, moviendo frenéticamente su pequeña
extremidad acuática recubierta de escamas irisadas.
El susto de ver abalanzarse sobre él, semejante ser mitológico, opaco las estruendosas
risas del cielo.
Lo que tenia enganchado en su pie emergió, rebelándose a su vez como otro regordete
"sirenito" que con las mejillas sonrosadas se abrazo fuertemente a su cintura.
-YUUUKIIII!!!
Y empezaron a emerger más de aquellos seres, todos ellos mirando con ojos codiciosos
al rubio que empezó a sentir como el pánico se extendía en su cuerpo ante las decenas,
centenas y al final millares de aquellos seres regordetes que le rodearon, repitiendo
incansables "¡Yuki!¡Yuki!¡Yuki!¡Yuki!", combinándola entre todos ellos como una
especie de cántico o adoración ceremonial mientras se tiraban sobre él, amarrándose a
las diferentes partes de su cuerpo, para arrastrarlo hacia el fondo del mar.
-SHUICHIIIIIIII!! SUÉLTAME!!!
Las carcajadas prorrumpieron nuevamente y delante de él, una inmensa mole rosada
empezó a surgir del mar, dando paso a unos ojos titánicos, una nariz pequeña y chata, y
una boca gigantesca que no cesaba de carcajearse.
El triton que no era más que una reproducción de las pequeñas sirenas pero de un
tamaño desproporcionado, embozo una mueca pillina, sacando con dos dedos a modo
de pinza al escritor del agua mientras habría su gigantesca boca para hacer amago de
írselo a tragar.
-YUUUKIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!- dijo el monstruoso ser de sonrosadas
mejillas entrecerrando los ojos con malicia.
-YUUKIIIII!!!–corearon todos los pequeñajos desde el agua, chapoteando emocionados.
Eiri miro con pánico aquella abertura que se lo iba a comer literalmente, y con una
mueca de pavor, grito a la desesperada.
-¡¡ESTA BIEN, HARÉ LO QUE QUIERAAAAAAASSS!!
Y abrió los ojos.
No tardo en ser consciente que se había caído de la cama, estando tan sólo sus piernas
aun sobre el somier. Al igual que lo que en un principio pensó que era un abrazo
estrangulador, resulto ser meramente una sabana que se había enredado complejamente
en su cuello, asfixiándole al haberse resbalado del colchón.
Exhaló una profunda bocanada aire tembloroso poniéndose en pie.
Aquel tema lo estaba traumando.
Recordó el reciente sueño y su espalda se arqueó en el escalofrió involuntario que
sintió.
"ring ring..... ring ring"
Unos pasos rápidos. Levantó el auricular
-¿Diga?
-Eiri-san? buenos días, quería informarte que dentro de tres días se va a celebrar una
fiesta en el Hotel del centro Thermoon Park. Será a las 8 y será una recepción semi
formal. Lo decía por si querías venir. Mika-san me dijo que te interesaría porque
también estaban invitados algunos otros escritores y personajes del mundo de la
literatura que puede que fuera interesante que conocieras.
-Me lo pensare
-De acuerdo. Eso era todo. Llámame cuando te decidas. Adiós
Final del primer capitulo. ¿Ya saben el argumento no? XD
Espero que les haya gustado y por favor no se olviden de visitar el doujinshi cutrero que
estoy haciendo basado en el fic de Inue "lost memories" (toma publicidad subliminal
XD) es un magnifico fic, aunque bastante desgraciado por mi UU me vendría bien
bastantes sugerencias o aportaciones.
http:gravimix.homestead.com/index.html
-Yuki yo... yo... veras yo quería... ehh...
El escritor dejo de escribir, se quitó pausadamente las gafas posándolas sobre la mesa, y
con una mueca de profunda resignación se volvió hacia el cantante.
-Di lo que quieras, pero dilo de una vez. Me estas jodiendo la inspiración.
Los labios del cantante temblaron, sus mejillas se ruborizaron y el joven se limitó a
jugar nerviosamente con los dedos antes de bajar la cabeza y añadir apagado.
-Nada, no quiero nada. Sigue escribiendo.
Ese había sido el principio de una serie de conversaciones inconexas y sumamente
irritantes para Eiri. Shindou llegaba a cualquier hora del día, se paraba frente a él
empezando a tartamudear, le desconcentraba de todo lo que estaba haciendo, para
terminar negando lo que fuera que quería, marchándose tan rápido como había venido.
El novelista, en vistas de semejante comportamiento, empezaba a mostrarse sumamente
receloso.
Tomo la taza de café que humeaba sobre la mesa del salón, para beber un par de sorbos
sin dejar de mirar de reojo el periódico que estaba leyendo.
-¡¡Tadaima Yuuukiii!!
Con un sonoro portazo, y un saludo jovial, el joven cantante apareció pegando saltitos
por el salón. Parecía contento, de mejor humor que el habitual. Eiri ignoro el echo de
que viniera vestido de clon de Kumagoro, así mismo como el que el traje presentase
preocupantes indicios de apolillamiento con un sospechoso olor a pólvora.
Aquellas costumbres que en un principio le resultaron extrañas e inquietantes, se habían
vuelto algo habitual en los últimos meses, pasando ahora por hechos cotidianos y
carentes de interés. Posiblemente ni aunque el cantante hubiera aparecido con un orinal
en la cabeza a modo de sombrero, le hubiera dedicado la mas rápida de las miradas
curiosas.
¿Qué estas haciendo? -Shindou se acercó al escritor, mientras se toqueteaba la
espalda torpemente para buscar la cremallera del disfraz- Yuuukiii me estas
escuchando??? ¡¡Yuuukiii!!
El escritor bajo el periódico irritado, con un leve tic en el ojo, mirando fríamente al
cantante que después de ver que no alcanzaba la cremallera, se había tirado por el suelo
y ahora estaba dando vueltas a sus pies, en extrañas y complejas posturas casi hasta
tachables de contorsionistas, tratando desesperadamente de quitarse el traje por si
mismo, pero sin obtener resultados palpables.
-Me alegra ver que recuerdas que esta semana te tocaba a ti hacer la limpieza del piso -
le comento de forma mordaz el novelista. Shindou se detuvo sentándose en el suelo, con
los brazos en cruz sobre el pecho y una mueca desaprobatoria dirigida al rubio, que
había cruzado sus piernas retomando su lectura ignorándole nuevamente.
-Podrías ayudarme - se quejó el cantante poniendo pucheros. Yuki volvió a bajar el
periódico para mirarle, y tras exhalar un cansado suspiro, doblo la presa dejándola en un
costado.
-Anda, siéntate - abrió sus piernas para indicar al cantante que se sentara entre ellas.
Shindou sonrió satisfecho. Tomo el lugar que le indicaban, y se estuvo muy quieto
mientras el novelista buscaba y finalmente bajaba la cremallera del traje- Ya esta, ahora
ya puedes ir a hacer el idiota tu solo por ahí y dejarme hacer algo que obviamente tu no
sabes: leer algo en silencio como cualquier persona sensata.
Ignorando el comentario, el joven de cabellos rosados se levanto, tiro el traje al suelo, y
arrancándole el periódico de las manos, volvió a sentarse entre las piernas del rubio, en
un intento por ponerse meloso.
-Yuuuki....
El aludido arqueo una ceja, mirando con desconfianza natural aquella expresión de
candidez e inocencia un tanto desteñidas ya por el uso inapropiado que el joven cantante
les daba.
Yo ...veras yo quería...
-No por favor, otra vez no...
-Quería...
Se llevo una mano a los ojos para cerrarlos de forma mortificada. Como el cantante no
confesara finalmente que era lo que quería, terminaría lanzándole de cabeza por la
ventana la próxima vez que le sacara esa conversación. Tenia que ser algo realmente
malo para que llevara tantos días detrás de él, molestándole con aquel inquietante aire
sumiso, para luego retractarse en el ultimo momento.
Shuichi bajo la cabeza ruborizado, mientras de forma nerviosa hacia circulitos con un
dedo sobre la pierna del rubio.
Quería...
Eiri empezó a sudar frió.
Sonó la puerta de la entrada, y Shindou se sobresalto de tal manera que salto del sofá,
tropezando con los pies del escritor, cayendo en plancha sobre la mesa la mesa baja de
la estancia que volcó golpeándole así mismo en la cabeza en un curioso efecto rebote,
dejándole tendido en el suelo como un guiñapo viejo con tan sólo las piernas y una
mano sana sobresaliendo por debajo del mueble.
Yuki se puso de pie y lo miro fríamente antes de ir a abrir la puerta.
-Baka...
-Me asuste...- salió débilmente a la defensiva una tenue voz por debajo de la mesa
volcada, cuando otra mano se arrastro fuera y la cabeza del cantante la acompaño en una
mueca un tanto maltrecha y llorosa- Iteee?
Si la mesa hubiera sido redonda, Shindou hubiera parecido un caracol.
Ya era de noche y Yuki se había acostado leyendo el libro que durante toda la semana
había estado ocupando un sitio privilegiado sobre la mesita. Se escucho un portazo.
Segundos después unas volutas de neblina en el marco de la puerta, parecieron preceder
a la entrada en la habitación de Shindou, demacrado y con perceptibles ojeras, que miro
al rubio imprimiendo un tono sepulcral a sus palabras.
-Lalihoooo.........Creí que me tendría que quedar allí toda la noche....
Se dejo caer al suelo de rodillas, con aspecto vencido, la mochila a un lado, y un
montón de hojas de papel desparramándose en la entrada del cuarto. Yuki lo miro
indiferente, pero consciente de que su momento de lectura había finalizado. Se quitó las
gafas, y devolvió el libro al lugar donde antes había estado descansando expectante.
-Podría molestarme el echo de que tengan que venir a buscarte a casa cada vez que
necesitan algo de ti. Para la próxima vez no abro la puerta.
Eiri apago la luz de la mesita y se volvió dejando al cantante sólo, y oscuras en la puerta
del dormitorio. Shuichi frunció el ceño con la palabra "fantástico" chorreado sarcasmo
en su mente.
Camino a tientas, golpeándose los pies descalzos con varias cosas en el suelo, y
mordiéndose los labios para no gritar de dolor, mientras daba pequeños saltitos
sujetándose las partes golpeadas. Pese a todo, nada evitó que tropezase otra vez y
terminase de morros contra el suelo. La luz volvió a encenderse acompañada de una
amenazadora mirada dorada sobre él.
-Lo siento... -gimió el cantante poniéndose de pie, quitándose calcetines y camisas de la
cabeza, a la par que trataba de esbozar una sonrisa conciliadora.
Dejándose de pantomimas y con movimientos rápidos, se deshizo de la ropa para
apresuradamente, acostarse con una camiseta holgada y la ropa interior.
La luz desapareció nuevamente. Varios segundos de silencio que transcurrieron
lentamente. Shindou tenia los ojos abiertos en la oscuridad y mirada al espacio envuelto
en negrura que estaba ocupado por el escritor. Carraspeó nervioso.
-Yuukiii...
En la opacidad, el aludido abrió los ojos irritado, empezando a cerrar los dedos de sus
manos en forma de puños tembloroso.
Yo quería pedirte una cosa. Quería... quería...
El ojo le convulsionaba de forma inquietante. El escritor encendió la luz, girándose
furioso hacia el cantante que con una leve cortina carmesí, no se atrevía a mirarle
directamente.
-¡¡¿QUÉ?!!, ¡¿Qué quieres?!, ¡LLEVAS DOS SEMANAS ASÍ!, ¡Di lo que sea, pero
dilo YAAA!!
Shuichi miró con inocencia expectante al rubio de pelo revuelto, mejillas enrojecidas
por la ira y manos crispadas en la desesperación.
-Es que...yo quería...-El tic en el ojo de Eiri se intensifico- KYAAAAA!!!! ¡No puedo
decirlo!¡Me da mucha vergüenza! -finalizó el cantante llevándose las manos al rostro
para cubrirse recatadamente el rubor de las mejillas en un gesto sumamente coqueto.
Segundos después, Shuichi salía volando del dormitorio de una patada, seguido de su
almohada. El rubio le dirigió una fría y prepotente mirada desde arriba, antes de pegar
un portazo y dejarle sólo en el salón. El cantante lloriqueó silenciosamente pegado a la
puerta del dormitorio mientras hacia circulitos con el dedo sobre la madera.
-¿Pero me quieres decir cual es el problema?
El cantante se quedo mirando con expresión vacía la hamburguesa que tenia frente a él.
Llevaba unos días, en opinión critica del guitarrista, que parecía que se la mayor parte
del tiempo se le había escapado la energía del cuerpo. Se dedicaba a permanecer en
silencio y suspirar. También había empezado a desaparecer con demasiada asiduidad al
baño, encontrándole las pocas veces que por demorarse demasiado había ido a
buscarlo, pegándose fibrosamente con los grifos del agua fría como si estuviese tratando
de desencajarlos para darse una ducha con ellos. Cosa que por otro lado explicaba de
una forma bastante plausible como era posible que cada vez que regresaba del
susodicho lavabo, volviese empapado, pero con una sonrisa ancha como si tratare de
restarle importancia a sus excentricidades.
Todo aquello se estaba volviendo inquietante. Nakano terminó apoyando la barbilla en
una mano, mientras de forma distraída comía algunas patatas de burguer viendo pasar
gente tras el cristal.
-Es que es algo muy personal, me da mucha vergüenza.
Metió un dedo en el papel que contenía la comida y levanto la tapa de pan escudriñando
la mezcla de ketchut y mostaza.
-Se te va a quedar fría, y ya sabes que después no hay quien se las coma... -Nakano se
llevo un par de patatas mas a la boca con aire ausente- ... y por lo menos si no me lo
quieres contar, anima esa cara, llevas unos días que parece que estas en otra galaxia.
¿Seguro que no has tenido problemas con Yuki?
-No exactamente.- El cantante suspiro. Dejo de jugar con la hamburguesa, y tomándola
con ambas manos le dio un gran mordisco enarcando las cejas en una expresión semi
ceñuda que le daba cierto aire pensativo- pero esfhe de ferdad qyestho me preocupa un
pofo... -el cantante trago- no puedo quitarme cierta idea de la cabeza, porque
sinceramente, es algo que bueno... jejejeee... - Hiro se sorprendió al ver las mejillas del
cantante tornarse carmesíes, así como un pequeño de destello de culpabilidad picara en
sus ojos violetas- ... que es algo que me asusta un poco, pero me apetece muchísimo...
El guitarrista empezaba a tener serias dudas de querer saber, por la expresión maliciosa
que mostraba ahora el joven de cabellos rosados, de que se trataba el asunto que se traía
entre manos.
-... Sea lo que sea, creo que deberías solucionar el asunto lo más rápido posible antes de
que Yuki-san vuelva a enfadarse ante tanta indecisión. Ya sabes que la paciencia no es
su fuerte.
-Supongo....
Y no obstante, Nakano saco un papel en el que empezó a apuntar varias cosas para
comprar, teniendo casi por seguro que en breve el cantante volvería a hacerle una visita
en una de sus pataletas o berrinches despechados. Siendo previsor, no quería recibirle
con la nevera vacía.
-¿Te sigue gustando el tempura verdad?
Shuichi regreso a casa del escritor. La vivienda estaba a oscuras a excepción de la débil
luz que iluminaba tenuemente una fracción del pasillo frente al estudio del novelista.
Shindou sonrió maliciosamente. Caminando de puntillas hasta la puerta, asomo
lentamente la cabeza inspeccionando con ojos curiosos como el escritor visiblemente
concentrado, mantenía su mirada absorta en la pantalla del portátil a la par que sus
dedos se movían a gran velocidad produciendo el clásico sonido de teclas que llenaba el
estudio.
Dudo. El cantante fue a decir algo, pero al ver la mueca determinada del escritor se lo
pensó mejor y retrocedió por el pasillo del mismo modo que había llegado. Tomo un
vaso de leche en la cocina con un pastelito de supermercado, y poco después,
rascándose la cabeza con aire cansado, se metió en el dormitorio.
Para cuando Yuki apagaba el portátil habían trascurrido cuatro horas desde que el
cantante se acostó. Siguiendo su mismo recorrido, Yuki termino en la cocina con
cerveza en mano y un cigarrillo en la boca. Suspiro cansado, frotándose la nuca cuando
deposito la lata vacía sobre la mesa.
No tardo mucho en completar la estancia del dormitorio con su presencia.
Encendió la lamparilla de noche. Shuichi dormía hecho una bola en un lado de la cama.
Eiri lo observo divertido, con una leve sonrisa en los labios que nunca reconocería
esbozar cada vez que miraba dormir al cantante de cabellos rosados. Se acostó a su
lado, tomando la novela que estaba leyendo, y con paciencia busco la ultima pagina que
había leído.
Tenia el sueño ligero, eso o puede que la claridad le arrancara del duerme vela en el que
estaba inmerso. Shuichi frunció los ojos antes de abrirlos y pestañear somnoliento.
"¿Ya es de día?" se pregunto ante la claridad de la habitación, después comprendió que
era la luz proveniente de la lamparita de noche del escritor. Miró la hora. Las seis de la
mañana. Le extrañó que el rubio estuviese despierto a esas horas.
Con prudencia, el cantante se volvió hacia el novelista, descubriendo divertido que Eiri
se había quedado dormido con la novela abierta sobre el pecho, las gafas medio caídas
sobre la cara y un pequeño hilo de babilla por la comisura de su boca. Shuichi se le
quedo mirando con una sonrisa amorosa y una expresión embobada en la cara, pensando
en lo adorable que el novelista se veía durmiendo.
-Ummnnn ...- murmuro repentinamente el rubio entre sueños retorciéndose un poco en
la cama, moviendo la cabeza hacia un lado a la par que arqueaba minimamente la
espalda.
El color se hizo presente en el rostro del cantante, siendo velozmente sustituidos todos
sus pensamientos cariñosos y tiernos, por otros de similar índole, pero bastante mas
apasionados.
No tardo en sentir resurgir la agitación interna que durante los últimos días había
pugnado por contener.
Se maldijo mentalmente por el momento en que "aquella" idea había empezado a
rondarle la cabeza.
Recto lentamente la escasa diferencia que le separaba del cuerpo del rubio, quitándole
con cuidado la novela y las gafas de encima.
-¿Yuki? -le preguntó bajito por si el novelista estaba medio despierto. Este no
respondió, se limitó a volver a arquearse, esta vez hacia el lado contrario a la par que
dejaba escapar un suave jadeo de sus labios que quedaron entreabiertos.
Shindou sintió toda la sangre arder en sus venas. Es más, se llevo una mano a la nariz,
pensando por un momento que había tenido una hemorragia nasal. Nada similar le
ocurrió, pero lo cierto es que no podía desprender la vista del rostro adormecido del
escritor, ni de su pecho perfilado por la débil luz del cuarto.
El cantante se mordisqueo las uñas indeciso, mirando desesperado hacia todos los lados
antes de volver a mirar ansioso al rubio, intensificándose el color rojizo de su cara.
-... arrgg porque me tiene que pasar esto a mi....- lloriqueo el cantante, sin poder
aguantar por mas tiempo la necesidad de poner las manos sobre el pecho del escritor,
aspirando el aroma de su piel. Sus movimientos eran nerviosos, rígidos cuando dejaron
los botones de la camisa del rubio, descubriendo su pecho e hipnotizándose con las
aureolas tostadas que eran sus pezones. Tragó con dificultad, carente de valor para
continuar, pero incapaz de detenerse comenzando a trastear torpemente con el pantalón
del pijama. Sus mejillas de un rojo violento, parecieron querer arder del calor que
irradiaban, cuando tras múltiples y patosos esfuerzos consiguió bajar un poco la prenda.
Para entonces casi tenia los ojos fuera de las cuencas y las manos reflejaban su
exaltación temblándole de modo apremiante, reticente pero deseoso por igual de tomar
lo que tenia frente a él.
- ... ¿Qué se supone que estas haciendo?
Ante estas palabras el cantante se congelo con aire culpable, rodando lentamente hacia
arriba unas pupilas contraídas, sin necesidad por ello de mover un ápice su cabeza.
Enfrentándose así a aquello que mas temía: El semblante serio del rubio esperando una
explicación, y por el ceño fruncido que mostraba, no se conformaría fácilmente con
cualquier estupidez.
-Yo... ehhh... Yuuuki... jejej, no veras, es que te estabas revolviendo mucho y pensé que
es que tenias el pijama demasiado apretado y te molestaba, y por eso te lo estaba
aflojando, para que durmieras mejor. Es porque me acorde de la noticia que salió el otro
día en el periódico, ¿la recuerdas?, esa que decía que dormir con ropa demasiado
apretada puede producir cáncer y claro, eh...trataba de evitarlo, uno debe prevenir mejor
que remediar como dice el refrán ¿verdad?... ¿?... si bueno, ya veo que no es creíble.... –
Shuichi suspiro resignado, rebullendo nervioso mientras se disponía a continuar con su
explicación pendiente- ...te, te acuerdas que te dije que quería algo verdad?... -la
expresión del novelista se contrajo poniéndose aun mas rígida. Sus ojos dorados
brillaron de forma amenazante- ...¿pero que me daba vergüenza decírtelo?... pues es que
veras yo... yo quería acostarme contigo... -el rubio lo miro sin entender, francamente
desconcertado. ¿Para eso tanto rodeo?, ¿mas de dos semanas empezando frases que
dejaba sin terminar? ¿Sacándole completamente de sus casillas cada cinco minutos?. ¡Si
habían tenido a cuenta de eso mas peleas en quince días que en tres meses!. Shuichi
sonrió de forma forzada, casi hasta con miedo-... pero es que quería ser yo el que ...
bueno, ya sabes... que cambiáramos los papeles para variar...
Shindou, con el rostro de un color rojo violento, trató de no acobardarse lanzando una
mirada suplicante pero aun así esperanzada al escritor, que no dejo de observarle con
frialdad y desconfianza.
-... Bueno, ¿qué me dices?
Aproximadamente cinco minutos después, una ambulancia atravesaba a toda velocidad
las transitadas calles de Tokio, transportando vertiginosamente a un joven de cabellos
rosados con un libro incrustado en mitad de la cabeza, y una brecha tan grande que
parecía que se estaba desangrando por ella.
Shuichi estaba ojeroso aquella mañana. Aun tenia parte de la frente y de la cabeza
vendadas. Hiro lo miraba entre divertido y expectante, pues no sabia muy bien si debía
o no de preguntar.
-Me ha pegado -lloriqueo finalmente emulando a un niño el joven cantante dejándose
resbalar en la silla del estudio mientras se tocaba la gasa de forma nerviosa e insegura.
-¿Por qué?
La pregunta no obtuvo respuesta. El cantante dejó de llorar y se limito a,
sospechosamente, ruborizarse a la par que se contemplaba sumamente interesado los
zapatos. La peculiar reacción le hacia parecer claramente culpable.
... mejor no pregunto- concluyo Nakano rascándose la cabeza mientras miraba hacia
otro lado con desgana.
-HIIIiirrooooooooOOOO!!!
Sin previa advertencia, el cantante se tiro a los pies del guitarrista, berreando de mala
manera. Fuyisaki que estaba por ahí tocando algunas piezas en el teclado, decidió
súbitamente que era una buena hora para hacer el descanso de media mañana aunque
faltaran alrededor de tres horas para ello.
TATSUHA ME MINTIOOOOOOO!!! y ahora Yuki esta enfadado
conmigo!!!!!!!!!!!!
Ante la mención del nombre. Nakano se llevo automáticamente una mano a la frente en
expresión cansada de aquel que ve venir inevitablemente los problemas. Después lanzo
una mirada de disgusto al cantante que había dado un alto a sus lloros para arañarle la
pierna por encima del pantalón y mordisquearla furioso, antes de volver a romper en
lacrimosos sonidos.
BUAAAAAAAAAAAAAHAHAAAAAAAAAAAAAAAAA seguro que Yuki
piensa que soy un pervertidooooooooooooo!!!!!!!!!!!!
El guitarrista se ruborizo, de cierta manera también abochornado al imaginarse varias
cosas de su cosecha.
-Shuichi... creo que esto seria mejor que lo habláramos a la hora de la comida.
El escritor en su domicilio, escribía incasablemente en el portátil.
Se detuvo un momento, arrugando la frente en una mueca dispar, como si estuviese
evocando algún tipo de recuerdo.
Tras suprimir un escalofrió, retomo su tarea con el teclado.
Shuichi contemplando con expresión vacía su comida. Hiroshi comiendo la suya de
forma distraída mientras miraba por la venta. Aquella escena empezaba a repetirse con
demasiada frecuencia en opinión del guitarrista.
-¿Vas a explicarme que ha pasado?
-... -el cantante le miro enfadado y aun así con un cierto temor o pudor que le hacia
reticente a hablar. Después cerro pesadamente los ojos, frunciendo la boca hacia un lado
como si estuviese molesto en general- ... es que hará unas tres semanas...
--------------------
-No me puedo creer que decidieras salir a pasear conmigo, es casi como si fuera una
cita!!!
El rubio miro de forma ambigua al cantante que se había aferrado a su brazo de forma
posesiva y extremadamente melosa. Se quitó el cigarro de la boca y expulsó
pausadamente una bocanada de humo.
-No te emociones baka, aquí nadie ha dicho nada de salir a pasear. Tan sólo voy a
comprar tabaco. Has sido tu el que se ha pegado.
-Na! Yuukiii... -profirió exaltado el joven de cabellos rosados con una expresión
brillante y emocionada ajena a las palabras cortantes del novelista- ¿Pero podíamos dar
un pequeño rodeo?, ¡Caminar un poco!. Te pasas demasiado tiempo delante del
ordenador, eso no es sano! –enarco la cejas en una mueca desaprobatoria a la par que el
rubio empezaba a poner varias expresiones de penitencia personal- Además podíamos
pasar por delante de algún sitio y comprar algo de comer, bueno, sino quieres comerlo
fuera podemos llevarlo a casa, pero estaría bien que por un día hiciéramos algo
diferente... aunque si lo llevamos a casa podríamos alquilar una película. ¡¡Ah!!
¡Acaban de sacar una muy buena que quería ver!!... ummn aunque a lo mejor a ti no te
gusta... eso es un problema.. bueno siempre podemos coger alguna cosa que nos guste a
los dos no?, algo habrá? –después de tanta verborrea personal en la que Yuki había
prácticamente desconectado al segunda frase. Shuichi hizo un sonido exaltado y tiro del
brazo del rubio para que este lo mirara- ¿Qué te parece?
-... si no haces que me arrepienta -accedió finalmente de forma cansada el novelista ante
la suplica de aquellos ojos violetas.
-Genial!!!
Shuichi se agarró aun con mas fuerza al rubio, mostrando una sonrisa tan ancha en la
cara, que posiblemente de no haber tenido orejas, le habría dado la vuelta hacia el otro
lado.
A donde quieres ir a com.... etto... no es ese tu hermano con Sakuma-san? -pregunto
de pronto Shindou mirando a una pareja que giraba la esquina de la calle en ese
momento, para quedar a un par de metros de ellos. Yuki se tenso, he iba a tirar del joven
de cabellos rosados para llevárselo por donde habían venido, cuando este ya se había
soltado de él y había empezado a hacer señas excitadas con el brazo para que le vieran y
lo oyeran... ellos y el resto de vecinos de todo el barrio.
-¡¡SAKUMA-SAN!!!
Unas gafas de sol, pequeñas y redonditas resbalaron de aquel rostro de aspecto juvenil,
dejando a la vista unos ojos azules de expresión curiosa. Ryuichi se volvió y tardó poco
tiempo en imitar el saludo del otro cantante.
-¡¡Shuichiiii!! -exclamó emocionado entre risas, con Kumagoro en brazos, y
olvidándose del joven moreno con el que estaba, salió corriendo a encontrarse con el
susodicho joven.
Los dos cantante se sonrieron emocionados, como si hiciera años que no se veían, en
cambio a espaldas de ambos, dos hermanos no se miraban con muy buena disposición.
-----------------------
-No veo que tiene que ver todo eso en esta historia -replico cansado Nakano mientras
trataba de disimular un bostezo. El cantante frunció el ceño, molesto, cruzándose de
brazos sobre la mesa.
-Ne Hiro, como eres... bueno, resumiendo, que al final vinieron con nosotros a cenar.
Yuki volvió a enfadarse con Tatsuha por yo que sé que, y se marcho dejándonos tirados
a mitad de la cena. A Sakuma vino a buscarle Seguchi-san poco después y termine
quedándome yo solo con Tatsuha....
Nakano arrugo las cejas, enarcando finalmente una en un gesto de contrariedad teñido
de curiosidad, que termino siendo una sonrisa divertida al ver el ceño furioso del
cantante.
-No te enfades, venga, sigue.
-Pues... –Shindou se rasco una mejilla de forma nerviosa, visiblemente avergonzado-
que yo trate de escurrir el bulto, pero Tatsuha no me dejó. Y me terminó llevando a
enseñarme un apartamento que se había alquilado a las afueras...
-Shuichi ... tu no te habrás... –preguntó nervioso el guitarrista.
-¡¿PERO EN QUÉ ESTAS PENSANDO GUARRO?!, ¡CLARO QUE NO! .... –el
rostro del cantante se relajo tras el súbito arranque, sentándose de nuevo frente a
Nakano- pues que me enseño el piso y me entretuvo más de la cuenta porque me saco
un álbum de fotos de cuando Yuki era pequeño...
Hiroshi no pudo evitar sonreír al ver la expresión ilusionada, casi hasta embobada que
adopto por un segundo el rostro del cantante, al recordar dichas fotos.
... Y hasta me regaló una – completó henchido de orgullo sacando de su cartera una
foto de cuatro por cuatro de un niño rubio de ojos dorados y aspecto angelical. Se veía a
la legua que aquella foto le tenia completamente absorbido, y la expresión "estar que ni
mea" era tosca pero quizá la que mas se adecuaba a la situación.
-Shuichi... todo esto me parece muy bien, pero quieres abreviar...-acotó el guitarrista un
tanto perdido en las divagaciones del cantante.
-Pues que no sé como termino sacándome el tema de que si yo... –el rostro del joven de
cabellos rosados enrojeció súbitamente, rebullendo inquieto en el asiento- ... que si yo
desde que estaba con Yuki ya había... bueno, que si yo... alguna vez le había... –puede
que el cantante hubiera comenzado a evaporarse debido a su agitación o pudor propios,
pues de alguna manera, cada vez parecía más pequeño y hundido en la silla. Nakano se
hurgó la oreja con indiferencia, limpiándose la uña a continuación.
-Si, y bien, donde reside el problema?
-¡¡Pues que me dijo tantas cosas que me calentó la cabeza!!, y desde entonces cada vez
que veo a Yuki empiezo a pensar en todas esas cosas y me pongo nervioso... además me
dijo que seguramente Yuki también querría, aunque al principio no lo quisiese
reconocer... y anoche al final me atreví a decírselo y bueno... –tras haber estado
arañando el borde de la mesa con expresión rabiosa se señaló resentido la venda de la
frente adoptando una expresión cansada- ya puedes ver lo resultados.
-Pues que quieres que te diga, sencillamente, sigue como has estado hasta ahora no?
-Pero es que... –Shuichi lanzo una mirada furtiva a la foto del niño rubio que descansaba
sobre la mesa del restaurante, junto a la cartera medio abierta. Su expresión grave no era
la de alguien que se resignaba con facilidad, algo que aprecio y comprendió el
guitarrista abochornado cuando tuvo que indicarle a su amigo un pequeño detalle
-Shuichi te sangra la nariz
El aludido se limito a bajar la cabeza avergonzado, como si se hubiese visto descubierto
es su mas inconfesable pecado. Nakano por su parte le lanzo una ultima mirada
angustiada antes de suspirar a la par que meditaba que tipo de cama supletoria tendría
que comprar cuando el cantante se mudase de forma indefinida a su apartamento en los
próximos días.
-LALIIIiiiiihoooooooooooooo ... ¿Yuki?, ¿Yuuukiiii dónde estas? ¿YUuuukkiiiiIIIII?
El cantante había entrado simulando una jovialidad de la que no era completamente
participe. Con una sonrisa ancha se había asomado al estudio, portando una caja
pequeñita de color anaranjado sobre la cabeza como culminación de un bailoteo
exagerado, posiblemente perteneciente a la coreografía del día tras su llegada del
trabajo.
Desconcertado al no verle en su lugar habitual, llegó hasta la cocina donde descubrió al
escritor ojeroso y con aspecto amargado, preparándose un caf
Ah Yuki!!!, Mira!! Traje pasteles!!!
Alzó la cajita pequeña con alegría junto con una mueca bribona mal disimulada. Sabia a
la perfección que aquellos dulces eran los que traía Thoma cuando venia de visita,
siendo como eran además, uno de los máximos deleites del novelista. No obstante el
regalo fue recibido con una expresión insensible, que le descorazono y puso nervioso.
-Déjalo por ahí. Ahora no tengo tiempo.
-¿No ibas a tomarte el café ahora? -pregunto de forma forzada, añadiendo con una
lacónica sonrisa esperanza- pensé que podíamos comerlos juntos
-... estoy escribiendo, ahora no puedo, déjalo por ahí.
Yuki se sirvió la taza de café y paso por delante del cantante como si se tratase de un
objeto de decoración. Shindou se quedó frió, con una mirada ligeramente confusa y
descorazonada.
-¿Yuki?
-...
-¿Estas enfadado?
-Tengo mucho trabajo no me molestes.
Un portazo procedente del estudio y Shindou se quedó sólo en la casa, con una mueca
estúpida y la gélida sensación de estar en el polo, con una brisilla ártica soplando de
fondo.
Tiró los pásteles contra la mesa de la cocina furioso, sentándose en una silla junto a esta
con el ceño completamente arrugado en una clara expresión molesta, que se fue
tornando en ira a cada segundo que pasaba, hundiendo cada vez mas abajo el rostro y
empezando a temblar de forma peligrosa.
-.... Tatsuhaaaaaaaaaaaa....
Se puso resueltamente en pie, tirando la silla en el precipitado y fiero movimiento. Y
tras colocarse torpemente los zapatos en la entrada, salió corriendo con tal energía a la
calle, que la gente que lo vio pasar tan sólo llego a distinguir un "algo" de color rosado,
gritando un nombre así como varias palabras de venganza, levantando a su paso una
brusca corriente de aire junto con algo de arenilla.
El menor de los Uesugi estaba tranquilamente en su nuevo piso de alquiler, disfrutando
como venia a ser habitual de uno de los Cds de su admirado Sakuma Ryuchi, mientras
trataba de comerse un bocadillo en la cocina. Justo antes de pegar el primer bocado, sus
ojos se fijaron inevitablemente en las ondas que comenzaban tímidas aunque cada vez
con mas velocidad, a formarse sobre la superficie de su refresco, que yacía
tranquilamente sobre la mesa. Alzo una ceja extrañado, mas aún cuando los temblores
que las provocaban cedieron en el momento en que alguien comenzó a aporrear la
puerta de su inmueble, como si estuviese tratando de echarla a bajo a patadas.
Suspiró dejando melancólicamente el bocadillo en el plato, para con una sonrisa jovial
abrir la puerta al que con tanta insistencia llamaba.
-Ah hola cuñadin- murmuro Tatsuha hacia un Shuichi de cabello encrespado y mirada
furiosa, que tan sólo vino a relajarse ante esa ultima palabra- Supuse que eras tu...
porque que yo supiera, no se han escapado ninguna manada de elefantes del zoo, ¿Qué
te trae por aquí?
El enfado, que astutamente había sido sustituido por sorpresa, ahora tuvo otro abrupto
cambio convirtiéndose en sonrojo forzado.
-Bueno yo veras... esto yo...
-¿Qué?- una expresión morbosa y malvada se extendió por el rostro del moreno- jeje ¿es
que ya lo hiciste con mi hermano como te dije y vienes a contármelo?
La expresión avergonzada del cantante fue nuevamente remplazada por la furia.
Shindou se le echo encima como un animal rabioso, tirandole al suelo en el feroz
arrebato, quedando de igual modo sentado sobre su pecho, mientras le zarandeaba
violentamente por el cuello de su camiseta deportiva así como agitando de mala manera
la cabeza del moreno en el aire.
-¡¡¡¡TUUUUUUUUUUUU!! ¡¡TU TIENES LA CULPA DE TODO!! ¡¡Yuki ha vuelto
a enfadarse por meterme todas esas ideas raras en la cabeza!!
-Si si raras... pero bien que tu también querías -señalo descaradamente y con carácter
critico Tatsuha al cantante, cuando este dejo de sacudirle, para observarle en lo que
trataba de que fuera una mirada fría en inquisitiva pero que termino siendo el ceño
fruncido de niño caprichoso y llorón.
-¡Mentira!, ¡Yo.... por Yuki... yo no... yooooo
El moreno que seguía tendido en el suelo apoyándose en un codo, miro con cansancio a
Shuichi que todavía sentado sobre él, había bajado la cabeza ruborizado, empezando a
jugar con los dedos de su mano de forma nerviosa y cobarde.
-Te apetecía, admítelo, sino ahora no estarías aquí.
-...
Tatsuha suspiro, hasta cierta forma tratando de confraternizar con el cantante, antes de
que una idea maliciosa pasara rápidamente por su cabeza. Aprovechando que Shuichi
todavía estaba sentado sobre el, le apretó con ambas manos el trasero a la par que
sugería con un lujurioso movimiento de cadera.
-¿Quieres que te enseñe?
Shindou pego un grito escandalizado, saltando hasta el techo casi de forma literal,
quedando acto seguido en pie, muy pegado a la pared del pasillo, mirando de forma
acusadora a su "cuñado".
-¡¡Primero me perviertes y ahora tratadas de aprovecharte de mi!! ¡¡Tastsuha eres
malo!!
Aquellas palabras dichas de una forma tan teatral y cómica, arrancaron una sonrisa
desenfadada del moreno, que poniéndose en pie también y tras sacudirse decorosamente
la ropa, dio premeditadamente la espalda al cantante, intentado recuperar su bocadillo
que le esperaba pacientemente en la cocina.
-No tonto, te lo estaba diciendo en serio. Mi hermano seguro que quiere, pero claro te ve
a tii... siendo tan... tan tu y bueno...
Shindou a su espalda, empezó a poner pucheros, cruzándose de brazos gravemente
ofendido.
-¡¡¿Y qué tengo yo de malo?!!
-Que bueno, no tienes aspecto de ... bueno dejémoslo en que no impones- concluyo
rápidamente el moreno haciendo un ademán de espacio con la mano.
-Um?, nani?
Con una sonrisa afectada, el moreno trato de explicarse mejor.
-Err... que no inspiras confianza?
Shuichi parecía a punto de romper a llorar, con aquella mirada acuosa y dolida.
-Es que tu eres tan, eres tan... –Tatsuha busco las palabras adecuadas. Podría haber
dicho múltiples calificativos y no por ello todos necesariamente buenos. Finalmente,
chasqueó los dedos y finalizo- ...adorable, eso es! adorable!, que claro, es difícil
imaginarte tomando la iniciativa en algunos aspectos.
El aludido pareció satisfecho con el calificativo, pues ágilmente su mirarada llorosa fue
sustituida por una coqueta sonrisa en un gesto recatado. Por su parte el moreno suspiro
interiormente omitiendo el echo de que adorables lo eran hasta los perritos que son
tremendamente pesados, se agarran a tus zapatillas, te babean el talón y carcomen los
bajos de la ropa.
-Y yo... yo... ¿que debería hacer?- pregunto avergonzado el cantante, eludiendo su
mirada, dado que era bastante dificultoso disimular, el gran interés que le estaba
corroyendo. El moreno sonrió divertido ante esto, y pasando un brazo por encima de sus
hombros con aire fraterno, comenzó a disertar.
-Pues bueno... quizá si me haces una buena mamad-
Shuichi tomo la mano que tenia sobre el hombro y con una mueca indiferente propino
tal pellizco que hizo que Tatsuha perdiera hasta a voz. Y rápidamente, sin dejar tiempo
a que el moreno que tenia lagrimitas en la comisura de los ojos rezongase, saco de su
bolsillo dos entradas de cine, y las mantuvo frente a su cara con pose prepotente.
¿Qué es eso?- pregunto intrigado el moreno aun frotándose la mano al ver la mueca
confiada del cantante.
-Esto...- el joven de cabellos rosados dudo, pero recordó porque estaba allí y aquel
pensamiento volvió a darle ánimos, llenando su voz de credibilidad- ...son dos entradas
para ir a ver el nuevo estreno de este domingo. Sesiones numeradas, de aforo limitado,
casi tres horas de largometraje... imposibles ya de conseguir, yo las tengo porque las
reservé hace semanas...
-Si, y a mi qué?, a mi no me interesa esa película, por el anuncio me parió bastante
infantil.
-Ya, pero es que iba a ir a verla con Sakuma-san este fin de semana porque él llevaba
meses desesperado esperando el estreno...
Una mueca de compresión silenciosa empezó a extenderse por el serio rostro del
moreno, que termino sonriendo ampliamente.
Te las cambio porque me enseñes...
-De acuerdo, por eso y la mamada.... -pidió nuevamente el menor de los Uesugi, pero al
ver que Shuichi hacia amago de romper las entradas, se retracto rápidamente añadiendo
con aire quejumbroso- aunque las entradas solo también estarán bien...
Apenas una hora después, Shuichi entraba de puntillas con un andar bastante excéntrico
en el comedor del inmueble del escritor. Silencioso y con un pañuelo atado debajo de la
nariz, buscó exaltado en todos los lugares de la casa, llegando hasta tal extremo de ir
habitación por habitación hasta asegurarse de estar realmente solo en el piso. Cuando lo
confirmo, dejo sus pantomimas sigilosas, y camino normal hasta el salón, donde se dejo
caer junto al televisor abriendo su mochila con cuidado.
-Y dice que esto me ayudara... un video... he vendido a Sakuma-san por un video...-
Shindou miro el suelo derrotado, parecía tener dos lagrimones colgando de los ojos.
Puso la cinta dentro del video con un suspiro resignado. En fin, Sakuma estaría tan
emocionado por la película que ni lo echaría en falta, en cuanto a Tatsuha no era la
primera vez que se las ingeniaba para quedar con Ryuichi a solas, así que los
remordimientos no duraron demasiado. Se sentó frente al televisor, con las piernas
cruzadas y las manos sobre los tobillos con una clara mueca de concentración, una vez
mas miro a ambos lados antes de poner en marcha la reproducción.
Sus ojos se abrieron como platos al ver claramente en la televisión a dos hombres
jóvenes haciendo cosas un tanto indecentes y bastante escandalosas para algunas
morales reprimidas.
-¡¡¿Pero qué?!....- Shuichi fue a hacer el amago de quitar el video, pero luego recordó
que estaba sólo, y que el moreno le había insistido mucho en que viera la totalidad del
video, asegurándole que con él aprendería bastante de lo que necesitaría saber.
Sus mejillas enrojecieron de forma forzada, avergonzado por las imágenes que
empezaron a deslizarse por su retina. El nunca había alquilado esa clase de videos y
Yuki tampoco es que tuviera un particular interés por ese tipo de material. Y además el
ver a dos extraños haciendo esas cosas le violentaba, no obstante de igual forma le
recorrió un escalofrió al identificar pequeñas caricias o gestos, con cosas vividas por
experiencia propia. Tras apreciar estas pequeñas similitudes, empezó a mirar el video
con aspecto mas critico, haciendo caso del consejo de Tatsuha, e intentar sacar algo de
él.
Menos de diez minutos después, Shuichi miraba el video todo acalorado: le molestaba
la camiseta, le molestaba el pantalón, en realidad le molestaba todo. No podía dejar de
pensar en todas las caricias que estaba viendo, fuesen en algún momento, regaladas en
su piel, o proporcionarlas él en la piel del novelista.
Cuanto mas se esforzaba por intentar aprender algo, mas nervioso y agitado se
encontraba, al imaginarse inevitablemente haciendo todas esa cosas con Yuki.
Llegó un momento en que sintió tal presión en los pantalones, que avergonzado tuvo
que desabrocharse un par de botones.
Shuichi suspiro pesadamente, aun un tanto incomodo.
Volvió a mirar al rededor. Ni un solo ruido en la casa, seguía solo, y el video continuaba
con su reproducción. Instintivamente comenzó a pasar la yema de los dedos por encima
del pantalón, en un movimiento distraído y poco consciente.
-Yuuuki....- y su mente simplemente voló. En algún momento había sacado la cartera y
tenia entre los dedos aquella foto de un tierno Eiri de aspecto sumamente angelical, con
esa expresión adorable que ahora tan solo conservaba mientras dormía. Shuichi resbalo
su otra mano dentro del pantalón, por debajo de la ropa interior, suprimiendo un
escalofrió cuando las yemas frías de los dedos entraron en contacto con su miembro
erguido y cálido, durante ya demasiado tiempo para que aquélla fuera una situación
cómoda o agradable. Entre cerro los ojos, escuchando los suaves jadeos de fondo de la
reproducción que estaba parcialmente silenciada, y la mano de la foto tembló como
consecuencia de las leves convulsiones físicas que las caricias ansiosas de su mano le
proporcionaba-... mmn... - escucho un ligero crujido que le pareció procedente del
vestíbulo. Se tenso deteniéndose, pero al no escuchar mas sonidos, retomo sus caricias,
tornándose su respiración, en algunos leves resuellos entrecortados.
Segundos después, un ligero gruñido y Shuichi se detuvo con las mejillas rojas,
respirando agitadamente mientras se dejaba caer de espaldas en el suelo del salón. Miro
una ultima vez la foto del pequeño Uesugi y después se saco despacio la mano de los
pantalones, mirándola con cierta aprensión, así como al liquido que la cubría.
-... si Yuki se entera de que he utilizado una foto suya de cuando era pequeño para estas
cosas... me mata.......
- Esa es un opción bastante factible
Shuchi se congelo. Justo detrás de su cabeza, unos pies revelaban lo que, en una
prolongación, era inequívocamente la presencia del rubio. Al alzar un poco la cabeza
comprobó que aun estaba con la gabardina signo irrefutable de que hacia poco que había
regresado de la calle.
Cruzándose de brazos, el rubio dirigió una gélida mirada hacia el cantante de cabellos
rosados bajo él, e incluso casi era perceptible su aura, que pese a mantenerse serena,
emitía una extrañas ondas admonitorias.
Los gemidos del video sonando de fondo, tampoco ayudaba mucho a tratar de
disimular su situación actual, dejando poco para la libre y bien intencionada
interpretación personal.
-Yuu.. Yuuki.... etto..... yo estaba.... etto... yo.... ¿Es un buen momento para recordarte
lo mucho que te quiero?
Pestañeo varias veces de forma nerviosa, en un intento de adoptar una mueca inocente,
aunque por la mirada del rubio se diría que no dio mucho resultado.
La sucesión de sonidos fue un tanto dispar. De estar en completo silencio ajustando las
cuerdas de su guitarra, a en menos de un minuto, escuchar en el barrio varios
acelerones, frenazos, portazos, gritos y lloros, mas portazos y derrapes de neumáticos,
para seguidamente, tras un relativo espacio de calma, algo o alguien arañando al otro
lado de su puerta de forma gimoteante.
Hiroshi dejo la guitarra en el suelo, pegando una ultima calada al cigarrillo que tenia en
la boca, antes de apagarlo de modo resignado en el cenicero que tenia junto a un pie.
No tardo mucho tiempo en abrir y encontrarse con una caja de cartón un tanto grande,
llena de ropas de colores llamativos o peculiares formas que, si se apreciaban levemente
de forma individual, parecían mas bien toda una colección de disfraces.
El guitarrista se acerco un poco mas a la caja, de la que en principio no apreciaba
movimiento, omitiendo el cartelito que rezaba en la parte de delante de "por favor dame
un hogar", para mirar de forma inquisitiva el interior, donde tras un tenues temblores,
surgió de forma vacilante una cabellera rosada, con unas orejitas pequeñas de gato,
profiriendo un lloriqueo suave que sonaba mas a maullido de minino abandonado.
-Hiiirroooooooooooo.......
Nakano se rasco la cabeza cansado, antes de empezar a remolcar con gran esfuerzo, toda
la caja hasta el interior de la casa.
El piso del guitarrista no tenia nada de especial. Tenia los muebles básicos y necesarios
para llevar una vida cómoda pero sin demasiados lujos, en cambio, si hubiera que
pararse a señalar algo destacable o meramente desconcertante, abría sido sin duda en
agujero tamaño puño que tenia Nakano en el colchón de su cama junto a la almohada.
Tal agujero dejo de necesitar explicación, cuando Shuichi, arrastrándose fuera de la caja
a semejanza de una babosa, se subió a la cama con familiaridad, para, tras amarrarse a la
almohada con los dientes, empezar a aporrear de forma insistente aquel maltrecho sitio,
victima de prácticamente todos sus despechos y desplantes amorosos.
Nakano lo miro resignado. Si algún día cambiaria el colchón, sería cuando hubiera
comprado la cama plegable para asegurarse que su nueva adquisición no seria
nuevamente deteriorada.
Con tranquilidad, el guitarrista tomo asiento junto a su amigo, que seguía
mordisqueando la almohada, sumido en pleno berrinche en el cual ya no golpeaba el
somier, sino que ahora se centraba mas en rodar por la cama con almohadón inclusive,
agitando su piernas de forma sumamente frenética.
-¿Qué paso ahora?
Shuichi dejo de lloriquear en el acto y se quedo mirando fijamente a su amigo con una
expresión completamente seria, que logro desconcertarle, haciéndole creer por un
momento que por fin iba a abordar el tema de una forma madura. Pensamiento que duro
poco, pues la expresión del cantante volvió a variar, esta vez por una llorosa, en la que
aspirando nerviosamente por la nariz, se tapo vergonzosamente la cara con la almohada.
- yo.... -snif, snif. Una tercera aspiración nasal que estaba empezando a poner nervioso
al guitarrista- Yuki... etto... ¿te acuerdas de esa foto que te enseñe el otro día?¿esa de
Yuki de pequeño?¿esa en la que estaba tan mono?¿y tan adorable?¿y tan-....
-Si, si -corto rápidamente Hiroshi antes de que el joven se embalara- ¿Qué pasa con
ella?
-Que Yuki la vio
-¿Y qué?
-Que Yuki la vio... - sus aspiraciones nasales cesaron. Al cantante se abrazo mas a la
almohadón enterrando por completo la cabeza en ella, dejando tan sólo algunos
revueltos cabellos rosados sobre el borde-... mientras estaba haciendo "cosas" con ella....
BUAAAAAAAAAAAAAHAAHAAAAAAAAAAA ahora Yuki si que piensa que soy
un pervertidoooooo!!!!!!
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHAAAHAAAHAAAAHAA!!!!!!!!!!!!!!!
! Me llamo proxeneta!!! Y ni siquiera se lo que es!!!! Pero fijo que es algo malo!!!!
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Nakano se sintió en ese momento abochornado, riéndose de forma nerviosa sin saber
que añadir ante ese tipo de comentario.
¡¡Creo que Yuki me esta cogiendo miedo!! ¡Me mira con pelusa y se pega a la pared!
BUAAAAAAAAAAAAAAHAAAHAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! –continuó
berreando el cantante de forma inconsolable, mojándolo todo en su berrinche, dejando
sordo a todo aquel que hubiese ingresado en el perímetro de contención acústica de diez
metros a su alrededor.
A pesar de tener un ligera idea de que era lo que estaba pasando entre el amante de su
amigo y este, era una idea tan general que puede que fuera siquiera tachable de tal. Por
ello, miro al techo nervioso, tamborileando con los dedos en su propia rodilla antes de
mirar nuevamente a Shuichi que se había quedado sentado en la cama con la piernas
cruzadas, imitando a un avestruz al haber metido la cabeza debajo de la almohada y
haberse quedado muy quieto y silencioso
-¿Piensas de verdad que los problemas así se van a solucionar?
-Por intentarlo- acoto casi inaudiblemente el cantante de forma esquiva.
Media noche y Hiro aun era incapaz de dormir con la pierna de Shuichi sobre su
cintura. La cama era definitivamente demasiado pequeña para los dos, y el otro una vez
dormido no había echo mas que dar vueltas y tratar de morderle en sueños. Nakano
miraba el suelo del apartamento medianamente pensativo, hasta que en un nuevo
movimiento del cantante, cuando farfullo algo ininteligible y le metió un codazo en
riñones que casi hace que se le salten las lagrimas, decidió finalmente desistir de la idea
de dormir. Resbaló fuera de la cama caminando por su casa con los síntomas claros de
aquél que tiene insomnio y que consiste básicamente en ir a la cocina muchas veces,
mirar en la nevera sin comer nada, tan sólo para ver como se enciende la luz, intentar
colocar aquel pilón de trastos que lleva en una esquina pendiente de ello mas de medio
año y que al final terminas dejándolo otro medio año mas antes de colocarlo, y tener la
genial idea de que es un buen momento para empezar a leer aquel libro que tanto te
gusto en tu infancia pero del que ya has olvidado prácticamente todo y cuando tratas de
releerlo ves que es habría sido mas ameno y divertido tratar de memorizar la guía
telefónica.
Nakano regreso junto a la cama donde Shuichi dormía a pierna suelta.
-... Yuki....
-...Esta obsesionado....- murmuro Hiroshi divertido, casi sintiendo una gota de sudor
deslizarse por su frente- pero la verdad es que......
Se quito el pijama, se vistió y de forma silenciosa salió de aquel apartamento, bastante
antes de siquiera los primero intentos perezosos del día por tratar de amanecer.
Aparco la moto frente a unos pisos de estudiantes a las afueras. Escudriñando la
oscuridad hasta encontrar uno en concreto. Si Shuichi en su rabieta del día anterior no
se había confundido, aquella debía de ser la vivienda de Uesugi Tatsuha. Dudo un poco
delante de la puerta antes de llamar, era ese tipo de hora que mas que abrirte, la gente
tenia la mala y poco cordial tendencia de llamar a la policía si alguien venia llamando a
su puerta, mas si no era una visita esperada. Mas si se quedaba en la puerta con el dedo
pegado como estaba haciendo él, por durante mas de el minuto que llevaba. Mas si al
abrir el somnoliento dueño del apartamento, con los ojos ligeramente entornados y una
mueca estúpida en la cara, el visitante en cuestión se abalanzaba sobre el, dejándole
atrapado contra la pared presionándole los hombros contra esta mientras le dedica una
mirada un tanto amenazante.
-Ehh Fieraaaaaaa!! que pasa muñeca?, no puedes esperar a mañana? –comento divertido
pero todavía visiblemente adormilado el moreno que se froto los ojos con aire distraído
antes de volver a enfocar a la visita y redescubrir a la visita como a un conocido un
tanto indignado.
-¿Muñeca?
-Ehh, Ah Nakano, me pillaste traspuesto y lo primero que me fije fue en la melena, por
eso pensé que eras una tía jjejeee, bueno aunque tampoco importa mucho, ¿querías algo
o solo ha sido un súbito arranque de pasión?
El guitarrista frunció el ceño con enojo antes de soltar al moreno de la llave que lo tenia
aprisionado contra la pared.
-Venia a hablarte de Shuichi
-¿A las cuatro y media de la mañana?- Tatsuha alzo una ceja, rascándose el vientre de
forma perezosa por debajo de la camiseta- Ya puede ser urgente, quieres comer algo?,
me ha entrado hambre.
-¿Por qué lo has hecho?
-¿Hacer el qué?
Nankano siguió al moreno hasta la cocina donde saco unas cosas para beber, otras para
comer, pero ninguna de un aspecto lo suficientemente confiable para que el guitarrista
tuviese la tentación de probar alguna de ellas.
-Endilgarle de esa manera. No se exactamente lo que pasa. Pero le has traído problemas
a Shuichi, como si no se los buscase el ya suficientemente bien sólo. ¿Por qué no te
metes en tus asuntos y dejas de joder a los demás?!!
El moreno rodó los ojos hacia su visitante nocturno, con una lata en los labios,
sonriendo ambiguamente tras ella.
-Mira quien me lo va a decir, el caballero que viene a rescatar a la doncella en apuros...
tal y como lo tratas puede que un día todas tus bien intencionadas acciones sean algo
malinterpretadas... o quizá no???
Tatsuha empezó a reírse de forma moderada bajo la mirada inquisitiva de Hiroshi, que
se sentó en la mesa con pose seria.
-¿Qué demonios esta pasando?
-Que Shuichi tiene pensamientos impuros con mi hermano- otra risotada. Hiroshi
empezaba a arrepentirse de haberse molestado en ir hasta allí.
Se froto la nuca molesto y cansado. Casi en una decisión unánime consigo mismo que el
viajecito hasta allí había sido una idiotez y hubiera sido casi mas productivo que hubiera
intentado dormir en la bañera o inclusive con la cabeza metida en el fregadero de la
cocina si terciaba.
Hizo amago de levantarse.
-¿Ya te vas?- pregunto un tanto molesto e indignado el moreno- ¿para eso me has
levantado de la cama? ¿Sabes qué estaba soñando que tenía una orgía con cuatro tías
jamonas? ¿Y qué estaban las cuatro...
-No. Pero como veo que no voy a poder tener una conversación seria contigo, me largo
Tatsuha suspiro dejando la lata de refresco sobre la mesa y mirando con expresión
enigmática al guitarrista.
-¿Pero qué es lo que quieres que haga?
-Que dado que has sido tu quien a empezado todo esto, ayudes a Shuichi a terminarlo.
Yuki había tomado aquella misma mañana un barco con la intención de encontrar retiro
en una pequeña isla durante algunos días, empujado por la necesidad de despejarse la
cabeza, así como de encontrar algo de calma y paz para consigo mismo lejos de su
rutina agobiante y opresiva.
La brisa en mitad del mar era suave, y sus cabellos ondeaban levemente con la brisa
marina sobre la popa de la embarcación turística, mas la tranquila y bucólica situación
duro poco, en escasos segundos, el cielo empezó a tornarse oscuro con nubes
presagiadotas de tormenta, que no tardó en estallar a lo lejos en sonoros relámpagos que
de alguna manera parecieron los ecos de risotadas lejanas cargadas de maldad.
-¡¿Pero qué?!- exclamo confundido el escritor cuando el barco comenzó a ser presa de
un oleaje violento, zarandeándole a él y al resto de la tripulación como canicas en un
caldero.
Se agarró con fuerza a la barandilla, acción inútil, cuando una enorme ola de tamaño
titánico se trago al barco de una sola acometida.
El mar siguió agitándose furioso. Entre la espuma embravecida, Yuki emergió con
dificultad profiriendo un gemido ahogado por la falta de aire en sus pulmones.
Se aparto el pelo pegado de los ojos y empezó a dar enérgicas brazadas en una única
dirección.
jajajaja...JAJAJAJAJAJAAAAA ... JAJAAAAJAJAAAAAJAAA
Los ecos cual risotadas zumbaron cada vez mas fuerte en sus oídos. Una ola le golpeo
nuevamente en la cara cegándole en el mismo momento en que sintió que algo
empezaba a tirar de unos de sus pies hacia abajo. Braceo desesperado tratando de
soltarse de aquello que le hacia de ancla, al igual que la mueca de pánico de su cara se
incremento al ver a lo lejos lo que nadaba frenético hacia él.
-Yuuukiiiii!!!
Lo que en un principio le pareció ser un pez regordete, terminó siendo solo la mitad de
dicho animal acuático, con el resto del cuerpo de niño rollizo de bracitos cortos y
rechonchos, y cabellos cortos rosados, avanzando hacia él con una velocidad digna de
admiración o que habría infundido pánico al más osado entre los valientes.
¡¡Yuuukkiiiiiiiiiiiiii!! - grito eufórico el ser, moviendo frenéticamente su pequeña
extremidad acuática recubierta de escamas irisadas.
El susto de ver abalanzarse sobre él, semejante ser mitológico, opaco las estruendosas
risas del cielo.
Lo que tenia enganchado en su pie emergió, rebelándose a su vez como otro regordete
"sirenito" que con las mejillas sonrosadas se abrazo fuertemente a su cintura.
-YUUUKIIII!!!
Y empezaron a emerger más de aquellos seres, todos ellos mirando con ojos codiciosos
al rubio que empezó a sentir como el pánico se extendía en su cuerpo ante las decenas,
centenas y al final millares de aquellos seres regordetes que le rodearon, repitiendo
incansables "¡Yuki!¡Yuki!¡Yuki!¡Yuki!", combinándola entre todos ellos como una
especie de cántico o adoración ceremonial mientras se tiraban sobre él, amarrándose a
las diferentes partes de su cuerpo, para arrastrarlo hacia el fondo del mar.
-SHUICHIIIIIIII!! SUÉLTAME!!!
Las carcajadas prorrumpieron nuevamente y delante de él, una inmensa mole rosada
empezó a surgir del mar, dando paso a unos ojos titánicos, una nariz pequeña y chata, y
una boca gigantesca que no cesaba de carcajearse.
El triton que no era más que una reproducción de las pequeñas sirenas pero de un
tamaño desproporcionado, embozo una mueca pillina, sacando con dos dedos a modo
de pinza al escritor del agua mientras habría su gigantesca boca para hacer amago de
írselo a tragar.
-YUUUKIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!- dijo el monstruoso ser de sonrosadas
mejillas entrecerrando los ojos con malicia.
-YUUKIIIII!!!–corearon todos los pequeñajos desde el agua, chapoteando emocionados.
Eiri miro con pánico aquella abertura que se lo iba a comer literalmente, y con una
mueca de pavor, grito a la desesperada.
-¡¡ESTA BIEN, HARÉ LO QUE QUIERAAAAAAASSS!!
Y abrió los ojos.
No tardo en ser consciente que se había caído de la cama, estando tan sólo sus piernas
aun sobre el somier. Al igual que lo que en un principio pensó que era un abrazo
estrangulador, resulto ser meramente una sabana que se había enredado complejamente
en su cuello, asfixiándole al haberse resbalado del colchón.
Exhaló una profunda bocanada aire tembloroso poniéndose en pie.
Aquel tema lo estaba traumando.
Recordó el reciente sueño y su espalda se arqueó en el escalofrió involuntario que
sintió.
"ring ring..... ring ring"
Unos pasos rápidos. Levantó el auricular
-¿Diga?
-Eiri-san? buenos días, quería informarte que dentro de tres días se va a celebrar una
fiesta en el Hotel del centro Thermoon Park. Será a las 8 y será una recepción semi
formal. Lo decía por si querías venir. Mika-san me dijo que te interesaría porque
también estaban invitados algunos otros escritores y personajes del mundo de la
literatura que puede que fuera interesante que conocieras.
-Me lo pensare
-De acuerdo. Eso era todo. Llámame cuando te decidas. Adiós
Final del primer capitulo. ¿Ya saben el argumento no? XD
Espero que les haya gustado y por favor no se olviden de visitar el doujinshi cutrero que
estoy haciendo basado en el fic de Inue "lost memories" (toma publicidad subliminal
XD) es un magnifico fic, aunque bastante desgraciado por mi UU me vendría bien
bastantes sugerencias o aportaciones.
http:gravimix.homestead.com/index.html
